Frente a quienes afirman que la economía de Pakistán se ha vuelto ya inviable, se argumenta que, pese a la existencia de problemas económicos enormes, no cabe hablar, al menos por el momento, de "economía fallida". En este ARI se aborda, en primer lugar, la evolución económica reciente del país, destacando especialmente la situación de virtual crisis de balanza de pagos vivida en 2008 y el frenazo del ritmo del crecimiento en 2009. En particular, se señala que las políticas de saneamiento macroeconómico han tenido una contrapartida importante en términos de crecimiento. En segundo lugar, se describen cuatro de los principales problemas estructurales de la economía pakistaní: (1) la crisis del sector eléctrico; (2) la dependencia excesiva de la financiación externa; (3) una agricultura sostenida artificialmente; y (4) la escasa inversión pública en infraestructuras y protección social. Finalmente, se presentan las perspectivas económicas del país a corto y medio plazo.
La autora analiza las características y las implicaciones de la inestabilidad interna y de la precaria situación económica de Pakistán. Pese a la transformación política que se ha producido en Pakistán (las elecciones del pasado 18 de febrero y la renuncia de Musharraf como presidente del país el 20 de agosto) y la relativa normalidad que ha traído consigo en ese campo, la situación general del país ha empeorado sustancialmente en los últimos meses. Pakistán vive un conflicto civil, una lucha contra el extremismo islámico que parece empeorar por momentos y, además, el país atraviesa una grave situación económica. Por si fuera poco, las soluciones para afrontar estos problemas que vienen desde fuera, principalmente de EEUU, sitúan al país contra las cuerdas, pues ponen en duda la ya precaria independencia del Estado paquistaní.
Durante el siglo XIX, el Reino Unido no gobernó solamente India. Su más grande e importante colonia era en realidad conocida como British Raj (reino), y abarcaba conjuntamente los actuales estados de Pakistán, India y Bangladesh. Dentro de las fronteras del Raj se encontraban centenares de millones de personas, adherentes a casi todas las religiones de Asia y pertenecientes a cientos de grupos étnicos. En 1947 la región tuvo que formar estados-nación sin haber pasado antes por la era de los nacionalismos, que sí había vivido Europa. Por ejemplo ya en 1972, el entonces primer ministro pakistaní Zulfikar Ali Bhutto le decía a Oriana Fallaci (en referencia al hinduismo y el Islam) que "No somos hermanos. No lo hemos sido nunca (…) Son dos religiones fuertes e irreconciliables."India, por ejemplo, es un país mayoritariamente hindú, pero que a su vez tiene en su seno 138 millones de musulmanes. Son muy frecuentes los choques entre ambas comunidades, y los ataques terroristas de Mumbai de noviembre hacen recordar que, como país, es uno de los objetivos preferidos de la jihad mundial. Este es tan sólo uno de sus problemas: otros, como las desconexiones lingüísticas, las revueltas naxalitas, la pobreza extrema y sus relaciones con China y Sri Lanka ofrecen complejidades aún mayores."People see the TV images and think we are a rogue, barbarian society. It makes us really sad" – Estudiante de Islamabad a un periodista estadounidensePakistán se encuentra todavía peor. Al momento de la partición de 1947, la región más importante que compartían los actuales estados herederos, llamada Punjab, se dividió en dos. Así, tanto Pakistán como India tienen estados con ese nombre. Como indica el analista Selig Harrison en un excelente informe sobre el tema, "La partición de la India Británica juntó a grupos étnicos en disputa que nunca habían formado parte de la misma estructura política, previo a la llegada de los británicos (…) los baluches, sindhíes y pashtunes se encontraron atrapados en una estructura política [Pakistán] dominada por una mayoría punjabí".Dentro de este complejo entramado étnico cae como un meteorito la jihadcontemporánea, que ha incinerado a Pakistán al punto de ser uno de los estados más frágiles del mundo. Bruce Riedel, el encargado por la Administración Obama de preparar el dossier inicial para el conflicto, dijo explícitamente que "El peligro de que Pakistán se vuelva un estado jihadista es real". Esto lo ha colocado en compañía de países africanos, porque la combinación de enemistades étnicas con la adhesión al Islam más extremo ha resultado en una insurgencia afgano-pakistaní de grandes proporciones. "True Islam permits neither