El análisis del islam en Sudán muestra la gran variedad de aproximaciones al objeto de estudio, la diversidad de sus lecturas y el reiterado recurso a los principios religiosos para justificar o legitimar las cuestiones políticas y de Estado. El islam sudanés, en sus diferentes manifestaciones, ha traspasado las fronteras nacionales y ha contribuido al islam africano, árabe y mundial. Eso desde el siglo XIX cuando surgió un primer proto-estado islámico de la mano de esa figura mesiánica que fue Muhammad Ahmad Ibn Abdallah, el Mahdi, hasta el pensador y hombre de Estado Hasan al-Turabi en pleno siglo XX. Analizaremos tres dimensiones: el islam reformista de Mahmud Muhammad Taha, el islamismo sudanés conducido por al-Turabi y el papel del sufismo en la religiosidad popular y en la política sudanesa, y su reciente confrontación con las tendencias salafíes activas en el país en lo que parece ser una nueva lucha por el espacio socioreligioso del siglo XXI. ; The analysis of Islam in Sudan shows the great variety of approaches to the object of study, the diversity of its readings and the repeated recourse to religious principles to justify or legitimize political and State issues. Sudanese Islam, in its different manifestations, has crossed national borders and has contributed to African, Arab and world Islam. This has been like this since the first Islamic proto-state emerged in the Nineteenth century at the hands of the messianic figure who was Muhammad Ahmad Ibn Abdallah, the Mahdi until the thinker and statesman Hasan al-Turabi in the Twentieth century. Three dimensions will be analyzed: the reformist Islam of Mahmud Muhammad Taha, the Sudanese Islamism led by al-Turabi and the role of Sufism in popular religiosity and Sudanese politics, and finally the recent confrontation with the Salafi tendencies active in the country in what seems to be a new struggle for the socio-religious space of the 21st century.
El análisis del islam en Sudán muestra la gran variedad de aproximaciones al objeto de estudio, la diversidad de sus lecturas y el reiterado recurso a los principios religiosos para justificar o legitimar las cuestiones políticas y de Estado. El islam sudanés, en sus diferentes manifestaciones, ha traspasado las fronteras nacionales y ha contribuido al islam africano, árabe y mundial. Eso desde el siglo XIX cuando surgió un primer proto-estado islámico de la mano de esa figura mesiánica que fue Muhammad Ahmad Ibn Abdallah, el Mahdi, hasta el pensador y hombre de Estado Hasan al-Turabi en pleno siglo XX. Analizaremos tres dimensiones: el islam reformista de Mahmud Muhammad Taha, el islamismo sudanés conducido por al-Turabi y el papel del sufismo en la religiosidad popular y en la política sudanesa, y su reciente confrontación con las tendencias salafíes activas en el país en lo que parece ser una nueva lucha por el espacio socioreligioso del siglo XXI. ; The analysis of Islam in Sudan shows the great variety of approaches to the object of study, the diversity of its readings and the repeated recourse to religious principles to justify or legitimize political and State issues. Sudanese Islam, in its different manifestations, has crossed national borders and has contributed to African, Arab and world Islam. This has been like this since the first Islamic proto-state emerged in the Nineteenth century at the hands of the messianic figure who was Muhammad Ahmad Ibn Abdallah, the Mahdi until the thinker and statesman Hasan al-Turabi in the Twentieth century. Three dimensions will be analyzed: the reformist Islam of Mahmud Muhammad Taha, the Sudanese Islamism led by al-Turabi and the role of Sufism in popular religiosity and Sudanese politics, and finally the recent confrontation with the Salafi tendencies active in the country in what seems to be a new struggle for the socio-religious space of the 21st century.
