Guaranteed minimum income is one of the most important rights of citizens of the Member States of the European Union. It is both an instance of market efficiency and those of inclusion and solidarity. The models of guaranteed minimum income havedifferent characteristics between Member States (national welfare, access criteria, amount and duration of the transfer, methods of administration and place in the framework of social policies). Recently, EU has taken initiatives to sensitize the Member States on the strengthening of minimum income to help European citizens better. European institution have emphasized (in acts of soft-law) that guaranteed minimum income is an institution that allows the full and free participation of the individual in the social and productive reality of the community to which he belongs. However, in a context of economic crisis and the increase of vulnerable social groups, the minimum income has lost its efficacy and efficiency. Because of this situation, social inclusion measures need to be reinforced in order to assure a guaranteed minimum income to EU citizens, who do not have the financial resources to ensure a decent life. This article examines these issues. On the one hand, it outlines the ongoing dynamics in the EU level and examines the EU system against poverty and social exclusion. In addition, it studies the recent proposals under discussion such as the contribution of the European Pillar of Social Rights. On the other hand, it deepens the knowledge on the critical elements of the minimum income schemes in the Member States. ; El ingreso mínimo garantizado es uno de los derechos más importantes de los ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea. Esta medida combate la pobreza y la exclusión social coordinando las transferencias monetarias con políticas de empleabilidad. De esta manera, el ingreso mínimo garantizado reúne en una misma instancia la eficiencia del mercado, la inclusión y la solidaridad. Los modelos de ingreso mínimo garantizado difieren entre los Estado miembros en lo que concierne a las características de bienestar nacional, criterios de acceso, monto y duración de los abonos, métodos de administración y ubicación en las políticas sociales. Recientemente, la Unión Europea ha tomado algunas iniciativas para sensibilizar a los Estados Miembros respecto a lo positivo de los esquemas de ingresos mínimos para beneficiar a los ciudadanos europeos. Mediante los actos de soft law, las instituciones europeas han enfatizado que el ingreso mínimo garantizado es una institución que permite la plena y libre participación del individuo en la realidad social y productiva de la comunidad a la que pertenece. Sin embargo, en un contexto de crisis económica y un incremento de los grupos sociales en situación de vulnerabilidad, el ingreso mínimo grantizado ha perdido su eficacia y eficiencia. Es ante esta situación, que deben reforzarse las medidas de inclusión social necesarias para asegurar un ingreso mínimo garantizado a aquellos ciudadanos que no tienen los recursos financieros para asegurarse una vida decente. Este arículo examina estos problemas. Por un lado, describe las dinámicas actuales a nivel de la Unión Europea y analiza el sistema europeo contra la pobreza y la exclusión social. Adicionalmente, estudia las propuestas recientes bajo discusión como la contribución del Pilar Europeo de Derechos Sociales. De otro lado, profundiza sobre los elementos críticos de los esquemas de ingreso mínimo garantizado en los Estados Miembros.
"La France…considère que les changements accomplis…depuis 1949,…ainsi que l´évolution de sa propre situation et de ses forces, ne justifient plus…les dispositions d´ordre militaire prises après la conclusion de l´alliance….La France se propose de recouvrer sur son territoire l´entier exercise de sa souveraineté, actuellement entamé par la présence permanente d´éléments militaires alliés ou par l´utilisation habituelle qui est faite de son ciel, de cesser sa participation aux commandements "integrés" et de ne plus mettre de forces á la disposition de l´OTAN….La France croit devoir…modifier la forme de notre alliance sans altérer le fond".Con estas palabras, el 7 de marzo de 1966, el entonces Presidente de Francia, Gral De Gaulle comunicaba a Lyndon Johnson que Francia se retiraba de la Organización del Atlántico Norte. Contrariamente a lo que la historia política posterior ha recogido, esta decisión no era un mero acto teatral del General. Era, sí, una puesta en escena pero de una política que se había ido moldeando durante