Se busca indagar en la recepción, circulación y adaptación en el Río de la Plata tardocolonial del pensamiento ilustrado español, poniendo el foco en los primeros periódicos del virreinato: el Telégrafo Mercantil y el Semanario de agricultura. Se busca revelar la adaptación y usos que se dieron a los escritos de ilustrados peninsulares como Campomanes, Valentín de Foronda o Jovellanos en las producciones y discusiones de la incipiente ilustración rioplatense. ; This article studies the reception, circulation and adaptation in the late-colonial Rio de la Plata of the spanish enlightenment, focusing on the first newspapers of the viceroyalty: the Telégrafo Mercantil and the Semanario de agricultura. We propose to reveal the adaptation and uses that were given to the writings of peninsular enlightened as Campomanes, Valentín de Foronda or Jovellanos in the intellectual productions and discussions of the emerging Rio de la Plata' enlightenment. ; Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Se busca indagar en la recepción, circulación y adaptación en el Rio de la Plata tardo-colonial del pensamiento ilustrado español, poniendo el foco en los primeros periódicos del virreinato: el Telégrafo Mercantil y el Semanario de agricultura. Se busca revelar la adaptación y usos que se dieron a los escritos de ilustrados peninsulares como Campomanes, Valentín de Foronda o Jovellanos en las producciones y discusiones de la incipiente ilustración rioplatense. ; This article studies the reception, circulation and adaptation in the late-colonial Rio de la Plata of thespanish enlightenment, focusing on the first newspapers of the viceroyalty: the Telégrafo Mercantiland the Semanario de agricultura. We propose to reveal the adaptation and uses that were given tothe writings of peninsular enlightened as Campomanes, Valentín de Foronda or Jovellanos in theintellectual productions and discussions of the emerging Rio de la Plata' enlightenment. ; Fil: Lafit, Facundo Carlos Esteban. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Oficina de Coordinación Administrativa Saavedra 15. Instituto de Historia Argentina y Americana ; Argentina
Se busca indagar en la recepción, circulación y adaptación en el Río de la Plata tardocolonial del pensamiento ilustrado español, poniendo el foco en los primeros periódicos del virreinato: el Telégrafo Mercantil y el Semanario de agricultura. Se busca revelar la adaptación y usos que se dieron a los escritos de ilustrados peninsulares como Campomanes, Valentín de Foronda o Jovellanos en las producciones y discusiones de la incipiente ilustración rioplatense. ; This article studies the reception, circulation and adaptation in the late-colonial Rio de la Plata of the spanish enlightenment, focusing on the first newspapers of the viceroyalty: the Telégrafo Mercantil and the Semanario de agricultura. We propose to reveal the adaptation and uses that were given to the writings of peninsular enlightened as Campomanes, Valentín de Foronda or Jovellanos in the intellectual productions and discussions of the emerging Rio de la Plata' enlightenment ; Fil: Lafit, Facundo. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Se busca indagar en la recepción, circulación y adaptación en el Río de la Plata tardocolonial del pensamiento ilustrado español, poniendo el foco en los primeros periódicos del virreinato: el Telégrafo Mercantil y el Semanario de agricultura. Se busca revelar la adaptación y usos que se dieron a los escritos de ilustrados peninsulares como Campomanes, Valentín de Foronda o Jovellanos en las producciones y discusiones de la incipiente ilustración rioplatense. ; This article studies the reception, circulation and adaptation in the late-colonial Rio de la Plata of the spanish enlightenment, focusing on the first newspapers of the viceroyalty: the Telégrafo Mercantil and the Semanario de agricultura. We propose to reveal the adaptation and uses that were given to the writings of peninsular enlightened as Campomanes, Valentín de Foronda or Jovellanos in the intellectual productions and discussions of the emerging Rio de la Plata' enlightenment ; Fil: Lafit, Facundo. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Se busca indagar en la recepción, circulación y adaptación en el Río de la Plata tardocolonial del pensamiento ilustrado español, poniendo el foco en los primeros periódicos del virreinato: el Telégrafo Mercantil y el Semanario de agricultura. Se busca revelar la adaptación y usos que se dieron a los escritos de ilustrados peninsulares como Campomanes, Valentín de Foronda o Jovellanos en las producciones y discusiones de la incipiente ilustración rioplatense. ; This article studies the reception, circulation and adaptation in the late-colonial Rio de la Plata of the spanish enlightenment, focusing on the first newspapers of the viceroyalty: the Telégrafo Mercantil and the Semanario de agricultura. We propose to reveal the adaptation and uses that were given to the writings of peninsular enlightened as Campomanes, Valentín de Foronda or Jovellanos in the intellectual productions and discussions of the emerging Rio de la Plata' enlightenment ; Fil: Lafit, Facundo. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Buscamos con la presente tesis realizar un aporte al estudio de la cultura política rioplatense en el tránsito entre el antiguo régimen y la república, presentando una lectura crítica de la relación entre el liberalismo hispánico y los grupos dirigentes del proceso revolucionario rioplatense, que contribuya a la profundización de una dimensión trabajada parcialmente, o realizada desde enfoques tradicionales que partían de la idea de "copia" o de "influencias". La tesis busca indagar en la recepción, apropiación, recorte y selección el pensamiento reformista ilustrado y, posteriormente, de la matriz liberal peninsularal calor de la crisis política imperial abierta con las abdicaciones de Bayona y la guerra contra la ocupación francesa. Esta elección no implica desconocer otras importantes fuentes de inspiración doctrinaria, o las significativas conexiones con otras experiencias políticas "modélicas" como la francesa, británica o norteamericana, en algunos aspectos hasta más determinantes, pero sí conlleva que éstas sean ubicadas en un segundo plano en el análisis, priorizando dar cuenta de las relaciones al interior del universo hispánico. La tesishace foco en la dinámica política de las elites de Buenos Aires, y en menor medida de Montevideo, sin pretender abarcar el conjunto del virreinato ni tampoco al mundo social extra-élite, aunque en muchos casos, tanto las provincias del interior, como los sectores subalternos, irrumpen necesariamente en el desarrollo narrativo y analítico.Temporalmente, nuestra investigación se centra entre los años 1801-1814, donde se puede observar no solo el contacto de la elite letrada rioplatense con el reformismo ilustrado hispánico, sino dar cuenta también del proceso de politización y radicalización que se irá operando en ella, hasta llegar al período revolucionario propiamente dicho (1808-1814), donde será verificable la articulación de la intelectualidad revolucionaria criolla en redes asociativas, desplegando una actividad política intensa, a través de la prensa, el catecismo político, la movilización, etc. La aparición de El Telégrafo Mercantil, y las transformaciones que este medio produce en el espacio rioplatense, son tomadas como punto de partida para la periodización. El corte en 1814 lo definimos a partir dela reimplantación del absolutismo en la península con la vuelta de Fernando VII y la creación del Directorio en el Río de la Plata, con una impronta más conservadora del gobierno de allí en adelante. Por otro lado, se indaga también en el recorrido previo de algunos de los referentes, para observar sus primeros acercamientos y formación en la denominada ilustración católica, así como también el contacto con las obras de los pensadores iluministas europeos que comienzan a circular en el nuevo mundo en el último cuarto del siglo XVIII. ; Fil: Lafit, Facundo Carlos Esteban. Universidad de Buenos Aires; Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Argentina
Buscamos con la presente tesis realizar un aporte al estudio de la cultura política rioplatense en el tránsito entre el antiguo régimen y la república, presentando una lectura crítica de la relación entre el liberalismo hispánico y los grupos dirigentes del proceso revolucionario rioplatense, que contribuya a la profundización de una dimensión trabajada parcialmente, o realizada desde enfoques tradicionales que partían de la idea de "copia" o de "influencias". La tesis busca indagar en la recepción, apropiación, recorte y selección el pensamiento reformista ilustrado y, posteriormente, de la matriz liberal peninsularal calor de la crisis política imperial abierta con las abdicaciones de Bayona y la guerra contra la ocupación francesa. Esta elección no implica desconocer otras importantes fuentes de inspiración doctrinaria, o las significativas conexiones con otras experiencias políticas "modélicas" como la francesa, británica o norteamericana, en algunos aspectos hasta más determinantes, pero sí conlleva que éstas sean ubicadas en un segundo plano en el análisis, priorizando dar cuenta de las relaciones al interior del universo hispánico. La tesishace foco en la dinámica política de las elites de Buenos Aires, y en menor medida de Montevideo, sin pretender abarcar el conjunto del virreinato ni tampoco al mundo social extra-élite, aunque en muchos casos, tanto las provincias del interior, como los sectores subalternos, irrumpen necesariamente en el desarrollo narrativo y analítico.Temporalmente, nuestra investigación se centra entre los años 1801-1814, donde se puede observar no solo el contacto de la elite letrada rioplatense con el reformismo ilustrado hispánico, sino dar cuenta también del proceso de politización y radicalización que se irá operando en ella, hasta llegar al período revolucionario propiamente dicho (1808-1814), donde será verificable la articulación de la intelectualidad revolucionaria criolla en redes asociativas, desplegando una actividad política intensa, a través de la prensa, el catecismo político, la movilización, etc. La aparición de El Telégrafo Mercantil, y las transformaciones que este medio produce en el espacio rioplatense, son tomadas como punto de partida para la periodización. El corte en 1814 lo definimos a partir dela reimplantación del absolutismo en la península con la vuelta de Fernando VII y la creación del Directorio en el Río de la Plata, con una impronta más conservadora del gobierno de allí en adelante. Por otro lado, se indaga también en el recorrido previo de algunos de los referentes, para observar sus primeros acercamientos y formación en la denominada ilustración católica, así como también el contacto con las obras de los pensadores iluministas europeos que comienzan a circular en el nuevo mundo en el último cuarto del siglo XVIII. ; Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
En la presente Tesis Doctoral se abarcan dos objetos de estudio principales y complementarios. El primero es de carácter individual: la vida del brigadier de la Real Armada Juan Gutiérrez de la Concha (1760-1810); mientras que el segundo es colectivo, y se refiere al papel de los marinos destinados en el Virreinato del Río de la Plata entre 1808 y 1814. Ese segundo eje de investigación está además conformado por diversos actores que en realidad se encuentran íntimamente relacionados. La investigación aborda desde una metodología biográfica, basada en la prosopografía, el análisis de la vida y trayectoria profesional de Gutiérrez de la Concha hasta su muerte por oponerse a la Junta revolucionaria de Buenos Aires (mayo de 1810), estudiando las páginas de la historia naval española de las que formó parte. El propósito ha sido entender su trayectoria vital como respuesta a un tiempo cultural (Ilustración – siglo XVIII), a un espacio geo-histórico preciso (España – Virreinato del Río de la Plata), a una formación específica (oficial naval), y a las características particulares que toda persona posee. Las fuentes documentales analizadas han sido numerosas, y tanto su procedencia como su tipología revisten una considerable variedad, encontrándose tanto en archivos españoles como en archivos americanos. Una diversidad que recoge aquella documentación directamente relacionada con la vida y profesión del personaje (acta de bautismo, partida de casamiento, hoja de servicios, expediente militar, memoria testamentaria…), hasta las fuentes de procedencia diversa que nos acercan igualmente a su conocimiento y al de la trayectoria profesional de sus camaradas (memorias de contemporáneos, correspondencia privada, documentos diversos, informes, memoriales, gacetas, correspondencia administrativa…) En los tiempos de la revolución rioplatense los marinos españoles tomaron en su mayoría el partido de oponerse a la misma, aunque no fue una actitud desarrollada de manera monolítica ni homogénea.