elections nor democracy." – Sufi Mohammed, líderislamistaLa zona montañosa entre Afganistán y Pakistán, conocida como Hindu Kush, ha servido de refugio para Al-Qaeda durante varios años. Tras el Once de septiembre, Estados Unidos y sus aliados le negaron acceso a Afganistán a estos grupos, por lo que les quedó refugiarse o bien en las montañas o en el otro lado de ellas, en Pakistán. Así, en los últimos ocho años la situación ha evolucionado de forma preocupante. Al-Qaeda se ha visto reducida notoriamente a un núcleo sigiloso pero persistente, que en tamaño es la mitad de lo que era hace unos años. El movimiento talibán afgano ha dado a luz al movimiento talibán pakistaní, que es su aliado acérrimo y a la vez plantea una disputa étnica con el Estado pakistaní. En dondequiera que estos grupos se han instalado en el poder han impuesto la shari'ao ley islámica, como lo hicieron en abril en el Valle del Swat No les falta apoyo en ciertas áreas: el 83%, 80% y 78% de los pakistaníes está respectivamente a favor de lapidar a los "adúlteros", las mutilaciones a ladrones y la pena de muerte por "apostasía" (dejar de ser musulmán)."As a Muslim, we cannot allow a woman to violate Islamic values" – Muslim Khan, portavoz talibán Esto ha llevado a algunos de los abusos en derechos humanos más terribles de los últimos tiempos. Se ha documentado que el talibán corta las narices y orejas de los líderes tribales que se le oponen y emplea escudos humanos. Eso no es todo: también se ha registrado que decapita niños, y Le Figaro ha informado que secuestró a cientos de niños de entre seis y trece años para usarlos como bombas suicidas. El talibán impuso sus normas y prohibiciones sobre el uso de barbas, la existencia de cosméticos y escuelas para niñas, la música, las quemas de DVDs en las calles, las listas negras o los castigos con latigazos a las mujeres que salen de sus casas sin la compañía de un familiar masculino. Este año el grupo llegó a controlar territorio a apenas 60 kilómetros de Islamabad, lo cual provocó "unapsicosis de miedo" en la ciudad. Como informa el New York Times, muchos policías, paralizados por el terror , publican avisos en los diarios renunciando públicamente a su función, de modo de no ser decapitados. Increíblemente, muchos pakistaníes adoptan una postura conspirativa –ya tratada en otro artículo de esta publicación- y afirman que los videos y fotografías que prueban estos hechos son falsificaciones o parte de una conspiración antipakistaní.Afortunadamente, en semanas recientes Estados Unidos parecería haber liquidado al peor de estos líderes, el talibán wazirí Baitullah Mehsud. Otros líderes tuvieron que ser asesinados una vez que regresaron a la carnicería tras ser absurdamente liberados de Guantánamo, y otros más, como el líder del talibán afgano Mohammed Omar, sobreviven (según la inteligencia estadounidense en la ciudad de Quetta.Así, Pakistán es un estado tironeado entre varias fuerzas de gran potencia: hordas de terroristas islámicos en las montañas, un Estados Unidos y OTAN furiosos con su falta de supresión del talibán, una India igualmente encolerizada por los ataques a sus civiles que se originan en el país, una cohesión nacional que nunca existió y para colmo una economía en ruinas. Sin embargo, esto no es todo. Como el lector sabrá, Pakistán es además uno de los pocos países del mundo con bombas nucleares y misiles balísticos. Esto significa que quien gobierne Pakistán tiene la capacidad de proyectar el fuego nuclear a toda India y otros países de la región.El programa nuclear pakistaní ha sido un dolor de cabeza por sí sólo, ya que además de haber resultado en proliferación hacia terceros estados –por lo menos a Libia, Irán y Corea Comunista-, también ha sido un objeto lógico de persecución de parte del terrorismo islámico (que ha asaltado infructuosamente las bases nucleares de Pakistán en varias ocasiones). Para mayor preocupación, existen numerosos informes que indican que el gobierno pakistaní se encuentra en proceso de aumentar el volumen de su arsenal."It would be a great gesture if Osama bin Laden were to come out into the open in order to give us a chance of catching him" – Asif Ali Zardari, Primer Ministro de PakistánAnte esta pluralidad de factores de violencia, sin duda que uno de los trabajos másdifíciles del mundo es el de gobernar Pakistán. Claro está que una de esas dificultades es mantenerse vivo para hacerlo, como lo demuestra el asesinato en manos de un terrorista suicida de la importante