las innumerables humillaciones, exclusiones y destratos a De Gaulle, de parte de Churchill y de los Estados Unidos durante la guerra contra el nazismo. Era el resultado de la convicción que Francia estaría indisolublemente ligada a EEUU y a Gran Bretaña, pero nunca en las condiciones que estas dos potencias pretendían y pretenderíanDurante 8 años, la secuencia de decisiones de De Gaulle es, simultáneamente, implacable e impecable. El 17 de septiembre de 1958, el Presidente de Francia se dirige al Premier británico Macmillan y a Eisenhower: les reclama una dirección tripartita de la Alianza Atlántica. Su pedido es ignorado: el 11 de marzo del 59 las fuerzas navales francesas del Meditarráneo quedan fuera de la órbita de la OTAN. En junio de ese mismo año, De Gaulle revoca la autorización de la presencia de armas nucleares extranjeras en territorio francés: 200 aviones norteamericanos deben salir de Francia. En febrero de 1960, De Gaulle da la orden, bastante demorada por él mismo, de estallar la bomba atómica de Francia. En enero de 1963, De Gaulle rechaza la propuesta anglo-americana de crear una fuerza nuclear multilateral conjunta y advierte que, de proceder los otros países a la iniciativa, Francia se retira inmediatamente de la Alianza. El 21 de junio de 1963, Francia le niega competencia al mando de la OTAN sobre sus fuerzas navales en el Atlántico Norte y en el Canal de la Mancha.Duramente criticado y hasta satirizado por los anglosajones, De Gaulle molesta pero no se inmuta. Recuerda, impertérrito, que el Tratado de la Alianza del Atlántico, firmado el 4 de abril de 1949 en Washington, preveía explícitamente una revisión a los 10 años. Y esta revisión no se ha realizado y, hasta ese momento, todo el mundo occidental se hace el distraído al respecto. Señala, además, que las condiciones de la Guerra Fría han cambiado: que aquellos europeos que creen que la OTAN habrá de defenderlos de los eventuales ataques rusos se equivocan totalmente: los EEUU acaban de aprobar una doctrina de defensa nuclear de "respuesta gradual". Es decir, en buen romance, que comprometerán su arsenal muy marginalmente en Europa y defenderán, sí, su propio territorio. Por lo tanto Europa necesita su propia defensa y la "force de frappe" francesa habrá de ser la base.Todo ello no significa un milímetro de concesión al bloque comunista: en plena "Crisis de los Misiles" en Cuba, el Presidente Kennedy recibirá el total apoyo de Francia ante las bravuconadas soviéticas. Tres días después de la comunicación de la salida de la OTAN, el 10 de abril del 66, el Primer Ministro de De Gaulle, Georges Pompidou, defendía la decisión tomada ante el Parlamento con precisión cartesiana: "No hemos cesado, desde hace años, de proclamar tanto nuestra fidelidad a la Alianza Atlántica…cuanto nuestra voluntad de revisar la organización militar "integrada" que se le ha superpuesto". La respuesta de Lyndon Johnson a Francia estuvo a la altura de la escasa dimensión histórica del personaje: "Vuestro punto de vista según el cual la presencia de fuerzas aliadas en suelo francés lesiona la soberanía francesa me deja perplejo…Siempre consideré su presencia como una manera sabia y previsora de ejercer la soberanía francesa" (itálicas JBS)Los frutos de esta política aparentemente cerradamente nacionalista (que hoy nos suena particularmente arcaica), están a la vista de las nuevas generaciones de europeos que, seguramente, poco conocen de lo anteriormente escrito. El motor de fondo de ese rigor político era crear el espacio político necesario para que el proceso de integración, iniciado con el Tratado de Roma, siguiese su curso. Prueba de ello son los otros dos énfasis cardinales de la política exterior gaullista: una permanente insistencia sobre la importancia clave del eje Francia/Alemania y el rechazo reiterado a una Gran Bretaña que aparecía (y en gran medida lo era) como una mera sucursal de la política norteamericana.Hoy, la tecnología nuclear europea en todas sus aplicaciones (Francia es el país con más energía eléctrica generada nuclearmente del mundo, y otros países europeos le siguen en ese camino), los éxitos de la industria aeronáutica militar y civil del viejo continente (desde Airbus hasta aviones de caza Rafale o helicópteros Puma y Superpuma), la creación de una industria europea de armamentos de todo tipo que compite eficientemente con la norteamericana y la rusa, el desarrollo del proyecto de un lanzador europeo de satélites (Arianne), el despliegue de una infraestructura ferroviaria de alta tecnología que integra a todo el continente, son, entre otros, directa o indirectamente, resultados de la triple obstinación gaullista. Alianza con Alemania, competencia frontal con los EEUU y rechazo de una Gran Bretaña que continuaba (y continúa en plena globalización) creyendo que es La Isla central del Occidente. Allí están las bases de la Unión Europea, cada vez más poderosa, que hoy conocemos.