According to recent works in the framework of conceptual history, the notion of the future in the IberoAmerican world began to crystallize between the end of the 18th century and the second half of the 19th century. Speculations about "the future" on both shores of the Atlantic would show, following Javier Fernández Sebastián, the profound impact of the progressive philosophies of history on the social political discourse that led to a clear politicization of time, parallel to the temporalization of the political concepts. The last decade of the 18th century was the one in which Manuel Belgrano, trained in the ideas of the European Enlightenment, entered the service of the Hispanic monarchy as secretary of the Consulate of Commerce of Buenos Aires at a time when his family was going through a delicate economic situation. For Belgrano, it meant a contribution to family prestige as well as the opportunity to become part of a fundamental transoceanic political program. Faced with general diagnoses of decadence and the need for regeneration, the Monarchy sought to reactivate its domains in relation to the Peninsula with a project with imperial overtones and Belgrano immediately became aware of what it meant to be part of it. ?e objective of this work is to investigate the perception of time in Belgrano, his notion of "future" and the connection with other concepts that supported his speech prior to the breakdown that the events of Bayona and the beginning of the Revolutionary wars led to. For this, both his correspondence and other writings of that period are a way of access to the beginnings of Belgranian thought, subject to later logical rethinking based on the ups and downs of the coming conjunctures. ; Según trabajos recientes en el marco de la historia conceptual la noción de futuro en el mundo iberoamericano comenzó a cristalizarse entre fines del siglo XVIII y la segunda mitad del siglo XIX. Las especulaciones sobre "el porvenir" en ambas orillas del Atlántico mostrarían, siguiendo a Javier Fernández Sebastián, el profundo impacto de las filosofías progresivas de la historia en el discurso político social que condujeron a una clara politización del tiempo, paralelo a la temporalización de los conceptos políticos. La última década del siglo XVIII fue aquella en que Manuel Belgrano, formado en las ideas de la Ilustración europea, ingresó al servicio de la monarquía hispánica como secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires en momentos en que su familia atravesaba una delicada situación económica. Para Belgrano, significaba un aporte al prestigio familiar además de la oportunidad de convertirse en parte de un programa político transoceánico fundamental. Frente a diagnósticos generales de decadencia y necesidad de regeneración, la Monarquía buscaba reactivar sus dominios en relación a la Península con un proyecto con tintes imperiales y Belgrano tomó consciencia de inmediato de lo que significaba ser parte. El objetivo de este trabajo es indagar la percepción del tiempo en Belgrano, su noción de "futuro" y la conexión con otros conceptos que sustentaron su discurso previo al quiebre que supusieron los sucesos de Bayona y el inicio de las guerras de Revolución. Para ello, tanto su correspondencia como otros escritos de ese periodo son una vía de acceso a los inicios del pensamiento belgraniano, sujeto a lógicos replanteos posteriores en función de los vaivenes de las coyunturas venideras.
El periódico rioplatense Doña María Retazos (1821-1823) fue creado, escrito, impreso y distribuido por el sacerdote franciscano Francisco de Paula Castañeda (1776-1832), escritor y actor político fundamental de la década revolucionaria y de la tumultuosa y compleja década del 20. Un elemento constitutivo del texto es su altísimo carácter intertextual a través del cual aparece una figura de autor que se expone como scriptor de antiguallas teológicas, lecturas propias del barroco ibérico y de la ilustración francesa y española, entre otras, operación devenida, paradójicamente, en empresa moderna. ; Doña María Retazos, a newspaper from Río de la Plata (1821-1823), was created, written, printed and distributed by the franciscan priest Francisco de Paula Castañeda (1776-1832) a key political actor and writer of the revolutionary decade and of the tumultuous and complex '20s. One of the most important elements of the text is its high intertextual character through which Castañeda is exposed as amanuensis of theological antiques, readings of the Iberian Baroque and Spanish and French Illustration, among others; in this way, the amanuensis becomes author and his newspaper in to a modern enterprise.
Within the framework of the Bourbon reforms implemented by the Hispanic Monarchy to recover its former splendour, the Consulates of Commerce in the Americas were fundamental instruments in a new rearrangement. This paper analyses the Consulate of Buenos Aires in relation to one of its provincial governments, Santa Fe, on the subject of a text known as the "Larramendi Report" of 1795. It analyses the importance of this document as an expression of the tensions and disagreements that faced the elites of Santa Fe and Buenos Aires, demonstrating that the Consulate brought to light problems that went beyond those envisaged by the Crown that are ultimately evidence of rivalries with Buenos Aires that would deepen in the following century, after the revolutionary wars. ; En el marco de las reformas borbónicas implementadas por la Monarquía Hispánica para recuperar su antiguo esplendor, los consulados de comercio en América fueron instrumentos fundamentales en un nuevo reordenamiento. En este trabajo se analiza al consulado de comercio de Buenos Aires en relación a una de sus diputaciones, la santafesina, a propósito de un escrito conocido como el Informe Larramendi de 1795. El análisis evidencia la importancia de este documento como expresión de tensiones y disconformidades que enfrentaban a las elites santafesina y bonaerense; demostrando que el Consulado ponía a la luz problemáticas que iban más allá de las previstas por la Corona y que denuncian, en última instancia, rivalidades con Buenos Aires que se profundizarían en el siglo siguiente a partir de las guerras de Revolución.
El periódico rioplatense Doña María Retazos (1821-1823) fue creado, escrito, impreso y distribuido por el sacerdote franciscano Francisco de Paula Castañeda (1776-1832), escritor y actor político fundamental de la década revolucionaria y de la tumultuosa y compleja década del 20. Un elemento constitutivo del texto es su altísimo carácter intertextual a través del cual aparece una figura de autor que se expone como scriptor de antiguallas teológicas, lecturas propias del barroco ibérico y de la ilustración francesa y española, entre otras, operación devenida, paradójicamente, en empresa moderna. ; Doña María Retazos, a newspaper from Río de la Plata (1821-1823), was created, written, printed and distributed by the franciscan priest Francisco de Paula Castañeda (1776-1832) a key political actor and writer of the revolutionary decade and of the tumultuous and complex '20s. One of the most important elements of the text is its high intertextual character through which Castañeda is exposed as amanuensis of theological antiques, readings of the Iberian Baroque and Spanish and French Illustration, among others; in this way, the amanuensis becomes author and his newspaper in to a modern enterprise.
En este trabajo indagamos sobre las parroquias y el clero de la campaña sur de Buenos Aires, en el contexto de consolidación de la estructura eclesiástica y redefinición del perfil del clero rioplatense. La etapa de definiciones políticas en la iglesia de la segunda mitad de siglo, fue parte del proceso de "romanización" impulsado por Pío IX, sostenido por las jerarquías y clero locales, y fortalecido por el Concilio Vaticano I. En la iglesia rioplatense, existieron debates en torno a la "ilustración" de los curas y la necesidad de contar con un clero nacional. Las quejas sobre la insuficiencia numérica del clero y su escasa formación, fue algo usual en el discurso y correspondencia de la jerarquía eclesiástica. Sin embargo, este clero –'extranjero en su totalidad'–, estuvo en constante crecimiento. El análisis sobre los curatos establecidos al sur del Río Salado, nos permite visualizar que éstos nunca permanecieron vacantes. Las grandes extensiones de las parroquias de campaña, moldearon un clero con una fuerte impronta ambulante y misionero-sacramental. ; This study focuses on parishes and clergy of the Buenos Aires campaign during times of ecclesiastical strengthening and redefintion of Rio de la Plata's clergy profile. The phase of new political definitions in second half of the century was part of the process of "Romanization" driven by Pio IX, ratified by local hierarchies and clergy, besides reinforced by Vatican Council I. In Rio de la Plata's church, there were debates about "the enlightenment" of priests and the need of a national clergy.Complains regarding the clergy's scarce numbers and its lack of formation were part of speeches and letters exchanged between ecclesiastical hierarchs. Nevertheless, this clergy –'composed only by foreingers'– was continuously growing. Analysis of curacies established south of the Rio Salado reveal they were never vacant. The large tracts of campaign parishes conceived a clergy with a marked itinerant, missionary-sacramental profile. ; Fil: Bilbao, Lucas Matías. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Centro Científico Tecnológico Conicet - Tandil. Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales; Argentina
Algunos términos portan, por su potencial metafórico, una riqueza hermenéutica que invita a multiplicidad de exploraciones, en especial, de orden filosófico. Es el caso del término 'frontera'.
Desde una perspectiva estética, los sentidos que genera esta idea son particularmente enriquecedores
respecto de las cuestiones artísticas. Un primer atisbo sobre cuestiones de frontera en el terreno de las artes puede establecerse al pensar en aquella que separa al arte de otras disciplinas o ámbitos de expresión, como la ciencia, el lenguaje, la política, etc.
Pero también es posible pensar las fronteras del arte, "hacia adentro", es decir aquellas que involucran distinciones (y/o acercamientos) entre artes diferentes: artes plásticas, audiovisuales, literatura, etc. Trataré de presentar algunas consideraciones en el marco de estas dos posibilidades.
Partiré, solo a modo de introducción, de un muy breve rodeo sobre el sentido que abre este término cuando lo exploramos: ¿qué nos dice, en su amplia connotación metafórica, la palabra "frontera"?
La zona de frontera es una zona de paso, puede interpretarse como zona intermedia, de indefiniciones y de connivencias. En muchas ocasiones es objeto de controversias y hasta de enfrentamientos más serios; de guerras, incluso. La frontera es en buena medida ambigua: es límite, y por ende separación, pero al serlo, también es acercamiento y ligazón; en ocasiones, hasta puede llegar a ser (lo ha sido a menudo) refugio, protección. En la frontera nada es claro; y mucho menos, distinto. La frontera podría considerarse, posiblemente,
como uno de los símbolos más elocuentes de lo que denominaríamos el anti cogito: así, nada es evidente en la frontera.
El pensador francés que fue estimado como "el filósofo de la ambigüedad", que intentó a lo largo de toda su obra (y pese a las propias reformulaciones en sus últimos escritos respecto de sus primeros aportes filosóficos), romper con el dualismo originado en la perspectiva cartesiana, podría ser, entonces, un referente para deliberar sobre las fronteras.
Mucho más cuando pensamos en las fronteras artísticas, pues ha sido el arte una de las expresiones a las que más se ha referido con su pensamiento y el ámbito en el que encontró mayores fuentes de inspiración para sus propuestas sobre la filosofía.
A juzgar por la perspectiva con la que aborda el trabajo del pintor, por ejemplo en uno de sus artículos más visitados, ya desde su título, "La duda de Cézanne", el ámbito del arte aparece como un ámbito fronterizo: de dudas, de decepciones y de vueltas a empezar; pero, sobre todo, de indeterminaciones, de ambigüedades, de búsquedas, de interrogaciones.
Sentido y sinsentido es el título del libro de Maurice Merleau-Ponty (que de él se trata) en el que se incluye el trabajo sobre Cézanne y que reúne una serie de artículos cuya edición original es de 1948. El volumen se estructura en tres partes tituladas, a su vez, "Obras", "Ideas", "Políticas". Salta a la vista que lo que tienen en común estas tres secciones es una convicción que atraviesa todo el pensamiento merleaupontyano: no se trata de pensar filosóficamente qué será la obra de arte, o cuál será la idea filosófica más atinente o, incluso, qué debe decirse de la política. El pensamiento de Merleau-Ponty no es un pensamiento que aborde las cuestiones en singular, más bien es un pensamiento sobre pluralidades.
En tal sentido, Merleau-Ponty se desentiende de lo que podríamos figurar como una frontera, digamos, categórica. El aristotélico principio de no contradicción pierde fuerza en el horizonte merleaupontyano: no hay ya un ámbito del arte separado de uno que no lo es….
No hay, asimismo, un orden de lo político autónomo respecto de lo no político…. Es imposible, además, separar la idea de lo sensible… En un mundo de pluralidades como éste, lo primero que pierde vigencia es la pretensión esencialista que supone factible el reborde exacto de cada una de las cosas/hechos de la realidad. Como en las pinturas de Cézanne, en la perspectiva filosófica de Merleau-Ponty no hay manera de establecer esos "dibujos", esos bordes o contornos definidos que nos permiten afirmar sin vacilar qué cosa es cada una de las cosas que nos rodean y, por extensión, qué no es cada una de ellas.
Y esto es así porque se parte de la comprensión de la realidad como contingencia: en uno de los últimos artículos agrupados en la parte "Políticas" en el que intenta dar cuenta de la condición del "héroe" contemporáneo, sostiene:
El héroe de los contemporáneos no es un escéptico, un diletante o un decadente.
Simplemente, posee la experiencia del azar, del desorden y del fracaso, (…). Vive en un tiempo en que los deberes y las tareas son oscuros.
Experimenta, como nunca se ha hecho, la contingencia del porvenir y la libertad del hombre. (2000, p. 276)
Azar, desorden, fracaso, oscuridad, contingencia y al mismo tiempo libertad, definen la experiencia del hombre contemporáneo: bien podríamos decir que es toda una experiencia de frontera.
En este trabajo y con el apoyo de algunos conceptos merleaupontyanos, presentaré una indagación sobre las fronteras artísticas en torno a dos cuestiones que, a mi juicio, mantienen hoy una vigencia indiscutible: por una parte la frontera entre la imagen y la palabra, o, también, para decirlo en otros términos, entre la visualidad y el lenguaje verbal. Cuando los límites entre los diferentes lenguajes –el escrito y el plástico– se ven constantemente
desdibujados, yuxtapuestos o amalgamados en escenarios aparentemente tan distintos como una publicidad, una instalación artística, un video para televisión, una película, etc., los interrogantes sobre las diferencias y especificidades entre los diversos lenguajes posibles adquieren una nueva potencia.