política Benazir Bhutto, así como los múltiples intentos por matar al ex dictador Pervez Musharraf."If the government wants peace and stability, it should adopt the Islamic system" – Maulana Abdul Aziz, líder islamistaEn los círculos académicos y periodísticos en inglés se suele utilizar el términofailed state –o estado fallido- para describir a países que retienen los elementos de jure de un estado (como fronteras o una capital) pero que en la práctica ya no operan como uno normal. El ejemplo clásico es Somalia, un país que se encuentra dentro de la categoría de estado fallido desde hace dos décadas. Pakistán es otra gran mención, ya que es 2009 el año en que más se han observado los factores de preocupación arriba mencionados.Por el momento parece que eso no ocurrirá. En primer lugar porque en la era contemporánea es muy difícil derribar a un estado del tamaño del pakistaní. En segundo porque sus fuerzas armadas y de inteligencia han aprovechado los meses recientes para contraatacar al talibán y retomar algunas provincias que éstos habían capturado. En el proceso han destruido ciudades enteras y generado cientos de miles de refugiados. En tercer lugar, y citando nuevamente a Riedel, "Por ahora la mayoría de los expertos concuerdan en que está en funcionamiento la arquitectura de seguridad necesaria y que el ejército tiene el control de las armas con plena seguridad"."Never in my lifetime will we ever have peace with India." – Agente de inteligencia pakistaníMientras tanto, otros países observan con trepidación el riesgo que constituye Pakistán y su vagón de problemas. Estados Unidos envía veinte mil tropas más a Afganistán, mantiene su campaña de bombardeos a terroristas en el Hindu Kush, y seguramente tiene planes de contingencia para confiscar las bombas nucleares de Pakistán en caso de emergencia. India se mostró inexplicablemente tolerante ante el brutal ataque a Mumbai originado en Pakistán, pero de todos modos bota submarinos nucleares. Es crítico mejorar la gobernabilidad del país y acabar con la doble amenaza del terrorismo y el totalitarismo islámicos. De lo contrario, nada bueno saldrá de Pakistán durante mucho tiempo. Lic. en Estudios Internacionales. Universidad ORT - Uruguay
Artículos en revistas ; Pakistán se encuentra en un periodo de gran inestabilidad. El Presidente Musharraf tiene problemas con los grupos minoritarios, con el ejército y con los islamistas. Además, está siendo acosado por la Comunidad Internacional le que demanda reformas democráticas. Cuatro son sus principales desafíos: democratizar el país, reducir la pobreza, controlar el radicalismo islámico y mejorar sus relaciones con la India. Si estos retos no se consiguen en los próximos años, Pakistán puede convertirse en Rogue State. ; Pakistan is living a very instable period. President Musharraf maintains differences with several ethnic minorities, with the army and overall with the principal Islamist groups. Indeed, the International Community has put pressure on President Musharraf who is being demanded for democratic reforms. There are four big challenges that Musharraif need to face if he wants Pakistan not to become a Rogue State: democratization, poverty reduction, controlling Islamic radicalism and improving its relations with India. ; info:eu-repo/semantics/publishedVersion
La estabilidad política de Pakistán y su eventual democratización dependen mucho de los importantes retos de seguridad regional que tiene el país. Esos retos pueden constituir un serio obstáculo para la implantación de un verdadero gobierno civil que tenga una óptica más realista de la dimensión regional e incluso para el propio desarrollo económico del país. El texto aborda la situación actual en Pakistán, a un año de la próxima convocatoria electoral, y las escasas perspectivas de una verdadera democratización del país, pese a la reciente iniciativa de la oposición de unir sus fuerzas frente al presidente, el general Musharraf. Aunque Musharraf se erigió a si mismo (y por ende, al ejército) para salvar a la nación, ésta sigue padeciendo de los mismos males de los que ya adolecían los convulsos gobiernos democráticos de la década pasada, a pesar de una cierta mejoría en la situación económica. El análisis concluye que Pakistán posee importantes problemas de seguridad que pueden constituir un serio obstáculo para su desarrollo y para la implantación de un verdadero gobierno civil en el país con una óptica más realista en la dimensión regional en que se localiza.
