El estudio de la Arquitectura griega, desde la época arcaica hasta el helenismo, constituye aparenteme . Sin embargo, aunque en la época arcaica se constituyan los elementos que definirán todo el proceso, no resulta exacto prescindir de antecedentes más lejanos en el tiempo, que pese a la dificultad de ser evaluados, con el susbstratum de la propia cultura griega. En efecto, toda la cultura cretense y la posterior micénica determinan el horizonte en el que se desarrolla la civilización griega, a veces continuando tradiciones religiosas, mitos y actitudes vitales, en otros aspecto modificándolos sutilmente o bien rompiendo abruptamente con ese pasado, que nunca deja de ser una presencia activa y muchas veces decisiva. Los historiadores de la cultura han debatido largamente, y esto prueba la realidad de la cuestión, si la cultura griega constituye un fenómeno de tipo primario o bien por el contrario se trata de una civilización secundaria. El hecho aparece claro en el caso de la cultura romana, donde ni siquiera encontramos un periodo arcaico (papel de los etruscos y las influencias helenísticas), siendo menos determinante en el fenómeno griego, pero también de suma importancia. No todos los aspectos de influencias y en el campo más restringido de la arquitectura, es necesario precisar que ideas son continuación de los pensamiento y modalidades cretenses y micénicos, los cuales constituyen una reelaboración y finalmente los nuevos aportes. Un análisis detallado puede señalar las grandes tendencias, pero no debemos olvidar que el hecho arquitectónico es, finalmente, una obra individual y fundamentalmente sintética. Por lo expuesto, se vuelve necesario partir de un análisis y consideración del arte cretense y micénico, no solamente en el aspecto de lectura formal, sino teniendo presente los contenidos de significación, que hacen a su estructura religiosa, pues los estudios sobre los mitos y la religiosidad griega muestran una continuidad mayor que la que se sospechaba hace algunos años, y han obligado a modificar muchos juicios tenidos por verdades históricas. No olvidemos tampoco que tanto la arquitectura cretense, la micénica y la misma arquitectura griega, están fundamentalmente vinculadas al paisaje que constituye su entorno natural y con el cual dialogan de una manera que, para nosotros arquitectos contemporáneos, es difícil de imaginar. La arquitectura romana y la del gótico hasta nuestros días es una arquitectura de tipo urbana, donde los edificios se integran en el paisaje artificial de la ciudad y donde muchas veces, si el entorno no es totalmente urbano, el mismo paisaje está creado o modificado por el hombre, como sucede en los jardines de los palacios del barroco o en las perspectivas de los parques del siglo pasado. La arquitectura griega, por el contrario, está pensada en un diálogo profundo con el paisaje natural, lo respecta, se integra con él y muchas veces lo ordena con la presencia de la silueta inconfundible de sus templos. Por otra parte, señalemos que es propio de nuestra cultura y por ende de nuestra arquitectura, una relación con el paisaje natural muy distinta de la griega y de otras civilizaciones antiguas, pues en general, le atribuimos a esta relación una connotación de tipo formal donde los valores estéticos son dominantes, a los que se agregan realidades de tipo práctico y claramente racionales como las de tipo militar en la ubicación de los castillos, motivos económicos, de tránsito, políticos y sociales en la localización de las ciudades y su posterior desarrollo y aunque no falten decisiones y argumentos de significación más profunda, como la construcción de santuarios en determinados lugares, o el ejemplo mismo de los famosos caminos de peregrinación e la Edad Media, en general, percibimos el paisaje de una manera que podemos definir como laica o bien profana. Es cierto, sin embargo, que estudios de sumo interés han señalado, inclusive en los parques del Barroco y en los jardines paisajísticos de la última centuria, otros contenidos que los simplemente formales. Basta mencionar la búsqueda de los horizontes distantes y la expresión del infinito que simbolizan los jardines del Barroco y que encontramos simultáneamente en las obras pictóricas de Rubens, van Ruisdael, Hobbema, los grabados de Rembrandt y en muchos de los pintores de la escuela holandesa. Estos valores expresivos, junto con la nostalgia de épocas pasadas, de sueños utópicos, de arcadias y paisajes ideales como los de Claude Lorrain e inclusive la visión paisajística del siglo XIX, donde a las calidades estéticas del paisaje se agregan connotaciones de tipo sentimental, otras románticas, algunas teñidas de un cierto panteísmo, junto con las manifestaciones de mitos poéticos y literarios. La obra arquitectónica participa de las mismas ideas, se rodea de elementos naturales, introduce lo cambiante y variable de la naturaleza, se busca la unión del espacio interno y el externo, dominan las visiones interpenetradas, aparecen las escaleras monumentales con todo su dinamismo, que obligan a cambiar continuamente de punto de vista, cada vez son más frecuentes las cascadas y fuentes artificiales, lagos, arroyos, espejos de agua y la misma ornamentación y la decoración se complacen en elaborar elementos naturalísticos. Pero, por más que alusiones poéticas y literarias constituyan un aspecto importante de la estructura de significación que se manifiesta en la percepción del paisaje, tan importante en los últimos siglos de nuestra pintura y arquitectura y al respecto basta considerar la importancia del tema en la pintura, donde se convierte de complemento de la forma humana en el Renacimiento, en un elemento decisivo y finalmente autónomo en el Barroco; y qué decir del movimiento impresionista con todas las extrapolaciones en el hecho arquitectónico; nunca tendrá el carácter divino y primario del paisaje sagrado de la cultura griega. Que la arquitectura griega siempre se haya vinculado de algún modo al tema del paisaje, no constituye en sí mismo una novedad, pero debemos destacar que esta relación ha sido variable y condicionada a los sistemas de percepción del momento en que se hicieron estos juicios. La vuelta a la Antigüedad, como programa e ideal para encontrar respuestas a las formas de entender el destino, es un lugar común del Renacimiento en el siglo XV en Italia. Pero sabemos que en gran medida eran más vinculantes las formas del pasado romano y de la misma arquitectura cristiano primitiva, que fueron confundidas con las de la Antigüedad y que la imagen griega es más literaria que real. Basta señalar que las ruinas de los templos de Paestum (quizás lo mejor conservados de la arquitectura griega), pese al paso de muchos años de esta actitud, no merecen la menor mención por parte de Goethe en su famoso viaje por Italia. En cuanto a la intención seria de "volver al pasado" el Renacimiento se contentó con algunas esculturas griegas que se encontraban en Italia, muchas copias romanas y en el plano arquitectónico, por una serie de circunstancias históricas, fue escasísima la relación con obras realmente griegas. Tenían que pasar muchos años, para que al persistirse en este camino y ya a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX se pueda hablar de una relación directa y certera con las obras arquitectónicas griegas. Todo el Neoclasicismo lleva implícito un conocimiento más cercano del fenómeno griego, pero teñido también por los ideales y las corrientes de pensamiento de esa época. Si bien el siglo pasado y el nuestro se caracterizan por una profunda y continua actividad arqueológicas, los satos de esta tarea, así como las ruinas que se encuentran son interpretadas dentro de las concepciones arquitectónicas dominantes y es así, como la relación paisaje y arquitectura es confundida y reelaborada al servicio de nuevos mitos historicistas y estéticos, pero alejados de la realidad histórica. El Neoclasicismo y las tendencias académicas vuelven abstractas las formas de la arquitectura griega, de las deprende de todo vínculo con su entorno, se las confiere un carácter paradigmático y ejemplar, se las cataloga y codifica, constituyéndose así un diccionario de formas, con minuciosos y pedantes tratados de cada una de ellas y ya alejadas del ambiente en que nacieron y tuvieron vida se convierten en elementos combinables para así componer (la idea del proyecto y del diseño como Composición surge en esos años) nuevos programas formales a partir de esos elementos. En este sentido, el propio Miguel Ángel al hablar de San Pedro de Roma y de sus intenciones y propósitos, ya anunciaba esta idea de la Composición, tan cara al mundo del la Academia en el siglo XIX al decir "que pensaba colocar la cúpula del Panteón sobre la Basílica de Majencio para resolver el tempo más significativo del siglo XVI." El neoclasicismo desarrolla la idea de la Composición hasta sus últimas consecuencias y vamos a encontrar las combinaciones o "composiciones" más insólitas y fantasiosas, siempre en busca de la originalidad, pero a partir del repertorio tipológico de origen griego y romano. Tal lenguaje formas es empleado al servicio de temas muy distintos al que originalmente estaba vinculado y en un contexto geográfico y en condiciones ambientales diamentralmente opuestas… la nieve, la lluvia, la luz tamizada, la penumbra, el cielo nublado, el otoño y los largos inviernos, como horizontes tan distantes vitalmente de la luz violenta, del mundo deslumbrante del sol del mediterráneo que exalta el juego de los volúmenes y donde los elementos naturales hacen propicia la vida del hombre. Solo arquitectos del genio de un Schinkel o un Leo von Klenze lograron trascender y superar la mera "composición" y crear obras de arquitectura como las del propio Ledoux y también F. Gilly, pero en sus connotaciones de significación muy distantes del contexto griego y donde las referencias formales y las tipológicas sobreviven sólo como pretexto o legado cultural, mero punto de partida, para una realización muchas veces opuesta a su elaboración primera. Las publicaciones, de una relevante calidad en cuanto a medidas, relevamiento escrupulosos, láminas e ilustraciones en ediciones cuidadas y minuciosas, el acopio de datos y citas históricas que testimonian la laboriosa tarea de los eruditos, fueron creando una arquitectura griega como modelo perfecto, pero alejado de la realidad humana y del paisaje real en que las cosas habían sucedido. Es necesario señalar que los sistemas de representación, tan útiles y precisos, no son la realidad y en este sentido notamos que el color, alno no casual y que hace al sistema formal griego, y no sólo por razones de carácter estético sino más profundas, ya que para un griego de todas las épocas las cosas tienen forma y color, y así existen y participan del ser, fue olvidado en esta versión de los no colores (el blanco y el negro) que se convirtieron en una característica del neoclasicismo y donde el aclarar que la arquitectura griega era polícroma, hubiese constituido casi una blasfemia. Los mismos proyectos del genial Ledoux suponían formas casi abstractas (aunque de composición clásica), sentidas y proyectadas sobre inmensas superficies pavimentadas de losas blancas de piedra u donde todo vestigio de la naturaleza ha desaparecido. Esto se nota en el famoso proyecto para el Cenotafio de Newton y en la negación de toda relación orgánica con la naturaleza en el no construido, pero no por eso menos interesante proyecto para cementerio de Chaux. Aquí, el alejamiento de todo aspecto vital y humano es consecuencia de la búsqueda de algo que sentimos como macabro y cuyos últimos objetivos el propio Ledoux definía al decir que habría creado "la verdadera imagen de la nada" y que cualquiera tendría esta misma vivencia al recorrer la inmensa esfera, donde surgiría el humo de los cadáveres en cremación y que el mejor momento para contemplarlo sería a la luz de la luna, donde todo serían tinieblas y penumbras blanquecinas. Una contemplación del fenómeno griego de esta naturaleza no podía menos de prescindir de la profunda relación entre arquitectura y las formas orgánicas del paisaje, que afirman con vitalidad la presencia de los dioses íntimamente ligados con el hombre y con la tierra. Es en nuestro siglo donde los estudios de los historiadores y arqueólogos destacan la importancia del color en la arquitectura griega, relacionándola con el clima y con el notable y personal paisaje griego. Sin embargo, al producirse la revolución de la arquitectura contemporánea, asistimos al desprecio de toda la tradición académica y con ellos dejan de ser los órdenes arquitectónicos griegos, lo mismo que las tipologías de sus templos, la preocupación de los arquitectos y de las escuelas de arquitectura. Mucho se ha hablado de la absoluta ruptura con el pasado, de las tendencias arquitectónicas de la década del veinte y de su desprecio de la tradición clásica, así como del eclectismo del siglo XIX. El hecho de que se suprimieran los cursos de historia de la arquitectura en los primeros programas de la Bauhaus es ya de por sí muy significativo y muestra clara de una profunda negación del pasado inmediato y lejano. Sin embargo, pese a lo revolucionario de las propuestas arquitectónicas que suponen crear una arquitectura, que inclusive deseche todo concepto de estilo, encontramos en los pioneros del diseño moderno muchos puntos de contacto con los viejos conceptos de clasicismo que se pretende superar. Basta contemplar muchas de las obras de Peter Behrens, el maestro e Gropius, los primeros proyectos del mismo Mies van der Rohe, la obra de Auguste Perret que siempre buscó una monumentalidad utilizando los nuevos medios de la técnica y finalmente el propio Le Corbussier, que de manera consciente, continuamente hace referencias a la calidad de la arquitectura griega. Su definición de la arquitectura como "el juego armonioso de los volúmenes bajo la luz" si bien hace patente el culto común de la década del 20 por las formas puras y simples de la geometría, está acompañada de una invocación de las obras arquitectónicas griegas, referencias a sus manifestaciones más singulares y a su profunda relación con el paisaje de la hélade. Sin embargo, el hecho de que esta arquitectura participara de la utopía de generar propuestas de carácter internacional, absolutamente transferibles sin más a todos los pueblos y culturas, con indiferencia de los modos de vida social y las tradiciones locales; supuso una tipología de edificios desprendidos del paisaje y del entorno inmediato y con razón se ha dicho que los famosos pilotes de Le Corbussier expresan intento de adaptar los proyectos a cualquier terreno, con pendiente o sin ella, de roca o de arcilla, inclusive instalables en ríos o espejos de agua. De allí, el carácter abstracto de esa arquitectura, que si bien proclamaba muchas veces su relación con el paisaje, éste no era más que un entorno relativamente casual e intercambiable y nunca en el sentido griego de relación orgánica entre el edificio y el lugar. Fue la tendencia más orgánica de la década del cuarenta y del cincuenta la que buscó una identificación de la obra con su medio, interesándose por los materiales típicos, los usos sociales e inclusive los distintos modos estéticos y las soluciones tradicionales. No es casual que al dominar estas ideas se haya reconsiderado el papel de la arquitectura griega y más que ver sus soluciones como paradigmas eternos y normas transferibles a otras situaciones, se haya buscado su compresión en las relaciones precisas de su ubicación histórica, de su profunda vinculación con la cultura y en un plano más profundo con las creencias religiosas y los mitos. El cuestionamiento arquitectónico de los últimos años insiste en trascender los problemas de función, construcción, relaciones espaciales e inclusive el rico horizonte de lo social y dar a la obra de arquitectura también carácter de signo, hecho olvidado como objetivo en la primera parte del siglo. Todo lo que acompaña a la concepción estructuralista hace hincapié en los problemas de significación y vuelve a hacer necesario replantear el estudio de la arquitectura griega en su relación con el paisaje, que deja de ser mero entorno estético para adquirir sus últimas significaciones en la relación entre los templos, los dioses y la tierra como punto de referencia y de análisis y que tan logradamente y con profundo acierto señala la obra de Vincent Scully que vincula esos tres elementos interdependientes como método de profundizar el estudio de esa singular arquitectura.
El estudio de la Arquitectura griega, desde la época arcaica hasta el helenismo, constituye aparentemente, un periodo cerrado en sí mismo, con sus propias leyes, con la particular evolución de los estilos, la permanencia de valores más estables como los órdenes arquitectónicos y una manera muy particular de enfocar los problemas de diseño. Las tipologías, una vez definidas, adquieren carácter permanente, mientras la preocupación por el espacio externo se manifestará junto con la intensa vocación plástica de esta cultura. Sin embargo, aunque en la época arcaica se constituyan los elementos que definirán todo el proceso, no resulta exacto prescindir de antecedentes más lejanos en el tiempo, que pese a la dificultad de ser evaluados, con el susbstratum de la propia cultura griega. En efecto, toda la cultura cretense y la posterior micénica determinan el horizonte en el que se desarrolla la civilización griega, a veces continuando tradiciones religiosas, mitos y actitudes vitales, en otros aspecto modificándolos sutilmente o bien rompiendo abruptamente con ese pasado, que nunca deja de ser una presencia activa y muchas veces decisiva. Los historiadores de la cultura han debatido largamente, y esto prueba la realidad de la cuestión, si la cultura griega constituye un fenómeno de tipo primario o bien por el contrario se trata de una civilización secundaria. El hecho aparece claro en el caso de la cultura romana, donde ni siquiera encontramos un periodo arcaico (papel de los etruscos y las influencias helenísticas), siendo menos determinante en el fenómeno griego, pero también de suma importancia. No todos los aspectos de influencias y en el campo más restringido de la arquitectura, es necesario precisar que ideas son continuación de los pensamiento y modalidades cretenses y micénicos, los cuales constituyen una reelaboración y finalmente los nuevos aportes. Un análisis detallado puede señalar las grandes tendencias, pero no debemos olvidar que el hecho arquitectónico es, finalmente, una obra individual y fundamentalmente sintética. Por lo expuesto, se vuelve necesario partir de un análisis y consideración del arte cretense y micénico, no solamente en el aspecto de lectura formal, sino teniendo presente los contenidos de significación, que hacen a su estructura religiosa, pues los estudios sobre los mitos y la religiosidad griega muestran una continuidad mayor que la que se sospechaba hace algunos años, y han obligado a modificar muchos juicios tenidos por verdades históricas. No olvidemos tampoco que tanto la arquitectura cretense, la micénica y la misma arquitectura griega, están fundamentalmente vinculadas al paisaje que constituye su entorno natural y con el cual dialogan de una manera que, para nosotros arquitectos contemporáneos, es difícil de imaginar. La arquitectura romana y la del gótico hasta nuestros días es una arquitectura de tipo urbana, donde los edificios se integran en el paisaje artificial de la ciudad y donde muchas veces, si el entorno no es totalmente urbano, el mismo paisaje está creado o modificado por el hombre, como sucede en los jardines de los palacios del barroco o en las perspectivas de los parques del siglo pasado. La arquitectura griega, por el contrario, está pensada en un diálogo profundo con el paisaje natural, lo respecta, se integra con él y muchas veces lo ordena con la presencia de la silueta inconfundible de sus templos. Por otra parte, señalemos que es propio de nuestra cultura y por ende de nuestra arquitectura, una relación con el paisaje natural muy distinta de la griega y de otras civilizaciones antiguas, pues en general, le atribuimos a esta relación una connotación de tipo formal donde los valores estéticos son dominantes, a los que se agregan realidades de tipo práctico y claramente racionales como las de tipo militar en la ubicación de los castillos, motivos económicos, de tránsito, políticos y sociales en la localización de las ciudades y su posterior desarrollo y aunque no falten decisiones y argumentos de significación más profunda, como la construcción de santuarios en determinados lugares, o el ejemplo mismo de los famosos caminos de peregrinación e la Edad Media, en general, percibimos el paisaje de una manera que podemos definir como laica o bien profana. Es cierto, sin embargo, que estudios de sumo interés han señalado, inclusive en los parques del Barroco y en los jardines paisajísticos de la última centuria, otros contenidos que los simplemente formales. Basta mencionar la búsqueda de los horizontes distantes y la expresión del infinito que simbolizan los jardines del Barroco y que encontramos simultáneamente en las obras pictóricas de Rubens, van Ruisdael, Hobbema, los grabados de Rembrandt y en muchos de los pintores de la escuela holandesa. Estos valores expresivos, junto con la nostalgia de épocas pasadas, de sueños utópicos, de arcadias y paisajes ideales como los de Claude Lorrain e inclusive la visión paisajística del siglo XIX, donde a las calidades estéticas del paisaje se agregan connotaciones de tipo sentimental, otras románticas, algunas teñidas de un cierto panteísmo, junto con las manifestaciones de mitos poéticos y literarios. La obra arquitectónica participa de las mismas ideas, se rodea de elementos naturales, introduce lo cambiante y variable de la naturaleza, se busca la unión del espacio interno y el externo, dominan las visiones interpenetradas, aparecen las escaleras monumentales con todo su dinamismo, que obligan a cambiar continuamente de punto de vista, cada vez son más frecuentes las cascadas y fuentes artificiales, lagos, arroyos, espejos de agua y la misma ornamentación y la decoración se complacen en elaborar elementos naturalísticos. Pero, por más que alusiones poéticas y literarias constituyan un aspecto importante de la estructura de significación que se manifiesta en la percepción del paisaje, tan importante en los últimos siglos de nuestra pintura y arquitectura y al respecto basta considerar la importancia del tema en la pintura, donde se convierte de complemento de la forma humana en el Renacimiento, en un elemento decisivo y finalmente autónomo en el Barroco; y qué decir del movimiento impresionista con todas las extrapolaciones en el hecho arquitectónico; nunca tendrá el carácter divino y primario del paisaje sagrado de la cultura griega. Que la arquitectura griega siempre se haya vinculado de algún modo al tema del paisaje, no constituye en sí mismo una novedad, pero debemos destacar que esta relación ha sido variable y condicionada a los sistemas de percepción del momento en que se hicieron estos juicios. La vuelta a la Antigüedad, como programa e ideal para encontrar respuestas a las formas de entender el destino, es un lugar común del Renacimiento en el siglo XV en Italia. Pero sabemos que en gran medida eran más vinculantes las formas del pasado romano y de la misma arquitectura cristiano primitiva, que fueron confundidas con las de la Antigüedad y que la imagen griega es más literaria que real. Basta señalar que las ruinas de los templos de Paestum (quizás lo mejor conservados de la arquitectura griega), pese al paso de muchos años de esta actitud, no merecen la menor mención por parte de Goethe en su famoso viaje por Italia. En cuanto a la intención seria de "volver al pasado" el Renacimiento se contentó con algunas esculturas griegas que se encontraban en Italia, muchas copias romanas y en el plano arquitectónico, por una serie de circunstancias históricas, fue escasísima la relación con obras realmente griegas. Tenían que pasar muchos años, para que al persistirse en este camino y ya a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX se pueda hablar de una relación directa y certera con las obras arquitectónicas griegas. Todo el Neoclasicismo lleva implícito un conocimiento más cercano del fenómeno griego, pero teñido también por los ideales y las corrientes de pensamiento de esa época. Si bien el siglo pasado y el nuestro se caracterizan por una profunda y continua actividad arqueológicas, los satos de esta tarea, así como las ruinas que se encuentran son interpretadas dentro de las concepciones arquitectónicas dominantes y es así, como la relación paisaje y arquitectura es confundida y reelaborada al servicio de nuevos mitos historicistas y estéticos, pero alejados de la realidad histórica. El Neoclasicismo y las tendencias académicas vuelven abstractas las formas de la arquitectura griega, de las deprende de todo vínculo con su entorno, se las confiere un carácter paradigmático y ejemplar, se las cataloga y codifica, constituyéndose así un diccionario de formas, con minuciosos y pedantes tratados de cada una de ellas y ya alejadas del ambiente en que nacieron y tuvieron vida se convierten en elementos combinables para así componer (la idea del proyecto y del diseño como Composición surge en esos años) nuevos programas formales a partir de esos elementos. En este sentido, el propio Miguel Ángel al hablar de San Pedro de Roma y de sus intenciones y propósitos, ya anunciaba esta idea de la Composición, tan cara al mundo del la Academia en el siglo XIX al decir "que pensaba colocar la cúpula del Panteón sobre la Basílica de Majencio para resolver el tempo más significativo del siglo XVI." El neoclasicismo desarrolla la idea de la Composición hasta sus últimas consecuencias y vamos a encontrar las combinaciones o "composiciones" más insólitas y fantasiosas, siempre en busca de la originalidad, pero a partir del repertorio tipológico de origen griego y romano. Tal lenguaje formas es empleado al servicio de temas muy distintos al que originalmente estaba vinculado y en un contexto geográfico y en condiciones ambientales diamentralmente opuestas… la nieve, la lluvia, la luz tamizada, la penumbra, el cielo nublado, el otoño y los largos inviernos, como horizontes tan distantes vitalmente de la luz violenta, del mundo deslumbrante del sol del mediterráneo que exalta el juego de los volúmenes y donde los elementos naturales hacen propicia la vida del hombre. Solo arquitectos del genio de un Schinkel o un Leo von Klenze lograron trascender y superar la mera "composición" y crear obras de arquitectura como las del propio Ledoux y también F. Gilly, pero en sus connotaciones de significación muy distantes del contexto griego y donde las referencias formales y las tipológicas sobreviven sólo como pretexto o legado cultural, mero punto de partida, para una realización muchas veces opuesta a su elaboración primera. Las publicaciones, de una relevante calidad en cuanto a medidas, relevamiento escrupulosos, láminas e ilustraciones en ediciones cuidadas y minuciosas, el acopio de datos y citas históricas que testimonian la laboriosa tarea de los eruditos, fueron creando una arquitectura griega como modelo perfecto, pero alejado de la realidad humana y del paisaje real en que las cosas habían sucedido. Es necesario señalar que los sistemas de representación, tan útiles y precisos, no son la realidad y en este sentido notamos que el color, alno no casual y que hace al sistema formal griego, y no sólo por razones de carácter estético sino más profundas, ya que para un griego de todas las épocas las cosas tienen forma y color, y así existen y participan del ser, fue olvidado en esta versión de los no colores (el blanco y el negro) que se convirtieron en una característica del neoclasicismo y donde el aclarar que la arquitectura griega era polícroma, hubiese constituido casi una blasfemia. Los mismos proyectos del genial Ledoux suponían formas casi abstractas (aunque de composición clásica), sentidas y proyectadas sobre inmensas superficies pavimentadas de losas blancas de piedra u donde todo vestigio de la naturaleza ha desaparecido. Esto se nota en el famoso proyecto para el Cenotafio de Newton y en la negación de toda relación orgánica con la naturaleza en el no construido, pero no por eso menos interesante proyecto para cementerio de Chaux. Aquí, el alejamiento de todo aspecto vital y humano es consecuencia de la búsqueda de algo que sentimos como macabro y cuyos últimos objetivos el propio Ledoux definía al decir que habría creado "la verdadera imagen de la nada" y que cualquiera tendría esta misma vivencia al recorrer la inmensa esfera, donde surgiría el humo de los cadáveres en cremación y que el mejor momento para contemplarlo sería a la luz de la luna, donde todo serían tinieblas y penumbras blanquecinas. Una contemplación del fenómeno griego de esta naturaleza no podía menos de prescindir de la profunda relación entre arquitectura y las formas orgánicas del paisaje, que afirman con vitalidad la presencia de los dioses íntimamente ligados con el hombre y con la tierra. Es en nuestro siglo donde los estudios de los historiadores y arqueólogos destacan la importancia del color en la arquitectura griega, relacionándola con el clima y con el notable y personal paisaje griego. Sin embargo, al producirse la revolución de la arquitectura contemporánea, asistimos al desprecio de toda la tradición académica y con ellos dejan de ser los órdenes arquitectónicos griegos, lo mismo que las tipologías de sus templos, la preocupación de los arquitectos y de las escuelas de arquitectura. Mucho se ha hablado de la absoluta ruptura con el pasado, de las tendencias arquitectónicas de la década del veinte y de su desprecio de la tradición clásica, así como del eclectismo del siglo XIX. El hecho de que se suprimieran los cursos de historia de la arquitectura en los primeros programas de la Bauhaus es ya de por sí muy significativo y muestra clara de una profunda negación del pasado inmediato y lejano. Sin embargo, pese a lo revolucionario de las propuestas arquitectónicas que suponen crear una arquitectura, que inclusive deseche todo concepto de estilo, encontramos en los pioneros del diseño moderno muchos puntos de contacto con los viejos conceptos de clasicismo que se pretende superar. Basta contemplar muchas de las obras de Peter Behrens, el maestro e Gropius, los primeros proyectos del mismo Mies van der Rohe, la obra de Auguste Perret que siempre buscó una monumentalidad utilizando los nuevos medios de la técnica y finalmente el propio Le Corbussier, que de manera consciente, continuamente hace referencias a la calidad de la arquitectura griega. Su definición de la arquitectura como "el juego armonioso de los volúmenes bajo la luz" si bien hace patente el culto común de la década del 20 por las formas puras y simples de la geometría, está acompañada de una invocación de las obras arquitectónicas griegas, referencias a sus manifestaciones más singulares y a su profunda relación con el paisaje de la hélade. Sin embargo, el hecho de que esta arquitectura participara de la utopía de generar propuestas de carácter internacional, absolutamente transferibles sin más a todos los pueblos y culturas, con indiferencia de los modos de vida social y las tradiciones locales; supuso una tipología de edificios desprendidos del paisaje y del entorno inmediato y con razón se ha dicho que los famosos pilotes de Le Corbussier expresan intento de adaptar los proyectos a cualquier terreno, con pendiente o sin ella, de roca o de arcilla, inclusive instalables en ríos o espejos de agua. De allí, el carácter abstracto de esa arquitectura, que si bien proclamaba muchas veces su relación con el paisaje, éste no era más que un entorno relativamente casual e intercambiable y nunca en el sentido griego de relación orgánica entre el edificio y el lugar. Fue la tendencia más orgánica de la década del cuarenta y del cincuenta la que buscó una identificación de la obra con su medio, interesándose por los materiales típicos, los usos sociales e inclusive los distintos modos estéticos y las soluciones tradicionales. No es casual que al dominar estas ideas se haya reconsiderado el papel de la arquitectura griega y más que ver sus soluciones como paradigmas eternos y normas transferibles a otras situaciones, se haya buscado su compresión en las relaciones precisas de su ubicación histórica, de su profunda vinculación con la cultura y en un plano más profundo con las creencias religiosas y los mitos. El cuestionamiento arquitectónico de los últimos años insiste en trascender los problemas de función, construcción, relaciones espaciales e inclusive el rico horizonte de lo social y dar a la obra de arquitectura también carácter de signo, hecho olvidado como objetivo en la primera parte del siglo. Todo lo que acompaña a la concepción estructuralista hace hincapié en los problemas de significación y vuelve a hacer necesario replantear el estudio de la arquitectura griega en su relación con el paisaje, que deja de ser mero entorno estético para adquirir sus últimas significaciones en la relación entre los templos, los dioses y la tierra como punto de referencia y de análisis y que tan logradamente y con profundo acierto señala la obra de Vincent Scully que vincula esos tres elementos interdependientes como método de profundizar el estudio de esa singular arquitectura.
Desde la perspectiva de fines del siglo XX, los regímenes políticos de la España de los años veinte y treinta aparecen como una secuencia de ensayos en respuesta a la profunda crisis sufrida por el sistema de la Restauración (1876-1923). Bajo ese enfoque, la Segunda República (1931-1936) se nos muestra inscrita en el esfuerzo por encontrar una nueva alternativa tras el fracaso de la Dictadura primorriverista (1923-1930) y las dictablandas del general Dámaso Berenguer y del almirante Juan Bautista Aznar. No es, pues, una cuestión casual acortar cronológicamente nuestro objeto de estudio entre el 13 de Septiembre de 1923 y el 18 de Julio de 1936. En esas fechas se gestó el desplazamiento de los antiguos partidos dinásticos por otros grupos de la que sería la derecha autoritaria Alfonsina (conservadores subversivos, en calificación de Gil Pecharromán) y, más tarde, por el movimiento republicano y los socialistas. Lo entonces acontecido sirvió de referente para posteriores actuaciones políticas, desde la valoración ideológica de sus elementos rechazables, corregibles o asumibles. Ciertamente, hay que subrayar que las costumbres y la vida cotidiana de los españoles cambió sustancialmente entre 1923 y 1936. La tímida pero imparable introducción de nuevos medios de transporte transformó el paisaje urbano. El automóvil, dirigido hacia la locomoción individual de los consumidores más pudientes, comenzaba a proliferar por las vías de las principales ciudades, forzando la ampliación de calles y modificando los usos habituales de la red pública. En paralelo, el crecimiento demográfico de las urbes impulsó tanto la construcción de viviendas (la más de las veces desordenada y de escasa calidad) como la expansión del Metropolitano (Madrid, Barcelona), al igual que las líneas de tranvías y los autobuses de enlaces con la provincia. Estos últimos, junto a los camiones, vinieron a completar el transporte de personas y mercancías por ferrocarril, estimulando el tendido de numerosos kilómetros de caminos vecinales y carreteras provinciales. También la radio irrumpió a mediado de los veinte. De lámparas para los de mayores posibilidades y de galena para el común de las gentes, los receptores comenzaron a formar parte del mobiliario doméstico, canalizando las noticias que antes sólo llegaban a través de la prensa. Por su parte ésta, comenzó a difundir información gráfica gracias a los últimos adelantos técnicos. La expansión del telégrafo y del teléfono contribuyeron a la mejora de las comunicaciones, aunque sujetos a la protección menopolística de la Dictadura (Telefónica, CAMPSA, Tabacalera, Compañía Arrendataria de Fósforos, etc.). Fueron también los años del avance de la aviación y de la promesa de los dirigibles, acariciando algunos la posibilidad de convertir a Sevilla en el aeropuerto terminal de Europa (Tomás de Martín-Barbadillo). Por último y para concluir el cuadro de aquellas innovaciones modernizadoras, cabe subrayar cómo la mujer se incorporó lenta pero inexorablemente a la vida pública (participación en el plebiscito de 1926, ingreso creciente en la población activa, nombramientos de concejalas en 1928, estreno del voto femenino en las elecciones de 1933). Buena parte de estos fenómenos se amplificaron en la Sevilla que estaba preparándose para celebrar con el máximo ornato la tan esperada como retrasada Exposición Iberoamericana (1929). Al sensible crecimiento vegetativo de la ciudad se le sumó la inmigración atraída por los puestos de trabajo del proyectado Certamen, precipitando el hacinamiento en barriadas periféricas surgidas sin orden ni concierto (Cerro del Águila, Villalatas, Amate). Y es que Sevilla mostraba sensibles contrastes. Por un lado, sufría frecuentes inundaciones y también, paradójicamente, un deficiente suministro de aguas, responsabilidad de una empresa extranjera (The Seville Water Works Company Limited). Contaba con un sistema de alumbrado para la Exposición (farolas diseñadas por Aníbal González), mientras muchos ciudadanos carecían de suficiente fluido eléctrico. Capital orgullosa de sí, pero capaz de plegarse a los designios de José Cruz-Conde (el tercer hombre más influyente de España, después del Alfonso XIII y de Primo, según el diplomático Carlos Morla Lynch). Feudo aparente del conservador marqués de Torrenueva y, a la vez, centro de disturbios estudiantiles que tantos problemas dieran al gobernador, conde de San Luis, y al ministro de la Gobernación, marqués de Hoyos. Baluarte anarquista y comunista durante la República, radical y socialista en las elecciones de 1931, pero también vivero de la primera sublevación grave contra el régimen nacido el 14 de abril (Sanjurjo). Cuna de líderes republicanos (Martínez Barrio, José Díaz) y campo de experimentos del Nuevo Orden tras el 18 de julio. A la vez cofrade y crisol de huelgas violentas. Foco destacado de la Masonería española y lugar de nacimiento de la Liga Católica. Ciudad semindustrial y terciaria en medio de una provincia agrícola. Es en esas coordenadas cronológicas y espaciales donde emplazamos el objeto de estudio: la Diputación Provincial de Sevilla. Un análisis fundamentado en la respuesta a estos dos interrogantes: 1ª) ¿qué puede aportar el estudio de las instituciones político-administrativas al conocimiento de la España contemporánea?; y 2ª) ¿por qué elegir dentro del conjunto de este tipo de organismos a la entidad provincial? El Estado, como comunidad de personas asentadas en un territorio fijo y sujetas a una dirección política común, se encuentra constituido por tres elementos básicos: población, territorio y poder (Andrés de Blas, Ramón Cotarelo). Este último –es decir, el poder o la capacidad para imponer obediencia desde una autoridad- se sirve de dos tipos de instrumentos (Duverger): los ideológicos (legitimidad, soberanía) y los materiales (órganos y aparatos del Estado). Planteado este esquema conceptual, se entiende que el estudio de las instituciones político-administrativas resulta imprescindible para observar las formas de ejercer el poder. Lo llamativo es que este relevante campo de investigación no haya despertado todavía el suficiente interés entre los estudiosos, mientras que otras cuestiones como el movimiento obrero, el papel del sindicalismo o la politología –especialmente la de los partidos externos al sistema- sí han recibido brillantes tratamientos, tanto en forma de síntesis globales como en obras de rango local. Es decir, hasta no hace mucho se ha analizado más la historia de los contra-poderes que el comportamiento preciso del propio poder, bien por las influencias ideológicas derivadas de la coyuntura política de los últimos años del franquismo y la transición democrática, bien por la acumulación de trabajos en determinadas parcelas historiográficas marcando tendencia generales, consideradas dignas de atención. Compárese, a modo de ejemplo, el número de monografías sobre la historia del sindicalismo con aquéllas otras que tratan de los organismos públicos responsables, en mayor o menor medida, de paliar las causas de la conflictividad social. Diseccionar las pautas de comportamiento de las instituciones (insistimos, soportes del poder) obliga a mostrar también las interrelaciones gobernantes-gobernados. No se trata sólo de esbozar la composición de unas corporaciones, saber quién ocupa determinados cargos o precisar el origen de la selección del personal político (sea por elecciones o por nombramiento gubernativo). Es todo eso, pero también lo es enlazar su actuación gestora con las realidades materiales y humanas objetivas sobre las que hubo de desplegarse. Este estudio sobre la Diputación Provincial de Sevilla ha sido realizado sobre la premisa de no perder esos referentes de la realidad. Otro aspecto a resaltar en la parcela de la historia de las instituciones lo constituye su interacción con la política. Ya durante el siglo XIX y la gestación del Estado liberal no pocos tratadistas se esforzaron en deslindar las esferas de lo político y lo administrativo. Ante el panorama de la creciente politización del funcionamiento del Estado y el enraizamiento del fenómeno caciquil, la práctica totalidad de los proyectos de reforma de la Administración recogieron declaraciones de expresa –y teórica- separación entre el apasionado campo de las luchas partidistas y el área –supuestamente neutra- de las decisiones de gobierno. Hasta tal punto llegaron a calar estos mensajes en la opinión pública que no fue excepcional el que un gobernador, un concejal o un diputado provincial formulasen públicos votos por dejar "en las puertas" su utillaje político y prometieran dedicarse a la gestión de los asuntos públicos bajo la más estricta independencia. Sin embargo, esos propósitos se hicieron tan inviables como el total divorcio entre la figura del político y del gestor público. Y es que, naturalmente, la Política y la Administración son dos asuntos distintos pero comparten intersecciones en los órganos del Estado, en las corporaciones y en los cargos públicos. Sabido es que el político es una figura y la función que pueda desempeñar en el aparato del Estado es otra. Ambas poseen, evidentemente, mucho en común, aunque presentan diferencias sustanciales. Es en este punto donde la historia de las instituciones tiene bastante que ofrecer al campo de la historia política. Comprendida dentro de ésta se encuentran: los programas; las pugnas ideológicas; los organigramas de las formaciones políticas; las campañas electorales; la génesis, desarrollo y evolución de las agrupaciones; el funcionamiento de los partidos; y, entre otros extremos, los individuos políticos. Ahora bien, ese conjunto de elementos se guía por determinadas conductas que pueden cambiar parcial o totalmente (de hecho, lo hacen) cuando el político o un partido pasa a asumir responsabilidades públicas. En este aspecto, fue bien relevante el cambio de actitud que registraron los partidos externos antes de 1923 en Sevilla: cuando eran beneficiarios del encasillado, guardaban sus baterías más agresivas contra el caciquismo de las formaciones dinásticas. Tampoco sería menor la transformación de republicanos y socialistas a la hora de ocupar los ayuntamientos o las diputaciones provinciales a raíz del cambio de abril de 1931. Valga una muestra: Hermenegildo Casas, presidente de la Diputación Provincial durante el primer bienio, abandonó su agresividad verbal como miembro del Ayuntamiento hispalense de 1930. Es más: su gestión al frente del organismo de la provincia le desmarcó de su propio partido (PSOE), del que acabaría saliendo en 1934. Creemos conveniente, por tanto, completar la historia política con las conclusiones aportadas por este tipo de estudios. Por último, resulta muy útil el análisis de las instituciones –y, dentro de éstas, de las locales- para inferir el modelo de Estado en que están inscritas y en qué medida cumplen su función ante los ciudadanos. Ese enfoque constituye, a nuestro juicio, un ángulo privilegiado para comprender tanto los problemas del edificio estatal español durante el primer tercio del siglo XX (déficit, desestructuración, ineficacia) como el arranque de las alternativas regionalistas o nacionalistas, que tuvieron sus orígenes no sólo en componentes culturales (lengua, tradición) sino en la escasa operatividad que el Estado centralizado brindó a sus ciudadanos-contribuyentes. Y es que los responsables políticos durante la Dictadura primorriverista y la Segunda República no corrigieron las inercias y los vicios del edificio estatal. Si Primo de Rivera no se atrevió a suprimir las diputaciones provinciales, tampoco los gobernantes republicanos reorganizaron en profundidad la estructura del Estado –adjetivado como integral- salvo el reconocimiento de algunas autonomías (Cataluña). Y todavía resulta una cuestión pendiente. Baste recordar la última polémica suscitada por el cuestionamiento de los gobernadores civiles como figuras adecuadas dentro del Estado de las autonomías. Lo afirmado en párrafos anteriores avala suficientemente el valor de la historia de las instituciones político-administrativas. Ahora bien, ¿qué particularidades ofrecen las diputaciones para ser objetos de estudio? Varias son las razones que justifican la opción. En primer lugar, las diputaciones eran piezas estratégicas dentro del sistema político-administrativo español. Encargadas de velar por los intereses de las provincias, estaban emplazadas entre el Gobernador Civil y los ayuntamientos, lo que les convertía en elementos clave en coyunturas electorales durante la Restauración. Muchos reformistas a comienzos de siglo las consideraban auténticas lacras, viveros de caciquismo y paradigmas de la corrupción. En general, eran fieles obedientes a las consignas de Gobernación, transmitidas a través del gobernador de turno, y atendían regularmente el sometimiento político de las localidades de la provincia. Pero no es solo ésta la única vertiente atractiva de las diputaciones para los investigadores. De hecho, después de 1923 siguen presentando un enorme interés por la entrada en vigor del Estatuto Provincial de José Calvo Sotelo, en aquel entonces director general de Administración Local (marzo 1925). Aquella obra legislativa superaba a la vieja Ley Provincial de 1882 tanto en sus aspectos técnicos como en sus efectos prácticos: las diputaciones recibieron competencias y un sensible reforzamiento de sus recursos, alentando el desarrollo de una amplia actividad en materia de obras públicas y beneficencia. Obviamente, cabe adjudicar parte de aquel desenvolvimiento material a la coyuntura de bonanza económica de los años veinte, pero también es cierto que los responsables de las corporaciones provinciales durante los gobiernos Berenguer/Aznar y las nuevas comisiones gestoras republicanas reconocieron las cualidades del Estatuto, al plantear proyectos de reforma inspirados en él. Es decir, la abundancia material de los años veinte no hizo sino realzar las capacidades potenciales intrínsecas del Estatuto Provincial. Con independencia de lo expuesto, la elección de la provincia como ámbito de análisis merece otros comentarios. En primer lugar, si situamos el centro de nuestro enfoque sobre la Diputación, conviene metodológicamente abrir el campo de estudio al conjunto global de los municipios de la provincia y, también, al Gobierno Civil. Bajo ese primas pretendemos superar el estrecho marco local al que están referidos la mayor parte de los trabajos disponibles. Actualmente asistimos a una proliferación de la historia local –tal vez excesiva- que, si bien resulta imprescindible, por otra complejiza cada vez más la elaboración de posteriores síntesis, aparte desniveles cualitativos. Por ello, juzgamos interesante el análisis de escalas intermedias como pueden ser la provincia o la región, siempre y cuando la temática seleccionada lo permita. La provincia, aunque nacida de la mano del legislador, ha cobrado carta de naturaleza tanto para el sistema político-administrativo como para los ciudadanos. Incluso el actual Estado de las autonomías ha corroborado la vigencia de las viejas provincias de Javier de Burgos. Y además –subrayamos esta cualidad- las provincias significaban mucho más en las década de los veinte y los treinta que hoy. En el caso de Sevilla, según el censo de 1930, la capital aglutinaba unos 228.000 habitantes mientras que en la provincia vivían 576.000; es decir: la suma de los municipios rurales doblaba sobradamente los efectivos demográficos de la capital. Es más, 17 localidades agrupaban a 267.000 ciudadanos, lo que indica la existencia de auténticas agrociudades con un peso demográfico y económico nada desdeñable dentro del conjunto provincial. Estos ingredientes bastan para justificar esta línea de investigación: la historia de Sevilla no es sólo la de la capital, sino también la de su entorno provincial y la de las mutuas interrelaciones entre ambas. Indudablemente, si alguna institución nos sirve para contemplar una amplia panorámica de la provincia, ésa es la Diputación Provincial. Sus diversas y heterogéneas áreas de gestión abarcaban tanto las obras públicas como la beneficencia, la enseñanza y el control de los ayuntamientos, las comunicaciones y la administración provincial de las elecciones… Suficientes argumentos para dedicar no sólo uno, sino varios trabajos monográficos a estas cuestiones. El afirmar que las diputaciones constituyen una interesante parcela de trabajo no es ningún descubrimiento original. Desde finales de los años setenta y a lo largo de los ochenta han aparecido una serie de valiosas obras sobre estas instituciones, aunque los esfuerzos pioneros se remontan a casi hace treinta años. Fue el profesor Cuenca Toribio uno de los primeros que se internó en este campo al publicar en 1963 un artículo titulado "Los orígenes del la Diputación sevillana" (Archivo Hispalense, nº 118, marzo-abril 1963). Entre 1964 y 1966; en la misma revista, el entonces cronista oficial de la provincia, Manuel Justiniano y Martínez realizó un esbozo de la historia de la Diputación hispalense durante la Dictadura y la República. A escala más general y en 1966, la Diputación Provincial de Barcelona promovió una obra colectiva en varios volúmenes sobre la historia de estos organismos bajo el título de La Provincia. Ya en la década de los setenta vieron la luz otros trabajos locales –véase el apéndice bibliográfico-, como fueron los de Salcedo Izu (Navarra, 1972), Lladonosa Pujol (Lérida, 1974), González Mariñas (Galicia, 1978) o Piña Homs (Baleares, 1979), aparte uno colectivo titulado: Asistencia hospitalaria. Estudios de las Diputaciones Provinciales, (1978). Pero la definitiva consolidación se produjo en la década de los ochenta y comienzos de los noventa, al aparecer un buen número de monografías sobre diputaciones, alguno de cuyos títulos recogemos aquí: Manuel Santana Molina (La Diputación provincial en la España decimonónica); José González Casanovas (Las Diputaciones Provinciales en España, 1812-1985); Fariña Fajardo y Pereira Figueroa (La Diputación de Pontevedra, 1836-1986), Borja de Riquer (ed.), (Historia de la Diputaciò de Barcelona); Enrique Orduña Rebollo (Evolución histórica de la Diputación Provincial de Segovia, 1833-1990); Pedro Ortega Gil (Evolución legislativa de la Diputación Provincial en España, 1812-1845. La Diputación Provincial de Guadalajara); Encarnación Lemus López (Extremadura, 1923-1930. La historia a través de las Diputaciones Provinciales); José Ángel Semas y José Antonio Armillas (La Diputación de Aragón: gobierno aragonés del reino a la comunidad autónoma); aparte los trabajos, aún inéditos o en curso de realización sobre los organismos provinciales de Valladolid (Heliodoro Pastrana) o León (Luis Carlos Sen Rodríguez). El IV Symposium de Historia de la Administración (cuyas Actas fueron publicadas por el Instituto Nacional de Administración Pública en 1983) y el Symposium Internacional sobre Organización del Estado Moderno y Contemporáneo en Italia y España, celebrado en Barcelona en 1991, significaron dos hitos historiográficos en esta materia al poner al día el estado de la cuestión. El elenco de trabajos citado conforma un grupo internamente heterogéneo. Cada uno trata períodos distintos y tienen sus propios enfoques, estableciendo paradigmas de referencia muy dispares. Dentro de este conjunto hemos seleccionado las pautas metodológicas consideradas más pertinentes y adecuadas para la elaboración de la presente Tesis Doctoral. A continuación planteamos cuáles han sido los objetivos, las hipótesis generales y la metodología que han orientado las coordenadas de esta obra. El análisis de la trayectoria histórica de una Diputación puede abordarse desde numerosas premisas y ángulos. Tras analizar la bibliografía disponible hemos optado por delimitar nuestra área de investigación en dos direcciones. En primer lugar, algo obligado: acotar el tratamiento de los que representa la institución. Esta se ofrece como órgano político (la corporación provincial) y como organismo administrativo. Si la primera vertiente es de por sí suficientemente amplia (todo lo relacionado con la dimensión política de la entidad), la segunda –es decir, las distintas líneas de gestión- pronto se reveló ante nosotros como un campo inabarcable en toda su complejidad. No cabía, consecuentemente, hacer sólo una historia de la beneficencia o de las obras públicas provinciales en profundidad y, por ello, decidimos mostrar un esbozo general de la variada actividad gestora de la Diputación en sus epígrafes correspondientes. Una panorámica que contiene campos de estudio de alto interés, señalando a los establecimientos benéficos y sanitarios dependientes de la Diputación como merecedores en un futuro de obras monográficas bajo perspectivas cronológicas más amplias. Hecha la anterior advertencia, conviene precisar otra observación previa de calado aún más hondo si cabe, por cuanto define el estilo global del estudio realizado. Si hemos restringido el terreno de la gestión administrativa a unas pinceladas generales, no ocurre así con las interacciones de la Diputación respecto de otras instituciones político-administrativas y la propia realidad provincial. Y es que no concebimos procedente historiar la trayectoria de este tipo de entidades sin tener presente el contexto representado por los gobiernos civiles o los ayuntamientos. Una institución exenta, esto es, presuponiéndola sin interconexiones con sus inmediatos órganos jerárquicos (superiores o inferiores) encierra un error de partida que puede desembocar en unas conclusiones metodológicamente erróneas o, cuando menos, incompletas. En el caso que nos ocupa, no podríamos responder a muchos interrogantes sin tener en cuenta extremos como cuál fue el marco legal de estos organismos, quién fue gobernador en determinadas coyunturas o en qué situación se hallaba socio-económicamente la provincia. Es más, los diputados provinciales fueron en muchas ocasiones concejales o diputados en Cortes. En consecuencia, las instituciones hay que analizarlas insertas en el ámbito de la estructura estatal al que pertenecieron. Eso es justamente lo que hemos hecho en el caso de la Diputación Provincial sevillana. Establecidos el marco propuesto, formulamos una serie de hipótesis de trabajo generales y otras, más concretas y específicas, según los aspectos de las materias tratadas. Siguiendo el método comúnmente utilizado (formulación, contraste de hipótesis, verificación-síntesis y elaboración de conclusiones), hemos de reconocer con toda honestidad que algunas de nuestras premisas se modificaron en el transcurso de la investigación ante la consulta de las fuentes. Así, por ejemplo, le ocurrió a la apreciación previa sobre el balance general de la Diputación primorriverista sevillana en su aspecto gestor, considerada a priori menor de lo que en realidad fue. El asunto de la persistencia del caciquismo más allá de 1923 fue otro de los interrogantes planteados en las primeras fases del proceso. En nuestro análisis pudimos confirmar para la corporación provincial sevillana una clara permanencia de viejos políticos, tal y como demostrarse en sus trabajos Javier Tusell pero, igualmente, constatamos la emergencia de figuras nuevas en el espectro de la derecha autoritaria, aceptando por consiguiente la opinión de Gómez-Navarro. Matices y definiciones conceptuales han resultado elementos obligados en la elaboración de una síntesis entre ambos fenómenos, en apariencia dispares. Por último, resultó sorprendente comprobar cómo el balance de la Diputación sevillana durante la Segunda República fue más pobre de lo que podría creerse, aparte el sorprendente grado de politización alcanzado en la vida administrativa de esta institución y las artes neocaciquiles practicadas por los partidos hegemónicos en la Sevilla de aquellas fechas. Sobre las fuentes utilizadas podemos distinguir cinco grandes grupos en orden a una clasificación de los centros de documentación donde hemos trabajado: a) archivos provinciales o locales; b) nacionales; c) privados; d) hemerotecas; y e) bibliotecas. En primer lugar, figuran los archivos provinciales o locales, destacando naturalmente el de la Diputación Provincial de Sevilla. Este archivo presenta sus fondos modernos perfectamente catalogados, pero su documentación contemporánea –considerada aún como administrativa- no se encuentra totalmente organizada. El inventario que utiliza es de 1964 y es objeto de reactualización hoy en día. En el año 1995 estos fondos fueron objeto de traslado, al cambiar la sede de la Diputación desde la Plaza del Triunfo al antiguo cuartel de Intendencia. Hasta ese año, la documentación utilizada en este trabajo se partía entre la biblioteca y el archivo de legajos propiamente dicho. La primera, amplia y muy completa, contenía los documentos encuadernados; entre ellos, el Boletín Oficial de la Provincia o las series de Actas de la corporación provincial (Pleno, Comisión Permanente, Comisión Gestora). Los legajos y carpetas quedan referidos a las áreas competencia de la Diputación (Secretaría, Intervención, elecciones, quintas, beneficencia, etc), aunque su ordenación no es absolutamente correcta. Por ejemplo, no resultó extraño encontrar documentos sobre caminos vecinales de comienzos de los veinte dentro de una carpeta que prometía guardar actas electorales de los treinta. La prolongación de este estado de cosas procede más de la falta de recursos que de una ausencia de preocupación sincera y real por mejorar la organización de estos fondos. Así lo demuestra el que la directora de este archivo, Antonia Herrera Heredia, publicase en el Ministerio de Cultura una obra titulada Manual de organización de fondos de corporaciones locales. El Archivo de la Diputación Provincial de Sevilla (1980). De cualquier modo y para nuestros propósitos, la asimetría organizativa de los fondos custodiados en la Diputación ha producido un uso desigualmente intenso de sus documentos. Esta carencia ha debido ser cubierta con otras fuentes indirectas. Los archivos municipales, en cambio, lo hallamos en un estado razonablemente bueno gracias a la preocupación de las áreas o delegaciones de Cultura de los ayuntamientos y el apoyo prestado por la Diputación Provincial, que ha contribuido a la labor de inventario y publicación de los fondos locales, en ocasiones en mal estado y dispersos- la consulta de archivos en diversos municipios (Alcalá del Río, Carmona, Morón, Lora, etc) nos ha proporcionado un amplio soporte documental del que ya conocíamos su valor. Al fin y al cabo, lo que en su día fue nuestro primer trabajo de investigación (un análisis de la política municipal durante la Segunda República en Lora del Río) significó el primer aporte en un campo que, ahora, con el presente estudio sobre la Diputación Provincial se desarrolla en profundidad a una escala más amplia. Por otro lado, hemos considerado imprescindible la consulta de otros fondos localizados en Sevilla, hasta la fecha sorprendentemente inéditos. La exhumación de este tipo de documentos trasciende como mucho la mera anécdota de su descubrimiento, pues gracias a sus informaciones hemos podido reconstruir con mayor precisión biografías personales y profesionales de la galería de figuras aquí tratadas. Entre éstos archivos destacarían principalmente dos: el de la Capitanía General de Sevilla y el de la Prisión Provincial. Ninguno de los dos se encuentra en una situación óptima y no resultó sencillo el acceso a los mismos pero, como compensación, ofrecieron informaciones extraordinariamente valiosas. Nuestras consultas en la Capitanía General nos ha proporcionado una imagen más precisa de lo que significaron las delegaciones gubernativas o el grado de censura durante la Dictadura de Primo de Rivera, entre otros extremos. El de la Prisión Provincial –de reciente ordenación- ha permitido precisar el perfil biográfico de muchas de las autoridades que fueron represaliadas en 1936. Otros archivos locales consultado como el del Gobierno Civil (prácticamente reducido a sus libros registro de asociaciones), el Histórico Provincial o el de Hacienda también han sido objeto de nuestra atención, aunque su importancia para nuestro estudio se encuentra en un segundo plano. En cuanto a los archivos de impronta nacional hemos visitado los siguientes, al considerarlos ineludibles: Archivo Histórico Nacional; Archivo Histórico Nacional-Sección Guerra Civil; Archivo General de la Administración y Servicio Histórico Militar. La temática y el período tratados justifican su consulta, aunque la utilidad de los mismos ha sido muy variable. Así, si los archivos nacionales de Madrid y Salamanca nos han resultado muy fructíferos, no cabe decir lo mismo del Servicio Histórico Militar o el de la Administración. Del primero, naturalmente, sólo esperamos información castrense sobre el período primorriverista, dominado por la militarización de buena parte de las estructuras públicas (Navajas Zubeldia) y, hasta cierto punto, nos ha servido para complementar algunas informaciones obtenidas en la Capitanía General de Sevilla. Sin embargo, el segundo defraudó nuestras expectativas. El Archivo General de la Administración alberga un copioso conjunto documental, si bien su complejo sistema de inventario no permite un acceso ágil al documento. Por otro lado, es difícil hallar allí información concreta sobre una provincia determinada al no corresponder en ocasiones los contenidos reales del legajo con su descripción. Estos problemas devienen de la reciente creación del Archivo y de la transferencia a su sección de Gobernación de los fondos el Ministerio del Interior y del antiguo archivo que existía en Guadalajara (palacio del Infantado). Ambos cuerpos documentales no ofrecían una óptima catalogación y, como añadidura, han presentado problemas para fusionarlos correctamente. Las carencias encontradas en estos centros sobre el tema que estábamos tratando y el exigible afán por documentar al máximo la investigación nos llevaron también a consultar otros archivos como el de Segovia, la Fundación Pablo Iglesias o la Fundación de Investigaciones Marxistas, éstas últimas en Madrid. Otras dos inspecciones de interés han sido las realizadas en el Archivo Nacional de Cataluña (donde se conserva la documentación relativa a la Mancomunidad catalana) y la Fundación Francisco Largo Caballero que completaron nuestra indagación, además de sugerirnos líneas de trabajo post-doctorales. Las hemerotecas han representado otra fuente de información, en especial las municipales de Sevilla y Madrid, aparte la utilización de alguna prensa local conservada en colecciones particulares. Con todo, conviene precisar algunos extremos con respecto al uso de la prensa en la parcela de la historia política y de las instituciones. Por un lado, hay que advertir que las informaciones periodísticas sobre las instituciones político-administrativas locales o provinciales ocupaban espacios muy pequeños o casi marginales en los rotativos. Tal vez el Ayuntamiento de la capital se escapa un poco a esta regla por las consecuencias inmediatas que su gestión representaba para los lectores de la capital, o sea, la mayor parte de la clientela de la prensa escrita por aquel entonces. Pero, en el caso de la Diputación y los municipios de la provincia, las informaciones se limitaban muchas veces a extractar las sesiones celebradas y a la publicación de algunos anuncios. Sólo en coyunturas de crisis política o sonados recambios en las corporaciones, la prensa dejaba traslucir algo más que la frialdad de las simples fuentes oficiales o actas transcritas. Estas excepciones se dieron con relativa frecuencia durante los años republicanos y menos durante la Dictadura, debido a la censura ejercida sobre los medios de comunicación. Desde luego, el sexenio no se reveló de una dureza extrema en cuanto a censura de prensa se refiere, pero sí la practicó en grado suficiente como para interferir las labores del historiador. Valga un solo ejemplo: el cese de José Cruz-Conde como gobernador civil de Sevilla. El final del mandato de una figura tan señera, que además era director de la Exposición Iberoamericana y estaba dotado de grandes influencias políticas, se reflejó en la prensa de pasada, aludiendo ambiguamente a un roce con el gobernador militar: el infante Don Carlos. El conflicto, en realidad, tenía más calado del que puede sospecharse de la lectura de los periódicos de aquel entonces. Tras el roce entre Cruz-Conde y el infante latió el conflicto de los Artillero, cuerpo al que pertenecía el primero: aquella fue la oportunidad de los crecientes enemigos de la Dictadura para sacudirse un baluarte del primorriverismo en Sevilla. Tampoco faltaron ciertas sonrisas entre lo más destacado de la escena social hispalense ante la despedida de Cruz-Conde. En lo tocante a su falta de profundidad en los aspectos más espinosos, puede aplicarse similares consideraciones a las fuentes oficiales. Evidentemente, éstas son imprescindibles para reconstruir la gestión administrativa y las directrices generales de una actuación, pero no son completas ni cubren todos los aspectos que interesan a un historiador. Por ejemplo, entre la documentación conservada en las instituciones no se encuentra normalmente correspondencia particular de los políticos, papeles de extraordinaria utilidad para comprender muchas de las decisiones políticas adoptadas, con quiénes se relacionaban los políticos, qué calidad tenían esos contactos epistolares, etc. en otro orden de cosas, tampoco las fuentes oficiales aclaran muchas de las sutilezas de la gestión administrativa: un acuerdo puede estar perfectamente recogido en las actas de la corporación y, sin embargo, dejar de cumplirse; unos fondos destinados para un menester pueden desviarse suavemente hacia objetivos menos confesables; el nombramiento de un funcionario puede reunir todos los requisitos legales pero, en verdad, procedía de una compleja maniobra caciquil en unas oposiciones, el beneficiario de la concesión de una obra –directa o por el sistema de subasta- presentaba, en apariencia, una mediocre oferta pero era familiar de uno de los diputados provinciales, etc. además, la propia complejidad burocráticas favorece el desorden documental de los fondos institucionales. Siendo esto así, nos parecía obligado acudir a otro tipo de fuentes: los archivos privados. Precisamente, desde el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla se viene promoviendo desde hace algún tiempo la exhumación de conjuntos documentales particulares. La labor es ardua por varias razones. En primer término, porque no existe una cultura de conservación del patrimonio documental en muchas de las familias más insignes que, en su día, marcaron una época y, en consecuencia, la información puede haberse perdido. En otras ocasiones, porque existen documentos pero en un mal estado de conservación o muy incompletos. Por último, puede darse el caso de que el fondo esté incluso organizado pero, curiosamente, nadie sabe de él, bien por celo de quienes lo custodian, bien porque nadie le ha prestado la debida atención. Este último grupo es el que debe merecer los esfuerzos de recuperación más intensos. En el curso de la investigación hemos indagado sobre la existencia de archivos privados de apellidos que figuraron al frente de la Diputación Provincial de Sevilla. Desafortunadamente, no hemos hallado indicio alguno en la mayor parte de los casos. Los descendientes del presidente de la Diputación durante la Dictadura, José María López-Cepero, no han mantenido bajo su propiedad ninguno de los papeles que poseyeron en su día. Tampoco se ha conservado rastro de la documentación de Pedro Parias y lo mismo caber afirmar de la mayor parte de os miembros de la Diputación. Sin embargo, nuestra búsqueda tuvo fortuna al encontrar dos fondos especialmente trascendentes para este estudio. Nos referimos al archivo de José Cruz-Conde (hallado en el domicilio particular de la familia en Córdoba) y a los fondos del presidente de la Diputación Hermenegildo Casas, en México. Ambos han resultado fundamentales para nuestra investigación al haber pertenecido a figuras clave en la política sevillana de aquellos años: Cruz-Conde fue mucho más que un gobernador civil, en realidad el indiscutible amo de la escena pública en la provincia (y en Córdoba) entre 1926 y 1929; Hermenegildo Casas, el principal líder socialista hispalense al comienzo de la República y presidente de la Diputación entre 1931 y 19354. Bien es verdad que los archivos privados no suelen ser cuantitativamente copiosos. De hecho, el de Hermenegildo Casas se encuentra muy esquilmado debido a las pérdidas que sufrió en su largo periplo hacia el exilio mexicano. Sin embargo, sus escasos documentos nos dicen mucho de su trayectoria masónica y de sus principios ideológicos, acercándoos a los pliegues más íntimos de su fibra humana: todavía en los años setenta ensalzaba su andalucismo y fervor por Sevilla en cada ocasión que se le presentaba. Algunos hallazgos en ese pequeño fondo muestran otras dimensiones distintas a las de la lucha política. La oración fúnebre pronunciada por el socialista Juan Simeón Vidarte con motivo del fallecimiento de