Introducción: Uno de los presupuestos del informe subyace bajo la idea de que la salud es un derecho del que toda persona y colectividad debe gozar como parte del desarrollo humano de una sociedad, aunque, como lo indican informes realizados por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA, 2011-2017), nuestro país muestra elevados niveles de desigualdad y de inequidad, tanto en la distribución de los procesos de salud y enfermedad como en el acceso a prestaciones de calidad. Según la Organización Mundial de la Salud el goce del máximo grado de salud es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, género, religión, ideología política o condición económica y social (OMS, 2007). Para el cumplimiento de ese derecho se involucran distintos actores sociales, pero es el Estado sobre quien recae la máxima responsabilidad en lo que hace a proveer las condiciones básicas para el máximo desarrollo del nivel de vida de la población en general y de su salud en particular. Esto sucede por sobre la diversidad de intereses particulares de la sociedad civil y del mercado, ya que es el Estado mediante sus políticas públicas –por acción, por negligencia o por omisión- el que tiene la competencia para regular, restringir o actuar sobre el conjunto social y sobre los factores determinantes de la salud.
La población encuestada refiere tener bastantes problemas de salud o padecer alguna enfermedad grave o crónica en mayor medida en 2016. Los indigentes ostentan mayor estado de salud deficitario que los pobres y no pobres. En tanto que 1 de cada 10 de los individuos sin carencias remite tener déficit en la salud, es visible está situación en casi el doble de los que tienen tres o más dimensiones de derechos vulnerados. El malestar psicológico es referido en 2 de cada 10 personas con una tendencia ascendente entre 2010 y 2016. Tres de cada diez pobres refirieron padecer sintomatología ansiosa y depresiva, pero este malestar se incrementa especialmente entre los indigentes durante 2016. En los no pobres el malestar psicológico se observa en 2 de cada 10 entrevistados. La pobreza multidimensional enfatiza la baja incidencia del malestar psicológico entre los que no tienen carencias en derechos, triplicándose entre los que tienen al menos una dimensión de carencias y alcanzando al 40% de los que informan tener tres o más carencias.
Resumen: En la literatura hay una falta de investigación acerca de las desigualdades en salud en Sudamérica y sus diferencias con respecto a las de los países desarrollados. Como en Italia se han registrado tendencias similares en los últimos años y muestra similaridades con la Argentina, se ha decidido utilizar el país mediterráneo con fines comparativos. La hipótesis planteada consistió en que, más allá de las diferencias estructurales, las desigualdades en salud presentarían patrones similares en ambos países, caracterizados por una economía capitalista. Los grupos sociales en posiciones educativas y ocupacionales favorables exhibirían un mejor estado de salud que los grupos desfavorecidos. Se presentaron algunas estadísticas descriptivas sobre la situación general en los dos países, y luego se analizaron datos provenientes de dos encuestas que recolectan información individual sobre condiciones sociales y estados de salud (EDSA, de 2017 a 2018, y "EHIS - European Health Interview Survey", ISTAT, 2015). Los resultados muestran que la Argentina e Italia poseen diferentes niveles de bienestar, tasa de mortalidad y servicios de salud, pero que las disparidades relativas en salud parecen muy similares, confirmando la hipótesis de Marmot (2017) sobre la forma general de las desigualdades en salud. Trabajadores manuales y precarios, particularmente las personas desempleadas, sistemáticamente presentan un peor estado de salud percibido con respecto a las clases sociales más altas. ; Abstract: In the literature there is a lack of investigation on health inequalities in South America and their differences with respect to those in the developed countries. Since Italy has recorded similar economic trends in recent years and has similarities with Argentina, we decided to use the Mediterranean country for comparative purposes. Our hypothesis was that, beyond structural differences, health inequalities present similar patterns in these two countries characterized by a capitalist economy. Social groups in advantaged educational and occupational positions exhibit better health than disadvantaged groups. We present some descriptive statistics on the overall situation in the two countries, and we then analyse data stemming from two surveys that collected individual information on social conditions and health statuses (OASD from 2017 to 2018, and "EHIS - European Health Interview Survey", ISTAT 2015). e findings show that Argentina and Italy have different levels of wellbeing, mortality rates, and health services. But relative disparities in health seem very similar, confirming the hypothesis of Marmot (2017) about the general form of health inequalities. Manual and precarious workers (in particular unemployed persons) present systematically worse perceived health with respect to higher social classes.
