Un viejo proverbio chino señala que "la puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta". Efectivamente la transformación de China durante la segunda mitad del siglo XX grafica este dicho. De manera impensada para muchos, luego de casi tres décadas de férreo control estatal sobre la economía bajo el liderazgo de Mao Zedong, la dirigencia china que lo sucedió en el poder decidió hacia fines de los setenta "abrir una puerta bien cerrada" y emprender un ambicioso proceso de modernización, liberalización y apertura económica. De la mano de Zhou Enlai primero y Deng Xiaoping después, el Estado chino se embarcó en la tarea de modernizar dentro del país su sector agrícola, su estructura productiva, la ciencia y tecnología y la defensa nacional. El interés central detrás de esta transformación radicaba en acortar la brecha de desarrollo existente con los países más avanzados, situación que se reflejaba en el éxito económico de "vecinos" como Japón, Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong. Para Deng, China sólo podría convertirse en una gran potencia a través de una política sistemática de modernización, con énfasis en el desarrollo económico y manteniendo la estructura de control político del Partido Comunista (Wilhelmy y Soto, 2005: 52). El desafío a superar consistía en dejar atrás una empobrecida, cerrada y estancada economía planificada y avanzar en la configuración de una economía competitiva. En la opinión del periodista Li Datong (2009), la política de reformas contó a grandes rasgos con dos etapas bien claras. En la primera, que se extendió de 1978 a 1989, el ímpetu de cambio fue puesto en la reducción de la pobreza rural y urbana. En la segunda, iniciada en 1992 con el famoso viaje de Deng al sur del país y culminada en el 2001 con el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, el gobierno en estrecha alianza con sectores empresariales concentró esfuerzos en impulsar el crecimiento económico.Las principales medidas adoptadas consistieron en: la descolectivización de la agricultura y la autorización del uso privado de las tierras comunales (household responsibility system); el levantamiento de la prohibición para realizar actividades empresariales de índole privada; la apertura por primera vez desde la Revolución de 1948 al ingreso de capitales extranjeros; la creación de zonas económicas especiales y de apertura (existen actualmente una veintena, entre ciudades, provincias y áreas costeras); la privatización de numerosas empresas (a excepción de algunos grandes monopolios vinculados a energía y al sistema bancario); la descentralización del control estatal nacional hacia los gobiernos provinciales; la reducción general de aranceles y barreras comerciales; y el reconocimiento legal en 2005 de la propiedad privada.Estas reformas hicieron posible el denominado "milagro chino", la gran performance económica desatada a partir de 1978. Entre aquel año y el 2006 China mantuvo un promedio anual de crecimiento del 9,7%, tendencia que sólo se interrumpió tras los incidentes de la Plaza de Tiananmen en 1989 y que apenas se redujo en 1997 y 1998 durante la dura crisis asiática (Zhao, 2006: 3). Asimismo, mientras en los objetivos iniciales se esperaba cuadruplicar el PIB para comienzos del siglo XX, el desempeño real arrojó un impresionante crecimiento de trece veces del PIB de 1978 hacia el año 2006. En materia comercial, su comercio exterior se ha quintuplicado en los últimos diez años, mientras que su participación en el comercio mundial en ese mismo período se ha más que duplicado, llegando en 2007 al 9% de las exportaciones y al 6,8% de las importaciones globales. Además, China incrementó su penetración en los mercados de las economías desarrolladas y simultáneamente se transformó en un importante destino de exportación, especialmente para las economías de la región asiática, convirtiéndose en un nuevo eje del comercio mundial –segundo exportador y tercer importador en 2007–, disputando así el papel de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón (D'Elía et al., 2008: 67-8). Una de las principales fuentes de esta expansión comercial ha sido el creciente emplazamiento de firmas extranjeras en el país, las que se valen de los bajos costos de producción para sus operaciones. La participación de dichas firmas en las exportaciones chinas aumentó del 10% en 1990 a casi un 60% en 2004 (Blonigen y Ma, 2010: 475). Este fenómeno denominado "processing trade"explica que China se haya convertido en el principal receptor entre los países en desarrollo de