Casas (1967) en toda una muestra de militancia masónica y de fraternal compañerismo más allá de las siglas de partido y de las controversias que les separaron durante la Segunda República. Al archivo de Cruz-Conde es acreedor de mayores comentarios. Su contenido puede dividirse en dos bloques principales: a) el de diversos asuntos particulares; y b) el de su correspondencia. En el primero apareen documentos relacionados con su situación económica particular (gestionada por la casa Lázaro and Brothers de Madrid), diversos títulos y certificados, recortes de prensa, el proyecto de reforma de Sevilla (1926) que fue rechazado por él, papeles relativos a la Exposición Iberoamericana, organización de Renovación Española en Córdoba y, entre otros, una interesante memoria sobre la situación política antes de la Dictadura y durante el Directorio Militar. El segundo apartado está compuesto por su correspondencia, organizada y en buen estado de conservación. Ojear esas cartas equivale a realizar un recorrido a través de todo un elenco de personales que caracterizaron la vida política de los años veinte y parte de los treinta. En ellas, cartas recibidas o copia de las contestadas, se recogen decenas de firmas, como las de Eduardo Aunós, el conde de Bustillo, Federico Berenguer, Manuel Blasco Garzón, Hermenegildo Casas, Carlos Cañal, José Calvo Sotelo, el duque de la Unión de Cuba, José María Gil Robles, José María Pemán y Pemartín, José Antonio Primo de Rivera, José Yanguas, etc. Con todo, los avatares del tiempo y de la Guerra Civil produjeron lamentables mellas en esta modélica organización de un archivo privado: no figura, por ejemplo, ningún cruce epistolar con el marqués de Estella. Aparte lo descrito, el archivo de Cruz-Conde también contiene algunos papeles menores sin catalogación precisa y un interesante diario escrito de puño y letra por don José a lo largo de sus asilos diplomáticos en el Madrid de la guerra civil (1936-1939). El ex-gobernador de Sevilla estuvo implicado en los preparativos del Alzamiento del 18 de Julio en Córdoba pero, sin embargo, las circunstancias de última hora (muerte de Calvo Sotelo) y los requerimientos del general García de la Herrán le hicieron permanecer en Madrid. El fracaso de la sublevación obligó a Cruz-Conde a buscar asilo diplomático en diversas legaciones y embajadas (Perú, Argentina, República Dominicana) hasta acabar sus días en el Hospital francés a fines del mes de enero de 1939. Precisamente, este diario es objeto de un estudio que estamos llevando a cabo y que verá la luz en un futuro próximo. Tanto la tarea de extraer información para la presente Tesis Doctoral como la profundización biográfica en la figura de José Cruz-Conde han sido posibles mediante la amabilidad de su familia y, muy especialmente, de Antonio Cruz-Conde, sobrino-nieto del que fuera director de la Exposición, a quien agradecemos su colaboración desde estos párrafos. Han sido también de sumo valor las aportaciones de las publicaciones de la época. Hemos examinado una ingente bibliografía política de los años veinte y treinta en la Biblioteca Nacional (Madrid) y en otros centros como la Biblioteca Arús o la comúnmente conocida como Biblioteca Figueras, ambas en Barcelona. Singular énfasis queremos poner en la segunda porque en ella hemos encontrado obras que no se hallaba en la Nacional y, sin duda, recoge referencias bibliográficas de sumo interés para los analistas del siglo XX español. Por otro lado, también hemos accedido a otros centros como la Biblioteca del Ministerio del Interior, la de Administración Pública, la del Ministerio de Administraciones Públicas (MAP) o la del Instituto Nacional de Administraciones Públicas (INAP). Tal y como el lector puede intuir, entre estas bibliotecas existen bastantes duplicidades y sería bastante racionalizador simplificarlas en una sola, correctamente dotada y organizada. La Biblioteca del Parlamento Andaluz y, sobre todo, la de la Universidad de Sevilla también han sido objeto de nuestras consultas. Por último, quisiera agradecer la disposición de Eduardo Ybarra al dejarnos investigar en su acogedora biblioteca particular. Volviendo al análisis de las fuentes originales consultadas y para cerrar este apartado, conviene hacer una última mención sobre la historia oral, son de sobra conocidos los argumentos en pro y en contra de la historia realizada a partir del recurso de las entrevistas personales. Nosotros hemos utilizado este recurso excepcionalmente y con la debida precaución por dos razones. De entrada, porque los entrevistados no son de primera mano (todas las personalidades que nos interesaban habían fallecido ya) y, en segundo lugar, porque son familiares de la figura que había motivado nuestra atención. Por todo ello, sólo han sido tomadas en cuenta cuando no existía documentación o cuando, indirectamente, hemos podido comprobar la veracidad de sus informaciones. Particularmente, he de agradecer la cooperación que nos prestaron la hija del marqués de Castellón (diputado provincial por el distrito de Utrera-Marchena entre 1924-1925), las familias de López-Cepero y de Muñoz Conde, Elena Casas Ordoñez (hija de Hermenegildo Casas) y, de nuevo, Antonio Cruz-Conde. Dicho lo anterior, la estructuración definitiva de los capítulos que siguen obedecen a un planteamiento cronológico en el que se intercalan núcleos temáticos específicos, todo ello precedido de un primer capítulo introductorio donde se traza una síntesis de las diputaciones provinciales desde su nacimiento hasta 1923, acercándonos a la situación vivida por la Diputación sevillana poco antes de la irrupción de la Dictadura primorriverista. Como queda indicado, el capítulo introductorio describe la génesis y evolución de los organismos provinciales en el siglo XIX. Las diputaciones fueron piezas en la construcción del Estado liberal en España y, como tales, sufrieron los avatares políticos del primer tercio de la pasada centuria. Nacidas sobre el papel en la Constitución de 1812, vivieron con interrupciones los primeros años de su existencia. Tras el Trienio Liberal, esos órganos desaparecieron durante la segunda etapa absolutista del reinado de Fernando VII y no sería hasta 1833 cuando tuvo lugar su definitiva implantación. La división territorial diseñada por Javier de Burgos les otorgó un dominio delimitado sobre el que ejercer su gestión, mediatizada ésta por la guerra carlista. El reinado de Isabel II y el sexenio revolucionario transfirieron cartas de naturaleza tanto a las provincias como a las instituciones político-administrativas encargadas de administrarlas (además de las diputaciones, también los gobiernos civiles). El segundo epígrafe del capítulo se dedica a valorar el papel de estos organismos dentro del sistema de la Restauración canovista y sus profundas raíces caciquiles. Por último, se concluye con una aproximación al estado en que se encontraba la Diputación Provincial de Sevilla en los años finales de la crisis del sistema. La sublevación de Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923, irrumpió bajo una aureola de propósitos regeneradores envueltos en dictados autoritarios, constituyendo un auténtico impacto para las diputaciones. Precisamente, el capítulo segundo se inicia con un esbozo acerca de lo que significó en Sevilla la última corporación provincial del turno y en qué forma ésta hubo de asumir las normas del Directorio Militar. El entonces presidente de la Comisión –Serasúa Barandiarán- supo acomodarse a la nueva situación manteniendo unas relaciones más que cordiales con el gobernador civil: el general Francisco Perales Vallejo. Aquel fue uno de los primeros gestos de entendimiento entre los viejos políticos y las autoridades militares, en principio tan firmemente anticaciquiles como regeneradoras. Y es que los enérgicos proyectos de la Dictadura se fueron domesticando al poco de acceder al poder. Incluso, el dictador acarició la idea de suprimir de un plumazo los viveros de caciquismo representados por las diputaciones, pero todo quedó en una mera sustitución de corporaciones en enero de 1924, a excepción de las provincias vascongadas que conservaron sus diputados. En la sevillana, todos los miembros del pleno provincial fueron reemplazados por otros entre los que se contaron figuras de la vieja política pero, también, la emergencia de hombres nuevos (sobre todo católicos). La segunda parte del capítulo aborda las transformaciones acontecidas en la Administración Local de la provincia de Sevilla, de acuerdo con nuestro objetivo de incardinar a la Diputación dentro de la jerarquía institucional. En consecuencia, se tratan los cambios producidos en el Gobiernos Civil y en los ayuntamientos, reservando un apartado al fenómeno de los delegados gubernativos, bisturí anticaciquil en la última epidermis municipal y supuesto espejo de las virtudes que habrían de conducir el futuro del país. El ruido de las primeras purificadoras fue mucho mayor de lo que en realidad se consiguió, aunque ciertas cosas sí llegaron a cambiar. La persistencia de caciques no implicó la subsistencia del caciquismo anterior al 13 de Septiembre de 1923 y, de hecho, la gestión de los organismos administrativos registró notables modificaciones. Un ejemplo fue la actividad desplegada por la Diputación dirigida por el abogado católico José María López-Cepero y Muru entre enero de 1924 y marzo de 1925. Precisamente, en ésta última fecha Calvo Sotelo publicó su Estatuto Provincial gracias al cual la actividad de las diputaciones mejoró sensiblemente durante casi cinco años. El tercer bloque de contenidos está dedicado al estudio del desarrollo de aquel Estatuto para el caso sevillano. Una vez expuesto en el segundo capítulo su significado legislativo y sus innovaciones, en éste se contemplan los efectos palpables producidos por el Estatuto en combinación con los acontecimientos políticos que se dieron cita en la Sevilla del período 1925-1930. Fue entonces cuando se fraguó el mayor esfuerzo económico de la institución provincial, en forma de caminos vecinales, mejoras en la beneficencia y contribución a la puesta a punto de la Exposición Iberoamericana. Esa gestión se adecuó a las pautas marcadas por el régimen, secundadas y suscritas plenamente por las dos figuras que ocuparon la presidencia de la Diputación en aquellos años: José María López-Cepero (abril 1925 – junio 1928) y Pedro Parias (julio 1928 – enero 1930). No obstante, el consenso alcanzado en lo administrativo se conjugó con una serie de crisis políticas –conectadas con el progresivo desgaste del régimen- entre las que destacamos la del Ayuntamiento (1927) y la de la Diputación (1928). La actuación del gobernador civil José Cruz-Conde es la clave de aquellos sobresaltos políticos en su afán por controlar el status quo de la Unión Patriótica (UP) y, sobre todo, por llevar a buen término la citada Exposición. No dudó en sustituir a los católico-mauristas por el apoyo incondicional de los grupos económicos (Unión Comercial) que apostaban decididamente por la celebración del Certamen, promesa para el desarrollo del comercio exterior. Relacionado con aquel auge de las élites económicas reservamos un espacio para el estudio de un fenómeno hasta la fecha prácticamente inédito: el rotarismo. De hecho, el Rotary Club de Sevilla experimentó un sensible auge entre 1927 (fecha de su inauguración) y 1930, militando en esta cantidad diputados provinciales pertenecientes a actividades industriales, mercantiles o profesiones liberales. Finalmente, la caída de Cruz-Conde, los últimos reajustes políticos, el balance presupuestario de las corporaciones provinciales primorriveristas y el significado de la III Asamblea de diputaciones, organizada en Sevilla, jalonan la fase terminal de la Dictadura en nuestro estudio. El cuarto capítulo refiere lo que fue el crítico año de 1930. Hemos centrado especial atención en los meses que median entre la Dictadura y la República porque, además de servir de bisagra a los dos períodos que determinan este trabajo, durante el mismo se planteó la reforma del marco legal de las diputaciones. En ese año, incluso bajo una atmósfera revisionista contra lo ejecutado durante el sexenio, nadie quiso volver a la vieja Ley Provincial de 1882, decantándose la mayor parte de las diputaciones por realizar una reforma a partir de lo plasmado en el Estatuto de Calvo Sotelo. Esa postura equivalió a reconocer la superioridad de la legislación provincial primorriverista respecto de la de la Restauración. Actitud aún más significativa por cuanto en 1930 muchos personajes de la vieja política se habían reincorporado a los ayuntamientos y diputaciones. En Sevilla, los conservadores –acaudillados por el marqués de Torrenueva- dominaron toda la estructura político-administrativa de la provincia, desde el Gobierno Civil a los ayuntamientos pasando, lógicamente, por la Diputación. El objetivo político de los gobiernos Berenguer y Aznar radicó en preparar las próximas citas electorales, definitivas para el futuro curso político del país y el sostenimiento de la monarquía de Alfonso XIII. Pero no pudo lograrse por falta de consenso entre las propias filas monárquicas, aderezado además por el progresivo crecimiento de las dificultades económicas. Problemas políticos y económicos actuaron como una auténtica pinza sobre aquellas corporaciones transitorias e incapaces de desarrollar una labor gestora a medio plazo. La Diputación sevillana acusó todos estos factores, aunque con la mejor voluntad intentara sobreponerse a ellos. Creó –algo tardíamente- la Caja de Ahorros Provincial (el precedente de la actual Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla y Jerez) con una mínima infraestructura y bajo un contexto desfavorable para las imposiciones. Por otro lado, consiguió ganar un pulso al propio Gobierno Berenguer cuando éste intentó resumir el cobro de las contribuciones del Estado en la provincia, cesión efectuada durante la Dictadura. Algunos logro, pues, se registraron en el haber de la Diputación presidida por el conservador Manuel Sarasúa. Sin embargo, poco pudieron hacer los monárquicos ante el impacto de las elecciones del 12 de abril de 1931. Los sorprendentes resultados que arrojaron las urnas precipitaron la proclamación del régimen republicano, transformando radicalmente el perfil político de la provincia de Sevilla. Precisamente, el quinto capítulo centra su interés en el análisis pormenorizado de los primeros meses de República, fechas en las que se operó una deliberada planificación republicanizadora de las corporaciones locales. De ahí la relevancia que le otorgamos al estudio de las elecciones municipales del 12 de abril y 31 de mayo de 1931. Junto a ello, analizamos las características de los nombramientos gubernativos efectuados en el Gobierno Civil y en la Diputación Provincial (ésta pasaría a ser dirigida por una Comisión Gestora designada por el gobernador y los partidos). De gran interés ha resultado el examen de los rasgos neocaciquiles adquiridos por algunos políticos republicanos y el constatar la conversión de personajes antes adscritos a las filas monárquicas, corroborando en ambos extremos las observaciones de Shlomo Ben Ami en su Anatomía de una transición. Por otro lado, se trata el controvertido rema de la Masonería y sus relaciones con el mundo de la política a través de los órganos de la estructura administrativa local. Hemos cuantificado qué número de masones ocupó cargos políticos en el Gobierno Civil, la Diputación y los ayuntamientos para, con posterioridad, delimitar las fronteras de la fraternidad masónica y los compromisos partidistas. ¿Influía la masonería en la política republicana a través de los hermanos emplazados en cargos de representación? ¿Ejercitó la Orden el recurso a las vías de favor o, por el contrario, fue instrumentalizada por los hermanos para conseguir beneficios particulares? Son cuestiones planteadas y a las que pretendemos responder –según la documentación consultada- en su correspondiente epígrafe. En último lugar, realizamos un somero examen de los resultados de las elecciones generales de 28 de junio de 1931 (además de las parciales de 12 de julio y 4 de octubre) con la finalidad de conocer cuál era el pulso político de la provincia en esas fechas. Llegados a este punto, procedemos al examen de la gestión provincial republicana durante el primer bienio, prácticamente coincidente con la presidencia del socialista Hermenegildo Casas Jiménez. En ese balance abordamos un heterogéneo abanico de asuntos: la transformación ideológica de la beneficencia; el fomento de las obras públicas como fórmula para conjurar el desempleo, la politización del organismo administrativo; etc. Especial relieve le concedemos al papel desempeñado por la Diputación –gracias a los empeños de Casas- en la dirección del proceso autonómico para la región andaluza. Los avatares políticos nacionales y el desgaste de los republicanos-socialistas tuvieron su traducción en Sevilla y en su Diputación. Por un lado, Hermenegildo Casas abandonó el PSOE y se unió al grupo de disidentes del PRR, encabezados por Diego Martínez Barrio; por otro, las elecciones de 1933 cambiaron el espectro político y, en consecuencia, la corporación fue renovada a favor de una sólida mayoría radical liderada por el médico José Manuel Puelles. No obstante, aquella Diputación tuvo una corta existencia (febrero-septiembre 1934) debido a la crisis del PRR, muy acusada en las filas del radicalismo sevillano. Casi todos los cuadros del partido siguieron a Martínez Barrio, dejando unos huecos rellenados con personajes procedentes de la vieja política o de las derechas moderadas, bajo el control de Guillermo Moreno Calvo, subsecretario en los gobiernos lerrouxistas. En consecuencia, la corporación provincial propiamente rectificadora fue la dirigida por José Prieto Carreño, con un perfil político lerrouxista y cedista, más el añadido de algún agrario. La labor de rectificación emprendida por aquellos diputados no tuvo éxito. Tal y como describimos en el capítulo séptimo, las dificultades económica y la precariedad del marco legal de la Diputación fueron factores adicionales en la crisis política casi permanente del lerrouxismo hispalense (siempre en reorganización). Al final, el escándalo Nombela y el hundimiento político de Guillermo Moreno Calvo dieron al traste con los equipos políticos del PRR tanto en la Diputación como en los ayuntamientos. No faltaron lerrouxistas que ensayaran aproximaciones hacia la operación centrista tejida por el gabinete del Portela Valladares y, de hecho, uno de ellos fue el presidente José Prieto Carreño. Incluso, curiosamente, el ex-socialista Hermenegildo Casas aceptó durante una semana asumir la presidencia de la Diputación poco antes de las elecciones del 16 de febrero de 1936. Sin embargo, todos estos propósitos quedaron desbaratados tras el triunfo del Frente Popular en las urnas. Al igual que los demás comicios, las elecciones de febrero son analizadas para extraer el mapa político de la provincia. Con dicho análisis arranca el último capítulo, centrado en los recambios introducidos por el Gobierno Azaña en las instituciones político-administrativas sevillanas. A la Diputación volvió José Manuel Puelles de los Santos con una mayoría de diputados martinbarristas, aunque sin faltar representantes de los demás partidos: PSOE, Izquierda Republicana y comunistas. Lógicamente, prestamos suma atención a la gestión desplegada por aquella corporación en su esfuerzo por recuperar las líneas de trabajo del primer bienio, incluyendo la reactivación del proceso autonómico. De especial interés se han revelado las elecciones a compromisarios celebradas en abril de 1936 con motivo de la caída de Alcalá-Zamora como presidente de la república. Los compromisarios que habrían de elegir a Manuel Azaña como nuevo jefe del Estado estuvieron integrados en Sevilla mayoritariamente por miembros del Frente Popular, ante unas derechas que se abstuvieron de presentar candidatos. El rechazo de una parte del espectro de partidos a participar en esas elecciones era una muestra de hasta qué grado se había deteriorado la convivencia política. La República se había convertido en un régimen de una parte del país, en parte por la instrumentalización de unos y en parte por la desafección de otros. La Guerra Civil sería la trágica consecuencia de esa ruptura. Esta obra está inscrita en las líneas de trabajo abiertas en el Departamento de historia Contemporánea en torno al tema Política y políticos en la Sevilla contemporánea. Agradezco desde estos párrafos la colaboración de sus miembros y, en especial, a María Parias y Leandro Álvarez, con quienes he tenido el gusto de intercambiar puntos de vista en el proceso de elaboración de la presente Tesis Doctoral. Quiero reconocer, igualmente, las conversaciones, contraste de pareceres y densas jornadas de trabajo que he sostenido con el director del presente estudio, profesor Alfonso Braojos, a quien me une no sólo el compartir proyectos intelectuales sino también una bien fundada amistad. No resulta posible hilvanar todos aquellos nombres con quienes, de un modo u otro, sostengo deuda de gratitud. Asumiendo los riesgos de una sucinta relación y disculpando los probables olvidos, quiero referir en primer lugar el amable trato dispensando por el personal de los archivos consultados, en especial el de la Diputación Provincial de Sevilla, tanto por l que se refiere a su actual directora, Carmen Barriga, como a las encargadas del servicio, siempre atentas a mis peticiones y valiosas informadoras de los fondos allí custodiados. Iguales consideraciones he de consignar respecto de los empleados de la Hemeroteca Municipal. También el director de la prisión provincial Sevilla-1, Javier Romero, es acreedor de mi reconocimiento al facilitarme los trámites pertinentes ante instituciones Penitenciarias y el acceso a la documentación recientemente ordenada. Por otro lado, las consultas en la Capitanía General de la Segunda Región Militar hubieran permanecido en un mero deseo a no ser por los permisos concedidos por el Capitán General y los buenos oficios del comandante Carpintero y del capitán Subirá. Con independencia de los favores concedidos por los titulares de documentación particular y reiterándoles mi gratitud, quiero hacer mención a todos aquellos investigadores con los que he cambiado impresiones, ofreciéndome ideas estimables. Largas horas de charla y amistad he compartido con Manuel Ruiz Romero hablando de temas políticos en relación con el proceso autonómico andaluz durante la Segunda República. Una relación ésta que no sólo ha sido fecunda sino que comenzó con la mayor honestidad profesional que puede haber entre dos investigadores: intercambiándose información extraída de los archivos que cada uno había visitado. Igual transparencia y honradez intelectual he encontrado en el profesor y compañero Juan Ortiz Villalba. Su amplio conocimiento sobre la historia cordobesa me han servido para profundizar en los aspectos biográficos de José Cruz-Conde, objeto de un futuro proyecto investigador. También he encontrado colaboración y ayuda en otros colegas que han abordado el tema de la historia de las diputaciones. Entre ellos quiero destacar , en primer lugar, a la profesora Encarnación Lemus (Universidad de Huelva) y a los profesores Eduardo Alonso Olea (Universidad del País Vasco), Manuel Requena Gallego (Universidad de Albacete), Pedro Carasa Soto (Universidad de Valladolid) y José Miguel Delgado Idarreta (Universidad de La Rioja). Los aportes bibliográficos facilitados por la biblioteca de la Facultad de Derecho y el Instituto García Oviedo han resultado imprescindibles para completar los repertorios de obras de referencia. La última sección de agradecimientos, tal como corresponde a lo más importante, va dirigida a mis seres más queridos: mis padres que compartieron conmigo los primeros pasos de esta investigación y, especialmente, mi mujer, sin cuyo aliento, sacrificio, compresión y ayuda esta obra no habría tenido objetivo mi meta. A todos ellos, pues, y a todos los que no han sido mencionados, se dirige mi pública gratitud. Naturalmente y siendo justa la advertencia, las imprecisiones o ausencias que el lector pueda encontrar son de exclusiva responsabilidad del autor.
Se puede pensar que esta asociación pudiera tener alguna relación biológica, pero como argumenta Pauletti (2012) no hay raíces ancestrales de esta asignación de colores a las niñas y niños. Esta autora señala que estos colores empezaron a asociarse al sexo en la Segunda Guerra Mundial, ya que antes se usaba el blanco para los bebes. La finalidad de esta imposición es establecer unas pautas, normas y estereotipos a las personas. Esta cuestión no tendría importancia si ello no conllevara una clasificación y jerarquización. Esta asignación condiciona el aspecto físico, el entorno y hasta los gustos. Y lo mismo ocurre con la música. Cuando se piensa en instrumentos o dirección de orquestas se extrapola a los varones. Si nos preguntasen por el nombre de algún compositor de música clásica, prácticamente todas las personas podrían responder como ejemplo que son Mozart, Beethoven o Falla. En cambio no mencionarían a las mujeres, como ocurre en otras artes. La invisibilidad de las mujeres en este ámbito es tan llamativa que, una de las razones para realizar esta Tesis es poner en evidencia los mecanismos que son los causantes de ese error. Los pilares básicos que sustentan este trabajo son la igualdad, el género, los derechos humanos, la música y la educación. Con los hallazgos se pretende conocer, analizar y demostrar cómo se construye la identidad del alumnado a través de la educación musical en la etapa de primaria, desde una mirada de género. Queremos "prestar nuestras gafas" para que se vea la discriminación que aún existe en la educación. De hecho la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad Educativa (LOMCE), afirma que "el nivel educativo de los ciudadanos determina su capacidad de competir con éxito en el ámbito del panorama internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro", esto supone abrir las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por un futuro mejor. Para ello se resalta el papel de materias científicas y técnicas, eliminando la obligatoriedad de cursar educación artística (plástica y música) en Educación Primaria, y música en Educación Secundaria, hecho que posibilita que un alumno o alumna termine su escolarización en España sin haber estudiado dicha materia. Otra razón para iniciar este estudio es que, como docente que soy, comparto los planteamientos de la corriente constructivista (Porlan, 1993; Díaz-Aguado y Medrano, 1994; Carretero, 2010) en la consideración de que la investigación es un factor fundamental para que las personas elaboremos y reconstruyamos nuestro conocimiento. Está claro que es fundamental mantener una perspectiva investigadora que nos permita conocer cuáles serían los nuevos conocimientos más adecuados para interaccionar en un contexto de aprendizaje y/o de formación. Pero la valoración de esta disciplina no siempre ha sido positiva, en concreto en la enseñanza básica. Murphey (1992, pp. 8-9) recoge algunas creencias del profesorado sobre el uso de la música en el terreno educativo, como son ''Los profesores no se toman la música en serio; creen que puede molestar a las clases contiguas; los estudiantes "se desmadran " y se pierde el control de la clase; los diferentes gustos musicales entre los estudiantes de un mismo grupo es un problema. " Santos (1997a) insiste también en que siguen persistiendo los prejuicios contrarios a la utilización de las canciones en el colegio, ya que se considera una pérdida de tiempo, una distracción del currículum a seguir, además de una falta de rigor y seriedad académica. Partiendo de la afirmación ya conocida de que "la educación, bien entendida, no es tan solo una preparación para la vida; es, en sí misma, una manifestación permanente y armoniosa de la vida" (Willems, 1984, pp. 13-14). Nos planteamos que esta idea debería extenderse a todo estudio artístico y particularmente para la educación musical, que apela, como afirma Willems (1984, pp. 13-14) "a la mayoría de las facultades del ser humano ". El desarrollo de estas capacidades y cualidades en los niños y niñas va a depender de los ambientes sociales a los que están expuestos: la familia, la escuela y la sociedad en general. En particular, la familia es el primer ambiente en el que pasamos los primeros años de nuestra vida, y precisamente es en éste, dónde reside la base de la educación musical. En ella se adquieren las habilidades sociales que permitirán desarrollar la autonomía, ya que "e/ modo como están siendo educados puede contribuir para que lleguen a ser más completos o, por otro lado, para limitar sus iniciativas y sus aspiraciones" (Finco, 2010, p. 59). Por lo tanto, será la familia la primera forma natural de preparación, transmitiéndoles, por medio del canto y juegos, la sensibilidad por la música. Luego está la escuela que complementa la formación en valores que el discente recibe en su hogar, máxime cuando existen en el entorno deficiencias en esta formación (García, 2005). Incluso desde "las ropas rosas y azules y los pendientes que 'adornan ' las orejas de las niñas, son claros indicios de que el desarrollo de los roles de género comienza muy tempranamente" (Gómez Bueno, 2001, p. 56). El segundo agente es la escuela. El colegio tiene un importante papel socializador, transmisor de valores, normas, hábitos de comportamiento., que facilitan la convivencia entre las personas. Tiene una serie de funciones, las cuales podríamos resumir en tres: preparar al sujeto para su futuro profesional, educar a las personas moral y socialmente, y dar una cultura personal. El ambiente social y público de las instituciones educativas, posibilita una educación colectiva, lo que propicia al niño o niña diferentes experiencias por medio de la convivencia con las diferencias de sexo, edad, etnia, religión, entre otras (Faria y Finco, 2011). Dentro de la función socializadora que tiene el colegio, es destacable "el papel de las personas que intervienen en él, las relaciones de poder, usos del lenguaje, estereotipos de género, estrategias de enseñanza y pertinencia de sus contenidos, y evaluación en la escuela" (Chavez, 2006, p. 18). Imbemón (2002, p. 17) considera que "la educación por sí sola no puede introducir los cambios necesarios en las sociedades pero sí puede actuar como instrumento fundamental para promover cambios en la misma. Es precisamente en estos tres ambientes, donde se mueve este trabajo de investigación que se presenta como Tesis Doctoral, puesto que la música se aprende desde la familia, ya que forma parte de la cultura de un lugar, y se vivencia en la escuela y la sociedad. La finalidad de este trabajo de investigación tiene una doble vertiente, por un lado valorar y demostrar que la música es un potente agente transmisor de conocimientos, no solamente musicales, sino también de valores, costumbres, creencias, estereotipos., que influyen en el desarrollo de la identidad de las personas. Por otro lado, resaltar la importante labor de la música en el proceso educativo del alumnado, ya que a través de ella se desarrollan capacidades, habilidades, destrezas. básicas para la vida de nuestro alumnado. El interés por este tema, parte del año 2008, ya que me inicié en esta temática con el trabajo de investigación titulado "Análisis de la transmisión de los estereotipos de género en el cancionero de Huelva como recurso educativo" realizado para el programa de doctorado "La Educación en la sociedad multicultural" (Bienio 2006/08). Para el desarrollo de dicho trabajo, se tomó como referencia el Cancionero infantil de la provincia de Huelva, realizado por Francisco José García Gallardo y Herminia Arredondo Pérez (1995), investigadores y docentes de la Facultad de Ciencias de la Educación de esa provincia andaluza. Las conclusiones de dicha investigación fueron la génesis de esta tesis doctoral, pues como se verá más adelante en el apartado "Conclusiones Finales", se siguen manteniendo los estereotipos en los recursos utilizados en las clases de música. En los primeros pasos para profundizar en esta temática, se puso de manifiesto los pocos estudios realizados en nuestro contexto sobre este tópico. Precisamente éste fue uno de los motivos que profesionalmente como docente, me generó curiosidad y fue decisivo para iniciar el estudio de investigación Como se ha mencionado anteriormente, tras una primera labor de búsqueda de documentación e investigaciones al respecto, encontramos que existen trabajos sobre el desarrollo de la identidad en la infancia como Phinney & Ong, 2007; Smith, 1995 y 2002; Pnevmatikos, Geka y Divane, 2010; y Markus, 2008; Al mismo tiempo, constan numerosos trabajos de investigaciones sobre transmisión de estereotipos de género a través de diversas asignaturas (como lenguaje, matemáticas, ciencias sociales, naturales, educación física. e incluso en la formación del profesorado que las imparte) como Márquez Guerrero, 2013; Álvarez, 1990; Torre, 2002; Velasco Marugán, 2012; Torres, G., y Arjona, 1988; Martínez Scott, 2012; Marco López, 1991; Lomas, 2004; Lozano Domingo, 1995; Díaz De Greñu, 2010; entre otros. Sin embargo, a la hora de abordar la educación musical como trasmisora de estereotipos a través de los recursos utilizados en las clases de música, existen muy pocas investigaciones al respecto. Con esta Tesis Doctoral, se pretende demostrar que en los recursos utilizados en clase, en este caso uno de los más empleados, como son los libros de texto de la asignatura de música en un centro educativo concreto, se transfieren conocimientos, hábitos, creencias., en definitiva, las concepciones existentes en una cultura andró céntrica, incluyendo los prejuicios. Se pretende poner de manifiesto el poder de este medio, ya que la educación es sonido e imagen; es decir, se transmite lo que se escucha y se ve, pero en la música, más concretamente, está acentuada esta relación por su incidencia en el desarrollo de las personas. Concretamente nos centramos en la influencia y efectos de la educación musical en la conformación de la identidad de género y en concreto en la transmisión de los estereotipos que se divulgan en los libros de texto de música. Para ello, se ha elegido un colegio onubense, el CEIP Aurora Moreno, ubicado en la localidad Gibraleón (Huelva). El planteamiento de este trabajo en el estudio de los libros texto es porque (desgraciadamente) en la educación en general, y la musical en particular, es el recurso más extendido a la hora de impartir las clases, limitando enormemente las actividades, tareas y ejercicios, ya que "todo está planificado" por las editoriales, ofreciendo hasta las respuestas estandarizadas que cada alumna o alumno debería dar, y no solo eso, sino las imágenes y textos que contienen, están encasillados en unas creencias, valores, pensamientos, actitudes. que poco a poco van influenciando la identidad de nuestras niñas y niños. Este poder educativo en la construcción del género, lo tiene incluso en la música actual, ya que se representan patrones de comportamiento que se asumen como normales y que, aun en la actualidad, ni se cuestionan. Podemos poner como ejemplo de esto la canción titulada "Mujer Florero" de Ella baila sola. Los fenómenos educativos no son de carácter meramente técnico. Son, más bien, de naturaleza moral y política. La actividad educativa está impregnada de contenidos morales. La responsabilidad que tenemos como profesionales del proceso educativo -en política, gestión, docencia.- es tener un control democrático externo de las acciones que se llevan a cabo y, también, un control interno nacido de las exigencias y necesidades de los protagonistas (Kelley y Beauchesne, 2001). Por eso, "no podemos ignorar o desatender que las escuelas están altamente implicadas en la educación, regulación, control y corrección de las expresiones sexuales y de género de niños y niñas, y que esas prácticas son indisociables de la producción simultánea de ordenamientos y jerarquías que legitiman y autorizan situaciones de exclusión, marginación, subordinación y violencia entre las identidades sexuales y de género, lo que posee una trascendencia política imposible de ignorar, por lo que urge avanzar en la inserción y discusión del tema en la formación de los y las profesionales de la educación" (Quaresma da Silva, Fanfa Sarmentó & Fossatti, 2012, p. 17). Los estereotipos de género que se muestran en muchas ocasiones en los libros de texto, canciones populares o tradicionales, videojuegos., encasillan a las mujeres en las "perfectas amas de casa y esposas", amables, dóciles, frágiles y, en definitiva, sin voluntad propia ni identidad o autonomía, dependientes siempre de un hombre para sentirse realizadas. Todo esto pertenece en educación al llamado currículum oculto. Se puede definir el currículum oculto como el conjunto de normas, costumbres, creencias, lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de una institución, constituyendo una fuente de aprendizajes para todas las personas que integran la organización (Santos Guerra, 2002). Los aprendizajes que se derivan del currículo oculto no solo afectan al alumnado sino también a los docentes. A partir del currículo oculto se asimilan significados a través de las prácticas que se realizan, de los discursos que se utilizan, de los textos que se leen (Santos, 2002). El androcentrismo tiene acciones muy poderosas y, en el ámbito musical más concretamente, han tratado de desvalorizar todo lo que hacen las mujeres. Estas acciones sumadas a la invisibilidad de las mujeres en la música, contribuye a desarrollar este papel secundario de ellas en esta materia de conocimiento. Por una parte se consigue infravalorar a la música realizada por mujeres, ya que carece de valor o importancia y, es por ello considerada una actividad propia de ellas, mientras que cuando hacen una aportación importante se destaca si son hombres. Como se plantea al inicio de este apartado todas y todos hemos oído hablar de Mozart o Beethoven, pero apenas se conoce la producción y el papel que han desempeñado en la vida de sus familiares mujeres como Fanny Mendelssohn (hermana de Félix), Clara Schumann (mujer de Robert), Alma Malher (mujer de Gustav) o Nanerl Mozart (hermana de Wolfgang Amadeus). Estas cuestiones son, muchas veces, olvidadas por el profesorado a la hora de seleccionar los libros de texto y quien tiene la responsabilidad en las editoriales, mostrando las concepciones y creencias arcaicas de una sociedad patriarcal, dominada por los hombres, que en algunas cuestiones es diferente en nuestros días, estando, por tanto, fuera de contexto. Con los hallazgos de este estudio se obtienen pruebas que resaltan la importancia que tiene el papel femenino dentro de la música y su efecto en la educación de las personas, en la línea que plantea una corriente actual del postmodemismo como es la musicología feminista. Esta rama de la musicología reivindica la figura de las féminas como eje central para evitar la discriminación de las mujeres no sólo como contenido, sino también como objeto. Para llevarlo a cabo, planteamos esta investigación cuya estructura se presenta a continuación: Para iniciar la fundamentación teórica de este trabajo, iniciamos una presentación de aspectos básicos que aportan la aclaración de los conceptos básicos que van a permitir la comprensión del mismo. Se parte de la idea de que la música es potente medio de comunicación, en muchas ocasiones objetivo y en otras subjetivo, otorgándole así una gran importancia como transmisor de ideas, creencias, valores, sentimientos. En primer lugar, se presenta la música como lenguaje, con sus elementos constitutivos, pues es una faceta poco conocida. También describimos lo inmensamente relacionada que está con la palabra, pues, muchos musicólogos coinciden en asignarle un origen común con el lenguaje oral. Como expresa Bernabé Villodre (2012, p. 107), "la música es una manifestación artística, es un medio de expresión de ideas, de emociones, de vivencias de una sociedad. El arte musical combina sus elementos propios de tal forma que acerca al oyente a la cultura del pueblo que la ha producido y a las emociones humanas. Por todo esto, podemos considerarla como una base para el establecimiento del diálogo intercultural, como una herramienta más de trabajo de la ínterculturalidad". La educación artística y, más concretamente la musical, ayuda a una transmisión de creencias, normas. ya que "en la música se enseñan valores y con la música se aprende a elegir valores" (Touriñán y Longueira, 2010, p. 160). Posteriormente, presentamos a la música como una fuente de expresión, e incluso haremos un recorrido cronológico del desarrollo expresivo de los niños y niñas a través de la misma. Además, se explicará con más detenimiento los tres tipos de expresión musical: vocal, instrumental y corporal. "El proceso de creación de la música puede contribuir a la apreciación de la diversidad cultural y al respeto de la libertad de expresión; de ahí, la importancia de la música como medio de comunicación entre culturas y, por extensión, la importancia de la educación por la música. Sin embargo, debe señalarse que no sólo la práctica musical en el ámbito formal puede favorecer la adquisición de la denominada competencia inter cultural" (García, Escarbajal de Haro y Escarbajal Frutos, 2007, p. 26). Posteriormente, se explica cómo el estudio de la música a lo largo de las distintas sociedades ha dado lugar a una ciencia llamada sociología. Se desarrolla una aproximación cronológica de la génesis de esta ciencia, así como de los distintos intelectuales importantes en el desarrollo de la misma. "Partimos de la idea de que la música se ha dotado desde un principio de una carga inherente de sociabilidad, es expresión de la vida interior, expresión de los sentimientos, pero a su vez exige por parte de quienes la escuchan, receptividad y conocimiento del estilo de que se trate, además de conocimiento de la sociedad en la que se crea, ya que cada obra musical es un conjunto de signos, inventados durante la ejecución y dictados por las necesidades del contexto social. Si desligamos a la obra de la sociedad que la creó los signos musicales tendrán sentidos distintos" (Hormigos, 2012, p. 75). En la antigüedad, el sentido musical estaba asociado a actividades colectivas, donde se compartían experiencias y vivencias, es decir, el contacto del individuo con la música se producía en el directo, compartiendo la experiencia musical con otras personas y generándose, de este modo, un verdadero acontecimiento social, sin embargo en la actualidad, es habitual que olvidemos esta dimensión ya que estamos demasiado acostumbrados a escucharla en solitario (Drósser, 2012). A continuación, se presenta el desarrollo cronológico de la función social de la música, desde la prehistoria hasta la actualidad. En este apartado se explica la importancia de la misma en las distintas sociedades y los usos que se hacía o hace de ella. En el desarrollo de este punto se resalta la importancia que tenía la música en la prehistoria hasta Grecia y Roma, pues entonces, tenía un valor formativo y educativo, y como posteriormente se le dio un trato de divertimento o pasatiempo, obviando sus propiedades. "Para descifrar el mensaje que posee toda composición musical es necesario entender su estructura y la forma de la música, estructura y forma que quedan determinadas por las características de la sociedad que las crea, las hereda o las interpreta. Por tanto, el hecho musical debe entenderse como una actividad social" (Hormigos, 2012, p. 76). Además, destaca la importancia del protagonismo femenino a lo largo de la historia, pues como veremos más adelante, las mujeres somos las "grandes olvidadas" en los libros de historia de la música. Green (2001, p. 25) argumenta que "la división del trabajo musical en una esfera pública, en gran medida masculina, y una esfera privada, en gran parte femenina, es un rasgo de la historia de la música occidental, así como de muchas culturas musicales de todo el mundo ". "En la música, el sistema patriarcal no ha sido menos influyente que en otros niveles sociales. La mujeres en la música han estado siempre invisibilizadas y relegadas a un segundo plano. No debemos olvidar que la música está insertada en un determinado modelo de sociedad que la produce, transmitiendo un determinado tipo de cultura, valores e intereses estéticos que siempre han de estar en conexión con el resto de factores que conforman dicha sociedad" (Laborda, 2015, p. 168) En el siguiente apartado se aborda el valor educativo de la música, iniciándolo en los antecedentes históricos y recorriendo cronológicamente las distintas épocas hasta llegar a la ley educativa actual, LOMCE. En este apartado, se desarrolla cómo se entiende la educación actual, así como más específicamente el currículum de música. Como en este trabajo es especialmente relevante el valor educativo de la música, así como de sus aportaciones a la etapa de primaria, se realiza una revisión detallada de los métodos de enseñanza y aprendizaje con fundamentación psicológica, los cuales aseguran que la música contribuye a una formación integral del alumnado, como son los de Suzuki, 1978; Willems, 1984; Kodaly, 1974; Ward, 1964; Orff-Schulwerk, 1969; Martenot, 1993; Paynter, 1999; y Dalcroze, 1998. En la escuela es fundamental tratar, estudiar y formar al alumnado en conocimientos sobre música. Según Alonso, Pereira y Soto (2003) la música es un instrumento educativo para la expresión de valores y sentimientos, ya que a través de la educación musical, el alumnado puede participar en producciones de forma cooperativa, establecer relaciones sociales, trabajo en equipo. Herrera (2007, p. 6), considera que "desde la educación musical podemos elaborar un marco de actuación idóneo para trabajar aspectos como la libertad, autonomía personal, autoestima, honestidad, felicidad, espíritu crítico, igualdad, solidaridad, pluralismo, cooperación, amor, creatividad. ". Una vez contextualizado el marco teórico, en el segundo bloque, se fundamenta y describen los objetivos de este estudio, que pueden resumirse en el título de esta Tesis Doctoral, realizar un análisis de la construcción de la identidad desde una perspectiva de género a través de la educación musical en la etapa de primaria. Para ello, se analizan los libros de texto de música desde una perspectiva de género; se realiza un análisis de los personajes que aparecen en los libros; se describe el rol social que desempeñan hombres y mujeres presentes en los libros de texto utilizados en las clases de música; se detectan y analizan los estereotipos de género que se le enseñan y transmiten al alumnado. Todo ello, con la finalidad de sensibilizar y crear conciencia entre el profesorado y a la administración pública de la presencia de un potente currículum oculto en los libros de texto; descubrir si en los libros de texto y editoriales seleccionadas existen valores racistas, sexistas o de otro tipo de discriminación de las personas de forma explícita y, además, proporcionar unas pautas de análisis que faciliten una mirada crítica, de género, sobre el material que se utiliza en las aulas de Educación Primaria que son los libros de texto. Sobre el material estudiado se ha realizado un análisis de contenido, cuyas categorías son la denominación de los personajes, descripción física, descripción psicológica, acciones que realizan, oficios o profesiones y objetos. Entre las conclusiones extraídas destaca el importante papel que desempeña la música como transmisora de normas, costumbres., en muchas ocasiones estereotipados, así como la influencia que esto produce en el desarrollo de la identidad del alumnado. De esta forma, se demuestra el verdadero valor educativo que tiene la música, más allá del aspecto lúdico, revalorizando su papel en el proceso formativo de los niños y niñas. Para finalizar, se ha incluido un apartado titulado "Limitaciones y posibles nuestras líneas de actuación" en el que se expondrá tanto propuestas de interacción como futuros estudios a realizar en esta línea. Dadas las condiciones de espacio y tiempo, hay cuestiones que no se pueden presentar en este trabajo, pero siento un gran interés para abordarlas en futuros estudios como son tratar las principales aportaciones de la musicología feminista, estudiar y poner de manifiesto en el contexto educativo los nombres de instrumentistas, directoras y compositoras, así como los instrumentos y repertorios considerados masculinos o femeninos. Por ello, hay que recalcar la importancia de una buena selección de los materiales utilizados por parte del profesorado en las clases, pues en la escuela, como agente socializador que es, se transfieren las creencias y valores inmersos en ellos. ; As presentation of this thesis, we want to mention the name of it in the title. By "Beyond Pink or Blue" we wish to express the arbitrariness of cultural patterns that prevail in childhood and spanning the entire life of the people. You might think that this association could have any biological relationship, but as argued Pauletti (2012) no ancestral roots of this color mapping to children. She points out that these colors began to associate sex in the Second World War, since before white for babies was used. The purpose of this tax is to establish guidelines, standards and stereotypes people. This issue would not matter if it did not involve a classification and prioritization. This assignment affects the appearance, the environment and even tastes. And so it is with music. When you think about instruments or orchestras address is extrapolated to men. If question at by the name of a classical composer, virtually everyone may respond as such they are Mozart, Beethoven and Falla. However not mention women, as in other arts. The invisibility of women in this field is so striking that one of the reasons for this thesis is to highlight the mechanisms that are responsible for that mistake. The basic pillars of this work are equality, gender, human rights, music and education. With the findings it aims to analyze and demonstrate how identity is constructed pupils through music education in the primary stage, from a gender perspective. We want to "pay our glasses" to see that discrimination still exists in education. In fact the Organic Law 8/2013, of 9 December, for the improvement of educational quality (LOMCE), states that "the educational level of citizens determines its ability to compete successfully in the field of the international scene and to face the challenges arising in the future ", this means opening the doors to jobs for highly qualified, representing a commitment to economic growth and a better future. For this, the role of scientific and technical matters is highlighted by eliminating mandatory study art education (plastic and music) in Elementary Education, and music in secondary education, a fact that enables a pupil finished his schooling in Spain without having studied this matter. Another reason to start this study is that, as a teacher I am, I share the ideas of the constructivist (Porlan, 1993; Diaz-Aguado y Medrano, 1994; Carter, 2010) in considering that research is a key factor for we draw people and rebuild our knowledge. Clearly it is essential to maintain a research perspective that allows us to know what would be the most appropriate new knowledge to interact in a context of learning and / or training. But the assessment of this discipline has not always been positive, particularly in basic education. Murphey (. 1992, pp 8-9) collects some beliefs of teachers on the use of music in the educational field, such as "Teachers do not take music seriously; They believe it can disturb adjacent classes; students "are desmadran" and control of the class is lost; different musical tastes among students of the same group is a problem . " Santos (1997a) also insists that those opposed to the use of songs in school prejudices persist, as it is considered a waste of time, a distraction from the curriculum to follow, along with a lack of rigor and academic seriousness. Starting from the well-known statement that "education, properly understood, is not just a preparation for life; is, in itself, a permanent and harmonious manifestation of life "(Willems, 1984, pp. 13-14). We propose that this idea should be extended to all artistic study and particularly for music education, appealing, as Willems (1984, pp. 13-14) "to most of the powers of the human being," he says. The development of these skills and qualities in children will depend on the social environments to which they are exposed: the family, school and society in general. In particular, the family is the first environment in which we spent the first years of our lives, and this is precisely where the basis of music education lies. In her social skills that will develop autonomy, because "the way we are being educated can contribute to become more complete and, secondly, to limit their initiatives and aspirations" (Finco, 2010 are acquired, p. 59). Therefore, the family is the first natural form of preparation, passing, through singing and games, music sensitivity. Then there is the school that complements the teaching of values that the learner receives at home, especially when there are deficiencies in the training environment (Garcia, 2005). Even from the "pink and blue clothes and earrings 'adorn' ears girls, are clear indications that the development of gender roles begins very early" (Gomez Bueno, 2001, p. 56). The second agent is school. The school has an important socializing role, transmitter of values, norms, habits of behavior . that facilitate the coexistence between people. It has a number of functions, which could be summarized in three: prepare the subject for their professional future, educate people morally and socially, and give a personal culture. The social environment and public educational institutions, enables a collective education, which encourages the child through different experiences of living with differences in gender, age, ethnicity, religion, among others (Faria and Finco, 2011) . Within the social function that has the school is remarkable "the role of the people involved in it, power relations, use of language, gender stereotypes, teaching strategies and relevance of its contents, and evaluation at school "(Chavez, 2006, p. 18). Imbernon (2002, p. 17) believes that "education alone can not make the necessary changes in societies but can act as a key instrument to promote changes in them." It is in these three environments, where the research work presented as a doctoral thesis, since music is learned from the family moves, as part of the culture of a place, and is experienced in school and society. The purpose of this research is twofold, first assess and demonstrate that music is a powerful transmitter agent of knowledge, not only music, but also of values, customs, beliefs, stereotypes . that influence the development the identity of people. On the other hand, emphasize the important role of music in the educational process of students, since through her abilities, skills . basic life of our students develop. Interest in this issue of the year 2008, since I started in this area with the paper titled "Analysis of the transmission of gender stereotypes in the songbook of Huelva as an educational resource" made to the doctoral program " Education in multicultural society " (2006/08 biennium) . For the development of this work, reference was made to child Songbook province of Huelva, by José Francisco Gallardo and Herminia Garcia Arredondo Perez (1995), researchers and teachers of the Faculty of Education of the Andalusian province. The findings of this investigation were the genesis of this dissertation, because as you will see later in "Final Conclusions" stereotypes are still maintained in the resources used in music classes. In the first steps to deepen this subject, it revealed few studies in our context on this topic. Precisely this was one of the reasons that professionally as a teacher, I generated curiosity and was instrumental in initiating the research study As mentioned above, after a first work of literature search and research the matter, we find that there are studies on the development of identity in childhood as Phinney & Ong, 2007; Smith, 1995 and 2002; Pnevmatikos, Geka and Divane, 2010; and Markus, 2008; At the same time, numerous studies consist of research on transmission of gender stereotypes through different subjects (such as language, mathematics, social sciences, natural, physical education . and even in teacher training that taught) as Marquez Guerrero, 2013 ; Alvarez, 1990; Torre, 2002; Marugán Velasco, 2012; Torres, G., and Arjona, 1988; Scott Martinez, 2012; Marco Lopez, 1991; Lomas, 2004; Lozano Domingo, 1995; Diaz De grenu, 2010; among others. However, when dealing with music education as a transmitter of stereotypes through resources used in music classes, there is little research on the subject. This doctoral thesis aims to demonstrate that the resources used in class, in this case one of the employees, such as textbooks for the subject of music in a particular school, knowledge, habits, beliefs are transferred . In short, existing in a male-centered culture, including prejudice conceptions. It is intended to demonstrate the power of this medium, since education is sound and picture; that is, transmitting what is heard and seen, but in music, more specifically, this relationship is accentuated by their impact on the development of people. In particular we focus on the influence and effects of music education in shaping gender identity and specifically in the transmission of the stereotypes that are disclosed in music textbooks. To do this, we have chosen a school Huelva, CEIP Aurora Moreno, located in the town Gibraleón (Huelva). The approach of this work in the study of text books is because (unfortunately) in education in general, and music in particular, is the most widespread when it comes to teach the classes, greatly limiting the activities, tasks and exercises resource because "everything is planned" by publishers, offering up the standard replies that each student or student should give, and not only that, but the images and texts that contain, are encased in some beliefs, values, thoughts, attitudes . that they are slowly influencing the identity of our children. This educational power in the construction of gender, has it even in music today, as behavior patterns that are assumed to be normal and, even today, not at issue are represented. We can make an example of this the song entitled "Woman Vase" Her dances alone. Educational phenomena are not purely technical. They are, rather, moral and political. The educational activity is imbued with moral content. Our responsibility as professionals of the educational process-in policy, management, teaching . - is to have an external democratic control of the actions undertaken and also an internal control born of the demands and needs of the protagonists (Kelley and Beauchesne, 2001) . Therefore, "we can not ignore or neglect that schools are highly involved in education, regulation, control and correction of sexual expression and gender of children, and that these practices are inseparable from the simultaneous production of systems and hierarchies legitimizing and authorizing situations of exclusion, marginalization, subordination and violence between sexual identities and gender, which has a political significance impossible to ignore, it is urgent to advance the inclusion and discussion of the issue in the training of and education professionals "(Quaresma da Silva Sarmento Fanfa & Fossatti, 2012, p. 17). Gender stereotypes shown on many occasions in textbooks, popular and traditional songs, video games . pigeonhole women in "perfect housewives and wives", kind, gentle, fragile and ultimately without free will or identity or autonomy, always dependent on a man to feel fulfilled. All this belongs to the so-called hidden curriculum education. You can set the hidden curriculum as a set of rules, customs, beliefs, languages and symbols that appear in the structure and functioning of an institution, constituting a source of learning for all people within the organization (Santos Guerra, 2002 ). The lessons derived from hidden curriculum not only affect the students but also teachers. From the meanings hidden curriculum through the practices carried out, the speeches that are used, the texts read (Santos, 2002) are treated. Androcentrism has very powerful actions and, more specifically in the musical field, have tried to devalue everything that women do. These actions added to the invisibility of women in music, helps develop this secondary role of them in this area of knowledge. On the one hand it is achieved underestimate music by women because it has no value or importance and is therefore considered an activity for them, whereas when they make an important contribution stands out if they are men. As discussed earlier in this section each and everyone has heard of Mozart or Beethoven, but little production and the role they have played in the lives of their female relatives as Fanny Mendelssohn (sister of Felix), Clara Schumann is known ( wife of Robert), Alma Mahler (Gustav woman) or Nanerl Mozart (sister of Wolfgang Amadeus). These issues are often neglected by teachers when selecting textbooks and who is responsible for the editorial, showing the archaic conceptions and beliefs of a patriarchal society dominated by men, that on some issues is different nowadays, being thus out of context. With the findings of this study tests that highlight the importance of women's role in music and its effect on the education of persons, in line it posed a current stream of postmodernism and feminist musicology is obtained. This branch of musicology claimed the figure of the women as central to prevent discrimination against women not only as content but also as an object. To carry out this research propose the structure is as follows: To start the theoretical foundation of this work, we began a presentation of basics that provide clarification of the basic concepts that will allow the understanding of it. It starts from the idea that music is powerful means of communication, in many goal chances and other subjective, thus giving great importance as a transmitter of ideas, beliefs, values, feelings . First, music is presented as a language with its constituents, as it is a little-known facet. We also describe how immensely related one with the word, then, many musicologists agree to assign a common origin with the spoken language. As expressed Barnabas Villodre (2012, p. 107), "Music is an art form, it is a means of expressing ideas, emotions, experiences of a society. The musical art combines elements so that the listener about the culture of the people that has already produced human emotions. For all this, we can consider it as a basis for establishing intercultural dialogue as a working tool of multiculturalism ". Arts education and, more specifically musical, helps transmission of beliefs, rules . and that "values are taught music and music learn to choose values" (Tourinan and Longueira, 2010, p. 160). Subsequently, we present the music as a source of expression, including making a chronological development of the expressive children through it. Also, it is explained in more detail the three types of musical expression: vocal and instrumental body. "The process of creating music can contribute to the appreciation of cultural diversity and respect for freedom of expression; hence the importance of music as a means of communication between cultures and, by extension, the importance of education for music. However, it should be noted that not only the musical practice in the formal scope may favor the acquisition of the so-called intercultural competence "(Garcia de Haro and Escarbajal Escarbajal Frutos, 2007, p. 26). Later, he explained how the study of music along the various companies has led to a science called sociology. A chronological approach to the genesis of this science develops, as well as other leading intellectuals in developing it. "We start from the idea that music has provided from the beginning of an inherent burden of sociability, it is an expression of the inner life, expression of feelings, but in turn requires from those who listen, responsiveness and knowledge of style which, in addition to knowledge of the society in which you create concerned, as each musical work is a set of signs invented during implementation and dictated by the needs of the social context. If we disclaim the work of the society that created the musical signs have different meanings "(Hormigos, 2012, p. 75) In ancient times, the musical sense was associated with group activities where life experiences are shared, that is, the individual's contact with music was produced in the direct sharing music experience with others and generating, in this way, a real social event, but today, it is common to forget this dimension as we are too used to listen alone (Drosser, 2012). Then the chronological development of the social function of music, from prehistory to the present day is presented. In this section the importance of the same in different societies and the uses made of it does or says. In developing this point how important it was the prehistoric music to Greece and Rome, since then, had a formative and educational value, and subsequently was given as a deal of amusement or pastime, ignoring its properties it is highlighted. "To decrypt the message that has all musical composition is necessary to understand its structure and form of music, structure and form are determined by the characteristics of the society that created, inherited or interpreted. Therefore, the musical should be viewed as a social activity "(Hormigos, 2012, p. 76). It also highlights the importance of women's role throughout history, because as we shall see, women are the "forgotten ones" in the history books of music. Green (2001, p. 25) argues that "the division of the musical work in a public sphere, in large measure men and a private sphere, largely female, is a feature of the history of Western music, as well as many musical cultures around the world. " "In music, the patriarchal system has not been less influential than in other social levels. The women in music have always been invisible and relegated to the background. We must not forget that music is inserted in a particular model of society that produces it, conveying a certain type of culture, values and aesthetic interest must always be connected with the other factors that make that society "(Laborda, 2015 , p. 168) In the next section the educational value of music, starting it on the historical background and chronologically through the different times to reach the current education law, LOMCE addressed. This section develops understand how the current education and more specifically the music curriculum. As this work is especially relevant educational value of music as well as their contributions to the primary stage, a detailed review of the methods of teaching and learning is done with psychological foundation, which ensures that music contributes to a comprehensive training of students, such as Suzuki, 1978; Willems, 1984; Kodaly, 1974; Ward, 1964; Orff -Schulwerk, 1969; Martenot, 1993; Paynter, 1999; and Dalcroze, 1998. In school is essential to address, study and train students in knowledge about music. According to Alonso, Pereira and Soto (2003) music is an educational tool for the expression of values and feelings, and that through music education, students can participate in cooperative productions, social relationships, teamwork. . Herrera (2007, p. 6), believes that "from the musical education we can develop a framework for suitable action to work on aspects such as freedom, personal autonomy, self-esteem, honesty, happiness, critical thinking, equality, solidarity, pluralism, cooperation, love, creativity . " Once contextualized the theoretical framework, in the second block, is based and describe the objectives of this study can be summarized in the title of this thesis, an analysis of the construction of identity from a gender perspective through music education in the primary stage. To do this, the music textbooks are analyzed from a gender perspective; an analysis of the characters in the books is done; the social role played by men and women on the textbooks used in music classes described; They are detected and analyzed gender stereotypes that teach and transmit to students. All this, in order to sensitize and raise awareness among teachers and public administration of the presence of a powerful hidden curriculum in the textbooks; discover whether there are racist, sexist or other discrimination against people explicitly values in selected textbooks and publishers and also provide guidelines to facilitate analysis a critical, gender, about the material used in classrooms of primary education are textbooks. On the studied material it has conducted a content analysis, whose categories are the names of the characters, physical description, psychological description, actions performed, trades or professions and objects. Among the conclusions drawn stresses the important role of music as a transmitter of norms, customs . in many stereotyped occasions as well as the influence it has on the development of the identity of the students. Thus, the real educational value of music, beyond the recreational aspect, reassessing its role in the learning process of children is demonstrated. Finally , we have included a section entitled " Limitations and our possible courses of action " in which both proposals as future interaction studies performed on this line will be exposed. Given the conditions of space and time , there are issues that can not be presented in this work , but I feel great interest to address in future studies as they are treating the main contributions of feminist musicology, studying and highlighting the educational context names of musicians , directors and composers , as well as instruments and repertoires considered masculine or feminine. Therefore, we must stress the importance of a good selection of materials used by teachers in the classroom , because in school as a socializing agent that is , beliefs and values embedded in them are transferred .
