Este artículo pretende registrar un recorrido descriptivo de la institucionalización, formalización y profesionalización de la Ciencia Política en América Latina, muestra el nivel desigual de desarrollo y consolidación de la disciplina en los distintos países de la subregión, y da cuenta de las condiciones de problematización y complejidad crítica de los contextos políticos que tuvieron que enfrentar las universidades, centros de investigación y fundaciones que le apostaron a programas académicos que pretendían formaran politólogos y analistas políticos con sentido autónomo y profesional.América Latina en los años 60s y 70s vivenció complejos escenarios políticos de dictaduras militares con prescripción, negación de derechos políticos y civiles y, persecuciones políticas a intelectuales y académicos lo cual repercutió de manera negativa en los procesos de consolidación de las ciencias sociales y humanas y en particular, de la aparición, desarrollo y consolidación de campo de la Ciencia Política.No obstante ese ambiente adverso, cabe destacar los esfuerzos institucionales y académicos de intelectuales, docentes, comunidades académicas y grupos de interés para proponer y consolidar la Ciencia política como profesión y campo de análisis y reflexión en los distintos países donde hoy existe un reconocimiento al ejercicio de la Ciencia Política.
Los feminismos latinoamericanos expresan una gran diversidad teóri- co-analítica, nuevos caminos interpretativos, asi como variadas estrate- gias de organización y participación, en medio de una realidad comple- ja, difícil y diversa, en un panorama cargado de carencias y dificultades, así como de posibilidades agenciadas o potenciadas por las mismas mu- jeres. En medio de la profunda reestructuración económica neoliberal, los ajustes político-institucionales acompañados de la presencia de go- biernos alternativos y el auge de una diversidad de formas de organiza- ción y lucha (política, social, cultural, ambiental), propia de su misma realidad, se plantean escenarios en constante transformación y cambio, en donde las mujeres han jugado un papel muy importante.A pesar de los avances en algunos aspectos (reconocimiento de de- rechos, políticas sociales, aumento en la participación político-institu- cional), la exclusión en todas sus dimensiones, la manipulación y la vio- lencia en todas sus formas siguen asaltando los cuerpos de las mujeres. Sin embargo, hay tiempo para valorar el pasado y es posible encontrar en la actualidad destellos importantes de resistencias en medio de una cultura y política altamente machista y patriarcal, por la acción decidida de las mujeres en diversos espacios y a través de multiples estrategias, al interior de partidos y movimientos de todo tipo y, a través de sus pro- pias organizaciones. Esa diversidad compleja se expresa en los distintos textos que componen el presente numero de Ciencia Política, temas y problemas que dan cuenta de una materialidad que sigue teniendo una deuda no solamente acumulada, sino actual y definitivamente, a futuro con las mujeres.
La tercera década del siglo XX representó una coyuntura política caracterizada por un nuevo intervencionismo por parte del Estado, con distintas expresiones en el Caribe y América Latina. La época comprendida entre 1930 y 1945 se conoce en la historia de Colombia como la República Liberal, es un periodo que representa el surgimiento de un proyecto reformador, encaminado hacia innovaciones políticas, sociales y económicas. Sin embargo, tanto esta época como el partido liberal no estuvieron carentes de divisiones y contradicciones internas. Y lo más interesante de los conflictos que se presentaron, es que éstos no provenían del partido opositor (conservatismo) sino del mismo liberalismo; es decir, muchos de los que se reconocían liberales conformaron subgrupos y facciones, que en vez de fortalecer un proyecto político común, generaron y consolidaron una fuerte fragmentación. Por tanto, esta investigación parte del estudio de las causas y consecuencias de las facciones del liberalismo en Cartagena para analizar los rasgos característicos de la cultura política local y regional (Caribe colombiano). Se logra demostrar que debido a esa polarización política fracasaron los esfuerzos y discursos de unidad, al tiempo que se prolongaban las confrontaciones al interior de un gobierno de partido. Los intentos por contener estas luchas se relacionan con los conflictos electorales y prácticas clientelistas, y no con la atención a las problemáticas sociales que se presentaban en la ciudad. Ello obstaculizó, en buena medida, que Cartagena entrara en esa senda progresista impulsada desde el centro del país. / The third decade of XX represented a political situation characterized by a new influence of the State, in the Caribbean and Latin America. The timeline between 1930 and 1945 in Colombian history is known as the Liberal Republic. It represents the beginning of a reform project, guided to political, social and economical innovations. However, both time and the liberal party were not lack of internal divisions and contradictions. The most interesting fact is that these kinds of conflicts didn't proceed from the opposition party (conservatism) but from the liberalism; it means that a lot of liberals made subgroups and factions that consolidated a strong fragmentation instead of supporting a common political project. For that reason, this research is based on the exploring of causes and consequences of the liberalism's factions in Cartagena, to analyze distinctive features of political, local and regional culture (Colombian Caribbean). It can be determined that because of the political polarization, the efforts and speeches of unity failed, while confrontations remained into a party's government. Attempts to break off fighting are related with the electoral disputes and clientelist practices, in place of social problems given in the city. This situation disarranged, in a high degree, Cartagena's role in a progressive path, encouraged from the country's core. ; Maestría
Continuamos. Persistimos en nuestro propósito misional de servir de voceros del De-partamento de Ciencia Política. Con este número cinco de la revista queremos dar fe de nuestro propósito de contribuir al debate sobre las condiciones propias del campo de la política que declaramos como nuestro espacio. Queremos aportar al conoci-miento de las teorías y de los espacios en donde se evidencian las prácticas políticas; es decir aquellas que son nucleadas por el poder.
