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Regir el territorio y gobernar los territorios: políticas públicas de vivienda de interés social, servicios públicos domiciliarios y educación en Colombia
In: +dos : arquitectura doctoral
Gobierno y gobernancia de los territorios, sectorialidad y territorialidad de las políticas públicas ; Governo e governança dos territórios, setorialidade e territorialidade das políticas públicas
Since the 1991 Constitution, most rulings and sentences tend to consider that individuals in charge of the local executive power (mayors, governors) should be some sort of tuling aldermen responsible for their particular territories and their "controlled decentralization" instead of actual governing actors, advocates and defenders of the governance of their territories. This fact raises the questions of why and how they can possibly play this double role. The bulk of the answer to this question can be found by examining both the logic behind public policies (Muller) and the conditions in whixh these are implemented in each territory, or "territorial deployment" (Medellìn).According to Muller, the territoriality of a particular public policy refers to a situation whereby the prevailing logic is territorial or horizontal (regulation of a geographical territory follows a center-periphery scheme), whereas its sectoriality refers to a situation whereby the prevailing logic is sectorial or vertical (regulation of a sector's reproduction is vertically determined by a global-sectorial scheme). For each regulation logic behind public policies there is a corresponding way of governing a particular territory: governing the territory for the sake of sectoriality, and governing it for the sake of territoriality.As opposed to the French case, whereby the construction of the State signals the purposes of a territorial logic ("traditional territoriality"), the Colombian State is na endemic one, a fragmented State struggling for territorial control and in fear of the fragmentation of territorial unity (Navas). Its limited capacity to cover the whole territory and to act on it (its "limited or partial territoriality", according to Medellín) affects governability as well as the deployment of public policies, which is frequently subject to uncertain negotiations related to the problem of governance.That es why governability in Colombia is only possible through hybrid public policies, which are in turn the result of the "indissoluble marriage between sectoriality and territoriality", the result of a sort of "secterritoriality" which combines in various proportions a sectorial logic (or sectoriallity, which implies centralization) and a territorial logic (or territoriallity, which implies decentralization), all due to a hybrid form of governmen, or "governance" of the territory, a complex and variable dosage of both government and governance. Keeping this in mind, it is possible to establish the degree of territoriality and sectoriality of a public policy at a particular time, and to classify public policies according to their degree of territoriality and/or sectoriality, that is, according to the relative importance of the logics behind their regulation.From the early 70s to the early 80s, sectoriality prevailed and governability was guaranteed almost exclusively through the separate territorial deployment of each sector, then, from 1984 to the present, "controlled decentralization" has shown partial changes in the regulation logic behind public policies by resorting, at least in part, to a logic of territoriality in response to some sort of sectorriality crisis.As can be clearly seen after analyzing and evaluatin public policies in matters such as statesubsidized housing, municipal land development and legislation, education, water and sewage services, governability during this second period can only be guaranteed by governance in the territories or by a combination of both, government in the territory and governance in the territories. In other words, governability is possible thanks to a type of hybrid government that allows those in charge of exercising local executive power to reconcile their bias towards the governance of their teritories and their duties vis-àvis the government of the territory, but capable of being, at the same time, governing actors and ruling agents, active modern-day aldermen. ; El hecho de que, desde la Constitución de 1991, normas y sentencias tiendan en considerar que los ejecutivos locales (alcaldes, gobernadores) deben ser unos agentes regidores que practican el gobierno del territorio y la "descentralización controlada" más que unos actores gobernantes, defensores de la gobernancia de sus territorios, plantea la cuestión de saber por qué y cómo aquéllos pueden combinar este doble rol. La mayor parte de la respuesta se encuentra en el examen simultáneo de la lógica de regulación de las políticas pública (Muller, 1997 y 2002) y de las condiciones de su implementación en el territorio o "despliegue territorial" (Medellín, 2003). La territorialidad de una política pública se refiere, según Muller, a una situación en la cual la lógica dominante de una política pública es una lógica territorial u horizontal (regulación de un territorio geográfico en una dialéctica centro-periferia), mientras