En el artículo anterior nos dedicamos a recorrer con Tocqueville los llamados "puntos de partida" socio-históricos de la sociedad norteamericana y su vínculo con la democracia. En esta segunda parte, abordaremos en profundidad la visión de Tocqueville con respecto a la igualdad a partir de la experiencia de los Estados Unidos y la relación de ésta con la democracia, con los distintos aspectos de la sociedad, con el Estado y, por último, con la libertad.1.- Sobre la igualdadSi hay un tópico en el que Tocqueville se destaca de forma rotunda, ése es precisamente en el referido a la igualdad. No sería exagerado decir que el análisis de la igualdad constituye un pilar fundamental de "La Democracia en América", no sólo por el espacio que ocupa en el conjunto de la obra sino por el grado de rigurosidad con el que se trata. El autor se explaya ampliamente sobre la igualdad, sin temores ni prejuicios, abordándolo desde diversas dimensiones –política, filosófica, sociológica, económica, etc.- brindando así una panorámica general y muy completa sobre el tema.a.- Igualdad y democraciaComo buen francés, que había vivido de cerca cómo la Revolución francesa no lograba traducir su ideario abstracto de "igualdad" en un proyecto político y social perdurable, le llamará la atención la estabilidad social y política norteamericana, algo que vincula directamente con la condición igualitaria de todos los ciudadanos. Tocqueville se sorprenderá de la igualdad norteamericana dado que era algo que todavía no se había visto, al menos no con tanto desarrollo, en ningún país europeo, mucho menos en Francia, en donde ni aún la radicalidad de la Revolución había podido revertir siglos de estratificación social. En América, Tocqueville no se cansa de repetir asombrado, la igualdad no es un discurso ni una aspiración utópica: es una realidad enteramente constatable, que atraviesa de cabo a rabo y distingue a toda la sociedad norteamericana. Allí, la igualdad no se implementa a través de un esfuerzo explícito, ni se genera por la instauración de ningún régimen político en particular, mucho menos revolucionario: antes bien, la igualdad se "respira" en la cotidianeidad; simplemente se "da". Y por igualdad no se entiende solamente igualdad ante la ley sino igualdad de condiciones. Lo que implica igualdad económica, social, cultural y hasta de conocimientos.Esbozando una, un tanto ligera, filosofía de la historia, Tocqueville dice que ésa igualdad que ve en los Estados Unidos refleja y, a su vez, confirma la existencia de una suerte de ley histórica, comandada ulteriormente por la Divina Providencia, según la cual el desarrollo de la sociedad, en el sentido más amplio de la palabra, está orientado en la dirección de ampliar más y más la igualdad. Para decirlo en otros términos: comulgando con el relato del "progreso" de la Ilustración, Tocqueville, en plena sintonía con el afamado "Esquisse…" de Condorcet, ve en la historia una sola y la misma tendencia: la conquista dificultosa pero progresiva de la igualdad. En efecto, dirá al inició de su texto que "Cuando se recorren las páginas de nuestra historia, no se encuentra, por así decirlo, ningún acontecimiento de importancia en los últimos setecientos años que no se haya orientado en provecho de la igualdad."Volviendo a América, Tocqueville apunta que la igualdad es de tal magnitud en los Estados Unidos, que se constituye como el principio general de la sociedad, del cual se derivan absolutamente todos los demás principios particulares. Y esto no es menor. Puesto que, planteado de este modo, Tocqueville nos está diciendo algo trascendental. Si de la igualdad se desprende todo lo demás, entonces, en América, la democracia, en tanto régimen político que organiza a esa sociedad, debe ser vista, inevitablemente, como un resultado de esa igualdad de hecho que caracteriza a todas la sociedad. Y ese comercio igualdad-democracia tiene sentido cuando se lo mira desde la siguiente óptica. En la medida en que lo que caracteriza a la democracia como régimen es precisamente la distribución equitativa del poder político entre los ciudadanos, entonces no se puede menos que admitir que la democracia no sólo presupone la existencia de cierta igualdad entre los ciudadanos sino que directamente debe imponerla para poder funcionar, es su requisito sine qua non. En América, ello no es necesario, pues la los individuos, como dice el autor, ya nacen iguales.En tanto reconozcamos, con Tocqueville, que la democracia es el régimen que mejor se lleva con la igualdad, no puede darse que un pueblo tan igualitario como el americano, se diera otro régimen político que no fuera el democrático. Ello es lo natural para Tocqueville y hasta lo que debe ser desde el punto de vista moral.Al haber tanta igualdad, la democracia, en consecuencia, desborda el ámbito estrecho de lo político y pasa a ser el marco general dentro de la cual las relaciones sociales, aún las más espontáneas, se desenvuelven. Una cosa es la democracia política y otra la democracia social: en América, como apunta Tocqueville, se superponen las dos.Es necesario apuntar que este análisis sobre la relación "igualdad-democracia", Tocqueville lo piensa especialmente, como dijimos en la parte anterior, para Francia, en donde la historia, en tanto historia de la igualdad, hizo un enorme esfuerzo por progresar pero finalmente se empantanó en una sangrienta Revolución que no supo generar ni democracia ni igualdad.b.- Los "males" de la igualdadLuego de mostrarse entusiasta con la igualdad, la argumentación de Tocqueville, ya para el final de libro, cobra un giro inesperado. Tocqueville va a dedicar una buena parte de su texto a deshilvanar, punto por punto, los problemas que trae aparejado tanta "igualdad democrática".La igualdad dignifica al individuo en tanto lo reconoce como portador de los mismos derechos y deberes que el resto de los integrantes de la sociedad. Por otro lado, lo exalta en la medida en que genera la desaparición de la injusta división de la sociedad en estamentos, en clases privilegiadas y en clases desposeídas. Tocqueville, hijo del espíritu ilustrado, no difiere en eso. Advierte, sin embargo, que la igualdad tiene un efecto bastante indeseable, que enraíza en el hecho de que implanta en los individuos un sentimiento de independencia con respecto a los demás.Al no haber individuos superiores ni inferiores, dice el autor, al no haber ninguna clase de compartimentación social, el individuo queda librado a su propia suerte.En el Antiguo Régimen, había individuos más y menos poderosos, más y menos cultos, más y menos ricos. Existía una riqueza y una variedad que eran a la vez el soporte y la razón de ser misma del relacionamiento social. A tal punto ello era así, que cuando un individuo tenía sus derechos vulnerados, ya fuera por el Estado, por otro individuo o por cualquier otra entidad, tenía la posibilidad o bien de refugiarse en aquellos individuos más fuertes o bien de apelar al grupo particular al que pertenecía. Así en la sociedad pre-moderna, el individuo estaba entretejido en un determinado grupo, sea por vínculos de sangre o de clase, que le prestaba sustento en momentos de necesidad.Empero, para el caso de una sociedad, como la americana, en donde la igualdad ha calado hondo, Tocqueville señala que opera una suerte de indiferencia radical para con el otro. Cada quien está entregado de lleno a sus tareas e industria y, en esa estrechez de miras, los individuos quedan dominados por una absoluta despreocupación por lo que suceda con el resto, aún con los individuos afectiva y geográficamente más cercanos. Este ensimismamiento individual, señala el autor, ataca las bases mismas del tipo de relacionamiento social sobre el que estaba fundamentado in totum el Antiguo Régimen. En su forma patológica, advierte Tocqueville, esa indiferencia se torna disolutiva, en el sentido de que termina quebrando todo lazo social. De no ser por el Estado, el poder central que mantiene al todo unido, la sociedad se desmoronaría irremediablemente. Adelantando lo que Bobbio teorizaría como una "falsa promesa" de la democracia, Tocqueville ya señala que es el Estado quien toma el control de los asuntos públicos ante la despreocupación y el desinterés ciudadano por la cosa pública. Allí donde la igualdad y la democracia triunfan radicalmente, los individuos no saben más que replegarse sobre sí mismos, sobre sus asuntos.Según Tocqueville, esa indiferencia asocial y apática hecha raíz en otro fenómeno propio de las sociedades igualitarias. En ellas, explica Tocqueville, los individuos se caracterizan por ser igualmente débiles en términos de poder. La sociedad es una masa uniforme de individuos que comparten más o menos la misma cuota de poder. Siendo así, aquello de apelar a la ayuda del otro, como sucedía en L'Ancien regime, deja de ser posible. Nadie está en condiciones de ayudar a nadie pues nadie se encuentra en una situación especialmente favorecida. Lo que prima es una medianía general, que no hace más que acentuar ése estado de recogimiento individual. De esa situación, y fuera de todo pronóstico inicial, sólo una entidad se beneficia netamente: el Estado.c.- El Estado y la igualdadSi hay una institución que sobresale entre medio de la uniformidad general, esa es el Estado, dice Tocqueville. En él están concentradas nada menos que toda la administración y toda la fuerza del poder político. Es por ello mismo que, en el marco de una democracia y de una sociedad igualitaria, es el único organismo que ostenta un poder infinitamente superior al del individuo aislado. Lo anterior puede resumirse en un adagio simple: el poder del Estado se consolida al tiempo que lo hace la igualdad y, con ella, la debilidad del individuo. Esto, dirá Tocqueville, es paradójico que suceda en una sociedad como la norteamericana que, si recordamos, se había hecho sobre la base de una reticencia explícita al poder del Estado. Lo que sucede es que en ningún momento entró en los cálculos que las condiciones igualitarias terminaran, en los hechos, menguando el poder del individuo y magnificando el del Estado.En sociedades igualitarias y numerosas, comenta Tocqueville, los individuos se hacen más pequeños e insignificantes y, de manera inversa, la sociedad, a través del Estado, se vuelve más activa y grande. Sin embargo, lo peor de todo, subraya el autor, es que ese hecho no se deja ver fácilmente, mucho menos para los miembros de la propia sociedad. Que el Estado se vuelva una suerte de entidad omnipoderosa, no es un fenómeno que pueda ser discernible por el individuo de a pie pues ese poder, apunta Tocqueville, no se ejerce ostensiblemente sino, al contrario, de forma lenta, sigilosa y subterránea. Se trata de un poder que, en todo momento, se despliega, como veremos, a través de la administración y de la burocracia, de forma tan sutil como efectiva.La abismal distancia que existe en materia de poder entre el Estado y los individuos conlleva, dice Tocqueville, que éstos últimos tiendan a ver al Estado como la única institución en la que puedan encontrar respaldo seguro. Como lo expresa el propio Tocqueville "En una nación democrática, sólo el Estado inspira confianza a los particulares, por ser el único que tiene a sus ojos cierto poder y estabilidad". Pero no sólo eso. En la medida en que el Estado es también el único capaz de socorrer al individuo en caso de necesidad, de ayudar a los más desvalidos y apoyar a los trabajadores, los ciudadanos comienzan a pensar al Estado como una suerte de gran pater al que pueden acudir.Como producto de lo anterior, y seguramente de forma inconsciente, en los siglos democráticos, el individuo, dice Tocqueville, se entrega al poder Estado no en grandes y trascendentales cuestiones, pues ello sería notorio e implicaría además ir en contra de las convicciones anti-estatales sobre las que se fundó el país, sino precisamente en cuestiones mínimas y cotidianas, en esas que apenas se perciben. En efecto, los individuos renuncian poco a poco a su libertad al sucumbir ante un conjunto de leyes poco importantes, de cargas administrativas dignas de Kafka y de una burocracia centralizante y uniformizante: instrumentos invisibles mediante los cuales el Estado ejerce su poder. Tocqueville señala que el individuo cede y cede ante esas regulaciones poco importantes pero ese continuo ceder le genera un desgaste invisible. Precisamente, el Estado, en las sociedades democráticas, domina no porque ordene o utilice la fuerza física, sino porque, obligando al individuo a consentirle en las pequeñas cosas, termina enfriando su voluntad. En otras palabras: al individuo no le nace hacer otra cosa sino lo que dicta el Estado. El Estado democrático no contradice voluntades sino que las neutraliza por su base misma para luego dirigirlas solapadamente en la dirección que desea. Éste no gana por confrontación sino por sistemática erosión. En consecuencias, en las sociedades democráticas, los ánimos se adormecen, los espíritus fuertes se apagan y, en palabras de Tocqueville, "[…] cada vez más raro se hace el uso del libre arbitrio." Sigilosamente, el Estado, dice un Tocqueville ya espantado, reduce a la sociedad a un rebaño de ovejas, fáciles de dominar.En este punto en específico es cuando la igualdad, que, al iniciar, Tocqueville había encumbrado como la mejor virtud que una sociedad puede atesorar, se vuelve, paradójicamente, el principio de todos los males.Quizá una de las características más sorprendentes, y a su vez peligrosa, de la igualdad, es que parece tener una tendencia auto-reproductiva. En sociedades democráticas, dice Tocqueville, los hombres se acostumbran rápidamente a la igualdad y por ello mismo no soportan el más mínimo privilegio o la más mínima diferencia. En una sociedad monocromática, integrada por individuos solamente iguales entre sí, la menor distinción no sólo llama la atención sino que disgusta y altera los ánimos. La sociedad, acostumbrada a la igualdad absoluta de sus integrantes, desarrolla una repulsión "instintiva" hacia la diferencia y la desigualdad. Al contrario de lo que sucedía en el Antiguo Régimen, donde lo opuesto era lo normal, en tiempos democráticos, señala el autor, la sociedad se vuelve poco tolerante con lo que resalta de entre la homogeneidad general. Las diferencias, en pocas palabras y para ser categóricos, no son aceptadas por la sociedad. Y es justamente allí, donde la igualdad derrapa en un igualitarismo dictatorial que opera implacable más que nada a nivel cultural.Por otro lado, y al igual que la sociedad, el Estado también se hace "adicto" a la igualdad. Ello no es de extrañarse puesto que la igualdad, como vimos, convierte a los individuos en una masa fácil de manejar, facilitando así el trabajo del Estado. Está en el interés del Estado, entonces, que la igualdad sea defendida y azuzada.2.- Igualdad versus LibertadEsa igualdad descontrolada, que además es fomentada por la sociedad y el Estado, Tocqueville la visualiza como preocupante. Ello porque, según lo que ve en Norteamérica, ésta tiende a esgrimirse, más y más, en oposición a la libertad y, en forma general, a los derechos individuales.Por su naturaleza, en la democracia importa más el número que el mérito. Quienes gobiernan bajo ese sistema político no son ni los "mejores" ni los "notables" sino los "muchos". En consecuencia, lo importante para un pueblo democrático será la voluntad general. Es por esa razón que en la democracia se esconde una tendencia intrínseca a tener poca consideración por los derechos individuales o por los de las minorías. Esa devoción que la sociedades democráticas desarrollan por lo que dictamine la mayoría, puede terminar muchas veces, señala Tocqueville, por jugar en contra de los hombres más sobresalientes que pueden no plegarse a la voluntad de la mayoría. Si a ello sumamos el ya mencionado impulso natural de la sociedades igualitarias por fagocitar todo lo que no sea común y sobresalga, estamos ante un "coctel" peligroso para los derechos individuales. Adelantando en cierto modo la crítica de Nietzsche, Tocqueville acusa a la democracia de impedir el florecimiento de grandes hombres, que otrora habían sido el motor del progreso científico y cultural de la sociedad. Como señala, sucede en las sociedades democráticas que "[…] el hombre de genio se hace cada vez más extraño y la cultura cada vez más común".El incremento infinito del poder del Estado, el adormecimiento de la voluntad de los ciudadanos, la exaltación de la voluntad general en detrimento de los derechos individuales, la tendencia uniformizante -todos males desprendidos de la misma matriz: la igualdad- culminan por configurar, para Tocqueville, un cuadro verdaderamente aterrador.Sin prejuicio alguno, y tal vez en uno de los puntos más altos de la obra, Tocqueville asevera que, por lo anterior, los individuos en los pueblos democráticos terminan por convertirse en esclavos. Es, empero, una esclavitud silenciosa, sin dolor ni escándalo, puesto que ahora el amo no es ni un hombre, ni una clase sino el mismo pueblo. Manteniéndose en un servilismo complaciente, permitiendo que el Estado gane más y más espacio en la conducción de los asuntos públicos, los individuos se condenan a una vida en donde en lugar de pensar por sí mismos, son pensados, en lugar de decidir por sí mismos son decididos, siendo llevados de las narinas, como las hojas por el viento, por el Estado. Es de ese modo, dice Tocqueville, que en el corazón mismo de una sociedad que dice amar la libertad y la igualdad por sobre todas las cosas, se ensarta la más nefasta de las tiranías. En efecto, ningún buen gobierno, ni liberal, ni enérgico ni inteligente, recalca Tocqueville, puede ser elegido por un pueblo que ha sido moldeado de tal forma para satisfacer el gusto del Estado que no puede determinarse por sí mismo, con inteligencia y sensatez. Tal disgusto le causa este estado de cosas en Norteamérica a Tocqueville que incluso llega a vertir una frase dramática: "el terrible espectáculo de la igualdad hiela mi sangre y me entristezco […] y comienzo a echar de menos a la sociedad desaparecida".3.- Los "remedios" para la igualdadAunque se muestra implacable a la hora de criticar los "trastornos" de una sociedad imbuida en un igualitarismo, Tocqueville reconoce que los males de una igualdad desenfrenada pueden ser minimizados y domeñados si se adoptan ciertas medidas.a.- El rol de la prensa y de la justiciaEn las sociedades igualitarias, formula Tocqueville a modo de recomendación, la prensa cumple un rol de vital importancia. Como dijimos, en las naciones igualitarias los individuos se tornan absolutamente débiles, puesto que, a diferencia de la sociedad pre-moderna, cada individuo está esencialmente aislado. Esto le deja vulnerable, y es cuestión de tiempo para que en algún momento tenga sus derechos individuales violados. No obstante, cuando ello suceda, aunque no pueda apelar a ningún grupo o clase, sí podrá apelar, como dice Tocqueville, al género humano en su conjunto. El medio para hacer ello es justamente la prensa. Para Tocqueville, en ese sentido, la prensa es el arma más preciosa que puede haber en las democracias, puesto que ayuda a remediar esa soledad endémica que sufre el ciudadano en medio de una sociedad igualitaria.En la lucha por la independencia personal y por la protección de la libertad individual, juega un papel muy importante en la medida en que dota del poder al individuo de hacer un llamado, no ya a una casta o grupo social, al conjunto de los ciudadanos de la nación en caso de suscitarse un atropello a sus derechos por parte de alguna autoridad pública, de otro individuo o del mismísimo poder del Estado. En todos los pueblos pero más en los democráticos, la prensa es, recalca Tocqueville, indispensable, pues, rota la modalidad de socialización imperante en la pre-modernidad, es la que le permite al individuo amplificar su voz y llegar así a toda la sociedad. Es por ello que la prensa se constituye, como dice Tocqueville, en "[…] el instrumento democrático por excelencia de la libertad."En tanto es un mecanismo esencial para la salvaguarda de los derechos y libertades individuales, toda sociedad que guste llamarse "liberal" deberá empeñar todos sus esfuerzos por mantener la salud de la prensa y, en especial, por mantenerla a raya toda intromisión o censura del poder político. Sin la prensa, el individuo sencillamente se quedaría sin voz. Por ello, la prensa le es tan vital a la sociedad democrática como el oxígeno a los pulmones, puesto que sirve para prevenir los abusos del poder estatal-social o, de lo que es lo mismo, de lo que puede ser una voluntad general devenida despótica.En la protección del individuo y de las libertades, Tocqueville señala que la justicia también tiene un rol muy importante que jugar en las sociedades democráticas. Por la función que debe desempeñar, la justicia es, dice Tocqueville, la aliada natural de los más desprotegidos. Para Tocqueville, la justicia le brinda al individuo un espacio perfecto para que éste pueda hacer sus descargos referidos al respeto de sus derechos, abriéndole la puerta incluso para enfrentarse, de igual a igual, al poder público si éste se extralimita en sus decisiones o competencias. Dada la tendencia del poder democrático de extenderse más y más, dice Tocqueville, los tribunales, que siempre fueron pieza fundamental en la salvaguarda de los derechos individuales, se hacen en las sociedades democráticas particularmente más importantes y necesarios. Apunta Toqueville que a los efectos de proteger las libertades individuales, la justicia debe crecer al ritmo que lo hace el propio soberano. Ella y sólo ella es la única forma de poner coto a la difundida creencia en los pueblos democráticos de que una decisión es válida únicamente por el hecho de haber sido tomada por la mayoría.4.- Reflexiones finalesTanto el requisito de contar con una prensa como de una justicia saludable son dos formas de una misma necesidad que se plantea en el seno de los pueblos democráticos: la limitación del poder soberano o, dicho de otro modo, del pueblo mismo, en tanto titular del poder público. Tocqueville, quien ya conocía el desafortunado derrotero de la volonté général de Rousseau en manos del Terror de Robespierre, es escéptico, como se puede apreciar en estas últimas reflexiones, con respecto a las bondades de darle vía libre a la voluntad de la mayoría. Como buen liberal que es, Tocqueville recalca una y otra vez que en una democracia auténtica, comprometida seriamente con las libertades y con los derechos de sus ciudadanos, al soberano no le corresponden plenos e ilimitados poderes. Al contrario. Para Tocqueville, que el pueblo esté limitado es, aunque parezca contradictorio, algo esencial para la democracia misma, puesto que, como ya había advertido Aristóteles en la Antigua Grecia, es precisamente ello lo que distingue a ésta de su vil hermana: la demagogia. Un pueblo demagógico que ejerce el poder de forma arbitraria, sin respeto por la ley y las libertades individuales, puede ser igual o más tiránico que los peores y más caprichosos monarcas absolutistas alumbrados por el Antiguo Régimen, a los que, en nombre de la libertad, tanto y tan enérgicamente se combatieron. Y es esta, tal vez, la lección más importante que nos deja "La Democracia en América". Sobre el autor Profesor Depto. de Estudios Internacionales.FACS. Universidad ORT Uruguay.
La presente tesis doctoral consiste en un estudio historiográfico de la erotología árabe e islámica medieval, para el cual hemos tomado como referencia el Kitāb al-īḍāḥ fī asrār al-nikāḥ escrito por el erudito 'Abd al-Raḥman Ibn 'Abd Allah Ibn Naṣr al-Šayzarī, durante el siglo XIII. Para entender la información contenida en este tratado, previamente exploramos la literatura sexual como un espacio histórico desde el nacimiento del islam, a fin de comprender cómo este corpus textual se ha configurado con el paso de los siglos. A partir de aquí, realizamos una traducción completa del Kitāb al-īḍāḥ fī asrār al-nikāḥ siguiendo la edición llevada a cabo por Muḥammad Sa'īd al-Ṭarīḥī. El Kitāb al-īḍāḥ fī asrār al-nikāḥ que traducimos como El Manifiesto sobre los secretos del coito o Elucidación de los secretos del matrimonio viene a sumarse al género de la erótica árabe medieval, conocido este como kutub al-bāh o "libros eróticos". Entendemos por kutub al-bāh un acervo de escritos, caracterizados por su estilo multidisciplinar y misceláneo, en los que se relata sobre el arte del coito, afrodisíacos, ventajas y perjuicios del sexo, cuidado e higiene sexual, descripción del deseo carnal, el goce y el apetito, etc., independientemente de su orientación sexual e implicación transgresiva, producidos a partir del siglo IX, en el espacio geográfico que el islam ocupaba en estos siglos. Es a partir de la época mencionada que la sociedad abasí de Bagdad se convierte en un campo fecundo para los tratados eróticos árabes, una costumbre que se mantendría a lo largo de los siglos. La emergencia de los kutub al-bāh surge en la sociedad árabe e islámica, como consecuencia del cambio de costumbres de los árabes debido esencialmente al contacto con otras culturas y a la transformación histórico-política que coloca en primer plano a la corte y al estado, lo que da lugar al establecimiento de una cultura árabe más refinada y lujuriosa. En el caso de la obra que nos ocupa, esta es una compilación principalmente de afrodisíacos, afeites, preparados alimenticios, vendajes, ungüentos, etc., que estimulan la potencia y el apetito sexual, engrosan el pene, mejoran la higiene sexual y embellecen el cuerpo de las mujeres. Se trata igualmente de una gran compilación sobre las características de la belleza femenina, lo cual ha valido a su autor cierta popularidad y reconocimiento. La estructura de la tesis consta de cinco capítulos en los que se vislumbran los objetivos principales de los que partimos: por un lado, en los dos primeros capítulos ofrecemos un estudio dedicado a los aspectos históricos, religiosos, sociales, lingüísticos y literarios que han influido al desarrollo de los kutub al-bāh. De esta manera, pretendemos proporcionar un análisis exhaustivo de un género singular en el conjunto de la literatura árabe medieval que hasta el momento no había recibido una investigación en profundidad. Por otro lado, en los tres capítulos restantes ofrecemos a la comunidad investigadora el primer estudio sobre su biografía y la obra erótica de 'Abd al-Raḥman Ibn 'Abd Allah Ibn Naṣr al-Šayzarī, y completamos esta tesis aportando la traducción al castellano de su tratado erótico Kitāb al-īḍāḥ fī asrār al-nikāḥ. Las razones por las que hemos elegido esta temática y en especial la obra de al-Šayzarī son la distinción del erotismo como género propio de la literatura árabe medieval, la evolución de este género y como no, la necesidad de aportar una nueva traducción al castellano de una obra erótica. Conclusiones No cabe duda de que el Kitāb al-īḍāḥ posee un valor innegable como fuente de documentación, pues su carácter multidisciplinar, educativo y misceláneo se expande a lo largo de obra. Es incuestionable además la evidente vinculación que esta tiene con el género del erotismo. Su estructura, contenido, finalidad, temática y léxico empleados en ella siguen los patrones propios de los tratados eróticos árabes. De esta manera, si bien su contenido formal la adscribe al repertorio de los kutub al-bāh, podemos concluir que el fondo del Kitāb al-īḍāḥ es un ejemplo más para el subgénero de los afrodisíacos y la fisiognomía femenina. De igual manera, el autor, con el recurso a los alimentos potenciadores del apetito sexual y a las numerosas recetas afrodisíacas, no solo pretende causar exaltación en el lector masculino, sino que, como bien se ha explicado a lo largo de esta investigación, es también una meta lícita por parte de los musulmanes. De ahí que planteemos el por qué de su composición y cómo esta se relaciona con el contexto en el que fue redactada. Por esta razón, concluimos que existe una estrecha conexión entre el espacio temporal en el que se redactó la obra y el factor sociopolítico islámico de expansión y absorción de las culturas iranias y turcas, que son la clave principal y de motivación que impulsaron a nuestro autor a redactar esta obra. De manera que al-Šayzarī a través de su obra se coloca al mismo nivel que sus contemporáneos al-Ṭūsī y al-Tīfāšī. En cuanto a la enigmática figura de al-Šayzarī, desde un principio, hemos contado con escasos datos extraídos de enciclopedias en las que se presenta una información harta dispersa. Es más, ni siquiera los mismos enciclopedistas árabes se han puesto de acuerdo a la hora de establecer un dato fijo y preciso: fecha de muerte, ocupación y otros datos. Al-Šayzarī aparece situado en dos siglos distintos: s. XII y s. XIV. Sin embargo, esto no ha sido un óbice para la investigación que nos ocupa. Como resultado, después de todo este largo recorrido y de poner en cuestión un largo trasiego de hipótesis e ideas, hemos llegado a la conclusión de que todas las investigaciones anteriores a la nuestra resultan cuanto menos inconclusas. Al-Šayzarī no fallece en la misma fecha que Ṣalāḥ al-Dīn (m. 1193), al igual que rechazamos la posibilidad de que este pudiera morir a finales del siglo XIV. Llegados a este punto y sin poder afirmar tajantemente cuál fue su fecha de deceso, concluimos que nuestro autor vivió a lo largo del siglo XIII, habiendo podido morir a inicios del siglo XIV. De igual modo, cabe la posibilidad de que el autor del Kitāb al-īḍāḥ no coincida con el resto de obras que se le han atribuido, lo cual queda abierto para futuras investigaciones. Respecto del género erótico árabe, en general, podemos decir que el factor de la medicina es el eje vertebrador en los tratados eróticos árabes, deudor asimismo de la erudición griega hipocrática, aristotélica y galénica. Por lo cual, la literatura erótica, con todo el repertorio de recetas afrodisíacas que en ella aporta para promover la actividad sexual y mejorar su higiene, bebe directamente de la literatura médica precedente. Como resultado, nos ha llegado hasta hoy un amplio corpus literario, en el que son protagonistas reyes, califas, médicos, ulemas e incluso, el mismo Profeta. El islam pues se muestra receptivo a establecer unas normas y conductas sexuales, tanto en el ámbito del matrimonio como en el concubinato. En suma, se cosifica una literatura sexual, gestionada bajo el beneficio masculino en la que la imagen de las mujeres es el único objeto sexual. Sin embargo y pese a que la sociedad islámica actual ofrece una imagen silenciada y tabuizada de los asuntos sexuales desde cualquier punto en el que se estudie, una de las constantes a lo largo de la historia árabe e islámica ha sido la actitud positiva y receptiva hacia la sexualidad, al contrario de lo que parece ocurrir en otras culturas en las que ha predominado, por ejemplo, la imposición del cristianismo. En la cultura islámica se reconoce la importancia del amor, la pasión, el placer y el deseo y es por ello que la erudición en materia erótica resulte tan elevada como la de otros géneros. Con todo esto, estudiar la sexualidad en el islam y el esparcimiento en la literatura es explorar el islam oculto. El discurso erótico en el ámbito islámico académico está totalmente silenciado a causa del rigorismo al que ha sido sometido en el último siglo. Por ende, hoy en día la literatura árabe carece del género erótico. Fuentes y bibliografía abreviadas Fuentes: AL-ĀBĪ, Abū Sa'd Manṣūr. Naṯr al-durr, 7 vols. Ed. Muḥammad 'Alī Qarna. El Cairo: Hašiy'a li l-Miṣriyya al-'Āmma li l-Kitāb, 1985. AL-ANṢĀRĪ, Muḥammad Ibn Ibrāhīm. Al-Siyāsa fī 'ilm al-firāsa. Ed. Aḥmad Farīd al-Mazīdī. Beirut: Dār al-Kutub al-'Ilmiyya, 2005. AL-BAGDĀDĪ, Muḥammad al-Kātib. Kitāb al-ṭabīj. Mu'ŷam al-ma'kil al-dimašqiyya. Ed. Fajrī al-Barūdī. S. l.: Dār al-Kitāb al-Ŷadīd, 1964. IBN 'ABD RABIHI, Muḥammad. Al-'Iqd al-farīd, 8 vols. Ed. 'Abd al-Maŷīd al-Raḥīnī. Beirut: Dār al-Kutub al-'Ilmiyya, 1987. IBN FALĪTA. Rušd al-labīb ilā mu'āšarat al-ḥabīb. Ed. Salah Addin Khawwam, trad. 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Barack Hussein Obama aparece cada vez con más claridad –aunque aún la última palabra no está dicha- como el próximo presidente de los Estados Unidos. Simultáneamente, la aún indefinida situación económica global –no hay ninguna duda de la magnitud histórica de la crisis del sector financiero, pero hay opiniones diversas respecto del nivel y carácter de su impacto futuro en el resto de la economía - ha inaugurado una serie de declaraciones fuertemente críticas acerca de la situación y el rol pasado, presente y futuro de los Estados Unidos en el mundo. Leyendo las informaciones y noticias que llegan desde Uruguay y desde otras zonas de América Latina –por ejemplo, algunas declaraciones particularmente fuertes de los presidentes de Brasil y Argentina en las últimas semanas- da la impresión que la crisis financiera ha servido de catalizador del fuerte antinorteamericanismo que ha caracterizado especialmente los últimos cinco años, a partir de la invasión a Irak en 2003. ¿Cuál sería el impacto de una eventual elección de Obama en ese discurso anti-norteamericano? Este impacto está ligado a dos grandes factores: la política exterior que el nuevo presidente siga, y el grado de predisposición de los críticos de Estados Unidos en el mundo a considerar los posibles cambios y sucesos internos en ese país como relevantes o no para formar su opinión sobre los Estados Unidos. En efecto, para nuestro razonamiento, se podría dividir, grosso modo, la actitud anti-norteamericana, en dos grandes posturas. Una es una postura que podemos llamar filosóficamente anti-norteamericana, y que, debido a que tiene tales diferencias de fondo con el capitalismo, la democracia liberal, y la política exterior de Estados Unidos, que califica en todos los casos de imperialista, resulta –en lo que toca a Estados Unidos- inmune a cualquier cambio interno del sistema, pues es el sistema mismo lo que se rechaza. Para esa forma de mirar, probablemente sería más cómodo que ganase McCain, pues un triunfo de McCain desestabilizaría menos el presente rechazo a Estados Unidos en el mundo, rechazo que incluye, entre otras, la noción de que se trata de una sociedad racista que, por definición, jamás podría elegir a un afroamericano como presidente (tal convicción, y la perplejidad ante los hechos presentes, la ha manifestado Fidel Castro en una declaración muy reciente). La otra gran zona de la actitud anti-norteamericana incluye la posibilidad de debatir rasgos y acentos internos de liberalismo y capitalismo, e incluso considerar diferentes formas y valores de la presencia norteamericana fuera de fronteras. Esta es una zona de la opinión que se ha visto fuertemente impactada, negativamente, por las acciones de la administración Bush, especialmente su intervención en Irak. La administración Bush y la política llevada adelante por el sector que ha controlado el partido Republicano en la última década ha funcionado como confirmación de que los Estados Unidos dieron la espalda a ciertos intereses ampliamente compartidos en el resto del mundo (globalización con respeto a la diversidad, no violencia, lucha por el mejoramiento del medio ambiente). El consiguiente rechazo a la presencia y rol norteamericanos –que ha crecido de modo exponencial en el último lustro-, puede experimentar cambios que lo maticen y lo disminuyan si, como cree la mayoría de los observadores políticos, Obama gana la elección el 4 de noviembre. Un factor decisivo en la formación de opinión de este segundo grupo será la política exterior de la nueva administración. ¿Cuál es, entonces, el posicionamiento de Obama respecto de la tradición de la política exterior americana? Pese a lo que la campaña republicana ha dicho, Obama no es un radical de izquierda, ni siquiera dentro del espectro del partido Demócrata. Se puede definir como un demócrata de centro, con una tendencia aproximadamente equilibrada respecto de las dos tradiciones principales de política exterior en su partido, en especial respecto de la guerra. Para explicar esto, hay que descartar primero toda idea de que el partido Demócrata sea una fuerza fundamentalmente contraria a las guerras. Para mostrarlo, basta recordar que el partido Demócrata estuvo en el poder en el inicio de todas las guerras importantes que los Estados Unidos pelearon durante el siglo XX: Woodrow Wilson tuvo que tomar la decisión de intervenir en la Primera Guerra mundial, Franklin Delano Roosevelt luego de Pearl Harbor en la Segunda, y Harry Truman inició la Guerra Fría con su decisión de arrojar las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, y estuvo involucrado en el lanzamiento de la guerra de Corea. También fue durante la administración de otro demócrata, John F. Kennedy, que se inició la guerra de Vietnam. De modo que no hay nada particularmente anti-belicista en la historia del partido Demócrata. Sí es cierto que se formó, frente al desarrollo de la guerra de Vietnam, una facción fuertemente anti-guerra dentro de ese partido, que elaboró en la década de los '60 su propia teoría doméstica del carácter imperialista de los Estados Unidos. Esa es la facción que alimentó el fuerte pacifismo de los años 60 que terminó con el retiro en derrota de los Estados Unidos de Vietnam. Esta facción radical del partido Demócrata (representada sobre todo por McGovern en los tempranos años '70) es la que debe contarse como representante de una postura no intervencionista, y como fuente de una crítica a muchas de las políticas contemporáneas del país, especialmente en lo que tiene relación con las dictaduras latinoamericanas de los años 70 –Jimmy Carter accedió al poder en parte apoyándose en el discurso creado por esta facción, y tuvo en su agenda el desmantelamiento de la CIA que había operado en los sesentas y primeros setentas, y lideró el cambio de rumbo de los Estados Unidos respecto a este tema en la última parte de aquella década. Pero Obama no representa simplemente a ese sector, aunque tenga algunos lazos con él. En la presente campaña se ha pronunciado muy claramente por una continuación de la intervención militar norteamericana en Medio Oriente. Por cierto, Obama se ha opuesto a la intervención en Irak, y fue uno de los parlamentarios que no apoyó con su voto la intervención desde el primer momento –a diferencia de su candidato a la vicepresidencia Joe Biden, quien sí lo hizo. Obama no apoya Irak, no porque considere que toda guerra es un crimen, sino porque considera que la guerra de Irak es la guerra equivocada. Pero, en cambio, ha repetido que debe incrementarse la presencia y la fuerza militar en Afganistán –en donde las cosas no están marchando bien para los relativamente escasos contingentes que permanecen en el territorio—, y también ha marcado la necesidad de "alinear" a Pakistán para que colabore más con los Estados Unidos en la guerra contra Al-Qaeda en las montañas del noroeste del país. Un segundo factor –descontado un anti-militarismo y anti-intervencionismo simple y llano de Obama, que no corresponde a la realidad— será la relación de Estados Unidos con sus aliados, especialmente europeos –priorizar las relaciones con Europa ha sido tradición del Partido Demócrata. Es aquí en donde más se ha marcado la potencialidad de Obama de devolver a Estados Unidos al diálogo internacional que virtualmente abandonó bajo el gobierno de Bush. Obama tiene uno de sus costados más interesantes en la lucidez con la que ha encarado la urgente necesidad de hacer reencontrar a los Estados Unidos con diversos actores mundiales que no tendrían razones filosóficas de fondo para estar tan distantes de ese país como están hoy –típicamente Francia y Alemania. Pero cuando Obama intente recuperar fuertes alianzas con las democracias europeas, se topará seguramente con tres factores: a) los problemas de presupuesto que esos países afrontan en medio de una crisis globalizada, que les limitan en su capacidad de acción militar; b) con los diversos compromisos de esas naciones –especialmente importantes los alemanes, que dependen de energía que viene de oriente- con Rusia; y c) con el fuerte anti-norteamericanismo que ha crecido entre la población europea en los últimos cinco años. Rusia, nuevamente, aparece como un actor decisivo, que parece dispuesto a empujar el tablero internacional hacia un formato de segunda guerra fría que, en muchos sentidos, sería un paso atrás respecto de los esfuerzos de desarme de los años 90. En este punto, no hay que descartar que Rusia (que ha dejado un pie en Georgia) haga alguna movida fuerte en estas próximas semanas, aprovechando la debilidad y el relativo caos interno por el que están pasando los Estados Unidos en este contexto de cambio de gobierno y complicaciones financieras y militares. Finalmente, la cuestión de la amenaza explícita de Irán sobre Israel y la consiguiente tensión en sentido contrario por parte de los israelitas, puede volverse más seria a medida que pase el tiempo. Y especialmente Irán y Rusia saben, como lo sabe Obama (quien lo repitió en los tres debates con McCain) que ninguna potencia puede mantener su supremacía militar si pierde su supremacía económica. El mensaje es claro: Estados Unidos tiene que solucionar sí o sí su situación económica si pretende aplicar cualquier política exitosa a nivel exterior. El panorama hoy, en ese aspecto, es sombrío para Estados Unidos; pero también es cierto que los recursos de renovación y recuperación de los Estados Unidos se han demostrado muy fuertes a lo largo de su historia, y no hay ninguna razón clara que haga pensar que no lo harán de nuevo en esta coyuntura. Esta cuestión de la necesaria independencia financiera que los estadounidenses contemplan con preocupación tiene un capítulo totalmente central en la necesidad de conquistar independencia energética. Este tema ha sido central a la campaña de ambos candidatos, y curiosamente no aparece destacado en las noticias sobre la misma que se publican fuera de Estados Unidos. Sin embargo, la centralidad de la cuestión energética está ligada directamente a un tema que interesa a todo el planeta, que es la cuestión del calentamiento global. Es sorprendente que los críticos de los Estados Unidos por su indiferencia –tenaz bajo la administración Bush- respecto de los problemas del cambio climático global, no hayan notado que van a ser probablemente los Estados Unidos, y muy probablemente en un plazo históricamente insignificante (Obama y McCain hablan de entre 5 y 10 años) los que ofrecerán al mundo las primeras soluciones tecnológicas viables en términos de energías alternativas. Para poner solo un ejemplo, relativo al transporte, digamos que el creador de eBay, Elon Musk ha fundado una nueva empresa, Tesla, y con ella ha producido, en pleno Silicon Valley, una zona carente de tradición en la industria automotriz, ya el prototipo de un coche eléctrico, el Roadster , que funciona con 6,000 baterías de iones de litio (las mismas que lleva un laptop) del tamaño de un dedo, y que es ya aproximadamente el doble más eficiente en términos de consumo de combustible que los actuales híbridos –sobre todo japoneses— a disposición en el mercado. El Roadster, recién en fase experimental, cuesta por ahora 109,000 dólares la unidad, pero Musk ya ha recibido unos 1,000 pedidos de gente que puede pagarlo, como Arnold Schwarzenegger y George Clooney. En cualquier caso, ya el combustible necesario para producir la energía eléctrica para recargar las baterías de estos coches es muy inferior al que sería consumido si anduvieran con nafta, de modo que su generalización sería un golpe gigantesco a la dependencia del petróleo que debilita a Estados Unidos (el transporte se lleva un escalofriante 30% de todo el consumo de petróleo del país), y la generalización en el mundo de soluciones de este tipo, y no solo en el transporte, significaría un cambio global de proporciones históricas. El Roadster, en su imperfecto estado inicial, puede ya recorrer 200 millas sin ver un enchufe, y para recargarlo sólo hace falta conectarlo a una toma común de corriente doméstica, que se puede instalar en cualquier garage. La General Motors, uno de los gigantes de la industria automovilística de Detroit (industria contemplada en los últimos tiempos por el país como un espacio torpe e incapaz de innovaciones) ha comprometido sin embargo su palabra y prestigio al decir que su primer coche eléctrico, el Chevy Volt, estará en venta al público en general en 2010. El Volt se basa en una filosofía algo más conservadora, pero ha optado por una perspectiva híbrida también mucho más eficiente que los modelos existentes ya hoy. Los estudios de la GM han indicado que el norteamericano medio recorre unas 40 millas (unos 60 km) por día en su coche. De modo que el Volt tendrá esa autonomía, y luego encenderá un pequeño motor de nafta para recargar las baterías, sin necesidad de enchufar o detener el coche. El sistema va unido a un GPS que viene de fábrica con el vehículo, en el que el conductor puede ingresar el destino de su viaje. Con esa información, el Volt encenderá su motor sólo el tiempo necesario para que la carga dada a las baterías permita llegar a ese destino, en donde el coche se podría enchufar, ahorrando así combustible fósil. Estos y otros programas actualmente en curso –y otros que un gobierno de Obama, especialmente, ha prometido aplicar o apoyar como prioridad nacional número uno- apuntan al gran objetivo de alcanzar independencia energética de las naciones petroleras, algunas de las cuales como Irán, Rusia o Venezuela están en las antípodas ideológicas y filosóficas de los Estados Unidos. De lograrlo, la consiguiente disminución de la importancia global de los países petroleros, y el mejoramiento del medio ambiente, contribuirían a hacer del mundo un lugar más limpio y, al menos potencialmente, más pacífico. Finalmente, América Latina no parece ocupar ningún lugar prominente en este mapa futuro de prioridades de política exterior para Obama. En su última polémica con McCain, oponiéndose a un reproche que el republicano le hizo porque los demócratas, que controlan el Congreso, no votaron el TLC con Colombia y lo hicieron fracasar, Obama respondió atacando al actual gobierno de Colombia por "violar los derechos humanos", una línea probablemente informada a Obama por sus asesores sobre América Latina, que parecen, por ahora, más partidarios de un apoyo a las izquierdas latinoamericanas representadas por Chávez, Evo Morales y Correa, en detrimento de los regímenes democrático liberales como los de Colombia, Perú o Chile. Si ese es realmente el rumbo que Obama va a tomar respecto de América Latina –cosa que aún no está clara, en la medida en que las señales de Obama sobre América Latina han sido tenues—, los próximos años verán un interesante intercambio de posiciones (lo que generaría una suerte de perplejidad ideológica continental) entre los 'antiimperialistas' por un lado, y los 'liberales de izquierda' (no se conoce casi ningún gobierno que no se considere "de izquierda" en América Latina, sea cual sea el contenido de su política social o económica) por otro. La perplejidad a que me refiero viene de la evidente contradicción existente entre futuros aliados ideológicos que sostienen, sin embargo, posiciones discursivas incompatibles respecto del capitalismo y el liberalismo. En el discurso de Evo Morales, Chávez o Correa –y aún hasta cierto punto en el de Cristina Kirchner— el capitalismo y el liberalismo son repetidamente atacados como formas malignas de organización económica y política. Si Obama se inclina a apoyar a esos regímenes y discursos en América Latina, veremos en los Estados Unidos a un aliado discursivo de los antiliberales y anticapitalistas latinoamericanos, pero que seguirá siendo totalmente liberal y capitalista –eso está, desde luego, completamente fuera de toda discusión-, y que además no tendrá sumas de dinero especialmente relevantes para enviar a Latinoamérica. Además, la nueva política energética norteamericana, como hemos visto, va en el sentido de cortar del todo su relativa dependencia de Venezuela, principal motor del nuevo antiimperialismo sureño. Si esto es así, los antiimperialistas de antaño tendrán a un extraño "aliado" ideológico en la Casa Blanca que, sin embargo, les dará muy poco en términos prácticos, aunque quizá al mismo tiempo les envíe nueva legitimidad discursiva desde el centro del mundo desarrollado. Al mismo tiempo, una administración de Obama puede contribuir a debilitar los principales dogmas que los antiimperialistas (especialmente los de línea dura como Chávez, Evo Morales o Kirchner) siempre han mantenido respecto a la política exterior yanqui, si ese país se retira de Irak, limita su intervención a una defensa legítima respecto de los atentados del 11 de setiembre, mejora sus alianzas globales, elige a un negro desvirtuando el racismo, aumenta su supremacía económica y militar (si el plan energético y de renovación tecnológica de Obama funciona, eso es probablemente lo que va a pasar), y elimina los aspectos irritantes de la política abiertamente intervencionista que bajo la administración Bush permitió, con toda razón, a los imperialistas de ambas clases ilustrar su postura con numerosos ejemplos cercanos en el tiempo. Como culminación de todo esto, semejantes cambios demostrarían que la democracia liberal goza de buena salud, en la medida en que sigue siendo capaz de criticarse a sí misma y cambiar de modo tan sustancial el rumbo de un país, en medio de tan grandes dificultades. En cambio, los liberales latinoamericanos, cuyo discurso aparece en derrota y marginado por todas partes en el continente en los últimos años, verán una continuación del triunfo de la economía de mercado y la globalización, al tiempo que no podrán ser ya acusados de ser apañados por los yanquis, quienes estarán quizá enviando ejércitos de jóvenes universitarios a colaborar en las campañas de alfabetización venezolanas. Un panorama interesantísimo, que al colapsar las trincheras ideológicas históricas, podría abrir un contacto y diálogo diferente entre las dos Américas, históricamente empantanado por la rigidez de esos esquemas ideológicos, característicos del siglo XX, y que aún orientan la discusión en tantos casos. Los asesores de Obama pueden estar equivocados en algunos puntos de su visión sobre América Latina (de hecho, creo que no reconocer la legitimidad de un gobierno con el apoyo popular del de Uribe en Colombia es un error), pero al menos cometen errores diferentes de los de sus predecesores, los que pueden llevar a una movida general de las fichas y a un nuevo diseño de la comprensión mutua entre dos continentes que, de momento, siguen entendiéndose muy poco. .- Para una visión persuasiva que mantiene que la crisis financiera no significa fatalmente crisis económica global, véase por ejemplo la columna de Casey B. Mulligan, profesor de Economía de la Universidad de Chicago, en el New York Times del 10 de octubre pasado: http://www.nytimes.com/2008/10/10/opinion/10mulligan.html?_r=1&scp=1&sq=Casey%20B.%20Mulligan&st=cse&oref=slogin * Assistant Professor en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Brown. Obtuvo su Doctorado en letras en la Universidad de Stanford. Se especializa en historia cultural de América Latina durante la modernización y en teoría de la literatura.
