EL Sr. Embajador de Alemania hizo una reseña de la Unificación Alemana, marcando la oportunidad histórica de la misma, haciendo una crítica a los sectores flexibles para con los regímenes comunistas de Alemania del Este, Europa Meridional y del Este, los que, aún siendo minoritarios tenían influencia política, y señalando que el objetivo prioritario de la Política Exterior Alemana durante 40 años -La Unidad Nacional-, se cumplió en unos meses durante 1990. También destacó los compromisos asumidos por Alemania al momento de la Unificación: compromisos políticos, sociales y económicos que hoy pesan fuertemente sobre lo que fuera Alemania Occidental: Un endeudamiento interno agravado en un 15% para 1995 respecto de 1990; una productividad de Alemania Oriental de un 30% respecto de la de Alemania Occidental y una gran desocupación y reconstrucción de la economía que pesan sobre el Sector Occidental de Alemania. Por otra parte, Alemania puja por un futuro Orden Mundial delineado por lo que se denominaría la Pax Democrática Internacional, donde el afianzamiento de la Paz sólo le cabría a las Democracias- las reales democracias ya que ellas en razón de sus estructuras internas, están prácticamente imposibilitadas de agredir. En lo que a la seguridad Internacional para Alemania se refiere, el Sr. Embajador destacó que la OTAN, la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea y la Comunidad Europea son estructuras irrenunciables, deteniéndose en cada estructura a fin de señalar los objetivos de Alemania en cada una. Finalmente, una Alemania en Naciones unidas, (en un futuro miembro del Consejo de Seguridad), parte integrante de una Europa fuertemente regionalizada, con una ya importante tradición Democrática y Económica, aunada a la continuidad de una Política Exterior equilibrada, moderada y cooperativa, alejan el fantasma de una Alemania "demasiado fuerte", acorde con lo expuesto por el máximo representante de Alemania en nuestro país. ; The German Ambassador reviewed the unification of Germany. He outlined its historical oportunity, and criticized some groups that had been too ductile towards East Germany, Meridional and Eastern Europe Communists Regimes. Those groups -though being a minority exerted an important political influence. He also remarked that national unification, which had been an essential objective of German foreign policy for 40 years, was achieved in a few months during 1990. The Embassador also pointed out the social, political and economic obligations wich were assumed by West Germany when the unification took place. West Germany will have in 1995 an internal debt 15% higher than in 1990. The productivity of East Germany compared to West Germany is only 30%. In addition to great unemployement there is the problem of the complete restructuring of the East German economic structure. On the other hand, Germany is moving towars a future World Order based on an "International Democratic Pax", peace would be garanteed by democracies -real democracies- due to their internal structures are practically uncapable of acts of aggression. Regarding the German international security, he underlined the importance of OTAN, OCDE and EC for his country and pointed out the interests of Germany in each organism. Finally, he stated that unified Germany in the United Nations (a future member of the Security Council); part of a regionalized Europe, with an impor-tant Democratic and Economical tradition and whith a moderate, balanced and cooperative foreing policy, moves away, the ghost of a "Germany too strong". ; Instituto de Relaciones Internacionales (IRI)