Al afrontar el tema de la democratización en los países musulmanes, el pluralismo político en el "mundo islámico" se revela como una preocupación característica. Aunque algunos académicos sostienen que existen factores inherentes en el Islam que imposibilitan la democracia, otros mantienen que nada en el Islam implica que los países musulmanes deban carecer de credenciales democráticas. Este ensayo defiende que los países musulmanes poseen, desde antaño, pocas características estructurales conducentes a la democratización y a la democracia. Las dos décadas de la "tercera ola de la democracia", de mediados de los 70 a mediados de los 90, no alteraron sustancialmente esta situación, aunque se produjeron algunas señales de liberalización política y democratización en varios países musulmanes, incluyendo a Turquía, Indonesia, Jordania y Kuwait. A fin de explicar la heterogénea imagen que, en términos de pluralismo y democracia, ofrece el mundo musulmán, el presente artículo señala a la importancia de una combinación de factores, tanto internos como externos, (incluyendo la influencia de la política exterior de EE.UU. y de al-Qaeda), sobre las sociedades musulmanas mediante el estudio del caso de las actividades de al-Qaeda en Kenia. ; The issue of political pluralism in the 'Islamic world' is a defining concern when addressing the wider issue of democracy among Muslim countries. While some scholars contend that there are inherent factors within Islam that deny the possibility of democracy, others contend that there is nothing within Islam that means that Muslim countries will 'inevitably' have a lack of democratic credentials. The article argues that Muslim countries have few structural characteristics conducive to both democratisation and democracy and that things have been that way for a long time. This situation did not fundamentally change during the two decades of the 'third wave of democracy', from the mid- 1970s to mid-1990s, although during this time there were some signs of political liberalisation and democratisation in some Muslim countries, including Turkey, Indonesia, Jordan and Kuwait. To explain the varying picture regarding pluralism and democracy in the Muslim world, the article points to a the importance of a combination of both internal and external factors, including the influence of US foreign policy and of al-Qaeda on Muslim societies, with a case study of al-Qaeda's activities in Kenya.
URL del artículo en la web de la Revista: https://www.upo.es/revistas/index.php/ripp/article/view/1538 ; Al afrontar el tema de la democratización en los países musulmanes, el pluralismo político en el "mundo islámico" se revela como una preocupación característica. Aunque algunos académicos sostienen que existen factores inherentes en el Islam que imposibilitan la democracia, otros mantienen que nada en el Islam implica que los países musulmanes deban carecer de credenciales democráticas. Este ensayo defiende que los países musulmanes poseen, desde antaño, pocas características estructurales conducentes a la democratización y a la democracia. Las dos décadas de la "tercera ola de la democracia", de mediados de los 70 a mediados de los 90, no alteraron sustancialmente esta situación, aunque se produjeron algunas señales de liberalización política y democratización en varios países musulmanes, incluyendo a Turquía, Indonesia, Jordania y Kuwait. A fin de explicar la heterogénea imagen que, en términos de pluralismo y democracia, ofrece el mundo musulmán, el presente artículo señala a la importancia de una combinación de factores, tanto internos como externos, (incluyendo la influencia de la política exterior de EE.UU. y de al-Qaeda), sobre las sociedades musulmanas mediante el estudio del caso de las actividades de al-Qaeda en Kenia. ; The issue of political pluralism in the "Islamic world" is a defining concern when addressing the wider issue of democracy among Muslim countries. While some scholars contend that there are inherent factors within Islam that deny the possibility of democracy, others contend that there is nothing within Islam that means that Muslim countries will "inevitably" have a lack of democratic credentials. The article argues that Muslim countries have few structural characteristics conducive to both democratisation and democracy and that things have been that way for a long time. This situation did not fundamentally change during the two decades of the "third wave of democracy", from the mid- 1970s to mid-1990s, although during this time there were some signs of political liberalisation and democratisation in some Muslim countries, including Turkey, Indonesia, Jordan and Kuwait. To explain the varying picture regarding pluralism and democracy in the Muslim world, the article points to a the importance of a combination of both internal and external factors, including the influence of US foreign policy and of al-Qaeda on Muslim societies, with a case study of al-Qaeda's activities in Kenya. ; Universidad Pablo de Olavide
La representación occidental del mundo islámico está sesgada y condicionada por una serie de estereotipos negativos que la identifican con el fanatismo, el terrorismo y el peligro de invasión. Josep M. Tortosa analiza esta percepción del islam en la que intervienen una serie de políticas de construcción del enemigo cuyo efecto sirve para aumentar la cohesión interna de los grupos. Así, la acentuación de las diferencias y la construcción de una imagen negativa de la sociedad islámica facilita en la Unión Europea la construcción de una identidad común entre sus diferentes Estados, mientras que en EE. UU. el islam vendría a sustituir al antiguo enemigo soviético. ; In Occident, Islam is represented in a sloping way conditioned by negative stereotypes that identify it with fanaticism, terrorism and risk of invasion. Josep M. Tortosa analyses the politics that mediate in this negative perception projecting Islam as an enemy. It shows how this construction of the enemy has the effect of increasing the cohesion inside groups. In this way, accentuating the differences between societies, the European Union constructs a common European and Western identity and in USA, Islam substitues the old enemy of communism.
