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[EN] The author asks whether there was a "scientific '68", and focuses on aspects of two specific methodological proposals defined in the 1940s and 50s by the terms "action research" and "mixing methods", applied particularly to social sciences. In the first, the climate surrounding the events of 1968 contributed to heightening the participative element to be found –by definition– in "action research"; that is: the importance of making the research subjects themselves participants in the design, execution and application of the study of which they are the focus. This approach captured the democratic and anti-authoritarian spirit at the heart of the proposal, which was part of the prevailing climate in those days. The repercussions of 1968 on "mixing methods" focused on studying what had actually occurred, especially between the youth and workers, and therefore, particularly from the point of view of sociology and social psychology, using a "mixed methods" approach. The author explores the proposal of Norman Denzin; but traces the recent origins of both "mixing methods" and "action research" back to the proposals of mainly Kurt Lewin and the Chicago School. ; [ES] El autor se plantea si hubo un "68 científico" y se centra en dos aspectos que corresponden a dos propuestas metodológicas definidas en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX con las expresiones "action research" y "mixing methods", aplicadas especialmente en las ciencias sociales. En la primera, el clima creado en torno a los sucesos de 1968 contribuyó a acentuar el sentido participativo que tenía, por definición, la "action research"; es decir: la importancia de que las personas investigadas participen en la elaboración, ejecución y aplicación de esa misma investigación que se hace sobre ellas. Se apelaba ante todo al fondo democrático y antiautoritario que latía en esa propuesta y que se había convertido en parte del clima general dominante en aquellos días. La repercusión del propio 68 en "mixing methods" se centró, por su parte, en el estudio de lo ocurrido (el estudio del 68 por tanto), sobre todo desde el punto de vista sociológico y desde el de la psicología social planteada sobre la base de "mixing methods". El autor se detiene en la propuesta de Norman Denzin; pero, tanto en el caso del "mixing methods" como en el de la "action research", se remonta a sus respectivos orígenes inmediatos y, por tanto, a las propuestas que partieron principalmente de Kurt Lewin y la escuela de Chicago. ; Peer Reviewed

The author asks whether there was a "scientific '68", and focuses on aspects of two specific methodological proposals defined in the 1940s and 50s by the terms "action research" and "mixing methods", applied particularly to social sciences. In the first, the climate surrounding the events of 1968 contributed to heightening the participative element to be found –by definition– in "action research"; that is: the importance of making the research subjects themselves participants in the design, execution and application of the study of which they are the focus. This approach captured the democratic and anti-authoritarian spirit at the heart of the proposal, which was part of the prevailing climate in those days. The repercussions of 1968 on "mixing methods" focused on studying what had actually occurred, especially between the youth and workers, and therefore, particularly from the point of view of sociology and social psychology, using a "mixed methods" approach. The author explores the proposal of Norman Denzin; but traces the recent origins of both "mixing methods" and "action research" back to the proposals of mainly Kurt Lewin and the Chicago School. ; El autor se plantea si hubo un "68 científico" y se centra en dos aspectos que corresponden a dos propuestas metodológicas definidas en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX con las expresiones "action research" y "mixing methods", aplicadas especialmente en las ciencias sociales. En la primera, el clima creado en torno a los sucesos de 1968 contribuyó a acentuar el sentido participativo que tenía, por definición, la "action research"; es decir: la importancia de que las personas investigadas participen en la elaboración, ejecución y aplicación de esa misma investigación que se hace sobre ellas. Se apelaba ante todo al fondo democrático y antiautoritario que latía en esa propuesta y que se había convertido en parte del clima general dominante en aquellos días. La repercusión del propio 68 en "mixing methods" se centró, por su parte, en el estudio de lo ocurrido (el estudio del 68 por tanto), sobre todo desde el punto de vista sociológico y desde el de la psicología social planteada sobre la base de "mixing methods". El autor se detiene en la propuesta de Norman Denzin; pero, tanto en el caso del "mixing methods" como en el de la "action research", se remonta a sus respectivos orígenes inmediatos y, por tanto, a las propuestas que partieron principalmente de Kurt Lewin y la escuela de Chicago.

Ponencia para el Seminario "Símbolos religiosos en una sociedad multicultural". Cuenca, 13 de diciembre de 2011, Facultad de Ciencias Sociales de Cuenca (Universidad de Castilla-La Mancha). ; The author focuses on two legal (and political) problems raised in recent years around certain religious symbols: firstly, the lack of freedom of those people who hold them (Islamic veil and burka wore by women), secondly, to defend freedom of those who do not want those symbols to be publicly exposed (crucifixes), and last, a more radical point of view who directly reject them (minarets and muezzins). He asks himself whether these three postures have coexisted before, and concludes that no, except in situations of violence. However, it is being frequent that each one of these three problems appears individually. This reasoning leads him to examine, from that point of view, the Portuguese revolution of 1910, the Spanish crisis of 1931-1939 and the "confessionalisation" of European nations in the nineteenth century. ; El autor se centra en dos problemas jurídicos (y políticos) planteados en los últimos años en torno a determinados símbolos religiosos: el de defender la libertad de las propias personas que los ostentan (velo y burka islámicos) y la de aquellos que no los desean expresamente (crucifijos) o que los rechazan (minaretes y almuédanos). Se plantea si ha habido precedentes históricos del conjunto y concluye que no, salvo en situaciones de violencia y como medidas precisamente violentas. Sí los ha habido, en cambio, de cada uno de esos tipos de problemas por separado. El razonamiento le lleva a examinar, desde ese punto de vista, la revolución portuguesa de 1910, la crisis española de 1931-1939 y la "confesionalización" de las naciones europeas en el siglo XIX. ; Peer reviewed

