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This article examines the idea of democracy that can be inferred from the distinction established by Mead, in his psychology and social philosophy, between "I" and "me" as constitutive stages of the "self". The main contention is that democracy, far from being for Mead a mode of organization based merely in the egalitarian recognizance of rights, lies on the contrary in the acknowledgement of the peculiar and superior condition of the individual, i.e., in the most comprehensive development and expression of "I" as the stage of the self that embodies the idea of freedom and its self-realization. This conception of democracy is in turn wholly determined by Mead's theory of the adoption of roles. Thus, the meaning of democracy amounts basically to an ideal of communication that renders possible all modes of practical and symbolic interaction. ; El presente artículo examina la idea de la democracia que se desprende de la distinción establecida por Mead, en su psicología y filosofía social, entre el "yo" y el "mí" como fases constitutivas del "sí mismo" (self). La tesis de fondo es la idea de que la democracia, lejos de ser para Mead, una forma de organización basada meramente en el reconocimiento igualitario de derechos reside, por el contrario, en el reconocimiento de la peculiaridad y superioridad del individuo, es decir, en el más amplio desarrollo y expresión del "yo", como fase del sí mismo que encarna el ideal de libertad y autorrealización. Esta concepción de la democracia se halla, a su vez, enteramente determinada por la propia teoría de la adopción de roles de Mead, con lo que la democracia viene a significar, en el fondo, un ideal de comunicación, posibilitador de toda forma de interacción práctica y simbólica.

La fundameníación filosófica del poder que, desde Platón, ha intentado vincular poder y razón, choca con una serie de aporías que ponen en cuestión la racionalidad recabada en el establecimiento del poder. Una identificación apriorística de poder y razón, no menos que la exclusión reciproca de ambos, no dan cuenta de la paradoja subyacente al fenómeno del poder: el que éste, aunque surge históricamente como un intento por conjurar la violencia dominante en el "Estado de naturaleza " encuentra, él mismo, en la fuerza bruta un momento fundamental de su legitimación. La filosofía política de Hegel, que invoca la necesidad de una mediación constante del poder institucionalizado y racionalidad colectiva, ofrece la vía para superar aquella paradoja. ; The philosophical foundation ofpower that from Plato's work on has meant to link power and reason faces several apories questioning the consideration ofrationality as depending on power. A priori identifying power with reason, as much as separating them, does not show the implicit paradox of power as phenomenon: The fact that through it is historically born as a means ofexerting control on the predominant violence of the 'State of Nature,there is a moment when it recurs to the very brute force as a main way to legitimare itself. The Political philosophy held by Hegel, which mantains the needs of continual mediation by the institutionalized power and the collective rationality, constitutes a way to overcome the aforementioned paradox.