Toda la dificultad consiste en hacer compatible el islam con la República. Ahora bien, las incompatibilidades son muchas, y las diferencias, abisales, especialmente en tres ámbitos que son los tres términos de nuestro lema: la democracia, con las palabras 'Libertad, Igualdad, Fraternidad', va en contra de la filosofía que subyace el islam", escribía Philippe de Villiers, uno de los líderes de la derecha conservadora francesa, en 2006. Y agregaba, para que las cosas fueran bien claras (.).
Toda la dificultad consiste en hacer compatible el islam con la República. Ahora bien, las incompatibilidades son muchas, y las diferencias, abisales, especialmente en tres ámbitos que son los tres términos de nuestro lema: la democracia, con las palabras 'Libertad, Igualdad, Fraternidad', va en contra de la filosofía que subyace el islam", escribía Philippe de Villiers, uno de los líderes de la derecha conservadora francesa, en 2006. Y agregaba, para que las cosas fueran bien claras (.).
Este texto trata las formas que toma la relación entre la política y la religión en Marruecos a través de las prácticas políticas del poder dominante representado por la monarquía frente a las fuerzas del Islam político que compiten en adquirir la legitimidad de la representación política del Islam en el espacio público. En este artículo se destaca los tipos de las relaciones políticas que se establecen entre la monarquía y el Islam político. Esta relación está sujeta a intereses estratégicos del poder oficial (la monarquía) y a las aspiraciones del Islam político en convertirse en actor legítimo en el juego político desde la religión ; This article deals with the forms taken by the relationship between politics and religion in Morocco through the political practices of the dominant power represented by the monarchy against the forces of political Islam. These forces compete in acquiring the legitimacy of the political representation of Islam in the public space. This article highlights the types of political relations that are established between the monarchy and political Islam. This relationship is subject to strategic interests of the official power (the monarchy) and to the aspirations of political Islam to become a legitimate actor in political play from religion
Este texto trata las formas que toma la relación entre la política y la religión en Marruecos a través de las prácticas políticas del poder dominante representado por la monarquía frente a las fuerzas del Islam político que compiten en adquirir la legitimidad de la representación política del Islam en el espacio público. En este artículo se destaca los tipos de las relaciones políticas que se establecen entre la monarquía y el Islam político. Esta relación está sujeta a intereses estratégicos del poder oficial (la monarquía) y a las aspiraciones del Islam político en convertirse en actor legítimo en el juego político desde la religión. ; This article deals with the forms taken by the relationship between politics and religion in Morocco through the political practices of the dominant power represented by the monarchy against the forces of political Islam. These forces compete in acquiring the legitimacy of the political representation of Islam in the public space. This article highlights the types of political relations that are established between the monarchy and political Islam. This relationship is subject to strategic interests of the official power (the monarchy) and to the aspirations of political Islam to become a legitimate actor in political play from religion. ; Universidad Pablo de Olavide
Despite the small number of its faithful, the Ahmadiyya faith stands out for the public presence and political support that it achieves in the West, this is due to some of its characteristics - such as the defense of religious freedom or the firm condemnation of terrorism - that make from this Islamic sect a dreamed Islam; This article investigates its origins and message, to know to what extent this Islam dreamed in reality is. ; A pesar del escaso número de sus fieles, la fe ahmadía destaca por la presencia pública y apoyo político que logra en Occidente, ello se debe a algunas de sus características -como la defensa de la libertad religiosa o la firme condena del terrorismo- que hacen de esta secta islámica un islam soñado;este artículo investiga sus orígenes y mensaje, para saber hasta qué punto este islam soñadoen realidad lo es.