En este número de la revista hemos querido mantener una línea de pluralidad y de equilibrio entre las colaboraciones de aquellos que de una u otra manera pertenecen en primer lugar al programa de postgrado que depende de del Departamento de Ciencia Política; en segundo término a todos aquellos que están vinculados a programas de nuestra Facultad o de la sede Medellín. Finalmente a docentes e investigadores de universidades de la ciudad, entre las cuales se destaca, por razones que resultan casi obvias, la Universidad de Antioquia.
En principio vale la pena señalar que el concepto de red social, pese a tener un importante peso y recorrido en las ciencias sociales, ha venido ganando progresivamente popularidad en el vocabulario común, adquiriendo diversas significaciones y usos (De Federico De La Rua, 2008). En el transcurso del presente trabajo se expondrá el origen de la teoría de redes en el campo de la sociología estructuralista, se plantearán y analizarán algunas nociones recientes del concepto de red social, y se expondrán las cualidades y limitaciones de las redes sociales como objeto de estudio. Posteriormente se va a proceder con la explicación de las relaciones establecidas entre la teoría de redes sociales y disciplinas como la sociología, la economía y la ciencia política con miras a fijar un punto de convergencia relativo a la percepción del objeto de estudio; planteándose una analogía entre dicha correlación y el concepto de capital social. Finalmente se desarrollará el enfoque de redes sociales y se analizaran las posibles áreas de aplicabilidad de las teorías y del enfoque de redes en el estudio y diseño de las políticas públicas.
Este séptimo número de nuestra revista sale a circulación tras superar una serie de situaciones que no tiene sentido reseñar aquí. Pero, sinceramente creemos que la calidad de sus artículos y, sobre todo, de sus colaboradores, en gran medida justifica la larga espera.
En este trabajo se considerará cómo Agamben cuestiona la manera habitual en que los estudios han afrontado la problemática de la hominización, del devenir hombre del animal. En efecto, ella ha sido abordada en términos fundamentalmente cognitivos. Pero, sostiene, dado que, como lo muestra el análisis del juramento, el funcionamiento del lenguaje implica una pístis constitutiva, el conocimiento y el lenguaje plantean necesariamente problemas éticos y políticos: hablar es un éthos, el homo sapiens es, al mismo tiempo, el homo iustus.[1] Por ello, la célebre definición foucaulteana según la cual el hombre "es un animal en cuya política está en juego su propia vida" y aquella agambeniana según la cual es "el viviente en cuya lengua está en juego su propia vida".[1] Cf. ibid., p. 93.
En este texto se establece de manera clara la proscripción a toda forma de enjuiciamiento secreto u oculto. Se reúnen en el grueso de este trabajo un conjunto de garantías constitucionales que protegen directamente al ciudadano de abuso o extralimitaciones del Estado. Se hará emerger los garantismos en favor de las personas y como carga para el Estado, ratificando el derecho de libertad y las precisas maneras como puede suspenderse éste derecho, y recuperarse. Se relacionarán garantías del proceso como el debido proceso, el principio de legalidad, la favorabilidad, el derecho de defensa y la presunción de inocencia
No resultan escasos los criminales que, de un modo o de otro, han ejercido algún tipo de fascinación sobre las comunidades que han padecido sus ominosas acciones. Podría argumentarse que el culto a los bandidos y su laica sacralización no es otra cosa que una peculiar manifestación contracultural de los sectores subalternos que utilizan estos símbolos para expresar sus sentimientos de rebeldía ante las variadas formas de opresión que reciben de parte de los poderes establecidos. Quizás sea así, pero debe haber algo más, máxime cuando este fenómeno se presenta no solo en relación con los bandidos sociales estudiados por Hobsbawm, sino respecto a los peores criminales que se puedan encontrar. En este trabajo se pretende realizar una aproximación a este problema.
