Ética y Corrupción son dos aspectos opuestos de la conducta humana: la corrupción como antivalor es la negación de la ética como uno de los valores humanos. Mientras hechos como el desplome del puente Chirajara que cae por su propio peso antes de entrar en servicio advirtiendo la deficiente calidad de la obra, un evento calificado como un desastre para la infraestructura del país que mina la confianza en la Ingeniería Nacional y en la capacidad del Estado para la adecuada gestión de las obras públicas; el derrumbe de una etapa del edificio Space y la necesaria demolición de las cinco restantes, todo por fallas estructurales, atribuibles a los diseños o a la ejecución de las obras, es la evidencia inequívoca de la mayor amenaza que enfrenta nuestra profesión: el colapso de la ética.
La radicalización, el extremismo violento y el terrorismo han recibido una atención preferencial por distintos organismos gubernamentales, agencias de seguridad y actores sociales de múltiples países. Asimismo, constituyen uno de los mayores desafíos para las fuerzas y cuerpos de seguridad de los estados y llevan tiempo presentes en sus agendas políticas. Por ejemplo, los individuos que se radicalizan dentro del territorio europeo (homegrown terrorists; King & Taylor, 2011), así como los que retornan de zonas en conflicto bélico (foreign fighters returnees; Bąkowski & Puccio, 2016), suponen un desafío a la hora de identificarlos y gestionar sus comportamientos. En consecuencia, la prevención surge como una vía ante el aumento del radicalismo y el extremismo violento en la que deberían invertirse más medios y esfuerzos (Marrero & Trujillo, 2018; Navarro & Villaverde, 2014). No obstante, debe tenerse en cuenta que, para poder prevenir estos fenómenos, es necesario, antes que nada, describirlos con rigor e identificar las relaciones funcionales existentes entre las variables psicosociales implicadas, a efectos de poder predecirlos. Será entonces cuando se estará en el camino de la comprensión y, así, de su posible prevención (Moyano & Trujillo, 2018; Trujillo & Moyano, 2018). En consecuencia, con esta tesis doctoral, se pretende explorar algunos de los factores de riesgo (Ranstorp, 2016) y protección (Lösel, King, Bender, & Jugl, 2018) involucrados en la radicalización y los conflictos intergrupales. Más concretamente, se trata de (1) explorar la generación de estereotipos y prejuicios asociados a distintos conflictos periféricos; (2) estudiar los mecanismos que subyacen a la polarización de las actitudes intergrupales en individuos que se sienten oprimidos; e (3) indagar en los mecanismos implicados en los procesos de radicalización y desinhibición de la violencia. En vistas a dar respuesta a estas cuestiones, esta tesis doctoral se organiza en cinco capítulos. Así, en el primer capítulo se realiza una aproximación teórica a la radicalización, el extremismo violento y el terrorismo desde una perspectiva psicosocial. En los capítulos del dos al cuatro, se exponen diferentes estudios empíricos, a modo de artículos, que intentan dar algunas respuestas a los objetivos específicos de la tesis. Finalmente, en el capítulo cinco se discuten los principales resultados obtenidos en los distintos estudios realizados y sus implicaciones en este ámbito conceptual, para finalizar con el establecimiento de conclusiones. De forma más extensa, en el primer capítulo se ofrecen algunas descripciones de la radicalización, del extremismo violento y del terrorismo próximas al campo de la psicología social. Además, se presentan los aportes de la teoría de la identidad social y de la teoría de la búsqueda de significado al campo de la radicalización y el conflicto intergrupal. De forma complementaria también se exponen algunos de los aportes del modelo psicosocial de reclutamiento y movilización violenta, considerados relevantes para esta investigación. Finalmente, se presenta el objetivo general de esta tesis, así como los objetivos específicos derivados del mismo que se irán afrontando a través de los posteriores capítulos. En el segundo capítulo, se presentan dos artículos que hacen referencia a los estereotipos y a los prejuicios, respectivamente, asociados a la retransmisión de noticias violentas por parte de los medios de comunicación. En concreto, los estereotipos y prejuicios que se generan a partir de las noticias sobre ataques violentos entre palestinos e israelíes. Se observa que la inclusión de la violencia en las noticias, mediada por las emociones, sobre todo negativas, generan prejuicios y estereotipos más negativos hacia ambos grupos, palestinos e israelíes. En el tercer capítulo, aparecen dos artículos que versan sobre los prejuicios religiosos. Por un lado, en el primer artículo se valida y adapta al castellano una escala sobre los prejuicios religiosos entre cristianos y musulmanes. Por otro lado, en el segundo artículo se presenta un trabajo sobre el efecto que tiene la percepción de opresión sobre la formación de prejuicios religiosos en cristianos y musulmanes, así como el papel que desempeña la fusión de la identidad y la necesidad de cierre cognitivo en esta relación. El cuarto capítulo, también compuesto por dos artículos, se centra en cómo la pérdida de significado personal puede ser un desencadenante de la desinhibición hacia la violencia. Particularmente, la percepción de opresión va a desencadenar una desinhibición de la violencia, paso previo a la acción violenta, a través de narrativas que apoyen la violencia. Estos mecanismos fueron encontrados en grupos con ideología tanto religiosa como política. En el quinto y último capítulo, se discuten los resultados atendiendo a cada uno de los objetivos establecidos en el ámbito de la prevención de la radicalización. Asimismo, se presentan algunas implicaciones y limitaciones de los estudios realizados, además de líneas futuras de investigación derivadas de los resultados obtenidos. Dado que los diferentes estudios se presentan en formato de artículos con la intención de ser publicados, el lector encontrará algunos conceptos y teorías repetidos. Por tanto, nos gustaría pedir disculpas por la redundancia. Además, cabe hacer explícito que, siguiendo las normas del programa internacional de doctorado de la Universidad de Granada, algunas secciones están escritas en español y otras en inglés. ; Radicalization, violent extremism and terrorism have received preferential attention from different government agencies, security agencies and social actors from multiple countries. Likewise, they constitute one of the greatest challenges for the security forces of these countries and have been present in their political agendas for some time. For example, individuals who are radicalized within the European territory (homegrown terrorists; King & Taylor, 2011) and those who return from war zones (foreign fighter returnees; Bąkowski & Puccio, 2016) pose a challenge at the time to identify them and manage their behaviors. Consequently, prevention emerges as a way to fight the increase of radicalism and violent extremism in which more means and efforts should be invested (Marrero & Trujillo, 2018; Navarro & Villaverde, 2014). However, it must be borne in mind that in order to prevent these phenomena, it is necessary to first describe it rigorously and identify the existing functional relationships among the psychosocial variables involved, which will help predict it. Then we will be on the path of understanding and, thus, of possible prevention (Moyano & Trujillo, 2018; Trujillo & Moyano, 2018). Consequently, with this doctoral thesis, we intend to explore some of the risk (Ranstorp, 2016) and protection factors (Lösel, King, Bender, & Jugl, 2018) involved in radicalization and intergroup conflicts. More specifically, it is about (1) exploring the generation of stereotypes and prejudices associated with different peripheral conflicts; (2) studying the mechanisms that underlie the polarization of intergroup attitudes in individuals who feel oppressed; and (3) investigating the mechanisms involved in the processes of radicalization and violent disinhibition. In order to answer these questions, this doctoral thesis is organized into five chapters. In the first chapter, there is a theoretical approach to radicalization, violent extremism and terrorism from a psychosocial perspective. In chapters two through four, different empirical studies are presented in the form of articles, with which we attempt to answer the specific objectives of the thesis. Finally, chapter five discusses the main results and conclusions from the different studies and their implications in this conceptual field. More extensively, the first chapter offers descriptions of radicalization, violent extremism and terrorism close to the field of social psychology. In addition, we present the contributions of the social identity theory and the quest for significance theory to the field of radicalization and intergroup conflict. Also, there are presented some of the contributions of the psychosocial model of recruitment and violent mobilization that were considered relevant for this research. Finally, the general objective of this thesis is presented, as well as the specific objectives derived from it that will be addressed throughout the subsequent chapters. In the second chapter, two articles are presented that refer to stereotypes and prejudices, respectively, associated with the media's retransmission of violent news. Specifically, the stereotypes and prejudices generated from the news about violent attacks between Palestinians and Israelis. We observe that the inclusion of violence in the news, mediated by emotions —especially negative ones— generate prejudices and more negative stereotypes towards both groups; Palestinians and Israelis. In the third chapter, there are two articles that deal with religious prejudice. On the one hand, in the first article, a scale on religious prejudice between Christians and Muslims is validated and adapted to Spanish. On the other hand, the second article presents a work on the effect of the perception of oppression on the formation of religious prejudices in Christians and Muslims, as well as the role played by the fusion of identity and the need for cognitive closure in this relationship. The fourth chapter, also composed of two articles, focuses on how the loss of personal significance can be a trigger for disinhibition towards violence. In particular, the perception of oppression will unleash a violent disinhibition, a step prior to violent action, through narratives that support violence. These mechanisms were found in groups with both religious and political ideology. In the fifth and last chapter, the results are discussed according to each of the objectives established in the field of the prevention of radicalization. Likewise, some implications and limitations of the studies carried out are presented, as well as future lines of research derived from the results obtained. Since the different studies are presented in the form of articles with the intention of being published, the reader will find some concepts and theories repeated. We would like to apologize for this redundancy. In addition, it should be made explicit that, following the rules of the international doctoral program of the University of Granada, some sections are written in Spanish and others in English. ; Tesis Univ. Granada.
