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Der Wandel des moralisch-ethischen Denkens in den Dekaden um 1700 ist eine black box. Denn gedruckte Morallehren und Rechtstheorien dokumentieren vorrangig die etablierten, nicht die neuen, zukunftsweisenden Auffassungen. Darauf, was sich verändert und Menschen bewegt, haben die Zeitgenossen in der Transformationsphase kaum verbalsprachlichen Zugriff. In diesem Dilemma bietet das Musiktheater einen Ausweg an. In der barocken und frühaufklärerischen Oper wurden nicht nur absolutistische Fürsten verherrlicht und politisch-amouröse Intrigen inszeniert. Die Musiktheaterbühne war vor allem auch progressive moralische Anstalt. Hier bildeten sich mit rein dramatischen, impliziten Mitteln neue, visionäre ethische Ideen aus und wurden einem größeren Publikum vorgestellt. Die Monographie rekonstruiert die damalige Gemengelage aus alten und neuen moralisch-ethischen Anschauungen, wie sie sich im Musiktheater in drei europäischen Kulturzentren manifestiert: Paris/Versailles, Hamburg und London. Sie zeigt, dass an der Neugestaltung der moralisch-ethischen Visionen nicht nur die Librettisten der zu vertonenden Verse, sondern auch die Komponisten – und zwar mit musikalischen Mitteln – mitwirkten.

Desde la década de 1940 como máximo, los cantautores de canciones sobre trabajadores estadounidenses estaban estrechamente relacionados con el Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA). No es sorprendente que su identidad política se filtrara en sus canciones. Las letras reflejaban las reclamaciones sociales típicas sobre las condiciones de vida y laborales de los trabajadores y sus canciones se convirtieron en epítome de la protesta socio-política. Esto se convirtió en peligroso desde finales de la década de 1940 y principios de la de 1950 cuando el Estado estadounidense luchó contra la extensión global del comunismo a través de la destrucción profiláctica de los principios existenciales de aquellos individuos de quienes se sospechaba que tenían conexiones con el comunismo en los Estados Unidos. Puesto que también se encontraban entre las víctimas, los cantautores afrontaron este aterrador proceso a través de medios musicales. En este artículo investigo tres canciones protesta aparecidas en un single publicado por la compañía de tendencia comunista Hootenanny Records en 1952: "Talking Un-American Blues", "In Contempt", y "Die Gedanken sind frei". Mi análisis musical e histórico reconstruye cómo la canción protesta sirvió a los músicos y sus oyentes —ambos cercanos a las ideas comunistas— como recurso de inspiración moral y de reconfirmación de su identidad política.

Since the 1940s at the latest, singer-songwriters of US-American workers songs related themselves closely to the CPUSA, the Communist Party of the United States. Not surprisingly, their political identity filtered into their songs. The lyrics reflected the social grievances typical for the living and work conditions of workers and their music became epitomes of socio-political protest. This turned out to be dangerous in the late 1940s and early 1950s when the US-American state fought the global spread of communism by prophylactically destroying the existential fundaments of those individuals in the U.S. whom they suspected to have communist ties. Being among the victims, singer-songwriters of protest songs dealt with this frightening situation by musical means.In this article, I will investigate three protest songs released on a single by the communist-leaning label Hootenanny Records in 1952: "Talking Un-American Blues", "In Contempt", and "Die Gedanken sind frei". My musical and historical analysis will reconstruct how protest songs served the musicians and their listeners – both inclined toward communist ideas – as a resource for moral uplifting and the reassurance of their political identity . ; Desde la década de 1940 como máximo, los cantautores de canciones sobre trabajadores estadounidenses estaban estrechamente relacionados con el Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA). No es sorprendente que su identidad política se filtrara en sus canciones. Las letras reflejaban las reclamaciones sociales típicas sobre las condiciones de vida y laborales de los trabajadores y sus canciones se convirtieron en epítome de la protesta socio-política. Esto se convirtió en peligroso desde finales de la década de 1940 y principios de la de 1950 cuando el Estado estadounidense luchó contra la extensión global del comunismo a través de la destrucción profiláctica de los principios existenciales de aquellos individuos de quienes se sospechaba que tenían conexiones con el comunismo en los Estados Unidos. Puesto que también se encontraban entre las víctimas, los cantautores afrontaron este aterrador proceso a través de medios musicales. En este artículo investigo tres canciones protesta aparecidas en un single publicado por la compañía de tendencia comunista Hootenanny Records en 1952: "Talking Un-American Blues", "In Contempt", y "Die Gedanken sind frei". Mi análisis musical e histórico reconstruye cómo la canción protesta sirvió a los músicos y sus oyentes —ambos cercanos a las ideas comunistas— como recurso de inspiración moral y de reconfirmación de su identidad política.

Protest is a ubiquitous and richly varied social phenomenon, one that finds expression not only in modern social movements and political organizations but also in grassroots initiatives, individual action, and creative works. It constitutes a distinct cultural domain, one whose symbolic content is regularly deployed by media and advertisers, among other actors. Yet within social movement scholarship, such cultural considerations have been comparatively neglected. Protest Cultures: A Companion dramatically expands the analytical perspective on protest beyond its political and sociological aspects. It combines cutting-edge synthetic essays with concise, accessible case studies on a remarkable array of protest cultures, outlining key literature and future lines of inquiry