La integración de Cataluña en la monarquía francesa en 1641 abrió un período de convivencia entre dos mundos políticos. Para Francia, la incorporación de la nueva provincia tiene lugar en una sociedad enamorada del heroísmo. El reinado de Luis XIII parece ser la culminación de un proceso de reformulación del paradigma heroico: un modelo político y un referente ético nobiliario. La Guerra de España llevó la cultura heroica a su clímax. En particular, la proclamación del rey como soberano de Cataluña abre nuevos horizontes a este mundo imaginario, que moviliza también a los antiguos referentes mesiánicos. La historia de la compañía catalana producida por el séquito real ofrece una nueva perspectiva sobre la construcción de la imagen de Luis XIII. El horizonte catalán "completa" la construcción de su perfil heroico, y sirve de apoteosis, valorando el hecho de una muerte "sacrificial" como consecuencia de la presencia real en la sede de Perpiñán. Los virreyes se convertirán también en el centro de una narrativa heroica, protagonistas de una verdadera "epopeya catalana". Las luces y sombras de esta heroica experiencia política aparecen en el destino a veces trágico de estos representantes del rey, que deben hacer frente, además de a los retos militares y políticos de su cargo, a los equilibrios de poder en la corte. Por el lado catalán, la llegada de Luis XIII forma parte de la dinámica "revolucionaria" que se inició en 1640, cuando los líderes de la revuelta, que querían ser fieles al rey Felipe IV, formularon una historia capaz de domar acontecimientos que a veces se les escapaban. El horizonte de una providencial "restauración" de Cataluña está cerca. El "momento" republicano parece imposible de encontrar aquí, entre la interrupción formal de la jurisdicción de un rey y la aclamación del otro. A partir de entonces, un discurso providencial de restauración de la provincia se desarrolló a través de la realeza encarnada por un nuevo príncipe "mesías". La imagen del rey se convierte en un ideal sobre el que se ...
[spa] La integración de Cataluña en la monarquía francesa en 1641 abrió un período de convivencia entre dos mundos políticos. Para Francia, la incorporación de la nueva provincia tiene lugar en una sociedad enamorada del heroísmo. El reinado de Luis XIII parece ser la culminación de un proceso de reformulación del paradigma heroico: un modelo político y un referente ético nobiliario. La Guerra de España llevó la cultura heroica a su clímax. En particular, la proclamación del rey como soberano de Cataluña abre nuevos horizontes a este mundo imaginario, que moviliza también a los antiguos referentes mesiánicos. La historia de la compañía catalana producida por el séquito real ofrece una nueva perspectiva sobre la construcción de la imagen de Luis XIII. El horizonte catalán "completa" la construcción de su perfil heroico, y sirve de apoteosis, valorando el hecho de una muerte "sacrificial" como consecuencia de la presencia real en la sede de Perpiñán. Los virreyes se convertirán también en el centro de una narrativa heroica, protagonistas de una verdadera "epopeya catalana". Las luces y sombras de esta heroica experiencia política aparecen en el destino a veces trágico de estos representantes del rey, que deben hacer frente, además de a los retos militares y políticos de su cargo, a los equilibrios de poder en la corte. Por el lado catalán, la llegada de Luis XIII forma parte de la dinámica "revolucionaria" que se inició en 1640, cuando los líderes de la revuelta, que querían ser fieles al rey Felipe IV, formularon una historia capaz de domar acontecimientos que a veces se les escapaban. El horizonte de una providencial "restauración" de Cataluña está cerca. El "momento" republicano parece imposible de encontrar aquí, entre la interrupción formal de la jurisdicción de un rey y la aclamación del otro. A partir de entonces, un discurso providencial de restauración de la provincia se desarrolló a través de la realeza encarnada por un nuevo príncipe "mesías". La imagen del rey se convierte en un ideal sobre el que se proyectan expectativas políticas y por el que los propios líderes de la "revuelta" buscan justificarse. El rey se perdió la visita a Barcelona, justo antes de su muerte. El funeral real servirá para cristalizar esta historia y ofrecerá, a través de la imagen del rey "sacrificado" y "canonizado", un emblema del régimen francés en Cataluña. ; [fr] L'intégration de la Catalogne dans la monarchie française, en 1641, ouvre une période de coexistence de deux univers politiques. Pour la France l'incorporation