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El objetivo es analizar en el periodo 1990 a 2019 los efectos del clima y la tendencia de los individuos a dejar un territorio al medir el peso que tiene la precipitación o la falta de esta en el Corredor Seco de Centroamérica. Para estudiar este proceso se desarrolló un modelo estocástico de frontera. Se encontró como resultado principal que se tiene una mayor tendencia a migrar cuando se presenta una sequía, entendida como un evento extremo para el ambiente y la sociedad. Esta propensión se evalúa con un sistema que incluye una serie de controles como eventos climáticos extremos como El Niño (ENOS) y huracanes, niveles de violencia, economía y tipo de cambio, que lleva a concluir que la sequía por encima de otro evento climático motiva a la población a migrar. Estos hallazgos permiten contribuir en el planteamiento de políticas de prevención, mitigación y resiliencia para cada evento climático.