El historiador Tony Judt realiza a lo largo de 960 páginas un riguroso y profundo análisis de las implicancias de la Segunda Guerra Mundial en la configuración de la Europa contemporánea. Primero, es necesario remarcar lo riesgoso de la tarea emprendida por Judt: relatar una historia de Europa en un período largo y cercano. Es decir, en un período donde el autor no se encuentra suficientemente lejos como para no estar demasiado embebido de la temática y, a la vez, en un período donde la información existente es tan amplia que enfrenta el riesgo de dejar pasar acontecimientos que en breve podrían ser percibidos como relevantes.Sin embargo, vale la pena el riesgo que Judt toma porque complementa la tarea del historiador con la tarea del analista. La tarea del investigador se ve consolidada en la primera parte, donde la data sobre la tragedia de la guerra conlleva el detalle frío de los números de refugiados, muertos, exiliados y desaparecidos.El libro se divide en 4 partes. Como mencionamos, la primera (Post War: 1945-1953) lleva a cabo una notable recopilación de estadísticas e indicadores de la guerra y pos-guerra. A su vez, elige acertadamente data representativa. Si bien en muchos casos la cantidad de muertes, refugiados y aberraciones genera repulsión en el lector, el autor en ningún momento busca el golpe bajo. Así, el destino y la lógica política detrás del Plan Marshall se describe en forma fría y detallada. La primera parte se sub-divide, a su vez, en 7 capítulos. La edición electrónica del libro ha incorporado un apartado donde intenta relatar la inmediata posguerra, titulado "The End of Old Europe". En este agregado de la primera parte el autor no logra escapar de la lógica de los números y anécdotas y, por ende, no alcanza a elaborar un capítulo capaz de enriquecer la perspectiva meramente historiográfica que, hasta allí, el trabajo reflejaba.La Parte II se titula "Prosperity and Its Discontents: 1953-1971". Aquí se puede encontrar buena data comparativa con el periodo de penurias de la guerra, por ejemplo en el capitulo X, "The Age of Affluence". La parte III se titula "Recessional: 1971-1989" y la parte IV, la ultima del trabajo, "After the Fall: 1989-2005". Es posible que en esta parte final el lector esperara una aproximación a la idea de Europa y la búsqueda de un relato que dejara por un momento la descripción para por fin pasar a ser una ensayo sobre el destino común como camino inexorable. Sin embargo, Judt no busca y menos aún logra semejante cosa. Pero ello es perfectamente comprensible: después de una descripción minuciosa de las tragedias y no-tragedias acontecidas a lo largo de cinco décadas en Europa occidental y oriental, al autor le queda una reducida perspectiva temporal y analítica. Mas aún, es posible pensar que el capítulo que trata sobre la socialdemocracia y el estado de bienestar (el capítulo XI, "The Social Democratic Movement") es una buena introducción a la moderna filosofía política donde descansa una idea de Europa.Así, el capítulo XXIV, "Europe as a way of life" carece, como mencionamos, de la necesaria distancia (analítica y temporal) como para desarrollar una profunda idea de la aspiración comunitaria que recorre al continente. En cambio, recae en descripciones innecesarias sobre como Alemania gasta muchos recursos públicos en arte y lo hace con una cosmovisión cosmopolita y como Francia gasta mucho en arte pero lo hace principalmente para difundir la superioridad de la cultura francesa. A su vez, en el mismo capítulo hay una digresión poco felíz sobre el papel local de los deportes en general y el papel pan-europeo del fútbol en particular.Judt intenta pero no alcanza a desarrollar una rigurosa síntesis sobre la íntima relación de la Europa de la posguerra con EE.UU. y la Unión Soviética. Si bien describe las desastrosas consecuencias que la economía centralmente planificada tuvo en la vida de millones de personas y relata las sistemáticas violaciones a los derechos humanos a lo largo y a lo ancho de la Europa Oriental y la URSS, el autor no logra realizar una gran síntesis de la relación dialéctica entre Europa y las dos superpotencias. ¿Pero cómo sería posible semejante cosa? ¿Cómo sintetizar rigurosamente la relación de posguerra entre "Europa" y la URSS? ¿Sería posible hablar de una voz europea? Mas aún, ¿Cuándo ha sido posible hablar de una sola voz europea?