Siempre me pregunté por las razones de ciertos quebrantamientos sociales. El derecho representa mayormente una estructuración invencible que si bien admite conculcaciones unitarias, previstas por la ley, no acepta contradicciones estructurales que pongan en riesgo al sistema en sí, y con él, al imperio del estado para delimitar las conductas individuales. Sin embargo esta negación confrontada, exhibe un universo jurídico disociado, toda vez que la realidad se encarga de echar por tierra tamaña aspiración. Las aristas no sólo se circunscriben a razones cualitativas, sino que además la cantidad reconocible de marginales o asistémicos crece día a día, y los gobiernos se consumen en la impotencia ejecutoria. Extrañamente no abundan estudios dirigidos a encontrar las causas de un dilema repleto de significancias y creciente hasta el desasosiego. Sospecho que equívocamente en la autoridad ronda la idea de que esa dedicación podría representar una aceptación o reconocimiento inconveniente o directamente inadmisible. ¿Por este tiempo y en este lugar, se acata la ley? Para el caso esperable de una respuesta negativa, ya sea animada por razones experimentales o por simples sensaciones mayoritarias, ineludiblemente sobreviene el interrogante: ¿Por qué? Es que, cuando hablamos de ley ¿A qué nos referimos? ¿Sólo es posible considerar a la realidad jurídica desde el carácter positivo de sus normas? Más allá de las valoraciones doctrinarias, existen evidencias contundentes desde la mera observación, que hay vastos sectores sociales sobre los que mayormente el derecho positivo tiene incidencia mínima o nula. A la vera de cualquiera de estos caminos inciertos por transitar, o algún otro posible, seguro es que descubriremos que el contrasentido impera y la duda insistente aparece inagotable. Es por ello que como estudiosos del derecho, y aún a costa de los riesgos que ello implique, merecemos aventurarnos a encontrar algún fundamento explicativo frente a una materialidad ostensible. Si bien este es un trabajo perteneciente al campo jurídico, por esa razón así vista, y desde una nueva perspectiva, debemos acostumbrarnos a un enfoque global, integrador e inclusivo, una mirada en la que las disciplinas no se segmentan sino que se complementan, no se subordinan sino que se coordinan; prefiero anticipar y hacer parte desde su inicio al lector de esa decisión deliberada en su confección: la de desestimar las jerarquías y los sectarismos técnicos. La interdisciplina es una herramienta esencial para el diagnóstico y la incidencia material. Siendo así y tratándose de un principio ineludible para la intervención en el conflicto social, es entonces la modalidad elegida para el encuadre en la construcción o afirmación reflexiva de las páginas que siguen. Las características de diversidad, fraccionamiento y hasta neotribalización de nuestro tiempo, la posmodernidad, le conceden al derecho rasgos consecuentes con su origen y reconocen en su ejercicio, a la costumbre como ordenador social, equivalente y cuando no con preeminencia respecto a la ley positiva. La realidad social se ha vuelto extremadamente compleja y muta de manera constante; desde múltiples categorizaciones, las diversas herramientas disciplinarias propuestas para su abordaje y con certeza aptas, de inmediato pierden su validez. Eso presagia que las que concienzudamente se descubran con posterioridad, con el tiempo también se tornen inútiles, como en un ciclo maldito, infinito y vano. El ser humano, es una totalidad con su contexto, en la que sus múltiples facetas a la vez, se vinculan con el medio en el que se desenvuelve o desarrolla. Cualquier ciencia o disciplina científica, humanística o social que se precie entonces, y como su reflejo natural, debe repetir ese esquema complejo. El estudio de los comportamientos humanos, en el caso del derecho para regularlos, no debe abstraerse o escindirse de su contexto. Por el contrario merecen conjugarse, interpretárselos, como la unidad que son: hombre y realidad social. Contenido de la Investigación ¿Cómo entender racionalmente que algo pueda cambiar de apariencia y seguir siendo la misma cosa? Con la asistencia conceptual de la ipseidad tal vez, cuya virtud temática consiste en explicar cierta evolución para la superación de algunos antagonismos o trascender la paradoja. Esa presión antitética, la del desencuentro o resistencia de las nociones, es un motor de cambio constante que no impide u obsta a la identidad. Se trata de la cronología misma, la del incesante movimiento histórico y siempre inconcluso. En el fondo la diferencia no es otra cosa que la manifestación del todo. De esa coexistencia, incluso con la nada. Desde la mismidad entonces somos y no, porque estamos en un proceso de cambio interminable y continuo. Mutamos, pero no por eso dejamos de ser el mismo, aunque no lo mismo. En la posmodernidad, el pensamiento dialéctico dialoga incluso con el monoléctico. Inductivismo y deductivismo. La tesis dialoga con la antítesis. Pero la síntesis también lo hace con sus antecesoras. La identidad aparece más estática. La ipseidad es movimiento. La antítesis naturalmente no aspira a síntesis, sino a tesis. Y aunque así no se lo proponga, parece su destino inevitable. El de la mutación y la nada. La posmodernidad aporta a la realidad, la contradicción, la diferencia, la desafiliación, los desacuerdos y una simultánea coexistencia de la compatibilidad con la incompatibilidad, en dosis tan altas que aunque mal vistas, se han nivelado con la coherencia, la consecuencia, la congruencia -magnificadas y reclamada a gritos para el "beneficio" del o en el sistema-. Lo que demuestra que la realidad no siempre establece vínculos lógicos ni tampoco resulta dependiente de las definiciones o consideraciones doctrinarias. Y todo esto desde una conciencia cabal, con un alto sentido de empirismo y una conexión intensa con el sujeto social como protagonista de la trama. Es que el derecho es una disciplina científico social. Sin cortapisas o discusiones. Porque se trata nada menos que de un regulador de conductas humanas, un ordenador singular y colectivo, que desde esas cualidades impregna al concepto mismo de la juridicidad, en sus antecedentes, realidad y destino. Lo contrario, un conocimiento segmentado, corrompe la disciplina de que se trate. La limita, restringe su potencialidad, la desconecta de la teoría misma y de la praxis. En el caso de la juridicidad fundamentalmente porque se trabaja con una realidad para cuyo análisis se requiere de otros instrumentos cognitivos. De lo contrario la praxis se vuelve carente, anémica, desvalida. Sin perjuicio de ello y en la inclusión coincidente deberá impedirse que la ciencia de que se trate, en el caso el derecho, no se diluya ni pierda su autonomía en la multiplicidad fronteriza con el resto de los saberes, particularmente las disciplinas sociales. El puente establece la comunicación suficiente sin la desaparición contradictoria. Sus razones entonces, exceden el marco meramente normativo. Exigen entendimientos e integraciones mucho más comprensivos. Cuando menos de la realidad y sus influencias resultantes. Porque entre las tres -norma, sujeto social y su convergencia- conforman de mínima, toda consideración jurídica que se precie o contenga valor doctrinal cierto. El derecho es un saber complejo que nunca se agota en la estrechez teórica ni en las apreciaciones amojonadas. En su núcleo constitutivo germina hasta ocupar un lugar preferencial -sino abarcándolo todo- el conflicto. Porque sin conflicto social e individual no hay universo jurídico válido. Es el que le otorga sentido, razón de ser. Quiero decir que el conflicto no es algo externo a la juridicidad, al revés, lo integra desde su entraña misma, es justamente aquello que le da vida a la letra. Ciertos desentendimientos de esas partes integrantes, como la realidad, los resultados de las interacciones, el desacuerdo, obedecen a miradas sesgadas, recortadas. Deseosas de una condición científica absolutista -concepto muy en crisis- y para cuya adecuación no se escatima en forzamientos e incomprensiones. Porque si bien la norma permite las condiciones de objetividad deseadas por algunos, tales certezas se vuelven inútiles cuando se topan con la irracionalidad o alienación -imprevisión si se prefiere- de las conductas humanas. Es por eso que un enfoque incluyente de la trasgresión, que no deje por fuera a lo fortuito, a lo incierto de los comportamientos, es tan importante como el de la observancia fiel. Claro está que el sistema tiene un carácter reactivo más que activo. Responde al suceso al que intenta adecuar a la racionalidad. Normal viene de norma, ser normal es estar alineado, ajustado a la norma y por ello sano, natural. El problema es que el derecho si bien aspira a ese objetivo normalizado se nutre en realidad de su opuesto, del conflicto, de la trasgresión, de la irracionalidad así vista. La normalidad se perfila como una idealidad y como tal se hace inalcanzable. Trabajar desde semejante utopía con estrictez implica sesgarse, de algún modo volverse una expresión social inadaptada, una falacia mediante la que el desajuste se convierte en una medida absurda para ajustar, enderezar, alinear, normalizar. Es que las conductas reprochadas por el orden jurídico ya no obedecen a los patrones y variables que su construcción previó. La realidad ha concitado un vértigo, una velocidad imposible de alcanzar con una normativización constante, recurrente y harto criticada también, por la variabilidad permanente de las reglas del juego. Quiero decir en cuanto a la mal entendida solidez jurídica que existe la jactancia en algunos sectores de la doctrina a favor de aquellos Estados capaces de sostener leyes estructurales. Esto significa que está bien visto decir o aseverar por ejemplo, que hay normas históricas esenciales que deben mantenerse casi sin modificaciones, el caso de la Constitución, cuya condición ideal es la de pocas y mínimas reformas. Sin embargo se exige a la par la modernización y adecuación recurrente del Estado la más de las veces señalado por su lentitud e inoperancia. Las leyes suelen terminar corriendo arduas carreras detrás de los acontecimientos, porque el dinamismo y la velocidad del suceso exceden la posibilidad del anclaje o el monopolio en la respuesta. ¿Qué se impone entonces? ¿O es que la norma se antepone a la conducta y la condiciona, o es que la conducta determina la creación de la ley? ¿Y los intereses sectoriales? ¿Y los grupos corporativos como usinas del poder? ¿En cuánto influencian e inciden en aquella interacción? Todo influye, todo juega, todo contribuye. Es que La efectividad de la norma exige un sistema sólido pero a la vez maleable como para mutar en su realidad aplicativa. La solidez del sistema estaría conferida por su existencia misma, precedida por la vocación general de coordinar las conductas individuales para la convivencia social. Para ello habrá de valerse de las herramientas básicas, necesarias y sostenidas en la intensidad; pero con las variaciones suficientes en la calidad y cantidad como para otorgarle la plasticidad requerida. La dosis exacta. Sin embargo esta aspiración dista mucho de conquistarse. Y con los recaudos típicos, vemos en la cotidianeidad, que los resultados y el discurso por sí -no obstante su efecto disociador y constructivista-, en la generalidad de los Estados no alcanzan estándares tolerables de aceptación en la demanda de justicia. Sobre todo y porque como ya aduje, la ecuación de acción y reacción -norma y caso- mayormente no guardan coherencia o contienen a la lógica prevista en el origen. En ese sentido los medios de comunicación y las nuevas tecnologías juegan un papel preponderante. Sobre todo porque la subjetividad alcanzó un nivel de expansión científica tal que ya no se puede contener en un cuadrado mediático. Eso también exige alguna devolución desde los espacios de poder. En este caso no es la censura o el retaceo de la información como lo fue en otros tiempos, sino su exceso. La cantidad de datos circulante es también un buen modo de ocultamiento, vuelve aún más compleja a la realidad y desdibuja los límites en la convivencia social. Esto asimismo tiene un impacto directo en las prácticas jurídicas. Porque la incertidumbre se pronuncia, y con ella la impredecibilidad científica. Consecuentemente se avanza también en los atrincheramientos positivistas. ¿Cómo juzgar ante semejante cuadro? Algunos -que son muchos- proponen limitar la ponderación del juez, su ampliación subjetiva, sus posibilidades de interpretación. Desde la disociación con la realidad, el distanciamiento del caso, el abrazo eterno con el derecho como fin en sí mismo. Porque la deontología asumida, independientemente de su resultado, asegura, ampara, regala ciertos eximentes en la responsabilidad de los funcionarios encargados. Tal como lo adelanté y referí a lo largo del texto, el propósito de esta investigación fue en esencia, la afirmación de que el derecho no puede escindirse de su condición social, y la intención decidida de contribuir a cimentar un modelo interdisciplinario, de bases jurídicas, y con juicio amplio para el acometimiento del conflicto humano. El reconocimiento aplicativo de la valoración en la interlocución, del otro y el proceso mismo de investigación, dejaron una impronta en serie de importantes variaciones prácticas y metodológicas que se transcriben a continuación y que así también se reflejan en los cuadros estadísticos posteriores: 1. La aspiración en la realización de una investigación cualitativa que coseche una información primaria sobre la realidad social , en contextos de riesgo, fue validada con amplitud. Por su parte, el método investigativo y sus principios éticos, que implicaron un acercamiento pronunciado del investigador a la realidad concreta de estudio, fomentaron la intervención de un otro en diferentes etapas y sustentó el inicio de acciones para el planteamiento y encuadre de la problemática causal. 2. Los datos recogidos trasuntaron en una "base" -line-, obtenida con flexibilidad metodológica y participación de los actores involucrados y utilizada como medida cualitativa y cuantitativa de la respuesta social a escala local. 3. Los instrumentos de investigación dispuestos fueron validados en el contexto sociocultural aplicado (Partido de Malvinas Argentinas de la Provincia de Buenos Aires) y se exhibieron como herramientas facilitadoras tanto en la recolección de información como en el favorecimiento de la cercanía sensible y profunda de la problemática investigada. 4. El proceso de investigación, desarrollado en forma sistémica y holística permitió el desarrollo de destrezas, conocimientos y su transferencia a los equipos interdisciplinarios dedicados a la resolución de la conflictiva social impulsora. 5. Se constató que, aunque de una gran riqueza y utilidad, una investigación cualitativa es compleja y costosa en términos humanos y materiales. El tiempo programado originalmente para realizar el estudio se dilató. Y el proceso de transcripción de informes técnicos, así como su análisis, resultaron ser tareas complejas según la correlación entre sus ejes temporales y las problemáticas planteadas. 6. El proyecto de investigación, con un diseño apropiado en su calidad y cantidad cumplió así con su doble cometido, el de ser una herramienta para la producción de información y conocimientos, y el de convertirse en un instrumento para la movilización e intervención social. Con prescindencia de la eficacia o resultados, la objetividad parece ser el remedio más común entonces, porque a decir de la mayoría garantiza un considerable rigor científico y resguarda desempeños profesionales. Sin embargo desde esa exaltación objetiva -que no es ingenua- no se hace otra cosa que reincidir en el error madre o base: el de conferirle a la ley un carácter absoluto, un fin en sí mismo y desinteresado de sus destinatarios. La complejidad nunca se resuelve con pura objetividad, también requiere de la subjetividad. En todo caso la desconfianza en el juez, recortándole facultades interpretativas para juzgar, no debiera ser mayor a la que inspire el legislador. Salvo que se entienda a la condición general -legislar para todos indistintamente- que contiene la norma y en la que reposa la actividad del legislador, como más segura al resultado del lobby corporativo, que la cualidad particular que supone el caso concreto en la que el juez deba decidir. Este tema requeriría una profundización tan extensa como impropia, empero vale rescatar aquí la legitimidad democrática del legislativo y el carácter pseudo contramayoritario que doctrinalmente se le endilga al derecho y que este trabajo aspira a poner en crisis mas allá del método o proceso electivo. Paradójicamente mientras que el legislador, la más de las veces desprestigiado por su condición de tal en la consideración social y de los medios de comunicación, goza sin embargo de un respeto absoluto por el producto de su labor en el establecimiento de marcos generales para los comportamientos -casi una sacralización positiva-; a la inversa, el juez, más prestigioso por su rol, está atado a una manda, por la que debe acotárselo empero en los márgenes interpretativos durante su desempeño para las sentencias en cada caso particular. Parece que así dadas las cosas, de los dos operadores jurídicos por excelencia, se confía a la hora de valorar los resultados mucho más en el legislador que en el juez. Los motivos son múltiples, pero uno ciertamente considerado es que lo inductivo -valoración micro- se hace menos seguro a la "fidelidad" al sistema, por tratarse de una operación sobre el conflicto en directo, en crudo, según el reclamo de las partes por sus derechos; que lo deductivo, en que un pronunciamiento macro establezca las pautas para la sujeción de las conductas sin individualizaciones o particularismos. ¿Y por qué es que se somete al particularismo a semejante desdén, cuando tiene tanta incidencia en lo general como a la inversa? Así lo evidencia la experiencia científica más avanzada; las leyes de la física por ejemplo, que como noción menos discutida perfectamente puede asimilarse en este caso a las problemáticas sociales. Es que desde alguna perspectiva y más allá de la vocación por las disociaciones, no están tan disgregados como algunos nos quieren hacer creer el orden universal con el desarrollo humano -ironía que cabe-. Algunas lealtades entre lo abstracto y lo social, se evidencian tan ciertas como equívocamente desmerecidas. Y bien sirven en ese sentido, así considerado más cientificista, los valiosos estudios tendientes a la unificación o complementación de la cosmología -orden general- y la física cuántica -orden particular-. Resultan considerables las influencias y el uso analógico de tales relaciones, a priori y apresuradamente descartadas, con en el resto de las disciplinas o campos del saber . La retroalimentación de las variables extremas entre lo micro y lo macro -tan infinitos uno como el otro- potencia ambos canales positiva o negativamente. En la medida en que en la valoración sistémica se desatienda a alguno de estos dos aspectos predominantes la idea inevitablemente se devalúa. Porque son pilares de cada construcción que se precie y todo método debe necesariamente devenir de esa actuación interactiva. Vayamos al caso del derecho. Para la validación efectiva de un sistema jurídico es requisito ineludible considerar los hechos más graves, los grandes marcos normativos, las conductas más representativas; pero también, aquellas violaciones menores, más cotidianas, típicas de los orígenes de los comportamientos sociales. La postulación así vista, de alguna manera formula un gran observatorio en clave de evolución por el aporte esencial que otorgan los observados y destinatarios, tanto a la actividad legislativa -segmento de imposición de reglas para los condicionamientos conductuales- como a la judicial -segmento aplicativo-. Convengamos que el minuto, el instante, es la verdad más larga. No parece tan descabellada entonces la aspiración a una justicia de la realidad, de los pequeños actos. Que particularmente considere a la contingencia humana. Y que empero tan propia, a la primera de cambio no termine descalificada por apuros innecesarios, prejuicios e inexactitudes. A ver. Cuando hablamos de la mayor injerencia estadual a través de cualquier dispositivo, incluso el judicial, muchas veces se hace una asociación inmediata de esta posición con cierta "derechización" o "izquierdización" como concepciones más rigurosas e ideológicas. Se argumenta sobre la afectación a la autonomía de la voluntad, el principio de reserva, etc. desde las consideraciones más liberales, como mecanismos propios de las conquistas históricas del derecho y la civilidad en general. O al avance represivo del Estado para salvaguardar los beneficios sectoriales a espaldas del pueblo y de las conquistas sociales, para el caso de una noción de corte más socialista. En el sentido más ortodoxo y desde una clasificación típica, se podría pensar al derecho público sólo como marco genérico social y al derecho privado como camino y resguardo de la individualidad. Esto es, las conductas sociales, lo macro, genérico, bajo la órbita del derecho público y las individuales, micro, particulares, del privado. Sin embargo los planos de realidad no se subsumen a las abstracciones categóricas de los escalas del conocimiento. Así pues, sucede que disciplinas clásicas de lo público como el derecho administrativo hoy se miden mucho más desde la individualidad que de la generalidad, y a la vez, aquellas propias del mundo privado, como el derecho comercial, lo hacen desde su impacto social. Por lo que esa delimitación de los campos está absolutamente desdibujada. Para lidiar con tantos males se subraya o pronuncia más aún la importancia de la ley escrita, el guión, y el intento inútil y denodado de condicionar la realidad al libro. Todo problema se resuelve con una reforma legal que en lugar de integrar al conflicto, lo expulse. A decir verdad esa es la principal "anormalidad" y verdadera enajenación, la de la reducción del hecho a un texto y no la sindicada como irracionalidad por contradecirlo. De este modo es como se sucede el desencuentro histórico; desde una relación dialéctica no asumida entre la palabra y el suceso, entre el discurso y la realidad. El derecho por lo tanto, sufre hoy en su argumentación, una relación más estrecha con el discurso que con la realidad. Las reformas encierran siempre un reconocimiento tácito de variables corrompidas. Sobre todo a partir de la disociación de las instituciones con la historia. Y la verdad no está contenida ni en las instituciones, ni en la historia, sino fundamentalmente en el desarrollo social. Aunque cierto es que la palabra es el medio más propicio para alcanzarla. Porque somos hijos de un relato y es éste el que nos ubica en una perspectiva de superación. La integración dialéctica de la palabra y el suceso como síntesis ascendente. Detrás vienen las cavilaciones, el miedo a la variación paradigmática, porque se reconoce que cambiar el relato, el texto, el libro, es sinónimo de una revolución. Quizás se vuelva interesante en el mismo orden lógico echar mano a modo de ejemplo a la mitología griega. Se cuenta que Procusto era un bandido y posadero del Ática o de las afueras de Eleusis. Tenía una casa en las colinas en la que ofrecía posada a los viajeros solitarios. Allí los invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo más largo que la cama, procedía a serrar las partes sobresalientes: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era de menor longitud, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo. Según algunas versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos camas, una exageradamente larga y otra exageradamente corta. Este hijo de Poseidón, esposo de Silea y padre de Sinis, continuó con su reinado de terror hasta que se topó con el héroe Teseo, quien estratégicamente invirtió el juego. Así es que retó a Procusto a comprobar si su propio cuerpo encajaba con el tamaño de la cama. Cuando el posadero se hubo tumbado, Teseo lo amordazó y ató al mullido y una vez allí, lo torturó para "ajustarlo" como él hacía con los viajeros, cortándole a hachazos los pies y finalmente la cabeza. La alegoría vale. Porque al modo de Teseo, a esa ciencia procústea, que exige que la realidad se adecue de lleno a sus dictados, hay que redoblarle la apuesta. Ponerla de espaldas en su propio lecho y medida. Demandarle que se espeje en la consideración de las mayorías y su efectividad concreta. Es que el derecho, en su caso, supone una concepción compleja y superadora del fondo y la forma considerados individualmente, y aún en su conjunto, toda vez que se nutre de una variable tan atendible como generalmente minimizada, la realidad individual y social, que se instala sucesivamente en el comienzo y fin de su existencia relacional. Esto exige una transformación según los términos en que hoy se plantean las cosas. Si bien y tal como antes lo expresara, sabemos que cualquier modificación radicalizada o revolucionaria implica un corrimiento del viejo libro, cierto es que también en clave de posmodernidad cualquier mutación previsible, exige uno nuevo y ninguno a la vez. La página en blanco que materialice el suceso posible. De hecho, la última gran transformación histórica más lineal -a diferencia del sentido anárquico que propone este tiempo-, la modernidad, emergió y se potenció de la mano de la escritura que acercó distancias sociales y espaciales. Un libro nuevo y una época diferente a modo de codo civilizacional que hace rato entró en crisis y cuyo argumento aislado deviene tan inconsistente como inapropiado. Insisto, el diálogo entre la palabra y la realidad hizo a la historia. La escritura sensorialmente responde más al ojo que al oído, a la imagen, que a la vez se cimenta en la ideología. La topía mutó de las ciudades, de los espacios físicos, primero a la palabra autónoma y segmentadamente a los cuerpos que las emiten, para luego completarse en una síntesis dialéctica. El científico moderno en su momento copó el centro de la escena convencido de que la verdadera transformación de la sociedad encontraría como causa principalísima a su texto, a su ley. La posmodernidad echó por tierra la idea e inversamente, nos enseña que justamente el libro se vuelve desintegrado sin su correlato social. Retomo. Objetividad pero también subjetividad. Cuestión otra que se declama tanto como se incumple. Aquel argumento del reemplazo de las ideologías generales, por las unitarias o aquellas devenidas de la individualidad, también extensivas a los credos o fe religiosa, finalmente constituyen una explicación tan común como falaz. Suponen un truco de ilusión de discurso y acción, aparentando una subjetividad exaltada o su preponderancia, cuando en realidad el destino individual está normalmente jugado y sometido de antemano. Fundamentalmente al servicio de la producción so pretexto del desarrollo económico y la concreción de los derechos individuales. Nunca mejor referencia insistente que la de la preeminencia del mercado bajo el escudo del derecho privado. Allí se pondera la libertad, el individualismo y la iniciativa privada hasta el hartazgo, cuando lo que abunda verdaderamente es la tendencia a la masificación, al arreo cultural generalizado -razones de consumo, perfiles ideológicos, orientaciones políticas, etc.-, al monopolio, en síntesis; a la anulación o la relativización de las subjetividades. Y a la subsunción de la persona física en la persona jurídica. Moraleja: Lo que se enarbola en el discurso se invalida en la práctica. La exaltación auténtica de las subjetividades en los procesos históricos, por ejemplo, implica una vindicación o concesión que dota de mayor autenticidad a sus resultados. Fundamentalmente porque permite una interrelación vinculante entre las estructuras dirigentes con las bases sociales. Un diálogo más puro y menos viciado entre representantes y representados. Un mayor empoderamiento de éstos últimos. Hay dos nociones destacables en ese sentido, las de libertad y necesidad. Y no es lo mismo construir en la vinculación de las instituciones con su pueblo partiendo de una de ellas que de la otra. La libertad permite la maduración social, hasta por los propios errores en su devenir, mientras que la necesidad y por la urgencia, normalmente echa mano a la respuesta repentina y en la mayoría de los casos extraída de contextos ajenos y diferenciados. Es que la verdadera fortaleza de un sistema no está en su rigidez, sino en su mayor nivel de flexibilidad -sin quebrarse, claro-. La informalidad, para mejor decir, la irregularidad instituida -personas no inscriptas, empleo en negro, falta de registros dominiales, ausencias de documentación identificatoria, etc.-, son todos aspectos promotores de la violencia marginal, así como del control y la dominación de los factores de poder. Especialmente porque frente al abuso se dificultan en extremo las posibilidades de denuncia y reclamo, y las instituciones previstas para esos destinos consecuentemente se desvanecen en una ficción. El apoderamiento o lo que se da en llamar la colonización de la subjetividad es la moneda de cambio para la sumisión. El empoderamiento o la autoliberación subjetiva, es la respuesta natural para ese método opresivo. Por eso y desde una perspectiva política de la violencia, el permiso legal se vuelve de eficacia relativa. Subyace en el inconsciente la necesidad de liberación -etapa asociativa-. La anomia y la desautorización emergen como mecánicas defensivas mediante las que el sujeto se admite pensar que no es que le tienen que permitir, sino que es él quien debe autorizarse a sí mismo. La plenitud subjetiva hace a la diferencia. Y el campo jurídico es tan propicio para incidir en su concreción. Para ello resulta imperioso su reconocimiento y validación. Y ese ejercicio ha de cumplirse con la inclusión del sujeto como unidad y en la interacción con sus pares. Ley, norma y su resultante en clave de integración. Conclusiones Según los objetivos propuestos: 1) Se ha probado que el derecho no puede escindirse de su contexto social. Vista así la realidad como un suceso histórico. 2) Que la interdisciplina es un recurso indispensable para el abordamiento del conflicto, incluso desde una perspectiva fronteriza del y para el derecho. 3) Que es entonces la visión crítica y a modo falsacionista la que aporta una mejor respuesta a las exigencias cientificistas. 4) Que un sentido de tipo más funcionalista o pragmático, goza de una mejor condición para la desactivación del conflicto. 5) Que aun tratándose de una labor científica con condiciones de objetividad asumidas, esa razón por sí y sola no es suficiente y requiere además de la subjetividad típica de la condición humana. 6) Que el derecho es una expresión del poder y la anomia, la ruptura del pacto inicial o fundacional. 7) Que la esencia del derecho se anida en la dificultad de la interrelación humana por lo que es hijo del conflicto. Así también se logró concretar una elaboración amplia de criterio, desde la disciplina misma y con posibilidades de fluctuación con otros campos, particularmente humanísticos. El destino de la ciencia social es el hombre, según el encuentro de esa subjetividad con los desdoblamientos cognitivos. Párrafo especial, merece la incorporación empírica porque más allá de la multidisciplina y las miradas trascendentes del campo disciplinar, esta tesis indiscutiblemente es derecho porque nace comprobadamente de la praxis judicial. No obstante esa consideración, cabe destacar la necesidad en la amplitud prevista porque así es como se instituye y disemina el sistema de poder, y el derecho fue concebido también para ser su guardián. La valía de este trabajo de investigación se inscribe, principalmente, en un aporte para la adaptabilidad jurídica desde su reafirmación y a la mutación histórica, transparentada en el vértigo y la aceleración de nuestra realidad contemporánea. Es que la realidad concreta, la materialidad, es parte ineludible no sólo del concepto de derecho, sino también de su ejercicio efectivo. El derecho es un saber complejo que no tiene autonomía posible del suceso sobre el que opera, porque entre ambos se alimentan y son constitutivos. De esa dialéctica surge un tercer elemento, la síntesis que muta y alimenta las transformaciones constantes de aquellos dos primeros. Esa síntesis así vista, y si bien consecuencia, es parte integrante pero ajena a la vez de las dos variables originales. Conserva su individualidad justamente porque asume una condición distinta, no obstante permitir la modificación repetida e infinita de las otras a través de un diálogo sostenido. Encuentros y desencuentros que singularizan y perpetúan el vínculo. Entre los elementos para la definición conceptual del derecho entonces, están la norma, el ser humano sumido en la realidad social y la conclusión o síntesis de ambas que cambiante se multiplica infinitamente en el sistema. No incluyo al valor, tal como lo proponen algunos postulantes de la tridimensionalidad clásica, porque se trata de una cualidad humana integrada.
La tesis "El Derecho del Trabajo democrático en la República de Weimar" es, de una parte, una introducción contextualizadora a la historia político-social, sindical, del Derecho del Trabajo y de la obra de significados juristas demócratas comprometidos con el nacimiento de la nueva disciplina jurídica (y en parte responsables de su constitucionalización) y con su desarrollo en la República de Weimar, así como una consideración transversal y comparativa de varias instituciones fundamentales propias de este nuevo campo jurídico, constitucionalizado en la carta magna alemana de 1919: la constitución económica y del trabajo, la socialización de los medios privados de producción y el consejismo obrero, consideradas en su contexto histórico y desde diversas ópticas de la izquierda socialdemócrata y comunista . Contenido de la investigación: 1. El contexto histórico El inicio de la República weimariana coincide con una profunda crisis de un modelo socio-político alemán - imperial, liberal y burgués, a su vez con contradicciones inherentes a una modernización acelerada de la economía y de la sociedad conviviendo con estructuras cuasi feudales - que concluye abruptamente con el derrumbe del imperio y, en expresión personalizada y gráfica del mismo, con la huida del Káiser y la necesidad de asumir un poder que se halla abandonado en la calle para quien quiera, o pueda, hacerlo suyo. Dada la profunda bancarrota de quienes llevaron a Alemania al desastre - el establishment sobre todo prusiano de militares, terratenientes e industriales, aglutinado políticamente en partidos conservadores -, la posibilidad fáctica de asumir un nuevo liderazgo tan sólo la tienen los socialdemócratas (tanto los mayoritarios como el USPD, ala izquierda escindida por oposición a la aprobación por parte del SPD de los créditos que hicieron posible financiar la Primera Guerra Mundial, quizá por razones tácticas relativas a su inclusión definitiva en el sistema, quizá por genuino patriotismo, temiendo una invasión zarista), o los consejistas radicales que se han levantado y, en cierta medida, contribuido a dar fin a la guerra, negándose los marinos de Kiel, organizados en soviets rebeldes, a inmolarse en el Mar del Norte. Ambos - socialdemócratas mayoritarios y minoritarios, y movimiento de los consejos a su izquierda - proclaman repúblicas al mismo tiempo. El poder tradicional - el ejército, la gran industria - apoya secretamente a los socialdemócratas, ante el pavor de que se repita en Alemania lo que dos años antes ha acaecido en Rusia, devenida república popular soviética. La gran patronal reconoce a los sindicatos y pacta con sus líderes un nuevo statu quo de condiciones laborales y negociación colectiva (el Acuerdo Stinnes-Legien), sentando las bases de una comunidad del trabajo de la que también el futuro fascismo habrá de hacer uso. Las proclamaciones contradictorias de soberanía política se resuelven en una sangrienta y breve guerra civil, en la que los Freikorps siguen las órdenes del socialdemócrata Noske. Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y miles de personas más son asesinados. Los líderes del movimiento consejista aceptan - no sin tensiones - ceder la soberanía que estiman ostentar a favor de un proceso democrático constituyente, al entender existente un compromiso de que la institución de los consejos será debidamente incluida en la nueva constitución. Cuando Hugo Preuss intente negarse a hacerlo, importantes manifestaciones y tensiones sociales le obligarán a reconsiderar su posición; y cuando la Ley de Consejos de Empresa de 1920 se vote, decenas de personas morirán acribilladas en las escaleras del Reichstag en expresión de la profunda discrepancia de los ya rescoldos del Rätebewegung respecto de su tímida positivización legal. Los diputados elegidos para llevar a cabo el proceso constituyente se refugian en la más segura y defendible ciudad de Weimar, quizá también buscando los ecos de la Alemania culturalmente gloriosa de Goethe y Schiller y, en pocos meses, culminan la reconstrucción política de lo que aún se llamará Reich a través de una nueva constitución. Los aspectos sociales y, muy especialmente, las cuestiones referentes a la socialización, a la participación de los trabajadores en la gestión de la economía y de la empresa, y al derecho de estos a la libertad sindical (y al de los sindicatos a existir y a cumplir con sus funciones socio-económicas) encuentran reflejo normativo en el texto constitucional. Hugo Sinzheimer formará parte como diputado de la comisión constitucional y de su pluma, al decir de todos, surgen, en esencia, los importantes y afamados artículos 159 - libertad de coalición - y 165 - constitución económica y constitución del trabajo, participación de los trabajadores en el gobierno económico y de la empresa - de la Constitución de 1919. Las tensiones de la época, resueltas en cada vez más frecuentes revoluciones comunistas, las propias circunstancias históricas de una Alemania en bancarrota social, política y económica e inmersa en una micro guerra civil - todo proceso constituyente es efecto de tensiones contradictorias, de equilibrios entre lo estructural y lo contingente - sin duda influyeron en un texto constitucional que aspiraba - temerariamente, según se ha escrito - a constitucionalizar y canalizar jurídica y civilizadamente la lucha de clases. 2. Sindicalismo y Derecho del Trabajo en la República de Weimar La temprana condición de clásico alcanzada por el Derecho del Trabajo de la República de Weimar, sin perjuicio de su carácter fundacional de la disciplina académica en las instituciones universitarias, es deudora, como apenas podría ser de otra manera, de una previa (¿pre?) historia sindical y jurídica. El sindicalismo autónomo, apoyado por el partido socialdemócrata, se había desarrollado notablemente en la Alemania de la segunda mitad del siglo XIX, con movimientos huelguísticos de gran influencia. Bismarck reaccionó ante la cuestión social prohibiendo los movimientos socialistas (Partido Socialdemócrata y sindicatos afines) y creando el primer sistema de Seguridad Social, con una intención de amortiguar los conflictos socioeconómicos que amenazaban la estabilidad del statu quo Reich. También la doctrina académica fue desarrollando una importante teorización sobre el Derecho del Trabajo, aún inexistente como disciplina autónoma. Juristas nacidos en la primera mitad del siglo XIX y conocidos como socialistas de cátedra fueron los pioneros: Schmoller, Brentano, Wagner, von Schönberg, Loening, Herkner, Schäffle… Otros juristas, estudiosos del Derecho Civil y del Derecho Romano, también contribuyeron a esta construcción dogmática: Gierke, Grünberg, Menger, Flesch, Lotmar. El más joven de todos ellos, y luego maestro y decano del Derecho del Trabajo weimariano, será Sinzheimer. Al inicio de la Primera Guerra Mundial, y a pesar de la fuerte resistencia del II Reich - hostil a cualquier desarrollo del derecho colectivo del trabajo y tan sólo dispuesto a conceder un mínimo de derechos laborales a título individual -, el movimiento sindical había conseguido consolidarse con más de dos millones de afiliados. La fuerza de los convenios colectivos reposaba en la capacidad de los contratantes para mantenerla. Y la mayoría de los líderes del propio movimiento sindical sostenían que esta radical autonomía, sostenida con su propia fuerza y al margen del Estado, era la mejor garantía de su eficacia. Tal concepción cambió tras la Revolución de Noviembre de 1918. El movimiento sindical evolucionó hacia una mayor confianza en el Estado, máxime tras la constitucionalización de la libertad de coalición y de los principios de participación de los trabajadores en el ámbito económico (incluido el centro de trabajo) y social. La relación entre los sindicatos y el Estado será cuestión compleja y no exenta de debate en el seno de la doctrina iuslaboralista. Como ejemplo relevante, la confianza de Sinzheimer en el Estado, tan propia de la tradición filosófica y jurídica alemana (expresándose en Hegel de forma tan conocida como notoria), quizá le impidiera considerar con la suficiente anticipación y clarividencia los riesgos de un corporativismo que sus discípulos - muy notablemente Kahn-Freund - sí supieron apreciar. El pecado de corporativismo - en contra de la hipótesis pluralista que quiso regularse en la Constitución de 1919 - se pagó en Weimar a muy alto precio, debilitando a los sindicatos - su poder declinó progresivamente desde que, en 1920, consiguieron impedir el éxito del Kapp Putsch -, impidiéndoles reaccionar con eficacia frente a la deriva antisindical y fascista de la República y abocándoles, finalmente, a su desaparición. Quizá sea una de las más importantes lecciones de la época. El Derecho del Trabajo, en todo caso, disfrutó de un importante desarrollo en los años weimarianos, hasta el punto de que Sinzheimer pudo llegar a afirmar que era una gran satisfacción haber vivido para verlo. El derecho colectivo del trabajo nació y fue jurídicamente regulado como tal, reconociéndose el derecho de coalición con sus libertades y garantías conexas, y primando el fruto de la negociación colectiva sobre el contrato individual. Se sustituyó el principio absolutista - Herr im Haus - por otro constitucional en la empresa, reconociéndose a los trabajadores el derecho a participar, a través de la institución de los consejos, en ciertas cuestiones económicas y sociales pertinentes a su centro de trabajo. Se reconoció e institucionalizó, asimismo, la función del Estado en la determinación de la forma y contenido de la relación laboral, de forma relevante en la imposición de arbitrajes obligatorios relativos a conflictos sociales, o en la posibilidad de extensión también obligatoria de convenios colectivos. Se regularon mediante estatutos relevantes derechos y obligaciones de los trabajadores, como la jornada laboral, los convenios colectivos, o prestaciones públicas de Seguridad Social, muy notablemente la pionera de seguro de desempleo. Alemania se unió, asimismo, a la OIT, y en 1927 ya habían sido ratificados cuatro tratados. Además, se creó una jurisdicción laboral y una ley procesal específica. Los graves problemas económicos de la República - y muy especialmente el Crack de 1929 - destruyeron muchas de las conquistas sindicales y de la fuerza del movimiento obrero. La afiliación se desmoronó y también la negociación colectiva. Hasta el Parlamento dejó de reunirse, cayendo la última coalición de gobierno weimariana por la negativa del SPD a desmantelar el sistema público de protección por desempleo. Pronto las relaciones laborales se vieron reguladas por decreto y a la baja. El desempleo creció exponencialmente. La República de Weimar nació con el movimiento consejista, estrechamente vinculada a cuestiones sociales y a su regulación jurídica. También naufragó junto con sus sindicatos y con su derecho social. El Derecho del Trabajo se hallaba en el corazón de la democracia weimariana, era su emblema, "el vínculo que conectaba a la República con la clase trabajadora", la herramienta mediante la que la Constitución de Weimar intentó organizar jurídicamente la lucha de clases y hacer de ella un elemento esencial de la evolución del derecho positivo. Promover y defender el Derecho Laboral era fundamental; atacarlo era atacar a la democracia y a la República. Como diría Kahn-Freund más de 40 años después, la "tragedia menor del Derecho del Trabajo reflejó la mayor tragedia de Alemania entre 1930 y 1933, y su colapso moral sin precedentes de los años siguientes". 3. Los juristas demócratas del trabajo Los juristas del Derecho del Trabajo democrático weimariano son manifestación de clasicismo y brillantez renovadora de una tradición nacida en el último tercio del siglo XIX - la de los Kathedersozialisten estudiosos de la relación entre economía y sociedad con una fuerte impronta marxista - y de otros juristas como Ihering, von Gierke - a su vez inspirado por la tradición jurídica de la Germania medieval objeto de sus estudios -, Ehrlich y Renner y, como antecedente inmediato, Philipp Lotmar. La cuestión social teorizada y expresada ya en un conflicto organizado durante la Alemania Guillermina, con importante participación de un movimiento obrero primero reprimido y luego apenas tolerado por el Reich alcanza, quizá prematuramente, un momento definitorio tras el terrible trauma de la Primera Guerra Mundial. Hugo Sinzheimer, quien había ya publicado - en la estela de Lotmar - importantes trabajos sobre la construcción jurídica del convenio colectivo y sobre el contrato de trabajo, tiene las condiciones adecuadas para ejercer una influencia decisiva en la creación de un (re) fundado, constitucionalizado y conceptualmente unificado Derecho del Trabajo alemán, que habría de tener una importante influencia en diversos sistemas jurídico-laborales más allá del ámbito germánico. Jurista del trabajo, sociólogo y antropólogo del derecho, político y experto en políticas legislativas, abogado e historiador, Hugo Sinzheimer sostiene una concepción humanista del derecho - el hombre y su emancipación como fin del derecho - que condiciona su concepción iuslaboralista, al rechazar (por falso, conforme a su concepción sociológica) cualquier formalismo negador la verdadera situación de desigualdad y dependencia propia de la relación laboral, tal como la venía conceptualizando la tradición romanista-liberal del libre contrato de trabajo, al que quiere desenmascarar. Ya no habrá de ser una relación entre "personas jurídicas", sino entre empleador y ser humano dependiente. El trabajo por cuenta ajena se desarrolla, además, en un entorno colectivo - la comunidad de trabajo, concepto a cuya problematicidad ya nos hemos referido - que requiere una también colectiva participación de todos sus integrantes. Los trabajadores han de participar, a través de órganos democráticos de representación colectiva, en la codecisión de un re-politizado ámbito de la empresa empresarial, con capacidad autonormativa. La política legislativa habría de ser el objetivo último de la teoría jurídica del Derecho del Trabajo, que no podría limitarse al análisis formal de la ley. Así lo practicó siempre Sinzheimer, generando nuevas propuestas regulatorias del ámbito iuslaboral, tanto sustantivas como procesales, influyendo en la creación de la jurisdicción social (y de su norma rituaria) en Alemania. En su evolución conceptual es resaltable el nuevo énfasis que, desde finales de los años 20, recupera la exigencia de democracia económica - y no solo política - como medio necesario para obtener una verdadera emancipación de los trabajadores. Ernst Fraenkel, Franz Neumann y Otto Kahn-Freund fueron todos ellos discípulos de Sinzheimer. De ellos, tan sólo Kahn-Freund fue jurista del trabajo a lo largo de toda su vida profesional y académica, con una importante influencia no sólo en el Derecho Laboral de la República weimariana sino también en el británico. Tanto Fraenkel como Neumann produjeron brillantes obras iuslaboralistas hasta su expulsión de Alemania por los nazis, deviniendo relevantes teóricos de la política desde entonces. Ernst Fraenkel sostuvo, con fundamento en el texto constitucional weimariano, el valor de una democracia colectiva en la que la pluralidad de los grupos sociales - incluidos los trabajadores organizados - habrían de participar de forma relevante, continua y con un alto grado de autonomía. Los trabajadores en cuanto tales - y los ciudadanos no investidos formalmente del poder público, no funcionarios - habrían de contribuir a conformar el orden económico y social, de una constitución no sólo política sino también económica. Durante toda su vida, Frankel fue un estudioso y defensor del pluralismo social como forma de organización política. La tutela de fuerza del trabajo era un elemento esencial de la constitución weimariana, y el Derecho del Trabajo (y muy especialmente el convenio colectivo) una manifestación esencial del mismo, como garante de una admisible distribución del producto social y de un reequilibrio del poder en la comunidad política, en la que se debe incluir el ámbito privado (o público) empleador; como depositario de las fuerzas de vanguardia progresista antes de transformarse en nuevas formas jurídicas. El Derecho del Trabajo tiene un especial significado político. Fraenkel criticó, como también lo harían Neumann y Kahn-Freund, la parcialidad interpretativa de la gran mayoría de unos jueces que durante la República se autoexcluyeron de su vinculación a la constitución y a las leyes en defensa subjetiva y parcial de una concepción social ajena a la autonomía de los agentes sociales que desembocaría en el totalitarismo fascista. Tras su emigración a EE.UU. publicó su obra clásica El Estado Dual, análisis y crítica del totalitarismo en la que expone la convivencia en Alemania de un parcial Estado normativo (ya que no de Derecho) no aplicable a quienes el régimen consideraba enemigos. Franz Neumann fue, en su faceta de académico del trabajo, un estudioso de los aspectos sociales de la Constitución de 1919 que, en su interpretación, intentó crear una democracia social basada en derechos tanto liberales y capitalistas, como socialistas: un compromiso entre ambos. Una interpretación sistemática del texto constitucional weimariano le hará concluir que el reconocimiento de los derechos de propiedad privada y de libertad contractual y de empresa están en última instancia sujetos al interés común, como efecto otros principios también constitucionales ( justicia - derecho a una existencia digna -, socialización, derecho de coalición, constitución/democratización del trabajo y de la economía). La libertad de asociación con propósito económico (la libertad de coalición) y la participación de los trabajadores en la codeterminación del ámbito productivo (la constitución del trabajo / constitución económica) y la protección por el Estado del interés de los trabajadores formarían parte esencial de los fundamentos sociales del nuevo orden constitucional. Su hipótesis, al igual que en Fraenkel, se basaba en la hipótesis pluralista, reconciliando al Estado con el movimiento obrero. Sin embargo, en la doctrina de Neumann tal pluralismo era inestable y destinado a quebrar por neutralización recíproca o hegemonía de alguno de los actores sociales. En su obra clásica Behemoth estudió la destrucción del pluralismo weimariano. Neumann estudió con rigor la libertad de coalición en la Constitución weimariana, deduciendo principios necesarios y conexos con la misma tras un análisis sistemático y finalista que ha devenido canónico. Fundamentó jurídicamente la condición de fundamentales de las libertades de asociación y coalición, no limitables por la exorbitante capacidad otorgada al poder ejecutivo por el artículo 48 de la carta magna, tras la conceptualización formal de los sindicatos como asociaciones con fin económico inmediato - que son las protegidas por el artículo 159 -, por más que en última instancia su fin sea también político. Las libertades de conflicto, de expresión, de prensa y de asociación entre ellas son derechos conexos de los sindicatos, que han de ser necesariamente reconocidos como efecto del propio derecho de coalición, así como el derecho de las coaliciones económicas (de los sindicatos) a suscribir acuerdos colectivos con eficacia normativa inderogable. Neumann fue muy crítico con la jurisprudencia social weimariana, criticando su alejamiento de la ley democrática y su parcialidad, fundamentando con detalle su opinión, y sosteniendo la necesidad en derecho de una interpretación jurisprudencial emancipatoria de los trabajadores, con base en la Constitución de la República. Kahn-Freund, abogado como Fraenkel y Neumann, juez en Berlín y, sobre todo, académico del trabajo, fue un decidido defensor de la necesaria independencia de sindicatos (y patronales) respecto del Estado, esencia de un colectivismo constitucionalmente garantizado en la República de Weimar y contrario al superado contractualismo individualista de origen romano. El sistema colectivista legaliza la lucha de clases y la convierte en un componente integral del desarrollo del sistema legal, en una tensión socialmente creativa. El alto tribunal social weimariano (el RAG) habría distorsionado ese pluralismo colectivista, convirtiéndolo en corporativismo fascista (defensa de la necesidad de la colaboración sindical en el superior interés de la empresa). Para Kahn-Freund, la función del Derecho del Trabajo weimariano habría evolucionado desde sus orígenes en 1919 y hasta la anulación de la autonomía colectiva mediante los decretos del final de la República. El colectivismo autónomo, capaz de autogeneración normativa - conforme a la intención del texto constitucional -, con respeto por parte del Estado a una lucha (no ilimitada) de clases, participando en la generación de normas legales para permitir una eficacia social y reequilibradora del conflicto social, fue quebrando progresivamente en Weimar, mediante una cada vez mayor intervención estatal en la regulación del conflicto social, una intervención sesgada y contraria al conflicto (e incluso a la tensión) social por parte de una judicatura conservadora e imbuida de una ideología de comunidad social estática y con intereses no contradictorios (las organizaciones de trabajadores y empresarios serían percibidos como una especie de órganos públicos al servicio del interés estatal) y una pérdida de autonomía sindical, acabando con la libertad de los sindicatos. El resultado final es de todos conocido. Karl Korsch fue un jurista del trabajo que evolucionó desde el fabianismo de su etapa formativa en Inglaterra hasta el comunismo ortodoxo y su ulterior expulsión del Partido por "ultraizquierdista", tras haber pasado también por la socialdemocracia, la mayoritaria y la escindida del USPD. Su biografía es una odisea en parte extraña, pero también sintomática de la izquierda de la época. Aunque Korsch nunca dejó de ser un outsider comprometido con el destino de la clase obrera desde una radical independencia personal, solo sujeta a su personal conciencia intelectual y política. A su tránsito por el arco ideológico de entreguerras une su condición de académico de Derecho del Trabajo, en cuya condición produjo una obra, bien conocida en castellano, de enorme fuerza e interés jurídico. En Korsch el marxismo no es mera influencia sino característica esencial de su obra (no en vano su Karl Marx sigue siendo un texto de referencia). El compromiso de Korsch con la democratización de las relaciones laborales y con la socialización fue inequívoco y radical a lo largo de su vida y obra. Su exposición y defensa de la constitución del trabajo es de notable capacidad analítica y fuerza expresiva. Su concepción del Derecho del Trabajo es la de un orden jurídico radicalmente opuesto al liberal burgués, en la misma y revolucionaria medida en que éste se opuso al ancien régime. Su naturaleza es, por ende, esencialmente conflictiva y revolucionaria. En consecuencia con tal concepción tal medida apoyó al movimiento consejista de 1918-19, participando activamente en el mismo (fue, al igual que Neumann, miembro de un consejo de obreros y soldados), y consideró - fundamentándolo en su obra - que la transposición legal de la institución de los consejos mediante en 1920 fue un fiasco contrario tanto al texto constitucional como a un movimiento revolucionario que estimaba de derecho irrenunciable. Su oposición al reformismo socialdemócrata - a su entender contradictorio con los principios socialistas y tendente a la corporativización de la clase obrera, y a la represión estatal - se manifestó en duros términos, muy críticos con Sinzheimer y con su escuela, a pesar de ser notoria la influencia de la obra de aquel en los fundamentos de su propia concepción de la constitución del trabajo, compartiendo una crítica común al sistema capitalista del relaciones de trabajo, pero no una alternativa común al mismo, o al menos no a corto plazo. Por ello también se enfrentó al sindicalismo socialdemócrata de la ADGB, apoyando al sindicalismo revolucionario de clase. Al margen de las diferencias entre unos y otros, todos los juristas estudiados mantuvieron una lucha conceptual contra el totalitarismo y a favor de la profundización democrática a lo largo de sus vidas y obras. 4. Constitución económica y constitución del trabajo Las nociones de constitución económica y constitución del trabajo son claves esenciales de la concepción jurídica de los juristas del trabajo de la izquierda demócrata weimariana, efecto de una creatividad basada en la fertilidad del método sociológico y marxista que critica los límites del liberalismo. Se hallan en el común nacimiento de un nuevo ámbito jurídico que supone la intersección entre la construcción democrática y el ámbito privado de las relaciones laborales, y se manifestarán singular y constitucionalmente en el artículo 165 de la carta magna de la República, por el que los trabajadores junto con sus organizaciones fueron llamados a regular en igualdad y de forma conjunta con los empresarios sus salarios y condiciones laborales, así como a cooperar conjuntamente en el desarrollo económico de las fuerzas productivas, con la finalidad del bien común. En las concepciones de constitución económica y del trabajo - conceptos asimilables - se manifiesta un característico alejamiento del formalismo jurídico contrario a una dogmática liberal opuesta con desdén a todo sociologismo. Se introduce - con efectos regulatorios e interpretativos - un elemento central en la contemplación del sistema normativo, a saber, la consideración de la asimetría de poder - basada en última instancia en la propiedad privada de los medios de producción - entre empleador y empleado, asimetría que se expresaría en una relación material de sometimiento y explotación, verdaderamente desigual a pesar de la máscara contractual, de la apariencia de suscripción de un acuerdo entre seres en abstracto y formalmente - conforme al derecho civil liberal - iguales y libres. Los iuslaboralistas demócratas weimarianos pretenden desenmascarar, subvertir, reequilibrar y democratizar con herramientas jurídicas una relación cuya inclusión en la forma del libre contrato de trabajo consideraban falsaria, abusiva y contraria a la dignidad humana. Frente a la constitución política, reino de la igualdad, se contrapondría la realidad de las relaciones laborales propias del derecho liberal, espacio de sumisión y desigualdad a pesar de una terminología engañosa. La constitución económica / constitución del trabajo habrían de reformar, compensar y liberar ese esencial espacio de la vida humana, repolitizando y democratizando el ámbito económico privado de producción, cómo ya lo había sido el Estado. Política y economía se han de recomponer en términos de poder. Los trabajadores dejan de ser objetos económicos - recursos humanos - y devienen sujetos corresponsables de la economía, ciudadanos y ya no súbditos; el derecho derivado de la propiedad privada abandona su condición de señor de la casa. La constitución del trabajo es el derecho que regula la comunidad entre capital y trabajo, con la tarea de asegurar la creación de una voluntad unitaria en su seno con la participación paritaria de las partes en conflicto. Este elemento conceptual esencial de la concepción democrática (no autoritaria, ni corporativa) del Derecho del Trabajo en la época estudiada es común a todo el ámbito de la izquierda de matriz socialista - desde Sinzheimer hasta Korsch - que, si bien mantuvo notorias diferencias respecto de sus propuestas alternativas al orden pre-weimariano regulador de las relaciones de producción - por lo menos (y aunque no exclusivamente) en cuanto a su implementación temporal -, sostuvo una crítica común y rotunda al concepto liberal de (falso) libre contrato de trabajo. 5. Socialización La reivindicación fundamental del pensamiento de matriz socialista en la época de la República de Weimar fue la transformación en jurídico-público del orden jurídico privado del trabajo y de la propiedad. La exigencia de socialización - contenida en la constitución weimariana, e incumplida en la práctica - fue su más claro componente de ruptura anti-liberal (aunque no soviética/estatalista) y ánimo colectivista, tras la profunda crisis de legitimidad de los valores económicos (capitalismo), jurídico-políticos (liberalismo) y socio-culturales (burgueses) hasta entonces imperantes. El nuevo basamento institucional había de ser plenamente democrático, colectivo, incluyendo el sistema económico- social en el que se integran las empresas. La socialización como proyecto era inescindible de su propia denominación. Conforme a esta posición - común a socialdemócratas y comunistas -, sólo considerando el orden del trabajo y de la economía como un interés público podría limitarse la arbitrariedad patronal, lo que cabría alcanzar mediante la intervención coactiva del Estado y por efecto de la acción colectiva. Las diferencias entre las izquierdas se manifestaron más entre los procesos - reforma o ruptura - que respecto de su fin colectivista último, si bien el proceso reformista respetuoso con la democracia liberal podía, por su propia naturaleza, condicionar el fin socializador pretendido. La propia constitución económica preveía - en su artículo 165 - un tránsito hacia la socialización de los medios privados de producción que muy pronto, tras los pobres resultados de la Comisión de Socialización (en la que participó Karl Korsch) y los diversos avatares sociopolíticos y económicos de la República, resultó abandonado. Ninguna industria ni empresa se socializó en Weimar. Los socialdemócratas - nunca Korsch - abandonaron su inicial énfasis en la necesidad socializadora hasta finales de los años veinte, cuando fue recuperado en el Congreso de Hamburgo de la ADGB de 1928, generando un proyecto de democracia económica hoy considerado como uno de los antecedentes más importantes del actual sistema de cogestión. En él participó Sinzheimer, cuya obra toda está enhebrada con un reflexión sobre la necesidad socializadora como efecto del nuevo Derecho del Trabajo, que exige un nuevo sentido económico. Karl Korsch, por su parte, sostuvo y expuso con gran énfasis la inmediata necesidad socializadora (que no estatalizadora) de los medios de producción a lo largo de su obra (sobre todo en los años 20), en sus dos fases de planificación y distribución de la producción, y de implantación de una democracia industrial garante de la ciudadanía obrera. La relación entre socialización y democracia económica es de gran problematicidad y ocupó a los iuslaboralistas demócratas estudiados, críticos con una propiedad privada de los medios de producción en la medida en que pudiera ser incompatible con la democratización de la empresa, con la constitución del trabajo. Parafraseando a Romagnoli, el Derecho Social - en la concepción de los juristas demócratas del trabajo - y la economía fueron dos hermanastras mal avenidas en la República alemana de entreguerras. 6. Consejismo El ideal socializador común a socialdemócratas y comunistas se pretendió materializar en la República de Weimar mediante la institución consejista regulada por el artículo 165 de la Constitución y, más adelante, por la Ley de Consejos de 1920. La positivización normativa de la representación de los trabajadores en los lugares de producción con ánimo de codeterminación (democratización) del poder en aquellos - tercera fase de superación del autoritarismo unilateral del propietario de los medios de producción, tras la intervención estatal y la negociación colectiva entre sindicatos y empresarios - careció del aliento revolucionario del movimiento consejista de finales de 1918 e inicios de 1919, y ni siquiera sus limitadas posibilidades formales de eficaz acción social en el ámbito empresarial pudieron materializarse ante una interpretación del alto tribunal laboral del Reich que le impuso a los consejos la necesidad de colaborar con el interés empresarial (visión organicista o fiduciaria), que en la práctica supuso la coincidencia sistemática de tal interés como el del empresario, colaboración que fue ajena a proyecto socializador alguno. Las diferencias respecto de la positivización del impulso consejista entre socialdemócratas y comunistas fueron notorias. La socialdemocracia se opuso a un posible dictadura consejista, mientras que el comunismo alemán de la época apoyó una alternativa consejista al parlamentarismo tradicional del liberalismo político. En el caso de Karl Korsch, su defensa del consejismo radical generó su expulsión de un partido comunista por desviacionismo ultraizquierdista. En todo caso, la crítica a la limitadora interpretación el RAG fue común a los juristas demócratas de uno y otro signo. Aunque en la práctica la experiencia concreta del consejismo weimariano fue ciertamente insuficiente respecto de las ambiciones del nuevo Derecho del Trabajo (aunque solo nos refiriéramos al positivizado), es indudable que sentó las bases de un mecanismo de participación vigente aún hasta hoy en una importante cantidad de sistemas productivos y de relaciones laborales. Al estudioso contemporáneo le sorprende el alto grado de similitud entre la regulación alemana de 1920 y nuestras actuales leyes reguladoras de la representación de los trabajadores en la empresa. 7. Relevancia del Derecho del Trabajo weimariano hoy Sin duda sigue siendo un extraordinario laboratorio seminal tanto teórico como de experimentación institucional en circunstancias difíciles, una novedosa (y difícil, fallida y exitosa en diversas medidas) concreción de nacientes instituciones en un vanguardista modelo (pobremente concretado) de constitucionalismo social y, en todo caso, la obra de juristas de una extraordinaria competencia (herederos de una importante tradición jurídica) y creatividad, de "incomparables maestros artesanos", en la feliz expresión de Umberto Romagnoli. Sigue siendo de interés teórico aún su crítica de la concepción del contrato libre de trabajo y, en general, de una concepción estrictamente liberal - basada en una consideración de la suficiencia de la igualdad formal entre personas físicas o jurídicas - de las relaciones laborales. El concepto de constitución del trabajo en Weimar es aún objeto de consideración por la academia, contraponiéndose a una influyente tendencia en los actuales trabajos académicos sobre el Derecho del Trabajo, más enfocados al mercado de trabajo como objeto principal de su estudio y que contribuyen a generar una aceptación de la lógica del mercado como principio organizador de este ámbito jurídico, en el que el mundo es asimilado a un mercado global y los Estados a actores unitarios de un mercado en el que buscan la maximización de la riqueza económica y de su competitividad, dejando poco margen a la argumentación a favor de los derechos sociales y laborales como bienes en sí mismos, vinculados a la igualdad, democracia y estabilidad en la vida de los trabajadores. En ese mismo sentido, se ha recordado que el proceso histórico inaugurado por el constitucionalismo social de la constitución weimariana ha inspirado y siguen inspirando diversos procesos de constitucionalización o re-constitucionalización a lo largo del s. XX, contribuyendo a la construcción del Derecho delTtrabajo como rama autónoma dotada de doctrina e instituciones propias, que interviniendo en el dominio contractual, desmercantiliza en mayor o menor grado las condiciones de compra y venta de la fuerza de trabajo. El debate se halla lejos de haber concluido y, en su esencia, incluye una discrepancia sobre los ámbitos de politización y, en entornos democráticos, de democratización; en concreto, de la politización y democratización del ámbito privado de producción, de la empresa privada (o pública, en la medida en que actúe como empleador privado). La idea de ciudadanía más allá de los muros de ladrillo de la fábrica, o de cristal de la oficina contemporánea sigue formando parte de un debate inacabado. En la práctica, elementos hoy relativamente corrientes en el iuslaboralismo democrático europeo son producto del laboratorio weimariano, habiendo sido transformados en instituciones positivas de diversas legislaciones, como la codeterminación en Alemania, los efectos normativos del convenio colectivo en países como España, la institución de los comités de empresa comités de empresa, o la existencia de jurisdicciones y procesos específicamente sociales. La bibliografía de este trabajo doctoral se basa fundamentalmente en diversos textos de la época (legales y doctrinales, incluyendo copiosa obra de los autores estudiados) y en posteriores estudios de diversa índole.