inversión extranjera directa por primera vez en 1993 y uno de los tres primeros a nivel mundial entre 2003 y 2005 (Cheng y Ma, 2010: 545). Conjuntamente, el doble éxito comercial y en atracción de capitales apuntaló también las reservas internacionales. Mientras que en 1992 se registraron reservas por 19 mil millones de dólares, equivalente a un 4% del PIB, tan sólo quince años después éstas alcanzaron 1,4 billones, correspondiente al 50% del PIB (Truman, 2008: 169).A nivel doméstico, la principal transformación ha consistido en el establecimiento gradual de una "economía de mercado socialista". Su avance se evidencia en que hacia 1979 la totalidad de las industrias eran estatales o "colectivas" y el Estado controlaba los precios del 97% de los productos en circulación, mientras que hacia fines de la década de los noventa, menos del 30% de las empresas seguían siendo estatales y las fuerzas del mercado fijaban ya el 97% de los precios. Desde el 2001 estos márgenes se han mantenido mayormente constantes. Pero este ascenso económico posee una contracara de obstáculos, desafíos y debilidades bien marcados que pondrán a prueba la potencialidad de crecimiento a futuro. Por un lado, China es todavía un país pobre en términos de su ingreso per capita, estimado en aproximadamente U$S 3.000 anuales, lo que equivale sólo al 10% de los ingresos registrados en Estados Unidos y Europa. Este bajo registro se conjuga con una mayor desigualdad y una aguda concentración de los ingresos, siendo el 90% de la riqueza acaparada por el 1% más rico de la población (Datong, 2009). La razón detrás de éste pasivo social yace en las privatizaciones, la liberalización y el marcado contraste entre el interior del país y las más dinámicas zonas costeras e industriales —el 57% del PIB se produce en el este de China, un 26% en la región central y apenas el 17% en el oeste (D´Elía et al., 2008: 69). Consecuentemente, ello explica que el crecimiento de la economía esté principalmente impulsado por las exportaciones y la inversión más que por el consumo doméstico. Por el otro lado, los problemas ambientales se han vuelto verdaderamente acuciantes de la mano de este crecimiento. China ha reemplazado recientemente a los Estados Unidos como principal emisor mundial de gases de efecto invernadero. A causa del creciente parque automotriz, las industrias contaminantes y las numerosas plantas procesadoras de carbón, la calidad del aire se ha deteriorado en las principales ciudades. Así, por ejemplo, la concentración de partículas tóxicas inhalables en Beijing en el año 2008 superó en un 80% el estándar tolerable fijado por la Organización Mundial de la Salud (Jacobs, 2010). En las zonas rurales, la masificación del uso de fertilizantes y agrotóxicos para apuntalar la productividad de la agricultura ha contaminado buena parte de las cuencas hídricas.En el plano de los desafíos, debe sumarse que China no es una democracia. El sistema de gobierno es esencialmente autoritario, regido por actores que se imponen en contiendas intrapartidistas y burocráticas libradas a puertas cerradas en Beijing (Wilhelmy y Soto, 2005: 53). Lejos de ser China una "sociedad armónica", se han registrado al compás de las transformaciones importantes conflictos sociales con base en diferentes reclamos: mayor democratización, mejores condiciones de vida, reconocimiento de autonomía política en el caso del Tíbet, etc. Desde los años de Deng, la regla ha sido la aplicación de una política de "mano dura" para contener el disenso interno —como se evidenció en la plaza de Tiananmen en 1989. No obstante, este disenso ha ido en ascenso. En septiembre de 2003, Human Rights Watch informó que más de tres millones de personas se movilizaron en distintas protestas en sólo un mes y que, en más de cien casos a lo largo del país, los reclamos escalaron en violentos choques con las fuerzas de seguridad locales y la destrucción de edificios gubernamentales (Becker, 2006: 169). Por tanto, resta ver cómo el sistema político logra adaptarse a las radicales modificaciones sociales en curso y da cabida a nuevos actores en la lucha por el poder. A pesar de estos desafíos por resolver, existe un fuerte consenso mundial sobre el actual proceso de ascenso de China al status de gran potencia. La célebre predicción de Napoleón —"Let China sleep, for when she wakes, she will shake the world"—, parece estar siendo confirmada (Kynge, 2006). En efecto, "China is reemerging as a major power after one hundred and fifty years of being a weak player on the world stage—a brief hiatus in