Reducir la huella de carbono seis veces separando aguas negras y lluvias, arborizando, usando bioingeniería e incorporando tecnologías verdes de diseño urbano, aunque sea meritorio máxime cuando no se tienen precedentes en Manizales, no significa que no estén en el lugar equivocado, dado que mientras el medio natural captura carbono, la urbanización no lo hace. A continuación se describe la magnitud de un impacto no mitigable que el POT nunca podría justificar, asociado a la amenaza de ecocidio causada por la progresividad del daño en una Zona con Función Amortiguadora ZFA, aquella donde está La Aurora y sectores contiguos, por tratarse del área prevista para proteger la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco y de la cual se provee el 35% de agua e la ciudad, todo por aceptar un uso del suelo que además generar derechos a repetir acciones que vulneran la Ley Ambiental Internacional, tiene como principal propósito capturar la plusvalía urbana. Si la zona declarada anillo de contención tal cual lo señala el POMCA debe amortiguar los impactos urbanos, entonces para no afectar la Reserva Protectora, dicha ZFA no puede ser destinada por el POT a usos urbanos
Temario preparado para el "Plan de Acción Centenario SMP de Manizales: Un diálogo con el territorio" y llevado al capítulo "Temas cívicos para agendas de desarrollo regional", del libro "Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales – 100 años de civilidad en la construcción de territorio", editado en 2012 por la SMP de Manizales bajo la dirección del Socio e Historiador Albeiro Valencia Llano. Este es un documento U.N. and SMP Manizales
1- Introducción En un breve artículo ciertamente premonitorio, William Schneider (1994) identificaba las características de la nueva cultura política que, condicionada y a su vez potenciada por las nuevas tecnologías de la información, estaba cambiando la relación histórica entre partidos, líderes y electores. Schneider avanzaba tres características principales de este nuevo acontecer político (Schneider, 1994: 779), a saber: el pragmatismo entendido como la dilución de las ideologías; el personalismo con la emergencia de la figura del candidato por sobre la del partido; y por último el populismo como un movimiento claramente anti-elitista y anti-establishment. En el mundo post guerra fría, la demanda acentuada de participación popular y de control del demos sobre los procesos de decisión y las herméticas elites gubernamentales, obligaría al sistema político a rever las estrategias de comunicación, facilitar la inclusión de las masas y mejorar los procesos de rendición de cuentas. Esto conduciría a une mejora del sistema político y del funcionamiento democrático de las instituciones2. Sin embargo, escasos son los cambios que las principales democracias del mundo han introducido en sus instituciones para mejorar el proceso de inclusión democrática, como así lo atestan el mantenimiento de sistemas electorales a menudo arcaicos y la renuencia de las élites políticas a la utilización de mecanismos de democracia directa. Donde sí ha existido una modificación orientada a complacer a la ciudadanía es, como bien menciona Schneider, en el discurso y en la estrategia política. Cortejar a las masas e incluirlas en un proyecto común (del cual excluiremos a las élites) ha progresivamente reemplazado el debate ideológico. El discurso político se transforma entonces en una técnica de movilización del pueblo en contra de una comunidad política desarticulada y debilitada cuyas instituciones flaquean en sus componentes organizativo y representativo (Badie, 1997: 227). Es en este ámbito de quebranto de los valores de la democracia representativa donde la crisis de la representación y "la faillite du politique" cobran amplio sentido y donde el populismo se inscribe entonces como un proceso subversivo de los canales tradicionales de movilización política, creando nuevas lealtades (apolíticas o anti políticas) culturales, nacionales, comunitarias, étnicas, etc., en reemplazo de las anticuadas construcciones sociales (élites, establishment, clase política, etc.). Pero si el populismo se define antes que nada en oposición al sistema político, no es en sí ni una teoría política ni un programa económico alternativo (Touraine, 1997: 242), y es por eso que podemos argumentar que el populismo se inscribe más en la práctica discursiva que en el dominio de lo normativo. Pero, a fin de cuentas, ¿qué es el populismo? Todo y nada se ha escrito sobre este fenómeno que apasiona y confunde tanto por su complejidad (e inconsistencia) teórica, su variabilidad histórica y la ambigüedad moral que este fenómeno histórico, político e ideológico ha generado entre críticos y defensores. El estudio del populismo ha sido objeto de enfoques disciplinarios que, en lugar de integrar el fenómeno en un contexto general, han contribuido a su compartimentación (Holmes, 1990: 27). Así, los historiadores se han focalizado en los aspectos descriptivos del fenómeno, los politólogos han intentado construir definiciones operativas del concepto, los sociólogos se han centrado en aplicar las teorías de la movilización para explicar la construcción de los movimientos populistas, y los enfoques marxistas, por ejemplo, han aportado clarificaciones sobre la relación entre el populismo y el desarrollo del sistema capitalista moderno. Ernesto Laclau, uno de los más fecundos pensadores sobre la cuestión, ha propuesto que el sustento del populismo reside en la oposición semiótica entre una entidad denominada Pueblo y otra denominada Poder (Laclau, 1977: 167) y que es la propia vaguedad de estas construcciones discursivas la que avala la permanencia y resistencia de este fenómeno. El populismo se articularía y construiría a partir de dos premisas centrales. La primera es una dependencia epistemológica de lo negativo, del enemigo; el populismo, como movimiento con un débil componente ideológico y normativo, se construye preferentemente sobre la crítica más que sobre la propuesta. Es en la identificación del enemigo donde el populismo gana la mitad de la batalla. La segundad premisa, igualmente negativa, es la construcción de un sentido y vínculo comunitario a través del "sacrificio colectivo". Es necesario para esto una articulación narrativa que oponga al Pueblo (o sociedad virtuosa) a una élite egotista destinada al sacrificio (Schulte-Sasse, 1993: 96). El populismo, por lo tanto, no sólo debe definir (y construir) un enemigo, sino que la eliminación de ese enemigo pasa a ser el factor aglutinante del discurso y el accionar político. Si el enfoque de Laclau permite efectivamente un amplio espectro de análisis, es la imprecisión conceptual del "fenómeno populista" lo que ha llevado a la manipulación y abuso teóricos de un concepto por demás interesante. En efecto, la política del antagonismo no es privilegio exclusivo de los movimientos populistas, sino que es producto de la banalización y pauperización del discurso político, contribuyendo así a la creación de sociedades binarias donde los matices y la búsqueda de compromisos inclusivos ceden terreno frente a posiciones radicales. Aquellos que anunciaban el amanecer de una "política de consenso" más allá de las tradicionales demarcaciones izquierda/derecha, constatan en la actualidad la emergencia de nuevas fronteras políticas que fragilizan el consenso y de partidos políticos que aprovechan la debilidad del debate democrático para anunciarse como representantes directos investidos de la voz del pueblo (Mouffe, 2005: 51). En este sentido, la práctica discursiva que construye categorías excluyentes como pueblo/poder, amigo/enemigo, sociedad civil/élites, nacional/foráneo etc., no define únicamente al populismo, sino que ha pasado a ser una estrategia recurrente de movilización política en las democracias modernas. Por lo tanto, la fuerza explicativa de este proceso semiótico en referencia al populismo se diluye, ya sea porque se ha "populizado" la política o porque se ha politizado el populismo. 2- El populismo europeo El populismo europeo, vigente desde mediados/fines del siglo XIX, está fuertemente ligado al sentimiento nacionalista y, en algunos casos, a la consolidación del Estado. Desde fines del siglo XVIII, las nociones de nación y pueblo han articulado las construcciones de las diferentes instituciones y regímenes políticos, pero independientemente de cuáles hayan sido los caminos recorridos, todos se han visto inculcar por el Estado un cuerpo de valores destinado a exaltar las particularidades propias de cada pueblo, cimentadas en un sentimiento de solidaridad excluyente (Hermet, 1997: 34). Esta construcción de una solidaridad e identidad nacional siguió dos caminos diferentes. En los países liberales como Gran Bretaña y Francia, donde existía ya una ciudadanía en vías de expansión, la adhesión al proyecto nacionalista se logró bajo el entendido que si las masas hasta ahora sometidas devenían progresivamente actores políticos, el sistema sólo podría sostenerse a través de la solidaridad y pertenencia a una identidad común, a la vez nacionalista y cívica. Es en el ejercicio creciente de sus responsabilidades y derechos cívicos y políticos donde el pueblo (la ciudadanía en este caso) edifica un proyecto único del cual todos son parte. Por el contrario, en estados más autoritarios que liberales y de creación reciente y cuyo proceso de unificación aún no estaba terminado, como en Alemania o Italia, la nacionalización acelerada de esas identidades fragmentadas, tanto a nivel político como religioso, se construyó antes que nada sobre la solidaridad cultural de la población, a fin de paliar el lento (o inexistente) proceso de construcción cívica (Hermet, 1997: 35). El primer tipo de construcción nacional es lo que ha pasado a denominarse nacionalismo cívico liberal, más acotado a los Estados de Europa occidental. El segundo caso es el de un nacional-populismo o un nacionalismo orgánico y autoritario, más propio de Europa central y oriental Estas construcciones arquetípicas reflejan las dos grandes concepciones sobre la nación y la ciudadanía. La idea de nacionalismo occidental u oriental es intercambiable con la noción de nacionalismo político (el caso francés) o cultural (caso alemán). Si bien es sabido que todos los nacionalismos poseen a su vez características políticas o culturales, la distinción entre estas dos vertientes dependerá de la importancia relativa y de la prioridad histórica de los principios de la organización política o de las preocupaciones culturales (lengua, literatura, historia, folklore, etc.). En el caso de la nación política (Francia): el pueblo = Estado = nación. Toda la población residente sobre el territorio controlado por el Estado constituye la nación. Es el Estado quien crea, quien define la nación (creación desde arriba). En este caso, la unidad política precede a la unidad cultural. En este modelo, la ciudadanía puede ser adquirida por todos aquellos nacidos en el territorio (ius solis), y que adhieran a esta concepción (en el caso francés, a los valores republicanos). Típicamente esta forma de nacionalismo no reconoce la diferencia cultural (ej. velo musulmán). En el caso del nacionalismo cultural (Alemania), la unión se logra a través de una identidad común, lingüística, étnica o cultural. La Nación crea el Estado; la unidad cultural precede a la unidad política. En estos casos, la ciudadanía no puede ser adquirida, sino que es innata, reservada a un grupo primigenio definido en términos étnico-culturales (ius sanguinis). Este nacionalismo no reconoce la asimilación cultural (ej: los judíos o los turcos) (Greenfield, 1999: 48-49). El nacionalismo cívico liberal fue en gran medida impulsado por la clase dominante del momento-la burguesía económica-, y reposa sobre principios abstractos de igualdad y libertad propios de individuos desarraigados de los lazos comunitarios y necesarios para la creación de regímenes burgueses liberales (Khon, 1967). La burguesía, que no se reconocía en le "petit peuple", se oponía a la creación de una identidad nacional basada en características culturales populares. El nacional-populismo, por el contrario, más pasional que intelectual, se desarrolló ahí donde los constructores del Estado nación no tenían otro recurso que exaltar los particularismos culturales (o étnicos) de la comunidad en su proceso de construcción política. En los países de Europa Oriental, donde las élites burguesas carecían del empuje necesario (en parte por una débil industrialización y la permanencia de fuertes estructuras rurales, con históricos lazos de solidaridad entre sí y de subordinación a la autoridad), los valores liberales no lograron influenciar la construcción del Estado. El nacional populismo puede ser visto, igualmente, como un fenómeno de resistencia y de rechazo hacia una opresión exterior, como fue el caso de los Balcanes bajo la dominación Austro-Húngara, de Irlanda hacia Inglaterra o del país vasco contra España. Esta forma de solidaridad se cristalizó en gran medida en las minorías oprimidas en el seno de imperios multiétnicos que, ansiosos por imponer una uniformidad liberal o autoritaria, provocaron como reacción la consolidación de identidades nacionales deseosas de garantizar su libertad, autonomía e integridad a través de la edificación de un Estado