1 - Generalidades¿Qué es?El Global Peace Index (GPI) (1) o Índice Global de Paz es un proyecto del Institute for Economics and Peace. El mismo representa un hito innovador en el estudio de la paz. Es la primera vez que un índice ha sido creado para rankear a los Estados del mundo por su estado relativo de paz (externa e interna).El GPI tiene en principio dos grandes objetivos, el primario es de corte académico y el secundario es de corte aplicado. El objetivo académico intenta contribuir al conocimiento de cuáles factores (culturales e institucionales) están asociados con la paz dentro y entre los Estados. El objetivo aplicado está asociado a la intención de ONU de promover una cultura para la paz tal como fue definida por la Asamblea General en 1999. Los creadores del Índice presuponen con acierto que un mayor conocimiento de las condicionantes de la paz es un elemento clave para programas de este tipo.El GPI parte de una definición "negativa" de paz, como ausencia de violencia. Esta definición tomada del trabajo de Johan Galtung incluye tanto la tranquilidad interna como los conflictos bélicos con otros Estados. El índice rankea a los países independientes de acuerdo a su ausencia de violencia utilizando métodos que combinan factores internos como externos. Este índice ha sido elaborado por The Institute for Economics and Peace con la guía de un equipo internacional de académicos y expertos en el tema, y procesado por la Economist Intelligence Unit. La elaboración de dicho índice busca proveer una medida cuantitativa de paz que se pueda comparar a través del tiempo y que pueda brindar un mejor entendimiento de los mecanismos que sustentan la paz. Es un instrumento que sirve para comparar la situación de Estados y regiones respecto de otros y apreciar su evolución a través del tiempo.El Institute for Economics and Peace (IEP) es un instituto internacional de investigación dedicado a promover un mayor entendimiento de las relaciones entre las empresas, la paz y la economía, haciendo hincapié en los beneficios económicos de la paz. Es una organización independiente, no partidista, sin fines de lucro con sedes en Sidney y Nueva York. Se ha asociado con numerosas organizaciones líderes a nivel internacional, entre ellas, la Economist Intelligence Unit.Estrategia de operacionalizaciónEn toda investigación es necesaria la estructuración de un diseño metodológico que lleve a la resolución del problema a investigar.El GPI es un índice cuantitativo de paz. Como tal, ha sido construido en función de un proceso de operacionalización. Dicho proceso aparece detallado en los reportes habituales del IEP. En dicho proceso se realiza, en primer lugar, una definición conceptual de paz. Luego se desglosa dicho concepto en sus dimensiones constitutivas. Posteriormente, se buscaron indicadores empíricos (aspectos observables de cada dimensión del concepto). Finalmente se elaboró un índice, que consiste en reunir en un solo número los valores de cada indicador empleado.Se realizó una definición del concepto "paz", lo que resultaba fundamental ya que a partir del mismo, se va a desarrollar toda la investigación. La definición dada en el trabajo de investigación es la siguiente:"The simplest way of approaching it is in terms of harmony achieved by the absence of war or conflict. Applied to nations, this would suggest that those not involved in violent conflicts with neighbouring states or suffering internal wars would have achieved a state of peace. This is what Johan Galtung defined as a 'negative peace'- an absence of violence – " (2)Luego de definir el concepto, se subdividió en 3 dimensiones. Las dimensiones seleccionadas fueron:conflictos internacionales y domésticos en desarrollo,seguridad en la sociedad ymilitarización.A posteriori se seleccionaron 23 indicadores observables para dichas dimensiones.Dimensiones e indicadores quedaron organizados de la siguiente forma:DIMENSIÓN 1: Conflictos internacionales y domésticos en desarrollo.Indicadores:Number of external and internal conflicts fought 2004 – 2009Estimated number of deaths from organised conflict (external)Number of deaths from organised conflict (internal)Level of organised conflict (internal)Relations with neighbouring countriesDIMENSIÓN 2: Seguridad en la sociedad.Indicadores:Perception of criminality in societyNumber of refugees and displaced people as a percentage of populationPolitical inestabilityPolitical Terror ScalePotential for terrorist actsNumber of homicides per 100,000 peopleLevel of violent crimeLikelihood of violent demonstrationsNumber of jailed population per 100,000 peopleNumber of internal security officers and police per 100,000 peopleDIMENSIÓN 3: Militarización.Indicadores:Military expenditure as a percentage of GDPNumber or armed services personnel per 100,000 peopleVolume of transfers (import) of major conventional weapons per 100,000 peopleVolume of transfers (exports) of major conventional weapons per 100,000 peopleBudgetary support for UN peacekeeping missions: percentage of outstanding payments versus annual assessment to the budget of the current peacekeeping missionsAggregate number of heavy weapons per 100,000 peopleEase of access to small arms and light weaponsMilitary capability/sophisticationAdemás de los 23 indicadores principales, la Economist Intelligence Unit utilizó otros 33 que son secundarios pero que buscan informar sobre democracia, competencia y eficiencia gubernamental, fortaleza de las instituciones y del proceso político, apertura internacional, demografía, integración regional, religión, cultura, educación y calidad del material educativo. (Una completa lista de dichos indicadores se encuentra en la página 29 del trabajo de investigación seleccionado). Si bien estos indicadores no forman parte del índice GPI en sí, son utilizados complementariamente para obtener otros datos y afianzar o refutar conclusiones, es decir, como mecanismo de control. El índice debería estar correlacionado con estas variables de control.Muestra de paísesSe seleccionaron 153 países que fueron considerados representativos de la realidad internacional (En 2011 se agregaron 5 países: Eritrea, Guinea, Kirguistán, Níger y Tayikistán). El panel de expertos decidió que los países incluidos en el índice deberían tener más de un millón de habitantes y un área geográfica mayor a 20,000 km2. Por este motivo queda excluido por ejemplo Luxemburgo y otros Estados pequeños.A raíz de estas características, se logra abarcar al 99% de la población mundial y a un 87% del área terrestre.Elaboración del índicePara la elaboración del índice cada indicador se midió en una escala del 1 al 5 para los cualitativos y del 1 al 10 para los cuantitativos. Estos últimos son convertidos posteriormente a una escala del 1 al 5 para poder compararlos mejor con los cualitativos y así elaborar el índice. Para aquellos indicadores cuantitativos que son difíciles de valorar del 1 al 10, (como por ejemplo military expenditure o jailed population), se buscaron los valores máximos y mínimos de los diferentes países para poder luego darle un puntaje del 1 al 5.Los datos fueron puntuados por un grupo de analistas de países de la Economist Intelligence Unit. Aquellos datos cuantitativos que faltaban fueron considerados estimativamente. El equipo de analistas ha utilizado los últimos datos disponibles de una gran variedad de fuentes, incluidos International Institute of Strategic Studies, World Bank, varias oficinas de las Naciones Unidas, Institutos de la Paz y Economist Intelligence Unit.El GPI es un índice ponderado. Los expertos parten del supuesto de que la paz interna tiene más importancia que la paz externa ya que una depende en parte de la otra. Es así que el índice adjudica un peso del 60% a la paz interna y un 40% a la externa.Luego, cada indicador es valorado en cuanto a su importancia con un número del uno al cinco, donde 5 es lo más importante y 1 lo menos importante. (3) Dicha valoración es confeccionada por ocho expertos a través de un consenso, un promedio del puntaje dado por cada experto.2- Crítica metodológicaEl objetivo de la investigación es válido en cuanto su formulación y a su trascendencia científica. Por primera vez se está logrando realizar un índice que mide de forma concreta un fenómeno intangible pero de suma importancia en el desarrollo de la humanidad: la paz. Con esta investigación se logra ubicar de forma muy precisa la situación actual del mundo en la materia y se permite observar su progreso o retroceso a lo largo del tiempo.Se identifican, sin embargo, algunas vulnerabilidades en la obtención del índice en cuestión. Desarrollaremos nuestra crítica metodológica en los diferentes componentes que hacen al diseño de la investigación.El concepto de Paz Como se establece en el Report 2011 de GPI, la definición empleada de paz es una definición "negativa". Es decir, se mide la paz de un Estado en función de la "ausencia" de ciertos indicadores de violencia (interna o externa). La primera crítica a las definiciones planteadas por Johan Galtung tiene que ver con la dimensión "negativa" de la paz, la cual se entiende como el estado de no guerra y se explica a través de un criterio residual. Una definición "negativa" de un fenómeno nos conduce a observar la no presencia de su opuesto. En nuestro caso, el GPI se basa en la constatación de la no presencia de conflicto (lo cual es lo opuesto a la paz). Sin embargo, es sabido que es necesario complementar indicadores negativos con indicadores positivos. Esto es lo que reclamaba Emile Durkheim en "Las Reglas del Método" de 1895: la necesidad de definir el objeto de estudio por sus características exteriores y visibles. En este sentido, una crítica que se puede hacer al GPI es la ausencia de elementos positivos asociados a la paz. En concreto, en la dimensión "Seguridad en la sociedad" sería altamente recomendable incluir en el futuro, indicadores de cohesión social. Los indicadores de cohesión pueden dividirse en aquellos relativos a inclusión social (por ejemplo, indicadores de titularidad de derechos, acceso a la educación, gasto en política social, etc.) y aquellos relativos al sentido de pertenencia de los ciudadanos (por ejemplo, confianza en las personas, expectativas de bienestar, discriminación, etc.). Hoy en día hay una considerable literatura sobre indicadores de cohesión social. La Unión Europea ya ha lanzado mecanismos para la medición de la cohesión social y en América Latina la Cepal está trabajando en el tema (ver FERES, 2006).Sobre los indicadores elegidosCon respecto a la selección de indicadores, se excluye la medición de la violencia de género y también la violencia contra niños. Esto puede hacer que el índice sea inexacto, ya que se está dejando de lado un tipo de violencia de suma relevancia, sobretodo, en algunos países donde tiene un peso muy importante dada su cultura, tal es el caso de algunos países musulmanes. Egipto, que rankea en la posición 73, practica la mutilación genital a más del 90% de las mujeres (4). Estos datos se están omitiendo en el GPI. Es cuestionable descartar datos como estos teniendo en cuenta que constituyen una importante forma de violencia interna.Una de las críticas que se le puede realizar a uno de los indicadores – military expenditure – es que en el caso puntual de Estados Unidos, si bien tiene un presupuesto militar históricamente muy elevado, parte de ese gasto se destina a la defensa de otros Estados, por lo que el índice en parte va a rankear mejor a dichos Estados que invierten mucho menos en defensa pero no significa que sean más pacíficos por ello. Siguiendo con la misma idea, Estados Unidos es el mayor inversor en gasto militar en varios organismos de defensa como la OTAN, aunque participen varios Estados.Por otro lado, algunos indicadores cuantitativos fueron estimados por los expertos en algunos países ya que no existían datos disponibles. Esto podría constituir un sesgo importante en los resultados finales, que podría resultar en un cambio en el valor que obtuvo cada país en el ranking.Este estudio se nutre de indicadores medidos por otros institutos, que podrían presentar algunas fallas influyendo en la elaboración de los resultados de la presente investigación, por lo que podrían generarse problemas de confiabilidad. No se tiene certeza de que los métodos utilizados para obtener los indicadores fueron los más adecuados. La seriedad y el prestigio de los institutos que los elaboraron no son razón suficiente para descartar todas las dudas. Puede haber problemas en la relación entre los indicadores y el concepto, provocando un problema de validez. Las medidas no son entonces representativas del concepto que se busca estudiar.En este caso, la ponderación del peso que cada indicador va a tener en el índice final podría llegar a presentar un problema de este tipo, debido a que estuvo determinada por un equipo de expertos a través de un debate, pero no se establece cómo fue dicho debate. Tampoco se especifica el criterio que utilizaron para darle mayor peso a uno u otro indicador, ni se explica el por qué de la elección de estos expertos y por qué se tomó en cuenta la opinión de ocho analistas.Sobre la ponderación del índice El trabajo establece una relación causal entre la violencia interna y la externa, siendo esta última la menos importante en la elaboración del índice. Se parte de la base de que la paz interna va a influir en la paz externa de los Estados. Esta hipótesis resulta cuestionable al menos desde la óptica del Realismo en teoría internacional. El Realismo establece que los estados se precipitan a la guerra por razones relativas al sistema internacional y no por razones que emanan de la política doméstica.Al observar el caso de Estados Unidos, el peso de la violencia externa influye más que la tranquilidad interna y no viceversa. Se observa que la política exterior estadounidense está en gran medida influida por el terrorismo internacional ya que utiliza gran parte de su presupuesto no solo en su seguridad sino también en la de otros estados. No hay una relación cuantitativa entre la violencia interna con la externa: es decir, no existe una relación excluyente entre paz interna y paz externa tal como se afirma en el estudio, sino que es relativo; se puede pensar que es exactamente al contrario, que la paz interna se debe a la paz externa.El estudio da un valor específico (un 60% del valor del índice) para cuantificar la importancia de las variables relativas a la paz interna sobre la paz externa (a la cual se le da un 40% del valor total). Estos valores surgieron a partir de un debate de expertos, pero no se alude en ningún momento a cómo se llegó a los mismos ni siguiendo qué criterio. Se intuye que podría haberse utilizado el método Delphi el cual "consiste en la selección de un grupo de expertos a los que se les pregunta su opinión sobre cuestiones referidas a acontecimientos del futuro. Las estimaciones de los expertos se realizan en sucesivas rondas, anónimas, al objeto de tratar de conseguir consenso, pero con la máxima autonomía por parte de los participantes." (5)En el caso del puntaje de los indicadores, se observa que su respectiva fórmula está correctamente descripta. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el resultado final del índice. Respecto de la elaboración del índice, no está establecido como se elabora la transición hacia un único valor para cada país. El procedimiento por el cual se llega al número final esta librado a la intuición del lector. Al no especificar la forma por la cual se obtiene el puntaje final para cada país, se supone que se alcanza mediante la asociación del puntaje de cada indicador con el número de importancia asignado por los especialistas. De esta forma, se promedia la sumatoria de los indicadores, logrando un único número que va a ser el índice que ubicará a cada país en el ranking. La explicación de la fórmula para llegar al índice debería estar detallada para despejar eventuales dudas.El mecanismo de control utilizado en la confección del índice consistió en la utilización de 33 indicadores secundarios preseleccionados cuya correlación con el índice de paz sea mayor a 0,5. Luego de seleccionarlos, se compararon con los resultados de los países para realmente confirmar o no el valor del índice en cada país.Efectivamente se encontraron correlaciones entre los indicadores primarios y los de control. Por ejemplo a mayor PBI Per cápita, se tiende a tener mayor paz. Por su parte se descartaron indicadores que no tenían correlación. Por ejemplo, el Porcentaje de Exportaciones e Importaciones en el PBI o el nivel de inversión extranjera directa como porcentaje del PBI no está correlacionado con el nivel de paz de un Estado.Este mecanismo de control está correctamente formulado ya que brinda resultados coherentes y válidos, es por ello que se puede considerar un método de control efectivo.Sobre el lugar dado a la historia reciente en el índiceAl ser un índice reciente (se toman indicadores desde el año 2004 en adelante) se pierden de vista fenómenos anteriores que todavía tienen influencia sobre la realidad actual, es decir, los datos de conflictos históricos son estadísticamente irrelevantes.Entendemos que hay una identidad de cada estado configurada a lo largo de la historia que sitúa a algunos países como violentos o no. Esta falencia se podría resolver mediante la inclusión de un nuevo indicador que abarque un período de tiempo mayor donde se detallen los conflictos históricos. De todas formas, la utilidad de este índice sobre el problema planteado mejorará a medida que pasen los años y se pueda observar la tendencia de los países a través de la historia.Sobre la muestraLa muestra de la investigación se basa, como ya se mencionó anteriormente, en Estados con una población mayor a un millón de habitantes o un área mayor a 20,000 km2. Es así que se totaliza una muestra de 153 países. La muestra es una muestra de juicio, ya que no se usan procedimientos de selección al azar, sino que se basa en criterios del investigador.No se deja en claro la razón por la cual se excluye al resto de los países. Teniendo en cuenta que se trata de un Índice global, lo esperable sería que no se excluya ningún país. Además, existen datos estadísticos disponibles de los estados excluidos, por lo que no se justifica que no se los haya tomado en cuenta para la investigación.A pesar de ello, el número de estados analizados se ha ido incrementando año a año. En el índice de 2007 se analizaron 121 países (6), en el 2008 140 (7) en el 2009 144 (8) , y en 2010 149 (9).3 - Posición de los países latinoamericanos en el GPIDe acuerdo al Ranking correspondiente al año 2011 se puede observar que Colombia es el país latinoamericano peor posicionado ubicándose en el puesto 139 de 153, seguido de cerca por Venezuela en la posición 124. La ubicación de estos dos países se explica en base a la gran cantidad de recursos destinados a la adquisición de material bélico. En el caso de Colombia para hacer frente a la situación de violencia interna generada por la guerrilla de las FARC. Por su parte, Venezuela se muestra en la escena internacional con una política exterior confrontativa signada por una retórica belicista que también es acompañada de un gasto militar importante.Los países latinoamericanos mejor ubicados son Uruguay, Costa Rica y Chile, en las posiciones 21, 31 y 38 respectivamente. El caso de Chile no sería extraño que descienda en el GPI del año 2012 dadas las revueltas sociales más recientes. Costa Rica debe su mejor ubicación a su política tradicionalmente democrática y a sus altos índices de cohesión social. Según el GPI Uruguay es el país más pacífico de América Latina debiéndose no solo a la ausencia de conflictividad interna sino también a los reducidos niveles de gasto militar. Resulta paradójico el hecho de que el tema más importante y recurrente de la actual discusión política uruguaya sea justamente los niveles de inseguridad interna existentes.(1) INSTITUTE FOR ECONOMICS & PEACE. The Global Peace Index 2011[online] Disponible en internet: http://www.visionofhumanity.org/wp-content/uploads/2011/05/2011-GPI-Results-Report-Final.pdf(2) VISION OF HUMANITY. 2011. 2011 Methodology, Results and Findings. Global Peace Index. Pág. 5 [online](3) VISION OF HUMANITY. 2011. 2011 Methodology, Results and Findings. Global Peace Index. Pág. 7 [online](4) THE CHRISTIAN SCIENCE MONITOR. 2007. Dark underbelly of the world's most 'peaceful' countries. [online](5) UNIVERSIDAD DE DEUSTO SAN SEBASTIÁN. El Método Delphi. [online] Disponible en Internet :http://www.echalemojo.org/uploadsarchivos/metodo_delphi.pdf(6) CONFLICTOLOGOS. 2008. Global Peace Index - Índice Mundial de Paz 2008. ¿Qué tan pacífico es su país? [online](7) Ídem(8) STOCKHOLM INTERNATIONAL PEACE RESEARCH INSTITUTE. Appendix 2B. The Global Peace Index 2009 [online](9) VISION OF HUMANITY. 2011. 2011 Methodology, Results and Findings. Global Peace Index. Pág. 8 [online] *Estudiantes de la Licenciatura en Estudios InternacionalesDepto de Estudios InternacionalesFACS – Universidad ORT UruguayREFERENCIAS BIBLIOGRÁFICASINSTITUTE FOR ECONOMICS & PEACE. The Global Peace Index 2011 [online] Disponible en internet: http://www.visionofhumanity.org/wp-content/uploads/2011/05/2011-GPI-Results-Report-Final.pdfFERES, Juan Carlos. Hacia un sistema de indicadores de cohesión social en América Latina. [online] Disponible en internet: http://www.eclac.cl/dds/noticias/paginas/7/26527/JuanC_Feres_CEPAL.pdfKING, Gary, KEOHANE, Robert y VERBA, Sidney. El diseño de la investigación social: La inferencia científica en los estudios cualitativos. Madrid.2000. Alianza Editorial.
Abstract: In the 1st and 2nd millenniums B.C. there were numerous fortified centers in Mesopotamia. These were large, occupying several dozen acres in the forms of independent city-states, mid-sized urban centers, and smaller, specialized settlements. They were usually located on important transport routes, such as the two main rivers of the region, the Tigris and the Euphrates, and their numerous tributaries. The defensive walls were constructed to demonstrate the influence of a given center and its military strength, and to protect against floods or enemy invasions. The defensive brick architecture in Mesopotamia dates back from the end of the Early Bronze Age to the end of the Early Iron Age. On the basis of the available information from archaeological research, we don't have enough evidence to make conclusive judgements. Studies arranged by archeologists who worked there, found the remains of fortifications. By chance, scientists found fortifications that date from the Middle Bronze period, which they did not study carefully. That's why we do not have enough information about the details of fortifications systems, especially those from the first millennium B.C, especially Assyrian and Babylonian fortifications. However, based on the available information, I have been able to put forward an outline about fortification. It is worthy of mentioning that no known summary currently exists within publications about Mesopotamian brick defensive architecture, so I have been inspired to follow and analyze the fortified systems in each of the cities in Mesopotamia during the aforementioned time period. The principal aim of my doctoral thesis is to analyze the fortifications systems, their functionality and usefulness during military conflicts in all the fortificated settlements in Mesopotamia from the end of the Early Bronze Age to the end of the Early Iron Age. With a dual focus upon the concept of defensive systems, and the practical matters of implementing these kinds of defensive projects. I intend to Calculate the amount (brick burnt, dried bricks, and stone), labor resources and time necessary to build this kind of construction. As a result, I have endeavoured to create one a thesis that contains both the information and accurate descriptions of all defensive systems in Mesopotamia in one document. There is no similar thesis about defense fortification systems of all Mesopotamians cities from the end of Early Bronze Age to the end of the Early Iron Age. The analysis is based on a working hypothesis which pursues the idea that fortification architecture consists of a wide range of social and cultural elements, which have influenced those in society who created them and drawn from the historical context when they appeared. Straight-lined defenses are simple and useful functionally as an architectural genre. We should note that in architectural projects some elements were created as a psychological deterrent. However military architecture also has functional purposes. Meaning that not only are they the result of military needs, but also of local geographical, environmental factors and available technology. Factors such as the variability of fortifications can be explained by a more complex interaction of factors related to the character of fasteners within a manmade environment. As such, the environment can be fasteners have a wide range of functions and meanings, for example in the organization of space for defense purposes and in accordance with the principles, needs, values and desires of its builders, as well as in the organization of time and building materials. My PhD thesis is based on nine analytical chapters, which present the whole issue of brick architecture and defensive systems - from making brick materials to importing rare materials from other places and meanwhile descriptions of archeological side to make an analysis of the whole building process of defensive walls and elements strengthening the fortifications within the defensive system. In my study, I would like to convey a point raised which was not take from a long time. At the same time, I want to present a general outline of all fortified cities in Mesopotamia, basing on the available information and my own interpretation regarding each of the mentioned walls in this work. Another issue is the dating of discovered fortifications, detailed analysis of the structure, also contains information on how to build systems of this type, what type of material was used, what brick dimensions can be found, whether additional elements were strengthening the construction; what system the foundation was erected. I would also like to present my interpretation based on an analysis of the entire defense system in a way that outlines the defensive architecture of each fortified city during the period under review. The next step will be to analyze the structure and the techniques of construction of the gate or gates located in the defensive walls, and the last point is the calculation of the amount of brick and stone, with the number of workers, to determine how much time is needed to build one spatial meter. One more aspect should be noted which determined the way fortifications were built. They were, next to the military force, a symbol of the economic power of the state or city. The epicenter was not able to secure its territory with a massive wall. So construction was also dependent upon considerable economic resources. We derive our information from the transport records of 370 burnt bricks from the places where they were produced - this took place outside the city due to the use of manure in the production process. The price of 370 piece is about 1 shigel which corresponds to 8.5 grams of silver. I think that it is possible to roughly Calculation of the amount of material, the number of workers and the amount of time in which the size of one cubic meter of wall could be built. This estimation is because there is no complete archaeological information giving the exact dimensions of the fortification walls (height, width and length). At the same time, we know that within the fortification buildings there were also rooms about which we have no information. Considering such significant deficiencies in information, I adopted one cubic meter for conversion. We know that the fortification systems included various elements; along with the walls there were ramparts, moats and escarpments. In addition, there were buttresses, retaining walls, shafts and reinforcing walls. As we know, defensive walls or moats often turned out to be insufficient. At that time, additional solutions were included in the system to raise security standards, effective defense, and to facilitate transport and communication. These took the form of towers and gates. Techniques for building defense systems differed from each other depending on the time of creation and location, or rather the ground of a given geographical region. We note that the walls may have stone foundations, burnt brick, or not have them at all - erected only on level ground. For example, in the city of Assur, several types of bricks were used to construct one wall, or in Niniveh a space filled with clay and stones were preserved between its parallel walls. In the construction at Tell Rijim the technique of pisé was used, consisting of laying thin plates of compacted clay. The appearance of fortifications in the Middle East, especially in Mesopotamia, did not only fulfill the military functions but they had other functions, in order to protect the city from the flood because these towns were located in the lower part of Mari, and also had the function of protecting a given city from wild animals, and also to protect the city from thefts and control the cities and find out who was leaving the city and who was entering the city. From the point of view of my dissertation, the main topic is the strategic nature of these defences. The goal is to clarify the functions of fortified cities, to analyze the strength of resistance and to what extent they were effective in protecting against the enemy. We already know from archeological sources that various types of tools were placed on the defensive walls. They are characterized by their diversity, depending on the location on the walls but also upon the city being researched, and at what period. Based on the information from the descriptions, we can determine the types of tools, as well as the width of the walls - about 1.5 to 2 metres and a height of 3 to 4 m - based on the description of the reference point where the archers shot their arrows from. Common swords and spears were used in direct contact. The subject of military equipment is quite an extensive area, so I have decided to deal strictly with the topic of tools used for defence. I will trace their types and usage throughout the different periods of Mesopotamian culture. In the chronological part I did not deal with the analysis of the dates of creation of given archaeological sites. The organization requires designing a table for each defense system, separately for individual archaeological sites. Looking at the cross-section of the subject, we note the differences in dating north and south of the Mesopotamian areas. They are particularly noticeable between the ancient periods in OldBabylon and Old-Assyrian, Middle-Babylon and Middle-Assyrian, and the Neo-Babylonian period and Neo- Assyrian. In my work, there are descriptions and analsys of all known archeological research, which were conducted on the area of ancient Mesopotamia, in places where fortifications systems were discovered. While creating descriptions of fortifications, I have tried to present the most comprehensive range of usefulness of these types of structures. I traced the process of creating fortifications, the processes of their improvement and the changes that have occurred in their structure, since the appearance of the first buildings with the character of fortifications in the 6th millennium B.C. At this time, we date fortifications in Tell Es Sawwan, located in the middle part of the Tigris river. Fortified sites arose in the time of Samarra, around 5300 B.C. They took the form of a massive shaft surrounded by a rectangular settlement measuring 220x110 m. We estimate the appearance of fortified cities at between fifth millennium - and fourth millennium B.C. They were admittedly still single, but in third millennium B.C., the fortifications became the norm in centers of social life. We note the existence of more than 40 fortified cities in the areas of northern Mesopotamia. Southern Mesopotamia was developing in this direction at the beginning of third millennium B.C., as demonstrated by the example of the Khaburu Valley. The exception here is the wall surrounding the citadel of Tell Chuera, which dates from an earlier period - fourth millennium B.C. If we look at analyse of individual technical solutions, the type material which was used in the Early Jazirah we can see that it is a period of defensive sollutions so called granary settlements (Tell Atij,) and fortification from the Kranzhugel tribute group. In the era of around third millennium B.C. we have already observed numerous cities with fortification systems created using the latest construction techniques and building materials of the era. The use of brick and stone testify to the economic power of individual centers, but also to the growth of defensive architecture. Interpretations of the Mesopotamian inscriptions found on the walls of fortification systems are of key importance to us. Thanks to their understanding, we have obtained information about the dates of construction of those defensive walls, and thus bringing significant knowledge about entire systems and their structures. Attention should be paid to the comarchaeological site of these texts - they often start with the worship of the deity, then the introduction which always contains the royal name. We know that the introduction may have various elements, for example the royal genealogy, praiseworthy epithets, and sometimes the king's important deeds and achievements and his campaigns are mentioned. In the next part - which is crucial to our topic - we can find fragments detailing reports of the construction, usually referring to specific buildings. This type of record was intended primarily for subsequent rulers - so that they could rebuild the given building - while being an invaluable source for modern researchers. Through analysis of the iconography of the Mesopotamian fortifications, images of fortifications are also found on seals. They usually capture the attack and defense scenes of a fortified city. The images are different - some present the walls only as an outline, others show details - which include even individual panels, from which the gates were made. The defensive walls are accompanied by images of people. The people in question are usually defenders or invaders. We can also distinguish between them women and children - often as hostages. We are able to distinguish types of weapons, usually these are bows, missiles, chariots and siege engines. Due to the general availability and thus low cost, mud was the basic building material. We find it in virtually every type of architecture in ancient Mesopotamia. Depending on the function and nature of the buildings, pure clay or clay mixtures with other materials such as straw were used. But it was also used as raw brick or as a material for creating finishing elements. The importance of this type of material cannot be understated due to its durability and the strength of constructions built from it, therefore, I will also address this topic in my work. I will analyze the brick itself and its variations according to appearance, shape and the production process. Treating this topic broadly, I intend to refer to the changes and evolution of this type of building material over various periods in the area of work. In this dissertation, I also wish to address the issue of transport in ancient Mesopotamia. The main means of transportation here is by river due to the presence of large rivers - the Tigris and Euphrates. Their course covers three important countries in this part of the world - Turkey, Syria and the areas of current Iraq to the shores of the Persian Gulf - creating an ideal transport channel for goods and people. It should be noted that river transport was a convenient, cheap and easy way of moving goods. It also became a means of communication. Probably its biggest role was in trade - for example - building materials transported from north to south Mesopotamia, where resources such as stones and wood didn't exist, or for the transportation of ready goods from the place of production to the destination. It is impossible to ignore the fact that various types of ship began to be built depending on their purpose, as discussed later in the dissertation. After my considerations I would like to cover the problem holistically. Because the subject matter of my thesis is very large, it has forced me to produce detailed conclusions for each chapter through interpretation and analysis, and at the end of my work I shall present a general conclusion about the whole thesis. The difficulty of thoroughly analyzing the topic boils down to the problem of information scarcity. The fact that archeological strata is not available, that is why constructors did not undertake full reconstruction of fortification walls. They were found many times by accident and the research was carried out only on a small fragment of the uncovered wall, which currently makes it difficult to conduct a comprehensive analysis of the subject and address the issue from a fully informed perspective. Resumen: En los milenios I y II a.C. existían numerosos centros fortificados en Mesopotamia. Éstos eran grandes, ocupando varias docenas de acres en forma de ciudades-estado independientes, centros urbanos de tamaño medio y asentamientos más pequeños y especializados. Normalmente estaban situados en importantes rutas de transporte, como los dos principales ríos de la región, el Tigris y el Éufrates, y sus numerosos afluentes. Las murallas defensivas se construyeron para demostrar la influencia de un determinado centro y su fuerza militar, y para protegerse contra las inundaciones o las invasiones enemigas. La arquitectura defensiva de ladrillos en Mesopotamia se data desde finales de la Edad de Bronce hasta el final de la Primera Edad de Hierro no ha sido suficientemente estudiada en base a la información disponible de la investigación arqueológica. Los estudios realizados por los arqueólogos que trabajaron allí descubrieron los restos de fortificaciones y ocasionalmente, los científicos encontraron fortificaciones que datan del periodo del Bronce Medio, pero que no estudiaron cuidadosamente. Por eso no tenemos suficiente información sobre los deTelles de los sistemas de fortificaciones, especialmente los del primer milenio a.C., sobre todo las fortificaciones asirias y babilónicas. Sin embargo, en base a la información disponible he podido presentar una propuesta sobre el tema de las fortificaciones. Me gustaría mencionar, que no existe actualmente ninguna síntesis conocida dentro de las publicaciones sobre la arquitectura defensiva mesopotámica en ladrillo, por lo que me he basado en el seguimiento y análisis de los sistemas fortificados en cada una de las ciudades de Mesopotamia durante el período de tiempo mencionado El objetivo principal de mi tesis doctoral es analizar los sistemas de fortificaciones, su funcionalidad y utilidad durante los conflictos militares en todos los asentamientos fortificados de Mesopotamia desde el final de la temprana Edad del Bronce hasta el final de la temprana Edad del Hierro. Con un doble enfoque en el concepto de sistemas defensivos, y en los aspectos prácticos de la implementación de estos proyectos defensivos. Pretendo calcular la suma de materiales (ladrillos cocidos, ladrillos secos y piedra), los recursos de mano de obra y el tiempo necesario para construir este tipo de construcción. Como resultado, me he esforzado en crear una síntesis que contenga tanto la información como las descripciones precisas de todos los sistemas defensivos en Mesopotamia en un solo documento. No existe una publicación similar sobre los sistemas de defensa y fortificación de las ciudades de Mesopotamia desde el final de la temprana Edad del Bronce hasta el final de la temprana Edad del Hierro. El análisis se basa en una hipótesis de trabajo que persigue la idea de que la arquitectura de fortificación está compuesta por un amplio abanico de elementos sociales y culturales, que han influido en aquellos que la han creado en la sociedad y que han sido extraídos del contexto histórico en el que aparecieron. Las defensas de línea recta son sencillas y útiles funcionalmente como género arquitectónico. Debemos notar que en los proyectos arquitectónicos algunos elementos fueron creados como un disuasivo psicológico. Sin embargo, la arquitectura militar también tiene propósitos funcionales. Esto significa que no sólo son el resultado de las necesidades militares, sino también de factores geográficos y ambientales locales y de la tecnología disponible. Factores como la variabilidad de las fortificaciones pueden explicarse por una interacción más compleja de factores relacionados con el carácter de los elementos de fijación dentro de un entorno creado por el hombre. Como tal, el entorno puede ser que los elementos de fijación tengan una amplia gama de funciones y significados, por ejemplo, en la organización del espacio para fines de defensa y de acuerdo con los principios, necesidades, valores y deseos de sus constructores, así como en la organización del tiempo y los materiales de construcción. Mi tesis doctoral se basa en nueve capítulos analíticos, que presentan toda la problemática de la arquitectura del ladrillo y los sistemas defensivos -desde la fabricación de materiales de construcción hasta la importación de materiales raros de otros lugares y al mismo tiempo, descripciones del aspecto arqueológico para hacer un análisis de todo el proceso de construcción de muros y elementos defensivos que refuerzan las fortificaciones dentro del sistema defensivo. En mi tratado quiero transmitir un punto planteado que no se ha tardado mucho tiempo. Al mismo tiempo, quiero presentar un esquema general de todas las ciudades fortificadas de Mesopotamia, basándome en la información disponible y en mi propia interpretación de cada una de las murallas mencionadas en este trabajo. Otro tema es la datación de las fortificaciones descubiertas, el análisis deTellado de la estructura, que también contiene información sobre cómo construir sistemas de este tipo; qué tipo de material se utilizó, qué dimensiones de los ladrillos pueden encontrarse; si los elementos adicionales estaban reforzando la construcción; qué sistema de cimentación fue erigido. También me gustaría presentar mi interpretación basada en un análisis de todo el sistema de defensa, de manera que se esboce la arquitectura defensiva de cada ciudad fortificada durante el período en cuestión. El siguiente paso será analizar la estructura y las técnicas de construcción de la puerta o puertas situadas en las murallas defensivas, y el último punto es el cálculo de la cantidad de ladrillo y piedra, con el número de trabajadores empleados, para determinar cuánto tiempo se necesita para construir un metro de longitud. Hay que señalar un aspecto más que determinó la forma en que se construyeron las fortificaciones. Eran, junto a la fuerza militar, un símbolo del poder económico del estado o la ciudad. El centro no podía asegurar su territorio con una masiva muralla. Por lo tanto, la construcción dependía también de considerables recursos económicos. La información la obtenemos de los registros de transporte de 370 ladrillos cocidos de los lugares donde se producían -esto se produjo fuera de la ciudad debido al uso de estiércol en el proceso de producción. El precio de 370 piezas es de aproximadamente 1 shigel, lo que corresponde a 8,5 gramos de plata. Creo que es posible calcular aproximadamente la cantidad de material, el número de trabajadores y el tiempo en que se podría construir un fragmento del tamaño de un metro cúbico de muralla. Esta estimación se debe a que no existe una información arqueológica completa que proporcione las dimensiones exactas de los muros de fortificación (altura, anchura y longitud). Al mismo tiempo, sabemos que dentro de los edificios de la fortificación también había habitaciones sobre las que no tenemos información. Teniendo en cuenta estas importantes deficiencias en la información, adopté un metro cúbico para la conversión. Sabemos que los sistemas de fortificación incluían varios elementos; junto con las paredes había murallas, fosos y escarpas. Además, había contrafuertes, muros de contención, fustes y muros de refuerzo. Como sabemos, los muros defensivos o fosos a menudo resultaron ser insuficientes. En ese momento, se incluyeron en el sistema soluciones adicionales para elevar los estándares de seguridad, la defensa efectiva y para facilitar el transporte y la comunicación. Éstas tomaron la forma de torres y puertas. Las técnicas de construcción de los sistemas de defensa se diferenciaban entre sí en función del momento de su creación y del lugar en que se encontraban o mejor dicho, del terreno de una región geográfica determinada. Observamos que los muros pueden tener cimientos de piedra, ladrillo cocido, o no tenerlos en absoluto -sólo se erigen en un terreno llano. Por ejemplo, en la ciudad de Assur, se utilizaron varios tipos de ladrillos para construir la muralla o en Nínive, un espacio lleno de arcilla y piedras se conservaron entre sus muros paralelos. En la construcción de Tell Rijim se utilizó la técnica del pisé, o tapial, que consiste en colocar finas placas de arcilla compactada. La aparición de fortificaciones en el Medio Oriente, especialmente en Mesopotamia, no sólo cumplía las funciones militares sino que tenían otras funciones, a fin de proteger la ciudad de las inundaciones porque estos pueblos estaban ubicados en la parte baja de Mari, y también tenían la función de proteger una ciudad determinada de los animales salvajes, y también proteger la ciudad de los robos y controlar las ciudades y averiguar quién salía y quién entraba en la ciudad. Desde el punto de vista de mi tesis, el tema principal es el carácter estratégico de estas defensas. El objetivo es aclarar las funciones de las ciudades fortificadas, analizar la fuerza de la resistencia y en qué medida fueron eficaces para protegerse del enemigo. Ya sabemos por fuentes arqueológicas que se colocaron varios tipos de herramientas en las murallas defensivas. Se caracterizan por su diversidad, dependiendo de la ubicación en las murallas pero también de la ciudad que se investiga y en qué periodo de tiempo. A partir de la información de las descripciones, podemos determinar los tipos de herramientas, así como la anchura de las murallas -alrededor de 1,5 a 2 metros y una altura de 3 a 4 metros- a partir de la descripción del punto de referencia desde el que los arqueros disparaban sus flechas. Se utilizaron espadas y lanzas comunes en contacto directo. El tema del equipamiento militar es bastante extenso, por lo que he decidido tratar estrictamente el tema de los instrumentos utilizados para la defensa. Trazaré sus tipos y usos a lo largo de los diferentes períodos de la cultura mesopotámica. En la parte cronológica no me he ocupado del análisis de las fechas de creación de determinados yacimientos arqueológicos. La organización requiere el diseño de una tabla para cada sistema de defensa, por separado para cada posición. Al observar transversalmente el tema, observamos las diferencias en la datación del norte y el sur de las áreas mesopotámicas. Son particularmente notables entre los períodos antiguos en el Viejo Babilonia y el Viejo Asirio, el Medio Babilonia y el Medio Asirio, y el período Neo Babilónico y Neo Asirio. En mi contribución, hay descripciones y análisis de toda la investigación arqueológica en el área de la antigua Mesopotamia. Al tiempo que hacía descripciones de las fortificaciones he intentado presentar la gama más completa de utilidad de este tipo de estructuras. He rastreado el proceso de creación de fortificaciones, los procesos de su mejora y los cambios que se han producido en su estructura, desde la aparición de los primeros edificios con carácter de fortificaciones en el VI milenio a.C. En esta época, fechamos las fortificaciones en Tell Es Sawwan, situada en la parte media del río Tigris. Los sitios fortificados surgieron en la época de Samarra, alrededor del 5300 a.C. Tomaron la forma de un enorme eje rodeado por un asentamiento rectangular de 220x110 m. Estimamos la aparición de las ciudades fortificadas entre el V y el IV milenios a.C. Es cierto que todavía eran únicas, pero en el III milenio a.C. las fortificaciones se convirtieron en la norma en los centros de la vida social. Observamos la existencia de más de 40 ciudades fortificadas en las zonas del norte de Mesopotamia. El sur de Mesopotamia se estaba desarrollando en esta dirección a principios del tercer milenio a.C., como lo demuestra el ejemplo del Valle de Khaburu. La excepción aquí es la muralla que rodea la ciudadela de Tell Chuera, que data de un período anterior, el IV milenio a. C. Al profundizar en el análisis de las soluciones técnicas individuales, el material utilizado o incluso su producto, vemos que en el período de Jazirah temprano las soluciones defensivas denominados asentamientos granero (Tell Atij) y fortificaciones del grupo de Kranzhugel. En la época de alrededor del tercer milenio a. C. ya se observan numerosas ciudades con sistemas de fortificación creados con las últimas técnicas de construcción y materiales de construcción de la época. El uso del ladrillo y de la piedra atestigua el poder económico de los centros individuales, pero también el crecimiento de la arquitectura defensiva. Las interpretaciones de las inscripciones mesopotámicas que se encuentran en las murallas de los sistemas de fortificación son de gran importancia para nosotros. Gracias a su comprensión, hemos obtenido información sobre las fechas de construcción de esas murallas defensivas, aportando así un conocimiento significativo sobre sistemas completos y sus estructuras. Hay que prestar atención a la composición de estos textos, que a menudo comienzan con el culto a la deidad, luego la introducción que siempre contiene el nombre real. Sabemos que la Introducción puede tener varios elementos, por ejemplo, la genealogía real, epítetos elogiosos, y a veces se mencionan las hazañas y logros importantes del rey y sus campañas. En la siguiente parte -que es crucial para nuestro tema- podemos encontrar fragmentos que deTellan los informes de la construcción, generalmente referidos a edificios específicos. Este tipo de registro estaba destinado principalmente a los gobernantes posteriores -para que pudieran reconstruir el edificio en cuestión-, a la vez que constituía una fuente inestimable para los investigadores modernos. A través del análisis de la iconografía de las fortificaciones mesopotámicas, las imágenes de las fortificaciones también se encuentran en los sellos. Por lo general, captan las escenas de ataque y defensa de una ciudad fortificada. Las imágenes son diferentes algunas presentan las murallas sólo como un bosquejo, otras muestran deTelles- que incluyen incluso paneles individuales, a partir de los cuales se hicieron las puertas. Las murallas defensivas van acompañadas de imágenes de personas. Las personas en cuestión suelen ser defensores o invasores. También podemos distinguir entre ellos a mujeres y niños -a menudo como rehenes-. Podemos distinguir los tipos de armas, normalmente son arcos, proyectiles, carros y máquinas de asedio. Debido a la disponibilidad general y por lo tanto a su bajo costo, el barro era el material de construcción básico. Lo encontramos en prácticamente todos los tipos de arquitectura de la antigua Mesopotamia. Según la función y la naturaleza de los edificios, se utilizaba arcilla pura o mezclas de arcilla con otros materiales como la paja. Pero también se utilizaba como ladrillo crudo o como material para crear elementos de acabado. La importancia de este tipo de material no puede ser subestimada debido a su durabilidad y a la resistencia de las construcciones realizadas con él, por lo tanto, también abordaré este tema en mi trabajo. Analizaré el propio ladrillo y sus variaciones según el aspecto, la forma y el proceso de producción. Tratando este tema de forma amplia, pretendo referirme a los cambios y evolución de este tipo de material de construcción en diversos períodos en el área de trabajo. En esta tesis también deseo abordar el tema del transporte en la antigua Mesopotamia. El principal medio de transporte aquí es el fluvial debido a la presencia de grandes ríos -el Tigris y el Éufrates-. Su curso cubre tres países importantes en esta parte del mundo -Turquía, Siria y las áreas del actual Irak hasta las costas del Golfo Pérsico- creando un canal de transporte ideal para bienes y personas. Hay que señalar que el transporte fluvial era una forma cómoda, barata y fácil de transportar mercancías. También se convirtió en un medio de comunicación. Probablemente su papel más importante fue en el comercio -por ejemplo- de materiales de construcción transportados del norte al sur de Mesopotamia, donde no existían recursos como piedras y madera; o para el transporte de mercancías preparadas desde el lugar de producción hasta el destino. Es imposible ignorar el hecho de que se empezaron a construir varios tipos de barcos dependiendo de su propósito, como se discute más adelante en la tesis. Después de mis consideraciones me gustaría abordar el problema de forma holística. Debido a que el tema de mi tesis es muy amplio, ello me ha obligado a proponer conclusiones deTelladas para cada capítulo a través de la interpretación y el análisis, y al final de mi trabajo presentaré unas conclusiones generales sobre toda la tesis. La dificultad de analizar a fondo el tema se reduce al problema de la escasez de información. El hecho de que los estratos arqueológicos no estén accesibles y que pocos artesanos se dedicaron a la construcción de las murallas defensivas y de que las murallas fueran encontradas muchas veces por accidente hizo que la investigación se realizara sólo en un pequeño fragmento de la muralla descubierta, lo que actualmente dificulta el análisis exhaustivo del tema y la orientación de la cuestión desde una perspectiva plenamente documentada.