China's long history", de acuerdo con Susan Shirk (2007: 4), máxima responsable en el Departamento de Estado de las relaciones con China durante la administración Clinton. Si se considera su situación estructural, una estimación reciente del poder comprehensivo de China comparada con las otras grandes potencias del sistema internacional arroja los siguientes resultados. Allí se advierte que China es la única potencia con un status fuerte de poder en cada una de las dimensiones contempladas y por tanto la principal competidora estratégica detrás de la superpotencia estadounidense. Pero el nuevo protagonismo chino también se percibe de una manera más dinámica. Crecientemente el país empieza a desempeñar roles críticos en distintos asuntos de interés mundial, desde la no proliferación hasta el cambio climático, además de ser materia de controversia en Occidente en asuntos relacionados con la pérdida de empleos, déficits comerciales y derechos humanos. En la última década, además, China ha combinado su dinamismo económico con políticas pragmáticas de seguridad y defensa y un fuerte activismo diplomático, gracias a lo cual ha empezado a establecer sólidas relaciones no sólo en toda Asia sino también en Europa, África y Sudamérica, aprovechando en buena medida los "espacios" generados por la focalización de los Estados Unidos en las guerras de Afganistán e Irak y la lucha contra el AlQaeda (Gill, 2007: 1).En el caso particular de América Latina, el carácter actual de los vínculos con China se remonta a la finalización de la Guerra Fría. Fue entonces cuando la desideologización de la política exterior del gigante asiático y el auge del proceso de globalización brindaron un marco propicio para una fuerte expansión económica de las relaciones sino-latinoamericanas (Cesarín, 2006: 52). Algunas cifras ilustran el fenómeno. Las exportaciones de América Latina y el Caribe a China aumentaron en forma súbita desde los US$1.500 millones en 1990, a los casi US$3.000 millones en 1995 y US$5.400 millones en 2000, para crecer posteriormente un 42% anual entre 2000 y 2004 hasta llegar a superar los US$21.000 millones en 2004. En 2003, los recursos primarios representaban el 45,5% de la canasta (Davy, 2008: 4). Por su parte, las exportaciones chinas a la región durante la década de los 90 crecieron más de cinco veces, logrando un superávit comercial global que perduró hasta el 2002. Sin embargo, con los países ricos en recursos naturales como Brasil, Argentina, Chile y Perú, la balanza mercantil resultó deficitaria para Beijing (Cheng, 2006).El interés chino en los países del subcontinente se ha vuelto desde entonces más claro: América Latina constituye un importante reservorio de materias primas, alimentos y recursos naturales necesarios para la prosecución de su crecimiento —no debe perderse de vista que China importa el 30% del petróleo que consume, el 45% del mineral de hierro, el 44% de otros metales no ferrosos y una proporción cada vez más alta de productos agrícolas. El patrón de intercambio comercial y de inversiones en los últimos años refleja dicho interés: minería y forestación (Perú y Chile), pesca, agroalimentos y petróleo (Argentina y Venezuela), mineral de hierro y acero (Brasil), producción de alimentos (Brasil, Chile, Argentina y Perú) y minería (Perú, Colombia, Chile). (Cesarín, 2006: 52-3.) En efecto, la relativa bonanza económica latinoamericana de comienzos de siglo —en parte— se debe a la fuerte demanda china de este tipo de bienes y commoditiesque traccionó al alza los precios internacionales. Para algunos, esto representa una importante oportunidad de optimizar los procesos subregionales de integración e impulsar cambios en las estructuras productivas nacionales mediante la participación inversora de firmas chinas (Cesarín, 2005: 3). Pero esta situación, en principio favorable, amerita una reflexión cautelosa en la medida en que "el auge de los commodities encubre los riesgos inherentes de depender de un sector volátil y en gran medida poco calificado para el sostenimiento de un crecimiento económico a largo plazo y la prosperidad" (Davy, 2008: 2). En este sentido, China ofrece a la región oportunidades pero también desafíos: detrás de los cantos de sirena, se esconde el peligro de un comercio asimétrico que conduzca a la reedición de lazos de dependencia y a una inserción internacional de América Latina subordinada a los dictados de una gran potencia distante. Precisamente, el profesor Julio Sevares (2007: 12) ve en la relación económica Latinoamérica-China no una relación Sur-Sur, sino