propio. El nacional populismo, exacerbando en algunos casos el carácter casi mesiánico de pertenencia a una cultura única, producirá emancipaciones ideológicas peligrosas como el fascismo. El populismo europeo ha conocido diferentes corrientes políticas a lo largo del siglo XX que desgraciadamente no podemos tratar aquí. Conviene sin embargo mencionar que en su acepción más reciente, el populismo europeo se ha visto revigorizado por una unión discursiva con la extrema derecha (o lo que se ha denominado como la "nouvelle droite"), que maneja a placer los discursos identitarios, nacionalistas y anti-elites en un peligroso cocktail ideológico a fuerte potencial de movilización. Mazzolenni ha identificado 5 características centrales de este "neo-populismo" europeo (2003: 117). En primer lugar el populismo conduce a una valorización del pueblo, del "hombre de la calle". El llamado al pueblo implica la participación política directa y la desconfianza de la democracia representativa. El "culto al pueblo" se acompaña con la crítica a las élites. En cuarto lugar, un equilibrio precario se instala entre crítica y aceptación del sistema. Como las instituciones son necesarias para aportar la legitimidad política, la crítica no puede abiertamente intentar destruir el sistema político; en algunos países pueden entonces instalarse "simulacros de democracia". Por último, el populismo es acompañado casi siempre de la exaltación del líder carismático en el cual se concentran el proyecto y las aspiraciones del pueblo. Convengamos, sin embargo, que no todos los movimientos populistas europeos son de derecha, reflejando así la "flexibilidad" ideológica (u oportunismo político) de estos partidos así como la heterogeneidad de la base de apoyo a los movimientos populistas. Estos y otros puntos han conducido a ciertos autores a ver en el resurgimiento del populismo de derecha una amenaza al orden democrático (Mouffe, 2005), pero otros, más mesurados, ven en el éxito de estos partidos de "nueva derecha" un realineamiento de los clivajes tradicionales y de las lealtades partidarias (Sciarini et al. 2002, Hug y Treschel, 2002, Lachat y Kriesi, 2008, Oesch, 2008). En este sentido, los partidos populistas se beneficiarían de un posicionamiento ideológico en terreno fértil y de una hábil estrategia política frente al inmovilismo de los partidos más tradicionales, socialistas y de centro derecha, limitados en su accionar por lealtades de clase y concepciones morales anquilosadas. 3- El populismo Latinoamericano El caso latinoamericano no escapa, como sus colegas europeo o norteamericano, a las dificultades de conceptualización producto de diferentes enfoques disciplinarios. Weyland (2001) ha realizado un importante trabajo estudiando los diferentes conceptos que han sido utilizados para abarcar el populismo latinoamericano y demostrar que la confusión conceptual proviene del hecho que los académicos enfatizan diferentes atributos como características decisivas del concepto, sin ponerse de acuerdo si estamos hablando del ámbito político, económico, social, discursivo u otro (Weyland, 2001:2). Tres grandes enfoques han predominado en el estudio del populismo. Entre 1960-80, la utilización de conceptos cumulativos predominó en el estudio del fenómeno3, influenciada por las teorías desarrollistas (modernización y dependencia) que argumentaban la fuerte subordinación de la esfera política a los factores socio económicos. Estos autores resaltaban en el populismo un conjunto central de características políticas y socioeconómicas. Los regímenes populistas serían en parte una respuesta a los fenómenos de urbanización, de industrialización y de participación masiva que fragilizaron las instituciones existentes y permitieron la emergencia de regímenes inestables centrados a menudo en una lógica de acción política personalista y carismática, plebiscitaria y redistributiva, destinada a agrupar y movilizar las masas desorganizadas y amorfas (Germani, 1974). Ciertos autores han querido ver en el populismo un proceso de desarrollo intermedio entre el pasaje de una sociedad tradicional o pre industrial hacia una sociedad moderna industrializada, orientada a la sustitución de importaciones y donde un régimen oligárquico cede terreno frente a la emergencia de la sociedad de masas (Cardoso y Faletto, 1979). Otros autores, como Roberts (1995: 89), han intentando descifrar el populismo utilizando conceptos radiales o de adición4. Así, los populismos latinoamericanos tendrían las siguientes características: Un liderazgo paternalista y personalista; una coalición política heterogénea y multi –clase; un proceso de movilización política top down que cortocircuita las instancias tradicionales de mediación; una ideología amorfa y ecléctica; y un proyecto económico que utiliza importantes políticas redistributivas y clientelares. La existencia de estos 5 aspectos caracterizaría al populismo pleno, mientras que la presencia de una o más características constituiría sub-tipos particulares de populismo. Por último, la tradición más reciente se ha centrado en el estudio del populismo latinoamericano como un concepto clásico en el ámbito político. El populismo no puede ser enfocado como un concepto económico, argumenta Weyland (2001:11) porque su utilización es confusa y problemática y la política económica es, en manos populistas, un instrumento, no un fin. La definición política ve al populismo como una manera particular de competir y ejercer el poder. El populismo se sitúa en la esfera de la dominación, no de la distribución. El populismo intenta antes que nada construir formas de control político, y la distribución de beneficios a través de políticas socio-económicas es una herramienta para facilitar ese control. El líder populista busca ganar y ejercer el poder, y su oportunismo tiene como corolario un débil compromiso en el campo ideológico y programático. Construido a partir de la dicotomía amigo/enemigo que permea toda acción política, el populismo debe ser definido como una estrategia política, entendida como la capacidad de los líderes de perpetuarse en la arena política. Bajo el populismo, el "gobierno" es ejercido por un líder carismático, no por un grupo u organización política (Weyland, 2001: 18). El populismo surge principalmente cuando ese líder logra arrear y agrupar el apoyo masivo de gran parte del pueblo en un movimiento espontaneo y atomizado donde la lealtad de cada individuo se inscribe en una lógica vertical de subordinación entre él y el líder, y no en una lógica horizontal de solidaridad mecánica de pertenencia a un proyecto común. En este sentido, los movimientos populistas y sus adherentes carecen de la cohesión ideológica necesaria para que el movimiento sobreviva a la partida/muerte del líder. 4- Democracia populista Vs. Populismos semi-democráticos A modo de breve conclusión, desearía discutir brevemente uno de los puntos subrayados en la introducción. Si una de las características principales de la nueva cultura política y democrática es el populismo, entendido como un discurso anti élite y anti establishment (y hasta anti intelectual), conviene interrogarse entonces en qué se parecen las democracias populistas modernas (como la Americana o la Francesa) y los regímenes populistas democráticos o semi-democráticos (Argentina, Venezuela, Ecuador, etc.). Por lo tanto, hay que distinguir entre lo que es una característica secundaria del sistema – el populismo como lenguaje político – de un principio ordenador y legitimador del poder -el populismo en los regímenes latinoamericanos-. La diferencia puede ser entendida con un claro ejemplo. Mientras que el lenguaje populista en las democracias modernas tiene como cometido "igualar" al líder político con el votante común, el populismo latinoamericano presupone todo lo contrario, la excepcionalidad del líder. El populismo americano o francés actual elimina todo privilegio, todo "passe-droit" que la figura del líder político piense poder tener por su pertenencia a un grupo privilegiado; por el contrario, presupone que el contrato de confianza ciudadano entre gobernados y gobernantes demanda una conducta intachable y responsable de estos últimos. En el caso de los populismos semi-democráticos, el líder es por naturaleza excepcional y, ya sea por la escasa instrucción cívica y ciudadana, por la corrupción del sistema político o por lo que es aún peor, la creencia dogmática en el carácter mesiánico del líder, éste se encuentra, de facto, por encima de la ciudadanía (y por ende de la ley). El culto al líder al que se libran los populismos latinoamericanos y la triste complacencia de las ciudadanías amorfas erosionan el accionar democrático, debilitan la separación de poderes y conducen a la utilización irresponsable y clientelista de los recursos nacionales. Si es innegable igualmente que el discurso populista en las democracias modernas puede ser antes que nada una estrategia política en época de crisis y vacas flacas, no obstante éste se construye sobre una premisa incuestionable: la igualdad ciudadana y la necesidad de contralor del poder político. Lo importante aquí no es la incorporación ética por parte de las élites de los principios de igualdad y responsabilidad, sino la sanción, electoral o legal, de todo comportamiento que infrinja ese contrato de confianza. Lejos de mí la idea de asimilar al elector francés o americano a un quijote cívico y moralizador, pero en su estrategia "maximizadora" de bienestar no se encuentra la tolerancia a la corrupción política, al abuso de poder o a la desigualdad manifiesta entre gobernantes y gobernados. Si bien admitimos que el populismo latinoamericano emerge en un contexto histórico de débil institucionalización en las décadas del 20-30 en adelante (en cierta medida heredero de las tradiciones caudillistas), y que el vínculo primordial entre líder y pueblo fue en parte necesario para asegurar derechos sociales y cívicos antes del otorgamiento de plenos derechos políticos, ¿qué argumentos justifican 60 años después de un Perón o un Vargas la ciega obsecuencia ante un "déspota iluminado"?.1- El presente artículo retoma partes de un trabajo más extenso dedicado al estudio del fenómeno populista en los Estados Unidos (en vías de publicación). Lo que se presenta a continuación sirve como introducción teórica en dicho artículo. La conclusión de este artículo sí representa una reflexión original.2- Autores como Schumpeter, sin embargo, han argumentado contra el concepto clásico de democracia popular extendida, avanzando que una parte importante de la ciudadanía carece de los conocimientos necesarios para realizar juicios instruidos y determinar el bien común y que por lo tanto estaría ésta a la merced de élites políticas "manipuladoras". En este sentido, el ciudadano debería limitarse a la elección de líderes y a su sanción periódica vía los procesos electorales. Ver J. SHUMPETER, 1994 (rev. ed), Capitalism. Socialism and Democracy, Routledge.3- Los conceptos cumulativos elaboran definiciones combinando los atributos de diferentes campos a través de la lógica de inclusión "Y". Sólo las características comunes de todos los dominios son adoptadas como determinantes del concepto. Los conceptos cumulativos aportan un alto estándar de inclusión con un pequeño número de casos y excluyen la posibilidad de casos "límite". Un problema recurrente de los conceptos cumulativos es su debilidad empírica si hay escasa superposición entre las diferentes áreas de estudio, generando así pocos casos reales que cumplan con el fuerte contenido teórico.4- Los conceptos radiales utilizan la preposición lógica "O", conectando los atributos propuestos por los autores en diferentes campos. Si un caso posee al menos una de estas características puede ser incorporado al estudio del concepto. Si los conceptos radiales poseen las ventajas de abarcar un amplio universo de casos, la pertinencia de cada caso dependerá del número de características totales que posea, falseando entonces la comparación entre los diferentes casos. Así, en el caso del populismo, tendríamos populismos "leves" que poseen unas pocas características conceptuales contra populismos fuertes que se asemejarían a los "tipos ideales". 5- BibliografíaAERSINGER, P., «Ideology and Behavior : Legislative Politics in Western Populism» in Agricultural History, Vol. 58 (jan. 1984), pp. 43-58.AGULHON, M., et al. «Le populisme ? Neuf réponses» in Vingtième Siècle. Revue d´histoire, Nº56, Numéro spécial : Les populismes (Oct.-Dec., 1997), pp. 224-242.BADIE, B., «Une Faillite du Politique» in «Le populisme ? Neuf réponses» in Vingtième Siècle. 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partiendo del pensamiento de Henri Lefebvre, autor de "El derecho a la ciudad", veamos cómo podemos fortalecer los procesos de apropiación social de la ciudad con enfoque integrales, interdisciplinarios y transversales, para enfrentar desde la sociedad civil los desafíos socioambientales, si para el efecto partimos del presupuesto de que es en el territorio, como construcción social e histórica, donde surge la cultura como resultado de las complejas relaciones dialécticas que se dan en el hábitat, entre los sistemas natural y social que interactúan. Documento U.N-SMP, preparado para conversatorio con el Colectivo Subámonos al Bus del POT, en la SMP.