¿Por cuales razones, si esto es así, el 11 de marzo próximo pasado el Presidente Sarkozy anuncia, un poco inopinadamente, el retorno de Francia al comando militar integrado de la OTAN para sorpresa de la población francesa, de no pocos países europeos y de otros continentes?Aunque la respuesta a esta pregunta todavía no es de fácil resolución, no deja de ser cierto que el mundo en el que se forjó la doctrina gaullista pertenece definitivamente al pasado. La Unión Soviética ha desaparecido y la prepotencia norteamericana, tan real en los años 60s, es hoy una patética caricatura de la cual el gobierno Bush parece haber sido el último acto penoso. Por otra parte, la propia OTAN es hoy más un vetusto mastodonte regido por la lógica de la Guerra Fría que un aparato con real capacidad de influir fuertemente las políticas de la Unión Europea.No obstante, aunque la Francia que retorna a la OTAN lo hace airosamente apoyada en una construcción europea realmente sólida, la asignatura pendiente que seguramente preocuparía hoy a De Gaulle es la inexistencia de una fuerza de defensa europea autónoma. Si pudo construir el euro, ¿por qué no puede avanzar en una estructura común de defensa? Sería ingenuo endosar esta falencia a los EEUU. Si la Unión Europea no concreta este nuevo paso hacia una integración cada vez más profunda es, esencialmente, porque no ha sabido estructurar una voluntad política en ese sentido.Sarkozy sostiene que, con Francia integrada a la OTAN, ésta última podrá actualizarse e, incluso, colaborar en el surgimiento de una defensa europea que reemplazaría paulatinamente el obsoleto papel de la antigua Alianza en el viejo continente en la medida en que los EEUU hace tiempo que sienten su presencia en Europa como una carga particularmente pesada.El argumento es débil y no convence a la mayoría de los analistas. El tiempo dirá si, detrás de la decisión del Presidente de Francia hay una reflexión estratégica seria y favorable a la construcción europea o si, simplemente, Sarkozy tomó una decisión meramente circunstancial. En cualquier caso, resulta claro que nadie forzó a Francia a este retorno. Eso no es poco; lo de De Gaulle no fue totalmente en vano. Catedrático de Ciencia PolíticaFacs - ORT- Uruguay
Las dos últimas cumbres que ha celebrado la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en Washington (1999),- y en Praga (Noviembre de 2002), tenían como objetivo acordar aquellos cambios que permitieran a esta organización de defensa acomodarse a las transformaciones del entorno, tanto las resultantes de la globalización del sistema internacional, como las derivadas de1 brutal ataque terrorista contra los Estados U nidos que tuvo lugar el 11 de Septiembre de 2001. Globalización entendida coma un fenómeno que desborda la simple transformación de las relaciones económicas mundiales, para implicar a la totalidad de las interacciones: políticas, sociales, culturales, económicas, y de seguridad, así como a la velocidad a la que éstas se realizan. Incluyendo 1a permeabilidad de fronteras, y la compresión de distancias. La transformación de riesgos y amenazas que se previó al terminar la guerra fría ha dejado de ser un presupuesto teórico después del 11 de Septiembre de 2001. Hasta tal punto, que se ha creado un nuevo escenario, dentro del cual considerar que la eficacia de la OTAN podría mantenerse sin alterar el concepto que la concibió como una "maquinaria de guerra" exclusivamente, se hubiera quedado muy corto.
La reciente Cumbre de la OTAN, celebrada en Chicago el pasado mes de mayo, no pasará a la historia por la firma de nuevos compromisos. Una vez más se ha puesto de manifiesto la gran preocupación que el futuro de Afganistán y Paquistán suponen para la OTAN. Sin olvidarse de cuestiones propiamente presupuestarias y militares de las que dependerá la buena o mala salud de esta institución de paz. ; The recent NATO summit, taken place in Chicago, won't go down in history because of the new commitments that were signed. It has expressed concern once again about what the future of Afghanistan and Pakistan means for the NATO; bearing in mind budgetary and military issues, which the good or the bad situation of this institute of faith will depend on.