Durante el segundo año del Bicentenario argentino (2010-2016) tuvo lugar una rápida recuperación del terreno perdido en materia económica después de los embates de la crisis internacional de 2009 y 2010. En este marco, la comparación con el año 2007 brinda un adecuado punto de referencia para evaluar el impacto de estos procesos en materia de desarrollo social, es decir, sobre el nivel de vida de la población, las capacidades de florecimiento humano y las desigualdades sociales. Según la mayor parte de los especialistas, el año 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico post-devaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Esto hace que dicho año se constituya en un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos alcanzados durante los dos primero años del Bicentenario argentino 2010-2011.
Resumen: el presente informe expone un análisis de indicadores que hacen al Desarrollo Humano e integración social plena en la sociedad argentina durante los años 2010 a 2020. Por un lado, aspectos de la salud psicofísica incluyendo tanto el desarrollo de capacidades y recursos psicológicos, así como también las condiciones de estado, atención y cuidado de la salud, a la vez que se examinan las percepciones y creencias ciudadanas sobre la democracia y la confianza en las instituciones. Se trata de condiciones necesarias tanto en el logro del bienestar, a nivel individual como colectivo, así como también para beneficio de las personas y los grupos a la vida económica y social.
Resumen: Este estudio "TIEMPO DE BALANCE: DEUDAS SOCIALES PENDIENTES AL FINAL DEL BICENTENARIO. NECESIDAD DE ATENDER LAS DEMANDAS DEL DESARROLLO HUMANO CON MAYOR EQUIDAD E INCLUSIÓN SOCIAL" ofrece información del estado de situación social en la Argentina para el período 2010-2015 a partir de la información generada por la Encuesta de la Deuda Social – Serie Bicentenario. Ese nuevo informe busca contribuir al esclarecimiento de un período histórico cargado una vez más de fuertes controversias. En este marco, es tan importante aprender de aciertos y errores anteriores, como descifrar el carácter estructural de muchas de las deudas sociales que nos atraviesan. Tanto antes como ahora, las injustas privaciones pueden agravarse frente a un error de diagnóstico que conlleve a equívocos insalvables en la orientación de las políticas. El actual escenario político económico está signado tanto por expectativas positivas como por temores justificados. Esto ocurre –según sus protagonistas- en el marco de un conjunto de medidas orientadas a ordenar los desajustes macroeconómicos dejados por la administración anterior, así como a crear las bases para un nuevo modelo de desarrollo de más largo aliento. Ahora bien, con el fin de contar con un diagnóstico cierto de la efectiva situación social heredada, de los urgentes desafíos que se nos presentan y del eventual acierto que puedan tener las políticas que se adopten, se requiere información estadística amplia, veraz y objetiva. Este estudio representa un valioso aporte en este sentido. Tal como hemos señalado otras veces, las estadísticas sociales ofrecen información acerca de problemas relevantes que, una vez interpretados, constituyen un conocimiento valioso para la acción, el debate y la definición de políticas. Este modo de generar conocimiento permite hacer comparaciones, establecer relaciones y sacar conclusiones sobre los problemas que preocupan a la sociedad. Datos como los índices de precios, pobreza, empleo y desigualdad, entre otros, constituyen medidas cruciales para evaluar la calidad de vida de una población. El actual gobierno apuesta a alcanzar soluciones más estructurales en la lucha contra la pobreza a través de un régimen de mayor libertad económica y seguridad jurídica; a partir de lo cual confía en lograr un derrame de inversiones, empleo y bienestar. Ahora bien, para llegar a esta meta, el esperado derrame requiere atravesar –a juicio del gobierno- por una tan inevitable como dolorosa transición en materia social. En este marco, la nueva administración ha buscado activar –aunque por lo general de manera tardía- una serie de medidas de alivio: aumento en las prestaciones por jubilación y pensión, programas sociales y asignaciones familiares; decretos de transferencias extraordinarias; reducción del mínimo no imponible