más bien el clásico esquema comercial Norte-Sur y el patrón inversor de tipo extractivo británico del siglo XIX.Con respecto estrictamente al plano político-estratégico, dos cuestiones deben considerarse. La primera es que China resulta para muchos de los liderazgos latinoamericanos un simpático ejemplo de éxito en materia de reformas dado el importante rol estatal en la conducción de la transformación económica. Representa así un exitoso experimento, distinto de las propuestas neoliberales que fracasaron en América Latina (Cesarín, 2010: 8). Y la segunda, es que la irrupción de China en la región plantea interrogantes sobre la eventual reacción de los Estados Unidos ante un eventual socavamiento de influencia en su "patio trasero". Se trata de un escenario que desde comienzos del siglo XXI se sigue con atención en las usinas de pensamiento estratégico en Washington. Allí se distinguen al menos dos posiciones: una, la de los decisores estadounidenses más temerosos que entienden a la nueva presencia china en la región como la movida inicial de una ofensiva diplomática a gran escala de Beijing para desafiar a los Estados Unidos en su propio hemisferio; y la otra perspectiva, más benigna, que percibe los crecientes vínculos como una oportunidad antes que una amenaza y como una manifestación natural de las necesidades energéticas y de recursos del país asiático sin miras explícitas de choque con la superpotencia (Roett y Paz, 2008: 1). Esta última visión es la que acepta la idea del ascenso pacífico ("peaceful rise") que ha publicitado Hu Jintao. De acuerdo con Zheng Bijian, uno de sus principales ideólogos, "China no tiene la intención ni de desafiar ni de subvertir el orden internacional político y económico ya existente (…). No buscamos la hegemonía ni en el pasado, ni ahora, ni nunca jamás en el futuro cuando hayamos alcanzado el desarrollo. Hemos convertido ya en una premisa básica de nuestro Estado la de no pretender nunca la hegemonía" (Bijian, 2005).La reemergencia histórica de China debe por tanto discurrir a través de la integración a las reglas de juego internacionales, a través del multilateralismo, la resolución pacífica de las disputas y la tolerancia hacia el resto de las naciones. En última instancia, la evolución hacia un abierto desafío estratégico entre los Estados Unidos y China o hacia una convivencia respetuosa entre superpotencias, dependerá del factor que prime en la interacción mutua: un juego de suma cero producto de las transformaciones estructurales en el sistema político internacional, o bien un juego de suma positiva resultado de intereses y percepciones convergentes.(1) El presente artículo es un fragmento de un capítulo de libro en elaboración sobre la inserción internacional de la Argentina entre el 2003-2007. *Candidato doctoral, Universidad Nacional General San Martín (UNSAM).Referencias bibliográficasBecker, Jasper (2006): Dragon Rising. An inside look at China today (Washington D.C.: National Geographic). 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Dear readers, authors and reviewers,As usual in RESI's issues, vol. 9, n. 2, brings papers from authors from many different institutions. This time, the authors of the ten papers come from eleven different universities. This provides clear evidence of the journal's spread of reach and capilarity. What calls the attention now is the fact that three of the papers were submitted in English, although there are Latin Americans among their authors. There are at least five other papers going through the review process right now that were also written in English in spite of their authors being native speakers of Portuguese or Spanish, which increases or perception that there is a trend towards that.RESI's editors consider this a very positive movement, because it increases the visibility of the journal among a broader audience. The fact that RESI pioneered the adoption of DOAJ, now the leading indexer of open access academic journals in the world, and that it started using DOI to identify its issues and papers prior to most other Latin American journals demonstrate our concern in providing more visibility to the research that is carried out in Latin America. Of course, publishing papers in English will make that effort more effective. RESI intends to become a connection hub between our scientific community and that of the Norther Hemisphere. Therefore, papers in English will always be very welcome.In spite of that, we would like to stress our commitment with the publication of sound research developed