Rethinking modernity through social contestation: Modernity and critique : elements of a world-sociology / Peter Wagner. The global transition and the challenge to social sciences / Sujata Patel. Modernity and the violence of global accumulation : the ethnic question in China / Lin Chun. Demystifying modernity : in defence of a singular and normative ideal / G Aloysius. Vicissitudes and potentialities of critical theory / José Maurício Domingues -- Rethinking social contestation through modernity: The global age : a social movement perspective / Geoffrey Pleyers. Social movements and contemporary modernity : internationalism and patterns of global contestation / Breno Bringel. Global modernity, social criticism and the local intelligibility of contestation in Mozambique / Elísio Macamo. Globalized modernity, contestations and revolutions : the cases of Egypt and Tunisia / Sarah Ben Néfissa. Modernity, cultural diversity and social contestation / Luis Tapia -- Borders of modernity and frontiers of exclusion : rights, citizenship and contestation in comparative perspective: Half-positions and social contestation : on the dynamics of exclusionary integration / Craig Browne. Abyssal lines and contestation in the construction of modern Europe : a de-colonial perspective of the Spanish case / Heriberto Cairo and Keina Espiñeira. From international legality to local struggle : how and why human rights matters to social movements in Argentine democracy / Gabriela Delamata. Social contestation and substantive citizenship : popular mobilization in South Africa's modern state / Marcelle Dawson
This article analyzes the geopolitics of the COVID-19 pandemic from three interrelated axes that allow us to observe the responses and recompositions of power and resistances: geopolitical constraints, geopolitical representations and post-pandemic scenarios. In the first case, the antecedents and causes of the pandemic are discussed, based on different spatio-temporal dimensions, framing it within a broader civilizational crisis and ecosystem limits. In the second, a picture of spatial reorganization is drawn with geopolitical representations that highlight global chaos, the political fragility of regional blocks and the centrality acquired by state action and local initiatives with community and territorial roots. Finally, three post-pandemic contentious scenarios are drawn: that of "recovery", based on the logic of business as usual and economic growth; that of "adaptation", with proposals for capitalist reforms in the face of the climate emergency; and, finally, the paradigm shift towards a new ecosocial matrix, guided by anti-capitalism, and environmental and social justice. ; Este artículo analiza la geopolítica de la pandemia de COVID-19 a partir de tres ejes interrelacionados que permiten observar las respuestas y recomposiciones del poder y de las resistencias: condicionantes geopolíticos, representaciones geopolíticas y escenarios post-pandemia. En el primer caso, se discuten críticamente los antecedentes y las causas de la pandemia, a partir de diferentes coordinadas espacio-temporales, enmarcándola dentro de una crisis civilizatoria más amplia y de los limites ecosistémicos. En el segundo, se propone un cuadro de reorganización espacial con representaciones geopolíticas que subrayan el caos global, la fragilidad política de los bloques regionales y la centralidad adquirida por la acción estatal y las iniciativas locales con arraigo comunitario y territorial. Por fin, se dibujan tres escenarios post-pandemia en disputa: el de la "recuperación", basado en la lógica del business as usual y del crecimiento económico; el de "adaptación", con propuestas de reformas del capitalismo frente a la emergencia climática; y, finalmente, el cambio de paradigma hacia una nueva matriz ecosocial, guiada por el anticapitalismo y la justicia ambiental y social. ; Este artigo analisa a geopolítica da pandemia de COVID-19 a partir de três eixos inter-relacionados que permitem observar as respostas e recomposições do poder e das resistências: condicionantes geopolíticos, representações geopolíticas e cenários pós-pandemia. No primeiro caso, discutem-se criticamente os antecedentes e as causas da pandemia, a partir de diferentes coordenadas espaço-temporais, localizando-a no bojo de uma crise civilizatória mais ampla e dos limites ecossistêmicos. No segundo, propõe-se um quadro de reorganização espacial com representações geopolíticas que enfatizam o caos global, a fragilidade política de blocos regionais e a centralidade adquirida pela ação estatal e as iniciativas locais com enraizamento comunitário e territorial. Por fim, são desenhados três cenários pós-pandemia em disputa: o da "recuperação", baseado na lógica do "business as usual" e do crescimento econômico; o da "adaptação", com propostas de reformas do capitalismo diante da emergência climática; e, finalmente, o da mudança de paradigma rumo a uma nova matriz ecosocial, orientada pelo anti-capitalismo e pela justiça ambiental e social.