de ganancias; ampliación de las tarifas sociales; adelantamiento del consejo del salario mínimo; mantenimiento del sistema de precios cuidados; mejoramiento de los servicios públicos; reducción parcial del IVA a los alimentos para beneficiarios de programas sociales y jubilados; entre otras medidas; a la vez que algunas de las cuales todavía son proyectos (ampliación de la AUH, reactivación de la construcción a través de la inversión pública en infraestructura). A pesar de lo cual cabe llamar la atención en que el mayor riesgo social no sólo lo están experimentando los segmentos de la población más vulnerables que dependen de la ayuda social, sino también los millones de hogares que fundan su subsistencia en trabajos precarios, pequeños comercios y trabajadores eventuales. Todos ellos, además de carecer de visibilidad y representación política no han sido objeto de una especial protección social frente a la actual fase de caída del consumo, aumento de los precios y mayor riesgo de despido o caída de la actividad. Un segmento al cual no llegan los aumentos por paritarias, ni las tasas de interés favorables, ni las tarifas sociales, ni el salario familiar, ni los aumento en los programas sociales, etc. Justamente, es esta masa de segmentos vulnerables de clase media baja o sectores populares los que constituyen los "nuevos pobres" que emergen de medidas normalizadoras adoptadas por el actual gobierno. Es factible que el gobierno necesite ganar tiempo para que la economía comience a crecer y para generar confianza en que un futuro distinto es posible; sin embargo, muy poco se logrará al respecto si durante este duro tránsito no hay una distribución socialmente más equitativa de los costos del ajuste y de los recursos disponibles. En este contexto, el Observatorio de la Deuda Social Argentina espera a través de sus informes seguir contribuyendo a visibilizar, comprender y debatir los desafíos en materia de desarrollo humano, integración social y equidad que continúa enfrentando nuestra sociedad.
Introducción: Durante los últimos dos años (2012-2013), luego de una efervescente y destacada recuperación en materia económico-social post-crisis internacional de 2009, se advierten nuevos problemas en la economía y un aceleramiento del proceso inflacionario. A pesar de esto, dadas las medidas de protección social tomadas por el Gobierno Nacional, fueron los sectores más pobres los menos afectados por esta tendencia regresiva con respecto a los logros alcanzados en 2010 y 2011. Sin embargo, una vez más la situación socioeconómica y sus repercusiones sobre la desigualdad social tuvieron efectos negativos sobre el malhumor psicosocial, el clima político-institucional –elecciones mediante- e, incluso, sobre el estado de inseguridad. En este marco, de poco le sirve a las dirigencias y a la sociedad negar los riesgos de exclusión social que afectan a una parte importante de la población. A pesar de las indiscutibles mejoras logradas durante una década de crecimiento, reducción de la pobreza, aumento del empleo y ampliación en los derechos sociales, queda mucho por hacer en materia de desarrollo humano e integración social, así como en el sistema democrático para el alcance de una ciudadanía plena. El programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina, en tanto programa de investigación, extensión y formación de recursos humanos busca hacer un aporte a la necesaria tarea de diagnosticar el estado en que se encuentra el desarrollo integral de la sociedad argentina contemporánea. Ahora bien, no pocas veces los científicos sociales deben enfrentarse a los dispositivos montados por los sectores que dominan la construcción de sentido. En general, cuando los hallazgos contradicen las expectativas -sean oficiales u opositoras-, los protagonistas que se sienten aludidos tienden a creer que la representación científica de los hechos los tiene a ellos– para bien o para mal- como responsables históricos de todos los males; sin darse cuenta que el objetivo de estos estudios no es imputar responsabilidad a los actores sino dar cuenta del alcance que presentan las "deudas sociales" –esta es la formalidad específica de nuestro trabajo- así como los factores o condiciones socio-económicas o político-institucionales que imponen barreras estructurales para su superación.
