GANTER, Rodrígo, ZARZURI, Raul, HENRIQUEZ, Karla y GOECKE, Ximena –Compil- (2022) El despertar chileno. Revuelta y subjetividad política. CLACSO/U. de Concepción/U. Bernardo O ́Higgins/U. Academia de Humanismo Cristiano. Buenos Aires y Santiago. Pp. 456. Desde el 18 de octubre de 2019, Chile ha sido sacudido por una revuelta ciudadana de una magnitud que no se había visto desde el retorno de la democracia en 1988. Más de tres millones de personas salieron a las calles en distintos lugares del país el 25 de octubre de 2019. Un millón doscientas mil personas se manifestaron en Santiago, más de un quinto de la población de la ciudad. En las semanas siguientes, y hasta el comienzo de la pandemia de coronavirus, miles de ciudadanos se reunían cada noche en la emblemática Plaza Italia en el centro de Santiago, rebautizada Plaza de la Dignidad, así como en numerosas plazas del país cada viernes. En las semanas que siguieron el estallido se organizaron también marchas sindicales multitudinarias, se formaron asambleas populares en los barrios del país y se llevaron a cabo acciones simbólicas, notablemente en centros comerciales en contra de la cultura de consumo y para denunciar las condiciones de trabajo de los empleados.
GANTER, Rodrígo, ZARZURI, Raul, HENRIQUEZ, Karla y GOECKE, Ximena –Compil- (2022) El despertar chileno. Revuelta y subjetividad política. CLACSO/U. de Concepción/U. Bernardo O ́Higgins/U. Academia de Humanismo Cristiano. Buenos Aires y Santiago. Pp. 456. Desde el 18 de octubre de 2019, Chile ha sido sacudido por una revuelta ciudadana de una magnitud que no se había visto desde el retorno de la democracia en 1988. Más de tres millones de personas salieron a las calles en distintos lugares del país el 25 de octubre de 2019. Un millón doscientas mil personas se manifestaron en Santiago, más de un quinto de la población de la ciudad. En las semanas siguientes, y hasta el comienzo de la pandemia de coronavirus, miles de ciudadanos se reunían cada noche en la emblemática Plaza Italia en el centro de Santiago, rebautizada Plaza de la Dignidad, así como en numerosas plazas del país cada viernes. En las semanas que siguieron el estallido se organizaron también marchas sindicales multitudinarias, se formaron asambleas populares en los barrios del país y se llevaron a cabo acciones simbólicas, notablemente en centros comerciales en contra de la cultura de consumo y para denunciar las condiciones de trabajo de los empleados.
Este artículo se centra en la lucha sobre los significados de la crisis planteada por la pandemia COVID-19. Interpretar las crisis es una función clave de los movimientos sociales que puede tener un impacto importante en la transformación social. Los intelectuales progresistas y los movimientos para la justicia social la consideran como una crisis multidimensional que abrió oportunidades para construir un mundo más justo. Sin embargo, las secuelas de la crisis financiera mundial de 2007-2008 sugieren un enfoque más cauteloso al examinar la conexión entre las crisis y el cambio social. Si bien los movimientos populares y los intelectuales progresistas pueden influir en el significado de la crisis y en su resultado, compiten en este campo con actores reaccionarios, capitalistas y estatales que también tratan de imponer un significado de la crisis y una orientación al mundo que saldrá ella.
Este artículo se centra en la lucha sobre los significados de la crisis planteada por la pandemia COVID-19. Interpretar las crisis es una función clave de los movimientos sociales que puede tener un impacto importante en la transformación social. Los intelectuales progresistas y los movimientos para la justicia social la consideran como una crisis multidimensional que abrió oportunidades para construir un mundo más justo. Sin embargo, las secuelas de la crisis financiera mundial de 2007-2008 sugieren un enfoque más cauteloso al examinar la conexión entre las crisis y el cambio social. Si bien los movimientos populares y los intelectuales progresistas pueden influir en el significado de la crisis y en su resultado, compiten en este campo con actores reaccionarios, capitalistas y estatales que también tratan de imponer un significado de la crisis y una orientación al mundo que saldrá ella.