¿Cuál ha sido el papel de la Europa de posguerra para la conformación de la idea de Europa? Siguiendo el razonamiento de Judt, el continente vivió un proceso de paréntesis histórico. Es decir, enfrentó una dinámica donde su lugar geopolítico en el mundo no era decidido por sus propios miembros. En esta particular coyuntura la Europa política se resignaba a ser, por primera vez en la historia moderna, un actor dependiente de las decisiones estratégicas de otras (dos) superpotencias.Sin embargo, semejante humillación política tal vez tuvo un correlato conceptual y filosófico positivo: ni más ni menos que el proyecto europeo o la idea de Europa. ¿Podría haberse dado esta inédita idea supra-nacional sin esa condición de relevancia relativa o secundaria? En tanto contra-fáctico, es difícil saberlo. Sin embargo, podemos remarcar que parte de la excepcional construcción que ha significado para la historia universal el proyecto europeo descansó, al menos en parte, en la posibilidad geopolítica generada por la coyuntura de la posguerra.¿Podría Europa no ser excepcional? Es decir, aún asumiendo una creciente irrelevancia relativa, ¿Podría, incluso como actor geopolítico menor, dejar de contribuir al florecimiento de inconmensurables modus vivendi? Mas aún, ¿Podría otra región o expresión humana en el mundo contribuir al florecimiento de un conjunto de modus vivendi tan diversos? La excepcionalidad de Europa radica en parte en que aún su supuesta decadencia relativa ha sido (y es) percibida como irrelevante en tanto el proyecto común pervive en una particular belleza que consiste en la floreciente convivencia de modos de vida a veces opuestos, pero casi siempre complementarios. Siguiendo a Judt, en esta lógica la posguerra es un paréntesis histórico que ha contribuido en parte a la indirecta construcción de un proyecto inédito (la Unión Europea) en la historia universal."Postwar Europe" lleva implícito una connotación geopolítica: la complementaria y tensa relación entre las democracias liberales a ambos lados del atlántico. Desde esta perspectiva es posible pensar tanto la declinación europea como la hipotética declinación de los EE.UU. Sin embargo, es necesario repensar el argumento: ¿Hubo una declinación europea o, en cambio, una declinación de potencias imperiales que ya no podían mantener sus colonias de ultramar? Si fuera esto último, ¿En qué medida la declinación imperial europea y la paralela emergencia de un mundo bipolar no contribuyó al menos en parte a la construcción de la idea de Europa? Si bien, como mencionamos, esta pregunta tiene el problema de todo contra-fáctico, es razonable pensar que la declinación imperial debilitó la ingerencia de los países europeos en los asuntos internacionales pero a su vez contribuyó a repensar Europa. Si esta manera de repensar Europa ha sido positiva o negativa (tanto para el mundo como para Europa) es otra historia. Pero la pregunta permanece vigente: ¿Podría haber surgido la idea de Europa sin primero acontecer la (hipotética) declinación geopolítica del viejo continente en la posguerra?El libro contribuye a generar en el lector más preguntas que respuestas. Judt no resuelve ni quiere resolver cuestiones diversas y complejas. En cambio, pretende introducir preguntas que probablemente un lector sofisticado tampoco se encuentre interesado en contestar.En la parte final del libro, hay un notable apartado bibliográfico con "Suggestions to Further Readings" donde se detalla una amplísimo listado para "General Histories", otro para "National Histories" (Austria y Suiza, los Balcanes y Turquía, los países del Benelux, Checoslovaquia, Francia, Alemania, Hungría, Italia, Polonia, Rumania, España y Portugal, Reino Unido e Irlanda, URSS/Rusia y, por último, Yugoslavia). El tercer apartado es "Topics" y comienza con la Guerra Fría, continua con Cultura y las Artes, luego Economía. Prosigue con Unión Europea, en quinto lugar aparece Europa y USA, en sexto Inmigrantes y Minorías, en séptimo Intelectuales e Ideas, en octavo lugar Partidos Políticos y Movimientos, en noveno Religión, en décimo lugar el Estado de Bienestar, en decimoprimero Guerra y Memoria, en duodécimo Biografía y Autobiografías. Por último, aparece un amplio listado de Lecturas adicionales por Capítulo. Es probable que la sola presencia de estas "Suggestions to Further Reading" hagan necesaria para el investigador la compra del libro.Nota: Es posible encontrar la bibliografía incluida en el libro más trabajos adicionales sobre el tema en www.remarque.as.nyu.edu/object/postwar.*Profesor Depto. Estudios Internacionales, FACS - Universidad ORT Uruguay.Master en Filosofía Política, London School of Economics and Political Science.