Prólogo: Una vez más nos reunimos en torno al aporte de un ámbito académico de investigación. Sabemos que los datos que ofrecemos significan un cuestionamiento a cualquier gobierno, nacional o local, presente o futuro, de cualquier signo político, porque su objetivo es poner de manifiesto y reclamar una "deuda social". Se trata de aportar elementos de juicio para poder mirar hacia adelante, analizando adecuadamente los distintos aspectos de esa deuda pendiente y detectando quiénes son los más afectados, quiénes no están pudiendo llevar una vida acorde con la inalienable dignidad de una persona humana. Nuestros datos no se fundamentan en una intuición o en una mera interpretación de las noticias, sino en una encuesta de casi 5700 casos, que se repite año tras año, y así puede ostentar el inmenso valor de ofrecer información comparativa. El Barómetro no baja la guardia, y nos permite seguir la evolución de muchos fenómenos sociales. A su vez, nuestros investigadores han estado abiertos al diálogo y a la discusión, porque cualquier metodología de las ciencias empíricas puede ser discutida. Conversamos e interactuamos, por ejemplo con la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, con la Presidencia de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, con la Secretaría de Hábitat e Inclusión Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con diferentes Ministerios del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, con las autoridades y equipos técnicos de la Provincia de Santa Fe, con el Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires, y con diversos actores sociales preocupados por el desarrollo de nuestra sociedad. Pero el ODSA no quiere reducirse sólo a brindar un número de pobres, porque eso sería ignorar la riqueza y la amplitud de su aporte. Por esa razón en el último año hemos avanzado en dos líneas de trabajo que permiten visibilizar mejor la magnitud de la producción académica de este Observatorio: Este año estamos produciendo un informe acerca de la pobreza con una mirada más multidimensional, que ayude a percibir la complejidad de los datos. Esperemos que los medios de comunicación sepan recoger esa complejidad en orden a reflejar mejor toda la realidad. Hemos avanzado en la producción de informes sobre otras temáticas. Por ejemplo, en el último año presentamos un informe sobre la familia y los argentinos, otro sobre la tercera edad, y hemos inaugurado un nuevo "Barómetro sobre el narcotráfico y las adicciones". Quiero remarcar que esta información pretende recordarnos a todos que la "deuda social" no es solo la deuda pendiente de un gobierno, sino un desafío que interpela a toda la sociedad, a los empresarios, a las instituciones, a las ciudades, a las familias, a cada uno de nosotros, de manera que se produzcan aportes concretos y no solamente análisis. Hace falta reaccionar entonces de modo propositivo y proactivo, porque hay muchos actores que podrían aportar mucho más. Agradecemos nuevamente a las empresas y fundaciones que siguen sosteniendo fielmente esta costosa tarea, y no dejamos de lamentar que algunas hayan dejado de hacerlo por temores o desinterés. Nosotros seguimos y seguiremos apostando a este costoso aporte que la Universidad ofrece generosamente al país. Felicito de corazón a los investigadores y becarios que elaboran los informes con abnegación, entusiasmo, esfuerzo y un profundo sentido social, y a los administrativos y directivos por su gestión comprometida con el ODSA.
Contenido: El desarrollo humano y social desde una perspectiva de derechos -- Las condiciones habitacionales y de acceso a bienes y servicios urbanos en la Argentina 2010 -- Trabajo productivo y trabajo reproductivo -- La salud de la población y el acceso al sistema que la atiende -- Componentes psicosociales del bienestar subjetivo -- Cultura democrática, confianza institucional y compromiso ciudadano -- Anexo metodológico -- Anexo estadístico
Durante los primeros tres años del Bicentenario argentino 2010-2016 se han hecho presentes tanto una efervescente recuperación en materia socioeconómica, pasada la crisis internacional de 2009, como una preocupante persistencia de la recesión económica iniciada a principios de 2012; todo ello en un contexto altamente inflacionario, con estancamiento en la generación de empleo y una marginalidad estructural que hace caso omiso al relato de una "década ganada". Una vez más, la inestabilidad económica y sus efectos negativos sobre el malhumor social parecen dominar parte del escenario de la vida política y social del país. Sin necesidad de recurrir a estadísticas sofisticadas, sobran a diario testimonios y evidencias cotidianas –aunque a menudo se busque ocultarlas– que permiten reconocer la persistencia de penurias humanas de diverso orden que finalmente terminan estallando en el escenario social. De poco sirve que se nieguen las situaciones de exclusión social, suponiendo, con táctica del avestruz, que nada pasa. Poca justicia se hace a los pobres cuando una sociedad niega su existencia. De ahí que nos toque a nosotros decir una vez más que pese a las indiscutibles mejoras logradas durante casi una década de continuado crecimiento socioeconómico y avances en los derechos sociales, incluido el período 2010-2012 que aquí se estudia, queda aún mucho por hacer en materia de desarrollo, integración y justicia social, así como en el perfeccionamiento del sistema democrático, para el alcance de una ciudadanía plena para todos. ; Se ha agregado al informe anual los siguientes anexos: Anexo Metodológico y Anexo Estadístico: indicadores de desarrollo humano e integración social según categorías sociodemográficas y socioeconómicas.