de la nouvelle province intervient dans une société éprise d'héroïsme. Le règne de Louis XIII apparaît comme la culmination d'un processus de reformulation du paradigme héroïque: modèle politique et référent étique nobiliaire. La guerre espagnole porte la culture héroïque à son paroxysme. Singulièrement la proclamation du roi comme souverain de Catalogne ouvre des nouveaux horizons à cet imaginaire mobilisant aussi des référents messianiques anciens. Le récit de l'entreprise catalane produit par l'entourage royal offre un nouveau regard sur la construction de l'image de Louis XIII. L'horizon catalan «achève» la construction de son profil héroïque, et lui sert d'apothéose, valorisant le fait d'une mort «sacrificielle» conséquence de la présence royale au siège de Perpignan. Les vice-rois deviendront aussi le centre d'un récit héroïque, protagonistes d'une vraie «épopée catalane». Les lumières et les ombres de cette expérience héroïque du politique apparaissent dans le destin, parfois tragique, de ces représentants du roi, qui doivent faire face, outre aux défis militaires et politiques relevant de sa charge, aux equilibres de pouvoir à la cour. Du côté catalan l'avénement de Louis XIII s'inscrit dans la dynamique «révolutionnaire» entamée en 1640. Le meneurs de la révolte, qui se veulent fidèles au roi, Philippe IV, formuleront un récit capable d'apprivoiser des événements parfois leur échappant. L'horizon d'une «restauration» providentielle de Catalogne intervient. Le «moment» républicain semble ici introuvable, entre l'interruption formelle de la juridiction d'un roi et l'acclamation de l'autre. Des lors se développe un discours providentiel de restauration de la province à travers la royauté incarnée par un nouveau prince «messie». L'image du roi devient un idéal sur lequel l'on projette les attentes politiques et par lequel les propres dirigeants de la «révolte» cherchent à se justifier. La visite manquée du roi à Barcelone, précédée de peu à sa mort. Les funérailles royales serviront à la cristallisation de ce récit, et offriront par l'image du roi «sacrifié» et «canonisé», un emblème pour le régime français en Catalogne. ; [eng] The integration of Catalonia into the French Monarchy, in 1641, opens a period of coexistence of two political universes. In France, The incorporation of the new province arrives in a social context under the influence of an strong culture of heroism. Under Louis XIII's reign culmines a processus of reformulation of the heroic paradigm: a political model of gouvernement and an ethical referent for the French nobility. The heroic culture is taken to its paroxysm when the Spanish war begins. Specially the proclamation of the king as sovereign of Catalonia opens new horizons for this imaginary, mobilizing also old messianic referents. The narrative of the catalan entreprise developed by the royal entourage offers a new perspective of the Louis XIII's image making processus. The catalan completes the built of the king's heroical profile, and serves to make his apotheosis, emphasizing the fact of a sacrificial death as a consequence of the royal presence in the Perpignan's siege. Vice-rois become the center of an heroical narrative also. They are protagonists of a true «catalan epic». The lights and darkness of this heroical experience of Politics, appear throw the destiny, sometimes tragic, of these king's agents (and images). They have to face, besides the military and political challenges, to the power's struggles at court. By the catalan side, the accession of king Louis XIII has to be considered in the «revolutionary» context of 1640. The leaders of the revolt, who revendique to be loyal to their king, Philip IV, build a narrative able to tame serious adverse events, that sometimes escape to their control. The horizon of a providential «restauration» of Catalonia appears in this narrative. Republican time seems here «introuvable», between the broken of one king's jurisdiction and the other king proclamation. Since then a providential propaganda speech about the restauration of the Principality throw a royalty incarnated by a new prince «messiah». The new king's figure becomes one idealized image where Catalans look to project their political expectatives. Also a way for the catalan leaders to justify himself. The failed royal visit to Barcelone precedes for little the king's death. The royal funerals serves to the crystallization of these narratives: they offer the image of an «sacrificed» king, who is also a saint. He becomes the real emblem of the franco-catalan regime.