in Portugues or Spanish, because that is essential for the integration of ibero-american researchers, something which still needs a lot of promotion. We should also highlight that issues involving information systems many times have a relevant cultural component that needs to be addresses by researchers that are familiarized with local realities and generate results that can be discussed with local authorities and society in general. And that is, surely, easier to do using the national language of those concerned. We shouldn't be happy to only import technologies that were developed in "the developed world" (no matter what that means!) adapting them to our local problems without a thorough reflection on their capacity, or even usefulness, in solving them.Therefore, at the same time we celebrate the interest and the courage of our authors to try and express themselves in a foreign language, in order to increase the visibility of their work, we will always be open to papers written by authors in their native language, if we have the technical conditions to review it properly, which currently only happens to Portuguese, Spanish and English. After all, an electronic journal such as RESI can provide international visibility for those who seek it, while also creating a democratic environment for the discussion of local issues with those who have a particular interest on it, which may be less effective if not done in the national language of the stakeholders.Having this reflection been made, we invite our authors, reviewers and readers to keep this "caotic" diversity of languages, perspectives and ideologies which have always characterized the University and now call attention to the papers that comprise this issue, which will be briefly presented in the next few paragraphs:The first paper, "Information systems graduate education and research in Brazil", written by Renata Mendes de Araujo and Márcio de Oliveira Barros, opens this issue with an important issue to all of those involved with graduate education in the Information Systems' field, which is the way we are forming the next generations of researchers in our maters and doctorate programs. In this paper, the authors report their experience in consolidating their graduate school at Unirio. The paper is addressed to researchers that deal with IS from an informatics perspective, but could also interest those who see IS from a managerial perspective.Lisiane Barea Sandi and Amarolinda Zanela Saccol show their concern with the way our society is assimilating new technologies, highlighting the fact that, in spite of the obvious benefits, there are also reasons for concern. In " Information overload due to the adoption of mobile and wireless information technologies and its consequences to sales professionals" the authors use an exploratory survey with 75 sales professionals, trying to analize the impacts of mobile telephony on their quality of life."The influence of managerial work determinants on the perception of fitness between technology and task: an exploratory study" is the work developed by Débora Bobsin, Monize Sâmara Visentini and Mauri Leodir Löbler, where they try to contribute to the understanding of information systems as tools to support the activities that are expected to be carried out by managers in organizations. The authors conclude that the more experience managers have with information systems, the more they consider that technology can affect his/her tasks. Also, the more access a user has to a system, the more he/she perceives the fit between technology and task.In "Motivation to create free and open source projects and how decisions impact success", Carlos Denner Santos Jr. and Kay M. Nelson propose a theoretical model that helps assess the reasons that lead an organization to get involved in open software development projects, so that, in the future, such projects can have their success evaluated in a more objetive way. This is an interesting complement to another paper the first author had published at Revista de Administração de Empresas, v. 50, n. 4, late in 2010.In "Engagement or friendship? The perspective of customers and suppliers about business relationships in the software sector", Rita de Cássia de Faria Pereira, Carlo Gabriel Porto Bellini and Fernando Bins Luce use a very original approach (interviews of pairs of customers-suppliers in the software industry – 14 dyads) to analyze issues concerning their relationships (commitment, trust, adaptation, cooperation, and communication) and contextual factors