IntroducciónA fines de los cincuenta, el escritor argentino Jorge Abelardo Ramos comenzaba su libro Revolución y contrarrevolución en la Argentina con las siguientes palabras: "Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos. Aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá…La Nación, que hasta 1810 era el conjunto de América hispana, y en cierto sentido, también España, se disgrega en una polvareda difusa de pequeños estados… En el siglo que presencia el movimiento de las nacionalidades, la América indo-ibérica pierde su unidad nacional. En nuestros días se festeja dicha tragedia: esta monstruosidad no hace sino iluminar sombríamente la pérdida de la conciencia nacional latinoamericana. Recobrarla por un acto de reposesión de nuestro pasado histórico, será el primer paso de nuestra revolución…" (Ramos, 1957:13-14). El texto suena más como bandera de lucha que como verdad histórica; sin embargo, el argumento fue tomado a pie juntillas por varias generaciones de latinoamericanos, en particular en los años setenta del siglo pasado. La idea de América Latina como una región unida y luego fragmentada por los imperios, las oligarquías nativas, los militares, los nacionalistas, los conservadores o los liberales es un mito fuertemente arraigado en la región, que ha logrado instalarse de nuevo en la mente de mucha gente. Otra literatura, tan profusa como la anterior, presenta en un sentido opuesto a la desunión latinoamericana como un problema de origen. Con motivo de la celebración del Bicentenario en varios países de la región, el escritor chileno Carlos Franz escribió lo siguiente: "América Latina entra en su tercer siglo más invocada que vista, más virtual que real, más literaria que literal. No en balde, la narrativa es uno de los pocos sitios en los que América Latina llegó a existir como imagen conjunta. Nuestros bicentenarios conmemoran, sobre todo, doscientos años de soledad" (Franz, 2010: 19). Este texto, como tantos otros, remite a la idea de América Latina como una mera geografía, a una región formada por varias subregiones, a un continente con realidades diversas, a la desunión como una condición histórica inicial que se transforma con el tiempo en un aspecto estructural. Esta visión de América Latina también se ha reforzado en la última década con el fin de la homogeneidad "rara" de los noventa –más propia del acomodamiento de un área periférica a las realidades internacionales de la inmediata posguerra fría que de nuevas condiciones endógenas- y, en particular, con la aparición de fuerzas políticas y sociales muy críticas de las ideas liberales que reinaron en aquellos años.Sepultados el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en su versión continental y el Consenso de Washington, cuestionada en muchos lugares la democracia liberal, avivados viejos y nuevos conflictos entre países y profundizadas las brechas sociales la mentada mayor homogeneidad de los noventa dio paso a la noción de "creciente heterogeneidad" de los 2000. Las dificultades de los procesos de integración también alentaron la idea de que América Latina tendía más a acentuar sus divisiones que a construir un proyecto político y económico común, incluso a escala subregional. Alianzas que habían sido definidas como estratégicas –el caso más notorio, fue la formada por la Argentina y Brasil- no mostraron en los hechos tal carácter. La relación bilateral careció de las formas de cooperación estrechas, la confianza mutua, la colaboración prolongada y la comunidad de intereses propias de toda alianza. Así, la idea de heterogeneidad de la región, el fracaso de la integración y la amenaza de polarización signaron la forma predominante de acercarse a los temas de América Latina en la década de 2000. Más aún, la oposición integración/polarización se convirtió en el recurso heurístico principal para abordar las relaciones entre países o grupos de países en la región. Cientos de artículos y numerosas reuniones académicas que han convocado a reflexionar sobre el futuro de la región a partir de estas opciones polares son la evidencia más clara de que el asunto no es banal y que expresa dilemas o dicotomías que están en el ambiente de nuestro tiempo. La espiral de conflictos entre Colombia y Venezuela, sus diferentes modelos de política interna y estrategias opuestas de política exterior se han citado hasta el cansancio como la mejor muestra de la diversidad y polarización regional.Debo confesar de entrada que no me siento cómodo frente a preguntas del tipo América Latina ¿integrada o fragmentada? o ¿dónde está y hacia dónde va América Latina en materia de relaciones intrarregionales? Nos colocan frente a un universo demasiado agregado en el que es fácil despistarse o terminar diciendo trivialidades. Más aún, me cuesta pensar que alguien pueda plantearse seriamente contestarlas. Sí creo entender o, al menos, vislumbrar el rumbo internacional de algunos de sus países, al igual que ignoro el de otros, por ejemplo, el de mi propio país, la Argentina. Así como tengo numerosas dudas sobre el futuro de la región, creo tener algunas certezas directamente referidas a las oposiciones polares en boga y, en consecuencia, las expongo de una vez: los caminos que transita la región no van en dirección de la integración ni de la polarización. Ni una ni otra han de ser los procesos dominantes en los próximos años, otros procesos de afuera y de adentro definirán el carácter de los vínculos intrarregionales. No sé muy bien como lo harán, pero hasta aquí me atrevo a llegar.Si estoy en lo cierto, tampoco vale, como suele hacerse, enlazar a la integración y la polarización con una conjunción disyuntiva, presentando a ambos procesos como alternativas opuestas, al estilo "unidos o dominados", "liberación o dependencia". Se trata, como éstas, de una oposición falsa y reduccionista y, además, sin ninguna clase de appeal: integración o polarización no vibra como un buen slogan para sacar una muchedumbre a la calle. Advierto finalmente que nada hay en este artículo de carácter normativo. Mi propósito se limita a comentar el alcance de los dos procesos identificados en el título del trabajo como así también a señalar otros fenómenos que considero más relevantes para pensar el futuro de las relaciones intrarregionales. I. La integración: ¿de qué estamos hablando?Una primera aclaración se impone en este punto. Digo que América Latina "no se integrará" si entendemos la integración como un proceso de ahondamiento de las opciones de integración subregional por las que optaron en su momento los países de la región teniendo como espejo a la Unión Europea. El rumbo seguido por América Latina en las dos últimas décadas en materia de integración es un libro abierto sobre las dificultades de procesos relativamente exitosos que terminan empantanados –la Comunidad Andina de Naciones (CAN)- y de otros que han experimentado sucesivas situaciones de crisis, retrocesos y fugas hacia delante que ponen seriamente en duda su realización como una unión aduanera –el caso del Mercosur-. A estas alturas del partido, sabemos que no hay un solo texto para la integración y que ella puede incluso frustrarse. América Latina o algunas subregiones dentro de ella tampoco reunirán en los años venideros los atributos que desde ópticas más políticas se identifican como constitutivos de un bloque integrado de países: la posibilidad de actuar en equipo y la formación una "comunidad pluralista de seguridad" en el marco de una cultura de amistad (Wendt, 1999: 297/307).Es fundamental hacer esta puntualización porque el término integración se usa de modo frecuente para referirse a procesos de naturaleza bien diferente. Por ejemplo, a la "integración hemisférica" mediante la constitución del ALCA (un proyecto que se frustró en la Octava Reunión Ministerial de Comercio celebrada en Miami en el mes de noviembre de 2003 y que no tiene posibilidades de resucitar con un alcance interamericano) y, en sus antípodas, a la "integración de los pueblos" como promesa de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). 2La parálisis de los procesos de integración subregionales influyó en la utilización del término integración para referirse a vínculos políticos y militares, a lazos culturales y entre actores de la sociedad civil, a políticas sociales, a proyectos para la construcción de obras de infraestructura y de energía entre países. Así, toda vinculación transfronteriza entró en esta amplia y difusa categoría de la integración. Solo faltó poner bajo el rótulo de la integración latinoamericana a las redes transnacionales del crimen organizado y el narcotráfico, esto es, al lado oscuro de la luna en materia de relaciones intrarregionales. En principio, no es incorrecto extender el concepto integración a gran parte de los procesos que menciono; el problema es que esta práctica habitual se convierta –como de hecho sucede- en un recurso para disimular o velar reveses al tiempo que la llama de la idea original de integración se mantiene viva a la manera de un rito. La ceremonia se celebra con frecuencia irregular pero el oficio siempre convoca a relanzar procesos cada vez más alejados de las metas fijadas y de las expectativas creadas en el momento de su fundación. No es mi propósito explayarme sobre los factores que dan cuenta de este fenómeno: vacío o incompatibilidad de objetivos estratégicos, exceso de nacionalismo, déficit de liderazgo, fuertes asimetrías entre los socios, falta de voluntad política para cumplir los compromisos asumidos, ausencia de mecanismos de trade off que generen incentivos para una cooperación estable, adopción de medidas de política comercial unilaterales, estrategias diversas y aun divergentes de inserción internacional, fracturas y conflictos políticos, factores externos a la región que operan como fuerzas centrífugas. La literatura especializada los ha tratado de manera extensa y convincente. Sí me importa señalar su impacto negativo sobre el resultado y las perspectivas de los procesos de integración regional, cuyo principal objetivo de origen fue la integración económica de los países el área, independientemente de la retórica más o menos colorida que siempre ha acompañado a esta empresa. Como concluyen Bouzas, da Motta Veiga y Rios: "De hecho, la "pérdida de foco" ha sido una característica reiterada de los procesos de integración en América del Sur, lo que ha contribuido a hacerlos crecientemente irrelevantes desde el punto de vista económico. Si la integración regional es concebida como un instrumento para promover los proyectos nacionales de desarrollo, un criterio fundamental para la construcción de la agenda debería ser la identificación del aporte que la integración económica puede hacer y de los instrumentos concretos para hacerla efectiva" (Bouzas, da Motta Veida y Ríos, 2008: 340/1).En los hechos, se ha seguido el camino inverso y los temas económicos quedaron en la trastienda para no obstaculizar la "nueva" agenda de la integración de América Latina, mucho más ambiciosa y extensa que la "vieja". Ella incluye, entre otros temas, la "interconectividad", la cultura, la ciencia y la tecnología, el vínculo entre los "pueblos", la cooperación en temas de seguridad y de defensa, la búsqueda de acuerdos y la coordinación de políticas para resolver problemas o crisis regionales. Esta manifiesta alteración de las jerarquías en los temas de la agenda, como ha sucedido en los últimos años, es la mejor muestra de las penurias y tropiezos de la integración realmente existente en América Latina. Además, integración, cooperación y concertación se pusieron en una misma bolsa como si fueran conceptos similares. En medio de esta confusión bastante generalizada, la única expresión reciente de un avance meritorio en materia de integración regional fue la firma del demorado Código Aduanero del Mercosur, la eliminación del doble cobro de arancel y la distribución de la renta aduanera durante la 39 Cumbre del bloque, realizada de San Juan, Argentina, a principios de agosto de 2010. Por cierto, todas estas decisiones deben completar el ciclo de su aprobación en cada país miembro. Como advierte acertadamente Félix Peña, hay que tener en cuenta que el Mercosur tiene varios "cadáveres legales", por ejemplo, importantes acuerdos en materia de defensa de la competencia y de tratamiento a las inversiones que no pudieron atravesar exitosamente ese ciclo. También advierte que el propio Código Aduanero ya había sido aprobado en 1994 en una versión anterior (Peña, 2010: 2) Retomo el tema de la integración más adelante.II. Ahora la polarizaciónDigo en segundo lugar que América Latina "no se polarizará" si entendemos por polarización un acrecentamiento de las diferencias políticas y económicas existentes que lleve a la división en partes o direcciones contrarias entre los países de la región. No se trata de negar las diferencias, que existen y son importantes. El error frecuente en los análisis de moda es el de exagerarlas, por ignorancia o interés, o el de presentarlas en forma simplista e ideologizada, como cuando se habla ligeramente de buena y mala izquierda (Castañeda, 2006). Mi punto es que estas diferencias no concluirán en la polarización de América Latina, entendida la idea como lo acabo de hacer, esto es, como una región conformada por polos opuestos y enfrentados. Los problemas y conflictos están a la orden del día, pero también pesan numerosas fuerzas de moderación, históricas y nuevas. Además, estos conflictos y problemas no son necesariamente una consecuencia de las diferencias políticas, a veces lo son de las similitudes políticas. No se me escapa que la idea de polarización se estructura en torno a otra noción, de fuerte presencia en la región y con la que se establece una dudosa correlación: la así referida "mayor heterogeneidad de América Latina". Una frase repetida por puro hábito y que por lo general se reduce solo a este enunciado, sin que se aclare, por consiguiente, cual es la circunstancia anterior en la que la región habría sido más homogénea. La idea solo puede aceptarse si hace referencia a la homogeneidad de los noventa –que es la que en general se observa para hacer comparaciones con la década actual- en la que tuvo mucho que ver el fin de la Guerra Fría y la victoria de Estados Unidos en ese conflicto. También podría aceptarse si se hace referencia a que los "diferentes" -antes bien, yo diría, los "históricamente relegados"- no solo son más visibles desde el punto de vista político sino que también gobiernan algunos países. Fuera de esto, la noción de mayor heterogeneidad no es más que una muletilla. ¿Cuándo fue América Latina homogénea política y económicamente? ¿Acaso cuando convivieron en la década de 1910 revoluciones como la mexicana, dictaduras tradicionales, repúblicas bananeras y democracias que ampliaban la participación popular? Y en los años setenta ¿qué homogeneidad mostraron las dictaduras militares del Cono Sur con regímenes políticos como los de Costa Rica, Colombia y Venezuela o el de México, bajo los gobiernos del PRI? ¿Qué años o qué década pueden citarse como ejemplo de homogeneidad? Siempre se apela, pero como excepción a la regla, a la fugaz homogeneidad relativa de principios de los sesenta que posibilitó anudar con Washington la Alianza para el Progreso en respuesta a la "heterogénea" Cuba. Por otra parte, ¿Cuándo tuvo América Latina un proyecto político estratégico regional o actuó con una sola voz? El Consenso de Viña del Mar del año 1969 y el Grupo de Contadora junto a su Grupo de Apoyo en los años ochenta suelen citarse más como casos singulares que como muestra de la capacidad de la región para la acción colectiva. América Latina en su totalidad o segmentos de ella como región unida y relevante en el mundo ha sido hasta aquí una aspiración de buena parte de los latinoamericanos, una idea movilizadora cuyo tiempo está por verse si alguna vez llegará.La diversidad política, económica, geográfica, cultural y social de América Latina salta a la vista y, en consecuencia, no es materia de discusión; más aun, su variedad es, en muchos aspectos, un capital extraordinario. La región fue, es y será heterogénea, aunque probablemente menos que muchas otras áreas del mundo. ¿Qué es entonces lo que hoy inquieta o da pie al debate cuando se habla de heterogeneidad? Claramente, dos cosas: el vínculo entre heterogeneidad y polarización y, en una versión más atenuada, entre heterogeneidad y fragmentación. La heterogeneidad varía de condición a problema para que América Latina o partes de ella se unan, se integren, cooperen, se expresen al unísono. En el primer caso, la polarización sería, en lo fundamental, la consecuencia esperable de las diferencias políticas e ideológicas que hay en América Latina. En el segundo caso, la fragmentación sería el producto de una gama de factores más complejos, aunque las variables políticas también ocupan un lugar de relevancia en el análisis.El asunto que tenemos entre manos es resbaladizo y requiere algunas aclaraciones. Primero, estimo altamente improbable que las diferencias políticas existentes terminen dividiendo a la región en partes (de nuevo, los polos) que se aíslen o se enfrenten. No hay evidencia empírica para sustentar esta tesis. Las fuerzas políticas con mayores credenciales para polarizar a la región serían las distintas corrientes que integran o se consideran cercanas al "socialismo del siglo XXI". Pongo el acento en estas fuerzas porque son las que más se mencionan como principal fuente de "polarización" y porque la "izquierda buena" hace rato que aprobó el examen en la asignatura "no polarización". La acción "polarizadora" de la derecha liberal en América Latina tiene un viejo linaje y es un argumento clásico de los sectores nacionalistas tanto de derecha como de izquierda, tan usado como el de la obra "balcanizadora" de los imperios en la región. 3Los "albistas" tienen mucho en común, constituyen en buena medida una alianza y aparecen a primera vista como lo más cercano a un bloque en América Latina y el Caribe. No debe subestimarse su capacidad de reunir adeptos, dentro y fuera del espacio que ocupan sus países miembros en una región con profundas cesuras sociales como la nuestra. Pasar de esto a un polo que se separe o enfrente a otro u otros es algo bien improbable. También lo es que una escalada bilateral entre un país bolivariano y otro del ambiguo resto obligue a los demás a partirse en dos bandos. 4Cuba y Venezuela han establecido en la década de 2000 la alianza más estrecha que existe en América Latina. La Habana la buscó para asegurar la subsistencia del régimen y para obtener beneficios económicos, Caracas consideró a la experiencia revolucionaria de la isla como una fuente de inspiración y de ayuda vital para implantar su propio proyecto revolucionario. Como bien destaca Carlos A. Romero: "La puesta en marcha del ALBA, a fines de 2004, y el tránsito venezolano de una revolución nacionalista hacia una revolución socialista permitieron darle un giro a las relaciones entre a los dos países hacia un plano más regional" (Romero, 2009: 3 y 4). Sin embargo, es poco probable que la epopeya revolucionaria que promueven se expanda y asiente mucho más allá de su alcance actual. El libreto bolivariano se opone a la mayor parte de las ideas en materia de democracia, desarrollo económico, defensa y política exterior que prevalecen en la región. También es visto en muchas capitales como una forma indebida de injerencia en asuntos internos o en proyectos subregionales acuñados con anterioridad. La salida de Venezuela de la CAN para acceder con anhelos fundacionales a un "nuevo Mercosur" encontró una rápida respuesta por parte del canciller de Brasil; Celso Amorín: "No es el Mercosur el que tiene que adaptarse a Venezuela, sino Venezuela la que tiene que adaptarse al Mercosusr". Es asimismo poco probable que los miembros del ALBA sean capaces de unirse en torno a un proyecto colectivo en condiciones de realizarse. Encuentran resistencia en sus propios países, aunque de diferente magnitud, y dentro y fuera de la región. Sus "aliados" externos son pocos y con fuertes límites, ningún actor extrarregional (salvo Irán) procura alianzas "agresivas" en la región que aviven el fuego de la discordia o que hostiguen a Estados Unidos. En consecuencia, la posibilidad de que las fuerzas que impulsan el ALBA logren construir un "nuevo mapa geopolítico" en la región, como suele ponerlo Hugo Chávez, y que a este mapa se oponga un "eje" de la derecha es a mi juicio remota. Que estas mismas fuerzas sean al mismo tiempo una fuente de polarización doméstica es discutible, ya que la evidencia empírica es contrastante. Chavistas y opositores pueden terminar ahondando gravemente las fracturas políticas en Venezuela. Por su parte, "polarizadores" como Evo Morales y Rafael Correa se han mostrado capaces de brindar estabilidad política a dos países signados por la debilidad y fragilidad de los gobiernos y por crisis institucionales crónicas, enfrentando fuerzas de fragmentación internas, sobre todo en Bolivia.En su gran mayoría, las distintas expresiones de la derecha latinoamericana tampoco cuentan con condiciones o se proponen la formación de un bloque activo que confronte a los albistas o a otras formas de la izquierda en la región. Los gobiernos de derecha no han cerrado filas con la Colombia de Uribe en sus conflictos con la Venezuela de Chávez ni los gobiernos de izquierda han corrido en apoyo de este último, más allá de sus declaraciones de solidaridad con Caracas y sus críticas al Uribismo y a Washington. Si bien apunta a contrarrestar la iniciativa del ALBA, el principal objetivo del "Acuerdo del Pacífico" impulsado por Alan García en 2006, es el de ampliar el comercio y las inversiones de los países que lo integran con las naciones de Asia-Pacífico. En breve, las intenciones de los actores, en su gran mayoría, no van en sentido de la polarización. Tampoco ella sería el resultado no querido de la competencia entre las fuerzas políticas y sociales que más gravitan en América Latina o de factores que podrían operar en ese sentido desde el exterior. Estados Unidos, siempre el primer imputado en la asignatura "divide y reinarás", no parece estar particularmente ocupado en agrietar la región. Los intereses y energías de Washington vis-a-vis su vecinos del sur están más puestos en los problemas transnacionales que le llegan de América Latina (crimen organizado, narcotráfico, migraciones ilegales), en los que Estados Unidos es claramente co-responsable, que en derrotar la causa de los bolivarianos y de otros movimientos afines.Cabe recordar que en los setenta se señalaba a la geografía, al tipo de vínculo establecido con los Estados Unidos y al grado de diversificación de las relaciones exteriores como las causas principales de la separación "irremediable" entre la América Latina del Norte y la del Sur. Es correcto situar a esta idea como la primera versión fuerte de una forma de polarización regional al norte y sur del Canal de Panamá, una visión que perdura hasta hoy por razones fáciles de entender: las "dos" Américas Latina viven realidades diferentes y sus vínculos con Estados Unidos tienen distinto carácter e importancia relativa. México, el Estado más importante de la América Latina del Norte, concentra el 90% de su comercio exterior con Estados Unidos de donde proviene el 90% de las inversiones y del turismo que llegan al país. Como se ha dicho tantas veces, México tiene su corazón en América Latina pero su cabeza y cartera en Estados Unidos, un dilema que también viven la mayoría de los países de América Central y el Caribe.La idea de la separación de América Latina en dos partes diferenciadas es una construcción intelectual valiosa para explicar un proceso que debe atenderse cuidadosamente en todo análisis de las relaciones interamericanas e intrarregionales. Sin embargo, cuando se toma esta lectura al pie de la letra se corre el riesgo de no captar otros fenómenos que nos permiten plantear algunos interrogantes sobre la profundidad, límites geográficos, magnitud y evolución probable de esta "fractura". La América Latina del Norte estrechará cada vez más sus lazos con Estados Unidos al tiempo que establecerá nuevas formas de relación con la del Sur. Estos dos procesos, a pesar de la incuestionable menor relevancia del segundo, ponen en entredicho las visiones que apuestan a una separación creciente de la brecha entre el norte y el sur de América Latina. Me valgo de algunos ejemplos muy a la mano para sostener mis dudas. La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) está integrada por países de las dos Américas Latinas –Bolivia, Ecuador y Venezuela por la del Sur y Antigua y Barbuda, Cuba, Dominica, Nicaragua y San Vicente y Granadinas por la del Norte-. La estrecha alianza entre Bogotá y Washington parece situar a Colombia en la América Latina del Norte o, dicho de otro modo, parece ampliar la frontera austral de esta subregión introduciendo una cuña importantísima en el territorio disminuido, por consiguiente, de la América Latina del Sur. Los países del Cono Sur juegan un papel de primer orden en la operación de mantenimiento de la paz en Haití, conocida como MINUSTAH. También lo jugaron, sobre todo la Argentina y Brasil, en la crisis de Honduras tras el golpe de estado contra Zelaya; luego de la elección de Porfirio Lobo, las posiciones a favor y en contra del reconocimiento del nuevo gobierno salvadoreño no obedecieron al clivaje geográfico norte-sur que dividiría a las dos Américas Latinas. El comercio entre los países que componen el Mercosur se retrajo a mediados de los 2000 mientras aumentaba la importancia de México como mercado de destino para las exportaciones sudamericanas, especialmente para la Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Uruguay. Las inversiones mexicanas han crecido notablemente en los últimos veinte años en Venezuela, Brasil, la Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. La "complementariedad natural" entre México y Colombia en el combate al crimen organizado y el narcotráfico ha llevado a los dos países a buscar nuevas formas de cooperación en este campo. México y Chile han forjado un estrecho vínculo a partir de enfoques e intereses comunes en el plano bilateral, al igual que en el regional y global. Los dos países unieron fuerzas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para oponerse a la decisión del gobierno de George W. Bush de invadir militarmente a Irak en 2003. Por último, los gobiernos de México y Brasil acordaron en febrero de 2010 iniciar un proceso de trabajo para alcanzar un acuerdo comercial amplio y estratégico entre los dos países. Todo esto sin la grandilocuencia que suele acompañar a los anuncios y empeños formales de integración y cooperación regional. La noción de polarización en América Latina reapareció en los noventa, la causa esta vez era el proyecto ALCA promovido por Washington y las reacciones favorables y adversas que generaba. Como ya apunté, la iniciativa de alcance hemisférico se fue debilitando para terminar diluyéndose, aunque siguió avanzando mediante la firma de tratados de libre comercio bilaterales o por grupos de países. Es mucho lo que se puede decir sobre este proceso, pero no que su resultado haya sido la polarización de la región entre quienes firmaron y quienes se opusieron. Simplemente, no se conformaron dos bloques (Pacífico y Atlántico, como se los construía), ni siquiera uno. En realidad, este proceso incidió negativamente en la integración subregional, como la entiendo aquí, en especial en la CAN. Puede considerarse un factor de fragmentación pero no de polarización. * Ph.D. en Relaciones Internacionales, The Paul Nitze School of Advanced International Studies (SAIS), The Johns Hopkins UniversityDirector de la Maestría en Estudios Internacionales, Universidad Torcuato Di TellaPresidente de la fundación Grupo Vidanta1. El presente artículo es una versión reducida de un trabajo preparado para el German Institute for International and Security Affair2. A pesar de la forma teatral en la que Hugo Chávez decretó la muerte del ALCA en la III Cumbre de los Pueblos, una reunión paralela a la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata que tuvo lugar en noviembre de 2005, este proyecto de integración hemisférica había sido herido de muerte en la reunión de Miami citada. En esta oportunidad, el proyecto original, estructurado sobre la base del consenso continental y del "single undertaking", fue reemplazado por un ALCA-light, de compromisos vagos y pocos profundos.3. Me refiero aquí al argumento de uso generalizado y no a la actuación de los imperios en la región, que sin duda produjo divisiones y acentuó o alentó varios conflictos entre países.4. Durante el último pico de tensión entre Colombia-Venezuela, que sucedió a la ruptura de relaciones bilaterales por parte de Hugo Chávez en julio de 2010, los países latinoamericanos, sin distinción de banderas políticas, procuraron moderar el conflicto y no azuzarlo. Néstor Kirchner, en su calidad de Secretario General de la UNASUR, con la ayuda de Lula y de los hermanos Castro, logró que los gobiernos de Bogotá y Caracas restablecieran sus lazos y que se abriera un espacio de diálogo entre las partes.BibliografíaBouzas, Roberto; da Motta Veiga, Pedro y Ríos, Sandra (2008): "Crisis y perspectivas de la integración en América del Sur." En Lagos, Ricardo (compilador) (2008): América Latina ¿integración o fragmentación? Buenos Aires: Editorial Edhasa. Castañeda, Jorge (2006): "Latin America's Left Turn." 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Tese de Doutoramento em Educação ; 1. PEQUENA ABERTURA Na presente tese tento fazer um corte epistémico/metodológico relativamente ao ensino da investigação, utilizando como eixo fundador uma atitude femomenológica. Trata-se de tentar pôr em situação e com intencionalidade os estudantes de licenciatura e pósgraduação na realização dos seus projectos de investigação. Para esse fim, a tese não se apresenta simplisticamente como uma proposta inédita a aplicar, mas antes, como diz Levinas «provou-se andando», isto é, toma como ponto de partida um texto em que se apresenta um modelo e perspectiva da investigação denominado "A complememtariedad Etnográfica" (o qual vem sendo aplicado desde o ano 1998 em diferentes projectos finais de licenciatura e mestrado e em teses de doutoramento) com a intenção de fazer uma análise do referido texto, vendo as suas fendas ou fissuras e, através da sua desconstrução, poder elaborar uma perspectiva didáctica para formar em investigação a partir da subjectividade. Em tal sentido, a tese apoia-se nas teorizações quer filosóficas da subjectividade, em autores como Levinas, quer epistémico/metodológicas, em autores como Zemelman, Gonzáles Rey e Maffesoli entre outros. Vislumbra-se nos resultados como uma proposta de investigação deve apoiar-se em processos criativos de configuração que permitam aos investigadores articular entre si as diversidades e verificar como estas emergem num tempo e num lugar, cruzados por uma subjectividade pessoal da qual é impossível prescindir. Deste modo, coloca-se o sujeito-investigador no meio do tema ou problema investigado afim de que venha a mover-se co-dependentemente com ele; graças a essa dependência, torna-se finalmente livre, pois assume-o como pertencendo-lhe… como morada sensível para decidir (Levinas, 1997). 2. FUNDAMENTOS TEÓRICOS DO ESTUDO Estamos assistindo ao aparecimento de novos paradigmas epistemológicos para nos entendermos num mundo que nos aparece pequeno e supérfluo, difícil de compreender nos seus múltiplos relatos, nos seus imaginários de sentido, na própria vida que corre no meio da tecnologia, da exclusão, da pobreza, da opulência, da desigualdade e da academia. Qual é o papel que deve desempenhar a Universidade em tudo isto? Que compete à Educação Superior para além de administrar o conhecimento e parcelar os saberes em disciplinas que nos fazem ver as partes sem chegar a compreender o todo? A Universidade encontra-se actualmente no meio de tensões na medida em que deve cumprir com as demandas económicas do Estado e as exigências de equidade que lhe exige a sociedade. Isto deve fazer da Universidade como instituição académica (e dos seus membros como seres reflexivos) um lugar altamente crítico com os conhecimentos que se geram no seu interior, como o expressara Fuller (1997, 2003): actualmente a educação superior opera sobre a sociedade como «uma luva de veludo que esconde o punho de ferro da empresa académica», querendo assumir com isso que a Universidade se converteu numa instituição que oferece títulos e ministra um conhecimento hierarquizado e não faz a sua democratização. Na fase derradeira da sua vida, em 1996, Gadamer mostrava como o sentido parcelar do conhecimento cada vez se torna mais comum nas universidades: "Agora posso vê-lo muito claramente nas universidades. Aí temos turmas gigantescas às quais assistem centenas de estudantes. Nem o professor pode reconhecer o aluno dotado nem se podem reconhecer entre si os que o entendem. É uma canseira desesperante. Espero que algum dia a coisa mude. Vejo-o nos exemplos americanos e ingleses. (Ediçãode 2003: 26)". Encontramo-nos num mundo que está constantemente a transitar da era da informação à era do conhecimento, o que obriga as instituições a perguntarem-se sobre os ajustes que deverão sofrer os seus currículos. Já não podemos assegurar que aquilo para que se estuda seja precisamente aquilo em que se vai trabalhar. "Estamos diante de um desconcertante paradoxo: as empresas reclamam profissionais com projecto e iniciativa quando o que a sociedade produz no seu conjunto são indivíduos inseguros, cheios de incertezas e com fortes tendências para a depressão, o stress afectivo e mental. Até o próprioâmbito de trabalho está a deixar de ser um âmbito chave de comunicação,do reconhecimento social de si mesmo, e portanto de afirmação pessoal" (Barbero, 2004: 37). Os novos profissionais ingressam com a ilusão (o entusiasmo) de buscar um posto no mercado no meio da precariedade e da incerteza, muitas vezes voltam-se sobre si mesmos para encontrar na sua interioridade aquilo em que se sentem satisfeitos. Contudo, a triste realidade mostra-lhes que se situam laboralmente não naquilo que querem mas nas possibilidades que o mercado oferece. Frente a esta dualidade (vida institucional / singularidade do ser), torna-se imperativo fazer uma mudança curricular nos diferentes planos de estudo da Universidade. Para além de ter como eixo de acção uma formação baseada somente no conhecimento, o que temos, entre nós e connosco, é o ser em toda a sua expressão; um ser que encontra nas suas diferentes manifestações de vida a vitalidade e essência do que é e não só do que faz ou representa. Qual é a essência do ser senão a própria vida? Que são para mim as coisas senão aquilo a que realmente outorgo significado? Que é o que realmente nos desintoxica de um "dever ser" imposto de fora senão o "querer ser", o ir sendo com sentido? Somos arrojados para metáforas possíveis, para sonhos realizáveis, para projectos e sentidos de vida. Somos chamados a trabalhar em lugares e territórios com um significado para sujeitos que compartilham o seu saber e não vêm à Universidade apenas para receber conhecimento, sujeitos intencionais (isto é, abertos ao mundo) que, não só experimentam uma «razão objectiva», mas também processos constitutivos desta como a ética, a singularidade e a subjectividade. A Universidade não deve continuar a formar, ou melhor, a preparar estudantes só para um mercado competitivo. Como educadores-educandos, estamos convocados a dar-nos sentidos de expansão com o propósito de nos projectarmos com força em um mundo «global» que, por influência do capitalismo, se nos torna cada vez mais hermético. Portanto, as nossas práticas universitárias devem romper os círculos repetidos da academia no dar e receber informação; torna-se necessário entrar na pluridimensionalidade do ser a partir das suas distintas manifestações: física, mental, emocional, transcendente, cultural e inconsciente. Como educadores, temos de procurar que os estudantes elaborem os seus juízos sobre os conhecimentos adquiridos, que criem a sua própria concepção do mundo e que construam os seus imaginários no tipo de sociedade e cultura em que querem viver (Lipman, 1996). O que acabámos de afirmar exige de nós um compromisso social, um projectarmo-nos num mundo que pede coerência entre o que se investiga na Universidade e o que ela representa como opção de mudança e transformação nos seus contextos locais. "A irrupção dos pobres nos nossos povoados e cidades durante os últimos anos exige a conversão do ensino numa praxis de solidariedade onde o individual e o pessoal se situem sempre em relação com o colectivo e o comunitário" (MacLaren, 1997: 21); esta conversão é possível se pensarmos crítica e criativamente a partir das nossas aulas universitárias, investigando a partir da subjectividade dos e com os estudantes, a respeito de um mundo que nos pertence como morada e não como objecto dissecado de laboratório. Para Levinas, o subjectivo "não conserva o sentido de arbitrário, de passivo e de não universal. Inaugura a origem, o começo e – num sentido muito diferente do de causa ou de premissa – o principio" (1967: 166). Procurar conhecer por outras vias pode ao menos desestabilizar-nos da nossa acostumada maneira de aprender. 3. PROPÓSITOS E JUSTIFICAÇÃO DA ÁREA PROBLÉMICA O objecto do presente estudo enquadra-se no âmbito do Ensino da Investigação como uma possibilidade de ajuda a quem inicia o seu processo como investigador, oferecendo algumas pistas e itinerários para que possa transitar pelos caminhos escabrosos da investigação em ciências humanas e sociais. Com base na minha experiência como professor de investigação, fui observando que existem, até ao momento, poucos paradigmas metodológicos que ofereçam ao estudante, a partir da sua subjectividade, uma aproximação à investigação. Em muitos tratados expõem-se algumas sugestões, mas quase todas partem da interpretação de um conhecimento avançado na matéria por parte do sujeito aprendiz, sem considerarem, na maioria das situações, a orientação e o acompanhamento do estudante, desde o mais próximo e vivido no seu ambiente envolvente até ao mais complexo na investigação científica. Na raiz da proposta feita há oito anos em "La complementariedad etnográfica" (Murcia e Jaramillo, 2003) estabeleceram-se significativos avanços, na medida em que a perspectiva e desenho metodológico que tal proposta configura, sendo reconhecida como uma possibilidade para investigar em Ciências Humanas Sociais, permitiu o desenvolvimento de projectos de licenciatura (especificamente na área da saúde e da educação) e pós-graduação (mestrado e doutoramento). Não obstante, fui-me apercebendo de que o seu estatuto epistémico e metodológico se tinha sedimentado numa norma ou maneira de fazer investigação ao jeito da ciência normal proposta por Kuhn (Jaramillo e Aguirre, 2004). Nesta perspectiva, a presente tese aventura-se a elaborar uma proposta metodológica que chama a criação, entendida esta como o modo de operar ou fazer frente a algo (estratégia) e não como passos contidos num método específico; os elementos da proposta "são, na realidade, elementos de um sistema, mais que uma via que leve à sua descoberta" (Levinas, 1967: 164); por sua vez, o estudo converte-se numa maneira de partilhar com o leitor a experiência pessoal na realização de projectos de investigação com estudantes de licenciatura em distintas universidades colombianas. De igual modo, pretende-se coligir o contributo de reflexões fenomenológicas que sirvam de suporte para estabelecer uma fundamentação na formação em investigação através de processos de configuração-criadora, promovidos a partir da subjectividade do investigador e não alheios a ela. O contributo da presente investigação, inicialmente, é no campo das Ciências Humanas e Sociais; seguidamente, no campo da Educação, a qual nos acompanha desde o berço até à tumba. Com base no anteriormente referido, a pergunta eixo sobre a qual gira a presente tese é: "Existe uma possibilidade de investigar desde, para e com o sujeito investigador através de um processo de configuraçãocriadora?" 4. O CAMINHO PERCORRIDO: Des-construindo desde a des-sedimentação. A rota ou caminho do presente estudo situa-se nos elementos epistémicos e não só metodológicos da desconstrução, enquanto possibilidades de mobilizar o instituído pelo modelo d'A Complementariedad Etnografica. É assim que Derrida coloca a desconstrução no dizer, no acontecimento, na acção que o sujeito coloca à obra, ao constructo teorético que se erige como sedimentado sobre o seu conhecer. A desconstrução chega sem pedir autorização, aparece e incomoda o sujeito que começa a encarnar o sedimentado desta. "A desconstrução tem lugar; é um acontecimento que não espera a deliberação, a consciência ou a organização do sujeito, nem sequer da modernidade. Isso se desconstrói. O isso não é, aqui, uma coisa impessoal que se contraporia a alguma subjectividade egológica. Está em desconstrução (desconstruir-se… perder a suaconstrução). E no «se» do desconstruir-se, que não é a reflexividade de um eu ou de uma consciência, reside todo o enigma" (Derrida, 1997: 26). Em tal sentido, não se alude ao conceito de desconstrução como derrubamento, destruição, deslocação, demolição que deixa no seu caminho desolação e morte de uma obra construída para certas finalidades. Ao contrário, a positividade da desconstrução convida-nos a des-cobrir, des-mantelar, des-autorizar, as verdades absolutas de uma obra que no seu percurso se tornou esclerótica. "A Complementaridade Etnográfica" foi perdendo o seu carácter de nómada, de transeunte que ajuda a pôr o investigador em situação de incomodidade e in-contenção face ao seu projecto; pelo contrário, a proposta alude a certa suficiência, bem-estar, segurança de uns passos que pouco a pouco vão des-cobrindo uma estrutura que se esconde na realidade. O passo a passo indica por onde vai o caminho prefigurado de um asfalto claramente sinalizado que impede o engano e a criação de possibilidades em momentos chamados pré-configuração, configuração e reconfiguração da realidade. O que começou a emergir com a complementaridade foi uma incomodidade perturbadora que constrangia não só os autores do projecto, mas também alguns dos seus mais acérrimos adeptos, os quais, no seu afã de manter o estatuto da perspectiva, se expressavam com certa insegurança que lhes fazia inventar uma heurística falaz de componentes que não encaixavam com a realidade da sua investigação. Assim, pois, a desconstrução resultou pertinente enquanto "desautoriza, desconstrói, teórica e praticamente, os axiomas hermenêuticos usuais da identidade totalizável da obra e da simplicidade ou individualidade da assinatura. Em consequência, as mudanças, as variações, os deslocamentos deinteresse temático, as transferências, as traduções, incluso abusivas, e por exemplo o uso abusivo de desconstrução como título, como epígrafe capital de um corpo designificações disseminadas que não se podem sintetizar ou dominar sob um nome, todas essas transformações que «sofrem» os conceitos e as práticas da mais ou menos mal chamada desconstrução, não deveria avaliar-se como acidentes alheios a um presente núcleo essencial… é um pensamento que se pensa nos seus momentos mais ou menos reflexivos sobre o seu sentido geral, ou sobre o sentido do seu caminhar". (Peñalver, 1989: 15). A desconstrução permite descobrir como a obra sofre de desgaste, o seu uso já começa a não dar conta do dizer dos seus postulados, mas antes começa a ser precária nos seus eixos fundamentais, começa a dizer muito metodicamente e a calar pouco ontologicamente; o seu núcleo torna-se como um furúnculo (tumor), como quisto que obstrui os passos fluídos da metáfora, da indicibilidade; a obra passa a ser uma trágica experiência para o autor e uma moda ou método para o leitor e seus seguidores. A desconstrução aparece, não é decisão ou desejo de incomodar, é uma necessidade, uma obrigação do investigador que na sua inconformidade sente que tem que dizer algo a esse respeito. "A desconstrução irrompe num pensamento da escrita, como uma escrita da escrita, que de imediato obriga a outra leitura: não já atraída à compreensão hermenêutica do sentido que quer dizer um discurso, mas antes que atenta à cara oculta deste" (Derrida, 1997: 20). O que se quer expor são, pois, momentos reflexivos sobre o sentido que teve a complementaridade na sua marcha, e como, a partir deste processo, pode emergir uma proposta flexível e rigorosa (mas não rígida). 4.1. Que é a complementaridade etnográfica? Chamamos complementaridade à possibilidade que o investigador tem de reunir de forma inclusiva várias perspectivas e métodos de investigação com o propósito de compreender melhor um fenómeno social. Deste modo, considera o referido fenómeno e o mais próximo possível da realidade vivida pelos sujeitos nele imersos e, portanto, pressupõe que tal compreensão não se alcançaria na sua totalidade se a investigação se restringisse a pequenas observações por parte do investigador. Portanto, deve acudir-se a um princípio complementar que se sustente em várias perspectivas sobre a realidade, assim como a articulação entre teoria substantiva (trabalho de campo) e teoria formal (bibliografia) tal e como o expressam os autores: "Na verdade, cremos que é difícil encontrar o sentido de um grupo social só a partir da contemplação exterior a esse fenómeno; adoptando, por exemplo, uma posição de observador não participante com um amplo marco teórico referencial, ou somente a partir da intervenção activa dentro do fenómeno, sem ter um conhecimento alternativo teórico do mesmo. Pois, no primeiro caso, a descrição não transcenderia a realidade de sentido causal e, no segundo, ficar-se-ia só com a lista de eventos (acções e interacções) sem transcendência no plano real de significado (Jaramillo e Murcia, 2003: 92). Assim, a complementaridade fundamenta-se a partir de duas perspectivas, uma epistemológica, que diz respeito à articulação das diferentes visões sobre o fenómeno e sua relação com o objecto; e outra metodológica, referente à possibilidade de oferecer um caminhar que desvele uma estrutura sociocultural. Como se fundamentam estas perspectivas? Do ponto de vista epistemológico, os autores defendem a complementaridade argumentando que se torna necessário reconhecer cada um dos contributos das diferentes tendências qualitativas (Etnometodología, Fenomenologia, Etnografia Reflexiva e Teoria Fundada, entre outras) com o fim de conseguir uma maior e melhor aproximação à realidade estudada: "Por isso recorremos ao principio de complementaridade como uma possibilidade de articulação com respeito às opções que nos oferece cada tendência" (Jaramillo e Murcia, 2003: 86). É assim que se propõem, à maneira de síntese, diversas perspectivas epistémicas na relação com o fenómeno, tais como: - Realizar os estudos sociais no seu meio natural, tal e como o enuncia o Naturalismo. - A possibilidade de compreender a essência dos fenómenos a partir do reconhecimento das acções e experiências dos sujeitos e a sua consolidação em estruturas socioculturais, propostas impulsionadas pela Fenomenologia, pela Etnometodologia e pelo Estruturalismo. - A importância de compreender as redes de sentido e significado socioculturais a partir dos processos comunicativos num contexto determinado, próprias da hermenêutica. - O apoio num paradigma teórico científico que reconheça a transcendência da comunicação, a tradição e a história, tal como propõe a teoria crítica. - A importância de poder construir teoria a partir da comparação constante, proposta pela teoria fundada. - A necessidade de reconhecer os rasgos culturais e poder reflectir sobre eles a partir da proposta da etnografia reflexiva. - A possibilidade de apoiar as análises de tipo individual e colectivo em histórias orais e de vida. - A possibilidade de utilizar alguns planos prévios de tipo flexível que se possam ir reconfigurando no próprio processo de investigação. - A opção de utilizar algumas técnicas estatísticas, sempre que constituam um meio nessa busca teórica para ajudar a compreender melhor a realidade. - A possibilidade de estender as propostas compreensivas à reflexão e mudança de estruturas socioculturais mediante a crítica emancipadora da comunidade, própria da Investigação Acção Participativa. A proposta epistemológica, em última instância, propõe uma etnografia que procura superar o dilema de neutralidade das perspectivas convencionais; tanto as influenciadas pelo positivismo, como as amparadas no naturalismo. "Um plano que parta da complementaridade etnográfica busca desentranhar as estruturas culturais e a essência dessas estruturas para poder compreendê-las." (Jaramillo e Murcia, 2003: 96). Metodologicamente, a complementaridade pressupõe que a compreensão deve atingir-se a partir de contextos internos e externos, como uma espécie de jogo entre aproximar-se e tomar distância diante dos conceitos alternativos conseguidos nas indagações teóricas (teoria formal) e o acesso aos sujeitos sociais que fazem parte da investigação. Portanto, "para ter esse duplo olhar do contexto interno e externo, o investigador necessita moverse flexivelmente entre a teoria formal e substantiva" (Jaramillo e Murcia, 2003: 97). Não obstante, os autores aclaram que a teoria formal é importante na medida em que ajuda a compreender a realidade cultural a estudar e não segue a análise e compreensão da referida realidade; isto é, a compreensão complementa o fenómeno redimensionando-o à luz de outros estudos similares, sem que estes neguem ou anulem os dados da teoria substantiva que pouco a pouco vai emergindo, tal como os autores o expressam: "O anteriormente referido relaciona-se com a etnografia como complemento, já que encontra a sua explicação na dimensão cultural das manifestações, de onde o facto não se categorizar a partir do teórico mas sim das estruturas possíveis que o texto sociocultural apresenta e em que o teórico não determina a forma de perceber ofenómeno, mas ajudar a percebê-lo melhor". (Jaramillo e Murcia, 2003: 98). A intenção de cruzar as teorias substantiva e formal é descobrir uma estrutura de validação que dê conta da realidade vivida pelos sujeitos; esta estrutura vai emergindo paulatinamente na medida em que os investigadores acedam ao fenómeno a compreender a partir de três momentos, a saber: 1. O momento de pré-configuração da realidade que mostra uma aparência da estrutura da referida realidade e está referido ao momento em que se adquire uma primeira aproximação à possível estrutura sociocultural (pré-estrutura); 2. O momento de configuração da realidade que se inicia com o pôr em cena de uma orientação flexível que permite orientar a busca dessa estrutura. O trabalho de campo, ao desenvolver este momento, deve realizar-se em profundidade (intensiva e extensiva), para obter uma estrutura mas fiável; 3. O momento de re-configuração da realidade encontrada, em que se realiza uma análise dos achados socioculturais a partir de uma tripla perspectiva: a perspectiva do investigador, a perspectiva da teoria formal e a perspectiva da teoria substantiva. (Jaramillo e Murcia, 101) Essa perspectiva e desenho metodológico permitiu que aqueles que se formam em investigação possam guiar-se pelos três momentos da proposta e assim compreender uma realidade que lhes está vedada, pelo que necessitam descobri-la a partir de um processo de configuração permanente em busca de uma estrutura sociocultural. O que a proposta tem de original é que sempre a realidade é vista simultaneamente a partir do substantivo e do formal: inicia-se com a emergência do problema, prossegue até à criação e construção de sentido de uma estrutura que dá conta do fenómeno a compreender. Por conseguinte, são excluídos tanto os a priori teóricos como as observações empíricas da realidade; cada uma por separado dá conta de uma aproximação da realidade, mas não complementar. O investigador inicia então o seu problema com um prejuízo o preconceito denominado extra-teórico; à medida que vai entrando no campo ou fenómeno de estudo, e apoiado pela teoria, vai elaborando uma pré-estrutura a partir de processos indutivos e dedutivos; esta primeira parte lhe serve para precisar o problema, os objectivos e a metodologia; é o momento em que mergulha a fundo na realização do seu trabalho em profundidade, com o fim de poder elaborar uma estrutura sociocultural da realidade compreendida, tal e como se pode observar no quadro seguinte: Fonte: Murcia e Jaramillo, 2003: 103. Ora, pese ao que de didáctico tem a proposta, verifica-se que os estudantes de licenciatura se acolhem a ela para os passos metodológicos expostos anteriormente, em que se evidencia criatividade na emergência do problema e na criação da estrutura, mas os momentos tornam-se rígidos ao ter que passar necessariamente por eles. É aqui que se tornou presente a desconstrução como possibilidade de tirar a complementaridade de sua sedimentação. 4.2. Como se tornou presente a desconstrução? Em primeiro lugar, fazendo uma análise das diferentes investigações e tutorias de grupo pelas quais o princípio de complementaridade abriu caminho, mas em que, por sua vez, a sua utilização foi insuficiente a partir de projectos e exposições que resistem a formar parte de um único modelo; neste sentido, a mesma perspectiva ou desenho metodológico foi-se des-sedimentando na sua utilização. Para tal fim, analisaram-se as primeiras investigações de licenciatura assim como de pós-graduação; na sua análise pôde observar-se como os projectos realizados na licenciatura utilizaram a complementaridade mais como desenho metodológico que como enfoque, isto é, não articularam diversos olhares epistémicos da realidade a compreender; guiaram-se antes pelos três momentos que o modelo comporta. Nestas investigações recolheram-se diversas estruturas da realidade, as quais se encontram publicadas num segundo texto denominado Seis Experiencias en Investigación Cualitativa (Jaramillo e Murcia, 2001). As investigações de doutoramento, pela sua exigência metodológica, fizeram uso da articulação de enfoques e métodos (Ver Murcia, 2006 e Hurtado, 2006). Isto permitiu compreender como a formação em investigação a partir da complementaridade etnográfica em cursos universitários estava a utilizar-se unicamente como caminho rígido a seguir e não como fonte de criação. Em segundo lugar, fez-se uma análise des-sedimentadora à proposta a partir dos seus nós problemáticos, tanto a nível epistemológico como de desenho metodológico. Ao nível epistemológico, pôde notar-se que se propõem diversos olhares ou perspectivas sobre o fenómeno, mas não um eixo que articule. Apresenta-se então um texto que se desvanece na apresentação de uma variedade de enfoques, muito importantes por certo, mas que fazem o leitor do texto perder o fio condutor da complementaridade. Por outro lado, o problema da relação sujeito-objecto e de intersubjectividade não fica resolvido, já que só se apresenta a possibilidade de conhecer por meio da interacção a partir da teoria de A. Schaff, segundo a qual ambos os sujeitos contribuem para o conhecimento; contudo, esta possibilidade enfraquece-se entre a maioria dos enfoques propostos e não se desenvolve em toda a sua profundidade. A subjectividade e a intersubjectividade, neste sentido, tocam-se de soslaio na proposta da Complementaridade. Por último, e em terceiro lugar, expõem-se experiências tanto pessoais como dos estudantes. Analisa-se aí o significado do processo de formação em investigação, produto das assessorias levadas a cabo em vários grupos de investigação nos últimos seis anos; aqui ressalta o papel da subjectividade nos processos de formação. Refere-se então como na investigação, antes de tudo, o investigador é sujeito e ser senti-pensante daquilo que quer compreender, do mesmo modo que as relações que estabelece tanto com os companheiros do projecto como com os sujeitos sociais geram uma nova concepção do olhar, um afecto relacional chamado enamoramento intelectual. Nestas três possibilidades, a desconstrução fez-se presente para dar lugar a mais uma criação, ao nascimento de uma proposta que tenha em conta os lugares e tempos dos sujeitos investigadores a partir de uma realidade que não se deve descobrir, mas sim compreender construtivamente com os sujeitos sociais. Deixa-se ver, então, a necessidade de formar em investigação a partir da sensibilidade em que o sujeito investigador vai às próprias coisas situando-se na sua sensibilidade, já não cruzando somente métodos indutivos e dedutivos, mas apresentando-se a si mesmo como sujeito processual de acção que se move ambiguamente na passividade, para ver-se no meio do mundo, e na actividade, para actuar graças a ela: "Ambiguidade da passividade e da actividade na descrição da sensibilidade, fixa em realidade este novo tipo de consciência que se chamará corpo próprio, corpo-sujeito, sujeito como corpo e não como simples paralelo como objecto representado" (Levinas, 1967: 71). Compreendendo então que o eixo articulador da complementaridade se encontra na sensibilidade do próprio sujeito que vive encarnadamente em um mundo que não é objecto de estudo mas sim de abertura, tenta expor-se uma proposta de formação em investigação construída a partir da subjectividade dos estudantes-investigadores como possibilidade de formação de uma vida que busca o sentido co-existindo e alargando os horizontes possíveis. 5. ESBOÇOS DE UMA PROPOSTA FECUNDADA: o provado andando 5.1 Introdução Como fazer da investigação um processo que ultrapasse a razão? Talvez se nos constituírmos com aquilo que nos ultrapassa, poderemos senti-la como oportunidade para alargar horizontes de vida e não continuar presos na sua instrumentalização. Primeiro, fazermos da investigação um jogar, para que se torne lúdica e ganhe significado; segundo, enamorarmo-nos da área ou tema que nos apaixona para sentirmos gozo na sua exploração; e, terceiro, manter a suspeita de que nos faltou algo mais por descobrir, por encontrar, outra muralha a franquear – um desejo não acabado. Ao exprimir-se como jogar, a investigação torna-se-nos acção natural, na medida em que "o vaivém do movimento lúdico aparece como por si mesmo… como se caminhasse [sozinha]. A facilidade do jogo que, desde logo, não necessita ser sempre verdadeira falta de esforço, mas significa, fenomenologicamente, só a falta de um sentir-se esforçado. Experimenta-se este subjectivamente como descarga" (Gadamer, 1993: 148). Assumir a investigação como jogo é deixarmo-nos abandonar ao lúdico que ela comporta, ao dever da iniciativa do «ter que» pelo «querer ser». Não podemos continuar entendendo a investigação apenas como produção de conhecimento, ou geração de novo conhecimento; mas sim como uma com-natural conjectura que nos acompanha, pelo que se nos torna impossível renunciar a ela; a mesma busca pelo desconhecido já nos produz prazer e descarga subjectiva. Entregarmo-nos por completo às sombras da curiosidade incessante, para saber que haverá para além de… é deixar que a investigação jogue e seja pêndulo de realização no próprio movimento e não o alcançado em cada um dos seus extremos (nem chegada, nem partida); a investigação é acção de fantasia e realidade muito similar ao que nos produz o infinito do jogar. Quanto ao amor, diremos que a investigação é natural na nossa condição humana, enquanto queremos investigar aquilo que realmente nos apaixona, nos enamora, nos envolve. Ela não pode continuar alheada da nossa natureza, isso seria ir contra-natura. Assim se explica por que razão para alguns dos nossos estudantes de secundário e mesmo da Universidade é tão aborrecido investigar. Muitas vezes, quando o docente propõe a ideia de investigação e os estudantes se unem a ela, a visão do que se quer investigar limita-se enquanto não se encarna o projecto, isto é, não alcança passar pela pele dos estudantes. A não ser que o docente saiba transmitir essa inquietude de si que comporta o projecto e essa magia produtora e des-paralizadora que o mobiliza mais além que a razão, será muito difícil aos estudantes sentir um problema de investigação como seu. Tudo é mais fácil e melhor quando a ideia do que se quer investigar parte dos próprios jovens investigadores; todavia, isso não quer dizer que docentes e estudantes se prendam do mesmo fio para avançar pelos caminhos escabrosos que leva em si o projecto. Mas quando um só, e não todos, lança a visão, difícil é o avanço e tensas as relações. O amor, aparte de emocionar-nos, implica compromisso, luta e entrega. Não nos enamorarmos do que se quer investigar é fazer da investigação algo tedioso, fastidioso, cheio de fórmulas que há que cumprir; a última pretensão é o grau académico. Deste modo, existem profissionais que viveram a carga mortífera de ter que investigar. Por último (a respeito do desejo), parece-me que não se investiga algo que não se deseja, pois a surpresa, a intriga e a conjectura são permanentemente adormecidos pela teoria em excesso; isso se vê reflectido na citação de inúmeros autores, ficando mais escondida a identidade de quem escreve e investiga; a força do escrito recai nos raciocínios e argumentos de outros e não nos pensamentos próprios. A investigação é esse desejo de possuir compreensivamente aquilo que não entendemos e nos move à reflexão, é a insaciabilidade por com-preender, por buscar o inquietante, o infinito da nossa finitude. Por natureza sempre vamos mais além do que necessitamos. Se nas aulas de investigação nos oferecem os conceitos e a totalidade do processo acerca de como investigar, pouca graça encontraremos nos resultados, pois já de antemão se sabiam através de hipóteses. Na investigação, necessitamos ir atrás da pegada de…, buscar pistas, criar métodos, inventar labirintos sem saídas, confundirmo-nos com o inesperado. Conhece uma cidade quem se perde nela. Investiga aquele que não sabe que caminho tomar; o desejo nos empurra a descobrir e criar caminhos outros (não outros caminhos somados aos já existentes) que nunca esperámos encontrar, menos ainda criar; abrir ousadamente veredas que outros não se tenham aventurado a inventar. Tornar visíveis os caminhos e descobrir territórios é possível se emergem no meio das turmas e dos seminários problemas reais de investigação e não só exercícios para aprender a investigar¹ Zemelman (2005) fala-nos de ir até problemas epistémicos e não teóricos; isto é, nomear as coisas de outra maneira, inclusive, nomear o in-nomeado para além do que os conceitos e ideias formais dizem acerca do que é real. O desejo torna-nos criadores de realidades e alarga-nos ao mundo. A investigação torna-se natural em nós na medida que a assumirmos como parte da nossa condição humana: simplesmente é o que é e não outra coisa, como o amor, o jogo e o desejo. Façamos de nossas aulas pequenos-grandes projectos de investigação, não importa se não é aula de «Metodologia da Investigação»; ao contrário, investigamos precisamente porque a natureza é portadora de criação que joga no meio do amor e do desejo (Jaramillo, 2006). Isto permite que tanto estudantes de investigação como investigadores dêem conta de uma realidade de que eles mesmos fazem parte, assim"teremos que assumir as consequências que isso tem sobre a linguagem e o que entendemos por [ciência] e por história" (Zemelman, 2005: 94). Não podemos encerrar e ordenar num currículo o que por natureza é livre e insuspeitado; algo excitante em que já não importa o tempo de aula, nem o sítio de encontro, nem a nota, ou se ganhei ou perdi o semestre, simplesmente investigo, jogo, desejo e me enamoro. 5.2 Desfiando sobre solo resvaladiço: por um processo rigoroso mas não rígido Dividi a presente proposta metodológica em três partes: a primeira orientada para um processo de formação-enacção com o propósito de conseguir espaços e encontros para a sensibilização de um conhecimento que chamei Saboreado; a segunda, como a atitude fenomenológica de habitar e constituir a pergunta de investigação denominado Habitando na pergunta; e a terceira, como a capacidade que tem o investigador de criar o seu própria itinerário de investigação: Jogando a inventar modelos. Cada uma delas tem seus temas e construções propositivas que a sustentam. A proposta em si quer recolher as riquezas do Principio de Complementaridade, assim como as suas fraquezas, fazendo da presente investigação uma obra com-figura-dora; isto é, criadora. 