Frustrado por la falta de resultados en su campaña afgana, EEUU ha decidido cruzar la Línea Durand que delimita la frontera entre Afganistán y Pakistán a lo largo de 2.400 km, en su intento de neutralizar a los elementos yihadistas afincados en territorio paquistaní. Esa estrategia unilateral de incursiones transfronterizas ha llevado a las relaciones con Pakistán a su punto más bajo desde 2001. Si bien el incremento de actividad insurgente en Afganistán por parte de yihadistas con base en las zonas tribales de Pakistán podría justificar la reciente estrategia estadounidense, ésta plantea problemas sobre los efectos a corto y largo plazo en la seguridad en la región y en el todavía frágil gobierno civil del primer ministro Yousuf Raza Gilani. El país se encuentra en un punto de inflexión en el que el nuevo gobierno intenta consolidar su posición mientras se enfrenta a una creciente insurgencia, en especial en las zonas tribales, y una crisis económica aguda. Pakistán podría derivar hacia el desastre y el caos si EEUU y sus aliados no recalibran su estrategia y optan por soluciones menos agresivas con vistas a la consolidación del gobierno civil y el desarrollo del país a largo plazo –y en especial de las zonas tribales–.
El análisis repasa el tenso clima político en Pakistán ante las próximas elecciones presidenciales –que supondrán a todas luces la reelección del general Pervez Musharraf– del día 6 de octubre. El texto analiza la actual coyuntura política en Pakistán, caracterizada por el modo en que Pervez Musharraf está intentando salvar los obstáculos para asegurar su reelección como presidente y para garantizar que el próximo Gobierno sea afín a su persona y al ejército que lo respalda. En el plano interno, tras haber devuelto al exilio a Nawaz Sharif, la tarea de Musharraf se centra en la posibilidad de acuerdo con la exiliada líder del PPP, Benazir Bhutto, que regresará próximamente al país. La relativa debilidad de las principales fuerzas políticas y el poder que aún detenta Musharraf hacen pensar que el régimen tutelado vigente se prolongará más allá de las elecciones, si bien con nuevos actores. Por el momento, la comunidad internacional encuentra dificultades para presionar al Gobierno paquistaní para que éste garantice un clima electoral transparente.
One of the important debates in the post 9/11 global politics has been the growing significance of the Asia pacific region. The great powers of the world have understood that the future of world's attention would be Asia pacific region. This is in line with the significant military, economic, technological and diplomatic achievements of the regions. As a result, the United States introduced its famous policy known as "the Asia pivot" that has serious implications on the region in general and Pakistan in particular. The article investigates the Asia pivot policy of USA that has changed the course of region's security. This particular policy brought changes in inter-state relations, while for some it proved virtuous and for others it brought problems. Pakistan, a country that has long maintained smooth relations with China and need-base relations with America faced serious upshots post arrival of this policy. It remained with scant options and policies to deal with the new impediments. This article focuses on those impediments and challenges that Pakistan can face due to the changes in geopolitical setting of the region. It also tries to unfold the secrets of new breakups and patch up between different states and allies in such whirling scenario of the region.
La colaboración cada vez mayor entre los nacionalistas pastunes y las fuerzas islamistas en contra de la dominación punjabi podría llevar a la ruptura de Pakistán y de Afganistán y a la emergencia de una nueva entidad nacional: un "Pastunistán islámico". El crecimiento alarmante de al-Qaeda y de los talibán en la región tribal pastún del noroeste de Pakistán y del sur de Afganistán suele atribuirse a la popularidad de su variante mesiánica del islam y a la ayuda encubierta de los servicios secretos paquistaníes. Pero hay otra razón, más inquietante, que explica su éxito: su relación simbiótica con un importante en ambos movimiento separatista pastún que podría llevar a la unificación de, aproximadamente, 41 millones de pastunes lados de la frontera, la ruptura de Pakistán y de Afganistán, y la emergencia de una nueva entidad nacional, un "Pastunistán islámico". Este ARI examina la reivindicación pastún de un territorio independiente, las raíces históricas y políticas de la identidad pastún, las implicaciones que esta situación tiene para las operaciones militares dirigidas por la OTAN o por paquistaní en la región, la creciente colaboración entre los nacionalistas pastún y las fuerzas islámicas contra la dominación punjabi y las razones por las que el movimiento pro Pastunistán, largo tiempo inactivo, está cobrando vida lentamente.