En Colombia, el feminicidio es un tipo penal cerrado, en cuya estructura de delito autónomo, el legislador determinó, según el artículo 2° de la Ley Rosa Elvira Cely LREC, que el sujeto pasivo es la mujer cis, considerada así desde lo biológico, en razón de su sexo de nacimiento. En la jurisprudencia colombiana, cometer feminicidio es causar la muerte a una mujer, necesariamente motivada "por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género, móvil que hace parte del tipo dolo calificado" (Sentencia C-297 de 2016). Según Ramos de Mello (2015), en el feminicidio "el Estado es incapaz de garantizar la vida de las mujeres, de respetar sus derechos humanos, de actuar con legalidad y de hacerse respetar, de buscar y administrar la justicia, de prevenir y erradicar la violencia que ocasiona"; mientras que, las teorías sociológicas consideran al feminicidio como un crimen de Estado (Legarde, 2008) o como violencia sexual sistemática, propia de las relaciones de poder: social, cultural (machismo, patriarcado), política y económica, dominantes (Monárrez, 2009). En la LREC, el legislador no definió con precisión que el sujeto pasivo en el delito de feminicidio allí consagrado, podría extenderse a personas transgénero, concepto general que para la CIDH de la OEA constituye una denominación básica para designar a "aquellas personas cuya identidad de género u orientación sexual es diferente de las expectativas basadas en características físicas sexuales o en el sexo que les fue asignado al momento del nacimiento" (CIDH-OEA, 2015); los modelos o estereotipos sociales establecen disimilitudes en la sociedad, aunque la perspectiva antropológica del rol de mujer trans (travesti, transexual y transgénero), no necesariamente está vinculada a procedimientos médico-quirúrgicos para la reasignación de sexo, sino a la construcción de la identidad de género (Cano-Caballero, 2010). En la sociedad contemporánea, existen grupos de personas LGBTI, considerados vulnerables por su diversidad sexual, quienes no tienen regulados sus derechos de identidad jurídica en la legislación nacional, a pesar que la comunidad jurídica internacional se los haya reconocido en razón o por su condición de género (CIDH, 2015); situación que los expone al prejuicio que a su vez los hace objeto de violencia y estigmatización (Ramos-Salcedo & González-Mauricio, 2015). De otra arista, el orden social en los Estados no está organizado estructuralmente para dar prioridad y adaptar procesos pertinentes con identidad de género o sexual, por lo cual deberían ser considerados como "construcción del cuerpo social como eje de transversalidad para la culturización y la difusión de información, para que la sociedad contemporánea, respete y asimile un proceso más inclusivo, que genere mayor atención hacia el cuerpo distinto, presente en la persona" (Cedeño & Cedeño, 2018). En Colombia, los derechos de las personas LGBTI no solo son irrespetados, sino que además no le son garantizados a plenitud, dado que, las autoridades de tipo judicial y administrativa, "anteponen el estereotipo o prejuicio al momento de aplicar la legislación o por una actitud omisiva desconocen las precarias e infravaloradas condiciones y estigmatización social" (Colombia Diversa, 2020); debido quizá a que el sistema está cimentado sobre la base del binarismo de género, invisibilizando a las mujeres trans y desconociendo la realidad de personas con género no binario. Aunque la Corte Constitucional colombiana ha sentado jurisprudencia a través de múltiples sentencias en materia de derechos de parejas del mismo sexo, en el país persiste la discriminación homofóbica por razones de orientación sexual e identidad de género, registrándose en forma continua, la vulneración a los derechos humanos y fundamentales como la integridad personal, la libertad, la intimidad, la libertad de expresión, a pesar de las normas y las Organizaciones No Gubernamentales que trabajan por su garantía. Transcurridos dos decenios del siglo XXI, estos derechos de las personas transgénero siguen siendo ignorados y como personas humanas, "marginados y discriminados por una sociedad que le niega la existencia de una identidad de género propia de las personas trans, el derecho de igualdad sin distinción de sexo o género, sin exclusión" (Cardona-Cuervo, 2016; Godoy, 2019). El no reconocer de forma incluyente a la persona trans, mediante política pública o legislación más precisa, desatiende la valoración social, la identidad de género no normativa y la identidad jurídica, siendo un condicionamiento que conlleva a la incorrecta imputación como homicidio agravado, al tipo penal de feminicidio cuyo sujeto pasivo es la mujer-adolescente trans. En esta tesis se desarrolla una investigación sociojurídica tipo analítica y comparada, dado su método de análisis interseccional de contenido, basado en fuentes de doctrina, jurisprudencia y política criminal, así como del derecho comparado con países de Latinoamérica en cuya legislación se incluya el tipo penal de feminicidio delimitando su unidad de análisis a adolescente transgénero y el sintagma gnoseológico se desarrolla mediante tratamiento multidimensional e interdisciplinar, con tres categorías analíticas abordadas desde la antropología social, psicología, derecho y ciencia forense; para determinar la construcción social e identidad jurídica como mujer-adolescente transgénero, necesaria para proponer su inclusión taxativa como sujeto pasivo en la LREC. Desde lo procesal-penal, se propone el protocolo de actuación médico forense y se incorporan los elementos socio-jurídicos incidentes que, como mecanismo judicial se requieren direccionar para una efectiva imputación en el proceso de investigación criminal del feminicidio transgénero. Desde lo académico, el problema jurídico y su solución, se abordan desde el conocimiento interdisciplinario y transdisciplinario en las áreas de Antropología, Derechos Humanos, Ciencia Forense, Derecho Procesal-Penal y Criminología; con lo cual se logra un aporte transversal, contemporáneo y de impacto sociojurídico, que genera una prospectiva como nueva línea de investigación y futuras investigaciones de alto impacto a nivel teórico e institucional en la USTA. ; In Colombia, Femicide is a closed criminal type, in whose structure of autonomous crime, the legislator determined, according to article 2 of the Rosa Elvira Cely LREC Law, that the taxable person is the woman considered thus from the biological point of view, in reason for your birth sex In Colombian jurisprudence, committing Femicide is causing the death of a woman, necessarily motivated "by her condition of being a woman or by reasons of her gender identity, motive that is part of the type of qualified fraud" (Sentence C-297 of 2016). According to Ramos de Mello (2015), in Femicide "the State is incapable of guaranteeing the lives of women, of respecting their human rights, of acting legally and enforcing respect, of seeking and administering justice, of preventing and eradicating the violence it causes "; While, sociological theories consider Femicide as a crime of the State (Legarde, 2008) or as systematic sexual violence, typical of power relations: social, cultural (machismo, patriarchy), political and economic, dominant (Monárrez, 2009 ). In the Rosa Elvira Cely Law, the legislator did not precisely define that the taxpayer in the crime of Femicide enshrined therein, could be extended to transgender people, a general concept that for the IACHR of the OAS constitutes a basic denomination to designate "those persons whose identity of gender or sexual orientation is different from the expectations based on sexual physical characteristics or on the sex assigned to them at the time of birth "(IACHR-OEA, 2015); social models or stereotypes establish dissimilarities in society, although the anthropological perspective of the role of trans women (transvestites, transsexuals and transgender), is not necessarily linked to medical-surgical procedures for the reassignment of sex, but to the construction of identity gender (Cano-Caballero, 2010). In contemporary society, there are groups of LGBTI people, considered vulnerable due to their sexual diversity, who do not have their legal identity rights regulated in national legislation, despite the fact that the international legal community has recognized them by reason or by their status as gender (IACHR, 2015); a situation that exposes them to prejudice that in turn makes them the object of violence and stigmatization (Ramos-Salcedo & González-Mauricio, 2015). On the other hand, the social order in the States is not structurally organized to prioritize and adapt pertinent processes with gender or sexual identity, for which they should be considered as "construction of the social body as an axis of transversally for culturalization and dissemination of information, so that contemporary society respects and assimilates a more inclusive process that generates greater attention to the different body present in the person" (Cedeño & Cedeño, 2018). In Colombia, the rights of LGBTI people are not only disrespected, but they are also not fully guaranteed, given that judicial and administrative authorities "put the stereotype or prejudice before applying the legislation or by a omisive attitude ignore the precarious and undervalued conditions and social stigmatization "(Colombia Diversa, 2020); perhaps due to the fact that the system is founded on the basis of gender binaries, making trans women invisible and ignoring the reality of people with non-binary gender. Although the Colombian Constitutional Court has established jurisprudence through multiple judgments on the rights of same-sex couples, homophobic discrimination persists in the country for reasons of sexual orientation and gender identity, with the violation of rights being continuously recorded. human and fundamental such as personal integrity, freedom, privacy, freedom of expression, despite the rules and Non-Governmental Organizations that work for their guarantee. After two decades of the 21st century, these rights of transgender people continue to be ignored and as human persons, "marginalized and discriminated against by a society that denies the existence of a gender identity typical of trans people, the right to equality without distinction. of sex or gender, without exclusion" (Cardona-Cuervo, 2016; Godoy, 2019). Not recognizing the trans person in an inclusive way, through public policy or more precise legislation, neglects social valuation, non-normative gender identity and legal identity, being a condition that leads to the incorrect imputation as aggravated homicide, to a criminal type of Femicide whose taxpayer is the transgender woman-adolescent. In this thesis, an analytical and comparative socio-legal research is developed, given its method of intersectional content analysis, based on sources of doctrine, jurisprudence and criminal policy, as well as comparative law with Latin American countries in whose legislation the criminal type is included from feminicide, delimiting its unit of analysis to a transgender adolescent and the epistemological phrase is developed through multidimensional and interdisciplinary treatment, with three analytical categories approached from social anthropology, psychology, law and forensic science; to determine the social construction and legal identity as a transgender woman-adolescent, necessary to propose her exhaustive inclusion as a taxpayer in the LREC. From the procedural-criminal point of view, the forensic medical action protocol is proposed and the incident socio-legal elements are incorporated that, as a judicial mechanism, are required to address for an effective imputation in the criminal investigation process of transgender Femicide. From the academic point of view, the legal problem and its solution are approached from interdisciplinary and transdisciplinary knowledge in the areas of Anthropology, Human Rights, Forensic Science, Procedural-Criminal Law and Criminology; with which a transversal, contemporary contribution with a socio-legal impact is achieved, which generates a prospective as a new line of research and future research of high impact at the theoretical and institutional level in the USTA. ; Magister en Derecho Penal y Procesal Penal