la sectorialidad se refiere a una situación en la cual la lógica dominante de una política pública es una lógica sectorial o vertical (regulación de la reproducción de un sector determinado verticalmente en una dialéctica global-sectorial). A cada lógica de regulación de las políticas públicas le corresponde una manera de gobernar un territorio: el gobierno del territorio para la sectorialidad y la gobernancia de los territorios para la territorialidad. Al contrario del caso francés en el cual la construcción del Estado marca el fin de una lógica de territorialidad (la "territorialidad tradicional"), el Estado colombiano es un Estado endémico, un Estado fragmentado confrontado a la lucha por el control territorial y el temor a la fractura de la unidad territorial (Navas, 2003). Su capacidad parcial por cubrir todo el territorio y actuar sobre él (su "territorialidad parcial" según Medellín) afecta su gobernabilidad y el despliegue territorial de las políticas públicas, sometido a negociaciones inciertas, cercanas a la temática de la gobernancia. ; O facto de, desde a Constituição de 1991, normas e sentenças tendam a considerar eu os executivos locais (prefeitos, governadores) devem ser uns agentes regedores que praticam o governo do território e a "descentralização controlada" mais que uns atores governantes, defensores da governança de seus territórios, apresenta a questão de saber porquê e como aqueles podem combinar este duplo papel. A maior parte da resposta encontra-se no exame simultâneo da lógica de regulação das políticas públicas (Muller, 1997 e 2002) e das condições de sua implementação no território ou "dispersão territorial" (Medellín, 2003). A territorialidade de uma política refere-se, segundo Muller, a uma situação na qual a lógica dominante de uma política pública é uma lógica territorial ou horizontal (regulação da reprodução de um setor determinado verticalmente em uma dialética global-setorial). A cada lógica de regulação das políticas públicas corresponde-lhe uma maneira de governar um território: o governo do território para a setorialidade e governança dos territórios para a territorialidade. Contrário ao caso francês no qual a construção do Estado marca o fim de uma lógica de territorialidade (a "territorialidade tradicional"), o Estado colombiano é um Estado endémico, um Estado fragmentado confrontado à luta pelo controle territorial e o temor à fratura da unidade territorial (Navas, 2003). Sua capacidade parcial por cobrir rodo o território e atuar sobre ele (sua "territorialidade parcial" segundo Medellín) afeta sua governabilidade e a dispersão territorial das políticas públicas, submetido a negociações incertas, próximas à temática da governança.
BASE
Gobierno y gobernancia de los territorios, sectorialidad y territorialidad de las políticas públicas
El hecho de que, desde la Constitución de 1991, normas y sentencias tiendan en considerar que los ejecutivos locales (alcaldes, gobernadores) deben ser unos agentes regidores que practican el gobierno del territorio y la "descentralización controlada" más que unos actores gobernantes, defensores de la gobernancia de sus territorios, plantea la cuestión de saber por qué y cómo aquéllos pueden combinar este doble rol. La mayor parte de la respuesta se encuentra en el examen simultáneo de la lógica de regulación de las políticas pública (Muller, 1997 y 2002) y de las condiciones de su implementación en el territorio o "despliegue territorial" (Medellín, 2003).La territorialidad de una política pública se refiere, según Muller, a una situación en la cual la lógica dominante de una política pública es una lógica territorial u horizontal (regulación de un territorio geográfico en una dialéctica centro-periferia), mientras la sectorialidad se refiere a una situación en la cual la lógica dominante de una política pública es una lógica sectorial o vertical (regulación de la reproducción de un sector determinado verticalmente en una dialéctica global-sectorial). A cada lógica de regulación de las políticas públicas le corresponde una manera de gobernar un territorio: el gobierno del territorio para la sectorialidad y la gobernancia de los territorios para la territorialidad.Al contrario del caso francés en el cual la construcción del Estado marca el fin de una lógica de territorialidad (la "territorialidad tradicional"), el Estado colombiano es un Estado endémico, un Estado fragmentado confrontado a la lucha por el control territorial y el temor a la fractura de la unidad territorial (Navas, 2003). Su capacidad parcial por cubrir todo el territorio y actuar sobre él (su "territorialidad parcial" según Medellín) afecta su gobernabilidad y el despliegue territorial de las políticas públicas, sometido a negociaciones inciertas, cercanas a la temática de la gobernancia. ; Since the 1991 Constitution, most rulings and sentences tend to consider that individuals in charge of the local executive power (mayors, governors) should be some sort of tuling aldermen responsible for their particular territories and their "controlled decentralization" instead of actual governing actors, advocates and defenders of the governance of their territories. This fact raises the questions of why and how they can possibly play this double role. The bulk of the answer to this question can