A lo largo de estas páginas haremos un recorrido desde Roma hasta la actualidad analizando estos dos principios que entendemos básicos para la sociedad y para destacar que ha llegado el momento de sentarse a estudiar, razonar, discutir y llegar a conclusiones para responder a una demanda de la sociedad. Todo ello antes de que la ciencia nos atropelle de nuevo y no nos hayamos planteado ni siquiera la posibilidad de que lo que considerábamos "ciencia ficción" hace pocos años, será a medio plazo, una realidad. La tarea no es sencilla. Está presente la bioética, el derecho, la medicina… demasiadas disciplinas para llegar a resultados rápidos y no discutidos en profundidad. Demasiados intereses que no deberían estar presentes en un debate como este, donde lo que está en juego es la vida misma. [Texto de la editorial]
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La OTAN es una organización lastrada por su éxito del siglo XX; además, no termina de ser comprendida en un mundo posmoderno pese a haberse transformado incrementando su vertiente política y reducido consecuentemente su peso militar mediante la simple relectura de su tratado fundacional. Una Institución de poder "Hard" en un mundo posmoderno y "Soft." Sin embargo. los riesgos y las amenazas sólo se han difuminado y, aunque hayan perdido algo de su intensidad, han ganado en espectro. La globalización ha traído un incremento de la conflictividad por más que haya reducido su intensidad. Paradójicamente, su disolución con el fin de la Guerra Fría hubiera provocado la desaparición de un foro de diálogo, a la desvertebración del espacio de seguridad y, con ello finalmente, al rearme de Europa. Rusia es la nación continente heredera de la URSS, a su vez, la razón de la creación de la OTAN. Pero Rusia no es la URSS ni en términos geopolíticos ni ideológicos por más que su actuación reciente haya traído de vuelta el recuerdo de la Guerra Fría. La complejidad de la aproximación al problema de su relación con Occidente no puede reducirse a la clave dicotómica y excluyente amigo enemigo (es socio, suministrador, proveedor… por más que, en algunos aspectos rival estratégico). Su correcta definición proviene de la resolución del problema de su identidad. En este contexto, la OTAN sigue siendo una organización geopolíticamente necesaria, no en vano es el único puente que une a día de hoy a Europa y Estados Unidos mientras contribuye a la estabilidad y estructuración de Occidente pudiendo, paradójicamente, servir al propio acompasamiento de Rusia. Su eventual tensionamiento es prueba del vigor de su salud y de la necesidad de encontrar canales de entendimiento entre sus miembros. En general, no es bueno volar los puentes ya construidos por más que sea legítimo querer cambiarlos. ; NATO is an organization hindered by its 20th century success; in addition, it is not well understood in a postmodern world despite having been transformed by increasing its political aspect and reduced its military weight through the simple re-reading of its founding treaty. A "Hard" power institution in a postmodern and "Soft" world. However, risks and threats have only faded and, although they have lost some of their intensity, they have gained in specter. Paradoxically, NATO dissolution with the end of the Cold War would have led to the disappearance of a forum for dialogue, to the unraveling of the security space and, thus, to the rearming of Europe. Russia is the continent nation heir to the USSR, the reason for the creation of NATO. But Russia is not the USSR in geopolitical or ideological terms, even though its recent action has brought back the shadows of the Cold War. The complexity of the approach to the problem of its relationship with the West cannot be reduced to the dichotomous and exclusive enemy friend key (it is a partner, supplier, supplier . more than a strategic rival). Its correct definition comes from the resolution of the problem of its identity. In this context, NATO remains a geopolitically necessary organization, not in vain is today the only bridge that links exclusively Europe and the United States while contributing to the stability and structure of the West. And it serves to find a place for Russia too. His eventual tensing is a proof of the vigor of his health and the need to find channels of understanding among its members. In general, it is not good to blow up bridges already built despite it is legitimate to want to change them.
Rusia considera la aproximación o integración en la OTAN de otros países de Europa Central y Oriental o el Cáucaso como una amenaza directa, pese a que no supone ningún peligro para su propia soberanía e integridad territorial. En lugar de interpretar este proceso como una mera competición por la influencia, los dirigentes rusos lo perciben como una amenaza militar, que justificaría incluso el recurso a la fuerza para contrarrestarla. En el presente artículo se investigan los factores sociales e ideacionales que han dado lugar a esta securitización de la ampliación de la OTAN, impidiendo a Moscú adaptarse de forma más pragmática al nuevo juego de alianzas. El concepto de "seguridad ontológica" nos permite explicar la consistencia y permanencia en el tiempo de estas percepciones rusas, que se derivan de sus propias necesidades subjetivas. ; Russia considers the rapprochement or integration into NATO of other countries of Central and Eastern Europe or the Caucasus as a direct threat, even though it does not pose any danger to its own sovereignty and territorial integrity. Instead of interpreting this process as a mere competition for influence, Russian leaders perceive it primarily as a military threat, which would even justify the use of force to counteract it. In the present article we investigate the social and ideational factors that have led to this securitization of NATO enlargement, preventing Moscow from adapting to the new game of alliances in a more pragmatic way. The concept of "ontological security" allows us to explain the consistency and permanence over time of these Russian perceptions, which are derived from its own subjective needs.