Abstract: Organizational and Work Psychology (POT) today faces great research and intervention challenges, given the current conditions in which work activities and the management of people are being developed in organizations, and since the world of work has been strongly affected in the last three decades as a result of the transformations that have been taking place in the management of organizations. The socio-economic and cultural political dynamics that we live in today demand a continuous change based on these changes. In this sense, organizational change has been associated with unexpected adaptation processes that arise to respond to the demands of the context. At present, the survival of organizations depends on the ability to project in the long term and not only on their ability to adapt, this implies on the part of organizations a management change that allows anticipating changes in the environment in such a way that long-term value is generated over the competition (Sandoval, 2014). In response to a series of phenomena such as the globalization of the economy, increasing competition and the emergence of new information technology, transport, and communications, among other factors, the use of strategies such as mergers between organizations has increased. Alliances, creation of networks, reduction of organizational macrostructures and outsourcing or subcontracting of the workforce, as mechanisms to achieve greater competitiveness in the market, aspects that have generated a dynamic of permanent change in the functioning of organizations in the world whole ( Lynch, & Mors , 2018). These changes are reflected in the impact they have on the climate of the organizations. The way workers understand the organization's climate depends on several aspects. G onzales , Pedraza and Sanchez (2015), identified that the work environment is important in understanding the relationship between employees and superiors, and that this relationship will be mediated by values, rules established by the organization at the individual level and group, and performance, these aspects that can generate satisfaction in the organization and in the collaborators. The organizational climate is important in understanding the organizational characteristics that impact on the behavior of individuals at work, as well as the attitudes of people towards organizations (Yoo, Huang & Lee, 2012). The organizational climate encompasses the structure, processes of the organization, as well as the management of compensation, employee behavior, performance expectations and growth opportunities. However, the organizational climate is the result of the interaction between the components of the company, such as structure, systems, culture, the behavior of the leader and the psychological needs of the employees ( Benjamin et al., 2013) . Organizational change and climate are framed in the psychosocial factors of organizations, which has a wide spectrum, they become an important issue for occupational health. The current situation that organizations and the labor market are going through generate important problems for organizations, therefore it is important to understand and deal with them properly. The new work arrangements involve short-term contracts. Additionally, the global market is becoming more competitive as a result, generates increasing pressure on the part of employees to be able to increase productivity and respond to the needs of the environment, forging as a result a report by employees of high levels of stress increasing risk of physical and psychological illness. The imminence of change in different spheres of the organization displaces workers, generating various reactions that affect the work-family balance, their performance and their perception of the organizational climate ( Connelly & Gallagher, 2004) Gil - Monte (2012) argues that technical changes, such as socioeconomic, demographic, political, economic, among others, have increased psychosocial risks . Some of the causes of these risks are: a) organizational changes are caused by internal factors (new processes, technology, workplace) or external (social, political, economic), b) new forms of hiring, c) little job stability , d) aging of the population, e) increase in workload, e) emotional demands at work, f) work-family imbalance . The author concludes that psychosocial risks have always been present, but what has been modified is the social perception of them , this is reflected in the increase of this type of risks in organizations, therefore it becomes a problem the which must be addressed in a timely manner by the managers of the organizations. Currently, with the public health threat generated by (COVID-19), several economic sectors are affected such as tourism, health, education, among others, which must develop new strategies and rethink new ways to be able to reach the population and reactivate its economy ( Wen , et al, 2020). These strategies create challenges that involve promoting new forms of work and assuming an increase in the demands of public and private sector employees that can have negative consequences for them ( Mañas, Estreder , Martinez -Tur, Díaz-Fúnez, & Pecino -Medina 2020). Similarly, in the face of these significant events such as the global pandemic, organizations must have the ability to develop tactics that allow them to adapt to change ( Beech , et al, 2020). In this order of ideas, in the face of adverse situations that arise due to the pandemic that affect the world economically, socially and politically, people who are part of organizations must be able to adapt to changes, which makes them more resilient ( Jiang , Jiang , Sun ,, & Li 2020). The resilience helps people overcome stress, which allows them to maintain an acceptable state of life or work ( Cope, Jones, & Hendricks, 2016). This implies that individuals must establish a balance between their work and family roles, which would not be possible to generate situations of emotional exhaustion as a psychological response to work stressors and in turn affect the performance of workers (Karatepe, 2013). As a result of the various changes that organizations have had to undertake such as the replacement of the workforce by younger generations, multicultural work, labor shortages, demographic challenges, the workplace has become a very demanding space. Additionally, people are expected to perform much more efficiently at work and at home ( Ilies , Schwind , Johnson, DeRue , & Ilgen , 2007). These changes have led to symptoms of stress in people in organizations that can affect them in their personal, family and work daily life (Biron, Cooper & Bond, 2009). These situations have generated research related to the different conditions of the human being in which sometimes they survive and thrive in the face of adversity. The study of positive human behavior gave rise to positive psychology (Seligman 199 8 ) and positive organizational behavior ( Luthans & Youssef , 2007). This paradigm shift from the study of negative to positive organizational behavior leads to new theories that propose that resilience is a flexible resource that anyone can learn and foster (Norman, Luthans & Luthans , 2005). Work is important for people, as it has many benefits for them (Henry, 2004). It helps them establish their identity, provides a possibility of social interaction beyond the purely work, encourages commitment, provides meaning, provides the possibility of having status and income. It is an activity that provides people with resources to live, in the same way, the family is an important part of people's daily lives that influences their sense of well-being ( Edwards & Rothbard, 2000). Ryan & Deci (2001), consider that the concept of work can be expanded and include aspects related to personal growth and well-being of people. For Voydanoff (2005), work and family are two important domains in people's lives and therefore can cause conflicts with each other (Allen, et al, 2000). However, these two elements can become synergistic and complement each other, the positive side of this interaction (work - family) can improve the well-being of the family unit (Greenhaus & Powell, 2006). According to Rahim (2011), he considers that effectively balancing work and family is important in organizations. The demands of the environment lead organizations to increase productivity, therefore, there is a greater demand for workers 'time and a reduction in workers' time with their families. Haar & Bardoel (2008) highlights that many changes have been generated that affect this work-family relationship, the composition of the workforce has changed, the number of women in the workplace has increased, families with two incomes, increased in the number of single parents. Greenhaus & Buetell (1985) argue that the work-family conflict occurs when the roles in which the pressures of work and family domains are not compatible. Wang, et to the, (2004), believe that regardless of the term that is used to describe the work - family conflict, this is mainly caused by excessive labor demands, which affect family negative results. For the current labor market, productivity is critical, managers aim to achieve maximum work performance by involving employees in this particular dynamic, it seeks that workers are willing to contribute in the organization beyond what is required by formal requirements. of work. In this logic the collaborators are caught between the demands of the family and those of the employer. The result of these multiple roles is the work-family conflict due to the incongruity between both areas, because the demands of one make it difficult to meet the demands of the other ( Rabenu , Tziner , & Gil, 2017). Liu, et al, (2019) highlight that the work-family balance is a perception that occurs simultaneously in two senses: low work-family conflict and high work-family enrichment, which implies that experiences are included among the roles both positive and negative. These positive or negative aspects are related to job performance. Pandey (2019) highlights the multidimensional nature of performance, classifying it in two aspects: a) resources: individual, work, organizational, social, b) stressors: individual, work, where the author points out that affective stressors such as burnout is an important variable that exhausts resources and decreases work performance, family, according to the author the variables at the family level are an inhibitor of work performance when they act as stressors. In this vein, the work-family conflict is an important variable that generates interference between the demands of these two domains with each other. Gragnano, Simbula, & Miglioretti (2020), highlight the fact that workers are aware of the importance of health to achieve a work-life balance, they showed that this balance is as important as the family domain, therefore, the researchers they must consider the health domain in the family domain when inquiring about work-life balance. Karatepe & Tenkiskus (2006) state that work-family conflict and emotional exhaustion are critical variables that have adverse effects on results. Yavas, Babacus & Karatepe (2008), consider the difficulties that front-line employees must balance the demands of their multiple roles can affect performance and as a consequence, employees can make the decision and leave the organizations. Wright & Cropanzano (1998), point out that an indicator of low work performance is emotional exhaustion, considered as a chronic state both physical and emotional, which is the product of overwork and continuous stress. Emotional exhaustion manifests itself in employees in a general loss of feeling of concern, trust, and interest (Maslach, 1982). Schaufeli & Greenglass (2001) consider that emotional exhaustion occurs when employees experience an emotional demand in a work situation over a long period of time. Studies carried out in the public sector contribute to understanding the manifestation of feelings of emotional exhaustion. The health professionals are under high pressure due to the long working days producing sleep disorders, professional responsibility which should provide a high-quality service with no margin for error. In the same way, their work implies a high emotional load given the nature of the work, this makes health professionals more vulnerable to emotional exhaustion (Babyar, 2017). According to Gerard (2018), it is necessary to take into account factors such as financial results, return on capital, which justifies success in health care organizations, which goes beyond the quality of care or the nature of activity. The structure of public health organizations is usually not very flexible, which makes the operation of these entities more difficult and therefore the work of the professionals who work in it, generating loss of energy and feelings of emotional exhaustion. Cropanzano, Rupp & Byrne (2003) argue that emotional exhaustion has a detrimental effect on the employee's job performance, which subsequently affects the productivity of the organization. The study carried out by Wang, et al (2019) shows the relationship between work-family conflict (WFC), family-work conflict (FWC), emotional exhaustion and performance. The results show that WFC is positively related to emotional exhaustion. Organizational care was also found to reduce WFC's influences on emotional exhaustion. In conclusion, it is important to highlight that all the variables that have been considered to carry out this study are related to each other. On the one hand, in a broad framework is organizational change, which influences the behavior and perception of people in the organization affecting the organizational climate. On the other hand, but in the same direction are the psychosocial factors that are also affected by changes in organizations and that would involve factors such as work-family balance, performance, emotional exhaustion. However, it should be highlighted that the way people in organizations face these aspects, will generate greater resilience and adaptation for the people in the organization. Resumen: La Psicología Organizacional y del Trabajo (POT) enfrenta hoy grandes desafíos de investigación e intervención, dadas las condiciones actuales en que se desarrollan las actividades de trabajo y de gestión de las personas en las organizaciones, ya que el mundo del trabajo se ha visto fuertemente afectado en las últimas tres décadas como resultado de las transformaciones que han estado ocurriendo en la gestión de las organizaciones. La dinámica política socioeconómica y cultural que se vive en la actualidad demanda un continuo cambio en función de estas. En este sentido el cambio organizacional ha estado asociado a procesos de adaptación inesperados que surgen para responder a las demandas del contexto. En la actualidad la supervivencia de las organizaciones depende de la capacidad de proyectarse a largo plazo y no solo de su capacidad de adaptación, esto implica por parte de las organizaciones una gestión del cambio que permita anticiparse a los cambios del ambiente de tal forma que se genere un valor a largo plazo sobre la competencia (Sandoval, 2014). Como respuesta a una serie de fenómenos como la globalización de la economía, la competencia cada vez más creciente y la emergencia de nuevas tecnologías de informática, transporte y comunicaciones, entre otros factores, se han incrementado el uso de estrategias como las fusiones entre organizaciones, alianzas, creación de redes, reducción de las macroestructuras organizativas y externalización o subcontratación de la fuerza de trabajo, como mecanismos para alcanzar una mayor competitividad en el mercado, aspectos que han generado una dinámica