"Estamos ante un libro que, además de ser innovador, es muy oportuno. No podríamos pensar en una publicación más adecuada en el momento en que CLACSO organiza el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico." Boaventura de Sousa Santos, Universidad de Coimbra "Geoffrey Pleyers pone en la práctica una sociología de los movimientos sociales que efectivamente combina lo global-local, pone de relieve experiencias multisituadas, mostrando lo común de un momento riquísimo en movilizaciones y expresiones de descontento y esperanza. Nadie más podría hacer un ejercicio tan cosmopolita (en un sentido contextual y no etnocéntrico), movilizando luchas diversas y a sus intérpretes locales." Alexis Cortés, Universidad Alberto Hurtado, Chile "Al transitar por experiencias distintas y por decenas de países, Pleyers echa raíz en múltiples realidades y logra una visión global de los movimientos sociales sensible a los contextos locales y nacionales y a los principales dilemas políticos de este siglo." Breno Bringel, Universidad de Rio de Janeiro
"Estamos ante un libro que, además de ser innovador, es muy oportuno. No podríamos pensar en una publicación más adecuada en el momento en que CLACSO organiza el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico." Boaventura de Sousa Santos, Universidad de Coimbra "Geoffrey Pleyers pone en la práctica una sociología de los movimientos sociales que efectivamente combina lo global-local, pone de relieve experiencias multisituadas, mostrando lo común de un momento riquísimo en movilizaciones y expresiones de descontento y esperanza. Nadie más podría hacer un ejercicio tan cosmopolita (en un sentido contextual y no etnocéntrico), movilizando luchas diversas y a sus intérpretes locales." Alexis Cortés, Universidad Alberto Hurtado, Chile "Al transitar por experiencias distintas y por decenas de países, Pleyers echa raíz en múltiples realidades y logra una visión global de los movimientos sociales sensible a los contextos locales y nacionales y a los principales dilemas políticos de este siglo." Breno Bringel, Universidad de Rio de Janeiro
Desde 2011 hasta la fecha, sin interrupción, ha surgido una ola de protestas ciudadanas y de movimientos sociales que ha afectado a todas las regiones del mundo. Estos movimientos no corresponden a las formas, componentes ni mecanismos del "antiguo" movimiento obrero, tampoco a los "nuevos movimientos sociales" de los años 1970 y 1980; lo cual, nos obliga a repensar qué son los movimientos y la democracia en nuestros tiempos. El presente artículo explora las dimensiones de estos "movimientos democratizadores de los años 2010" y de la cultura "alter-activista" que anima a estos actores, a partir de cinco debates que los analistas de dichos movimientos se han planteado: I. ¿Qué tan nuevos son estos movimientos?; II. ¿Son movimientos globales o nacionales?; III. ¿Son los "movimientos Facebook", más "virtuales" que "reales"?; IV. ¿El rechazo de las organizaciones tradicionales por muchos de estos movimientos no reflejaría más los valores individualistas del capitalismo que de la solidaridad?; V. ¿Cómo se vinculan estos movimientos con la política institucional?
Desde 2011 hasta la fecha, sin interrupción, ha surgido una ola de protestas ciudadanas y de movimientos sociales que ha afectado a todas las regiones del mundo. Estos movimientos no corresponden a las formas, componentes ni mecanismos del "antiguo" movimiento obrero, tampoco a los "nuevos movimientos sociales" de los años 1970 y 1980; lo cual, nos obliga a repensar qué son los movimientos y la democracia en nuestros tiempos. El presente artículo explora las dimensiones de estos "movimientos democratizadores de los años 2010" y de la cultura "alter-activista" que anima a estos actores, a partir de cinco debates que los analistas de dichos movimientos se han planteado: I. ¿Qué tan nuevos son estos movimientos?; II. ¿Son movimientos globales o nacionales?; III. ¿Son los "movimientos Facebook", más "virtuales" que "reales"?; IV. ¿El rechazo de las organizaciones tradicionales por muchos de estos movimientos no reflejaría más los valores individualistas del capitalismo que de la solidaridad?; V. ¿Cómo se vinculan estos movimientos con la política institucional?