Resumo: Apesar de sua prolífica obra e importantes contribuições para as ciências sociais, em particular para a sociologia e a história, e da recente reativação do debate sobre os movimentos sociais no Brasil, o diálogo sistemático com o autor Charles Tilly ainda é tênue no país. Este artigo oferece uma discussão crítica do seu legado no estudo das ações coletivas, de forma geral, e dos movimentos sociais, de maneira mais específica, a partir de uma tripla direção: primeiro, "com Tilly", resgatando suas contribuições teórico-metodológicas clássicas neste campo; segundo, "contra Tilly", discutindo tanto as principais críticas recebidas e controvérsias com outras teorias, escolas e autores, como a busca de respostas renovadas por parte do autor; e, finalmente, "para além de Tilly", assinalando alguns elementos centrais em sua trajetória coletiva e obra mais recente, para além dos quais é preciso avançar. No decorrer desse percurso histórico e teórico, o texto se engaja em uma discussão mais ampla sobre a reconfiguração das ações coletivas e dos movimentos sociais como campo de pesquisa na atualidade.
VIVIMOS TIEMPOS de profundas reconfiguraciones del activismo social y político que, para muchos, habría sido monopolizado hoy por fuerzas de contención y de regresión en vez de ser canalizado por el cambio. El proyecto democrático se encuentra bajo serias amenazas en muchos lugares y regiones del mundo. La izquierda global parece no despertarse de un largo letargo, a pesar de que los impactos de la crisis financiera del 2008 hayan reforzado, paradójicamente, muchas de sus apuestas, creencias y denuncias. Activistas y movimientos sociales están siendo reprimidos y académicos son censurados, mientras perio distas son asesinados y la ciudadanía es controlada y espiada de forma cada vez más sofisticada. En el plano social y político, crece la intolerancia y el odio, estimulados por una polarización que limita, paraliza e invisibiliza las propuestas emancipadoras. De forma simultánea, negociaciones comerciales de alto calibre son conducidas por tecnócratas y por una pequeña élite del poder, sobre quienes los/las ciudadanos/as tienen muy poco acceso e influencia. En este mismo cuadro geopolítico, movimientos conservadores, machistas, racistas, xenófobos y de ultraderecha ganan ímpetu en buena parte de Occidente, mientras que en Oriente el yihadismo atrae a jóvenes de todas las regiones del mundo. Este panorama sombrío es, sin embargo, una imagen incompleta. Alrededor del mundo, nuevas formas de activismo que valorizan las prácticas democráticas y los bienes comunes también han emergido. Ciudadanos han ocupado plazas y utilizado el internet y otros instrumentos tecnológicos para organizar y difundir sus mensajes, bien como para promover una sociedad abierta y libre en la que el conocimiento y la información sean compartidos. Entienden a la democracia no solo en su dimensión procedimental o como una cuestión de encuestas, elecciones o de demandas dirigidas a los gobiernos, sino más bien como un llamado por justicia social y dignidad. Es decir, como un compromiso personal que pretenden implementar en su activismo así como en sus prácticas cotidianas. Se abren así nuevos escenarios de disputa y horizontes de posibilidades que si bien apuntan a la posibilidad de construcción de lo nuevo, chocan también con los actores y las concepciones establecidas en las décadas previas, desafiando nuestros entendimientos habituales sobre qué significa el activismo, el militantismo y los movimientos sociales. En efecto, las protestas y las configuraciones de la acción colectiva de principios del siglo XXI parecen desbordar a las maneras clásicas de entender a los movimientos sociales, poniendo en jaque buena parte de las formas existentes de comprensión de los actores, las identidades y la organización política. Las ciencias sociales contemporáneas han sido directamente interpeladas por este nuevo contexto. A pesar de un creciente discurso que aboga por el diálogo disciplinar y de saberes, en términos generales hemos vivido un movimiento opuesto, caracterizado por la profundización de la especialización académica que ha tenido como consecuencia un mayor alejamiento entre los diferentes tipos de producción de conocimiento, bien como una tendencia a interpretaciones menos abarcadoras de la realidad social. La teoría crítica, por ejemplo, se ha vuelto demasiado abstracta y filosófica, abandonando gran parte de su carácter fundante de aproximación a los sujetos y a las experiencias sociales. Por su parte, tras décadas de institucionalización, la sociología de los movimientos sociales ya no puede ser clasificada entre los paradigmas y las teorías edificadas hasta el cambio de siglo, viviendo un proceso de intenso descentramiento, pluralismo y redefinición.