de cambio permanente en el funcionamiento de las organizaciones en el mundo entero (Lynch, & Mors, 2018). Estos cambios se ven reflejados en el impacto que tienen en el clima de las organizaciones. La forma como entienden los trabajadores el clima de la organización depende de varios aspectos. Gonzales, Pedraza y Sánchez (2015), identificaron que el ambiente laboral es importante en la comprensión de la relación entre empleados y superiores, ya que dicha relación va a estar mediada por los valores, las reglas establecidas por la organización a nivel individual y grupal, y el desempeño, estos aspectos que pueden generar satisfacción en la organización y en los colaboradores. El clima organizacional es importante en la comprensión de las características organizacionales impactan sobre la conducta de los individuos en el trabajo, así como las actitudes de las personas respecto a organizaciones (Yoo, Huang & Lee, 2012). El clima organizacional abarca la estructura, procesos de la organización, así como la gestión de la remuneración, el comportamiento del empleado, expectativa de rendimiento y oportunidades de crecimiento. No obstante, el clima organizacional es el resultado de la interacción entre los componentes de la empresa, tales como estructura, sistemas, la cultura, la conducta del líder y las necesidades psicológicas de los empleados (Benjamin et al., 2013). El cambio organizacional y el clima se enmarcan en los factores psicosociales de las organizaciones, los cuales tiene un amplio espectro, se convierten en un tema importante para la salud laboral. La situación actual por la que atraviesan las organizaciones y el mercado de trabajo generan problemas importantes para las organizaciones por lo tanto es importante entenderlos y afrontarlos de manera adecuada. Las nuevas modalidades de trabajo implican contratos a corto plazo. Adicionalmente el mercado global cada vez es más competitivo genera como resultado por parte de los empleados una creciente presión para poder aumentar la productividad y responder a las necesidades del entorno, forjando como resultado reporte por parte de los empleados de altos niveles de estrés incrementando el riesgo de enfermedad física y psicológica. La inminencia del cambio en diferentes esferas de la organización se desplaza a los trabajadores generando diversas reacciones que afectan el balance trabajo-familia, su desempeño y su percepción del clima organizacional (Connelly & Gallagher, 2004) Gil - Monte (2012) argumenta que los cambios técnicos, como los socioeconómicos, demográficos, políticos, económicos entre otros, han incrementado los riesgos psicosociales. Algunas de las causas de estos riesgos son: a) cambios organizacionales provocados por factores internos (nuevos procesos, tecnología, lugar de trabajo) o externos (sociales, políticos, económicos), b) nuevas formas de contratación, c) poca estabilidad laboral, d) envejecimiento de la población, e) incremento en la carga laboral, e) exigencias emocionales en el trabajo, f) desequilibrio trabajo – familia. El autor concluye que los riesgos psicosociales siempre han estado presentes, pero lo que se ha modificado es la percepción social que hay sobre ellos, esto se ve reflejado en el incremento de este tipo de riesgos en las organizaciones por tanto se convierte en un problema el cual se debe atender de manera oportuna por parte de los directivos de las organizaciones. En la actualidad con la amenaza de salud pública generada por el (COVID-19) se ven afectados varios sectores económicos como el turismo, la salud, la educación, entre otros, los cuales deben desarrollar nuevas estrategias y replantear nuevas formas para poder llegar a la población y reactivar su economía (Wen, et al, 2020). Estas estrategias crean retos que implican promover nuevas formas de trabajo y asumir un incremento en las demandas de los empleados del sector público y privado que pueden tener consecuencias negativas para éstos (Mañas, Estreder, Martinez-Tur, Díaz-Fúnez, & Pecino-Medina 2020). De igual forma, ante estos eventos significativos como la pandemia mundial las organizaciones deben tener la capacidad para desarrollar tácticas que le permitan adaptarse al cambio (Beech, et al, 2020). En este orden de ideas, ante las situaciones adversas que se presentan debido a la pandemia que afectan al mundo en lo económico, social y político, las personas que hacen parte de las organizaciones deben ser capaces de adaptase a los cambios lo cual los hace más resilientes (Jiang, Jiang, Sun,, & Li 2020). La capacidad de recuperación ayuda a las personas a superar las tensiones, lo cual permite mantener un estado de vida o un trabajo aceptable (Cope, Jones, & Hendricks, 2016). Esto implica que los individuos deben establecer un equilibrio entre sus roles laborales y los familiares, que no ser posible generarían situaciones de agotamiento emocional como una respuesta psicológica a los estresores laborales y a su vez afecta el desempeño de los trabajadores (Karatepe, 2013). Resultado de los diversos cambios que han debido asumir las organizaciones como el reemplazo de la fuerza laboral por generaciones más jóvenes, multiculturalidad de trabajo, escasez en la mano de obra, desafíos demográficos, el lugar de trabajo se ha convertido en un espacio muy exigente. Adicionalmente se espera que las personas de desempeñen de forma mucho más eficiente en el trabajo y en el hogar (Ilies, Schwind, Johnson, DeRue, & Ilgen, 2007). Estos cambios han propiciado en las personas que se encuentran en las organizaciones síntomas de estrés que pueden las pueden afectar en su cotidianida personal, familiar y laboral (Biron, Cooper & Bond, 2009). Estas situaciones han generado investigaciones relacionadas con las diferentes condiciones del ser humano en las que en algunas oportunidades sobreviven y prosperan ante la adversidad. El estudio del comportamiento humano positivo dio origen a la psicología positiva (Seligman 1998) y el comportamiento organizacional positivo (Luthans & Youssef, 2007). Este cambio de paradigma del estudio del comportamiento organizacional negativo al positivo deriva nuevas teorías que proponen que la resiliencia es un recurso flexible que cualquier persona puede aprender y fomentar (Norman, Luthans & Luthans, 2005). El trabajo es importante para las personas, ya que tiene muchos beneficios para éstas (Henry, 2004). Las ayuda a establecer su identidad, brinda una posibilidad de interacción social más allá de los netamente laboral, fomenta compromiso, brinda un significado, proporciona la posibilidad de tener estatus e ingresos. Es una actividad facilita a las personas recursos para vivir, de igual forma, la familia es una parte importante de la cotidianidad de las personas que influye en la sensación de bienestar de estas (Edwards & Rothbard, 2000). Ryan & Deci (2001), consideran que el concepto de trabajo se puede ampliar e incluyen aspectos relacionados con el crecimiento personal y el bienestar de las personas. Para Voydanoff (2005), el trabajo como la familia son dos dominios importantes en la vida de las personas y por tanto pueden llegar a causar conflictos entre sí (Allen, et al, 2000). Sin embargo, estos dos elementos pueden llegar a ser sinérgicos y complementarse, el lado positivo de esta interacción (trabajo – familia) puede mejorar el bienestar de la unidad familiar (Greenhaus & Powell, 2006). Según Rahim (2011) considera que equilibrar efectivamente el trabajo y la familia es importante en las organizaciones. Las demandas del ambiente conllevan a que las organizaciones aumenten la productividad, por lo tanto, hay una mayor demanda de tiempo de los trabajadores y una reducción el tiempo de los trabajadores con sus familias. Haar & Bardoel (2008) resalta que se han generado muchos cambios que afectan esta relación trabajo – familia, la composición de la fuerza laborar ha cambiado, se ha incrementado el número de mujeres en el lugar de trabajo, las familias con dos ingresos, aumento en el número de padres/madres solteras. Greenhaus & Buetell (1985), argumentan que el conflicto trabajo – familia se presenta cuando los roles en el que las presiones del trabajo y los dominios familiares no son compatibles. Wang, et al, (2004), consideran que independientemente del término que se utilice para describir el conflicto trabajo – familia, éste es causado principalmente por las excesivas demandas laborales, las cuales repercuten en resultados familiares negativos. Para el actual mercado laboral la productividad es crítica, los gerentes tienen como meta alcanzar el máximo rendimiento laboral involucrando a los empleados en esta particular dinámica, se busca que los trabajadores estén dispuestos a contribuir en la organización más allá de lo que exigen los requisitos formales de trabajo. En esta lógica los colaboradores se encuentran atrapados entre las demandas de la familia y las del empleador. El resultado de estos roles múltiples es el conflicto trabajo – familia debido a la incongruencia entre ambas áreas, debido a que las demandas de uno dificultan el cumplimiento de las demandas del otro (Rabenu, Tziner, & Gil, 2017). Liu, et al, (2019) resaltan que el equilibrio trabajo – familia es una percepción que se presenta de manera simultánea en dos sentidos: bajo conflicto trabajo - familia y alto enriquecimiento trabajo – familia, lo cual implica que se incluyen experiencias entre los roles tanto positivos como negativos. Es tos aspectos positivos o negativos tiene una relación con el desempeño laboral. Pandey (2019) destaca naturaleza multidimensional del desempeño clasificándola en dos aspectos: a) recursos: individuales, laborales, organizacionales, sociales, b) estresores: individuales, laborales en donde el autor señala que estresores afectivos como el agotamiento es una variable importante que agota los recursos y decrementa el rendimiento laboral, familiares, según el autor las variables a nivel familiar son un inhibidor del desempeño laboral cuando actúan como estresores. En este orden de ideas el conflicto trabajo familia es una variable importante que genera interferencia entre las demandas de estos dos dominios entre sí. Gragnano, Simbula, & Miglioretti (2020), resaltan el hecho de que los trabajadores son conscientes de la importancia de la salud para lograr un equilibrio trabajo-vida, demostraron que este equilibro es tan importante como el dominio familiar, por tanto, los investigadores deben considerar el dominio de la salud en el dominio familiar cuando se indaga el equilibrio trabajo – vida. Karatepe & Tenkiskus (2006), afirman que el conflicto trabajo – familia y el agotamiento emocional son variables críticas que tienen efectos adversos en los resultados. Yavas, Babacus & Karatepe (2008), consideran las dificultades que tienen los empleados de primera línea para equilibrar las demandas de sus múltiples roles pueden afectar el desempeño y como consecuencia los empleados pueden tomar la decisión e irse de las organizaciones. Wright & Cropanzano (1998), señalan que un indicador dé bajo desempeño laboral es el agotamiento emocional, considerado como un estado crónico tanto físico como emocional, el cual es producto del exceso de trabajo y el estrés continuo. El agotamiento emocional se manifiesta en los empleados en una perdida general de sentimiento de preocupación, confianza e interés (Maslach, 1982). Schaufeli & Greenglass (2001) consideran que el agotamiento emocional ocurre cuando los empleados experimentan una exigencia emocional ante una situación laboral en un período de tiempo prolongado. Estudios realizados en el sector público, contribuyen a entender la manifestación de sentimientos de agotamiento emocional. Los profesionales de la salud se encuentran bajo altos niveles de presión debido a las largas jornadas laborales que producen trastornos del sueño, la responsabilidad profesional en donde deben proporcionar un servicio de alta calidad sin margen de error. De igual forma, su trabajo implica alta carga emocional dada la naturaleza del trabajo, esto hace que los profesionales en la salud sean más vulnerables al agotamiento emocional (Babyar, 2017). De acuerdo con Gerard (2018), es necesario tener en cuenta factores como los resultados financieros, el rendimiento del capital, lo cual justifica el éxito en las organizaciones de atención médica, lo cual va vas allá de la calidad en la atención o la naturaleza de actividad. La estructura de las organizaciones de salud pública suele ser poco flexible lo cual hace más difícil el funcionamiento de estas entidades y por tanto el trabajo de los profesionales que laboran en ella generando perdida de energía y sentimientos de agotamiento emocional. Cropanzano, Rupp & Byrne (2003) argumentan que el agotamiento emocional tiene un efecto perjudicial en el desempeño laboral del empleado, lo cual repercute posteriormente en la productividad de la organización. El estudio realizado por Wang, et al (2019) muestran la relación entre el conflicto trabajo – familia (WFC), el conflicto familia – trabajo (FWC), el agotamiento emocional y el desempeño. Los resultados muestran que WFC se relaciona positivamente con el agotamiento emocional. También se encontró que el cuidado de la organización reduce las influencias de WFC en el agotamiento emocional. En conclusión, es importante resaltar que todas las variables que se han considerado para realizar este estudio se relacionan entre sí. Por un lado, en un marco amplio se encuentra el cambio organizacional, el cual influye en el comportamiento y la percepción de las personas en la organización afectando el clima organizacional. Por otro lado, pero en la misma dirección se encuentran los factores psicosociales que también se ven afectados por los cambios en las organizaciones y que involucrarían factores como el balance trabajo – familia, el desempeño, el agotamiento emocional. Sin embargo, se debe rescatar que la forma como las personas en las organizaciones afronten estos aspectos, va a generar una mayor capacidad de resiliencia y adaptación de las personas en la organización.