Por otra parte, las relaciones entre dos visualidades diferentes, la pintura y la fotografía, por las mismas razones, pero también porque en nuestro tiempo cada una de estas manifestaciones han experimentado cambios de orden técnico muy profundos y se han expandido las posibilidades de acceso y de intercambio, muy especialmente respecto de la fotografía y a través de las redes sociales, se han complejizado de un modo impensado unas pocas décadas atrás.
Recurriré para todo ello, además del ya mencionado Merleau-Ponty, a algunos conceptos de François Soulages en su Estética de la Fotografía (2005) y a las apreciaciones sobre lo fotográfico de John Berger.
En primer lugar, entonces, problematizaremos la cuestión de la frontera –entendida como límite distintivo– entre la imagen y la palabra, que se ha desdibujado, particularmente en la contemporaneidad, de manera contundente.
Luego, a través de la confrontación entre las obras de dos artistas, uno fotógrafo, el otro pintor, notaremos, aquí la frontera se vuelve todavía más ambigua, hasta qué punto si podemos hablar de "saber" en el terreno artístico, éste tiene que ver singularmente con el receptor.
Fronteras entre imagen y palabra
La relación entre imagen y palabra constituye un tópico de la historia del arte que tiene una historia sumamente extensa y muy rica. No es mi intención, por tanto, reconstruirlo ni siquiera fragmentariamente.
Cada una de esas producciones, las visuales y las habladas-escritas, han tenido a lo largo de esa historia momentos de mayor o menor esplendor; pero ha sido la palabra la que ha obtenido en mayor parte la primacía, de conformidad con los principios rectores de nuestra tradición cultural.
Se ha tomado la fórmula horaciana del ut pictura poesis como el origen de una relación que intentaba marcar los encuentros entre ambos tipos de expresiones y en ese camino la concepción de Leonardo da Vinci aparece como uno de los esfuerzos más intensos por encumbrar a la pintura por sobre la literatura o la poesía: la "ciencia" de la pintura tiene la virtud, si es ejercida por los grandes maestros, de generar una "segunda naturaleza" y así resulta el vehículo más potente y efectivo para comprender la realidad, más que la propia ciencia y que la filosofía.
En un intento de dar una apreciación equilibrada de una tal historia, la estudiosa del tema Ana Lía Gabrieloni transcribe, en un trabajo sobre la relación entre pintura y poesía, una cita de W. Mitchell:
La dialéctica entre la palabra y la imagen aparenta ser una constante en la tela de signos que una cultura entreteje en torno a sí misma. Lo que cambia es la naturaleza concreta del tejido, la relación entre la urdimbre y la trama. La historia de la cultura es, en parte, la historia de una prolongada lucha por la dominación entre signos pictóricos y signos lingüísticos, donde unos y otros reclaman para sí determinados derechos de propiedad sobre una "naturaleza" a la que solamente ellos tendrían acceso. (Mitchell 1986, p. 43)1
En nuestra contemporaneidad, la imagen, artística o no, ha cobrado un protagonismo inusitado, invasivo de ámbitos usualmente reservados a la letra escrita, por lo cual ha sido y es objeto de innumerables análisis filosóficos, comunicacionales, estético-políticos, sociológicos, etc. En todos ellos, la fotografía ocupa un lugar destacado como producto técnico visual, representativo del desarrollo tecnológico que caracteriza, en particular, la visualidad del siglo XX en adelante, atravesada, como dijera hace ya tanto tiempo Walter Benjamin, por la reproductibilidad.
La fotografía en particular, nace con el mandato implícito de representar lo más fielmente posible a la realidad, eximiendo, en principio, a la pintura de tal cometido (pretensión, en rigor, imposible); así, la fotografía fue poco a poco oscilando entre ser un instrumento de testimonio respecto del mundo y un ámbito de creación propio del arte.
Un significativo estudioso de las cuestiones ligadas a la imagen es el crítico de arte, escritor y también pintor en sus comienzos, John Berger quien, en un capítulo de su ensayo Mirar, de 1980, dedica algunas reflexiones al análisis sobre la imagen fotográfica, inspirado en el texto Sobre la fotografía de Susan Sontag de principios de la década del `70.
Allí dice Berger que fue en el período de entre guerras cuando "(…) se creyó en la fotografía como el método más transparente, más directo, de acceso a lo real: el período de los grandes maestros testimoniales del medio (…)" (Berger, 2000, p. 47)2. Lejos, sin embargo, de estimar a la fotografía como heredera de las artes plásticas, el grabado, el dibujo, la pintura, Berger considera que la función que la cámara fotográfica pasó a cumplir era desempeñada, antes de su invención, por la memoria. Las fotos son, dice, como los recuerdos: conservan
las apariencias instantáneas. Pero eso mismo constituye una desventaja para Berger pues no narran por sí mismas. Es necesario apoyarlas, para comprender verdaderamente, con la palabra, ya que la palabra, y más bien la narración, al contrario que la imagen visual, se desarrolla y se explica en el tiempo. Y, entonces, afirma, citando textualmente a Sontag:
"Sólo lo que es capaz de narrar puede hacernos comprender". (Berger, 2000, p. 49)
Es a partir de esta frase, que estimamos polémica, que se vuelve a poner de relieve la disputa entre la imagen y el lenguaje, dando por seguro que la comprensión es producto de éste último y arriesgando relegar a la imagen a un lugar subsidiario, de mera ilustración.
Más adelante, sin embargo, Berger también rompe con el paralelo que había establecido entre la memoria y la fotografía: la memoria, dice, conserva todavía algún aspecto que puede ligarse con la valoración o la justicia. La cámara, en cambio, a fuerza de pretender suplantar a la memoria, genera imágenes para el olvido:
La memoria entraña cierto acto de redención. Lo que se recuerda ha sido salvado de la nada. Lo que se olvida ha quedado abandonado. (…), la distinción entre recordar y olvidar se transforma en un juicio, en una interpretación de la justicia, según la cual la aprobación se aproxima a ser recordado, y el castigo, a ser olvidado. (…) la cámara nos libra del peso de la memoria. Nos vigila como lo hace dios, y vigila por nosotros. Sin embargo, no ha habido dios más cínico, pues la cámara recoge los acontecimientos para olvidarlos (Berger, 2000, p. 50-51; el destacado es del autor)
Nada más atinente cuando pensamos en las cientos de fotos virtuales que tomamos en cuestión de segundos y que destinamos, en buena medida debido a la cantidad, a un acopio electrónico jamás revisitado.
Por su parte, Maurice Merleau-Ponty estima las imágenes visuales artísticas, él toma como referente la pintura, como "voces del silencio", es decir expresiones que trasmiten "ideas" pero no en forma de conceptos sino como núcleos de significación sensible que requieren para ello de la materialidad del arte y se ofrecen a la interpretación. Se trata, entonces, de ideas sensibles, que también están presentes en la literatura: por ejemplo, la frase musical de Vinteuil o las pinturas imaginarias de Elstir el personaje pintor, en la novela de Marcel
Proust, los escenarios de Kafka, si tomamos ejemplos de la ficción. Pero también los cuadros de Cézanne, de Van Gogh o de Klee.
Es cierto que en ocasiones los títulos (palabras) de las obras artísticas colaboran con la interpretación. Pensemos, por ejemplo, en el famoso cuadro de Magritte, La Gioconda, al que solo asociamos con el original de Leonardo, precisamente, por su título.
Asimismo, admitimos que las imágenes, también las fotos consideradas artísticas, llegan a nosotros (y nosotros hablamos de ellas) mediadas por interpretaciones discursivas que ponen de relieve sus coordenadas de tiempo y espacio, las apreciaciones que suscitan plasmadas en los escritos críticos, los acentos arbitrarios de una mirada que atiende más a algún detalle que a otro, etc.
Sin embargo, tampoco la palabra parece suficiente para dar cuenta de una realidad, ni completamente objetiva, ni estrictamente subjetiva, de una realidad compleja, ambigua, esquiva a la categorización y la descripción plena, y así, consecuentemente interpretable de manera múltiple. No menos cierto es, entonces, que para evitar conducir a su potencial receptor a una interpretación predeterminada ya establecida, muchos artistas deciden "titular" a sus obras, paradójicamente, Sin título.
Algo a contrapelo de la consideración anteriormente referida de Berger, François Soulages plantea en un abordaje teórico pero sustentado profusamente en la producción fotográfica, Estética de la fotografía, tres maneras, entre otras posibles, en las que los fotógrafos, especialmente los que operaron hacia fines del siglo XX, se ubicaron explícitamente más allá de las concepciones estándar de la producción fotográfica como réplica o como ilustración de un suceso. A veces, incluso, confrontaron con la sociedad mediante una ruptura o un rechazo del reportaje alienado de la sociedad del entretenimiento: en tal empresa, aclara el autor, ya no se busca la captura del instante o el mero reportaje espectáculo, sino lo que estima una instalación en el tiempo, que, a la vez, no puede sino explicarse como una interrogación en el tiempo.
Así propone analizar una fotografía considerada "de investigación" que apela a la "larga duración"; una fotografía "de la memoria" que se ubica en el "pasado" y una fotografía "de interacción" que hace uso de un "tiempo intersubjetivo". (Soulages, 2005, p. 235)
La fotografía de investigación se caracteriza por el intento de captar lo esencial, lo común, la estructura y, de ese modo, aspira al mantenimiento de su vigencia: "El soporte de esas fotos ya no es lo cotidiano que apunta a la información, la actualidad, ese presente que mañana carecerá de valor (mercantil) (…)" (Soulages, 2005, p. 235). Por esta razón, estas imágenes son naturalmente hospedadas en un libro, una revista, un museo. Al no buscar la
ilustración que se acomode a la letra escrita, sino la conformación de una obra que hable por sí, este tipo de fotografía puede producir no solo la obra, sino también el sentido de la misma.
Por su parte, la fotografía como memoria, intenta establecer una lectura sobre el pasado, sobre algún acontecimiento del pasado. Son ejemplos paradigmáticos las fotografías de documentos oficiales o de situaciones extremas como los campos de concentración o la vida carcelaria. Aquí la fotografía es al mismo tiempo, imagen crítica e imagen de imágenes.
Se fotografía a la sociedad, no en su actualidad, sino en los recovecos de su memoria, usualmente ocultados por inaceptables, pero que dan razón de ella, la exploran, la analizan.
Por último, la fotografía de interacción, se constituye como un intento de relacionar las acciones del fotógrafo con las de los no fotógrafos, constituyendo un tiempo intersubjetivo.
Estos últimos, los no fotógrafos, en ocasiones, por ejemplo en algunos proyectos fotográficos3, se hacen cargo de variadas tomas en el entorno de su propio ámbito. Con ello generan imágenes perturbadoras, porque nos devuelven miradas que se instalan como críticas de la mirada ya establecida sobre esos grupos.
Estas tres variantes de la práctica fotográfica pueden, naturalmente, cruzarse en trabajos específicos. En todos ellos parece renovarse la inquietud respecto de las posibilidades de la fotografía, sobre todo aquella que trabaja con cuestiones sociales, de constituirse como arte. El viejo interrogante respecto de las potencialidades artísticas para constituirse en mirada crítica se renueva en el ámbito fotográfico.
Esta forma de comprender la producción fotográfica –que también involucra la potencia de su recepción– genera, interpreto, una posible superación de una dicotomía inconciliable entre imagen y palabra. Puesto que la fotografía es capaz de por sí de investigar, de instalar una lectura sobre el pasado, de operar como interacción entre distintos actores –todas ellas acciones habitualmente asociadas con la palabra–; puesto que, además, se
propone como promotora de una mirada crítica que atraviesa lo social, lo artístico, la interpretación histórico-política, perspectiva tradicionalmente vinculada con la palabra filosófica; puesto que aun así, finalmente, la palabra emerge a la hora de la intercomunicación entre miradas diferentes sobre las mismas fotos, entonces lo que sigue teniendo vigencia respecto de la relación entre la palabra y la imagen como instrumentos de comprensión sobre lo real, es la tensión permanente entre ellas.
Tal vez, se trate de una suerte de "entre-deux" (entre-dos), para parafrasear la concepción de Merleau-Ponty cuando intenta resumir su visión superadora del dualismo que divide el objeto del sujeto: un entre la imagen y la palabra; o tal vez pueda asociarse al "a la vez" que propone Soulages para definir la fotografía: a la vez la palabra y la imagen. O quizá como ha pensado el propio John Berger con referencia al famoso cuadro de la pipa que no es una pipa de René Magritte (La trahison des images) solo se trata, dado que se anulan mutuamente, del fracaso de ambos lenguajes, del de la imagen y del de la palabra.
Es decir, la distinción entre la imagen y la palabra constituye, en definitiva, una frontera; y en tanto tal, resulta un ámbito de indefinición, difuso y en constante tensión.