VIVIMOS TIEMPOS de profundas reconfiguraciones del activismo social y político que, para muchos, habría sido monopolizado hoy por fuerzas de contención y de regresión en vez de ser canalizado por el cambio. El proyecto democrático se encuentra bajo serias amenazas en muchos lugares y regiones del mundo. La izquierda global parece no despertarse de un largo letargo, a pesar de que los impactos de la crisis financiera del 2008 hayan reforzado, paradójicamente, muchas de sus apuestas, creencias y denuncias. Activistas y movimientos sociales están siendo reprimidos y académicos son censurados, mientras perio distas son asesinados y la ciudadanía es controlada y espiada de forma cada vez más sofisticada. En el plano social y político, crece la intolerancia y el odio, estimulados por una polarización que limita, paraliza e invisibiliza las propuestas emancipadoras. De forma simultánea, negociaciones comerciales de alto calibre son conducidas por tecnócratas y por una pequeña élite del poder, sobre quienes los/las ciudadanos/as tienen muy poco acceso e influencia. En este mismo cuadro geopolítico, movimientos conservadores, machistas, racistas, xenófobos y de ultraderecha ganan ímpetu en buena parte de Occidente, mientras que en Oriente el yihadismo atrae a jóvenes de todas las regiones del mundo. Este panorama sombrío es, sin embargo, una imagen incompleta. Alrededor del mundo, nuevas formas de activismo que valorizan las prácticas democráticas y los bienes comunes también han emergido. Ciudadanos han ocupado plazas y utilizado el internet y otros instrumentos tecnológicos para organizar y difundir sus mensajes, bien como para promover una sociedad abierta y libre en la que el conocimiento y la información sean compartidos. Entienden a la democracia no solo en su dimensión procedimental o como una cuestión de encuestas, elecciones o de demandas dirigidas a los gobiernos, sino más bien como un llamado por justicia social y dignidad. Es decir, como un compromiso personal que pretenden implementar en su activismo así como en sus prácticas cotidianas. Se abren así nuevos escenarios de disputa y horizontes de posibilidades que si bien apuntan a la posibilidad de construcción de lo nuevo, chocan también con los actores y las concepciones establecidas en las décadas previas, desafiando nuestros entendimientos habituales sobre qué significa el activismo, el militantismo y los movimientos sociales. En efecto, las protestas y las configuraciones de la acción colectiva de principios del siglo XXI parecen desbordar a las maneras clásicas de entender a los movimientos sociales, poniendo en jaque buena parte de las formas existentes de comprensión de los actores, las identidades y la organización política. Las ciencias sociales contemporáneas han sido directamente interpeladas por este nuevo contexto. A pesar de un creciente discurso que aboga por el diálogo disciplinar y de saberes, en términos generales hemos vivido un movimiento opuesto, caracterizado por la profundización de la especialización académica que ha tenido como consecuencia un mayor alejamiento entre los diferentes tipos de producción de conocimiento, bien como una tendencia a interpretaciones menos abarcadoras de la realidad social. La teoría crítica, por ejemplo, se ha vuelto demasiado abstracta y filosófica, abandonando gran parte de su carácter fundante de aproximación a los sujetos y a las experiencias sociales. Por su parte, tras décadas de institucionalización, la sociología de los movimientos sociales ya no puede ser clasificada entre los paradigmas y las teorías edificadas hasta el cambio de siglo, viviendo un proceso de intenso descentramiento, pluralismo y redefinición.