1 IntroducciónEn el año 1971 apareció en Estados Unidos un libro titulado A Theory of Justice, cuyo autor era un profesor de Harvard que hasta el momento había publicado unos pocos artículos en revistas especializadas y su nombre era ciertamente desconocido en la primera plana del pensamiento filosófico de la época. A pesar de ello, nada impidió que esta obra se convirtiera en un best seller, vendiendo cuatrocientas mil copias tan sólo en inglés y siendo traducida a una treintena de idiomas (Pogge, 2007). Más aún, la obra de Rawls se ha convertido en una parada ineludible para cualquiera que desee trabajar en el ámbito de la filosofía política, manteniéndose vigente hasta nuestros días.A diferencia de muchos de sus colegas, Rawls dedicó su carrera al desarrollo y perfeccionamiento de un proyecto de investigación que, junto a la publicación de varios artículos, tuvo dos instancias decisivas entre 1971 y 1999. En 1993, el autor publicó Polítical Liberalism, texto en el que pretende "bajar a tierra" su teoría de la justicia y aplicarla en una democracia liberal, mientras que seis años después, en 1999, vio la luz su más polémica obra: The Law of Peoples. En ella, Rawls plantea su concepción de un sistema internacional justo, regido por principios universales que ofrecerían un marco de paz a las relaciones entre Estados e introduce una controvertida doctrina de los derechos humanos.Sin embargo, y como cabría esperar, la obra de Rawls no ha estado libre de críticas y polémicas. Por el contrario, su relevancia para la filosofía política le ha valido un sin fin de comentarios, suscitando encendidos debates y acaloradas discusiones. En el presente trabajo, se pretende realizar un aporte a la comprensión del pensamiento rawlsiano, identificando lo que podría calificarse como una ruptura de la concepción liberal a lo largo de su obra.Más concretamente, argumentaremos que así como A Theory of Justice y Political Liberaism representaron una redefinición del liberalismo desde el foco del igualitarismo, The Law of Peoples – donde se desarrolla una teoría normativa de las relaciones internacionales – no se corresponde con el universalismo moral kantiano que domina su teoría de la justicia. Por el contrario, Rawls muestra una faceta que, sin ser muy exigentes, deja mucho que desear si es vista desde una óptica liberal igualitaria. En este sentido, pondremos mayor foco en el concepto de "decencia" que Rawls deja entrever en su derecho de gentes y veremos cómo los individuos tomados como un fin en sí mismos dejan de ser el núcleo central, como lo eran en la Teoría de la Justicia, para ceder el lugar a los "pueblos" en el Derecho de Gentes.2 Rawls y su teoría de la justicia"De ahora en más los filósofos políticos deberán trabajar dentro de la teoría de Rawls, o bien explicar por qué no lo hacen"Robert Nozick (1974, 183)."No one concerned for social justice can afford not to study it closely"Thomas Pogge (2007, vii).Es ineludible, para la cabal comprensión de la obra que aquí pretendemos comentar y criticar, el desarrollo previo que tuvo la obra de Rawls. En este sentido, es importante destacar que la publicación de A Theory of Justice significó un antes y un después en la filosofía política contemporánea. Bajo un título aparentemente anodino, Rawls desarrolla una ambiciosa teoría de la justicia social mediante la cual pretende aportar una justificación sistemática a los que Michael Lessnoff ha denominado la síntesis sociopolítica contemporánea: una mezcla entre la democracia liberal, la economía de mercado y el Estadio distributivo del Bienestar (1999, 329). El aporte de la obra de Rawls a esta área del conocimiento ha sido muy importante desde varios puntos de vista, aunque es posible, sin ser exhaustivo, resaltar algunos de los más importantes como forma de comprender la relevancia de su pensamiento.En este sentido, la obra de Rawls se caracteriza por dos aspectos fundamentales. El primero de ellos es que retoma el contractualismo como estrategia para la fundamentación de su teoría de la justicia; y el segundo, que su argumentación se erige en respuesta al utilitarismo que hasta el momento había dominado la filosofía política anglosajona.2.1 El neocontractualismo rawlsianoQuizá el rasgo más distintivo de la obra de Rawls es el retorno a la teoría del contrato social, un dispositivo teórico largamente en desuso, con el cual echará las bases para la construcción de su teoría. Es posible afirmar que con A Theory of Justice, Rawls inaugura lo que se ha denominado como el neocontractualismo contemporáneo (Mejía, 1996), retomando así una tradición iniciada por Thomas Hobbes en el siglo XVII y continuada por John Locke, Jean-Jaques Rousseau e Immanuel Kant, aunque destinada al ostracismo durante el siglo XIX y parte del XX.Como bien lo establece Oscar Mejía (1996, 15-22), el contractualismo hobbesiano tiene su génesis en la interpretación que Santo Tomás de Aquino hizo de la obra de Aristóteles1. El giro tomista a la filosofía política aristotélica, dice el autor, radica en abandonar la idea de que la "la política [forma] parte de la filosofía práctica y [el Estado es] una comunidad que habilita a los ciudadanos para acciones virtuosas". Hobbes, que retoma esta concepción, logra diseñar una justificación tan innovadora como revolucionaria para la legitimidad del poder político y las instituciones que se crean para ejercerlo en una sociedad determinada (Da Silveira, 2000). Para este primer planteo del contrato social, la sociedad política es el producto de un acuerdo entre los hombres, que deciden depositar su derecho natural de gobernarse a sí mismos en una entidad superior, con el fin de abandonar el estado de naturaleza, en el cual la total libertad de cada individuo resulta un flagelo, dado que nadie está a salvo de la arbitrariedad en su utilización.Vale destacar que si bien Locke, Rousseau y Kant utilizan también esta herramienta conceptual para dar una justificación a la construcción del poder político, sus planteos no tienen mayores puntos en común. Sin embargo, lo que sí es cierto, es que todos exponen el acuerdo entre las partes como una ficción y no como un hecho histórico que haya sucedido en el pasado. El estado de naturaleza, del que los contratantes pretenden apartarse, no es entonces una realidad histórica, sino una construcción abstracta que nos permite "evaluar la legitimidad de las normas y los arreglos institucionales que nos hemos dado" (Da Silveira, 2000, 155). Es así que Locke, por ejemplo, plantea la situación anterior al contrato como un "estado de paz, buena voluntad, asistencia mutua y conservación", que luego deriva en un estado de guerra causado por la falta de un juez que dirima las controversias entre los individuos. Rousseau, por su parte, plantea una instancia pre-contractual definida como estado mutuo de inocencia, regido por la solidaridad y la mutua comprensión (Mejía, 1996), el cual se verá desvirtuado por el surgimiento de la propiedad privada, madre de todas las desigualdades.Este breve repaso nos sirve como guía cronológica para llegar a Kant, último eslabón clásico en la teoría del contrato social, cuya influencia en la Teoría de la Justicia de Rawls es explícita2. Advirtiendo las falencias de los teorías contractualistas que lo precedieron, el filósofo prusiano buscó una solución a una diversidad de problemas que tuvieron como resultado la fijación de la legitimidad del poder estatal en la autonomía moral de los individuos, que asumen autónomamente como propios los mandatos de la mayoría, siempre y cuando estos satisfagan las exigencias de racionalidad y universalidad necesarias para conciliar la voluntad general con la individual. Este no es un tema menor, dado que Rawls le otorga un papel central a la sentencia kantiana "obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio".Pero si bien Rawls recoge los frutos de toda la tradición contractualista, el filósofo se propone rediseñar este dispositivo teórico. Para ello, deberá subsanar varios inconvenientes presentes en los planteos antes mencionados y adaptar la teoría del contrato social para construir sobre ella su Teoría de la Justicia.Uno de los principales aspectos que Rawls busca superar es el iusnaturalismo subyacente al planteo de Hobbes, dado que liga moral y política a un nivel indeseable que el autor busca evitar. Si bien la sustitución del derecho divino como justificación del poder político fue un avance revolucionario en el siglo XVIII, la fijación de dicha justificación en el derecho natural, o sea, en un conjunto de normas y valores externos e independientes al individuo – y por ende pre-contractuales – no se ajusta a la solución que Rawls ofrecerá para el establecimiento de sus principios de justicia.Algo similar sucede con los planteos de Locke y Rousseau, que justifican el poder político en el consenso mayoritario, pues si bien este avance teórico es un hito central en la construcción histórica del liberalismo y la democracia liberal tal cual la conocemos hoy día, adolece de un problema de gran importancia, y es que no da lugar al disenso, dado que "la decisión de la mayoría se legitima por encima de los intereses del individuo" (Mejía, 1996, 27).Nuestro autor se inclinará, finalmente, por un planteo "altamente kantiano", como él mismo lo califica (1999, xviii). En este sentido, "Rawls retoma explícitamente la idea kantiana de autonomía, percibe a los individuos como fines en sí mismos y no como medios para la realización de fines ajenos, describe los principios de justicia como imperativos categóricos y la posición original como una situación ideal en la que agentes autónomos actúan siguiendo exclusivamente este tipo de imperativo" (Da Silveira, 1997, 71). Como bien lo define Da Silveira, el objetivo final del planteo contractualista de Rawls no es otro que establecer principios de justicia universalmente aplicables.Para tales objetivos, A Theory of Justice presenta un planteo sumamente innovador. Rawls no propone un estado de naturaleza del cual las partes busquen salir mediante la realización de un contrato, sino que ve en este último la mejor forma de solucionar lo que llamará el "problema de la justicia". Si la sociedad es una "empresa cooperativa para la ventaja mutua", dice Rawls, los integrantes de dicha sociedad tendrán intereses en común, pero también conflictos de intereses, y como ninguno es indiferente a cómo se distribuye la riqueza creada con su colaboración, cada uno – persiguiendo fines personales –buscará una mayor participación en la distribución de dichos beneficios. Entonces nos enfrentamos a un problema central: cómo llegar a principios de justicia universales, con los que cada integrante de la sociedad (cualquiera que esta sea) esté de acuerdo, y que al mismo tiempo eviten proyectar las desigualdades ya existentes. Si la solución fuese la negociación, el resultado estaría condenado al fracaso, pues las partes harían uso de un desigual poder de negociación, lo que terminaría por imponer los intereses de los grupos con mayor poder en la estructura social.La principal preocupación de nuestro autor pasará a encontrarse entonces en la estructura básica de la sociedad, que es definida como la forma en que las principales instituciones sociales distribuyen los derechos y obligaciones fundamentales, al tiempo que determinan la división de las ventajas resultantes de la cooperación social3. Rawls reconoce que en dicha estructura básica las desigualdades son inevitables pero, como bien lo resume Lessnoff, "la cuestión es definir sí y en qué medida las desigualdades pueden ser justas" (1999, 335). La posición original será, junto al velo de ignorancia, el primer paso de la teoría rawlsiana para echar luz sobre esta interrogante.Imaginemos, nos dice Rawls, una asamblea en la que todos los miembros de una sociedad se reúnen para elegir las instituciones básicas que organizarán su vida económica y política. Estas personas tienen conciencia de que las decisiones que tomen condicionarán no sólo su vida, sino además las de sus hijos y nietos, por lo que las decisiones que tomen no serán coyunturales, sino que deberán representar reglas de juego profundamente estables. Más aun, deberán comprender los intereses y preocupaciones de cada uno en base a un acuerdo generalizado.A esta "asamblea" es a lo que Rawls denominará la posición original, una construcción metodológica que le permitirá asegurarse que los principios de