Fronteras entre el saber y el no saber. La mirada del receptor
Sentido y sin sentido, el título del libro de Merleau-Ponty al que hacíamos referencia al principio de este trabajo, precisamente mienta la siempre dual característica de la experiencia cognoscitiva de nuestros días. En su prefacio sostiene su autor: "Convendría que la razón a la que llegamos no fuera aquella que habíamos abandonado tan ostensiblemente.
Convendría que la experiencia de la sinrazón no fuera sencillamente olvidada. Convendría formar una nueva idea de la razón". (2000, p. 27)
Si las diferencias y/o cercanías entre palabra e imagen de las que hablábamos nos ubican en un terreno de ambigüedades e indefiniciones, es decir en lo que consideramos una frontera, ¿no repercute esa consideración en el plano cognoscitivo? ¿Hay, paralelamente, un saber de la imagen y un saber de la palabra?
Volviendo sobre la cita de la experiencia del héroe de hoy que lo vuelve habitante de múltiples fronteras, ¿qué puede, este hombre contemporáneo, aspirar a saber? La respuesta no será, naturalmente, en singular. Apenas podría bosquejar una expectativa de encontrarse con esbozos de verdades, quizá apenas conjeturas, así, en plural. Y aquí, nuevamente, aparece la frontera: ese espacio algo indefinido que separa (pero al mismo tiempo asocia) el saber y el no saber, la verdad y la falsedad, la apariencia y la realidad. Entonces, en el terreno de la Estética, el interrogante crucial desde esta perspectiva es el que se dirige hacia la posibilidad de que el arte, las obras de arte, sean (o no) vehículos o constituyan (o no) núcleos de saber.
La tajante separación kantiana entre la afirmación científica –es decir, de conocimiento, un juicio de carácter conceptual u objetivo– y el juicio estético –que lo es en tanto refiere a un sentimiento subjetivo, aunque bien con pretensión de universalidad–, ha generado una tradición estética sustentada en la contemplación que ha negado al arte, precisamente, su cualidad cognoscitiva y enseñable, pese a que no pueda decirse sin más que Kant sostuviera que el arte nada tiene que ver con el saber4.
Una experiencia reciente y fundamentalmente casual –he aquí cómo obra la contingencia– hizo que me encontrara con una obra fotográfica que me produjo al instante una asociación pictórica: buscando imágenes de fotografías ligadas con la posguerra española para un trabajo dedicado a ese período de la literatura y sus relaciones con las producciones visuales, me llamó mucho la atención la obra de Franz Muller, un fotógrafo húngaro, nacido en 1913 y que en 1947 se establece en España, después de haber sufrido persecuciones y haber ambulado y fotografiado por diferentes países, no solo de Europa. Un verdadero artista de fronteras, que ha tenido que vivirlas, atravesarlas y en muchas ocasiones descifrar cómo lograr eliminarlas.
Me detuve en la fotografía que lleva por título Descargando sal (Oporto), Portugal, tomada en el año 19395. La imagen de la foto de Muller inmediatamente me recordó las pinturas del pintor argentino Benito Quinquela Martín; de este último, es profusa la cantidad de imágenes portuarias pictóricas que nos ha legado. Apenas unos años separan el origen temporal de las imágenes de Muller y algunas de las de Quinquela6. Y unos pocos años más
separan a ambas de la aparición del libro de Merleau-Ponty, Sentido y sinsentido, al que hacíamos referencia, editado, como dijimos, en 1948. En perspectiva histórica diríamos que tanto las imágenes como el libro son de la misma época.
Nicolás Muller es uno de las grandes figuras de la fotografía social húngara, compatriota de grandes fotógrafos hoy consagrados como BrassaÏ, Robert Capa, André Kertész y Kati Horna. Con ellos comparte, además, la experiencia del exilio7.
Entre fin de año de 2013 y fines de febrero de 2014 y con motivo de los cien años de su nacimiento, la Sala Canal de Isabel II, en Madrid, expuso la colección "Nicolás Muller.
Obras Maestras"8. Una de las gacetillas que anuncian la muestra presenta el siguiente comentario, que parece definir clara y sintéticamente el trabajo de Muller:
Como otros fotógrafos de su generación, Robert Capa, Brasaï o Kertész, está muy influido por las teorías constructivistas de la época y por las nuevas formas visuales que se originan en la escuela alemana de la Bauhaus.
Este conjunto de influencias dará lugar a una fotografía directa, expresiva y social que busca retratar a las clases sociales más desfavorecidas desde un humanismo que pone en valor la fuerza de lo cotidiano9.
Por su parte, Benito Quinquela Martín, uno de los pintores más populares de nuestro país, fue autodidacta, lo que ocasionó que la crítica no fuera siempre positiva con su obra. Su rasgo técnico distintivo es que usó como principal instrumento de trabajo la espátula en lugar del tradicional pincel. Ha retratado como nadie la vida del trabajo en el puerto, a la que conocía desde pequeño cuando ya cargaba bolsas de carbón para ganarse la vida.
Volvamos a las imágenes. Podríamos conjeturar que la "anécdota" de ambas vistas, la pictórica y la fotográfica, es semejante. Que la asociación se produjo debido a que describen escenarios similares. Sin embargo, de ningún modo pretendo sugerir que haya alguna relación de hecho entre lo que cuentan la producción pictórica que alude al puerto de Buenos Aires y la toma de Muller del puerto portugués de Oporto (por ejemplo, que Quinquela
se hubiera inspirado en la foto de Muller suponiendo que hubiera tenido oportunidad de conocerla, lo que en verdad es altamente improbable, o a la inversa, lo cual resulta más improbable aún). Pero si hubiera sido así, todavía tal cuestión sería irrelevante para lo que pretendo sustentar en este trabajo.
¿Por qué me pareció significativo tal parecido? En verdad, dado el momento histórico común (la década del `40 del siglo XX), no es para nada sorprendente que haya fuertes coincidencias en los elementos descriptos en cada imagen: cada una cuenta, en sus términos, la manera en la que por entonces se llevaba a cabo la carga y descarga de ciertas mercaderías en los puertos. Hasta podría darse explicación epocal para la vestimenta de los personajes que allí aparecen, la conformación de los barcos, las técnicas de descarga, etc.
No es, entonces, la anécdota lo que cuenta. Lo que me parece que vale la pena confrontar son, precisamente, las miradas de dos artistas alejados geográfica y hasta culturalmente; incluso técnicamente, ya que estamos hablando de una foto en comparación con una pintura.
Pero que, a la vista de un receptor, resultan semejantes. Es decir, estamos frente a un interesante ejemplo de "fronteras": frontera entre lo fotográfico y lo pictórico, frontera entre la cultura europea y la sudamericana (y todavía cabría aquí hablar de las diferentes fronteras hacia el interior de la frontera cultural, por ejemplo, las costumbres húngaras y/o españolas y las rioplatenses), frontera entre el ambiente político-social de la posguerra y el de los cambios profundos en la esfera del trabajo de la Buenos Aires de los `40-50, etc.
Y es entonces que pienso en Merleau-Ponty, en su concepción de la mirada como constitutiva del mundo, no en un plano puramente imaginario, ni en uno conceptual, ni siquiera como testimonio afirmativo, sino en tono interrogativo: "La primera que interroga al mundo no es la filosofía sino la mirada", dice en su obra póstuma Lo visible y lo invisible" (1970, p. 132). Lo asombroso es que en perspectiva fotográfica, un fotógrafo húngaro
exiliado y finalmente radicado en España, hace una toma de un puerto portugués en 1939 que se parece mucho, al menos en una recepción particular, a la pintura al óleo de un pintor porteño que gusta retratar ciertas postales del hoy mítico barrio de La Boca. El primero genera una imagen en tonos de grises, el segundo una de colores predominantemente cálidos; podríamos extremar la metáfora: una frontera cromática.
Pero la contingencia, el azar, ha hecho que una mirada receptiva las asocie. Y las interrogue, poniéndolas en diálogo pese a sus diferencias constitutivas, e incluso frente a sus coincidencias. Tiene sentido, y al mismo tiempo no lo tiene, asemejarlas. Hay algo de razonable y a la vez de fortuito en su confrontación. Es que las imágenes, por todo esto que decimos pensando en la aseveración merleaupontyana, no se conforman con un sentido que se agota en alguna explicación, sino que son expresiones y, como tales, su sentido (su significado, su inteligibilidad) se monta sobre un fondo de sinsentido: su potencia sensible, diría Merleau-Ponty, su carne. De este modo sostiene: "Tanto en la obra de arte o en la teoría como en las cosas sensibles, el sentido es inseparable del signo. La expresión, por lo tanto, nunca puede darse por acabada. La más alta razón es vecina de la sinrazón". (2000, p. 28)
"Cézanne se pregunta si lo que ha salido de sus manos tiene sentido", reflexiona en el artículo que le dedica; es decir, Cézanne duda, porque lo que quiere lograr, poner de manifiesto un segmento de mundo, es una tarea sin fin. Porque no solo hay sentido en la obra, sino también sin sentido, entonces, su "decir", lo que nos muestra, es, por contingente, por ambiguo, expresable al infinito, de interpretación inagotable.
Así, la comprensión de una obra, la comprensión de una puesta frente a frente de dos obras que parecen decirnos algo semejante, la interpretación de los por qué, incluso, las hemos enfrentado, las preguntas que nos sugieren, también se instalan en una zona de frontera: no es una cuestión ni completamente sensible ni completamente inteligible. De tal modo que, no se trata, plenamente, ni de un saber ni de un no saber, sino de una mirada interrogadora que, contingentemente, habrá o no encontrado alguna idea significativa en la presentación sensible a la que se enfrenta.
Conclusiones
Muchas fronteras, lo hemos señalado, se aúnan en la asociación entre Quinquela y Muller: naturalmente fronteras geográficas (Buenos Aires/Oporto), pero también técnicas (toma fotográfica/pintura al óleo), artísticas (fotografía/pintura), culturales (Europa en guerra/ Buenos Aires de inmigrantes), si se quiere, hasta políticas (que derivarían todas de las otras), fronteras entre lo explícito y lo implícito, fronteras entre lo sensible y lo inteligible, es decir, entre el sentido y el sin sentido. A su vez, ambas imágenes hacen foco en una zona límite como es un puerto que puede pensarse, así, como una zona de frontera: la que se erige entre la tierra y el agua.
La frontera no solo constituida, sino también atravesada por la mirada receptiva, es la que nos pone en el lugar de la interrogación y la apertura hermenéutica.
Por otro lado, hemos hablado de la frontera entre lo escrito o dicho y lo visual. Hay ideas que surgen de las manifestaciones visuales, pictóricas o fotográficas, que también nos ofrecen un lugar, parafraseamos a Kant, para mucho pensar. Como sostiene Merleau-Ponty, se esconden entre las luces y los pliegues de las obras artísticas a modo de "ideas sensibles" sin que nos puedan ser dadas de otro modo (cf. 1970).
En ambos casos se ponen en juego enigmas sobre las posibilidades de saber, la potencia del arte (pero no solo del arte) para trasmitirnos algo más o menos parecido a la verdad.
Siempre se interpela, en definitiva, el papel del receptor.
Mucho sentido y mucho sinsentido, volvamos al libro del que hemos partido, conviviendo al prestarse a la interpelación de la mirada que, en forma interrogativa, pone en cuestión las convicciones más elementales de nuestra tradición filosófica: que el pensamiento solo piensa y que los sentidos solo sienten. Para Merleau-Ponty no hay una verdad menos cierta que ésa.