Este documento arroja luz sobre la importancia del federalismo en la construcción de la nación, analizando en qué medida la Enmienda 18 ha fortalecido a la federación de Pakistán, y de ahí, qué papel ha jugado el federalismo en la construcción de la nación. Para Pakistán, el sistema federal es la penitencia de tales demandas y problemas, mientras que la enmienda 18 ha dado un curso definitivo que conduce a la construcción de la nación al avanzar ciertas medidas, que de adoptarse, pueden obtener resultados alentadores; es difícil ignorar la importancia de las instituciones políticas. La gobernanza inclusiva y descentralizada permitiría a la federación de Pakistán desempeñar su papel en la construcción de la nación a través de intereses e identidades complacientes. ; This paper sheds light on the significance of federalism in nation building, analyzing to which extent the 18th Amendment has strengthened the federation of Pakistan, and thereafter, what role federalism has played in the nation building. For Pakistan, federal system is thus the penance of such demands and issues, while the 18th amendment has given a definite course leading to nation building by advancing certain measures those if adopted may fetch encouraging results. Importance of political institutions may hardly be ignored. Inclusive and decentralized governance would allow federation of Pakistan to play its role in nation building through accommodating interests and identities.
The purpose of this document is to examine the relationship between political influences and effective tax rates. This study examines whether companies with political influence pay significantly lower effective taxes than Pakistani companies. The study used a sample of companies that are not listed on the stock exchange in Pakistan during the 2009-2013 period. The results predicted that companies with political influence pay significantly lower effective taxes compared to companies without political influence. This study contributes to the field of political economy theory in which it provides a deep perspective to policy makers interested in improving transparency in transnational economies. ; El propósito de este documento es examinar la relación entre las influencias políticas y las tasas de impuestos efectivas. Este estudio examina si las empresas con influencia política pagan impuestos efectivos significativamente más bajos que las empresas pakistaníes. El estudio utilizó una muestra de empresas que no cotizan en bolsa en Pakistán durante el período 2009-2013. Los resultados previeron que las empresas con influencia política pagan impuestos efectivos significativamente más bajos en comparación con las empresas sin influencia política. Este estudio contribuye al campo de la teoría de la economía política en el que brinda una perspectiva profunda a los responsables políticos interesados en mejorar la transparencia en las economías transnacionales.
El desenlace de los hechos en la Mezquita Roja de Islamabad pone de nuevo en evidencia el problema del extremismo religioso en Pakistán, que ha agudizado aún más la crisis interna en que vive el país desde hace varios meses por la creciente movilización contra el presidente, el general Musharraf. El texto analiza el incidente ocurrido en la Mezquita Roja de Islamabad en el contexto de la fallida política de Musharraf de combatir el extremismo religioso en el país y en un momento en que la oposición al presidente comienza a cobrar fuerza. La reaparición en un primer plano nacional de la violencia extremista, que en realidad siempre ha estado presente, puede tener efectos adversos en la convocatoria de elecciones parlamentarias anunciada por el presidente para los próximos meses. Parte de la actual situación deriva de la conflictiva relación entre el poder militar, en este caso, y el poder religioso, cuyas relaciones se deterioraron mucho a raíz de la intervención internacional en Afganistán y como consecuencia de la adhesión de Pakistán a la lucha contra al-Qaeda y el régimen talibán. El conflicto afgano actual ha tenido consecuencias negativas para la estabilidad y las esperanzas de democratización de Pakistán, pero a ello también ha contribuido una política poco acertada por parte de la comunidad internacional, especialmente de EEUU, que no ha sabido arrancar firmes compromisos al Gobierno de Islamabad.