Los debates de las ciencias sociales desde los años sesenta han tenido un eje de discusión, la crisis del conocimiento ligado al paradigma tradicional de las ciencias en el desafío de las explicaciones humanas. Se plantean aquí, dos aspectos que han derivado en la crisis, el primero, la refutación de la pretensión universal del conocimiento, indisolublemente ligado a la concepción lineal de la historia social, entre el pasado y el futuro. Esta concepción significó la creencia en el progreso y la evolución del mundo en una sola dirección predecible, fundamentalmente relacionada con la historia de la sociedad occidental y sus distintos postulados del orden social. El segundo aspecto de la crisis, la negación de la posibilidad real de llegar a un conocimiento objetivo. Es decir, la refutación de la idea de la ciencia neutral y objetiva, ante la imposibilidad de aislar por completo las apreciaciones y valoraciones del observador de aquello que es observado, mucho más cuando lo observado tiene toda la capacidad de dialogar y alterar los juicios lanzados por el observador. La discusión de estos dos aspectos, permite proponer los desafíos para la producción de conocimiento en lo que atañe a los modelos metodológicos, epistemológicos, ontológicos e incluso técnicos de las ciencias políticas y en general de las ciencias sociales y humanas. Como resultado de la reflexión, el desafío trazado para los investigadores es, entre otros, establecer la manera de generar alternativas a la mirada unívoca de la razón moderna utilitarista y al conflicto derivable de la multiplicación de interpretaciones del mundo, con una máxima de discrecionalidad.
En la iniciativa de ambientar, promover e instalar una constituyente universitaria, es conveniente exponer en primer término cuales son las condiciones históricas que favorecen este propósito, que justifica, porque se justifica y para que se justifica; se armonizan misión y visión para pensar y actuar en las tareas que la propuesta requiere y cuáles son los precedentes teóricos y constitucionales que ilustran sobre el proceso de convocatoria e identificar la legitimidad de la idea en el orden jurídico vigente.
A pesar de que el desencanto de la ciudadanía con quienes representan la política es una norma según muestran sondeos de opinión, las élites de la misma tienen capacidad de movilizar nichos de población cuando se inmiscuyen en explicar los beneficios del ejercicio del voto (Rosenstone y Hansen 1993). Tanto estas élites políticas como otros legitimadores de los medios de comunicación y dirigentes cívicos que hagan parte de campañas de invitación a ser activos en las jornadas democráticas, han demostrado su efectividad. En este sentido, uno de los protagonistas de todo proceso electoral, los partidos políticos, lograron establecer una masa crítica de seguidores anclados a lo que representaban esas colectividades, sin embargo con el pasar de los años y al devenir el desencanto que llegó hacia ellos, los partidos han dado paso a rupturas (cleavages) que transformaron tanto la esencia de ellos mismos, como su relación con la ciudadanía (Dix, 1989).
El libro que se reseña fue escrito con el ánimo de profundizar en el conocimiento y reconocimiento de la población afrocolombiana. Sus autores, con diferente formación académica y experiencia profesional, dos de ellos de reconocida trayectoria académica: Jaime Arocha y Maguemati Wabgou (el segundo de ellos de Togo, África), y Aiden Salgado y Juan Carabalí, dedicados al activismo político, logran condensar en una obra corta el ejercicio de poder de la población afrocolombiana como sujeto colectivo estructurado. Este trabajo es pertinente y original porque hace aportes relevantes para la construcción de nuevas perspectivas de la población afro en Colombia. Además se destaca por la actualidad de la bibliografía y el uso ingente de las entrevistas, con las cuales los autores van conjugando los análisis con fuentes primarias. El orden cronológico del texto le da buen estilo, fluidez y claridad en su exposición, en la medida en que trata el tema del proceso organizativo afro de larga duración.
Toda desidentificación política interviene en losprocedimientos "normales" del orden social. Bloquea el funcionamiento consensual de los espacios públicos, de las prácticas sociales, de las reglas y leyes que regulan los movimientos de los cuerpos y las palabras ordenadoras de los discursos, y esto para desplazar sus trayectorias, modificar sus esperanzas y reinventar sus memorias. Dicho de otra manera, la desidentificación política obstaculiza las necesidades funcionales de ciertos dispositivos sociales con el propósito de instalar allí nuevas posibilidades de vida, materializar los sueños de una justicia por venir. Una buena parte de las discusiones de la filosofía política contemporánea se concentra en explorar cómo funcionan estas rupturas, irrupciones y fracturas, y se ocupa de su relación con el surgimiento de nuevos sujetos y problemas. Sin embargo, en estas discusiones, el énfasis ha estado sobre todo del lado de las rupturas. Ciertamente se reivindica el sentido político de estas últimas contra las lecturas que las ven simplemente como desórdenes anárquicos que no hacen sino perturbar el ordenamiento consensual y apacible de la sociedad. Sin embargo, esta reivindicación se limita a reconceptualizarlas meramente como aperturas en las cuales la esperanza política de emancipación debe, de una u otra manera, encontrar su terreno. Por lo tanto, nos parece que en estas discusiones no se ha abordado lo suficiente una idea estrechamente conectada con la anterior: el espacio que se abre a partir de la ruptura y todos los procedimientos de experimentación que pueblan este ámbito imprevisible, contingente y estratégico. En este sentido, ¿cómo pensar estos procedimientos que conservan abierto el espacio de ruptura, que persiguen una problematización del orden social y que buscan maneras de cambiar la configuración de este orden? ¿Y cómo pensar más profundamente la importancia política de tales rupturas y movimientos, esto es, sus posibilidades, modalidades y dificultades?