Con la presente Tesis Doctoral abordamos críticamente la visión ilustrada del indígena de la frontera meridional chilena como marco geográfico y la centuria de la Ilustración como coordenada temporal, especialmente su segunda mitad. Un análisis de sus tres familias básicas que no contempla por razones cronológicas a los picunches o gentes del norte, pero sí a los mapuches –gente de la tierra–, huilliches –gente del sur o sector meridional mapuche– y los pehuenches cordilleranos –gente del pehuén o pino chileno–. Esta división horizontal en razón de su distribución latitudinal se complementa necesariamente con la clásica repartición cuatripartita longitudinal de los butalmapus o distritos indígenas. Así, la frontera araucana, entre el río Bío-Bío y la plaza de Valdivia, se dividía en: costa, llanos, precordillera y la Cordillera propiamente, barrera que no fue obstáculo para unas relaciones fluidas. Además, al sur de la misma se extendía la frontera huilliche, que abarcaba desde el presidio valdiviano hasta Chiloé. Y, por supuesto, los pehuenches, que enseñoreaban ambas vertientes andinas. La naturaleza del estudio parte de un enfoque metodológico multidisciplinar histórico y antropológico, y supone un análisis de media duración del espacio fronterizo, en especial de su actor indígena, que con la Ilustración va a ver revalorizado en su papel. Asimismo, destacamos un aspecto básico transversal a todo el trabajo de aproximación a la realidad fronteriza araucana y hulliche, como es el proceso de cambio cultural, cuando al choque inicial le sucede un sistema complejo de relaciones. El surgimiento de una cultura de frontera se realiza dentro de unos parámetros de comportamiento social relativamente compartidos por ambas comunidades en contacto prolongado. Un proceso de aculturación con fases de aceleración y retroceso, y bidireccional en cuanto a los elementos culturales cedidos y adaptados; aunque sea la cultura hispana la principal donadora. Pretendemos observar si la historia de la frontera chilena es una historia que supera el mero enfrentamiento para convertirse en una frontera dinámica, donde la convergencia de protagonistas colectivos alcanzó en el siglo XVIII una dimensión propia como espacio compartido y nuevo en sus interrelaciones. Comprobar si la nueva fisonomía social y mestizaje de elementos culturales heredados de la implantación hispana y legatarios del habitante nativo, dieron lugar a una sociedad que rompía el ciclo de lucha y se ofrecía mestiza y original. Igualmente, procuramos comprobar si el resultado más significativo del contacto secular fue el conocimiento y la integración de ambas comunidades por encima de conflictos cerrados. Nuestra principal contribución, que matizamos más abajo, va en la línea de reivindicar el espacio fronterizo chileno como un territorio de confluencia e intercambio, superando la visión de choque continuado de una parte de la historiografía más interesada en la consagración de mitos "incuestionables", que ignora la complejidad de un fenómeno mucho más rico y cambiante. Si bien esta corriente interpretativa ya está marcada por la historiografía reciente de la mano de autores como Gertrudis Payás, José Manuel Zavala, Jorge Pinto, Leonardo León, Jaime Valenzuela y Jimena Obregón, entre otros estudiados exhaustivamente en el presente texto, hemos querido profundizar en la misma y analizar el progresivo proceso de secularización de la frontera más allá de los intercambios comerciales y el mestizaje. Aquí radica nuestro aporte más sustancial y personal, mencionado anteriormente. Siguiendo las orientaciones de Guillaume Boccara al respecto y añadiendo al comercio el elemento simbólico, las representaciones culturales, el universo de las mentalidades y los imaginarios colectivos junto a los recursos, semántica y otros elementos de apropiación. El estudio de la frontera nos lleva ineludiblemente a las formas de contacto violentas y pacíficas entre sociedades, y la génesis de una nueva entidad diferenciada. Esta idea cenital de la literatura producida por los estudios fronterizos desde las aportaciones del profesor Sergio Villalobos y sus discípulos ha quedado matizada o, mejor, enriquecida por el análisis de los procesos de interacción étnica, podemos recordar a Rolf Foerster o José Bengoa, por ejemplo. En este sentido, recordamos la clarividente idea de Pinto Rodríguez en relación a los intercambios mutuos, aparte de los circuitos comerciales locales o regionales –incluso de una futura proyección imperial–. Los cambios fueron simultáneos y obedecieron a factores de índole externa e interna. Desde el punto de vista indígena, no solo la resistencia y sus derivaciones contribuyeron a conformar una sociedad fronteriza, sino también las transformaciones operadas en el propio seno del mundo nativo a consecuencia del contacto sostenido en eltiempo con los españoles. El tema es de una gran relevancia y actualidad, objeto de debates y polémicas sobre la inserción en la sociedad chilena, a los cuales no han permanecido ajenos los historiadores, muy al contrario. El conflicto que mantiene el pueblo mapuche con el gobierno chileno arranca de la misma constitución del Estado, así lo hemos contemplado, aunque sucintamente por su contemporaneidad, al hablar de las categorías semánticas y especialmente del debate historiográfico fronterizo, en consecuencia emplazamos al capítulo correspondiente de la primera parte. Las escuelas de estudios fronterizos y de relaciones interétnicas quedan contrastadas en dicho apartado de la Tesis con un estado de la cuestión bibliográfica, así como las soluciones de síntesis más novedosas y actuales. Todos estos valiosos aportes historiográficos y antropológicos enhebran el trabajo y son comentados recurrentemente, pues sin tales cimientos no se podría seguir construyendo una ciencia histórica capaz de explicar y comprender el presente desde la reconstrucción del pasado, según la "Escuela de los Annales" y en palabras de Braudel. De igual manera, al final del trabajo hemos incluido un comentario acerca de las fuentes consultadas, que manifiestan la colaboración interdisciplinar metodológica y cruce de testimonios de naturaleza variada, al cual remitimos para una lectura más amplia y pormenorizada. Tan solo anticipar su diversidad documental y de centros de investigación a lo largo de tres estancias en Chile. Asimismo, en orden a la temporalidad, queremos realizar dos matizaciones previas. En primer lugar, hemos analizado la cuestión mapuche actual someramente allí donde ha sido necesario para comprender el presente desde su raíces históricas, en concreto el reformismo tardío de Carlos III y Carlos IV. En segundo lugar, igualmente analizamos la primera mitad de la centuria ilustrada cuando sirve al conocimiento del periodo tardocolonial, pues aunque somos conscientes del inicio de la política reformadora desde Felipe V, nuestro interés se centra en el marco cronológico finisecular, precisamente donde el vacío historiográfico es mayor o requiere de nuevas interpretaciones de cara al próximo movimiento emancipador. Respecto al indígena, se trata de rescatar la diversidad de sus respuestas frente a la forzada homogeneidad y las valoraciones de los ilustrados que plasmaban esa nueva realidad desde premisas novedosas. Interrogando a los testimonios de españoles y extranjeros sobre sus estrategias de subsistencia, realidad política, estructura social y valores o patrones culturales, podremos captar las continuidades y los cambios de los indígenas y las transformaciones en las visiones de los observadores europeos. Las hipótesis de trabajo planteadas y sujetas a verificación se centran en la nueva situación de la frontera ilustrada. Es decir, si hubo una nueva concepción global fronteriza desde la metrópoli y sus autoridades indianas delegadas tendente a reforzar territorios en movimiento de expansión y el control efectivo de los integrados en la Monarquía Hispánica por temor a las repercusiones de la cambiante política europea. Si quedó ratificado de facto lo consagrado de iure, esto es, la soberanía efectiva sobre la frontera. ¿Pudieron operar factores exógenos como la amenaza real de asentamiento foráneo en puntos clave geoestratégicos de la América española que llevaran al replanteamiento acerca de los "salvajes" o "bárbaros" por los hombres del absolutismo ilustrado? Si fue así, ¿enfocaron la cuestión con métodos propios o se insertaron en la cadena de soluciones heredada frente al fenómeno fronterizo? ¿Se implementaron dispositivos y mecanismos de contenido cultural y fondo político como estrategias novedosas? La frontera del reformismo debe abrirse a otros protagonistas, como los agentes de intermediación, en especial las mujeres. En este sentido nos planteamos cuál fue el verdadero alcance de su papel, olvidado entre el ruido de las armas, al igual que la importancia de los recursos en la apropiación del medio y sus habitantes. Además de verificar esta política oficial intencionada y planificada durante el XVIII, de modo acentuado en su segunda mitad, comprobaremos si pudo obedecer igualmente a la influencia de respuestas locales que condicionaran la dinámica interna y hasta qué grado son posibles los análisis comparativos con otras fronteras indianas. El uso del universo simbólico para la inclusión y su verdadero alcance constituye una hipótesis primordial de nuestro enfoque antropológico. Asimismo, planteamos la nueva visión del "otro" indígena, que por encima de enfrentamientos bélicos los presenta como hombres en última instancia súbditos del rey distante, que es necesario reintegrar por vías de la asimilación cultural a su verdadera condición de vasallos del rey católico. Un acercamiento que supera mitos nacionales consagrados por la historiografía en muchos casos y en proceso de revisión, que deja atrás la idea del indio rebelde y lo contempla como elemento en sí mismo, integrado más o menos según la variedad de respuestas y los tiempos de las mismas. Igualmente, en conclusión lógica de lo anterior, entre los objetivos que perseguimos está contemplar la frontera mucho más allá de la dinámica de enfrentamiento, optando por la concepción de un espacio total e integrador, eso sí, de personalidad propia y diferenciada. Un espacio de confluencias que se abre paso gracias al progresivo entendimiento fruto del conocimiento y de necesidades mutuas. Finalmente, otra hipótesis de trabajo observa la frontera secularizada de finales del siglo XVIII no solo como un proceso de aculturación inicial y posterior transculturación, sino también como un medio aprovechado por los españoles de cara a la movilidad social ascendente. De ahí que el conocimiento sobre el indígena sea objeto de variadas reflexiones que coloquen al nativo como elemento clave del desarrollo regional y camino de la promoción político-administrativa. La reconstrucción del pasado debe cumplir la función social de mejorar el presente, si consideramos que somos lo que fuimos, dicha comprensión retrospectiva sirve para reconocer que seremos lo que somos, de ahí la importancia de reflexionar sobre espacios de encuentro, de mediación intercultural entre europeos y americanos. Partimos de la premisa de que toda historia es historia contemporánea, como Benedetto Croce apuntó. Escribimos y leemos Historia para comprender y mejorar nuestro presente, para adquirir el bagaje suficiente que nos permita hacer frente a los retos de nuestro tiempo, como los desafíos de las migraciones y contactos o la diversidad cultural, por otra parte tan añejos como la dispersión de nuestra especie por el planeta. No es el camino emprendido colocar datos en secuencia por la mera información por sí mismos aportada, sino que la posición que adoptemos ante el pasado y sus relaciones con el presente son vitales para la sociedad entera y no solo para los historiadores, albaceas de la memoria de la experiencia colectiva. Nos preguntamos, siguiendo al maestro Hobsbawm: "¿Qué puede decirnos la historia sobre la sociedad contemporánea?". El contexto económico, político y sociocultural de aquella lejana frontera debe considerarse relativo al punto de vista del observador, por ello adoptamos una perspectiva inclusiva desde la historia social. La historiografía tradicional iberoamericana se caracterizó por fijar la atención en el Estado-nación y su historia broncínea de héroes epónimos fundadores. Hoy en día, ante los retos de la globalización resulta inexcusable una historia regional integradora y comparada, en línea con las nuevas rutas abiertas por la historia atlántica. América ha adoptado una postura crítica como marco intelectual, aceptar las "certezas supuestas" suele ser cómodo, pero resulta muy discutible cuando falta la investigación que acredite dicha certidumbre. Las polémicas, en la raíz americana, avivaron una autocrítica histórica que bien puede transformarse en sano criterio de búsqueda actual, sin llegar a la iconoclasia, pues construimos historia sobre lo preexistente. Al fin y al cabo, "no es la Historia campo de curiosidades (…) En este gran Theatro no se entra à especulaciones infructuosas", sino a interpretar los cambios y permanencias que explican su continua construcción en beneficio personal y social: "asi por lo que mira à su persona, como al gobierno de otros". Los contactos entre pueblos son tan antiguos como la historia misma de la humanidad, sin embargo, aunque mantienen similitudes, también operan divergencias, siempre dentro del proceso general de cambio experimentado, pues "transición es todo en la Historia hasta el punto que puede definirse la Historia como la ciencia de la transición". La frontera es un escenario privilegiado en este sentido y se constituye como un espacio geográfico y cultural de choque y encuentro entre mundos diferentes que interactúan recíprocamente por medio de procesos de aculturación o transculturación. Respecto al primero, entendemos el término como un proceso complejo de contacto cultural, cuyo fruto consiste en la asimilación o recepción por un grupo social de rasgos de otra sociedad mediante la imposición, física o simbólica. Mientras que en relación al segundo, partimos del proceso dibujado por Fernando Ortiz e inspirado por José Martí y la idea de integración cultural, según el cual sería la gradual recepción por un pueblo o grupo social de formas culturales ajenas, que terminan sustituyendo a las propias. Ambas partes resultan modificadas, pues siempre