Se analiza la interrelación entre el Islam y la política y la forma cómo la doctrina ha servido a los intereses de las capas dominantes del mundo musulmán para legitimar a los distintos regímenes, sean estos de izquierda o de derecha, monarquías feudales o regímenes militares. Se revisa el papel del Islam durante la lucha independentista gracias a las dotaciones económicas de las petromonarquías del Golfo. Como ejemplo, se estudia la construcción de un modelo de Estado islámico en Paquistán.
El presidente Barack Obama partió de Washington, el martes 2, en una gira relámpago por Arabia Saudita y El Cairo en la que, más allá de una breve estadía en Europa, espera establecer algunas bases firmes para el mejoramiento de las relaciones entre los EE.UU y los países musulmanes.Conviene recordar que ésta no es la primera vez que Obama toma contacto con esa vasta entidad que es el mundo islámico: ya estuvo una vez, luego del G- 20, en Turquía y en Irak. Pero, en realidad, ese primer contacto no es un antecedente válido. Turquía es un aliado de los EE.UU en el seno de la OTAN y la visita de Irak fue, sobre todo, la visita a un país ocupado por el ejército del país del visitante.El espíritu de esta gira es claramente otro: ahora Obama dice que pretende dirigirse "al Islam" para llevar a cabo un acercamiento de posiciones respectivas que se han endurecido más allá de lo recomendable. La gira tiene, esencialmente, dos etapas.La primera, en Arabia Saudita, debería estar desarrollándose sin demasiados contratiempos. Allí la agenda es relativamente clara: Obama presionará para obtener más flexibilidad de parte de los "players" árabes en el conflicto arabe-israelí; se hablará muy probablemente de Irán y, con toda seguridad, del precio del barril de petróleo. Al menos en el primer punto, todo hace pensar que la respuesta saudí será: los árabes ya hemos mostrado mucha flexibilidad, no hay espacio político para más concesiones -(como lo demostraría el crecimiento de grupos como Hamas y Hizbollah)- por lo que la pelota está en la cancha de Israel.En realidad es el día jueves cuando se pone en juego la pieza central de esta operación de política internacional: el discurso que Barack Obama pronunciará en la Universidad de El Cairo en el que pretende dirigirse "al Islam". O, para ser más precisos: "He will discuss how the United States and Muslim communities around the world can bridge some of the differences that have divided them" fueron las palabras textuales utilizadas por Robert Gibbs, el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, para esbozar las grandes líneas de lo habrá de ser el tan esperado discurso.En nuestra opinión es precisamente alli donde reside el primero de los dos grandes desafíos de su iniciativa: en concreto ¿a quien se va a dirigir Obama? ¿Quién ostenta la representación del "Islam"? ¿Arabia Saudita, Hamas, el ex régimen baasista de Bagdad, Indonesia o Bangladesh?Es precisamente en esta indefinición del interlocutor -(por general que sea, todo discurso va dirigido a un interlocutor, implícito o explicito)-, esta imprecisión sobre el destinatario del mensaje, donde radica uno de los principales riesgos de la operación que intentará Obama en el día de mañana. Esta indefinición del interlocutor no puede no haber sido advertida por la Casa Blanca. Así que todo indica que es un riesgo calculado que toma Obama: los costos que puede tener el hecho de que cualquier régimen, país, o autoridad religiosa musulmanes se sientan aludidos, deben de estar compensados por alguna ventaja o beneficio. Sabemos, además, que Obama y su equipo son capaces de manejar los medios de comunicación con eficacia.En el terreno de las hipótesis -(ya que el discurso recién se conocerá mañana)-, una imaginable es que Obama está apostando a una suerte de "bonapartismo" de nivel internacional. En otros términos, dirigirse, vía medios de comunicación, lo más directamente posible, a cientos y cientos de millones de musulmanes sin tomar en cuenta a las autoridades políticas que los representan y que, con bastante claridad, no han ayudado mucho en esta cuestión de las tensiones