This paper aims to explain the moment of transformation and update of NATO's ob- jectives, capacities and means to reach their goals. NATO is a crucial actor of political stability in the Euro-Atlantic region and has a high influence on international securi- ty, as it is aware of international relations evolution. This organization redefines itself according to a set of new functions and, commits to its foundational principles and values. Therefore, NATO acts with more resolution and efficiency against issues such as international terrorism, nuclear proliferation, copyright violations and drug trafficking; and, develops new international cooperation mechanisms with other states and international organizations. ; Este artículo explica el momento de transformación y actualización de objetivos de la OTAN, así como de las capacidades y medios que emplea para conseguirlos. La OTAN, como un actor decisivo para la estabilidad política de la región euroatlántica, y cada vez más influyente en la de la seguridad internacional, no ha estado al margen de la evolución de las relaciones internacionales. Y para conservar su vigencia, se redefine de acuerdo con un conjunto de nuevas funciones y un compromiso con sus principios y valores fundacionales, que le permitirán actuar con mayor resolución y eficacia ante problemas como el terrorismo internacional, la proliferación nuclear, la piratería o el tráfico de drogas, y desarrollar nuevos mecanismos de cooperación con otros Estados y organizaciones internacionales.
El régimen libio fue intervenido en el 2011 por la OTAN, luego de haber sido acusado de estar preparando una "masacre" contra su propia población. Esa intervención, liderada por Francia y Estados Unidos, se hizo en nombre de la responsabilidad de proteger, de acuerdo con un mandato de la ONU que instaba a sus miembros a usar "todos los medios necesarios" para evitar "ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil". ¿Estuvo en realidad esa intervención impulsada por valores morales y la responsabilidad de proteger a la población libia? El propósito de este artículo es demostrar que la intervención de la OTAN se asemeja a una clásica operación de "cambio de régimen" mediada por consideraciones "materiales" y que poco tuvo que ver con consideraciones humanitarias. La intervención de la OTAN, asimismo, desestructuraría las propuestas para implementar un cambio pacífico, arrasando consigo a centenares de miles de personas, convirtiendo a Libia en un Estado fallido y provocando la aparición de múltiples facciones armadas islamistas ; The Libyan regime was intervened in 2011 by NATO, after being accused of preparing a "massacre" against its own population. This intervention, led by France and the United States, was made in the name of Responsibility to protect, according to a UN mandate urging its members to use "all necessary means" to avoid "widespread and systematic attacks on the civilian population". Was this intervention, in fact, driven by moral values and the responsibility to protect the Libyan population? The purpose of this article is to demonstrate that NATO´s intervention resembles a classical "regime change" operation mediated by "material" considerations, and that has little to do with humanitarian considerations. The intervention of NATO would also disrupt the proposals to implement a peaceful change, sweeping away hundreds of thousands of people, making Libya a failed state and provoking the emergence of multiple Islamist armed factions
Este artículo explica los elementos fundamentales de la relación entre España y la OTAN en vista de su 40 aniversario de pertenencia a la Alianza Atlántica. El texto, tanto en su reconstrucción histórica como en su análisis de los desafíos que caracterizan la postura española en la organización, pretende examinar tres elementos vertebradores de esta relación: la posición ambigua de las élites y la sociedad española respecto a la pertenencia a la OTAN y la relación con EEUU; la naturaleza legalista y multilateral, con un explicita preferencia por la UE, de la política de defensa nacional; y la complejidad del "frente sur", es decir, el sistema de múltiples y diferentes amenazas a la seguridad de España procedentes de norte de África, donde la OTAN tiene problemas para dar una respuesta satisfactoria. El artículo concluye subrayando la inusual relevancia, para una potencia media como España, de los factores domésticos para determinar tanto la postura internacional del país como los aspectos principales de su doctrina militar. ; This article explains the fundamental elements of the relationship between Spain and NATO in view of its 40th anniversary of membership of the Atlantic Alliance. This work, both in its historical reconstruction and its analysis of the challenges that characterise Spain's position in the organisation, aims to examine three key elements of this relationship: the ambiguous position of Spanish elites and society with respect to NATO membership and the relationship with the US; the legalistic and multilateral nature, with an explicit preference for the EU, of national defence policy; and the complexity of the 'Southern Flank', that is, the system of multiple and different threats to Spain's security from North Africa, where NATO struggles to provide a satisfactory response. The article concludes by underlining the unusual relevance, for a middle power like Spain, of domestic factors in determining both the country's international posture and the main aspects of its military doctrine.