that may amplify or moderate those attributes (uncertainty, interdependence, and the existence of alternative suppliers).Edimara Mezzomo Luciano, Leandro Pilatti, Maurício Gregianin Testa and Ionara Rech deal with the use of COBIT framework to improving management processes of outsourced activities for both involved companies. The paper's title is " Applicability of COBIT in managing outsourced information technology activities: an investigation based on two multinational companies".Perceiving the influence of information technologies on the way companies organize themselves and coordinate their activities with those of customers and suppliers, Dayane Mayely Silva de Oliveira and Max Fortunato Cohen (UFA), carried out a literature review and mapped 21 technologies that facilitate the integration of production processes and emphasize the collaboration among autonomous organizations. This is reported in: "IT use along the supply chain in conjunction with the major management collaboration techniques".Problems involving information security increase as companies integrate their processes and systems to those of their business partners by means of computer networks. Concerned with that, Alexandre dos Santos Roque, Raul Ceretta Nunes and Alexandre Dias da Silva developed, in their paper "Proposition of a dynamic model for managing security information on industrial environments", a dynamic model for information security management, in which interaction, cooperation and motivation (of upper-management, supervisors and workers) are emphasized in order to meet the new demands of information security management: responsibility, trust and ethics.In an environment of activity/process integration of organizations and their business partners and huge information flow among the interested partiesas discussed in a previous paper in this issue (see Oliveira and Cohen), it becomes essential to adopt information security policies to make sure that information is always available to those who need it and do not fall in wrong hands. Leonardo Guerreiro Azevedo, Diego Alexandre Aranha Duarte, Fernanda Baião and Claudia Cappelli developed a set of criteria and a method to assess tools for management and execution of authorization rules for the access and use of information systems, applying them to a real situation at Petrobrás, one of the leading oil companies in the world, which they discuss in "Evaluating tools for execution and management of authorization business rules".Finally, the paper "Requirements and wished features for software testing tools: a study based on the use of SQFD", authored by Ismayle Sousa Santos, Rodolfo S. Ferreira de Resende, Pedro Alcântara Santos Neto and Clarindo Isaias P. da Silva e Padua presents the adaptation of QFD (Quality Function Deployment), a Quality technique developed originally for industrial products, to sortware development. By means of intelligent argumentation and detailing of all necessary steps for implementing the methodology, the authors make it easy for the reader to understand its possible use in the new field and contribute for its dissimination among the software developers. I wope you all have fun reading the papers in this issue!Alexandre R. GraemlEditor ; Prezados leitores, autores e revisores,O volume 9, número 2, como tem sido usual nas edições da RESI desde a sua fundação em 2002, é marcado pela diversidade geográfica dos seus autores. Desta vez, há onze instituições representadas entre os autores dos dez artigos publicados. Isto evidencia a abrangência e capilaridade deste periódico, agora com a contribuição de autores de seis estados brasileiros: Amazonas, Minas Gerais, Piauí, Rio de Janeiro, Rio Grande do Sul e São Paulo, além de um norte-americano, do estado de Illinois, nos Estados Unidos. Mas o que chama mais atenção, e talvez já demonstre a preocupação dos autores brasileiros e latino-americanos em aumentar a visibilidade internacional da sua produção, é que três dos dez artigos ora publicados foram submetidos à revista em inglês. Há pelo menos outros cinco artigos de autores de língua espanhola ou português em análise no momento, para eventual publicação em edições posteriores da revista, o que reforça a percepção de que existe uma tendência nessa direção.Os editores da RESI consideram essa iniciativa louvável. O fato de a RESI ser o periódico brasileiro há mais tempo no DOAJ, o principal indexador de revistas de acesso livre no mundo, e de dispor de DOI para todos os artigos publicados nos últimos anos, individualmente, demonstra a