La crisis que asola a Europa es una crisis estructural que señala los límites de un régimen de acumulación basado en una moderación salarial compensada por un abultado endeudamiento privado. La crisis ha revelado también que si se descarta la opción federal, los Estados miembros de la eurozona, producto de las debilidades de la integración monetaria, van a seguir estando sometidos individualmente a la restricción del equilibrio exterior, lo que resulta incongruente con la propia lógica de la integración. Proyectar a Alemania como modelo a seguir, aparte de ser inviable desde el punto de vista económico, aboca a Europa a un período prolongado de crecimiento lento que traba la propia consolidación fiscal. Ahora le incumbe a Alemania, país que más provecho ha extraído de la integración monetaria, asumir un liderazgo responsable e imprimir una orientación más expansiva a sus políticas para aliviar el peso del ajuste en la periferia. Ha llegado la hora de romper con la gobernanza económica restrictiva para encaminarse hacia un gobierno económico europeo. ; European economic crisis is a structural one that has pointed out limits of an accumulation regime levered on wage restraint offset and excessive indebtedness of private agents. Crisis has also revealed that once a federal architecture of the Eurozone is ruled out, member States will face individual challenges related to external account balance on the wake of inherent weakness resulting from monetary integration, which in turns comes as an inconsistency to economic integration logic. Projecting Germany as the economic model to be followed will head Europe towards a prolonged period of low growth, making more difficult ongoing fiscal consolidation. Instead, Germany should stand-up and take a sensible leadership, guiding an expansionary bias to its economic policy to offset impact of Eurozone's peripheral countries adjustments. Time has come to put an end to restrictive economic governance and pave the way to a European economic government.
European economic crisis is a structural one that has pointed out limits of an accumulation regime levered on wage restraint offset and excessive indeb-tedness of private agents. Crisis has also revealed that once a federal architec-ture of the Eurozone is ruled out, member States will face individual challenges related to external account balance on the wake of inherent weakness resul-ting from monetary integration, which in turns comes as an inconsistency to economic integration logic. Projecting Germany as the economic model to be followed will head Europe towards a prolonged period of low growth, making more difficult ongoing fiscal consolidation. Instead, Germany should stand-up and take a sensible leadership, guiding an expansionary bias to its economic policy to offset impact of Eurozone's peripheral countries adjustments. Time has come to put an end to restrictive economic governance and pave the way to a European economic government. ; La crisis que asola a Europa es una crisis estructural que señala los límites de un régimen de acumulación basado en una moderación salarial compensada por un abultado endeudamiento privado. La crisis ha revelado también que si se descarta la opción federal, los Estados miembros de la eurozona, producto de las debilidades de la integración monetaria, van a seguir estando sometidos individualmente a la restricción del equilibrio exterior, lo que resulta incongruente con la propia lógica de la integración. Proyectar a Alemania como modelo a seguir, aparte de ser inviable desde el punto de vista económico, aboca a Europa a un período prolongado de crecimiento lento que traba la propia consolidación fiscal. Ahora le incumbe a Alemania, país que más provecho ha extraído de la integración monetaria, asumir un liderazgo responsable e imprimir una orientación más expansiva a sus políticas para aliviar el peso del ajuste en la periferia. Ha llegado la hora de romper con la gobernanza económica restrictiva para encaminarse hacia un gobierno económico europeo.
In the European Union, the public administrations manage the territory to face to the consequences of reduction of the cost of transport and of the urban development, to favor the territorial and social cohesion. The decision made by the States and the local administrations concern the construction of infrastructures, the politics of housing and the provision of services. In this aspect, the levels in which the decisions are made have a special importance. Likewise, the specificities of the national histories, political-administrative organization and political cultures affect in the elaborated and later implemented policies of land management by the members states, though the consolidation of the European construction favors the convergence of the national models. ; En la Unión Europea, las administraciones públicas ordenan el territorio para enfrentarse a las consecuencias de la reducción del coste del transporte y del desarrollo urbano, con el fin de favorecer la cohesión territorial y social. Las decisiones tomadas tanto por los Estados miembros como por las administraciones locales conciernen tanto la construcción de infraestructuras, la política de vivienda como la prestación de servicios. En este sentido, el nivel en el que se toman las decisiones reviste una importancia especial. Asimismo, las especificidades de las historias nacionales, de las organizaciones político-administrativas y de las culturas políticas inciden en las políticas de ordenación del territorio elaboradas y posteriormente implementadas por los Estados, aunque la consolidación de la construcción europea favorezca la convergencia de los modelos nacionales.