se da algo a cambio de lo que se recibe, en palabras de Bronislaw Malinowski14. En las fronteras chilenas analizadas –araucana, cordillerana y huilliche– se intentó lo primero, pero operó lo segundo. Los préstamos culturales circularon reciproca pero desigualmente entre ambas comunidades. El hecho fronterizo –tanto humano como territorial– puesto ante los procesos globales del tiempo presente puede, sin duda, acometerse con mayores posibilidades de éxito gracias al conocimiento de ámbitos de contacto pasados. La globalización no significa homogeneidad, pues la diversidad etnológica y cultural es patrimonio de todos, pero sí es oportunidad para una mayor solidaridad y cooperación entre pueblos, máxime si mantienen fuertes lazos históricos y afectivos. Por otra parte, permite el análisis crítico sobre la interculturalidad en relación a la colonialidad del poder, aunque no es nuestra intención actual. América es un continente multicultural por obra del mosaico de pueblos que lo habitan con sus respectivas culturas, la mirada no-indígena define desde fuera su realidad, lo cual significa la construcción de un sujeto ajeno a la propia identidad indígena. La identidad étnica es un concepto dinámico que tiene un punto referencial en su propia historia. Una visión lineal impuso el recorrido de "salvajes" a "bárbaros" y de aquí a "vasallos", luego vendrían los "ciudadanos", pero tal recorrido fue dispar en cuanto a una comunicación constructiva entre ambos a pesar de la interacción permanente. El conocimiento mutuo entre españoles y mapuche-araucanos vino de la mano de nuevas relaciones y perspectivas hacia el otro diferente nacidas de la visión reformista, y sirvió de enlace entre unos y otros vía complementariedad o interdependencia. Por otra parte, la naturaleza de la interacción y la ordenación de las relaciones interétnicas deben contemplar la existencia de límites identitarios a las asociaciones y adaptaciones. El interés ilustrado por el indígena y el medio americanos ofrece una abundante posibilidad de consulta documental de múltiples orígenes y con variadas finalidades que describen e interpretan el mundo indígena desde la etnografía y la ecohistoria en larga duración. Nos ha parecido vital partir del cruce de testimonios oficiales y privados –políticos, religiosos y científicos– y de las reflexiones etnológicas así de españoles como de viajeros extranjeros. De igual manera, acudir a archivos americanos y españoles de diferente naturaleza resulta necesario para el conocimiento de diversos tipos documentales. Asimismo, la bibliografía especializada consultada ha permitido establecer el estado de la cuestión y adentrarnos en los debates historiográficos de nuestro enfoque sociocultural. Las interpretaciones acerca del indígena de la frontera sur chilena son variadas, según el cambio de percepción operado con el transcurso del tiempo. Sin duda, en el siglo XVIII las diversas visiones posibles tienen en común el tamiz, en mayor o menor grado, del pensamiento ilustrado. Aunque algunas referencias constituyen fenómenos de continuidad, el cambio aparece no solo en la propia evolución nativa sino también en el resultado de la observación europea. Españoles, criollos y extranjeros no dejaron iguales testimonios acerca de los araucanos, si bien es verdad que los rasgos distintivos básicos son comunes en sus escritos. Las distintas visiones se nos presentan dispares pero no por ello incompatibles; al contrario, son complementarias. No hay oposición entre sus testimonios más allá de los diversos objetivos de cada colectivo. Con el análisis del enfoque que dieron españoles o criollos al aborigen, se podrán observar sus diversos intereses, lo que la frontera y sus habitantes significaban para el español americano y el peninsular. Además, militares, misioneros o pobladores diferirán en sus resultados al partir de premisas variadas; divergencia que se repetirá en las observaciones del hombre que vive en la frontera con respecto al que la contempla desde la lejanía. Pero el acercamiento al indio desde la visión ilustrada quedaría incompleto sin el estudio de los testimonios dejados por los extranjeros que, aunque parten del mismo patrón cultural occidental, resultan también enriquecedores para configurar un esquema interpretativo del mapuche-araucano en el siglo XVIII. Cada grupo fija su atención primordial en un aspecto, por lo que la conjunción de todos conformará una aproximación adecuada al panorama general de la vida indígena y sus relaciones con los demás protagonistas de la frontera chilena del Setecientos. La actuación y visión de todos los agentes fronterizos nos permitirá comprender la dinámica de cambio en el análisis de un espacio físico y cultural que contempla no sólo las potencialidades del medio sino también la incorporación del indio, mediante la aculturación entre otras estrategias, a la sociedad hispánica. No podemos valorar las visiones del indio y su incorporación como vasallos de la mano del reformismo borbónico, sin partir de la dualidad básica del mundo fronterizo, esto es, la relación hispano-indígena. Pero fueron más los agentes histórico-sociales que intervinieron, no sólo los europeos de distintas procedencias y por ende con acervos particulares, sino los propios indígenas, fragmentados en sus respuestas al choque cultural. Así pues, consideramos vital estudiar el mundo amerindio en su diversidad de desarrollos y adaptaciones al medio y de actitudes respecto al hispano-criollo. Tampoco podemos olvidar los actores culturales de intermediación entre ambas comunidades. Para abordar las relaciones entre españoles y nativos partimos de los sistemas de valores de las sociedades en contacto y del marco físico como condicionante en cuanto a la adaptación cultural del hombre al medio. Un medio que merece un estudio en sí mismo junto a los grupos humanos que lo habitaron y las interrelaciones que tejieron con las demás colectividades que confluían en un mismo territorio. Hay que observar la frontera como lugar físico de confluencia y como proceso de cambio cultural. Estudiar si el inicial rechazo evolucionó con el tiempo hacia el contacto humano fluido, el intercambio de elementos culturales y la creación de un espacio resultante de las interacciones continuadas. Además, el tiempo ilustrado resulta óptimo para un balance de las posibles continuidades y cambios, así como para fijar la naturaleza de la evolución del pensamiento respecto al indio "bárbaro" de las fronteras imperiales. A mediados de la centuria ilustrada, Rousseau rescataba en su "Discurso sobre las ciencias y las artes" una idea clásica y a la vez novedosa –que enlazaba con el ideal cosmopolita de la época– sobre la barbarie. De manos de Ovidio recogía: Barbarus hic ego sum, quia non intelligor illis ("Aquí soy un bárbaro porque no me entienden"). La diferencia convertía en extraño a cualquiera en función del posicionamiento o la mirada ajena. La mutua observación entre ilustrados e indígenas nos ofrece las visiones de unos y otros. Recuperada esta percepción más amable y recíproca de la alteridad y el poder, faltaba la segunda premisa para comprender el contexto en lo relativo a la configuración de las fronteras: el pacto. Otro destacado pensador, no en balde estamos en el "Siglo de la Filosofía", aportó su comprensión al respecto: "debe buscarse la paz allí donde pueda encontrarse", tan precisa era la primera ley de naturaleza. Desde Clío, aunque con un enfoque interdisciplinario, podemos acercarnos a esta realidad en transformación, pues "la Historia no solo es una valiosa parte del conocimiento, sino que abre la puerta a muchas otras partes y aporta materiales a la mayoría de las ciencias". El fenómeno de la frontera chilena en el siglo XVIII centra el contenido de nuestra Tesis Doctoral. La naturaleza de este estudio parte de un enfoque interdisciplinario y de un análisis de media duración del proceso fronterizo y sus consecuencias desde una metodología histórica y etnológica. Aplicamos el método etnohistórico a las fuentes documentales en un marco de análisis del hecho fronterizo chileno desde sus orígenes hasta sus resultados más significativos y enriquecedores durante la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el contacto secular entre españoles e indígenas desembocó en una nueva realidad distinta de las anteriores pero fruto de ellas. El encuentro entre sociedades de niveles socioculturales dispares originó la formación de una "frontera" en cuanto espacio físico y proceso cultural. A su vez esta frontera es variada dependiendo del actor fronterizo desde el que se analice, en este sentido los testimonios marcan las distintas visiones del "otro" en base a su situación en el entramado de relaciones. El estudio de la frontera chilena, como objetivo general, se inicia con el análisis global de lo que la frontera ha significado en la historia humana en cuanto espacio de confluencia de realidades y generadora de mitos. Los precedentes peninsulares medievales se prestan especialmente al tratamiento comparativo entre fronteras en cuanto contacto prolongado, pues junto a las convergencias encontramos divergencias que permiten establecer una tipología del fenómeno en el espacio indiano y remarcar la singularidad de las fronteras americanas. Las similitudes y los desencuentros permiten un extenso abanico interpretativo –lato sensu– de respuestas desde la historia y la antropología. La capitanía general chilena estaba circundada al norte por el desierto de Atacama, que la separaba de la matriz peruana, al oeste por el océano Pacífico, al este por la cordillera andina, y al sur por la Araucanía y el archipiélago de Chiloé. Esta región política y natural claramente delimitada era un espacio peculiar en el orden físico y étnico, que ejercía su influencia sobre el imaginario de los españoles asentados en el valle central. La frontera del reino de Chile, desde el río Bío-Bío hasta el archipiélago chilote, constituyó una zona fronteriza –en analogía con las marcas carolingias–, temparana en su problemática y tardía en su resolución. Una frontera inestable, marcada por el medio natural y la posición periférica. Los cronistas y los primeros investigadores han dejado testimonio de la singularidad de un espacio que se resistió a su inclusión en el engranaje de la Monarquía Hispánica en Indias, empresa cargada de dificultades y trabajos, y que originó un mito conformador de la identidad chilena. El debate historiográfico sobre la frontera chilena y sus aborígenes en relación con la zona plenamente hispanizada central y septentrional ha originado posicionamientos diversos que interpretan su evolución histórica de forma dispar. La complejidad viene del cambio y la continuidad en el mundo fronterizo que terminó por originar un fenómeno modificable en el proceso y sujeto a reajustes; además de la imagen fraguada desde el inicio, que se debate entre la realidad y el mito. Los protagonistas que interactuaron en la frontera meridional chilena, objetivo específico de la Tesis junto a los cambios culturales experimentados, tenían diferentes intereses y estrategias, en relación con su cometido y función respecto al "otro" y el territorio. El distinto nivel de complejidad social de cacicazgos y estatalidad se reflejaba en la apropiación de los recursos mediante un menor o mayor grado tecnológico y acumulación excedentaria. Como pueblo nativo y ágrafo, los araucano-mapuches poseían un conocimiento exacto del medio. Además, según la visión coetánea sobre el origen de la desigualdad, los "salvajes" estaban acostumbrados a fatigas, rigores y "forzados a defenderse". Entre españoles e indios el sistema de relaciones fue un continuum, recurrentemente la presencia de europeos amigos o enemigos de la monarquía española aumentaba la complejidad de visiones de la dinámica fronteriza. Los ojos que observaban la cultura aborigen eran múltiples y variados, consecuentemente las formas de mirarla también lo serían. Pero todos dejaron constancia de su capacidad pragmática de adaptación y tránsito de la autarquía al intercambio. En definitiva, la cultura es producto del aprendizaje más que de la herencia, de la asimilación de unos hábitos compartidos por miembros de una misma sociedad que podemos conceptuar paulatinamente de fronteriza en su conjunto. Tras el choque inicial de la conquista los hispanos se establecieron en el valle central, agrícola y ganadero, preocupados por la estabilización más al sur de una frontera conflictiva que escapaba al control efectivo de la hispanización política y cultural. Durante la época de los Austrias y en el tránsito al siglo XVIII, los españoles y criollos, alejados ya de su interés por enlazar con los fundadores hispanos y próximos a reivindicar los orígenes y medio americano como elemento diferenciador, asumieron una nueva actitud hacia el mundo fronterizo. Durante la primera mitad del Setecientos se reestructuró la acción sobre el indígena en base a reforzar la política de "parlamentos", factor de continuidad y proyección. Eran encuentros transfronterizos entre los representantes de ambas comunidades, a la cabeza hispano-criolla iban las autoridades político-militares y eclesiásticas, mientras que los jefes tribales –caciques o loncos– de las parcialidades indígenas encarnaban la autoridad nativa. Los dos interlocutores se hacían acompañar, respectivamente, de un gran número de tropa e indios –capitanejos y mocetones–, que participaban de una ceremonia ritualizada junto a grandes banquetes y ofrendas de regalos que concluían con un articulado que establecía las normas del juego fronterizo y el reconocimiento de vasallaje al monarca español. Con el tiempo, este corpus contractual se convirtió en un estatuto fronterizo que consagraba igualmente la representación mapuche-araucana tras su presentación ante la autoridad hispana delegada en el territorio. Posteriormente, durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, la visión ilustrada llevó al descubrimiento científico del indígena, al conocimiento del medio y a una política integradora encaminada a preservar aquellos espacios de la amenaza exterior mediante ideas de asimilación cultural y su control práctico bajo soberanía española. Esta etapa de los dos Carlos es la que ha centrado nuestra atención, respecto al primero las razones son tan obvias como su protagonismo a la cabeza del reformismo borbónico ilustrado. En relación a su hijo, a pesar del pánico