Este artículo propone un balance del zapatismo considerado como un "movimiento de experiencia". Si bien su impacto en la política mexicana ha sido limitado, los zapatistas lograron construir espacios autónomos donde ponen en práctica formas alternativas de organización colectiva y de relaciones sociales. Desempeñaron un proceso de profunda transformación de sus comunidades, teniendo la dignidad y la autonomía como ejes centrales. Sin embargo, la voluntad de centrar el movimiento en sus raíces locales y de dedicar la mayoría de su energía a un proceso de transformación local no significa que los alcances y desafíos del zapatismo se limitan al nivel local. Los insurgentes consideran, al contrario, que desarrollar alternativas prácticas en el nivel local es la clave de un cambio global de mayor alcance. Por lo tanto, el movimiento zapatista conlleva dos tendencias distintas pero complementarias: la primera se dedica a la construcción de una autonomía local y al auto-gobierno de las comunidades, mientras la segunda busca ser un actor protagónico en la escena social y política nacional e internacional. ; This article proposes a balance of the Zapatista movement considered as a "movement of experience". While their impact on Mexican policies has been limited, the Zapatista have managed to build autonomous spaces where they implement alternative forms of collective organizations and social relations. Their communities have undergone a process of deep change based on two core values of the Zapatista movement: dignity and autonomy. However, the will that the movement is based on strong local roots and on a process of local transformation, it does not mean that its challenges are limited to the local level. Their struggle is properly universal and global, but they consider the development of alternative practices at the local level to be the key element of any global change. The Zapatista movement relies thus on a complex combination between two distinct trends: one focuses on the building of local autonomy while the other remains very active on the national and international social and political arena.
VIVIMOS TIEMPOS de profundas reconfiguraciones del activismo social y político que, para muchos, habría sido monopolizado hoy por fuerzas de contención y de regresión en vez de ser canalizado por el cambio. El proyecto democrático se encuentra bajo serias amenazas en muchos lugares y regiones del mundo. La izquierda global parece no despertarse de un largo letargo, a pesar de que los impactos de la crisis financiera del 2008 hayan reforzado, paradójicamente, muchas de sus apuestas, creencias y denuncias. Activistas y movimientos sociales están siendo reprimidos y académicos son censurados, mientras perio distas son asesinados y la ciudadanía es controlada y espiada de forma cada vez más sofisticada. En el plano social y político, crece la intolerancia y el odio, estimulados por una polarización que limita, paraliza e invisibiliza las propuestas emancipadoras. De forma simultánea, negociaciones comerciales de alto calibre son conducidas por tecnócratas y por una pequeña élite del poder, sobre quienes los/las ciudadanos/as tienen muy poco acceso e influencia. En este mismo cuadro geopolítico, movimientos conservadores, machistas, racistas, xenófobos y de ultraderecha ganan ímpetu en buena parte de Occidente, mientras que en Oriente el yihadismo atrae a jóvenes de todas las regiones del mundo. Este panorama sombrío es, sin embargo, una imagen incompleta. Alrededor del mundo, nuevas formas de activismo que valorizan las prácticas democráticas y los bienes comunes también han emergido. Ciudadanos han ocupado plazas y utilizado el internet y otros instrumentos tecnológicos para organizar y difundir sus mensajes, bien como para promover una sociedad abierta y libre en la que el conocimiento y la información sean compartidos. Entienden a la democracia no solo en su dimensión procedimental o como una cuestión de encuestas, elecciones o de demandas dirigidas a los gobiernos, sino más bien como un llamado por justicia social y dignidad. Es decir, como un compromiso personal que pretenden implementar en su activismo así como en sus prácticas cotidianas. Se abren así nuevos escenarios de disputa y horizontes de posibilidades que si bien apuntan a la posibilidad de construcción de lo nuevo, chocan también con los actores y las concepciones establecidas en las décadas previas, desafiando nuestros entendimientos habituales sobre qué significa el activismo, el militantismo y los movimientos sociales. En efecto, las protestas y las configuraciones de la acción colectiva de principios del siglo XXI parecen desbordar a las maneras clásicas de entender a los movimientos sociales, poniendo en jaque buena parte de las formas existentes de comprensión de los actores, las identidades y la organización política. Las ciencias sociales contemporáneas han sido directamente interpeladas por este nuevo contexto. A pesar de un creciente discurso que aboga por el diálogo disciplinar y de saberes, en términos generales hemos vivido un movimiento opuesto, caracterizado por la profundización de la especialización académica que ha tenido como consecuencia un mayor alejamiento entre los diferentes tipos de producción de conocimiento, bien como una tendencia a interpretaciones menos abarcadoras de la realidad social. La teoría crítica, por ejemplo, se ha vuelto demasiado abstracta y filosófica, abandonando gran parte de su carácter fundante de aproximación a los sujetos y a las experiencias sociales. Por su parte, tras décadas de institucionalización, la sociología de los movimientos sociales ya no puede ser clasificada entre los paradigmas y las teorías edificadas hasta el cambio de siglo, viviendo un proceso de intenso descentramiento, pluralismo y redefinición.