Reseña «Astrid. M. ECKERT: West Germany and the Iron Curtain. Environment, Economy, and Culture in the Borderlands, Nueva York, Oxford University Press, 2019, 422 pp., ISBN: 978-0-19-069005-2», Revista Universitaria de Historia Militar, Vol. 10, n.º 20 (2021), pp. 442-447.
Cuando los alemanes se refieren a la capitulación del 8 de mayo de 1945 hablan frecuentemente de la «hora cero». Así, los libros de texto nos enseñan que la derrota del Tercer Reich significaba el inicio de una nueva era democrática y capitalista para el oeste, y totalitaria y socialista para el este. Como sabemos, ambos sistemas se dedicaron a construir ciertos imaginarios colectivos sobre el significado de la dictadura nazi, pero los dos interpretaron el año 1945 como la gran ruptura histórica. Por un lado, las élites de la Alemania oriental construyeron una tradición antifascista representada por la constante resistencia comunista desde los años veinte. El nuevo Estado socialista sería entonces el heredero legítimo de esta lucha noble, sin vínculos estructurales con el Tercer Reich. Las élites del oeste, por otro lado, aceptaron la herencia de la dictadura nazi, pero solo en la medida que quedaba claro que el pueblo habría sido seducido por «fuerzas oscuras». La «gente común» sí habría colaborado hasta cierto punto, aunque no en los peores crímenes, pero en general fueron engañados y deslumbrados por una ideología poderosa. Además, el mito de la «hora cero» implicaba que después de 1945 todos habrían tenido los mismos chances de movilidad social, ya que el dinero había perdido su valor. De todos modos, se les «olvidó» mencionar que muchos alemanes habían invertido sus ahorros en inmuebles u otros bienes materiales ya antes del fin de la guerra. En las primeras dos décadas de la RFA también se hizo caso omiso de las continuidades estructurales y personales en todos los ámbitos. Supuestamente, la campaña de «desnazificación» impuesta por los vencedores de la guerra habría solucionado el «problema». Finalmente, con el cambio generacional del 68 se debatió de manera más crítica la problemática de las continuidades, por lo menos en el oeste. Estudiantes radicales e intelectuales de izquierda eran los primeros en atacar la visión encubridora popularizada después de 1945. Uno de ellos fue el joven Götz Aly, en esa época estudiante de Ciencia Política en la Universidad Libre de Berlín y miembro de varios grupos comunistas, como las «Células Rojas». En la retórica ideologizada de la época, los discípulos de la izquierda revolucionaria querían mostrar que la RFA era nada más que la sucesora igualmente «fascista» del «Capitalismo Monopolista de Estado» organizado por Hitler. Desde entonces se han ofrecido varias explicaciones para la época, como las diferentes teorías del totalitarismo, en la tradición de Hannah Arendt; la tesis de la «singularidad del holocausto», que sostiene la «no-comparabilidad histórica» del genocidio por la forma centralizada y burocrática de su ejecución; la tesis del pueblo «seducido» por un pequeño grupo de demagogos versátiles en el manejo de la psicología colectiva; hasta la tesis de la «culpa colectiva», formulada en 1996 por Daniel Goldhagen. ; When the Germans refer to the capitulation of May 8, 1945, they frequently speak of 'zero hour.' Thus, textbooks teach us that the defeat of the Third Reich meant the beginning of a new democratic and capitalist era for the west, and totalitarian and socialist for the east. As we know, both systems were dedicated to building certain collective imaginaries about the meaning of the Nazi dictatorship, but both interpreted the year 1945 as the great historical rupture. On the one hand, the elites of eastern Germany built an anti-fascist tradition represented by the constant communist resistance since the 1920s. The new socialist state would then be the legitimate heir to this noble struggle, without structural ties to the Third Reich. Western elites, on the other hand, accepted the heritage of the Nazi dictatorship, but only to the extent that it was clear that the people would have been seduced by 'dark forces.' The 'common people' would have collaborated to some degree, although not in the worst crimes, but in general they were deceived and dazzled by a powerful ideology. Furthermore, the 'zero hour' myth implied that after 1945 everyone would have had the same chances of social mobility, since money had lost its value. However, they 'forgot' to mention that many Germans had invested their savings in real estate or other material goods even before the end of the war. In the first two decades of