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Con excepciones, las economías de América Latina son, en gran medida, de tipo extractivista. Algunas economías de América del Sur experimentaron por un breve lapso (2003-2008) una re-primarización derivada del boom en la exportación de materias primas y bienes agrícolas (commodities), favorecida por la demanda de China y otros países asiáticos, en un contexto de escalada de precios. La crisis financiera internacional de 2009 truncó esa bonanza temporal. Cuando irrumpe la pandemia en 2020, la economía de la región estaba en inmersa una ruta de desaceleración que es de larga data. Debido al peor desempeño económica y social frente a la pandemia en el mundo en desarrollo, de nueva cuenta se advierte una década perdida en la región. La recuperación comenzó a fines de 2020 y en 2021, pero no ha tenido la fuerza suficiente para compensar las caídas en ingresos. América Latina requiere un Nuevo Contrato Social y un Nuevo Acuerdo Sustentable e Incluyente en todas las economías —extractivas o no— para insertar a la región en una nueva vía de desarrollo.