generadas, particularmente, por el gobierno Bush, de un lado y el terrorismo islámico del otro.De ser cierta esta hipótesis, Obama está apostando a que el hombre y la mujer común de El Cairo, Teherán, Bagdad, Ankara o Islamabad, adviertan que él es alguien que, de buena fé, viene a presentarse como muy diferente a Bush y que representa un país "no- agresivo" para ese ciudadano común y que, además, hasta por su nombre, es un poco como ellos.Por ingenuo que esto pueda parecer, en las últimas 48 horas se sucedieron dos eventos que parecen ser consistentes con esta hipótesis. Al-Qaeda, que no se caracteriza por su locuacidad y que cultiva el silencio y el secretismo como armas políticas, salió por dos veces a la palestra. Primero se pronunció Ayman Al-Zawahiri, "el número dos" de Al-Qaeda, desde un sitio de internet en Egipto y, luego, a través de la cadena Al-Jazira de Qatar, se difundió una grabación de audio del propio Osama Bin Laden. Para el laconismo de estos terroristas, parecen ser demasiadas palabras, y todas ellas destinadas a mandar un solo mensaje: "no le crean, Obama es igual a Bush". Todo parece indicar que alguna cuerda sensible hizo vibrar el Presidente Obama al esgrimir su difuso y aparentemente ingenuo discurso dirigido a "las comunidades musulmanas del mundo". En los hechos, el terrorismo islámico se alimenta del sencillo malestar popular contra los EE.UU. Si Obama logra mejorar la imagen de su país, la cantera donde Al Qaeda y sus adláteres se alimentan, comenzará a secarse.Pero queda un segundo desafío que conviene señalar antes de que veamos cómo se desempeña Obama en este delicado trance. Cuando salió de Washington, entre sus muchas declaraciones, destaca la siguiente: "La democracia, el estado de derecho, la libertad de expresión, la libertad religiosa no son solamente principios occidentales que pueden ser extendidos a esos países (musulmanes), yo pienso que son, más bien, principios universales de los cuales ellos pueden agarrarse y pueden afirmarlos como parte integrante de su identidad nacional".Esta declaración plantea, en su formulación misma una serie de problemas que no son fáciles de sortear. Si algo caracteriza a muchos de los países islámicos involucrados en un permanente enfrentamiento con los EE.UU. y con otros países de Occidente, es precisamente que nunca lograron procesar históricamente lo que la frase pretende expresar.En su gran mayoría, los países "problemáticos" del mundo musulmán -(y algunos no problemáticos también)- son países que fracasaron, total o parcialmente, en su proceso de secularización. Mientras que la identidad nacional que invoca Obama esté constituida de manera más religiosa que política, mientras tengamos confundidas en una sola persona o institución, el poder religioso y el poder político -(y este segundo, severamente ontrolado por el primero)- el llamado contenido en esa frase de Obama es ininteligible.Es precisamente porque la secularización de la política y de la sociedad ha fracasado más o menos generalizadamente en el mundo islámico, que la posibilidad de pensar la identidad nacional en base a conceptos universales, como lo hace Occidente, es una empresa imposible. Que se nos disculpe la afirmación siguiente: imaginar que algunos regímenes musulmanes -(Afganistán, Irán)- acepten el dispositivo político democrático liberal aludido en la frase de Obama, es como querer convencer a los Templarios y a su jefe, Balduino I, transformado en rey de Jerusalén, el 18 de Julio de 1100, que debía pensar liberal y democráticamente y poner a discusión el control del Santo Sepulcro obtenido, unos años antes, por su hermano Godofredo de Bouillon.Más allá de lo que algunos pretendieron caracterizar, caricaturalmente y no sin cierta superficialidad, como un "choque de civilizaciones", no es eso lo que está en juego. Aunque así lo plantéen los terroristas islámicos, la cuestión no es entre Occidente y el Islam. La verdadera cuestión es cómo organizar una sociedad internacional donde convivan estrechamente, por obra y gracia de la globalización, sociedades seculares y sociedades no secularizadas.Y esa cuestión, no se arregla en una gira.