the RFA, structural and personal continuities were also ignored across the board. Supposedly, the 'denazification' campaign imposed by the victors of the war would have solved the 'problem'. Finally, with the generational change of '68, the problem of continuities was debated in a more critical way, at least in the west. Radical students and left-wing intellectuals were the first to attack the cover-up vision popularized after 1945. One of them was the young Götz Aly, at that time a student of Political Science at the Free University of Berlin and a member of various communist groups, such as the 'Red Cells'. In the ideological rhetoric of the time, the disciples of the revolutionary left wanted to show that the RFA was nothing more than the equally 'fascist' successor of 'Monopoly State Capitalism' organized by Hitler. Since then various explanations for the time have been offered, such as the different theories of totalitarianism, in the tradition of Hannah Arendt; the thesis of the 'singularity of the holocaust', which supports the 'historical non-comparability' of the genocide due to the centralized and bureaucratic form of its execution; the thesis of the people 'seduced' by a small group of versatile demagogues in the management of collective psychology; up to the thesis of 'collective guilt', formulated in 1996 by Daniel Goldhagen.
This article analyses Brexit and the declaration of the European Pillar of Social Rights from the perspective of constitutional and economic theory of labour law. It concludes that both events are constitutional moments, in that they are examples of political choices in which values of a political community are expressed in some symbolic form. However, it is argued that the Social Pillar is merely the latest example of a serious failing in European social policy, in which existential constitutional statements of values are prioritised ahead of ontological constitutional frameworks which create the necessary economic and social actors and institutions to achieve those very social goals. The success of the internal market was built on the clear legal establishment of economic actors and rights, based on the influential constitutional ideas of ordoliberal economic thought and its innate legal theory. In contrast, the European Social Model is based on the assumption of the existence of stable employment relationships, however European Union law does not make any serious attempt to construct or guarantee such relationships. In part, this is due to methodological errors within labour law scholarship. To succeed, Social Europe should focus on the creation of a European Employment Contract. --- Cet article analyse le Brexit et la proclamation du Socle européen des droits sociaux du point de vue de la théorie constitutionnelle et économique du droit social. Il conclut que ces deux événements sont des « moments constitutionnels », en ce sens que ce sont des exemples de choix politiques où les valeurs d'une collectivité politique sont exprimées sous forme symbolique. Cependant, l'auteur du présent article soutient que le Socle des droits sociaux n'est que l'exemple le plus récent d'une défaillance sérieuse de la politique sociale européenne, dans laquelle les énoncés existentiels constitutionnels de valeurs sont prioritaires par rapport par rapport aux cadres constitutionnels ontologiques qui créent les acteurs économiques et sociaux nécessaires pour atteindre ces mêmes objectifs sociaux. Le succès du marché intérieur s'est fondé sur l'établissement juridique clair d'acteurs et de droits économiques, une structure fondée sur les idées constitutionnelles influentes de la pensée économique ordolibérale et de sa théorie juridique innée. En revanche, le modèle social européen se fond sur l'hypothèse de l'existence de rapports d'emploi stables, mais le droit de l'Union européenne ne fait aucune tentative sérieuse, ni pour construire ni pour garantir de tels rapports. Cela est dû en partie à des erreurs méthodologiques dans le droit social. Pour atteindre ses buts, l'Europe sociale devrait se concentrer sur la création d'un contrat de travail européen.
I will focus my presentation by highlighting and commenting on thefollowing topics: bilateral relations between Argentina, Germany and the EU, the ongoing EU-MERCOSUR negotiations and some other trade related and economic aspects.
I will focus my presentation by highlighting and commenting on thefollowing topics: bilateral relations between Argentina, Germany and the EU, the ongoing EU-MERCOSUR negotiations and some other trade related and economic aspects.