de Floridablanca ante la deriva de los sucesos revolucionarios franceses, las reformas tuvieron durante su reinado hasta 1808 cierta posibilidad de implementación y, sobre todo, de comprobación de sus resultados. Además, se trata de periodo relativamente olvidado por la historiografía y que es preciso poner en valor, apremio mayor en Indias. La imagen colectiva del indómito y resistente araucano es fruto del sistema de valores y creencias compartidos por los colonizadores españoles y transmitida a la historiografía posterior, sin olvidar su gran proyección literaria. La visión del "otro" difería de la realidad pues estaba condicionada por el subjetivismo y limitada por la dificultad de percibir una cultura en construcción que, por otra parte, tomaría carta de naturaleza precisamente gracias al observador ajeno. Observaremos en nuestro estudio a los grupos genéricamente englobados bajo la denominación de araucanos por parte de los conquistadores, extrapolando una singularidad a un conjunto de familias étnicas que quedaron arrinconadas al sur del Bío-Bío, en la zona de contacto fronterizo desde la Araucanía hasta la isla grande de Chiloé. Con pautas culturales sedentarias agropecuarias en estadios poco evolucionados y comportamientos que iban del enfrentamiento abierto con los españoles a la alianza o entendimiento, pasando por las actitudes ajustables según la coyuntura. Muy brevemente, estos son los grupos de nuestra atención: huilliches, con cierto desarrollo cultural agrícola y ganadero, además de la pesca en torno al archipiélago chilote, límite frente a los juncos o cuncos. Los mapuches, reacios a la colonización y enemigos de los hispano-criollos, que con el tiempo y por medio de cauces indirectos quedaron englobados en el mundo mestizo de la frontera. Por otra parte, los pehuenches u hombres del pehuén, fruto o piñón de la araucaria con el cual elaboraban una harina base de su alimentación y fácil de transportar en sus desplazamientos por ambas bandas cordilleranas. Asentados en la zona centro-sur y desplazados progresivamente hacia el sur y la Cordillera, eran recolectores y cazadores que atravesaban los Andes en dirección a los grandes espacios rioplatenses donde se les conocía por indios pampa araucanizados. La incorporación del caballo aumentó su área de desplazamiento e incidió en sus pautas nómadas. Se dedicaban a la venta de sal, animales y manufacturas de piel, fueron aliados de los españoles, especial y definitivamente a partir de las campaña de 1770. Otros grupos étnicos menores cualitativa o cuantitativamente son contemplados en relación a los anteriores. En conjunto, unos pueblos de diferente nivel de desarrollo sociocultural y contrastadas respuestas a la presencia española que, progresivamente, fueron uniformándose a ojos extraños por la aceptación del orden colonial cuando no implicándose en su mantenimiento. La percepción ilustrada del indio entre "bárbaro" y "buen salvaje", o los afanes del reformismo borbónico por integrar a estos súbditos díscolos definitivamente, se articuló en varias líneas de actuación: el poblamiento fronterizo, la transición de la guerra defensiva a ofensiva y los mecanismos de asimilación y encuentro dieron dinámica propia a una frontera extrema. Cabe recordar que el pensamiento antropológico de la Ilustración está en el origen de una visión clasificadora de otras sociedades humanas al diferenciarlas y situarlas, en su afán taxonómico, en la historia. Un tercer agente fronterizo en la América meridional englobaría la presencia europea: holandesa, francesa e inglesa fundamentalmente, también de centroeuropeos, situados fuera de la relación bidireccional español-indígena, ambos nominalmente súbditos de la Corona. La percepción europea ilustrada proporciona valiosa información sobre la visión externa de las relaciones y vías de integración, así como de los factores del rechazo, por encima de la impresión de la época centrada en la posible alteración del equilibrio y entendimiento forzado entre españoles e indígenas. Como sabemos, la segunda mitad del XVIII contempló choques reales o temidos entre las potencias europeas en América. Estas fronteras imperiales en expansión propiciaron el encuentro europeo en escenarios americanos, y los cambios o permanencias de soberanía que en el caso chileno quedaron en el pánico defensivo y la asunción de una geopolítica revalorizadora de la frontera por obra de sus potencialidades y de las amenazas políticas. Las relaciones de viajeros extranjeros que no compartían la escala de valores de eclesiásticos y militares españoles o criollos afrontaban la conducta indígena desde otras perspectivas. Su formación científica ilustrada, el espíritu crítico y la desvinculación con el medio social indiano les llevaron a otra valoración complementaria de las interrelaciones. La frontera meridional chilena fue objeto de atención por la metrópoli en una doble vertiente: la problemática doméstica y la amenaza exterior. El control del territorio y el definitivo abandono del statu quo que había permitido en la práctica, parcialmente, el desarrollo en paralelo de ambas comunidades dejaron paso finalmente, merced al contacto continuado, a una nueva realidad en aquel espacio. En segundo lugar, por la urgente defensa del territorio amenazado por los ecos revolucionarios franceses y las ambiciones inglesas de asentamiento, es decir, la proyección americana del juego de relaciones políticas europeas. Por otra parte, actuó como factor endógeno de la sociedad hispanochilena la percepción del mundo fronterizo no solo como un elemento diferenciador, sino como un cauce u oportunidad de servir al rey y cimentar un cursus honorum. La vida militar y la carrera político-administrativo propiciaron la movilidad social ascendente de unos hombres que, con espíritu ilustrado, quisieron reformar y racionalizar las estructuras de gobierno y administración. En repetidas ocasiones el paso por la capitanía general chilena fue fase previa a la promoción al virreinato peruano y momento de aplicación de políticas de infraestructuras y desarrollo regional. La fidelidad jugó un papel importante en aquel distante territorio y se plasmó en imágenes colectivas de lealtad. Volviendo a la realidad fronteriza desde Chile, un aspecto básico es el intercambio cultural entre agentes donadores y receptores en ambas direcciones. Tras el choque, los agentes fronterizos entraron en un largo periodo de contacto que terminó originando con sus múltiples transformaciones un cambio cultural. Una nueva cultura de frontera surgió en base a unos parámetros de comportamiento social compartidos relativamente por indígenas y españoles. El proceso de aculturación, sostenido en el tiempo pero con fases de aceleración y de estancamiento, va más allá de la mera integración del indígena en las pautas socioculturales españolas. Los métodos de los misioneros por asimilar o de los agentes de la administración civil y militar por controlar difieren no sólo por el diferente talante de las órdenes religiosas o de los funcionarios, sino por los momentos de actuación. La frontera era vista también desde la metrópoli. Una visión que podía llegar por los informes de hombres de frontera plasmando sus experiencias y aportando sus remedios, por los miembros de las múltiples expediciones ilustradas preocupados en el avance científico y la conservación del territorio o por las propuestas oficiales de la práctica de gobierno fronterizo. Gobernantes reformistas afrontaron la inclusión de la alteridad y la integración del limes chileno como prioridad, lo que alteraría la visión tradicional del otro e incluso de sí mismos. El estudio del hecho fronterizo chileno implica una gran complejidad metodológica respecto a la investigación a ambos lados del Atlántico y el cruce de testimonios. Asimismo, respecto del establecimiento de unas notas comunes y diferenciadoras que al tiempo que inserten el fenómeno en la casuística indiana y lo singularicen, presenten un análisis dual y paralelo de dos comunidades de desarrollo sociocultural dispar que chocan en un mismo espacio físico, que está vivo, en movimiento y flujo constante por la presión de la cultura donadora y que origina la resistencia de la receptora que merced a los elementos de integración queda asociada a una misma realidad compartida. La variedad de visiones y tiempos en la evolución de las mismas trae consigo la multiplicidad de relaciones que debemos observar y contrastar en sus testimonios. A la información de los españoles y criollos se suma la presencia de agentes externos a los vínculos originarios hispano-indígenas. Además, unos y otros ofrecen una división interna a tenor de sus intereses. Autoridades, militares, misioneros, colonos se relacionaban de distinto modo con el indio según sus objetivos. Incluso un último nivel de complicación lo ofrece la pertenencia a una u otra orden religiosa, al origen del gobernante o a la misión del extranjero. No cabe duda de que los métodos misionales diferían no sólo por la marcha del tiempo, sino por la pertenencia a la orden seráfica o ignaciana, por ejemplo. De igual modo, un gobernante o militar español no percibía el mundo indígena como lo hacía un extranjero, también dependía del tiempo de permanencia y grado de adaptación al país, y diferente visión ofrecía el criollo al peninsular. Por último, está la problemática de la visión del mapuche-araucano acerca del español. Si bien por condicionantes de su desarrollo cultural no contamos con textos directos, sí pretendemos analizar los testimonios indirectos de los misioneros, defensores del indio y compiladores de sus tradiciones, así como de los extranjeros que tomaron nota de su situación, quejas y actitud ante los hispanos. Además, debemos partir desde la percepción del propio pasado, es decir, desde el sistema de valores culturales y de conducta de los grupos que interactuaron en la frontera. Se hace imprescindible una consulta documental contrastada de opiniones diferentes sobre una misma realidad múltiple para intentar reconstruir los valores y patrones socioculturales de la dinámica fronteriza. La documentación archivística oficial ha pasado ya por un primer tamiz de elaboración consciente por el informante que ha transformado la realidad según el destino de la misma e incluso su valoración personal de los hechos; por ello debe filtrarse mediante la interpretación metodológica. Por el contrario, la información primaria que se originó sin fin prefijado, fruto de la interacción sociocultural fronteriza y con la finalidad de canalizar las relaciones entre comunidades, lo que no evita la exégesis, sí posee el valor de una relativa espontaneidad. Con la investigación sobre el indio de la frontera meridional chilena durante el siglo XVIII pretendemos adentrarnos en la realidad nativa por sí misma y en relación con la visión que tuvieron del mundo indígena los ilustrados españoles –peninsulares o americanos– y los europeos. En nuestro análisis utilizamos complementariamente los métodos del historiador y de la antropología, más exactamente la etnohistoria, mediante la consulta de numerosos repositorios archivísticos europeos y americanos y de una amplia bibliografía especializada, producto de la historiografía atlántica. Nuestra idea-clave es "frontera", entendida como marco físico y mental de confluencia de sociedades con niveles socioculturales dispares. Creemos que este concepto aporta una visión global del proceso superadora de mitos historiográficos y análisis compartimentados. Por otra parte, el estudio en secuencia de tiempo medio, permite valorar las continuidades; y lo que es más importante: los cambios. Pasar de una imagen de indio rebelde y de resistencia secular a otra en la que termina integrándose cuando no colaborando con los españoles. Tras un primer choque se establecieron mecanismos de relaciones en ambas direcciones de las que surgió una cultura de frontera que era fruto de la aculturación y del contacto prolongado y pacífico, aunque con episodios bélicos. Además, la historiografía chilena mantiene una visión más centrada en el marco geográfico concreto y en los agentes que actuaron en el mismo. Pensamos que desde una perspectiva mucho más amplia se observa la frontera en toda su dimensión en cuanto a espacio, actores y líneas de investigación, lo que enriquece el estudio histórico del área. Igualmente, la comparación entre fronteras meridionales y septentrionales permite situar en sus justos términos lo común y lo original local. De nuevo la historiografía chilena es reticente a los análisis comparativos indianos, lastre que actúa en la mayoría de los países hispanoamericanos e impide estudios de conjunto. Nuestra proposición contempla la frontera chilena del Setecientos, que ya ha superado el conflicto de centurias precedentes, dejando paso a un nuevo y consolidado sistema de relaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Los parlamentos, las fluidas y complementarias relaciones comerciales, y los elementos culturales donados mayoritariamente por los españoles y adoptados por los indígenas, confirman un mundo de intercambios que dejaban atrás la dinámica de enfrentamientos. La sociedad mestiza de frontera, resultante de la confluencia del aporte hispánico y la herencia amerindia, gracias al conocimiento mutuo propició la síntesis de culturas en un espacio fronterizo. Como fenómeno complejo y en evolución, se dieron variadas actitudes indígenas desde la resistencia a la alianza. El mundo mapuche estaba fragmentado y en muchas ocasiones enfrentado. Las valoraciones de los ilustrados reflejan una nueva concepción del indígena y del medio. Las estrategias de subsistencia y las realidades políticas y socioculturales evidencian fenómenos de continuidad y de cambio que van a ser considerados de diferente forma, según los intereses del observador. Las interpretaciones, aun teniendo un común denominador, responden a una rica variedad de testimonios que cruzados fraguan una imagen del indio y una frontera novedosa en relación a siglos anteriores. La obra de misioneros, militares y gobernantes que con un nuevo prisma observaron al araucano, iba encaminada a la evangelización del indio, pero igualmente a su hispanización, entendida como transmisión de pautas de comportamiento social e individual: el sedentarismo que superara el nomadismo, rasgo claramente "bárbaro" a ojos ilustrados; la inclusión de los indígenas como vasallos