justicia sean elegidos por las partes de forma contractual y con todas las garantías necesarias para que dicho contrato sea realizado "por hombres racionales y morales que no contaminen con sus juicios egoístas la imparcialidad" de dichos principios (Mejía, 1996, 43).Puestas las partes en una situación inicial, en la que se caracterizan por ser mutuamente desinteresadas – persiguen su propio interés desconociendo el de los demás – al tiempo que razonables y racionales, aún hace falta eliminar cualquier factor de desigualdad entre ellas. Para esto, Rawls impondrá a las partes situadas en la posición original un velo de ignorancia que tendrá como consecuencia importantes restricciones de información4. A la hora de elegir los principios de justicia que determinarán la estructura básica de la sociedad, las partes carecerán de información sobre cuál será su posición en la sociedad e incluso sobre sus propias cualidades personales. La intención de Rawls es clara. Nadie debe tener ventajas o desventajas derivadas de las circunstancias sociales o incluso de la suerte a la hora de elegir los principios de justicia, lo que asegurará, en última instancia, que nadie intente conseguir beneficios para una determinada posición en detrimento de otra (Rawls, 1999, 16). Los individuos, por tanto, ignorarán cuáles son – o serían – sus intereses particulares y por lo tanto deben llegar a un acuerdo sin saber qué es los que los beneficia o los perjudica. En última instancia, lo que Rawls consigue mediante la imposición del velo de ignorancia es obligar a las partes a "negociar bajo la perspectiva del universalismo moral" (Da Silveira, 2003, 26)5.Teniendo en cuenta las condiciones de igualdad y restricción de la información planteadas anteriormente para la negociación de los principios de justicia, Rawls cree que los individuos en la posición original optarían por los siguientes:"First: each person is to have an equal right to the most extensive scheme of equal basic liberties compatible with a similar scheme of liberties for others. Second: social and economic inequalities are to be arranged so that they are both (a) reasonably expected to be to everyone's advantage, and (b) attached to positions and offices open to all."Es aquí donde se consagran los pilares de su teoría liberal igualitaria. Rawls complementa dichos principios con lo que denomina reglas de prioridad, estableciendo que la libertad siempre primará por sobre la igualdad y la justicia – el primer principio sobre el segundo –, y que la justicia primará en todo momento por sobre el bienestar –, anteponiendo la segunda parte del segundo principio sobre la primera. En otras palabras, la distribución sólo será posible mientras se produzca en total respeto de las libertades individuales, mientras que las desigualdades – bajo el entendido de que estas beneficien a los más desfavorecidos –, sólo serán aceptadas si antes se produjeron en un marco de igualdad de oportunidades para acceder a los cargos de responsabilidad de la sociedad en cuestión (Da Silveira, 2003, 38).Los principios de justicia a los que las partes en la posición original llegarían, pueden ser comprendidos si vemos la estrategia que seguirían teniendo en cuenta su racionalidad. El autor considera que ante las restricciones de información impuestas por el velo de ignorancia, maximizar los posibles beneficios sería un error, por lo que las partes se preocuparían por "maximizar el mínimo" (hacer que la peor situación sea lo mejor posible), un estrategia que ha sido denominada como maximin, y que consiste en reducir al máximo el riesgo que correríamos en caso de encontrarnos en la parte menos favorecida de la sociedad. De esta manera, argumenta Rawls,lo racional no sería tampoco eliminar toda forma de desigualdad en la estructura básica – dado que muchas de estas podrían ser beneficiosas – sino aceptar solamente aquellas que mejoren la situación de los menos aventajados.A los efectos del presente trabajo, es importante rescatar las pretensiones universalistas que se encuentran en A Theory of Justice, teniendo en cuenta que los principios de justicia podrían ser aplicados en cualquier momento en y en cualquier sociedad sin que su validez se vea erosionada. La posición original, como afirma el propio Rawls, nos obliga a contemplar la situación humana desde todos los puntos sociales y temporales posibles. A pesar de lo anterior, este "kantismo ortodoxo" se irá diluyendo con los años (Da Silveira, 2003, 87) dando lugar luego a un segundo y hasta un tercer Rawls, que perderá sus aspiraciones universalistas y sucumbirá en un relativismo que desconcertó hasta sus más fervorosos defensores. Diremos, en este sentido, que el Rawls universalista realizará un lento pero sostenido peregrinaje hacia las huestes del realismo político en el plano de las relaciones internacionales.2.2 Rechazo al utilitarismoEl segundo aspecto fundamental que debemos resaltar en A Theory of Justicie, es su respuesta al utilitarismo, una teoría de la justicia que, desde el liberalismo, había dominado en los últimos dos siglos la discusión en el ámbito de la filosofía política anglosajona. Rawls resume su propósito de la siguiente manera: "My aim is to work out a theory of justice that represents an alternative to utilitarian. (…) The main idea is that society is rightly ordered, and therefore just, when its major institutions are arranged so as to achieve the greatest net balance of satisfaction summed over all the individuals belonging to it." (1999, 20). Como bien nos dice el autor, es imposible negar el atractivo inicial que nos genera esta concepción de la justicia, por lo que, para combatirla, es necesario no sólo aportar sólidos argumentos en su contra, sino que al mismo tiempo presentar una alternativa viable.Una de las principales razones por las cuales el utilitarismo gozaba de tan amplia aceptación es su claridad frente a otras teorías que, aunque no menos interesantes, carecen de una ventaja fundamental: el utilitarismo ofrece un criterio general de decisión y al mismo tiempo permite una tecnificación de las decisiones morales y políticas. Si todos aceptáramos el criterio de maximizar el bienestar, sería relativamente fácil implementar mecanismos matemáticos para la toma de decisiones (Da Silveira, 2003). Kymlicka, por su parte, agrega otras dos ventajas importantes del utilitarismo frente a otras teorías. Por un lado, el autor reafirma su secularidad. Las metas que el utilitarismo persigue no dependen de la existencia de un Dios, un alma o cualquier otra entidad metafísica y, por lo tanto, no importa que tan seculares seamos, todos sufrimos y somos felices. De esta manera, no podemos negar que la felicidad (o el bienestar) es un valor que todos perseguimos en nuestras vidas. Además, y sumado a lo argüido por Da Silveira, el autor resalta lo que denomina como "consecuencialismo", y que puede ser resumido como la capacidad de contrastar el resultado de las políticas públicas aplicadas a una sociedad determinada con respecto al bienestar que generan. Si todos utilizáramos este mecanismo, entonces no nos enfrascaríamos en discusiones acerca de los aspectos morales de temas como la homosexualidad o el aborto, y se evitaría una infinidad de prohibiciones morales arbitrarias (Kymlicka, 1990, 10-11).Pero a pesar de sus bondades, muchas de ellas muy persuasivas como el mismo Rawls admite, el autor elabora una crítica demoledora de la teoría en cuestión, sobre la que erige una alternativa indiscutiblemente sólida. Rawls ataca al utilitarismo en sus puntos más débiles, valiéndose de una artillería que en su mayoría proviene desde el universalismo moral kantiano y pude ser resumida en una frase que ha pasado ya a la historia: "Utilitarianism does not take seriously the distinction between persons" (1999, 24). Esta crítica, en apariencia inofensiva, socava al utilitarismo desde su base más liberal. Como sentenciará Rawls, esta teoría no toma a las personas como fines en sí mismos, sino como meros medios para la consecución de ciertos fines, lo que da pie al viejo ejemplo de la esclavitud: si por alguna razón la esclavitud de una parte de la población maximizara el bienestar total de la sociedad, entonces no habría razones para no hacerlo6.Pero esta no es la única crítica que Rawls realiza al utilitarismo. Por el contrario, el autor arremete contra el mecanismo de "justicia social" que la teoría propone, afirmando que el hecho de buscar la maximización total del bienestar sólo permitirá que la sociedad reproduzca las más extremas formas de desigualdad, dado que, ver la justicia social como un promedio de bienestar, evita el hecho de preocuparse por la forma en que dicho bienestar es distribuido. En respuesta a estas dos críticas será que Rawls creará una alternativa que no sólo se preocupe por la distribución de los beneficios obtenidos de la cooperación social, sino que además respete a ultranza las libertades individuales de todos y cada uno de los integrantes de la sociedad. Veremos que, a pesar de todo lo anterior, en el Derecho de Gentes se priorizará la estabilidad por sobre la libertad y la igualdad, algo difícil de imaginar para los lectores que en 1971 revolucionaron su pensamiento con una Teoría de la Justicia. 1 - Según Mejía, "Hobbes rompe la concepción aristotélica en tres sentidos: primero, la política deja de ser derivación de la ética y se desliga de la moralidad y la legalidad; segundo, la política deja de referirse a la práctica y comienza a ser referida como técnica; y tercero, la política deja de ser sabia comprensión, phronesis, y se convierte en ciencia, episteme" (Mejía, 1996, 16).2 - "What I have attempted to do is to generalize and carry to a higher order of abstraction the traditional theory of the social contract as represented by Locke, Rousseau, and Kant. […] The theory that results is highly Kantian in nature. Indeed, I must disclaim any originality for the views I put forward. The leading ideas are classical and well known." (Rawls, 1999, xviii).3 - "For us the primary subject of justice is the basic structure of society, or more exactly, the way in which the major social institutions distribute fundamental rights and duties and determine the division of advantages from social cooperation" (Rawls, 1999, 6).4 - "It is assumed, then, that the parties do not know certain kinds of particular facts. First of all, no one knows his place in society, his class position or social status; nor does he know his fortune in the distribution of natural assets and abilities, his intelligence and strength, and the like. Nor, again, does anyone know his conception of the good, the particulars of his rational plan of life, or even the special features of his psychology such as his aversion to risk or liability to optimism or pessimism. More than this, I assume that the parties do not know the particular circumstances of their own society. That is, they do not know its economic or political situation, or the level of civilization and culture it has been able to achieve. The persons in the original position have no information as to which generation they belong. These broader restrictions on knowledge are appropriate in part because questions of social justice arise between generations as well as within them (…)" (Rawls, 1999, 118).5 - Es importante recodar en este punto la relevancia que Rawls otorga a lo que él llama el "merecimiento moral". De forma resumida, el autor argumenta que en última instancia, nadie puede aducir que su situación en la sociedad pueda ser justificada desde un punto de vista moral. Nadie merece moralmente las ventajas o desventajas que le hayan tocado en suerte, ya sea desde una inteligencia prodigiosa o una deformidad física hasta una habilidad deportiva o artística. De esta manera, el velo de ignorancia eliminará este tipo de diferencias, por lo que nadie es capaz de saber cuáles serán sus ventajas o desventajas (1999, 273-277).6 - "Si lo que cuenta es la utilidad total o promedio, la satisfacción o el sufrimiento de cada individuo no tiene otro valor del que agrega o quita al conjunto. Y esto supone de instrumentalizar una parte de la sociedad" (DA SILVEIRA, 2003, 53) *Este artículo fue presentado en la 4° sesión el Seminario Interno de Discusión Teórica 2014, organizado por el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad ORT Uruguay.Andrés Riva Casas es estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.