5.2.1 Formação-Enacção Para a UNESCO (1989), a formação entende-se em dois sentidos: por um lado, como uma aquisição de habilidades, conhecimentos, actividades e condutas intimamente associadas ao campo profissional e, por outro, "como um processo que busca a consecução de um desenvolvimento pessoal, social e profissional ao longo da vida do indivíduos com a finalidade de melhorar a sua qualidade de vida e a da sua colectividade". Esta noção implica a consideração do sistema educativo como um todo, um continuo em que se outorga à educação superior uma revolução; para a UNESCO, a chave para o século XXI é a formação ao longo da vida. A formação em investigação, a partir das perspectivas anteriores, apresenta-se-nos como um repto à sociedade actual, já que o sujeito não só conhece a sua disciplina, mas também se conhece a si mesmo, aos outros e, o mais importante, se posiciona na ordem histórica e cultural em que lhe tocou viver. Lamentavelmente, a nossa tradição ocidental propiciou a compreensão do conhecimento como representação, isto é, como Espelho da Natureza, verificação fiel do mundo; ao contrário, Rorty argumenta que o "conhecimento não consiste na apreensão da verdadeira realidade dada pelo cartesianismo, mas na forma de adquirir hábitos para fazer frente à dita realidade" (1991:15). Os critérios de objectividade, se é que existem, estariam aceites por consenso dentro de uma comunidade académica como «acordos não forçados», passariam a ser chamados processos de objectivação (León 1997). A formação, por conseguinte, é entendida como aquela categoria que nos permite mudar (Feitosa, 2006), fazer constantemente frente à realidade através de processos de cognição enactiva e não representativa como geralmente nos foi ensinado na educação superior. Como entendo a cognição enactiva? Para Varela (1998: 89) "a maior capacidade da cognição consiste em grande medida em colocar questões relevantes que vão surgindo em cada momento da nossa vida. Estas não são predefinidas mas enactuadas: fazem-se emergir a partir de um pano de fundo, sendo relevante aquilo que o nosso sentido comum julga como tal, sempre dentro de um contexto". A enacção, fundamentada em fenomenólogos como Merleau-Ponty², considera que na cognição intervêm o sentido comum³ e o contexto como possibilidade para configurar o nosso mundo. Estes dois não são artefactos residuais que se possam eliminar de nossa humana maneira de viver. Isso quer dizer que o conhecimento se relaciona com o facto de estar num mundo que resulta inseparável do nosso corpo, da nossa linguagem e da nossa história social; estamos sempre arrojados encarnadamente nele à maneira do eu posso (Levinas, 1967). Na enacção, mundo dado e mundo percebido definem-se mutuamente, são correlativos, o mundo é mais que solipsismo e objetividade; as atitudes cognitivas estão inextricavelmente enlaçadas com uma história vivida e ininterrupta, tal como um caminho que não existe mas que se faz ao andar. Aqui a acção efectiva-se: enactua; isto é, emerge. Formação enactiva é devir humano, já que o sujeito é constituído e constituinte, actor social do seu processo. A presente proposta tem em conta a formação em investigação de um estudante que interactua com um mundo que o surpreende; isto é, agarra-o na sua historicidade. Desde esse momento já não será o mesmo, enquanto se abriu primeiramente ao mundo, existe co-implicadamente com ele. A outra abertura é ao Outro; o mundo não é só dele, também participam os companheiros de aula e os sujeitos sociais do estudo. Deste modo, não pode haver solipsismo: "Pois o mundo que vejo não é só meu, no sentido particular: eu vejo uma árvore, as perspectivas que tenho dela dependem da posição do meu corpo; todavia, ainda ficam lacunas que albergam a própria coisa. Quando digo vejo uma árvore, o que vejo é a cara subjectiva da percepção. Se outro olhar se pousa sobre a árvore, a minha percepção pousa-se sobre a árvore e o corpo do outro que o olha, entabulando-se uma relação que não corresponde a nenhuma das duas relações que oferece uma análise solipsista" (Aguirre, 2006: 56). A segunda abertura permite uma formação intersubjectiva. Nunca veremos a realidade na sua totalidade, mas só os múltiplos olhares sobre a realidade alimentada pela história dos Outros. Assim, o mundo não é só meu; nele participam os outros, ao mesmo tempo que eu me faço partícipe dos outros; o que se chama eu está oferecido ao olhar estranho – assim, em meu olhar "entram quantos queiram participar dele" (Ponty, 1970: 83). Esta primeira parte do capítulo V envolve três possibilidades nos processos pedagógicos e didácticos dos estudantes: o primeiro encontra-se relacionado com poder realizar uma sensibilização para além dos conhecimentos teórico-formais e encontrar saberes dados no mundo da vida (Lebenswelt); para isso, deve fazer-se uma distinção entre o saber, o conhecer e a sua constituição epistémica, parte que denominei co-saber; posteriormente, devem explicitar-se processos de formação por um conhecimento que parta do gosto por conhecer e não só pela necessidade tal como no-la ensinaram nos textos de «metodologia da investigação»; aqui jogam parte importante as afirmações sobre o desejo como infinitude esboçada por Levinas (1977) que permitem um transbordar da subjectividade; por último, parece-me importante que os estudantes-investigadores conheçam nos seus processos de formação-enactivos as implicações que tem a intersubjectividade a partir de um corpo vivido ou corpo sujeito posto em relação com os Outros. 5.2.2 Habitando a pergunta Para Merleau-Ponty, o verdadeiro filósofo não pretende interrogar com o afã de ir preenchendo inquietudes; o seu afã é o de perguntar pela origem das perguntas e das respostas, sendo a interrogação o que dá vida a todas as perguntas de conhecimento (Ponty, s.f.: 30). Esta segunda parte da proposta, põe em cena as possibilidades que tem o investigador de aproximar-se do objecto de estudo constituído por diferentes caminhos: como é que o estudante investigador se vai descobrindo e configurando no projecto de investigação? Como é entendida a subjectividade neste processo? Habitar a pergunta, ver-se no meio dela, por sua vez, vê-la por muitas arestas e perspectivas que saem de tempos e lugares absolutos de uma cientificidade positiva; poderíamos dizer que a pergunta emerge ao constituir ela própria o seu tempo e o seu lugar. Deste modo, a pergunta faz-se presente enquanto é parte dos investigadores e não só uma indagação que lhes é alheia. A pergunta chega, é percebida constitutivamente, deixa de ser somente objectiva e teórica; poderíamos dizer, fenomenologicamente, que se constitui em Morada, em indagação original na qual o investigador pode reconhecê-la e fazê-la sua, é co-dependente dela (e ela dele) e, graças a isso, é livre para decidir como desejaria construir o itinerário metodológico para resolvê-la. Olhar a pergunta «perceptivamente» é habitá-la e captá-la a partir de todos os olhares, segundo a perspectiva donde se olhe (Merleau-Ponty, 1957); é como olhar uma casa de certo ângulo, o qual consistiria em ter à nossa disposição os horizontes das coisas mas não poder captá-la na sua totalidade, pois a casa mostraria a sua outra cara em outra direcção; teria portanto uma perspectiva. Com isto quero explicar que o espaço da pergunta corresponde à existência de muitos horizontes; isto é, que na sua constituição a vejo de um lado, mas ela encontra-se relacionada com um contexto donde é mirada de outras maneiras. Não existe pois uma totalidade da pergunta, mas a pergunta em perspectiva da maneira como ela se apresenta diante dos estudantes-investigadores. Por outro lado, podemos olhar e sentir a pergunta temporalmente; isto é, num tempo que não é absoluto; tal como na casa, vemos a partir de um presente as janelas e as fendas que nos falam da casa construída pelos avós e da qual guardamos recordações dos passeios e jardins por onde andávamos; a casa guarda um tempo passado/presente para quem a percebe (Aguirre, 2006), mas o passado pode ter sido alterado pela recordação ou o presente pode significar para outros algo distinto do que para nós foi a casa do avô; desta forma, não existe um tempo absoluto mas um tempo de horizontes, podendo verse a casa a partir de muitas heterocronías. O mesmo sucede com a pergunta, a qual é vista a partir de uma temporalidade, de uma história pessoal do investigador e das relações dadas com os sujeitos sociais. Desta maneira, a pergunta é percebida subjectivamente e inter-corporeamente a partir de um tempo e um lugar. Aqui a pergunta torna-se-nos Morada, isto é, um lugar constituído para habitar no meio dela. A segunda parte da proposta apresentada no Capítulo V envolve três componentes, a saber: - o investigador posto no limite – na emergência da pergunta jogam um papel importante os seus afectos, a sua biografia e a aderência através de saberes ao tema de investigação; - o segundo componente denomina-se e isso com que se come?, no qual se pretendem dar ferramentas (entendidas estas como possibilidades) para que os estudantes, através da sua subjectividade, possam buscar não somente dados objectivos nos livros, mas também dados subjectivos e inter-subjectivos; - o terceiro componente consiste em como, depois de ter indagado de várias maneiras e buscado por múltiplos caminhos, o estudante-investigador dá forma à sua pergunta; isto é, avalia as situações, entra em contacto com os sujeitos sociais implicados, confere constantemente as teorias, até chegar ao limite de decidir criativamente o que deseja investigar, secção denominada estar decidido a decidir. A partir destes três elementos, o estudante-investigador poderá sentir a pergunta como Morada, como sua… como algo que lhe pertence; já não é exterior a ela, mas será parte implicada com ela. 5.2.3. Jogando a inventar modelos Que é um modelo e qual é a sua função no interior da ciência? Segundo Sierra, "os modelos são construções teóricas hipotéticas, susceptíveis de matematização, com as quais se pretende representar um sector da realidade afim de a estudar e de verificar a teoria" (1986: 34). Vistos assim, os modelos são as lentes que guiam o investigador na compreensão ou explicação da realidade mas, por seu lado, são palas que impedem de ver outros sectores que se encontram fora do modelo, restringindo desta maneira a capacidade de ver mais além do que podemos ver. Assim como o olhar não é só fisiológico mas podemos ver para além das nossas limitações físicas, também na investigação a nossa capacidade de ver a realidade sai dos enquadramentos que nos oferecem os modelos de investigação. Portanto, os modelos criam-se para além das obturações teóricas, e devem ser abertos e expansivos até ao ponto de transbordar as nossas explicações. Para explicar isto melhor, permitir-me-ei citar um exemplo que dá Foerster acerca de como a nossa invenção da realidade sai de esquemas tipificados dados pelos modelos: "Castaneda foi ao povoado de Sonora, no México, a conhecer um bruxo chamado Don Juan, a quem pediu que o ensinasse a ver. Assim, Don Juan interna-se com Castaneda no meio da selva mexicana. Caminham uma ou duas horas, e de imediato Don Juan exclama: "Olha, olha o que há aí! Viste?". Castaneda responde-lhe: "Não. não vi". Continuam caminhando, e uns dez minutos mais tarde Don Juan volta a deter-se e exclama: "Olha, olha alí! Viste?". Castaneda olha e responde: "Não, não vi nada". "Ah!", é a lacónica resposta de Don Juan. "Continuam a sua marcha e volta a suceder o mesmo duas ou três vezes, mas Castaneda nunca vê nada; até que, por fim, Don Juan encontra a solução: "Agora entendo qual é o teu problema! – diz-lhe – Tu não podes ver o que não podesexplicar. Trata de te esqueceres das tuas explicações e começarás a ver" (1995: 243). Não é que as explicações não sejam importantes, mas é que ao lado delas encontram-se aspectos qualitativos que participam na criação do conhecimento e por aí dos modelos. O erro em que se pode cair é ver somente causalidades nas realidades sociais buscando nelas apenas as partes de um sistema metodológico afincadas em modelos mecânicos. Se se assume o problema como Morada, este não pode resolver-se senão através de modelos criativos que permitem ao problema habitar no seu espaço/tempo e não fechá-lo por meio de um modelo de relação linear-causal ou circularч pré-desenhado através do método científico. Isto não quer dizer que os modelos quantitativos ou qualitativos existentes não sejam importantes para ajudar a resolver um problema; mas, em meu entender, um modelo não se aplica a um problema determinado como cópia fiel sendo distintas as realidades e as percepções e vivenciando-se as experiências de maneira singular. O importante é como os estudantes-investigadores conhecem as explicações epistemológicas dos modelos e a sua justificação na solução ou resolução de problemas com uma lógica explicativa o compreensiva. Assim, colocam-se em situação e com intencionalidade a respeito de que tipo de modelo é o mais pertinente e que mudanças heurísticas haverão que efectuar no intento de solucionar o seu problema. Ora bem, as mudanças que têm de sofrer os modelos pré-desenhados não são de ordem mecânica; não é mudando as técnicas o instrumentos no interior do modelo, nem somente a forma de aproximação aos sujeitos sociais; a mudança de lógica sistémica, em palavras de Morin (2000), é a auto-eco-organização, isto é, relacional entendida como a capacidade de efectuar uma mudança de segunda ordem que permita uma reorganização do modelo enquanto tal e não só as suas partes. Se se muda uma parte do modelo, agudiza-se como tal o sistema, pois é a sua lógica interna e não as partes que o conformam que pode não se ajustar ao problema. Por conseguinte, o estudante investigador deve adquirir a capacidade de ver co-implicadamente o todo nas partes e as partes no todo de um modelo ou desenho determinado; assim, da desordem lógica provocada no modelo pode estabelecer-se uma nova ordem; isto só é possível colocando em jogo a criatividade. Recorde-se que, em investigação, o problema é o que determina o modelo e não o modelo que determina o problema. À medida que vamos configurando o problema, vamos criando o modelo e, por causa dele, um desenho. O desenho, ao contrário do modelo, é de ordem mais aberta; permite confeccionar-se permanentemente com bases nos diferentes matizes que vai assumindo o problema; o seu colorido permite desenhar múltiplas formas de produzir aproximações, reflexões, erros (vistos estes como possibilidade de crescimento: Feitosa, 2006), retrocessos, avanços… toda uma serie de possibilidades criativas utilizadas pelo investigador quando habita no seu problema. Como diria De la Cuesta "não se investiga por desenho mas desenha-se ao investigar… dado o seu carácter emergente, a verdadeira investigação é com frequência desordenada, confusa e frustrante, e além disso não é linear" (2004: 8). Os modelos assumidos a partir de um co-saber ou saber conceptual permitem-nos orientar-nos no mundo da experiência, prever situações e às vezes determinar incluso as experiências (Glasersfeld, 1998). Esta perspectiva está muito ligada à de Galindo (1998) quando expressa que aquele que indaga necessita dar-se conta do que está fazendo continuamente, chegue ou não a consegui-lo. As possibilidades têm pois que ser abertas, indagam de um modo mais livre, respeitando a intuição. Assim, os estudantes-investigadores devem aprender a jogar com os modelos e os desenhos, seleccionar perspectivas, considerar múltiplas opções e estar dispostos a realizar e decidir criativamente as invenções alcançadas para resolver um problema que sentem seu; isso depende, obviamente, da rede de relações concretas de antagonismo, de complementaridade e de cooperação entre os múltiplos pontos de vista em jogo. Jogo não significa aqui pôr em cena, mas as múltiplas combinações que pode realizar o estudante para ver o problema. "…falar de jogo é indicio de uma maior consciência acerca dos mecanismos que presidem à historia da natureza. Portanto, não se trata só da utilização de uma metáfora cómoda… A natureza e a história jogam sempre jogos interessantes, isto é, jogos que não possuem uma estratégia necessariamente vencedora elaborada no começo. O decurso do jogo sucede sempre na interacção e por meio da interacção entre as regras postas como vínculos e como constitutivas do jogo, a casualidade e a contingência dos sucessos particulares e das eleições particulares, e as estratégias dos jogadores dirigidas a utilizar as regras e a casualidade para construir novos cenários e novas possibilidades" (Ceruti, 1998: 144). O jogo como infinidade permite-nos jogar com os caminhos; isso torna as possibilidades infinitas, o importante será a opção metamorfoseada que o estudante faça com o problema, isso impulsionará a realizar o jogo… o seu jogo. Esta terceira parte da proposta implica então esses processos de criação. Embora a criatividade faça parte de toda a proposta, porém, o que se pretende é dar algumas orientações quanto ao desenho-metodológico na execução do projecto de investigação; o que se pretende não é dar receitas mas aberturas na formação de estudantesinvestigadores. Por isso"O tutor raramente dará receitas a um investigador em formação; a maioria das vezes lhe fará perguntas não com a esperança de obter uma resposta imediata mas de promover a sua reflexão. Enquanto que a orientação académica e metodológica do tutor serve de guia ao estudante, esta nunca será um mandato a cumprir ou um caminho a transitar; permitir-se-á a experimentação e a aprendizagem inclusive dos erros; é na prática da investigação donde realmente se dirimem as questões metodológicas. A direcção do estudo há-de ser encaminhada a fomentar a reflexividade do investigador em formação"(De la Cuesta, 2004: 5). Os pontos que confirmam esta parte, tal como os anteriores, são três: o primeiro faz referência a como, a partir da heurística, "se desenfocam os modelos e enfoques" e se permite ao estudante-investigador construir outros focos; o segundo ponto consta das diferentes oportunidades que tem o investigador para jogar "complementarmente fazendo agrupamentos raros" a partir de processos de triangulação; isto é, poder perceber o problema de várias maneiras; por último, como terceiro ponto, propõe-se a possibilidade e a liberdade do investigador para que possa alargar o seu horizonte de vida a partir da investigação realizada; para tal efeito, oferecem-se igualmente possibilidades para que se veja no todo investigado e não como alheio a ele. Não se trata, como antes dizíamos, de formar consensos com a comunidade ou os sujeitos sociais para extrair deles informação, tão pouco se trata de elaborar arquivos secretos da experiência do investigador no campo longínquo da subjectividade dos sujeitos em questão; trata-se de investigar co-implicadamente com o Outro a ponto de que a sua percepção sobre o co-saber particular que está investigando, altere o seu ponto de vista, o mude para horizontes de onde poderá dizer que já não é o mesmo./ CONCLUSÃO No desenho, os métodos (caminhos) co-nascem, as técnicas são possibilidades e as teorias são as metáforas constituídas tanto objectiva como subjectivamente. O investigador em formação há-de tornar o seu posicionamento consciente frente à natureza da prática da investigação e do que constitui conhecimento. Fazê-lo é o primeiro passo da subjectividade. Quem é o investigador, como usa o seu «si mesmo» durante o estudo e como se transforma são questões nucleares na formação para a investigação; "as finalidades da educação são o resultado menos da reflexão racional que do interesse, do imaginário ou de um acto de fé individual ou colectivo, actos que podemos chamar meta-racionais. O trabalho do educador exige, portanto, por um lado, a reflexão racional sobre os meios e, por outro, a sua crença e a aposta no futuro."(Azevedo & Louro, 2006: 21)/ ¹ Entende-se aqui que o problema se identifica a partir de uma situação que produz o se prevê que possa produzir um conflito e que, como assinalam Jessup M. y Castellanos R., em principio não tem una solução evidente ou um caminho evidente para obtê-la. Portanto, requere-se de um processo de análise e tomada de decisões que permita a eleição mais apropriada de acordo com as características do contexto. Desta maneira, um problema é diferente de um exercício. No se poderiam considerar como problemas mas sim como exercícios aqueles questionamentos que costumam aparecer nos livros de texto e cujas respostas estão previamente definidas (Citado por Corchuelo, 2006). ² Merleau-Ponty (1970: 48), estabelece uma relação indissolúvel entre acção e conhecimento – conhecedor e conhecido através da percepção ou como ele lhe chama "Fé Perceptiva" que é a que nos dá a certeza de que "estamos ocupando o mundo com o nosso corpo, sem ter que eleger nem distinguir sequer entre a segurança de ver e ver o verdadeiro, porque são fundamentalmente as mesmas coisas" por outras palavras, "desequilibra-se a velha suspeita de que tudo me engana e que o conhecimento da realidade é inacessível para os sentidos; o corpo sente o mundo que é e portanto é preponderante o seu papel na busca da verdade." (Aguirre, 2006: 58) ³ Para P. Berger y T Luckmann (1983), os sujeitos partilhamos um sentido comuns a realidade; é a atitude natural, é a atitude da consciência do sentido comum, precisamente porque se refere a um mundo que é comum a muitos homens. O conhecimento do sentido comum é o que partilho com outros nas rotinas normais e auto-evidentes da vida quotidiana. Cf. La Construcción Social de la Realidad. p. 41. ч Uma relação causal denomina-se linear quando uma série de proposições não regressam, fechando um círculo, ao seu ponto de inicio; isto implica que nunca o resultado de algo venha a exercer os seus efeitos sobre a sua própria origem. Portanto, não intervêm processos de retroalimentação e a sequência das causas e efeitos não regressam ao ponto de partida (Ceberio & y Watzlawick, 1998: 40). ¹ Entende-se aqui que o problema se identifica a partir de uma situação que produz o se prevê que possa produzir um conflito e que, como assinalam Jessup M. y Castellanos R., em principio não tem una solução evidente ou um caminho evidente para obtê-la. Portanto, requere-se de um processo de análise e tomada de decisões que permita a eleição mais apropriada de acordo com as características do contexto. Desta maneira, um problema é diferente de um exercício. No se poderiam considerar como problemas mas sim como exercícios aqueles questionamentos que costumam aparecer nos livros de texto e cujas respostas estão previamente definidas (Citado por Corchuelo, 2006). ² Merleau-Ponty (1970: 48), estabelece uma relação indissolúvel entre acção e conhecimento – conhecedor e conhecido através da percepção ou como ele lhe chama "Fé Perceptiva" que é a que nos dá a certeza de que "estamos ocupando o mundo com o nosso corpo, sem ter que eleger nem distinguir sequer entre a segurança de ver e ver o verdadeiro, porque são fundamentalmente as mesmas coisas" por outras palavras, "desequilibra-se a velha suspeita de que tudo me engana e que o conhecimento da realidade é inacessível para os sentidos; o corpo sente o mundo que é e portanto é preponderante o seu papel na busca da verdade." (Aguirre, 2006: 58) ³ Para P. Berger y T Luckmann (1983), os sujeitos partilhamos um sentido comuns a realidade; é a atitude natural, é a atitude da consciência do sentido comum, precisamente porque se refere a um mundo que é comum a muitos homens. O conhecimento do sentido comum é o que partilho com outros nas rotinas normais e auto-evidentes da vida quotidiana. Cf. La Construcción Social de la Realidad. p. 41. ч Uma relação causal denomina-se linear quando uma série de proposições não regressam, fechando um círculo, ao seu ponto de inicio; isto implica que nunca o resultado de algo venha a exercer os seus efeitos sobre a sua própria origem. Portanto, não intervêm processos de retroalimentação e a sequência das causas e efeitos não regressam ao ponto de partida (Ceberio & y Watzlawick, 1998: 40).
Desde hace algún tiempo (aproximadamente un par de décadas atrás) y con más intensidad en los últimos años, progresivamente, cada vez mayor cantidad de juristas, académicos, profesores e investigadores, que conforman la comunidad académico-científica del área del derecho y de lo jurídico (entendido como algo más abarcativo que el derecho positivo vigente), se preocupan por la práctica cotidiana, el contexto, las opciones y los efectos de la disciplina. El derecho en práctica, en acción, en conflicto, en funcionamiento. En ese derrotero despiertan interés epistémico, en primera instancia, los conflictos sociales, económicos, políticos que merecen intervención de las agencias estatales y, más específicamente, las agencias vinculadas al mundo del derecho. La visibilidad de algunos de los conflictos, la invisibilidad de otros y las razones de ello. Luego, el interés se dirige a las opciones y variadas soluciones posibles, que se pueden pergeñar normativamente para esos conflictos, y para detectar porqué se opta por una u otra vía normativa resolutiva. Después la preocupación se orienta a diseñar la estructura institucional adecuada para que la creación normativa opere sobre la realidad y por designar al personal más idóneo y pertinente en su formación, a fin de obtener eficacia en los resultados de la aplicación de las soluciones jurídicas propuestas. Finalmente, el interés deriva en los efectos de todas las operaciones anteriores, sus resultados, para corroborar si los problemas se han encaminado en vías de las soluciones previstas. Lo que los investigadores del área, principalmente pero no exclusivamente, en los Estados Unidos y Canadá, denominan the everyday of law o, de otro modo, law in practice, not law in the books. Y no exclusivamente porque los cambios de paradigma, en la generación de conocimiento científico en la disciplina jurídica, se van expandiendo con relativa rapidez, tecnología disponible mediante, y programas de formación, especialización e investigación que se extienden y que cuentan con una gran demanda de expertos y estudiosos de distintas latitudes que buscan su perfeccionamiento, si es necesario, fuera de sus países de origen. En España y Latinoamérica el análisis del derecho suele emprenderse, tradicionalmente, y aún hoy con frecuencia, de una manera prescriptiva y filosófica más relacionada al campo del "deber ser". Se privilegia el discurso abstracto y normativista en desmedro de la generación de datos e insumos de conocimiento básico para, a partir de allí, plantearse prospectivas, recomendaciones o intervenciones sobre las instituciones. En países anglosajones, en particular Estados Unidos y Canadá, se producen una gran cantidad de estudios empíricos sobre derecho, la mayoría de ellos estudios cuantitativos. Se interesan particularmente por las relaciones interpoderes a partir de datos e insumos materiales sobre la producción de las agencias estatales, la performance de instituciones y del personal que desempeña los roles institucionales, por ejemplo tribunales y jueces, los sesgos, tendencias o comportamientos más comunes y/o repetidos de esas producciones, y luego, detectados esos patrones, se orientan a la búsqueda de las variables explicativas de esos comportamientos. A partir de allí, los análisis agregados y cualitativos, las hipótesis complejas e interrelacionadas, las prospectivas y recomendaciones operativas o de intervención estatal. Este tipo de mirada, más desagregada y microscópica, sobre el quehacer cotidiano de las agencias y los funcionarios judiciales, permite ver cosas no visibles para doctrinas demasiado generalistas, o prescriptivistas, o en exceso sesgadas a lo filosófico.1 La generación de conocimiento riguroso, en términos empírico-cuantitativos, nos aproxima a la realidad de los conflictos sobre los que opera el derecho y sus agencias. Situarnos frente a la realidad nos enfrenta a otras perspectivas que nos indican que los conflictos suelen decidirse por cuestiones que no se relacionan con los tópicos filosóficos, prescriptivos y doctrinarios o, al menos, no sólo por ellos y que, más aún, suelen disimularse los verdaderos motivos que existen detrás de una decisión, normativa o judicial, con argumentos eufemísticamente jurídico- técnicos y/o filosóficos. Es que si se sabe poco sobre las instituciones y agencias estatales, sobre lo qué producen, sobre el personal que desempeña los roles decisorios en ellas y sobre las características de los conflictos en los que operan, no se sabrá qué cambiar para mejorarlas o, peor aún, basados en diagnósticos errados, sólo sustentados en intuiciones, creencias, impresiones, principios ideológicos o prejuicios de cualquier tipo, se promoverán reformas, acciones y decisiones que producirán efectos institucionales y sociales no queridos e imprevisibles.2 1 Barrera Leticia, La Corte Suprema en escena. Una etnografía del mundo judicial, págs. 14 y 15, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012. 2 En este sentido, Molinelli N. Guillermo, Valeria Palanza y Gisela Sin, Congreso, Presidencia y Justicia en Argentina. Materiales para su estudio, pág. 21, Temas, 1999. El derecho constitucional, y las disciplinas afines, no son ajenas a estas preocupaciones. El estudio de la constitución no puede ser entendido al margen de las teorías sobre el Estado, o ignorando el conocimiento sobre la producción de sus agencias e instituciones, y sin el auxilio inter y multidisciplinario de perspectivas politológicas y de sociología jurídica sobre los fenómenos en los que opera. A tal fin, resulta muy importante la generación de conocimiento y el análisis crítico de la jurisprudencia constitucional, como producto final del juicio de constitucionalidad de la actividad de los poderes públicos y los particulares, y como referencia de interpretación y aplicación de la Constitución por los jueces, los cuales resultan actores principalísimos del proceso.3 La investigación que se presenta ha generado conocimiento estadístico y cuantitativo complejo y relacionado, en torno a la actividad y producción del Tribunal Constitucional de España (TC) en el ejercicio del control de constitucionalidad. El conocimiento básico generado y los insumos recolectados y sistematizados permiten la detección de comportamientos, sesgos y tendencias específicos en la performance del TC, y la enunciación de hipótesis explicativas certeras y relevantes relacionadas a esa producción, para su verificación o refutación total o parcial articulando variables diversas, y el desarrollo posterior de análisis agregado teórico sustentable y consistente respecto al ejercicio efectivo del control de constitucionalidad y a las características del mismo por parte del TC. Como forma plausible para la recolección y captura de datos y para el conocimiento del comportamiento de la institución, se ha adoptado una metodología empírico-cuantitativa- descriptiva-comparatista, con análisis cualitativo agregado. Ello, pues la investigación ofrece una cantidad de variables y desagregaciones que permiten adquirir a los datos estadísticos un nivel explicativo-cualitativo, que define el carácter mixto, descriptivo-explicativo, del trabajo. La existencia de datos sobre el ejercicio del control de constitucionalidad y la desagregación de sus características, permite también establecer las características de la relación existente entre el TC y los otros poderes políticos del Estado. Como variada doctrina sostiene y recomienda, el análisis de la jurisprudencia de los tribunales es la unidad analítica adecuada para abrir juicios objetivos sobre la performance de las agencias judiciales. A tal fin, el desafío es diseñar un proyecto de investigación sólido y sustentable, que sistematice el conocimiento generado, de modo tal que permita realizar análisis retrospectivos y recomendaciones prospectivas consistentes, verificables y explicativas sobre el objeto de estudio de la investigación. 3 De Esteban J., Curso de derecho constitucional español, III, Madrid, pág. 28, 1994. Además de las clásicas lecciones dogmáticas de los constitucionalistas, se conocen trabajos teórico-históricos y también existen análisis casuísticos del accionar del TC a través del hilo conductor de sus decisiones más salientes. También se han producido algunos trabajos muy rigurosos sobre aspectos muy desagregados y específicos de la producción del TC, y que han sido consultados, utilizados y citados debidamente en los apartados pertinentes de este trabajo. Aun así, no se conocen estudios empíricos cuantitativamente suficientes -ya sea por la cantidad de casos consultados y recolectados para recoger información, ya sea por la cantidad de años-períodos tomados en series diacrónicas extensas- que permitan desarrollar criterios de valoración y análisis objetivos y sistemáticos, basados en el comportamiento y accionar concreto del TC, a partir del análisis de sus decisiones, de sus sentencias. El presente trabajo analiza la producción que ha tenido el TC, desde su creación en 1980 hasta Diciembre de 2011, fecha en la que se cerró la etapa de recolección de datos, a través de la verificación empírica de su accionar, consultando todas las sentencias que sobre control de constitucionalidad ha emitido resolviendo las impugnaciones interpuestas por las vías procesales conducentes a tal fin. La compulsa y construcción de la base de datos se llevó a cabo revisando las resoluciones que están publicadas y disponibles en la página-web del TC. Para ello, se han revisado todas las sentencias y resoluciones producidas por el TC en materia de recurso de inconstitucionalidad, cuestión de inconstitucionalidad y conflicto positivo de competencia.4 El control de constitucionalidad es la facultad-atribución más política y relevante en términos de relaciones institucionales que desarrolla el TC, por la cual puede inhibir y, con efectos erga omnes, anular la validez y aplicabilidad de una decisión normativa de los otros poderes políticos del Estado. A partir de la compulsa de autos y sentencias realizado en esta investigación, se ha construido una base de datos cuantitativos suficientes, en una significativa serie diacrónica que abarca desde el propio origen del TC, y que permite como objetivo principal, en vía exploratoria y descriptiva, observar si, efectivamente, ese control de constitucionalidad se ha llevado a cabo. Y en el caso afirmativo, en el que el TC haya ejercido debidamente su función de control, detectar: en qué medida y con qué frecuencia, sobre qué tipo de normas, en qué períodos con 4 De acuerdo a las pautas metodológicas debidamente explicitadas en el Capítulo 1, b.- Qué información y cómo se la buscó, capturó y sistematizó. Especificaciones metodológicas. Se han detectado 81 sentencias, declarando normas inconstitucionales, por la vía procesal del conflicto positivo de competencia. Se hace esta aclaración pues, prima facie, no es un instrumento procesal de control constitucional mayor o menor intensidad, en relación a qué materias jurídicas, sobre qué jurisdicción, para normas nacionales o autonómicas, y con qué actitudes por parte de los magistrados, con sentencias unánimes o con disidencias, sobre qué bienes jurídicos tutelados por la Constitución española (CE) con más asiduidad; entre otras características y variables plausibles de ser cuantificadas, detectadas y analizadas, merced al estudio empírico-cuantitativo producido. Además podrán realizarse análisis cualitativos, generando hipótesis explicativas sobre el sensible tema de las relaciones interpoderes del Estado, de la independencia del TC respecto de los otros poderes políticos institucionales o, como actualmente se propone en la comunidad académica, sobre los niveles posibles y alcanzados de diálogo, cooperación e interdependencia del sistema político e institucional. El aporte de insumos y materiales objetivos de conocimiento básico sobre el comportamiento efectivo del TC, permite producir análisis e hipótesis más objetivas, superando el sesgo "prescriptivista" en la crítica de su performance, ante la falta de referencias empíricas suficientes para el estudio del ejercicio del control de constitucionalidad y de las características de las relaciones de independencia y/o cooperación e interdependencia entre el TC y los poderes ejecutivo y legislativo, tanto estatales como autonómicos. La base de datos y cuadros estadísticos generados con variada información aportan material objetivo para que el análisis no sólo se base en especulaciones políticas, ideológicas o históricas, o en opiniones subjetivas, intuiciones, creencias o juicios impresionistas. Por supuesto que la investigación no se agota aquí, más bien se inicia, ya que este estudio de tipo descriptivo, exploratorio, cuantitativo, podrá ser refinado y profundizado por otros investigadores mediante análisis más cualitativos, sustentados en la información y cuadros generados en este trabajo o en articulación con otros. Pues, además de las conclusiones o comportamientos del TC suficientemente verificados en este trabajo, existen otras vías sugeridas de profundización que deben continuarse por expertos de otras áreas del derecho, aprovechando la información producida. Por ello, estimo que este trabajo presenta el valor de las verificaciones e hipótesis corroboradas, pero, tan valioso como ello, son las vías posibles de investigación a desarrollar con el material generado y puesto a disposición de la comunidad académico-científica del área. 5 5 Modelo de investigación compatible y adecuado, a efectos de estudios comparados, con el desarrollado por el autor en, Bercholc Jorge O., La independencia de la Corte Suprema a través del control de constitucionalidad. Respecto a los otros poderes políticos del Estado (1935-1998)", Ediar, 2004, Buenos Aires. También es el esquema y modelo de trabajo de un estudio mayor, que contempla la performance de tribunales de similar relevancia en otros países. Se trata del proyecto de investigación UBACyT, acreditado por la Universidad de Buenos Aires, Secretaría de Ciencia y Técnica, convocatoria 2010/2012 y 2013/2016, n° Proyecto 20020120100031, Resolución Conclusiones. Verificación de hipótesis Se presenta aquí un listado de conclusiones e hipótesis debidamente verificadas y consistentes, como inventario y síntesis de lo ya desarrollado en profundidad en los capítulos y apartados pertinentes de esta investigación. Las conclusiones e hipótesis verificadas se sustentan en los insumos básicos generados en la investigación que conforman a su vez la información y cuadros estadísticos vertidos en el capítulo anterior. Por ello, todas las conclusiones que se enumeran adquieren solidez científica sustentable en datos empíricos- cuantitativos. En su caso, refutables pero con instrumentos de similar rigurosidad y solidez. Por supuesto que el nivel de análisis cualitativo agregado de los datos que reflejan la producción del TC pueden transitar vías diferentes a las aquí transitadas, pero la agenda de temas y datos emergentes, como característicos de la producción del TC resultan insoslayables. 1.- Se ha verificado debidamente la hipótesis principal de la investigación. El TC ha ejercido activamente la facultad del control de constitucionalidad de los actos normativos de los otros poderes políticos del Estado. Se sustenta tal conclusión, en el análisis agregado de los cuadros estadísticos generados donde se verifica que, i) se han declarado inconstitucionalidades en importante cantidad y proporcionalidad, tanto considerando la variable resoluciones (autos y sentencias), como la variable normas; ii) durante todos los gobiernos desde la existencia del TC, aunque con variados matices desagregados y con distinto grado de intensidad; iii) sobre todo nivel de normas -leyes y decretos-; iv) tanto de jurisdicción nacional como autonómica; v) sobre normas sancionadas contemporáneamente y con anterioridad a la formación del TC que dictó la resolución; vi) sobre normas patrimoniales en mayor medida, pero también en otro tipo de normas, vii) sobre normas de materias variadas, aunque autonómicas y administrativas en una notoria mayor proporción, lo que demuestra que el TC es más activo y con menor self restraint ante los gobiernos autonómicos; viii) con un alto porcentaje de sentencias unánimes. 2.- Dado lo expuesto en el punto anterior, también se verifica la hipótesis accesoria; el TC ha tenido durante el período investigado, un nivel relativo importante de independencia respecto de los otros poderes políticos del Estado. En especial, se sustenta esta conclusión, en los resultados comparados obtenidos tanto interna como externamente al objeto de estudio, que demuestran que la producción del TC muestra datos similares a los tribunales comparados de otros sistemas político-jurídicos en declaraciones de inconstitucionalidad, tanto considerando sentencias como normas. 3.- Corroborada la existencia de las hipótesis principal y accesoria, se observa que el cruce de la información obtenida, a través de las variables compulsadas y las diversas verificaciones de las hipótesis secundarias, permiten sustentar los enunciados más desagregados que detallamos a continuación, y que resultan conclusiones independientes suficientemente probadas. a.- Sobre la actividad del TC: La excesiva carga de trabajo del TC, provocada, en especial, por la ola de amparos, que en su amplísima mayoría son inadmitidos por carecer de fundamentos, implican un dispendio de actividad jurisdiccional del TC irracional en términos materiales, y una exposición pública innecesaria que lesiona su legitimidad social, la que debería resguardarse a efectos de que el TC confronte eficazmente y con poder decisorio intacto, casos muy conflictivos y politizados que hacen a la naturaleza de su rol institucional. No resulta gratuita para el TC la sobrecarga de trabajo estéril que implica rechazar miles de recursos de amparo, retrasando así el tratamiento y la resolución de otros asuntos de alta importancia jurídico- política e institucional. La accesibilidad a la justicia y a la alta instancia del TC, implicada en la política visible y transparente del tribunal a efectos del acceso a la protección de los derechos fundamentales, se transforma en frustración jurídica, pérdida de legitimidad y autoridad de la institución, cuando se verifica que la inmensa mayoría de los amparos son inadmitidos. b.- El ejercicio del control de constitucionalidad: El TC ha hecho un ejercicio intenso y consistente del control de constitucionalidad. Ello nos lleva a la constatación de que el TC ha tenido una producción con un nivel relativo importante de independencia respecto de los otros poderes políticos del Estado. Obsérvese que declaró inconstitucionalidades en 331 decisiones, un 24% del total de las decisiones capturadas y se declararon inconstitucionales 304 normas distintas. b.i.- También se ejerció control por parte del TC sobre normas contemporáneas: Refuerza lo expuesto en el apartado precedente que el TC declaró inconstitucionales, 54 leyes y reales decretos nacionales contemporáneos (sobre un total de 142), ello implica que el 38% del total de normas nacionales inconstitucionales fueron contemporáneas. Debe tenerse en consideración que esa performance se produjo, principalmente, entre 1980 y Diciembre de 1998. Ello sin perjuicio de que utilizó el polémico mecanismo de las sentencias interpretativas, para salvar de la inconstitucionalidad a otras 36 normas nacionales contemporáneas, el 53% del total de sentencias interpretativas emitidas sobre normas nacionales. b.ii.- Más sentencias sobre normas nacionales, más inconstitucionalidades sobre normas autonómicas: El TC declara en mucha mayor proporción inconstitucionalidades sobre normas autonómicas que nacionales, a pesar de que los planteos de inconstitucionalidad cuestionan en mucha mayor proporción y cantidad a normas nacionales. El TC se muestra más activo en declarar inconstitucionalidades de normas autonómicas que de normas nacionales. b.iii.- ¿Qué clase de normas se cuestionan ante el TC, patrimoniales o no patrimoniales? Ello depende de la vía procesal utilizada: A mayor legitimación activa de los ciudadanos, y a mayor receptividad jurisdiccional directa de las demandas de los recurrentes, mayores equerimientos de tipo patrimonial a los tribunales. A mayores filtros jurisdiccionales de admisibilidad, y/o, a mayores restricciones de legitimación para acceder a los más altos tribunales, disminuyen las demandas patrimoniales y se observa mayor producción en el control de normas no patrimoniales. Es la hipótesis que se corrobora observando las performances comparadas de varios tribunales considerando la variable patrimonialidad de las normas cuestionadas. Dicho de otro modo, los ciudadanos, individual y subjetivamente, tienen como principal preocupación que los impulsa a demandar la vía jurisdiccional del Estado, los temas económicos y patrimoniales que los afectan. b.iv.- Las normas sobre temas administrativos han sido las más conflictivas, tanto en la jurisdicción nacional como en la autonómica: Notoriamente la materia administrativa es ampliamente mayoritaria entre las normas cuestionadas por inconstitucionalidad ante el TC. El 47% de los autos y sentencias se emitieron respecto de normas sobre temas administrativos. Se trata de 579 sentencias. El resto de las materias sobre las que tratan las normas quedan en un rango a partir del 12%, para el caso de las de materia tributaria y, en orden decreciente, normas sobre temas penales, civiles, comerciales. Considerando como unidad de análisis las normas declaradas inconstitucionales, 188 fueron en materia administrativa, el 62% del total general de 304 normas, lo que indica también, mediante otra unidad de análisis, que el conflicto constitucional predominante en el TC fue, para el período relevado, en torno a la materia administrativa. Queda claramente corroborado, a través de diferentes unidades de análisis y considerando distintas variables, que las normas de materia administrativa son las más de mayor conflictividad constitucional sobre las que debe resolver el TC. El conflicto constitucional administrativo resulta de absoluta relevancia en su producción y evidencia las aristas salientes, en términos jurídicos, del conflicto político e institucional español. Los datos estadísticos analizados muestran al TC como una institución con una enorme responsabilidad en el rediseño de la ingeniería institucional estatal española, en la distribución de competencias entre el Estado central y las CCAA y en el desarrollo de las autonomías. b.v.- El Artículo 149.1 C.E. es el más frecuentemente invocado como violado por las normas cuestionadas: Prácticamente todas las competencias exclusivas del Estado enumeradas en el art. 149.1 han sido invocadas ante el TC como violadas. Pero, claramente el más invocado es el 149.1.1ª que se repite en decenas de sentencias como materia supuestamente violada de la CE por las normas cuestionadas. b.vi.- Se ha registrado un alto grado de sentencias unánimes en la performance del TC: El TC mantuvo una performance muy pareja en los porcentajes de unanimidades obtenidos en las sentencias durante toda su existencia. Siempre se ha mantenido en un piso alto de unanimidades en torno del 80%, y dentro de un rango máximo de hasta el 92%, salvo en un período del TC en el que las unanimidades bajaron notoriamente a un 64%, entre el año 2004 y 2010, por diversas causas que se analizan en el capítulo pertinente. Esa crisis de consenso en el TC se hace más notoria cuando se trata la inconstitucionalidad de normas nacionales, en particular durante los años 1980 a 1989 y 1998 a 2010. c.- Las características técnicas y personales de los magistrados del TC: i.- Los académicos han sido y son clara mayoría en el TC por sobre los magistrados de carrera. ii.- Los magistrados académicos han sido mayormente progresistas (de acuerdo a la caracterización que se ha hecho para esta variable), los provenientes de la carrera judicial (jueces o magistrados de carrera) han sido mayormente conservadores. iii.- El dominio de los magistrados publicistas es manifiesto, han sido absoluta mayoría en el TC. iv.- Si bien se observa un dominio de administrativistas y constitucionalistas, se detecta un déficit en el tipo de especialidad verificado en los magistrados en relación a la producción del TC en el control de constitucionalidad. v.- Hay tendencia progresista entre los magistrados del TC. Los magistrados progresistas son mayormente académicos y expertos en derecho constitucional. Los magistrados conservadores son mayormente jueces de carrera y provenientes del fuero contencioso administrativo o expertos en derecho administrativo. vi.- El déficit de representación femenina es evidente. Sólo 5 magistradas mujeres han sido designadas en el TC. Todas ellas académicas y publicistas, ninguna conservadora. vii.- La procedencia regional ha sido variada en los magistrados del TC. Pero se observa una fuerte influencia de la Universidad Complutense de Madrid como alma mater. viii.- El identikit del magistrado del TC español arroja que: es por amplia mayoría varón y publicista. Predominantemente son académicos, progresistas y expertos en derecho administrativo y constitucional. De variada procedencia regional, pero con una impronta e influencia madrileña a través, como alma mater, de la Universidad Complutense. d.- La performance de los Magistrados del TC a través de sus voto s: i.- Se verifica que los magistrados emiten más votos por la constitucionalidad de las normas cuestionadas cuando están más identificados ideológicamente con el gobierno. A contrario sensu, se observan menos votos constitucionalistas cuando están menos identificados ideológicamente con el gobierno. Una relación directamente proporcional ii.- Por el contrario se da una performance inversamente proporcional en el caso de los votos por la inconstitucionalidad. Los magistrados emiten más votos inconstitucionalistas cuando menos identificados ideológicamente con el gobierno. Otra vez, a contrario sensu, son menos inconstitucionalistas cuando más identificados ideológicamente con el gobierno. iii.- Las inadmisiones en casos impulsados para obtener una inconstitucionalidad mediante las vías procesales pertinentes, pueden ser utilizadas como un modo encubierto de rechazo a fin de evitar pronunciamientos comprometedores para el TC, evitando producir una declaración de inconstitucionalidad que pudiera provocar rispideces con el ejecutivo y/o el legislativo, dada la eventual trascendencia política de la norma en cuestión, y/o necesidad del gobierno de turno de que la misma no sea invalidada. iv.- Se verifican datos muy contundentes que nos muestran, en general, una producción muy prudente y cuidadosa de los magistrados del TC, en orden a producir sentencias unánimes. Solo 6 magistrados (sobre un total de 50) han votado en disidencia por sobre el 10% de los votos que emitieron durante sus estancias en el TC. Los indicadores responden satisfactoriamente a los datos comparados externos al TC. v.- El rol de los presidentes del TC en la obtención de sentencias unánimes : Los presidentes del Tribunal Constitucional español han asumido ese papel de liderazgo y procuran las sentencias unánimes. Por ello no registran votos en disidencia durante sus presidencias o disminuyen notoriamente esos votos si se compara su performance como magistrados, con la que les cupo como presidentes. Salvo el llamativo caso de Casas Baamonde, única magistrada que accedió a la presidencia, que tiene la mayoría de sus votos en disidencia durante el período de su presidencia. Ello, sin duda, es un reflejo de una compleja etapa en la vida del TC y de un deficitario liderazgo de Casas Baamonde en su rol de presidente. vi.- El Great Dissenter del TC: Jorge Rodriguez Zapata, magistrado entre 2002 y 2010, fue el Great Dissenter del TC. Su performance fue de 84 votos en disidencia, el 24% del total de sus votos emitidos. Los otros magistrados que lideran el ranking de disidencias del TC fueron: Conde Martín de Hijas, Rodríguez Arribas, Garcia Calvo, Delgado Barrio y Fernández Viagas. Presentan disidencias superiores al 10% de los votos emitidos durante sus estadías en el TC. e.- El TC y las CCAA: i.- El 64% de las sentencias sobre normas de jurisdicción autonómica, se emiten en el marco de recursos de inconstitucionalidad, incoados a través de los órganos políticos legitimados por el 162.1.a CE, a contrario sensu de lo que se observa en la jurisdicción nacional. Lo que también permite corroborar que la conflictividad constitucional en normas de jurisdicción autonómica está fuertemente influenciada por la puja política y competencial entre las CCAA y el Estado central. Sólo el 28% de las sentencias del TC sobre normas autonómicas se emite ante cuestiones de inconstitucionalidad. ii.- Sin perjuicio del desarrollo autonómico sostenido y de la conflictividad competencial creciente, la legislación nacional continúa siendo el sustento mayoritario y dominante del derecho común en el sistema jurídico español. Ello es también demostrativo de que las competencias administrativas, jurisdiccionales y políticas continúan con preponderancia en manos del Estado central. iii.- La puja competencial entre el Estado central y las CCAA es el conflicto más relevante que debe resolver el TC, por lo que su performance se ve envuelta en una conflictividad de alto voltaje político. Del total de inconstitucionalidades (tanto en jurisdicción nacional como autonómica) declaradas por el TC, el 68% fue en recursos de inconstitucionalidad y conflictos de competencia, esto es, en conflictos competenciales donde confrontan los órganos políticos legitimados por el 162.1.a CE. Sólo el 32% de declaraciones de inconstitucionalidades se produce ante cuestiones de inconstitucionalidad. iv.- Refuerza sólidamente lo expuesto que el 72% de las sentencias para normas autonómicas se producen en recursos de inconstitucionalidad y conflictos de competencia, porcentual que aumenta al 82% en sentencias que declaran inconstitucionalidades, ello significa que la conflictividad autonómica es mayoritariamente competencial y entre los órganos políticos legitimados por el 162.1.a CE. v.- Tanto en recursos de inconstitucionalidad como en conflictos de competencia, el Gobierno fue el más activo órgano impulsor (art. 162.1.a CE) de los procesos, lo fue en un 57% y un 46% respectivamente. En los conflictos de competencia siguen como impulsores Cataluña con el 28% y el País Vasco con el 22%. vi.- Las declaraciones de inconstitucionalidades de normas autonómicas que son, proporcionalmente, casi el doble que para las nacionales, demuestra que esa puja competencial y política entre las CCAA y el Estado nacional se resuelve, mayoritariamente, a favor del Estado nacional. Esta conclusión es también sustentable de acuerdo a lo observado a través del índice de conflictividad y éxito autonómico (ICEA) que demuestra que el Gobierno posee un índice de éxitos ante el TC muy superior a las CCAA. vii.- El País Vasco y Cataluña, como es sabido, son las CCAA más conflictivas en su relación con el Estado central y reivindicativas de sus competencias y su autonomía. Las estadísticas no hacen más que confirmar la especie. País Vasco y Cataluña son las CCAA que han sufrido mayor cantidad de declaración de inconstitucionalidades. También se diferencian claramente del resto de las CCAA, por la mayor cantidad de casos en los que fueron cuestionadas sus normas. El País Vasco y Cataluña tuvieron casi un centenar de autos y sentencias del TC en que fueron cuestionadas sus normas autonómicas. viii.- El conflicto político-competencial-jurídico-constitucional entre el Gobierno nacional y Cataluña se ha judicializado notoriamente por una serie de acciones de ambos actores. Y se ha judicializado en medida mayor que cualquier otro conflicto entre el Gobierno nacional y las CCAA, incluso el que involucra al País Vasco, que parece transitar por canales más políticos que jurídicos, al menos en comparación a las opciones catalanas. ix.- Lo expuesto nos lleva a esgrimir otra hipótesis sólida, de tipo secundario, en el marco de la judicialización del conflicto entre el Gobierno y Cataluña. El Gobierno basó su estrategia en la actividad del TC vía recursos de inconstitucionalidad y el uso de lo dispuesto por el art.161.2 CE. Cataluña también fue activa en el uso del TC vía recursos de inconstitucionalidad, pero con una actitud del poder judicial ordinario en Cataluña muy sugestiva, hiperactiva en plantear ante el TC cuestiones de inconstitucionalidad sobre normas nacionales, y muy pasiva en hacerlo sobre normas de la propia Cataluña. x.- El TC ha sido restrictivo en declarar inconstitucionalidades por la vía procesal de las cuestiones de inconstitucionalidad, vía mayoritariamente utilizada por tribunales autonómicos. xi.- El País Vasco proporcionalmente, y Cataluña nominalmente, son las CCAA que han logrado con más suceso, la declaración de inconstitucionalidades por el TC cuando han impulsado el cuestionamiento de normas. xii.- Todas las CCAA han tenido declaraciones de inconstitucionalidad de sus normas, mayoritariamente, en materia administrativa. xiii.- Cataluña tiene el mejor índice de éxitos considerando las variables computadas, con una diferencia notoria respecto a las demás CCAA. Además es también la CA que muestra la mayor actividad judicial ante el TC, de una intensidad muy superior en relación al resto de las CCAA, incluso al País Vasco. El índice -ICEA- refleja un coeficiente que relaciona los éxitos y la densidad e intensidad de la actividad judicial ante el TC en pos de dirimir los conflictos que involucran al Gobierno y a las CCAA. Ello implica que la judicialización del conflicto le ha significado a Cataluña un relativo éxito, en términos comparados al resto de las CCAA, en su puja político-competencial-jurídico-constitucional con el Gobierno nacional. xiv.- El Gobierno presenta un ICEA muy superior a todas las CCAA, incluso notoriamente más exitoso que Cataluña, lo que demuestra, a su vez, que la jurisdicción constitucional le resulta muy favorable como ámbito de resolución del conflicto político-competencial-jurídico- constitucional, que lo confronta con las CCAA. f.- La performance del TC desagregada por Formaciones: i.- Formación TC nº 1. Período 1980-1986 (Presidencia García Pelayo) a.- A este período fundacional del TC suele atribuírsele una gran fecundidad pues, el TC se enfrentó a una tarea excepcional, que excedió lo estrictamente jurídico y aún la normal carga política que, se sabe, debe soportar un tribunal que ejerce el control de constitucionalidad. La transición democrática, las incertidumbres políticas, sociales y culturales, las ambigüedades juridicas de la CE, producto de las limitaciones políticas del momento constituyente, generaron un marco de excepcionales desafíos para el TC y para los magistrados pioneros de aquel entonces. b.- El TC en sus primeros años estuvo conformado mayoritariamente por magistrados de centro y otros sin definición detectada. Hubo también una buena porción de magistrados del sector conservador. También fueron mayoría, desde el inicio del TC, los publicistas y los académicos. c.- Esta formación del TC, resulta la más inconstitucionalista de todo el período (cuadros n° 6 y 7), entiéndase, la que más declaraciones de inconstitucionalidad produjo. También registra un uso activo de las suspensiones del art. 161.2 CE, y de las SI (sentencias interpretativas).Todos ellos indicadores de una formación activa, creativa, y que asumió con vigor la fuerte carga política que implicaba poner en funcionamiento la jurisdicción constitucional. ii- Formación TC nº 2 y 3. Período 1986-1992 (Presidencia Tomás y Valiente) a.- Estas dos formaciones, bajo la presidencia de Tomás y Valiente, presentan tres indicadores muy relevantes que corroboran el activismo, creatividad, independencia y carácter fundacional que, a la jurisdicción constitucional, le imprimió el TC en sus primeros años. Entiéndase en sentido descriptivo, no axiológico, pues ello implicaría otros análisis y valoraciones, pero es consistente la información que verifica el carácter de actor institucional muy activo del TC, en su compleja tarea de dar andamiento a su jurisdicción, y de completar los vacios y ambigüedades de la flamante CE. b.- Sustentando lo anterior, se verifica que estas formaciones presentan: 1) la mayor cantidad de normas nacionales contemporáneas declaradas inconstitucionales, y en el marco político de un gobierno con mayorías parlamentarias sólidas; 2) también la mayor cantidad de suspensiones de normas autonómicas decretadas según el procedimiento del art. 161.2 CE; y, finalmente, 3) la mayor cantidad de sentencias interpretativas. El uso de las tres variables por el TC, en sus formaciones n° 2 y 3, fue el más activo e intenso de todo el período investigado. c.- Paulatinamente fue aumentando, desde fines de los ´80 y en la década del '90, el sector de magistrados progresistas, conviviendo con un sector minoritario conservador y debilitándose el sector de centro más alejado de los "extremos" del sistema político español. iii.- Formación TC nº 4. Período 1992-1995 (Presidencia Rodríguez Piñero) a.- Fue la formación con mayor cantidad de normas autonómicas declaradas inconstitucionales. b.- A partir de este período aumentó la cantidad de magistrados de carrera. A su vez, aumentaron los magistrados de filiación ideológica progresista a un 75%, el porcentual más alto de todas las formaciones del TC. iv.- Formación TC nº 5, 6 y 7 Período 1995-2004 (Presidencias Rodríguez Bereijo, Cruz Villalón y Jiménez de Parga) a.- Han sido las formaciones n° 5 y 6 las de menor porcentual de constitucionalidades, 29% y 31% respectivamente. También las formaciones que registran menor porcentual de declaración de inconstitucionalidades de todo el período investigado, 17%, 22% y 19% para las tres formaciones (n° 5, 6 y 7) respectivamente. Bajan notoriamente las normas inconstitucionales contemporáneas, especialmente durante la formación n° 6, iniciando una tendencia marcada de escaso porcentaje en esta variable. Paulatinamente, bajan también las sentencias unánimes cuando se declaran inconstitucionalidades, del 77% en la formación n° 5, al 53% en la formación n° 7. La tendencia se observa, particularmente, en las sentencias que declaran inconstitucionalidades y también para inconstitucionalidades de normas nacionales (cuadros n° 61 y sigtes.). Además, el porcentaje de inadmisiones durante esas formaciones, duplica el porcentual promedio de todo el período y triplica a casi todas las otras formaciones consideradas individualmente. Semejante disparidad amerita análisis más cualitativos pues son diferencias notables, que ocurren en períodos bien delimitados. Parece haber operado, en este período, un exceso de judicialización en el conflicto por el reparto territorial del poder, vía los planteos de cuestiones de inconstitucionalidad incoados por jueces ordinarios que correspondieron mayoritariamente a jueces autonómicos contra normas nacionales. Ante ese activismo, el TC puede haber utilizado la inadmisión como mecanismo de auto-restricción y defensa. b.- La combinación de las siguientes variables: a) bajos porcentuales de inconstitucionalidades, b) altos porcentajes de inadmisiones, y c) escasas declaraciones de inconstitucionalidad de normas contemporáneas, nos está indicando una tendencia notoria hacia una pérdida de activismo por parte del TC y una producción en la que aumenta el self restraint, evitando confrontar con los otros poderes políticos del Estado. Ello es indicativo de una relativa debilidad del TC o, dicho de otro modo, de una pérdida de legitimidad o autoridad política del TC, y de un avance sobre la institución por parte de los otros poderes políticos del Estado, y/o de los partidos políticos a través de las vías institucionales que puedan utilizar a tal fin. c.- Una lectura ex post facto de lo ocurrido en los años venideros, permite identificar a estas formaciones n° 5, 6 y 7, para el período 1995-2004, como las de un período de transición en la historia del TC; desde los inicios, con marcado protagonismo, autoridad jurisdiccional, activismo, creatividad y fuerte incidencia en el diseño institucional dejado pendiente por la CE; hacia un periodo marcado por las disidencias entre los magistrados, la excesiva "partidización" del TC, la judicialización de temas eminentemente políticos, la pérdida de legitimidad política y social, y los alineamientos partidarios de los magistrados. v.- Formación TC nº 8. Período 2004-2010 (Presidencia Casas Baamonde) a.- Promediando esta década, el TC se polarizó entre un sector progresista mayoritario y un sector conservador minoritario, pero consistente y más concentrado en detrimento del centro. En especial durante esta formación, el empate de fuerzas se hizo evidente y entorpeció el proceso de decisiones generando serios conflictos en el seno del TC. b.- Los académicos fueron, en esta formación, el 50% de los magistrados, el porcentual más bajo de académicos de todo el período investigado. Los publicistas, como en toda la historia del TC, fueron amplia mayoría. c.- En el conflictivo período 2004-2010 de la formación n° 8, hubo un alineamiento por filiación ideológica que produjo una performance diferenciada con un sesgo de votos por la mayoría y por la constitucionalidad en los magistrados progresistas, y en disidencia y por la inconstitucionalidad entre los magistrados conservadores. Esta formación fue contemporánea del gobierno de Rodriguez Zapatero por ello, el sesgo referido, responde a las hipótesis formuladas en el apartado 4.a.- del capítulo 2: d.- Las unanimidades bajaron, para esta formación, notoriamente a un 64% (cuadros n° 61 y 64). Un indicador de ello es la inédita y llamativa performance de la presidenta en materia de disidencias pues, Casas Baamonde ha sido, de los magistrados que han llegado a la presidencia del TC, la única que tiene la mayoría de sus votos en disidencia durante el período de su presidencia. Ello nos indica escaso liderazgo. Es una época compleja para el TC por varias razones que tienen un hilo conductor, su excesiva "partidización" o judicialización de cuestiones de alto voltaje político. vi.- Formación TC nº 9. Período 2011 (Presidencia Sala Sánchez) a.- El TC en la formación n° 9, hasta fines del 2011, subió notablemente su performance de votos unánimes. Aún mucho más que el promedio histórico. Esta formación presenta un piso-promedio del 90% de sentencias unánimes, que es aún superior, 95% y 90%, en las dos variables mensuradas que contemplan sentencias por la inconstitucionalidad en general y para normas nacionales. b.- La formación n° 9 muestra una conformación mayoritariamente progresista y una sólida minoría conservadora, manteniendo una conformación polarizada aunque menos confrontativa que en la formación anterior (cuadro n° 60). Prácticamente todos los magistrados registrados en este período fueron publicistas, y se mantuvo muy equilibrado, el plantel de magistrados, entre académicos y magistrados de carrera, con predominio de los primeros. 4.- En relación a estas conclusiones deben aclararse los siguientes aspectos metodológicos: a.- La solidez en la corroboración de las hipótesis se sustenta en la cantidad de datos capturados, las diversas mediciones y desagregaciones efectuadas, y la aplicación del método comparado tanto interna como externamente, respecto al objeto de estudio. Así se obtienen juicios objetivos relativos a los parámetros comparables. b.- El control comparativo interno al objeto de estudio se satisface con la cantidad de datos recolectados y cuadros estadísticos generados, -aproximadamente 3.630 resoluciones consultadas; 1.341 autos y sentencias capturadas y de ellas extraídos las distintas variables útiles ya enumeradas- y la secuencia temporal extendida de la investigación -abarcativa de treinta y un años de actividad del TC, 1980 a 2011-. Ello permite diferentes estadísticas comparadas sobre el propio objeto de estudio. c.- El control comparado externo se satisface con los datos comparados de Tribunales Constitucionales y Cortes Supremas pertenecientes a sistemas políticos extranjeros (Alemania, Argentina, Canadá y EEUU). Por supuesto, esta vía del método comparado presenta no pocas dificultades, ya que requiere buscar estudios que hayan generado estadísticas metodológicamente compatibles a efectos de la comparación o, como en este caso, elaborar las pautas de medición específicas que compatibilicen los datos detectados en trabajos comparados con los que fueron generados para éste. d.- Respecto a la hipótesis accesoria, se ha transitado una de las vías propuestas por los autores que sustentan el método de determinación relativo de independencia judicial a través del examen de las sentencias. Recuérdese que, tal cual la doctrina citada, el examen de las sentencias es la más definitoria a tal fin. En su caso esta vía es condición necesaria para la corroboración de la hipótesis, sólo puede ser refutada por insuficiente en tanto el tránsito por otras demuestre tal cosa.