be found by examining both the logic behind public policies (Muller) and the conditions in whixh these are implemented in each territory, or "territorial deployment" (Medellìn).According to Muller, the territoriality of a particular public policy refers to a situation whereby the prevailing logic is territorial or horizontal (regulation of a geographical territory follows a center-periphery scheme), whereas its sectoriality refers to a situation whereby the prevailing logic is sectorial or vertical (regulation of a sector's reproduction is vertically determined by a global-sectorial scheme). For each regulation logic behind public policies there is a corresponding way of governing a particular territory: governing the territory for the sake of sectoriality, and governing it for the sake of territoriality.As opposed to the French case, whereby the construction of the State signals the purposes of a territorial logic ("traditional territoriality"), the Colombian State is na endemic one, a fragmented State struggling for territorial control and in fear of the fragmentation of territorial unity (Navas). Its limited capacity to cover the whole territory and to act on it (its "limited or partial territoriality", according to Medellín) affects governability as well as the deployment of public policies, which is frequently subject to uncertain negotiations related to the problem of governance.That es why governability in Colombia is only possible through hybrid public policies, which are in turn the result of the "indissoluble marriage between sectoriality and territoriality", the result of a sort of "secterritoriality" which combines in various proportions a sectorial logic (or sectoriallity, which implies centralization) and a territorial logic (or territoriallity, which implies decentralization), all due to a hybrid form of governmen, or "governance" of the territory, a complex and variable dosage of both government and governance. Keeping this in mind, it is possible to establish the degree of territoriality and sectoriality of a public policy at a particular time, and to classify public policies according to their degree of territoriality and/or sectoriality, that is, according to the relative importance of the logics behind their regulation.From the early 70s to the early 80s, sectoriality prevailed and governability was guaranteed almost exclusively through the separate territorial deployment of each sector, then, from 1984 to the present, "controlled decentralization" has shown partial changes in the regulation logic behind public policies by resorting, at least in part, to a logic of territoriality in response to some sort of sectorriality crisis.As can be clearly seen after analyzing and evaluatin public policies in matters such as statesubsidized housing, municipal land development and legislation, education, water and sewage services, governability during this second period can only be guaranteed by governance in the territories or by a combination of both, government in the territory and governance in the territories. In other words, governability is possible thanks to a type of hybrid government that allows those in charge of exercising local executive power to reconcile their bias towards the governance of their teritories and their duties vis-àvis the government of the territory, but capable of being, at the same time, governing actors and ruling agents, active modern-day aldermen.
BASE
Characteristics and Conditions for the Territorialization of Public Action in Colombia - About the Discussions on Decentralization and Territorial Order of the Constituent Assembly from 1991 (Caratéristiques Et Modalité De La Territorialisation De L'Action Publique En Colombie - À Propos Des Débats ...
In: OPERA, No. 8, p. 57, 2008
SSRN
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A propósito de los 25 años del Estatuto Orgánico de Bogotá (EOB). Tres miradas sobre el modelo de descentralización de Bogotá como un modelo híbrido
In: Papel político, Band 25
ISSN: 2145-0617
El Estatuto Orgánico de Bogotá —EOB— fija las relaciones entre la Administración central del Distrito y sus 20 localidades, y plantea así los lineamientos de la descentralización subdistrital de Bogotá. Este artículo reúne tres miradas que surgen a partir de una investigación reciente adelantada sobre el EOB por parte del grupo de investigación interfacultades "Políticas Urbanas" de la Pontificia Universidad Javeriana. La idea principal de estas reflexiones es cómo a partir del EOB, la descentralización de Bogotá se ha visto caracterizada por elementos de diversos modelos que la llevan a ser calificada como fruto de un proceso híbrido. Después de hacer un recorrido por los antecedentes históricos del EOB para comprender su origen, y los debates en la Asamblea Constituyente para poder dar explicación a las diversas corrientes que lo inspiraron y le dieron vida, explicitando el contexto político de la época, se presenta el diseño de la descentralización en Bogotá y cuáles son sus particularidades. Así, se hace una aproximación de la caracterización del modelo de descentralización de Bogotá como un proceso híbrido entre escentralización, desconcentración y delegación que, unas veces, privilegia el modelo económico de descentralización y, otras, el modelo político.
