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La actualidad del pensamiento de Suárez se debe no sólo a que se lo considera uno de los padres de la democracia moderna, del derecho internacional y de la legítima secularización de lo político, sino también a lo que puede aportamos hoy su comprensión de la relación entre lo político y lo social.Pues, según mi opinión, la filosofía política suareciana puede iluminar varios puntos candentes de la discusión contemporánea en esa materia. Me refiero: 1) a la importancia que está tomando hoy la concepción de Hannah Arendt acerca de lo político como actuar y poder en común anterior a la relación mando-obediencia; 2) al hecho de la emergencia de la sociedad civil en varias partes del mundo, como distinta tanto de la institución estatal como del mercado; 3) a la correspondiente reflexión filosófica, politicológica y política sobre dicha sociedad como, por ejemplo, se está dando en América del Norte gracias a la discusión entre comunitaristas y liberales; en Europa, debido a la recepción de esa discusión durante los años 90, y a la intervención en ella, entre otros, de los representantes de la ética del discurso; y, finalmente, en América Latina y el Tercer mundo, debido a la crisis del Estado de bienestar, la vigencia del neoliberalismo y la búsqueda de alternativas viables. No es de extrañar, pues Suárez, a través de Hugo Grocio y otros, influyó notablemente en las distintas concepciones

Hace treinta años nació la filosofía de la liberación en la Argentina. En ese lapso se fueron sucediendo acontecimientos importantes tanto para la historia del mundo (la caída del muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética, la actual globalización neoliberal, recientemente: el atentado terrorista de Nueva York y Washington, etc.), así como en la historia de nuestro país (guerrilla, represión, regreso a la democracia, reforma neoliberal de la relación entre Estado y sociedad, desempleo estructural y exclusión, la aguda crisis en que vivimos, etc.).Conviene que a la distancia de treinta años reflexionemos sobre la vigencia de aquellos planteos de comienzos de los años 70, y que nos preguntemos sobre la pertinencia de algunos de sus conceptos clave, a fin de ayudar al pensamiento argentino en perspectiva latinoamericana a seguir avanzando, así como también para que -mediante la práctica teórica- esté al servicio del hombre y el pueblo argentinos, así como del hombre y los pueblos sin más.