efectivos de la monarquía y el control territorial soberano frente a la injerencia de potencias rivales. Todo ello configura un marco de nuevas relaciones. Las visiones confluentes de españoles y otros europeos acerca de la vida material y creencias araucanas desde la crítica ilustrada de la realidad, ofrecen además de un balance de recuperación etnográfica, un panorama de las propias creencias por contraposición a las ajenas. De hecho el "otro" sirvió para definir y tomar conciencia del "yo", pues la noción de diferencia o alteridad implica la de mismidad. No obstante, los comportamientos indígenas quedan matizados por el descubrimiento científico del hombre y su entorno, lo que revaloriza su papel y la necesidad de su conocimiento e integración. La visión del "otro" resulta mucho más enriquecedora y novedosa con la Ilustración que la mera observación del indio de frontera desde postulados de conflicto. Pretendemos igualmente observar el estado de la cuestión del hecho fronterizo chileno y su aportación a la conformación de su identidad y mitos nacionales. Una aproximación sin apriorismos condicionantes consagrados por el transcurso del tiempo, los cuales además deben ser matizadas a la luz de los resultados de la investigación histórica y antropológica sobre el papel del indígena en la sociedad colonial. Nuestra principal contribución va en la línea de reivindicar el espacio fronterizo chileno como un territorio de confluencia e intercambio, superada la visión de choque continuado frente a la complejidad de un fenómeno mucho más rico y cambiante. Respecto del indígena, se trata de rescatar la diversidad de sus respuestas y las valoraciones de los ilustrados que plasmaban esa nueva realidad desde premisas novedosas. Interrogando a los testimonios de españoles y extranjeros sobre sus estrategias de subsistencia, realidad política, estructura social y valores o patrones culturales, podremos captar las continuidades y los cambios de los aborígenes. Así como también las transformaciones en las visiones de los observadores europeos. Abordamos el análisis fronterizo desde un enfoque centrado en la existencia de varias fronteras a tenor de su propia evolución y de las distintas visiones de la misma, tan dispares como los intereses y objetivos de militares, civiles, pobladores o misioneros españoles y criollos; las actitudes de indios amigos o enemigos; y las percepciones de ambos por los extranjeros. Por encima de la frontera imaginada, la frontera real fue un proceso de confluencias y aportes variados que permite una clasificación tipológica gracias a su abundante casuística. Las visiones e interpretaciones del fenómeno fronterizo no se oponen, sino que se complementan; aparentemente cada una fija su atención primordial en un aspecto pero entre todas conforman un acercamiento al hecho fronterizo, un intento por vislumbrar sus complejas interrelaciones. Analizar la frontera chilena ilustrada en razón del cambio de percepción de la misma por parte de todos sus agentes puede ayudar a comprender los elementos de continuidad y su dinámica de cambio. Además, un enfoque maximalista de sus protagonistas y espacios puede superar tópicos anclados en una visión reduccionista. La frontera chilena temáticamente se ha circunscrito a la relación hispano-indígena, pero fueron más los agentes histórico-sociales que intervinieron y es necesario contar con sus testimonios; por otra parte, los marginados de la sociedad colonial o los indios amigos de la misma en cuanto agentes culturales de intermediación merecen atención con la finalidad de estudiar los puntos de conexión que terminaron imponiéndose en la vida cotidiana. Examinar el área y el fenómeno fronterizo interpretando su dinámica sociocultural propia partiendo del sistema de valores de las sociedades en contacto y del marco físico como condicionante en cuanto a la adaptación cultural del hombre al medio. Este enfoque nos podrá poner en el camino de la comprensión global de la frontera, física y humana, en cuanto espacio y proceso. Se trata de observar la frontera como territorio y como proceso desde variados puntos de vista, no sólo desde América sino también desde España, con un horizonte que contemple la diversidad indígena y sus respuestas al impacto o choque cultural; así como las relaciones que se establecieron y los resultados de las interacciones. El tiempo ilustrado resulta el más adecuado para hacer balance de las continuidades y de los cambios y fijar la naturaleza de la frontera y sus actores. Además, ese tiempo histórico presenció un intento planificado y general de ocupación de espacios no sólo por motivos internos de la sociedad colonial en articulación con el mundo indígena fronterizo, sino también por la presión de los extranjeros. El interés ilustrado por el indígena y el medio americano ofrece una abundante posibilidad de consulta documental de múltiples orígenes y finalidades que describen e interpretan desde la etnografía o la ecohistoria. Además, durante el siglo de la Ilustración y el reformismo se aplicó una política indiana que interrogaba al otro e instaba a su asimilación, reconocida ya su variedad étnica y en proceso de formación científica de su nueva imagen. La defensa y ocupación de la frontera, la relación directa con el indio y la convicción como instrumento de integración son elementos de una política de frontera ilustrada que en el caso chileno discurre por un pactismo entre comunidades de diferentes niveles socioculturales. A pesar de la supremacía española sobre la indígena en la segunda mitad del siglo XVIII, se busca no sólo el acatamiento de los postulados impuestos en los parlamentos sino también su reconocimiento como medio para solucionar conflictos y lograr la definitiva pacificación. La diplomacia no se desgajó de la acción a sangre y fuego cuando se consideraba necesario, pero sí ocupó un lugar importante en el entramado de relaciones. Posiblemente esta política intencionada y continuada de parlamentos o encuentros, de facto institucionalizada en medio de ceremoniales, reviste importancia no únicamente como paradigma de acercamiento y conocimiento, sino como vía compartida de resolución de conflictos y ejemplo extrapolable a otras fronteras americanas de parecida problemática étnica y espacial. De ahí que el estudio de los mecanismos desplegados en los parlamentos nos resulte una línea de trabajo primordial y base de hipótesis sobre la confirmación o negación de estos instrumentos político-jurídicos como ideas-fuerza para interpretar las relaciones fronterizas. La historia de la frontera chilena bajo el reformismo borbónico es, obviamente, una historia de contactos que se inician con la conquista y que van a tener una larga vida y amplia proyección. Una frontera dinámica que retrocede al empuje cambiante de los colonizadores, donde la confluencia de los protagonistas colectivos fue temprana y rápida para ralentizarse y alcanzar el estancamiento después. Al centrarnos en la etapa de finales del siglo XVIII buscamos el objetivo de interpretar la frontera cuando toma dimensión propia como espacio objeto de atención y adquiere ya unas características que le otorgan una marcada personalidad. ¿Podemos considerar sus parámetros culturales y sociales como herederos de la implantación hispana al tiempo que legatarios de los usos y costumbres de sus habitantes nativos? ¿Se observan elementos de continuidad que ceden ante los factores de integración que paulatinamente se van imponiendo? Los cambios traen en todo caso una nueva sociedad original y mestiza que tiene sus raíces en lo que un día fue un choque y que por obra del contacto prolongado y el progresivo conocimiento del "otro", plasmado en varias visiones, percepciones e interpretaciones, se transforma en un espacio sincrético fruto de un proceso de aculturación; enfoque global que consideramos nuestro verdadero objetivo. Como concepto básico y transversal del marco teórico y metodológico hemos situado la idea de frontera, en cuanto a espacio y proceso al mismo tiempo. Partimos de una introducción conceptual y metodológica acerca de las realidades de frontera y su dinámica, naturaleza y alcance; estableciendo puntos de convergencia y de divergencia en el marco de un tratamiento comparativo entre las fronteras a nivel universal y las fronteras indianas en particular. La teoría de las fronteras centra su atención en la periferia distante y marginal respecto al centro de poder metropolitano, de ahí la diversidad de enfoques según se contemple la frontera desde América o España. En todo caso nos parece que ambos proporcionan una visión complementaria. Como consecuencia de las premisas anteriores, utilizamos el método histórico stricto sensu: planteamiento de objetivos e hipótesis de trabajo, prospección archivística, selección, crítica, análisis e interpretación, para finalmente llegar a unas conclusiones fruto de la investigación que validen o no las hipótesis planteadas; de igual modo contamos complementariamente con los instrumentos de la etnohistoria como método. Establecemos tres tiempos que nos permiten analizar la evolución de la frontera sur chilena, en proximidad creciente Estos se corresponden al choque inicial entre españoles y araucanos, a los primeros contactos relativamente pacíficos y reglamentados, y al cambio cultural operado desde entonces y que desembocó en una nueva realidad. En cuanto al tiempo, se insertan sin delimitaciones precisas en los tres siglos de presencia española. Como ya hemos señalado, el momento histórico privilegiado por nuestra investigación es el siglo XVIII, con especial hincapié en su segunda mitad, por lo que dentro del período colonial la época ilustrada se nos presenta como la más acertada para establecer balances generales, y no sólo por la simple cronología, sino sustancialmente por la transformación de actitudes de los españoles y criollos y de los araucanos. Además, los fenómenos de continuidad y cambio, como hilo conductor de la investigación, muestran sus resultados coincidiendo con los prolegómenos de la Independencia. Respecto al cuerpo de la Tesis Doctoral y su contenido, queda estructurado en dos partes bien delimitadas en tres capítulos cada una, pero con una continuidad tan clara como necesaria: el medio físico y humano junto a las políticas de inclusión. Además, consideramos imprescindible que junto a la introducción y conclusiones figure un glosario de términos araucanos y un apéndice documental e índice gráfico, pues hemos prestado especial atención a las representaciones iconográficas y a la cartografía. Nuestro trabajo se estructura en seis capítulos, si bien el todo es más que la suma de sus partes. En primer lugar abordaremos el marco físico de la frontera meridional pacífico-americana en sus dos escenarios básicos: continental o Araucanía e insular o archipiélago de Chiloé. Poniendo énfasis, según ojos ilustrados, en sus recursos. Seguidamente, los grupos indígenas y sus divisiones internas, así como sus imágenes y representaciones por medio de la indumentaria y el lenguaje. Sin olvidar el contexto conceptual y metodológico acerca de la realidad fronteriza e indígena y su tratamiento por la historiografía chilena que nos introduce en la temática de la identidad y la variedad de corrientes historiográficas y líneas de investigación. Del mito configurador de la nacionalidad al estudio del paulatino roce que generó una realidad nueva alejada de simplificaciones. A continuación, las visiones cercanas y extrañas de la alteridad y los procesos socioculturales de integración frente al rechazo. En el cuarto capítulo, abordamos el cambio en la percepción del indio que de "salvaje" se pretende pase a "vasallo", y los esfuerzos del reformismo ilustrado fronterizo, teórico y práctico, por absorberlo. Todo gracias a una nueva interpretación del "otro" por parte de los misioneros y políticos ilustrados, fruto del pensamiento, las necesidades y los temores a la incursión foránea. La necesidad de su integración efectiva en la Monarquía mediante mecanismos simbólicos y estrategias de asimilación varias, entre las cuales destacamos el papel de las mujeres y agentes de mediación intercultural. También la obra evangelizadora de frontera llevada a cabo por jesuitas y franciscanos que, junto a las poblaciones y los caminos que reorganizan el espacio fronterizo, articulan las relaciones con el indígena. En el panorama de fronteras imperiales en expansión y su nuevo papel en las rivalidades europeas, no se puede soslayar la secularización de la frontera desde finales del siglo XVIII. Por último, la estratégica plaza de Valdivia, como paradigma central entre las dos fronteras septentrional y austral, la proyección transitoria del levantamiento andino tupamarista en la frontera de Concepción y la interacción étnica pactista vía parlamentos, especialmente útil a la hora de confirmar o no hipótesis de trabajo. Finalmente, la selección bibliográfica nos ayuda a entender un tiempo histórico concreto y nos sitúa en el estado de la cuestión. Así pues, respecto a las investigaciones precedentes, partimos de una bibliografía que encuadra el tema en su contexto histórico y nos presenta sus aspectos más amplios y esenciales, para acudir, posteriormente, en busca de una visión más profunda a una bibliografía especializada. Respecto a las fuentes utilizadas corresponden a archivos chilenos, peruanos y españoles, entre otros, en una amplia variedad documental, cruzando documentación de diversa procedencia y que, complementariamente, proporciona la base de este acercamiento a las fronteras chilenas del siglo XVIII tardío. Enfoque interdisciplinar y análisis que se nutre de miradas cruzadas locales, regionales y metropolitanas en íntima conexión con el contexto europeo y americano, siempre en línea con la renovación historiográfica de la denominada historia atlántica. El apartado de las siglas utilizadas en la presente Tesis Doctoral pone de manifiesto la gran variedad de fondos documentales y diversidad de instituciones archivísticas consultadas, casi siempre in situ, ya fuera en España o América. Tales fuentes han permitido profundizar con material inédito en el objeto de nuestra investigación, que continúa abierta y sujeta a crítica. Por último, aportamos una breve selección, pero significativa, de textos en el Apéndice Documental en orden cronológico y un índice de las ilustraciones que apoyan el texto y refuerzan su contenido de modo visual.