Con el propósito de contribuir a una clasificación rigurosa de los regímenes políticos democráticos (RPD) que se han sucedido a lo largo de la historia, se hacen tres distinciones conceptuales que ocupan los tres apartados centrales del artículo. La primera distinción se basa en una oposición estricta de los dos géneros básicos de régimen político: el RPD y la dictadura. La segunda distinción diferencia las dos especies básicas del RPD en el ámbito histórico: la democracia directa real y la democracia representativa real. La tercera distinción contrapone dos regímenes políticos eidéticos (democracia directa pura y democracia representativa pura), que pese a circunscribirse al terreno de las ideas conviene considerar para una mayor claridad de los que acabo de calificar de históricos. Pese a que se integran en una única clasificación, estas tres distinciones se basan en procedimientos lógicos dispares, que involucran tanto variables de análisis como actores políticos.
Este ensayo presenta una propuesta que permite distinguir dos tipos de evaluaciones de los actores electorales mexicanos respecto a otros actores electorales y a los procesos electorales de México. Las evaluaciones del primer tipo se basan en argumentos racionales, por lo que contribuyen a expandir las percepciones justificadas de la ciudadanía, a mejorar la calidad de las elecciones y a fortalecer la democracia. Por el contrario, las evaluaciones del segundo tipo distorsionan la realidad, por lo que contribuyen a expandir las percepciones injustificadas de la ciudadanía, a deteriorar la calidad de las elecciones y a debilitar la democracia.
El principal objetivo de este trabajo es ofrecer una clasificación de regímenes políticos democráticos (rpd) que pudiera dar cuenta de sus múltiples manifestaciones a lo largo de la historia de la humanidad.
Este artículo distingue e interrelaciona dos concepciones de ciudadanía en relación con las colectividades soberanas o países: la jurídico-política y la ético-política. Para delimitar al ciudadano según la primera concepción, se divide a los habitantes en inmigrantes y nacionales, y a éstos en ciudadanos en sentido restringido y súbditos o nacionales sin derechos políticos (integrados por menores de edad y ciudadanos con los derechos políticos suspendidos). Respecto a la concepción ético-política, los habitantes son divididos en niños o inmaduros psicológicamente para la participación política y ciudadanos en sentido amplio, los cuales se dividen en pasivos y activos. Estos últimos se dividen a su vez en gremiales e ideológicos, los cuales pueden ser autoritarios y democráticos. Estas clasificaciones, con las definiciones correspondientes, se elaboran a partir de comparar lo dicho sobre los conceptos de ciudadano, ciudadanía y civismo en tres diccionarios de la lengua y en ocho obras lexicográficas especializadas.
Este texto se propone contribuir a la elaboración de las bases teóricas y metodológicas que permitan establecer en qué medida las organizaciones (que divido en instituciones estatales, asociaciones de intereses y partidos políticos) son más o menos democráticas (o autoritarias), bajo la convicción de que de la democraticidad de estos actores políticos depende en buena medida la democraticidad del sistema político que los engloba y que, por tanto, constituye un factor fundamental en los procesos de consolidación de la democracia en los que se encuentra inmersa la mayoría de los sistemas políticos de América Latina.
Los avances y los retrocesos que sufre la democracia representativa en este país afectan a la totalidad de su población, en tanto que las experiencias que pudieran ser calificadas de democracia directa o de democracia participativa sólo afectan a porciones reducidas de la misma.
El principal objetivo de este trabajo es ofrecer una clasificación de regímenes políticos democráticos (RPD) que pudiera dar cuenta de sus múltiples manifestaciones a lo largo de la historia universal.
Este texto se propone contribuir a la elaboración de las bases teóricas y metodológicas que permitan establecer en qué medida las organizaciones (que divido en instituciones estatales, asociaciones de interés y partidos políticos) son más o menos democráticas (o autoritarias), bajo la convicción de que de la democraticidad de estos actores políticos depende en buena medida la democraticidad del sistema político que los engloba y que, por tanto, constituye un factor fundamental en los procesos de consolidación de la democracia en los que se encuentra inmersa la mayoría de los sistemas políticos de América Latina.
El objetivo de este trabajo es proponer un concepto de progreso cuyos avances, estancamientos y retrocesos sean susceptibles de medirse a través de un índice global de desarrollo humano que considere, de manera diferenciada, los comportamientos de los elementos incluidos en dicho concepto. Al más abarcador de estos elementos se le denomina 'dimensión' (en concreto, se distinguen tres dimensiones del progreso: realización individual, desarrollo sustentable y democracia), al intermedio, 'variable' y, al más concreto, 'indicador'.
Este trabaja surgió por la necesidad de disponer de un marco conceptual adecuado para comprender la polarización política que México ha experimentado desde las elecciones presidenciales de julio de 2006 hasta hoy.
Esta ponencia trata de contribuir al debate teórico en torno a la relación entre democracia e izquierda en la América Latina actual. Con tal objetivo, se propone tanto una definición global de izquierda (de la que se desprende por oposición otra de derecha) como una clasificación, que divide las distintas expresiones de las izquierdas latinoamericanas de las últimas décadas en cuatro grandes tipos: socialdemocracia, leninismo, autogestión y populismo de izquierda. Entre los criterios empleados para esta clasificación, los referidos a lo político (y, por tanto, a la democracia y al sistema político contrario, el autoritarismo) cobran una relevancia especial.
El objetivo de este texto consiste en establecer una serie de precisiones conceptuales que contribuyan a la discusión sobre la clasificación más adecuada de los sistemas políticos. Dos son las principales conclusiones que se derivan de él. Por un lado, que se deben establecer tres géneros de sistemas políticos: dos básicos (autoritarismo y democracia) y otro intermedio, semidemocracia, entre los dos anteriores. Por otro lado, que se deben establecer tres especies de democracia: dos básicas (directa y representativa) y una híbrida entre las dos anteriores, la democracia participativa.
El objetivo de este trabajo es proponer un concepto de progreso cuyos avances, estancamientos y retrocesos sean susceptibles de medirse a través de un indice numérico compuesto que considere, de manera diferenciada, los comportamientos de los elementos incluidos en dicho concepto.
En este texto se oponen dos tipos de organizaciones políticas (y sociales), independientemente de que gobiernen o sean opositoras: las democráticas o tolerantes y las autoritarias o maniqueas. El término tolerancia alude a la que considero que es la actitud democrática más importante, pues sin ella no existe la posibilidad de que organizaciones políticas (y sociales) dispares puedan convivir sin violencia. El concepto maniqueísmo se refiere a una forma de ver el escenario político y social, dividido en buenos (los que piensan o, todavía mejor visto por el maniqueo, actúan como él mismo) y malos (los que no piensan como el maniqueo o, lo que todavía es más intolerable para éste, se atreven a manifestarlo), a la que considero el elemento más determinante en cualquier tipo de autoritarismo. Esta percepción dualista lleva consigo la intolerancia ante (y la satanización de) lo distinto y justifica el deseo de establecer un régimen político sin disidencia y, por tanto, dictatorial.