Las élites parlamentarias en Colombia, en el contexto de los países vecinos de la región andina 1990 - 2005: tesis posdoctoral elaborada en la Universidad de Salamanca (España)
In: Colección Gerardo Molina 21
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World Affairs Online
In: Serie Textos 35
Han pasado más de 150 años desde que se fundaron los Partidos Liberal y Conservador colombianos, los dos partidos más antiguos de América Latina, y desde que se consolidó el sistema bipartidista por ellos conformado, cuya permanencia lo convierte en uno de los sistemas de mayor antigüedad en el mundo. La singularidad de este sistema de partidos, viene dada justamente por la cohabitación de ambas colectividades en el poder, de manera simultánea o sucesiva, a tal punto que la historia de Colombia, desde mediados del siglo XIX, coincide prácticamente con las biografías de los partidos Ijberal y Conservador: sus triunfos bélicos o sus derrotas electorales, los idealismos y bajezas de sus líderes y seguidores, y sobre todo sus errores y sus aciertos. Esta circunstancia, la de constituirse en el telón de fondo de todos los acontecimientos nacionales, los hicieron virtualmente invisibles ante los analistas como actores colectivos del acontecer político. Pareciera como si sus colores distintivos (rojo el J jberal y azul el Conservador), se hubieran ocultado camaleónicamente en la tricolor bandera nacional (amarillo, azul y rojo), para pasar inadvertidos ante el juicio histórico y el análisis político, durante décadas. Cuando estos partidos por tln emergieron al público pensante como objetos de estudio, en los años setenta, para comenzar a ser analizados con espíritu crítico y cierto detenimiento, ya habían experimentado, debido al Frente Nacional (iniciado en 1957), un proceso de pérdida de identidad tan rotundo que los hacían ver como dos corrientes de un mismo partido. Los investigadores decidieron entonces estudiarlos como lo que parecían ser: una amalgama indiscriminada de tendencias, intereses y personajes, y decidieron llamar al engendro "el bipartidismo colombiano" o "bipartidismo hegemónico". Fue así como ese caldo de ideologías residuales, pragmatismos conscientes, maquinarias electorales y clientelistas, que constituían los dos partidos centenarios, fue el objeto de estudio privilegiado, en lugar de los dos partidos, individualmente considerados.
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Esta exposición trata de dar cuenta de las consecuencias producidas durante los últimos diez años por los intentos infructuosos de constitucionalizar la exigencia de democracia interna de los partidos políticos en Colombia. El estudio centra su atención en el análisis de la norma democratizadora y en el debate político originado en la necesidad de su implantación. El escrito presenta un recorrido de la iniciativa de democratización en la historia política reciente y deja a juicio del lector la conclusión sobre las impresiones recogidas.
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Ingenieria Institucional y Dinamica del cambio politico en Colombia, a proposito de la propuesta de reforma politica que intento el gobierno pastranas
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"The extraordinary career of George Catlett Marshall--America's most distinguished soldier-statesman since George Washington--whose selfless leadership and moral character influenced the course of two world wars and helped define the American century. Winston Churchill called him World War II's "organizer of victory." Harry Truman said he was "the greatest military man that this country ever produced." Today, in our era of failed leadership, few lives are more worthy of renewed examination than Marshall and his fifty years of loyal service to the defense of his nation and its values. Even as a young officer he was heralded as a genius, a reputation that grew when in WWI he planned and executed a nighttime movement of more than a half million troops from one battlefield to another that led to the armistice. Between the wars he helped modernize combat training, and re-staffed the U.S. Army's officer corps with the men who would lead in the next decades. But as WWII loomed, it was the role of army chief of staff in which Marshall's intellect and backbone were put to the test, when his blind commitment to duty would run up against the realities of Washington politics. Long seen as a stoic, almost statuesque figure, he emerges in these pages as a man both remarkable and deeply human, thanks to newly discovered sources. Set against the backdrop of five major conflicts--two world wars, Palestine, Korea, and the Cold War--Marshall's education in military, diplomatic, and political power, replete with their nuances and ambiguities, runs parallel with America's emergence as a global superpower. The result is a defining account of one of our most consequential leaders"--
In: The Hopkins Touch, S. 56-77
In: The Hopkins Touch, S. 29-55