Las reflexiones finales dejan pensar que más que "desdibujarse y/o modificarse" bajo el efecto de los instrumentos de planificación y de gestión que le fueron posteriores, son las particularidades del "modelo de descentralización adoptado" en el EOB —es decir esencialmente su carácter híbrido. las que permiten entender lo que está ocurriendo cuando se pasa de la formulación de las directrices que se dan a nivel central del Distrito a la formulación y la implementación de los proyectos. Eso hace necesario fomentar un diálogo más fluido entre Administración central y localidades que fortalezca los espacios en los que la voz ciudadana esté presente como interlocutor válido.
A characterization of the Bogota decentralization model: Apropos 25 Years of the Bogotá Organic Statute (EOB). Three Viewpoints about the Decentralization Model in Bogotá as a Hybrid Model ; A propósito de los 25 años del Estatuto Orgánico de Bogotá (EOB). Tres miradas sobre el modelo de descentrali...
The Bogotá Organic Statute —EOB, after the Spanish acronym— set outs the relationships between the city central administration and its 20 local districts and provides the guidelines for a district-based decentralization in Bogotá. This paper gathers three viewpoints emerging from a recent research conducted by the inter-faculty research group at the Pontificia Universidad Javeriana, the "Urban Policy Group" that addressed the theme of the EOB. The main idea from these refñections is how the decentralization in Bogotá has been characterized based on the EOB, in relation to elements from different models allowing defining it as the result from a hybrid process. After a review of the EOB historic background in order to understand its origin, and, having explored the debates in the Constitutional Assembly in order to explain the different trends that inspired and brought it into existence as well as the political context back then, this paper provides a design of the decentralization in Bogotá and its particularities. This way, the characterization of the decentralization model in Bogotá is described as a hybrid process between the decentralization, deconcentration and delegation that sometimes favors the decentralization economic model and, sometimes, the political model. The final reflections lead to think that instead of "becoming blurred and/or modified" due to the effect of the planning and management devices that appeared later, it is the particularities of the "decentralization model adopted in the EOB" —i.e., its largely hybrid nature— that allow understanding what happens when going from the guidelines produced by the city central administration to the formulation and implementation of the projects. This fact requires encouraging a more fluent dialogue between the central administration and the local districts to strengthen the spaces where the citizen's voice is present as a valid speaker. ; El Estatuto Orgánico de Bogotá —EOB— fija las relaciones entre la Administración central del Distrito y sus 20 localidades, y plantea así los lineamientos de la descentralización subdistrital de Bogotá. Este artículo reúne tres miradas que surgen a partir de una investigación reciente adelantada sobre el EOB por parte del grupo de investigación interfacultades "Políticas Urbanas" de la Pontificia Universidad Javeriana. La idea principal de estas reflexiones es cómo a partir del EOB, la descentralización de Bogotá se ha visto caracterizada por elementos de diversos modelos que la llevan a ser calificada como fruto de un proceso híbrido. Después de hacer un recorrido por los antecedentes históricos del EOB para comprender su origen, y los debates en la Asamblea Constituyente para poder dar explicación a las diversas corrientes que lo inspiraron y le dieron vida, explicitando el contexto político de la época, se presenta el diseño de la descentralización en Bogotá y cuáles son sus particularidades. Así, se hace una aproximación de la caracterización del modelo de descentralización de Bogotá como un proceso híbrido entre escentralización, desconcentración y delegación que, unas veces, privilegia el modelo económico de descentralización y, otras, el modelo político. Las reflexiones finales dejan pensar que más que "desdibujarse y/o modificarse" bajo el efecto de los instrumentos de planificación y de gestión que le fueron posteriores, son las particularidades del "modelo de descentralización adoptado" en el EOB —es decir esencialmente su carácter híbrido. las que permiten entender lo que está ocurriendo cuando se pasa de la formulación de las directrices que se dan a nivel central del Distrito a la formulación y la implementación de los proyectos. Eso hace necesario fomentar un diálogo más fluido entre Administración central y localidades que fortalezca los espacios en los que la voz ciudadana esté presente como interlocutor válido.
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