nossa preocupação em dar visibilidade à pesquisa realizada na América Latina e para que isso ocorra mais eficazmente devemos começar a explorar mais o idioma inglês, não só no abstract, como sempre foi feito, mas também no corpo dos nossos trabalhos, sempre que possível. O esforço de internacionalização da revista, que pretende ser o principal fórum de discussões da área na América Latina, mas também um meio de conexão da nossa comunidade científica com os pesquisadores do Hemisfério Norte, deve ir nessa direção. Por isso, são muito bem vindos os manuscritos em inglês.Apesar disso, gostaríamos de reforçar nosso comprometimento com a publicação de bons textos em português ou espanhol, porque eles são essenciais para a maior integração dos pesquisadores ibero-americanos, que ainda precisa ser muito fomentada. É importante lembrar que as temáticas de sistemas de informação estão (e em alguns casos deveríam ser ainda mais!) relacionadas a questões culturais que precisam ser exploradas na pesquisa de autores que estejam familiarizados com as realidades locais envolvidas e gerar resultados de pesquisa que possam ser discutidas com agentes governamentais e a comunidade local, algo que, seguramente, ocorre de forma facilitada no idioma nacional. Não basta importarmos tecnologias dos "países mais desenvolvidos" (o que quer que isso signifique!) adaptando-nos a elas sem uma reflexão sobre sua capacidade, ou mesmo utilidade, na solução dos nossos problemas, considerando que foram desenvolvidas em outro contexo e, possivelmente, para outros fins.Por isso, ao mesmo tempo que festejamos o interesse (e a coragem!) dos nossos autores de se utilizarem de idioma estrangeiro para tornar sua pesquisa mais visível no exterior, em uma atitude nítidamente expansionista, também queremos deixar claro que a RESI sempre estará aberta e acolherá com carinho os trabalhos escritos no idioma original do seu autor, desde que tenhamos condições técnicas de avaliá-lo competentemente, o que hoje ocorre para o português, o espanhol e o inglês. Afinal, uma revista eletrônica como a RESI pode fornecer grande visibilidade internacional para aqueles que a procuram, mas também um espaço de discussão democrático que possibilite a comunicação dos seus autores com a sociedade, principalmente nos casos em que houver questões culturais e sociais importantes em discussão, o que pode ficar prejudicado se não no idioma nacional.Feita essa reflexão inicial e o convite para que mantenhamos sempre a "caótica" diversidade de idiomas, de perspectivas e de ideologias que caracteriza a Universidade, gostaria de chamar a atenção de todos para os artigos que compõem essa edição, brevemente descritos a seguir:O primeiro artigo, "Information systems graduate education and research in Brazil", de Renata Mendes de Araujo e Márcio de Oliveira Barros, ambos da Unirio, abre essa edição da RESI discutindo um tema muito importante para os pesquisadores que estudam Sistemas de Informação no Brasil, que é a forma como estamos preparando as novas gerações de pesquisadores em nossos programas stricto sensu. No artigo, os autores relatam a experiência de sua instituição na consolidação de um curso de pós-graduação na área. O trabalho é mais voltado para programas com origem na informática, mas encontrará leitores também entre aqueles que estudam as tecnologias de informação a partir de uma perspectiva de negócios.Lisiane Barea Sandi e Amarolinda Zanela Saccol, da Unisinos, demonstram sua preocupação com a forma como a sociedade está se apropriando das novas tecnologias, salientando que, além dos óbvios benefícios, há também questões preocupantes, que precisam ser discutidas. Em "Sobrecarga de informações geradas pela adoção de tecnologias da informação móveis e sem fio e suas decorrências para profissionais de vendas" as autoras se utilizam de uma survey exploratória com 75 profissionais da área de vendas, procurando analisar os impactos do telefone celular sobre sua qualidade de vida."A influência dos determinantes do trabalho gerencial na percepção do ajuste entre a tecnologia e a tarefa: um estudo exploratório" é o trabalho de Débora Bobsin, Monize Sâmara Visentini e Mauri Leodir Löbler (UFRGS e UFSM), em que procuram contribuir para o entendimento dos sistemas de informação como ferramenta de suporte para a execução das tarefas que compõem o papel do gestor na organização. Os autores concluem que quanto mais aumenta a experiência do indivíduo com os Sistemas de Informação, maior o ajuste percebido por ele, entre a tecnologia e a tarefa que executa. Da