[ES] Se propone una reordenación temática de la "Caritas in veritate" (Benedicto XVI 2009); reordenación que sirve al autor para desarrollar una teoría sobre la relación entre economía, política, cultura y comunicación principalmente. La teoría se basa en una antropología interrelacional, en la que la comunicación, la reciprocidad y la gratuidad son elementos no sólo deseables, sino existentes y actuantes de hecho. ; [EN] Redevelopment is proposed for "Caritas in veritate" (Benedict XVI 2009); renovation that serves the author to develop a theory on the relationships between economics, policy consideration, culture and communication mainly. The theory is based on an inter-relational anthropology, in which communication, reciprocity and free items are not only desirable but actually existing and active. ; Peer reviewed

Study on the possible contribution of XVI-XVII century Catholic thought to (i) the theological affirmation of the dual purpose of being human, (ii) the frustration of a Catholic political philosophy that would lead to representative and participatory systems, and connection therewith, (iii) the issue of religious freedom and tolerance, (iv) the pure frustration also progress, particularly clear in the field of science, (v) reduction of Catholicism to moral, (vi) finally, the absence of a theological reflection on the laity. ; Peer reviewed

Soy historiador y se me permitirá por eso, seguramente, que empiece por la historia: vamos a hablar de una institución vieja, nacida en el siglo XIII, cuando las sociedades occidentales eran sociedades orgánicas. En los países afectados por los regímenes autoritarios conservadores que ha habido en el siglo XX, la expresión "sociedad orgánica" suscita todo género de reservas; en algunos de esos regímenes, se intentó definir el sistema político -que era en realidad un régimen de carácter dictatorial- como una democracia "orgánica", "corporativa", y eso explica que se desarrollara una sensibilidad contraria a esos adjetivos. Pero lo cierto es que, hasta la Revolución liberal, que tuvo lugar a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en todo el mundo occidental, la sociedad misma era corporativa, orgánica. Ello obedecía a una filosofía social perfectamente defendible y ajustada a la realidad, según la cual el comportamiento social no es una suma de individuos, sino una suma de personas organizadas en funciones que desempeñan grupos definidos; grupos que por tanto están, suelen estar y deben estar institucionalizados. Es decir: la sociedad se compone de órganos, a su vez compuestos por personas, sin que haya una relación directa entre cada persona y la sociedad, sino mediada por los órganos en los cuales actúa cada persona. En este mundo nació la Universidad y no puede decirse que fuera ajena a él. La Universidad fue, precisamente, uno de los "órganos" derivados de esa concepción de la sociedad. ; Peer reviewed

reeditado en 'Tres grandes cuestiones de la historia de Iberoamérica'. Fundación Mapfre Tavera y Fundación Ignacio Larramendi. 2005 ; Uno de los problemas que los historiadores tenemos planteados y cuya respuesta serviría para comprender mejor el presente -si lográsemos dársela- es el de las razones por las que el liberalismo y la democracia han sido recibidos en España, la América española y las Filipinas de una manera peculiar. La historia de la política de estas tierras en los siglos XIX y XX no ha tenido la estabilidad de la anglosajona. Está cruzada por revoluciones y guerras y por una profunda sensación de decadencia, que mal se compagina con el Siglo de Oro del XVI y el XVII. Y eso debe tener alguna razón. Es cierto que en el siglo XIX comenzó a elaborarse una reflexión importantísima sobre el ser histórico del mundo hispánico en general y de España en particular y que eso empezó a aclarar un tanto las cosas. Pero no se puede decir que haya bastado para resolver el problema a que me refiero, entre otras cosas porque lo que se impuso (y permanece) es una comparación, una y otra vez llevada a cabo, entre lo hispano y lo anglosajón o lo francés, tomando el segundo elemento como modelo, sin someterlo a crítica.

La respuesta eclesiástica por excelencia a la crisis politica y nacional de 1898 fue el relanzamiento de la idea de formar un partido católico en tomo al general Camilo García de Polavieja, alias El general cristiano, que habia regresado de Filipinas unos meses atrás con aires vencedores (bien lejos de la realidad, por cierto, de lo que sucedía en aquel querido archipiélago, donde no se habia vencido). ; Peer reviewed

Cuando se habla del 98, la mayoría de los españoles o de quienes conocen la historia de España piensa en una de estas dos cosas: el Desastre (o sea la denota militar ante los Estados Unidos de Ámerica y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, además de la olvidada isla de Guam, que es igualmente hispana) o la generación del 98 (esto es: un grupo de escritores entre quienes destacan Baroja, Azorín y Maeztu que clamaron por las desgracias de España en aquella ocasión). En realidad hay más Noventayochos. Por lo pronto, los españoles no debían desconocer -porque de bien nacidos es ser agradecidos- que hay un 98 cubano, un 98 puertomqueño y un 98 filipino, al menos tan dramáticos como el 98 español. Seguramente más. En el caso de Cuba y Filipinas, el 98 presenció la culminación de un proceso independentista que se trocó en amargura inmediatamente, cuando la soberanía española fue sustituida por la de los Estados Unidos. En Puerto Rico, ni siquiera había existido un independentismo notable, fuerte; las gentes de la isla se vieron abocadas, así, no sólo a una separación a la que pocos aspiraban, sino a una verdadera Pasión; las nuevas autoridades estadounidenses se impusieron por la fuerza, frente a una resistencia heroica, y desarrollaron después una política de destierro que arrojó fuera de su pattta a centenares, miles de isleños.