En la obra Trabajadores, el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, expone 350 fotos de actividades que él mismo ha calificado de "trabajo duro y penoso ". Se trata de una categoría ya olvidada o, al menos, se aborda de forma insuficiente en el derecho laboral. Este desequilibrio cuantitativo existente entre lo que el artista retrató como actividades en condiciones de penosidad, el respectivo tratamiento teórico , la praxis y las legislaciones jurídico-laborales, hace que nos planteemos las razones de esta ausencia o insuficiencia de reconocimiento jurídico y social del trabajo penoso y cuáles son los criterios para definirlo. Sin embargo, ¿no es una cuestión social y jurídica la cual, hasta día de hoy, se ha infravalorado, e incluso, menospreciado? La Constitución brasileña de 1988, establece en el capítulo II, artículo 7, inciso XXIII, la remuneración adicional de las actividades penosas, insalubres o peligrosas, en forma de ley como uno de los derechos de los trabajadores urbanos y rurales, que insten a la mejoría de su condición social. Por lo que, en general, la doctrina y los juzgados laborales de Brasil, consideran que, para la aplicación del pertinente dispositivo legal, por lo que respecta al suplemento de penosidad, así como para las condiciones insalubres y peligrosas, es necesaria una ley específica que lo regule. Con respecto a estas últimas actividades, existen definiciones legales y normas, en diversos países. Sin embargo, según la Constitución brasileña de 1988, el suplemento de penosidad aparece listado bajo el capítulo de los derechos sociales, siendo ésta, una cláusula pétrea (art. 60, IV), es decir, no se puede suprimir, así como el principio de no regresión de los derechos sociales. De este modo, aunque no se haya realizado una protección integral del trabajo penoso, el complemento de penosidad constituye un derecho social-laboral, con un estatus de garantía constitucional en la legislación brasileña. Desde l1998, numerosos diputados en Brasil, han presentado más de 200 proyectos de ley para intentar regular dicha situación, de los cuales, 6 están en periodo de tramitación. El objetivo de la presente investigación, no es estudiar la necesidad o no de una ley para dar efectividad al contenido de la norma constitucional que establece el suplemento de penosidad, ya que, existen diversos estudios relacionados con este tema. Distintamente, se trata de reflexionar sobre la necesidad o no de una retribución por la realización de actividades penosas, como, por ejemplo, los salarios bajos, así como el principio de prevención de riesgos laborales. Pero, ¿cuáles son los criterios jurídicos adecuados para a definir qué es un trabajo penoso en la actualidad y cuáles son los modelos de regulación más apropiados? El trabajo penoso se trata de una realidad de la que no puede negarse su existencia , necesitando de un reconocimiento adecuado, por lo que cabe ser nombrado, definido y protegido. Así pues, tendremos como premisa, abordar el tema del reconocimiento según la teoría de Axel Honneth, pues es quien, a nuestro ver, la presenta de una manera más sistemática y completa. ¿Será posible reconocer qué es un trabajo penoso a pesar de la no existencia, en gran parte de los países, de criterios o definición jurídica al respecto? El reconocimiento, como concepto filosófico, trata de demostrar que solo es posible admitir la existencia de una realidad reconociéndola, lo que, en términos normativos, consistiría en poder atribuirle valores positivos y hacer que el sujeto-trabajador, que ejerciera un trabajo penoso, tenga más conciencia de sus cualidades y, capacidades, y pueda valorarse a sí mismo y los otros, a saber, su compañeros de trabajo, los que están en su entorno afectivo y social. En la primera parte, analizaremos la teoría del reconocimiento de Honneth desde la concepción original de Hegel hasta la explicación de los patrones de reconocimiento, como el amor (o afecto emocional), el derecho y la solidaridad. Enfatizaremos, en especial, sobre los dos últimos, con la necesidad de desarrollo de la autoconfianza, del autorrespeto y de la autoestima, esenciales para el desarrollo moral del individuo y de la sociedad, así como formas de desprecio, como la violación de la integridad física, desposesión de derechos, las ofensas y la humillación. La eticidad, como concepto de vida buena y la redistribución como reconocimiento, se utilizarán, con el fin de establecer una teoría de la justicia social, como forma de autorealización y progreso moral. Los estudios de la teoría del reconocimiento de Honneth tienen, como obra inicial y principal, el libro La lucha por el reconocimiento - por una gramática moral de los conflictos sociales, el cual tomaremos como base del primer capítulo. Sin embargo, cabe aclarar que, dada la complejidad de esta teoría, se produjeron diversos estudios posteriores del mismo autor, proporcionando otros elementos que ayudaran a la comprensión de esta teoría reflejando, de una manera más directa, ejemplos en el trabajo como categoría sociológica. En este sentido, temas como el autoreconocimiento, es decir, la relación con uno mismo, podría poner en cuestión al trabajador, o incluso, la reificación de las dimensiones objetivas, subjetivas e intersubjetivas, teniendo en cuenta, el olvido del reconocimiento como "núcleo de todos los procesos de reificación ". Es objeto de estudio, el trabajador poder valorarse por sí mismo de manera positiva y, también, por los demás, ya que se viene impactado por las formas de ser de los trabajos y de los trabajadores en la actual sociedad capitalista. El trabajo, como categoría sociológica y con contenido social, se está viendo afectado. De ahí, la necesidad de reafirmarlo en el contexto de crisis del Estado social y derechos laborales. En la segunda parte, analizaremos el trabajo como categoría en el que el valor social es la causa y la consecuencia, enfatizando, de esta manera, en los conceptos y transformaciones entre las relaciones laborales. Exponemos cómo, con el tiempo, se fueron reconociendo diferentes formas de trabajo, desde la categoría central del derecho laboral, el trabajo por cuenta ajena. Así, se amplió la protección y el reconocimiento del trabajo de los niños, mujeres; trabajos domésticos, domésticos-infantil juvenil, rurales; trabajos forzosos, a distancia, extraordinarios, nocturnos, insalubres y peligrosos. La regulación jurídica se fue extendiendo, también, hacia formas de contratación que, al principio, resultaban atípicas como, por ejemplo, el contrato temporal y por tiempo parcial. Posteriormente, estudiaremos la modalidad del trabajo autónomo, destacando la innovación del modelo español con la Ley del Estatuto del Trabajo Autónomo (LETA), en especial cuanto a la figura del Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE), como forma de regulación específica y cuestionando el tipo de reconocimiento e implicaciones en el derecho laboral Los Caminos del reconocimiento en el derecho laboral apuntan a la ampliación de esta rama, ya sea mediante el reconocimiento de más derechos laborales, o con una flexibilización o desregulación que nos aleja de esta ampliación y que tiene sus límites, como se ve en tema de la jornada laboral. El trabajo autónomo, aunque haya sido objeto de regulación con un estatuto propio, podría significar una deslaboralización en cuanto a figura del Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE). Por otro lado, cabe plantearse como se podría desarrollar una autonomía y trabajo autónomo verdadero. El combate a la huida del derecho laboral debe seguir reflexionando sobre el devenir de la regulación y protección laboral, con fines de refuerzo y ampliación, analizando hasta donde podemos llegar y hacia qué tipo de modelos de trabajo y colectivos se pueden regular. Por último, trataremos, en especial, de más una otra forma de trabajo, el trabajo penoso, el cual no tiene reconocimiento jurídico satisfactorio en el plano internacional. La Constitución brasileña de 1988 establece, expresamente, un complemento para las actividades penosas, sin que, a día de hoy, se haya regulado este derecho. El Estatuto de los Trabajadores y en otras legislaciones españolas y brasileñas también lo mencionan, pero todavía, sin definirlo. Más que el estudio de un complemento de penosidad o de su ausencia de regulación, se amplía el tema para el estudio del trabajo penoso de una manera más extensa y desde otras perspectivas, no solo de las económicas. Analizaremos qué es el trabajo penoso, según las leyes que lo utilizan de forma secundaria o indirecta, en especial, las de seguridad social (jubilación anticipada), proyectos de ley como los mencionados en las doctrinas y convenios colectivos según los modelos de regulación en Brasil y España, cuyos contrastes tendrán como comparación los recientes cambios de las legislaciones de la seguridad social y laboral de Francia. Se propondrán criterios de definición y un modelo de regulación, desde el punto de vista del tiempo de trabajo, la remuneración, la salud y la seguridad en el trabajo y la seguridad social, teniendo en cuenta los fines de prevención de riesgos laborales. Destacaremos la privación o insuficiencia de reconocimiento de derechos para este colectivo, la degradación social del trabajador, la cual dificulta el libre desarrollo de la personalidad, la dignidad y el reconocimiento necesario para la formación de una subjetividad positiva en los trabajadores. La cuestión de las condiciones penosas de trabajo, en el caso de los países colonizados que tuvieron como base de la economía, la explotación de la mano de obra esclava, como Brasil, nos remite a características como la enajenación, intensificación del trabajo y la vulnerabilidad social, que han existido durante mucho tiempo y que, aún hoy, persisten dentro del modo de producción capitalista. El encubrimiento de un tratamiento jurídico más amplio, directo y explícito de las penosas condiciones de trabajo nos hacen reflexionar en cuanto a las causas del trabajo penoso, desde la perspectiva de los países periféricos y de los más desarrollados, como la desigualdad social o la discriminación. El trabajo infantil y forzoso, en especial, en los países menos desarrollados es parte de un círculo vicioso, que puede llevar a un trabajo penoso. A modo de ilustración, la obra del artista arriba citada, empieza con fotografías de trabajadores en cañaverales. Se trata justo de una de las primeras actividades económicas que se implantaron en el Brasil colonial. Allí, la historiadora Elsa Gonçalves Avancini , ha descrito la fabricación del azúcar como un "dulce infierno: dulce, el azúcar; infierno, la actividad y las condiciones de calor del trabajo de los negros ". No resulta ninguna novedad saber que estas condiciones infernales ya existían cuando los barcos transportaban esclavos negros africanos, como así lo describía es su poema O Navio Negreiro, Castro Alves, poeta del siglo XIX, el cual nos remite, una vez más, a la obra ya mencionada de Sebastião Salgado cuando compara a los trabajadores azucareros de Brasil y a los de Cuba, destacando la diferencia de tratamiento que reciben en sus países y, por ende, como se sienten. "El guerrero cubano es un héroe en el trabajo, orgulloso de su guerra. Es bien tratado por el estado-patrón. En Brasil, es diferente. En Cuba, el trabajo en los cañaverales solo lo hacen hombres fuertes, enormes guerreros. En Brasil, además de los hombres, también hay mujeres, ancianos y niños. Hay una diferencia de vida entre estos dos mundos enfrentándose a la misma batalla. Guerreros orgullosos contra guerreros derrotados ". Esto sucede porque el derecho laboral, desde un principio, ha regulado el trabajo por cuenta ajena del hombre industrial. Más adelante, fue necesario ampliar la protección a otros trabajadores: mujeres, niños, mayores de edad, esclavos, etc.; relaciones laborales especiales: rurales, domésticas y condiciones laborales específicas: insalubres, peligrosas, trabajo extraordinario, nocturno, y, aquellas pertenecientes al trabajo penoso, que, por sus particularidades, exigen un mayor reconocimiento jurídico y social. Este cambio de patrón genérico de reconocimiento con respecto a la relación laboral con otros más particulares, se puede abordar según la cuestión de un mayor o menor reconocimiento por razones históricas, patriarcales, de género y de desigualdades sociales, ya que , como expone David Sánchez Rubio "ser blanco, europeo u occidental; ser varón, heterosexual; o ser empresario, banquero, juez o un trabajador calificado puede causar un mayor estado de reconocimiento (…) frente a aquellos que no forman parte de estos grupos y que, por razones raciales, sexuales y de clase, son infravalorizados y tratados como si fueran objetos y no sujetos ". Por otro lado, también alega que, "ser negro, indígena, inmigrante, ilegal, mujer, gay o personal de mantenimiento, secretario o secretaria, o agricultor, produce una predisposición relacionada con la sobredeterminación o menor reconocimiento frente a quien está dentro de los esquemas raciales, sexuales y clasicistas predominantes ". El trabajo, en cuanto valor y categoría de reconocimiento, es amplio y diverso. Nuevos conceptos, mecanismos jurídicos-sociales y modelos legales de protección siguen y seguirán siendo creados y desarrollados, como, por ejemplo, del trabajo a distancia, autónomo, doméstico etc. En cuanto al trabajo penoso, se puede pensar en formas adecuadas de conceptualización y de regulación legislativa por negociación colectiva y aquellas que atribuyan valores más positivos, de acuerdo con la dignidad social y los deberes de cuidado y respeto, para que contribuyan a la construcción de identidades y subjetividades más favorables para estos trabajadores, con mejorías como las condiciones de vida de forma material y simbólica, remuneratoria y compensatoria. Desde el punto de vista del tiempo de trabajo, si se añadieran muchas condiciones de trabajo como el trabajo extraordinário, nocturno, a turnos la jornada laboral no sufriría ningún cambio en cuanto a la reducción en las últimas décadas. Desde el punto de vista de la remuneración, aunque haya sido criticado, el suplemento de penosidad, puede ser una forma de reconocimiento jurídico y social, en especial, considerando la realidad de los bajos salarios, los cuales, pueden suponer un criterio de caracterización del trabajo penoso. Es cierto que, de acuerdo con la legislación española, se puede intentar eliminar o reducir la penosidad en el trabajo, según la prevención de riesgos laborales. Sin embargo, es posible que puedan permanecer las condiciones de penosidad si éstas se regulan. Empezando por la seguridad social, ampliando su ámbito de materias teniendo en cuenta que, cada vez más aspectos psíquicos, mentales y consecuentes enfermedades son reconocidas, como debidos a factores relacionados con la naturaleza laboral. Se pueden garantizar una jubilación anticipada para todos aquellos trabajadores que hayan ejercido trabajos penosos según conceptos, criterios o factores de penosidad, como los modelos españoles ya existentes. Una conceptualización del trabajo penoso relacionada con la protección integral de la salud y la seguridad social, considerando como se presenta en la lógica capitalista, es que, dicho trabajo resulta la "degradación de la persona humana ", una característica estructural del sistema. De modo señalado, David Sánchez Rubio propone una "consideración diversa, no reducida al mundo del capitalismo, que es la expresión de los modos de producción y de vida que van más allá del capitalismo ". Cuestionamos las formas de trabajo desarrolladas en el sistema capitalista, como el trabajo penoso, con objeto de proponer modos de regulación que buscan el reequilibrio permanente que debe asegurar el derecho laboral, fortaleciendo los mecanismos jurídicos existentes y ampliando otros. Para ello, es necesario dar una mayor visibilidad social y reconocimiento jurídico a las verdaderas condiciones de penosidad de un número más amplio de trabajos y condiciones laborales con el fin de combatir y prevenir el trabajo penoso. El recuerdo y la defensa del reconocimiento buscan combatir los trabajos penosos, retirándolos del olvido, invisibilidad social y el ocultamiento, que, en última instancia, llevan a la cosificación del trabajo, del propio trabajador y de las relaciones laborales y entre los trabajadores. Para humanizar el trabajo hay que reconocer sus verdaderas condiciones y relaciones laborales, para según esta realidad, poder proponer y poner en práctica las posibles formas de acción, modos de comportamientos y así la construcción permanente hacia un trabajo digno. CONTENIDO DE LA INVESTIGACIÓN Son 3 capítulos: Capítulo 1 - Premisa: La lucha por el reconocimiento, con base en la obra de Axel Honneth, a partir de la cual se reconocen 3 esferas de reconocimiento, las relaciones afectivas, jurídicas y de solidaridad. Segundo capítulo: Trabajo: valor social y formas de reconocimiento jurídico, en que se trata del trabajo como un valor social, presupuesto y consecuencia de vínculos sociales y como el Derecho fue reconociendo diferentes formas de trabajo, desde el de la mujer, de los niños, hasta el trabajo forzoso, a ser combatido, y condiciones como insalubridad, peligrosidad, trabajo nocturno hasta el trabajo autónomo, temporal, por tiempo parcial. En el tercero capítulo se trata de una forma específica de trabajo que entendemos que no tuvo el reconocimiento adecuado, el trabajo penoso. Para eso, se conceptualiza el trabajo penoso en sentido amplio y estricto, necesario y sobrevenido y por trato degradante y violencia laboral. Hemos estudiado los modelos de regulación brasileño y español, siendo que para el primero se ha hecho una investigación empírica, que consistió en un estudio aclaratorio y de reflexión colectiva, con jueces laborales de Brasil, ya que se pretende estudiar, de modo más específico y extendido, la categoría del trabajo penoso y sus conceptos con el fin de proponer un modelo de regulación más adecuado. Para ello, se utilizaron los resultados y las variables analizadas en esta investigación. Se investigó el tema, desde dos vertientes, cualitativa, en cuanto a un concepto o definición de trabajo penoso y cuantitativa, en relación a los criterios adecuados o no para su definición. Se apuntaron como criterios para el análisis cuantitativo parte de los considerados como definiciones de trabajo penoso, los cuales aparecían en los proyectos de ley sobre el tema y, otros criterios de la doctrina laboral, de la filosofía social y de la sociología del trabajo. Como muestra, se hicieron encuestas con jueces de las capitales de tres regiones (1ª - Río de Janeiro, 6ª - Pernambuco y 8ª- Pará y Amapá) ubicadas cada una, en una región geográfica distinta de Brasil (sudeste, nordeste y norte). Los jueces contestaron a la pregunta abierta ¿qué consideran como trabajo o actividades penosas? Posteriormente, para analizar la información se aplicó la técnica de análisis lexicográfico, el Open Coding . Se realizó una tabla con categorías para reunir todas las palabras que componían las respuestas a la pregunta, extrayendo de los contenidos, las unidades de análisis, que posteriormente se contarían las palabras para conocer su frecuencia (Anexo II) de utilización por parte de los participantes, expresadas en números, para saber cuáles fueron las más utilizadas. En relación a la primera pregunta, lo que se considera como trabajo y actividades penosas, se analizaron 120 conceptos de trabajo penoso de jueces laborales brasileños. Los resumimos según la frecuencia de palabras más utilizadas e importancia práctica y doctrinaria, como aparecen en la tabla del anexo II. Según el análisis de la frecuencia de las palabras mencionadas, un concepto colectivo de trabajo penoso es que son actividades (N=37) o trabajos (N=58) en condiciones (N=32) desgastantes (N=35), difíciles (N=8), o estresantes (N=8), que exigen más un esfuerzo (N=45) físico, (N=69) mental (N=37), emocional (N=14) y psíquico (N=14), que pueden importar (N=25) en perjuicios (N=8) para la salud (N=17) del trabajador (N=27). Posteriormente a la pregunta sobre el concepto de trabajo penoso, el cuestionario presenta 30 ítems con posibles criterios que puedan o no caracterizar el trabajo penoso. Los jueces elegían, entre tres opciones, considerando el criterio adecuado, no adecuado o adecuado con observaciones. Los ítems se mezclaron, de forma intencional, con contenidos de naturaleza jurídico-laboral, sociológica y de filosofía social. Se utilizaron algunos de los criterios que constan en los proyectos de ley analizados que tienen como objeto de regulación el trabajo penoso, su caracterización y el suplemento de penosidad. Son los criterios de los proyectos de ley estudiados y apuntados en el cuestionario e ítem correspondiente: esfuerzo físico, gran desgaste (ítem 1), esfuerzo mental, atención constante (2), esfuerzo psíquico y emocional (3), posturas o actitudes exigidas perjudiciales para la salud mental (4), física (5) o emocional (6), estrés físico y mental (7), sufrimiento físico y mental (8), actividad no prevista como insalubre o peligrosa, independientemente de tener derecho a otros complementos o plus salariales (9), bajo sol o la lluvia (11), tener que empezar el trabajo muy temprano o terminar muy tarde (14), jornada extraordinaria habitual (15), tareas repetitivas (19) o sin rotación interna de la mano de obra (20) y sin posibilidad de descanso (28). Después, utilizamos las categorías jurídicas laborales que, con mucha frecuencia, vemos en el día a día de los juzgados laborales como se presente en el cuadro a seguir, con los resultados generales, es decir, el número y porcentaje del total de jueces que han contestado y considerado cada criterio como adecuado, no adecuado y adecuado con observaciones. CONCLUSIONES Conclusiones del trabajo de investigación sobre el reconocimiento jurídico y social del trabajo penoso: La aplicación del reconocimiento como concepto filosófico en las relaciones laborales, en lo que concierne a las esferas del derecho y de la valoración social, se da como premisa filosófica para mejorar la comprensión, explicación y aclaración de cómo el trabajo fue siendo reconocido en sus relaciones jurídicas y sociales. Las primeras fueron a través del reconocimiento jurídico en el que los trabajadores pasaron a ser sujetos de derecho según los principios de la igualdad jurídica universal y dignidad, considerando todavía presentes en el derecho laboral, el desequilibrio y debilidad del contrato de trabajo. Las relaciones de solidaridad, se dieron cuando las contribuciones y capacidades, en especial, de ciertas relaciones laborales y trabajadores, en las cuales aunque hayan obtenido un reconocimiento universal como sujetos de derechos, necesitan de mayor valorización por sus particularidades y cualidades, según la tendencia de individualización de las relaciones laborales, pero en el sentido de una atención individualizada, es decir, positiva, con atribución de más derechos y concretización de garantías laborales. En esa línea, el derecho del trabajo es una de las ramas del Derecho en la que su propia razón de ser exige que las esferas jurídicas y sociales estén unidas. En cuanto al concepto de eticidad, una vida buena y en la que haya justicia social, es cuando se dan las condiciones para que se logre el reconocimiento en sus tres esferas: amor, derecho y solidaridad. Así, los derechos de reconocimiento y distribución se vuelven una forma de reconocimiento que exige la reciprocidad y el mutuo respeto. El reconocimiento del otro, en la esfera jurídica, pasa por el reconocimiento institucional, es decir, por las instituciones del estado, gubernamentales y por los actores sociales en general. En un país republicano como Brasil, se debe observar la cooperación constante entre los poderes judicial, ejecutivo y legislativo, el que corresponda. Observado el principio de la separación de poderes en el ejercicio de las actividades de cada poder, no impide que, sin embargo, un poder coopere con el otro en las respectivas funciones de creación, ejecución y aplicación-interpretación de leyes, con el objeto de construir los fundamentos del Estado democrático de derecho en que se constituye la república de Brasil, como la ciudadanía, la dignidad y los valores sociales del trabajo. En este sentido, en Brasil por ejemplo, el Poder Judicial Laboral, además de ejercer sus funciones principales de juzgar, aún tiene programas republicanos como el Trabajo Seguro, con vistas a la prevención de accidentes y enfermedades laborales, en el cual, colabora con los poderes ejecutivo y legislativo, para fines de incentivos en cuanto a la proposición de ley y el cumplimiento de las existentes, en materias de salud y seguridad en el trabajo. En esa línea, hay que destacar la interactuación posibilitada entre jueces y diversos actores sociales como fiscales, sindicatos y escuelas, con el objetivo de una mayor concienciación y sensibilización en cuanto a la necesidad y práctica de una cultura de prevención. En el derecho laboral, el reconocimiento implica un reequilibrio entre las relaciones de poder en el que el mutuo respeto debe implicar múltiples reconocimientos, o sea, del Estado a través de las leyes que reconozcan derechos laborales, de la fiscalización y del cumplimiento de estas leyes, junto con la acción imprescindible de actores sociales como los sindicatos. El reconocimiento es antes de todo, un modo de comportamiento y acción, de ahí la necesaria interdependencia en la actuación de actores sociales. Según el principio de la dignidad social, el reconocimiento recíproco y mutuo respeto entre empleador y trabajador, debe conducir a relaciones laborales más humanas y democráticas, con el reconocimiento entre los trabajadores, de uno al otro y de sí mismo mediante el autoreconocimiento. Es decir, reconocerse como trabajador, portador de cualidades, particularidades, bienes inmateriales que deben ser valorados y respetados, por sí mismo y por los demás, lo que necesita de condiciones laborales adecuadas. El trabajo debe ser uno de los caminos por los cuales el trabajador pueda perseguir las autorelaciones prácticas que, según la teoría del reconcomiendo, vienen con las esferas de reconocimiento (en el amor, la autoconfianza, en el Derecho, el autorrespeto, en la valoración social y la autoestima). Es un reto que el trabajador tenga la condición de desarrollar estas autorelaciones prácticas en sociedades de países periféricos como Brasil, donde seguimos, hace siglos, construyendo subcidadanías y no una ciudadanía social, como se defiende en Europa. Las tasas y formas de criminalidad en Brasil, cada vez mayores y con más crueldad, incluso practicadas por niños, evidencian que se trata de una sociedad que necesita unas mínimas y mejores condiciones sociales, económicas y culturales. Es decir, para que se puedan desarrollar, individual y colectivamente, las formas más primarias y básicas de vínculos como el afectivo y la solidaridad en la familia, comunidad y rescatar la fuerza del contenido social en las relaciones laborales individuales y colectivas, con las acciones sindicales. A partir de ellos, el trabajador con derechos laborales reconocidos y más respetados, tiene unas mejores condiciones para experimentarse y construir una imagen de sí mismo y del otro compañero de trabajo, no como precario o temporal y si de una manera más positiva y valorada socialmente. Es cierto que para esto, se exigen cambios legislativos, jurídicos y, sobre todo, en la realidad social. Existe una tendencia expansiva del reconocimiento jurídico y social de las relaciones laborales, en especial en lo que refiere al trabajo de las mujeres, niños, en luchas contra la discriminación, el trabajo infantil y otras situaciones de degradación, como en el trabajo forzoso. Así, se observó que el derecho y la rama laboral, no cesan de reconocer nuevas condiciones laborales, formas de contratación y estatutos, como por ejemplo, los más recientes, en España, el Estatuto del Trabajador Autónomo y, en Brasil, el Estatuto de la juventud. Sin embargo, es necesario que las leyes reflejen las condiciones sociales y económicas efectivas, es decir, en las relaciones laborales reales, en países más y menos desarrollados, con el objetivo de una mayor protección y de crear instrumentos jurídicos de intervención en este sentido. El Estatuto del Trabajo Autónomo, aunque sea innovador, no puede hacer, por sí solo, que las relaciones laborales se vuelvan verdaderamente autónomas. Puede ser un instrumento jurídico si se interpreta correctamente y se aplica para contener la huida del derecho laboral, es decir, reconociendo relaciones laborales que sean verdaderamente autónomas y distinguiéndolas de cuando sea, en la realidad, un contrato por cuenta ajena. En la práctica, las relaciones de trabajo por cuenta ajena están, cada vez más, encubiertas por distintas formas de contratos o figuras de trabajo autónomo como el de emprendedor a través de la creación de una persona jurídica ficticia, franquicias, representación comercial y otros. Los medios tecnológicos en vez de utilizarse para cambiar la esencia del puesto de trabajo, en el cual se desarrollada una forma de trabajo verdaderamente autónoma, se utilizan para que en la apariencia, sea un trabajo autónomo, con formas de contratación muy complejas que solo existen en el papel. El reconocimiento se hace de forma inadecuada y desvirtuada para difundir en realidad, la ideología del empresario o del emprendedor. Así decir, esto no es reconocimiento, en la medida en que no significa valorización de condiciones de trabajo y de vida, sino empeoramiento, puesto que el trabajador, supuestamente autónomo, sigue con las mismas atribuciones que tenía cuando era trabajador por cuenta ajena pero con menos protección social, además de la identidad laboral del trabajador por cuenta ajena con derechos, que se pierde. En cuanto a la ampliación de la competencia de los juzgados laborales en Brasil, a partir del 2004, pasaran a ser la jurisdicción competente para juzgar los trabajos autónomos, como ocurrió en España con el Estatuto del Trabajador Autónomo. Sin embargo, más de diez años después, lo que fue muy divulgado y valorado positivamente por los jueces de Brasil como una ampliación de la competencia de los juzgados laborales no significó cambios efectivos en la realidad social. Podemos decir que los trabajadores que vienen a los juzgados siguen siendo, sobre todo, los del trabajo por cuenta ajena. Estos trabajadores subordinados, en las distintas regiones de Brasil y tipos de actividades profesionales y económicas, del sur al norte del país, tienen características en común, como las del trabajo penoso y como se presenta esa forma de trabajo en la actualidad, es decir, con bajos salarios, incumplimiento de derechos laborales y empeoramiento de las condiciones de trabajo. Es necesario un reconocimiento jurídico y social del trabajo penoso en el que se establezcan criterios jurídicos de definición generales o a título ejemplificativo con previsión en la ley infraconstitucional. Se señala que, en lo que se refiere a la legislación jurídica brasileña, la ley debe, expresamente, incentivar la negociación colectiva para fines de aclaración de estos criterios y previsión de medios y de una mayor protección para los trabajos penosos, más allá del punto de vista estrictamente económico, como ocurre hoy en día. En las pocas negociaciones colectivas que hacen referencia al trabajo penoso en Brasil, tratan tan solo del complemento de penosidad y en valores inferiores a los previstos en los proyectos de ley que lo regulan. En los convenios colectivos de Brasil como los estudiados, por lo general, nada consta en cuanto al trabajo penoso, para fines de valorización y protección, como en las negociaciones colectivas de España analizadas, en lo que se refiere a los grados y promoción de función y tampoco en cuanto a los aspectos de salud y seguridad en el trabajo, demostrando el insuficiente reconocimiento sea por parte del legislador o por los actores sindicales. Las experiencias laborales en los juzgados sociales de diferentes regiones de Brasil, nos han influenciado a lo largo del recorrido presentado en esta investigación, partiendo de las formas de reconocimiento jurídico de los trabajos por cuenta ajena y autónomo, para volver al trabajo por cuenta ajena, lo cual concentra a las "mayorías sociales", con el objetivo de estudiar las condiciones de penosidad presentes en distintos puestos de trabajos, categorías y sectores. Una de las razones, a nuestro ver, está relacionada con las características del trabajo por cuenta ajena acentuadas y distorsionadas, como la subordinación, desequilibrio contractual y mayor vulnerabilidad y debilidad del trabajador frente al empresario, en un entorno social, económico y político hostil. Esto viene haciendo, en la práctica, que muchos de los derechos fundamentales de la persona y de los derechos laborales-sociales, como la prevención adecuada de los riesgos laborales por medio de la protección de salud e integridad física y mental del trabajador, no sean lo suficientemente respetados. Los trabajos peligrosos e insalubres poseen una definición jurídica clara y específica en la legislación brasileña. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el trabajo penoso. Y, a pesar de que la Constitución brasileña de 1988 establece su reconocimiento a través de un complemento salarial de penosidad, se exigió regular este derecho, lo cual nunca ocurrió, aunque se entregaron numerosos proyectos de ley que, la mayoría se archivaron, mientras que otros todavía siguen estando en periodo de tramitación. El trabajo penoso en Brasil tampoco es adecuado o suficientemente regulado por medio de negociaciones colectivas, de manera diferente al modelo español. Las normas colectivas en Brasil que tratan la penosidad tan solo se limitan a la fijación de un plus salarial, por regla general, reforzamos, con un valor inferior al que establecen los proyectos de ley y, de igual modo, a los valores de los complementos salariales reconocidos por la legislación laboral únicamente a los trabajos insalubres y peligrosos. Además, hay otras formas de compensación y regulación del trabajo penoso, siendo la económica solo una de ellas. Sin embargo, la legislación jurídica brasileña, en especial, las normas de seguridad social, tratan de reconocer el ritmo de trabajo penoso o condiciones difíciles de trabajo, como factores de naturaleza laboral causantes de enfermedades laborales, a saber, el Síndrome de burnout, trastornos mentales y otras enfermedades. Los proyectos de ley sobre el trabajo penoso establecen definiciones más amplias, en contraposición al tratamiento jurídico insuficiente con respecto al trabajo penoso. Como en los proyectos de ley en tramitación, en los cuales constan definiciones del trabajo penoso, se propone una legislación con previsión de criterios de caracterización general y que, como en el ejemplo del Código Laboral francés, se impulse la negociación colectiva para abordar el trabajo penoso con establecimiento de derechos más favorables, estimulando, expresamente, la prevención y el combate del trabajo penoso. Entendemos por trabajo penoso aquel que se presta en condiciones más difíciles, con un esfuerzo físico o mental excesivo que causa, constantemente, incomodidad, desgastes y sufrimientos ya sean físicos, mentales o psíquicos, según criterios tales como la existencia y cantidad de pausas, tiempo, local y tipo de trabajo, forma de contratación, valor del salario y ausencia o insuficiencia de reconocimiento jurídico y social, en razón de la actividad, por sí misma o por las formas practicadas de organización y de los tiempos de trabajo. Las actividades penosas degradan individual y socialmente al trabajador, dificultándole o impidiéndole que desarrolle, de forma libre y plena, su personalidad y potencialidades, en los ámbitos personal, familiar, laboral y social, según la dignidad social, retirándole la posibilidad de poder tener placer o satisfacción en el trabajo y, así, lograr una vida buena. Un concepto amplio de trabajo penoso debe considerar: las tendencias legislativas, como los proyectos de ley de Brasil, anteriormente estudiados, con el objeto de regular el trabajo penoso; la negociación colectiva, en el modelo de regulación español sobre el trabajo penoso de una forma más amplia que en la Constitución brasileña; y el tratamiento jurídico concedido a la penosidad en el trabajo, en el sistema francés. En este sentido, es importante destacar el carácter preventivo de las normas española y francesa sin perjuicio del reconocimiento de otras formas de compensación, y de reforzar la protección desde el punto de vista de la salud del trabajador y de la seguridad social. En esa línea, podemos extraer formas de tratamiento jurídico de estas materias y de los ejemplos tratados en el modelo español. En primer lugar, la elección y adopción prioritaria para la prevención de riesgos laborales, es decir, eliminarlos en su origen y, como medidas subsidiarias y complementarias cuya convivencia es posible: el pago de un complemento salarial de penosidad, la utilización de medios y equipos de protección que reduzcan las condiciones de penosidad y coeficientes reductores para la jubilación en caso de excepcional penosidad. La adopción del concepto de excepcional penosidad hace que se pueda aclarar, distinguir y valorar las ocurrencias de estas condiciones y las particularidades de ciertos puestos de trabajo, sectores y categorías. Otro ejemplo de este tratamiento específico que puede resultar más efectivo para fines de reducción de la jornada y protección de la salud, es la ley española de regímenes de jornadas especiales, la cual podría ampliar los sujetos a los que se aplica y englobar otros trabajos en condiciones de penosidad, además de los que ya regula como en el campo y en la minería. La investigación empírica realizada con jueces laborales en Brasil, nos ha sido útil para fines de estudio, aclaración y reflexión de los criterios de definición del trabajo penoso propuestos en los proyectos de ley sobre el tema, en Brasil. Se pudo concluir, que los proyectos de leyes adoptan un concepto que engloba e incluso es utilizado por la doctrina laboral más actual y los cuales, solo algunos fueran mencionados por los jueces, al contestar la pregunta abierta, "¿qué consideran por trabajos penosos?". En el análisis cualitativo de los datos de la investigación empírica, se constató de forma muy clara, con el concepto colectivo de trabajo penoso y la nube con la frecuencia de palabras utilizadas al contestar la última pregunta, que hay una mayor atención al medioambiente físico de trabajo que al psíquico o emocional. En ese mismo sentido, el análisis de la legislación laboral brasileña, que trata más del ambiente físico de trabajo. Así, se concluye que la interpretación y la comprensión judicial pueden ser distintas y más conservadoras que las concepciones adoptadas por los proyectos de ley o por la doctrina laboral en cuanto a la penosidad en ciertos tipos de trabajos que constituyen categorías jurídicas como, el trabajo extraordinario habitual, nocturno, a turnos, temporal y los bajos salarios. Un dado llamativo fue que la mayoría de los jueces que han participado en la investigación, consideraron que estos criterios (y otros como los trabajos repetitivos y sin rotación de la mano de obra) no son adecuados para caracterizar el trabajo penoso. En cuanto a los bajos salarios, por ejemplo, 100 de los 137 jueces que participaran, consideraron que no es un criterio adecuado para caracterizar la penosidad. Se observó, empíricamente, que es necesaria una mayor aproximación entre la interpretación de las leyes, categorías e institutos jurídicos de las condiciones sociales, económicas y laborales reales en la actualidad (condiciones laborales legales y reales). La aproximación entre la aplicación de la ley y la realidad laboral existente en determinadas regiones o contextos, exige una conexión entre la teoría y la práctica, es decir, conocimiento del derecho laboral y del día a día de los diversos trabajadores, en especial, los que suelen ir a los juzgados sociales. Se puso de manifiesto que dos de los proyectos de ley de Brasil analizados, con respecto al trabajo penoso, se presentaron por diputados que, antes de ingresar en la política, trabajaron en fábricas y estuvieran en cargos de dirección sindical. Esto demuestra, a nuestro ver, el valor de la experiencia directa y después, por la actuación política-legislativa en el sentido de la necesidad de reconocimiento del trabajo penoso como una categoría jurídica y con mayor protección social. Los modelos español y francés, nos han llamado la atención en cuanto al reconocimiento expreso y más directo, de la necesidad de prevenir y combatir el trabajo penoso, inexistente de esta forma, en la legislación brasileña. El modelo español, además de la ley de prevención de riesgos laborales, cuenta con la previsión expresa en este sentido en los convenios colectivos estudiados. El análisis de las normas colectivas respecto a la penosidad en España, nos ha permitido analizar textos de convenios colectivos que hacen referencia al trabajo penoso en sentidos y con efectos más amplios, más allá que del plus de penosidad. En este sentido, la referencia al trabajo penoso y la ejemplificación de condiciones de penosidad muestra, por ejemplo, previsión específica y expresa cuanto a la promoción, grado de función o modificaciones del trabajo en el caso de la trabajadora embarazada. Son cuestiones sencillas pero que los trabajadores cada vez más, trasladan a los juzgados sociales, como los de la ciudad de Río de Janeiro, donde hemos actuado en los últimos años, ya sean a través de demandas directas en este sentido como en los casos de trabajadoras embarazadas o madres, por modificaciones de horarios de trabajo o condiciones laborales o de forma indirecta, es decir, como factor colateral de otras situaciones más comunes en los juzgados brasileños, es decir, las horas extra habituales, nocturnas, acoso moral, insalubridad, peligrosidad y despidos. En el sistema francés, con los cambios recientes del Código del Trabajo y de las leyes de seguridad social, en especial en lo que se refiere a la jubilación aticipada, podemos entender que han adoptado el principio de prevención del trabajo penoso, como un derecho de reconocimiento, admitido en la propia doctrina francesa. Se consiguió pues, en este país, coordinar los cambios en la legislación laboral y de la seguridad social, de forma coherente y conjunta, y no aislada, pretendiendo una prevención y combate efectivos del trabajo penoso. Así, se propone un mayor reconocimiento jurídico y social del trabajo penoso, a través de una regulación conjunta y coordinada del derecho laboral y de la seguridad social, desde las condiciones de tiempo de trabajo, salario, salud y seguridad social. Los pluses de penosidad deben servir como estímulo para la eliminación y reducción de la penosidad y demás riesgos laborales, así como el reconocimiento de los bajos salarios es una cuestión que ha de ser enfrentada también por el Derecho Laboral. En esa línea, hay que reforzar y dar continuidad a las luchas sindicales por la reducción y limitación efectiva de la jornada laboral. Se propone aún la ampliación de los descansos y del numero de días de vacaciones pagadas. La protección social, en especial, desde la seguridad social, hay estar presente a lo largo de toda la vida laboral y también o principalmente, en el sentido de reconocer la necesidad de jubilación anticipada para los trabajadores que hayan ejercido actividades penosas. Es decir, debe ser asegurada la jubilación anticipada o especial a los trabajadores que han ejercido puestos de trabajo asociados a condiciones de penosidad, no solo excepcionales, pero en sentido más amplio, considerando las formas penosas de diversas condiciones laborales comunes en el cotidiano, como la nocturnicidad, temporalidad, jornada extraordinaria habitual y bajos salarios. Tampoco deben ser consideradas como criterio para la jubilación anticipada solo las llamadas "condiciones especiales de trabajo", según la legislación de Brasil, pues dificultan el ejercicio de este derecho. La prevención y el combate al trabajo penoso no ha impedido a la legislación española y francesa asegurar derechos, reconociendo un estatus de protección social reforzada y más efectivo que en Brasil. En España, aseguraron el establecimiento de pluses de penosidad por negociación colectiva, así como, en el caso de excepcional penosidad, coeficientes reductores para la jubilación anticipada o especial y el régimen de jornadas especiales. En Francia, las leyes recientes aseguraron la jubilación teniendo en cuenta los factores de penosidad que se añadieron en el Código Laboral, un instrumento de prevención y combate de la penosidad, con las fichas personales en que deben constar estas condiciones, dándoles mayor visibilidad y conciencia con respecto a las condiciones reales de trabajo. El sitio web del Ministerio de Trabajo, empleo, formación profesional y de diálogo social, en Francia, presenta los factores de penosidad con respecto a la jubilación de una manera muy expresa y didáctica, es decir, con figuras y destacando los principales requisitos. Es un ejemplo de instrumentos que dan una mayor visibilidad y reconocimiento institucional, de hecho, a la penosidad en el trabajo. Se crearon condiciones y medios tecnológicos que pueden permitir un mayor acceso y divulgación de la información en cuanto a la penosidad en el trabajo y derechos respectivos, que pueden generar una mayor conciencia, educación y sensibilización. Deben observarse los valores del trabajo digno en el combate al trabajo penoso y como construcción de la subjetividad del trabajador. Distintos mecanismos jurídicos pueden representar un reconocimiento jurídico y social del trabajo penoso, de forma indirecta o más directa, contribuyendo a la protección social reforzada, adecuada y suficiente de las condiciones reales de trabajo. Los valores del cuidado y mutuo respeto, la protección de la salud y el libre desarrollo de la personalidad junto con el reconocimiento de las condiciones reales de trabajo, en especial, las más difíciles, pueden ayudar en la modificación de la cantidad y de la calidad del trabajo para que durante y después del cese de la actividad laboral, el trabajador pueda lograr la autorrealización. Las formas de conceptualización del trabajo decente y digno pueden ser ampliadas más allá del combate al trabajo infantil y al trabajo forzoso, en especial, teniendo en cuenta la realidad social de los países periféricos del sur del hemisferio y pobres. El objetivo de la Unión Europea a partir del 2015 es la creación de un trabajo decente para todos, mientras que el de la ONU es proporcionar un crecimiento inclusivo para el 2030. El trabajo penoso puede ser más una forma de exclusión social y, en algunos casos, hasta humillación y violencia laboral, que deben ser combatidas de diversas maneras, una de ellas en la lucha contra la pauperización del trabajador, generalizada en países pobres y creciente en países más desarrollados, como los periféricos o del sur de Europa. Algunos de eses últimos, los cuales, uno de los motivos de orgullo era justo el de haber cambiado, en parte del siglo pasado, situaciones de pobreza por mejores condiciones laborales. El trabajo digno significa una amplitud de conceptos, en construcción y concretización permanentes, como la OIT sugiere en la definición del trabajo decente, es decir, con oportunidades que produzcan un ingreso digno, seguridad y mejores perspectivas de desarrollo personal e igualdad de trato. Sin embargo, hay que insistir, de nuevo y por cuanto sea necesario, en las luchas obreras históricas por mejores salarios o, en el contexto actual, contra el rebajamiento de salarios y la pauperización del trabajador; y por la reducción y limitación efectiva de la jornada, para las cuales, la acción sindical, sigue siendo la más adecuada. Aunque pueda parecer contradictoria la regulación de una forma de trabajo que se tiene como objetivo combatir y prevenir, es decir, sea con su abolición o reducción y protección social adecuada. En efecto, las realidades que vemos en diversas relaciones laborales, dentro y fuera de los juzgados sociales, es muestra de los resultados de las contradicciones y forma de ser del sistema capitalista. Más que refutarlas, es necesario reconocerlas como ejemplo de las patologías e injusticias sociales que este sistema produce, como señaladamente ocurre con el llamado trabajo penoso.