La representación política es uno de los conceptos clave de la política moderna. El verbo representar significa tanto "hablar en nombre de otro" como "reflejar alguna realidad". En el ámbito político, el primero de los dos significados hace referencia a la teoría del estado liberal moderno, mientras que el segundo – cuando es combinado con el primero – hace referencia a los estados propiamente democráticos. Palabras clave: Representación, gobernabilidad, intereses, democracia, sistemas electorales. Abstract: Political representation is a key concept of modern politics. The verb "to represent" means both "speaking in the name of someone" and "reflecting a certain reality". In the political language, the first meaning concerns the theory of modern liberal government, while the second – if combined with the first – concerns democratic government as such. Keywords: Representation, governability, interests, democracy, electoral systems.
Hace ya algún tiempo Pier Luigi Zampetti, Profesor de la Universidad de Trieste, se preguntaba si el sistema representativo habría llegado a su ocaso: "Las instituciones representativas parecían haberse convertido en fórmulas abstractas, incapaces de insertarse en la realidad viva y concreta de la experiencia". La inquietud del profesor italiano, más allá del acierto en sus propuestas de solución, se origina en la pérdida de prestigio de las llamadas instituciones representativas, la desconfianza respecto de las mismas y la creciente insatisfacción en los electores por la conducta de sus elegidos. El estudio de los problemas suscitados puede ser realizado desde distintos ángulos: uno de ellos es si es posible una auténtica representación política del modo en que fuera modernamente concebida, o si se está solamente ante una trasposición indebida de una figura propia del derecho privado al ámbito del derecho público y el otro ángulo es el de la función que se le asigna al sistema representativo en el orden político.
Se alude con insistencia al agotamiento de la democracia representativa como sistema político, a la crisis de los partidos políticos como uno de los mecanismos en que se sustenta y, también a la crisis de la teoría de la representación que ha sido su matriz filosófica. Extremando el diagnostico del agotamiento de la teoría de la representación, entendida como gobierno de unos que representa a todos, se propone como alternativa su contraria: la teoría de la democracia directa, concebida como gobierno directo de todos. Entre estos extremos se puede buscar un punto de encuentro, de hecho, por la fuerza de las circunstancias políticas nombradas antes y por la aparición de movimientos políticos y sociales de nuevas y diversas alternativas, es cada vez mas imperioso encontrar lo que de la teoría de la representación es rescatable y aquello que de la democracia directa es factible. Porque si bien es cierto que la una contiene limitaciones y ha sido degenerada en las prácticas, también es cierto que la otra no es, en su formulación ideal, razonablemente realizable en sociedades tan complejas como las actuales, y cuando se le ha invocado para justificas regímenes políticos concretos ha terminado por avalar extremismos antidemocráticos. La idea de que unos pocos representen a todos, y la otra según la cual la voz de todos es la voz de Dios, es decir, la tiranía de la minoría y la tiranía de la mayoría, no forman parte de los valores que se buscan con el ideal de la democracia. Por ello, en este artículo me propongo examinar, luego de un análisis comparativo, las paradojas y las contradicciones a las que puede conducir, y de hecho ha conducido, la recurrencia a los extremos. Pero he de reconocer que estas anotaciones teóricas sobre el problema no son más que mi interpretación con base en una obra hermosa y sugestiva de Norberto Bobbio: El Futuro de la Democracia.
Se alude con insistencia al agotamiento de la democracia representativa como sistema político, a la crisis de los partidos políticos como uno de los mecanismos en que se sustenta y, también a la crisis de la teoría de la representación que ha sido su matriz filosófica. Extremando el diagnostico del agotamiento de la teoría de la representación, entendida como gobierno de unos que representa a todos, se propone como alternativa su contraria: la teoría de la democracia directa, concebida como gobierno directo de todos. Entre estos extremos se puede buscar un punto de encuentro, de hecho, por la fuerza de las circunstancias políticas nombradas antes y por la aparición de movimientos políticos y sociales de nuevas y diversas alternativas, es cada vez mas imperioso encontrar lo que de la teoría de la representación es rescatable y aquello que de la democracia directa es factible. Porque si bien es cierto que la una contiene limitaciones y ha sido degenerada en las prácticas, también es cierto que la otra no es, en su formulación ideal, razonablemente realizable en sociedades tan complejas como las actuales, y cuando se le ha invocado para justificas regímenes políticos concretos ha terminado por avalar extremismos antidemocráticos. La idea de que unos pocos representen a todos, y la otra según la cual la voz de todos es la voz de Dios, es decir, la tiranía de la minoría y la tiranía de la mayoría, no forman parte de los valores que se buscan con el ideal de la democracia. Por ello, en este artículo me propongo examinar, luego de un análisis comparativo, las paradojas y las contradicciones a las que puede conducir, y de hecho ha conducido, la recurrencia a los extremos. Pero he de reconocer que estas anotaciones teóricas sobre el problema no son más que mi interpretación con base en una obra hermosa y sugestiva de Norberto Bobbio: El Futuro de la Democracia.
A discussion of the present state of crisis in the relationships among political organization, political parties, & representation of society, which is reflected in the increasing difficulty of defining the relations between the civil society & the state. The level of consensus & legitimacy of a political system can be perceived through the study of elites; the problem of elites encompasses that of the management of state institutions & their openness to the new social actors, ie, the younger generation & new social groups. These topics are investigated through an analysis of Gaetano Mosca's doctrine of the political class, drawing also on Ettore A. Albertoni's interpretations (see abstract in this section) of Mosca's thought. The background to Mosca's theories -- ie, the evolution of the electoral system in Italy since the late nineteenth century -- is examined. It is concluded that, instead of "government by the people," the more realistic notion of "government accepted by the people" must be substituted. Such government would be rooted in social pluralism. Citizens' demands would be accepted or rejected by a political class, ie, persons for whom politics is both profession & vocation, who represent the different social forces but who also have the concrete capacity to manage public affairs & to harmonize different interests. C. Waters