La continuidad de las conversaciones entre India y Pakistán, para la solución de disputas bilaterales y la mejora de las relaciones entre los dos países, es un asunto de vital importancia para el equilibrio y la estabilidad regionales en Asia meridional. Sin embargo, a pesar de los avances del último encuentro, celebrado a finales de junio, ambos gobiernos siguen defendiendo postulados teóricos en cuestiones bilaterales que son completamente divergentes. El texto analiza los resultados del encuentro de los secretarios de Asuntos Exteriores de India y Pakistán los pasados días 27 y 28 de junio, en el marco de la formación del nuevo equipo de gobierno en la India y de la situación política en Pakistán. El deseo de redefinir el proceso bilateral por parte del ministro de Exteriores indio, Natwar Singh, basándose en la preponderancia de acuerdos como el de Simla de 1972, además de abrir viejas heridas, puede embarcar a ambos países en una nueva larga disputa sobre principios teóricos, lo que retrasaría el avance en la resolución de las disputas pendientes. La frágil situación política en Pakistán es también motivo de preocupación, por el continuo retraso de las promesas democratizadoras y la ya patente falta de control por parte del ejército de algunos sectores islamistas. El escaso margen de maniobra del gobierno pakistaní, si se prolonga la actual situación, podría repercutir negativamente en el proceso de paz. Además, los tímidos avances producidos en las reuniones de junio, particularmente en lo referente a la disputa de Cachemira y a la proliferación nuclear en la región, recuerdan demasiado a los procesos de diálogo celebrados por ambos países en décadas pasadas. En aquellos encuentros predominaba la retórica de recurso a los grandes principios internacionales, aunque éstos perdían fuerza cuando se trataba de su posible aplicación al contexto bilateral y regional.
Las elecciones legislativas pakistaníes han sido las más importantes de las celebradas desde la independencia del país en 1947. Con un electorado traumatizado por el asesinato durante la campaña de la exprimera ministra Benazir Bhutto y por más de 400 atentados mortales, se celebraron finalmente, tras dos aplazamientos, el 18 de febrero de 2008. A pesar de las reiteradas acusaciones de manipulación, los observadores internacionales dictaminaron que las elecciones fueron lo suficientemente limpias y democráticas como para validar los resultados. La victoria de los partidos contrarios al presidente Musharraf abre un nuevo tiempo para la libertad, pero también un tiempo de grave riesgo para la paz.
Artículos en revistas ; a brecha estratégica entre la India y Pakistán Islamabad obliga a prestar atención a su dimensión septentrional, a saber, Afganistán y Asia Central . por esta razón , con el fin de evitar ser amenazado desde el norte y el sur , al mismo tiempo , Pakistán siempre ha tratado de conseguir un gobierno amigo en Afganistán . Durante las décadas de 1980 y la década de 1990 a Sitios de eventos, tales como la invasión de Afganistán , la participación de Pakistán en el conflicto y después de la aparición de WOT , han cambiado drásticamente la situación regional . A finales de la década de 1990 había separado de Seguridad Regional de la Complejos las de Asia del Sur , dividido por Afganistán, un estado insular y Central. En la actualidad vemos cómo estos dos complejos de Seguridad Regional han convergido en un punto común -Afghanistan- que es el centro de un nuevo Complejo de Seguridad Regional ( Sur de Asia Central RSC ) correspondiente a las dos regiones ; The strategic gap between India and Pakistan compels Islamabad to pay attention to its northern dimension, namely Afghanistan and Central Asia. for this reason, in order to avoid being threatened from the North and the South at the same time, Pakistan has always tried to get a friendly government in Afghanistan. During the 1980s and the 1990s a sieges of events, such as the invasion of Afghanistan, the involvement of Pakistan in the conflict and then the emergence of WOT, have changed dramatically the regional situation. At the end of the 1990s there were separate Regional Security Complexes the Central and the South Asia ones, divided by Afghanistan, an insular state. At the present we see how these two Regional Security Complexes have converged in a common point -Afghanistan- which is the hub of a new Regional Security Complex (South Central Asian RSC) involving the two regions ; info:eu-repo/semantics/publishedVersion