mesma forma, quanto maior o acesso do usuário ao sistema, maior o ajuste percebido entre tecnologia e tarefa.Em "Motivation to create free and open source projects and how decisions impact success", Carlos Denner Santos Jr. e Kay M. Nelson (USP e Southern Illinois) propõem um modelo teórico que ajuda a avaliar o que leva uma organização a se envolver em projetos de desenvolvimento de software livre para que, no futuro, seja possível avaliar com mais propriedade o sucesso dessas iniciativas. Trata-se de um complemento interessante a outro artigo publicado recentemente pelo primeiro autor na RAE (v. 50, n. 4, out/dez 2010).Em "Namoro ou amizade? A visão de clientes e fornecedores sobre relacionamentos de negócio no setor de software", Rita de Cássia de Faria Pereira, Carlo Gabriel Porto Bellini e Fernando Bins Luce (os três primeiros da UFPB e o último da UFRGS) adotam uma abordagem bastante original (entrevistas com 14 díades cliente-fornecedor do setor gaúcho de software - 28 empresas ao todo) para analisar aspectos relacionados ao relacionamento entre essas empresas (comprometimento, confiança, adaptação, cooperação e comunicação) e fatores contextuais que podem influenciá-los (incerteza, interdependência e disponibilidade de fornecedores alternativos).Edimara Mezzomo Luciano, Leandro Pilatti, Maurício Gregianin Testa e Ionara Rech (todos da PUC-RS) analisam a forma como a adoção do framework do COBIT pode auxiliar no aprimoramento dos processos de gestão das atividades terceirizadas, tanto pela empresa terceirizada quanto pela que terceiriza o serviço. O título do artigo é: "Aplicabilidade do Cobit na gestão de atividades de tecnologia da informação terceirizadas: uma investigação com base em duas empresas multinacionais".Percebendo a influência cada vez mais intensa das tecnologias da informação sobre a forma como as organizações se organizam para a produção e agregação de valor, Dayane Mayely Silva de Oliveira e Max Fortunato Cohen (UFA), fazem um levantamento bibliográfico sobre o fenômeno, mapeando 21 tecnologias que facilitam a integração de processos produtivos e incentivam a colaboração entre empresas autônomas. Isto é relatado em: "Os usos da TI ao longo da cadeia de suprimentos e em conjunto com as principais técnicas colaborativas de gestão".Os problemas relacionados à segurança da informação aumentam, na medida em que as empresas se informatizam e integram seus processos aos de parceiros de negócios por meio de redes de computadores. Preocupados com isso, Alexandre dos Santos Roque, Raul Ceretta Nunes e Alexandre Dias da Silva (UFSM) desenvolvem, em seu artigo "Proposição de um modelo dinâmico de gestão de segurança da informação para ambientes industriais", um modelo dinâmico de gestão da segurança da informação em que a interação, a cooperação e a motivação das pessoas (alta-gerência, chefes e funcionários) são priorizadas para atender os novos requisitos da gestão da segurança da informação: responsabilidade, confiança e ética.Em um cenário de integração das atividades das empresas com parceiros de negócios e grande fluxo de informações entre elas, conforme discutido inclusive em outro artigo dessa edição (ver Oliveira e Cohen), torna-se essencial que se adotem políticas de segurança da informação, para garantir que ela esteja sempre acessível àqueles que precisam e devem ter acesso a ela e não caiam em mãos indesejadas. Leonardo Guerreiro Azevedo, Diego Alexandre Aranha Duarte, Fernanda Baião e Claudia Cappelli (todos da Unirio) desenvolvem um conjunto de critérios e um método para avaliação de ferramentas para gestão e execução de regras de autorização para o acesso e utilização de sistemas, aplicando-os ao caso real da Petrobrás, conforme relatado em "Evaluating tools for execution and management of authorization business rules".O artigo "Requisitos e aspectos técnicos desejados em ferramentas de testes de software: um estudo a partir do uso do SQFD", de Ismayle Sousa Santos, Rodolfo S. Ferreira de Resende, Pedro Alcântara Santos Neto e Clarindo Isaias P. da Silva e Padua (a primeira da UFPI e os demais da UFMG) apresenta uma adaptação ao desenvolvimento de software da ferramenta QFD (desdobramento da função qualidade), tão defendida pelos guros da qualidade para aplicação a processos industriais. A argumentação inteligente e o detalhamento dos passos a serem executados na implementação da metodologia facilitam a compreensão do seu uso pelo leitor e contribuem para a sua divulgação entre os informáticos. Desejo a todos uma ótima leitura!Alexandre Reis GraemlEditor