Casi treinta años después de la inauguración de la primera gran mezquita del Madrid contemporáneo, la de Abu Bakr en el barrio de Estrecho, la apertura de lugares de culto como primer espacio comunitario no es ya siempre la principal y exclusiva demanda de las comunidades musulmanas en el espacio urbano, entre las cuales se encuentran ahora su visibilización en el espacio público, resultado en gran medida de la consolidación e institucionalización del tejido asociativo islámico y de un progresivo, aunque lento, reconocimiento institucional. Este texto repasa el pasado-presente de este proceso, para a continuación contextualizarlo en el actual marco político y normativo donde se insertan dos estudios de caso de utilización de los espacios públicos por comunidades musulmanas coincidiendo con alguna festividad religiosa: la celebración por la comunidad bangladesí del Eid al-Fitr en las canchas deportivas municipales del barrio multicultural de Lavapiés; y la conmemoración por la Fundación Alulbeyt España, una organización chií duodecimana, del martirio del Imam Husain en la céntrica Puerta de Sol. ; Thirty years after the inauguration of the first great mosque in modern-day Madrid, namely the Abu Bakr mosque in the district of Estrecho, opening more places of worship is no longer the main or only demand that Muslim communities are making in urban spaces. Visibility in public spaces is now their main concern. This is mostly due to the process of consolidation and institutionalization of Islamic associations and increasing, albeit slo w, official recognition by governmental authorities. This article reviews the past and present of this process, contextualizing it in the current political and normative framework, consider-ing the case studies of two Muslim communities which use public space for religious festivities. The first is the celebration of the Eid al-Fitr by Bangladeshi Muslims at the local sports centre in the multicultural district of Lavapiés; the second is the com-memoration of the martyrdom of the Imam Husain in Puerta de Sol by Fundación Alulbeyt España, a Twelver Shiite cultural centre. ; Proyecto CSO2015-66198-P «Expresiones Religiosas en el Espacio Urbano en Madrid y Barcelona (EREU – MyB)», Dirección General de Investigación Científica y Técnica y Subdirección General de Proyectos de Investigación del Ministerio de Economía y Competitividad, I+D+i Excelencia, convocatoria 2015. ; No data JCR 2020 ; No data SJR 2020 ; 0.375 IDR (2020) C1, 4/27 Antropología ; UEM
Islam, before XIX Century, develops many renewal movements whose goal was to legitimate a new kind of political power. Contemporary Islam offers two alternatives. First, a religious renewal in the conscience of believers being the reason for a social change, we call that renewal «revisionism». Second, an external social revolution according to muslim norms, which we call «zelotism». ; El Islam, hasta el siglo XIX, ha desarrollado movimientos de corte fanático, que no pretendían una revisión de lo religioso, extendido a toda la sociedad, y sólo pretendían legitimar internamente una nueva forma de poder. Mientras que el Islam contemporáneo, sometido a muy diversas presiones externas, se plantea una doble alternativa: la revolución interna de las conciencias, de la que de manera natural se derivará una transformación de la sociedad musulmana; al que llamamos «revisionismo»; y una revolución externa de la sociedad bajo una capa de cumplimiento estricto de unas normas llamadas islámicas, que llamamos «zelotismo».
La representación occidental del mundo islámico está sesgada y condicionada por una serie de estereotipos negativos que la identifican con el fanatismo, el terrorismo y el peligro de invasión. Josep M. Tortosa analiza esta percepción del islam en la que intervienen una serie de políticas de construcción del enemigo cuyo efecto sirve para aumentar la cohesión interna de los grupos. Así, la acentuación de las diferencias y la construcción de una imagen negativa de la sociedad islámica facilita en la Unión Europea la construcción de una identidad común entre sus diferentes Estados, mientras que en EE.UU. el islam vendría a sustituir al antiguo enemigo soviético. ; In Occident, Islam is represented in a sloping way conditioned by negative stereotypes that identify it with fanaticism, terrorism and risk of invasion. Josep M. Tortosa analyses the politics that mediate in this negative perception projecting Islam as an enemy. It shows how this construction of the enemy has the effect of increasing the cohesion inside groups. In this way, accentuating the differences between societies, the European Union constructs a common European and Western identity and in USA, Islam substitues the old enemy of communism.