VIVIMOS TIEMPOS de profundas reconfiguraciones del activismo social y político que, para muchos, habría sido monopolizado hoy por fuerzas de contención y de regresión en vez de ser canalizado por el cambio. El proyecto democrático se encuentra bajo serias amenazas en muchos lugares y regiones del mundo. La izquierda global parece no despertarse de un largo letargo, a pesar de que los impactos de la crisis financiera del 2008 hayan reforzado, paradójicamente, muchas de sus apuestas, creencias y denuncias. Activistas y movimientos sociales están siendo reprimidos y académicos son censurados, mientras perio distas son asesinados y la ciudadanía es controlada y espiada de forma cada vez más sofisticada. En el plano social y político, crece la intolerancia y el odio, estimulados por una polarización que limita, paraliza e invisibiliza las propuestas emancipadoras. De forma simultánea, negociaciones comerciales de alto calibre son conducidas por tecnócratas y por una pequeña élite del poder, sobre quienes los/las ciudadanos/as tienen muy poco acceso e influencia. En este mismo cuadro geopolítico, movimientos conservadores, machistas, racistas, xenófobos y de ultraderecha ganan ímpetu en buena parte de Occidente, mientras que en Oriente el yihadismo atrae a jóvenes de todas las regiones del mundo. Este panorama sombrío es, sin embargo, una imagen incompleta. Alrededor del mundo, nuevas formas de activismo que valorizan las prácticas democráticas y los bienes comunes también han emergido. Ciudadanos han ocupado plazas y utilizado el internet y otros instrumentos tecnológicos para organizar y difundir sus mensajes, bien como para promover una sociedad abierta y libre en la que el conocimiento y la información sean compartidos. Entienden a la democracia no solo en su dimensión procedimental o como una cuestión de encuestas, elecciones o de demandas dirigidas a los gobiernos, sino más bien como un llamado por justicia social y dignidad. Es decir, como un compromiso personal que pretenden implementar en su activismo así como en sus prácticas cotidianas. Se abren así nuevos escenarios de disputa y horizontes de posibilidades que si bien apuntan a la posibilidad de construcción de lo nuevo, chocan también con los actores y las concepciones establecidas en las décadas previas, desafiando nuestros entendimientos habituales sobre qué significa el activismo, el militantismo y los movimientos sociales. En efecto, las protestas y las configuraciones de la acción colectiva de principios del siglo XXI parecen desbordar a las maneras clásicas de entender a los movimientos sociales, poniendo en jaque buena parte de las formas existentes de comprensión de los actores, las identidades y la organización política. Las ciencias sociales contemporáneas han sido directamente interpeladas por este nuevo contexto. A pesar de un creciente discurso que aboga por el diálogo disciplinar y de saberes, en términos generales hemos vivido un movimiento opuesto, caracterizado por la profundización de la especialización académica que ha tenido como consecuencia un mayor alejamiento entre los diferentes tipos de producción de conocimiento, bien como una tendencia a interpretaciones menos abarcadoras de la realidad social. La teoría crítica, por ejemplo, se ha vuelto demasiado abstracta y filosófica, abandonando gran parte de su carácter fundante de aproximación a los sujetos y a las experiencias sociales. Por su parte, tras décadas de institucionalización, la sociología de los movimientos sociales ya no puede ser clasificada entre los paradigmas y las teorías edificadas hasta el cambio de siglo, viviendo un proceso de intenso descentramiento, pluralismo y redefinición.
¿Qué puede hacer la sociedad civil frente a la explosión de violencia que caracteriza a México en los últimos años? Este artículo aborda esta cuestión primero a nivel teórico y conceptual, y luego a nivel empírico. La sociedad civil empezó una movilización ciudadana cuyo objetivo residiera en visibilizar a las víctimas de la llamada "guerra contra el narcotráfico" y encontrar justicia para las personas fallecidas. En la primera parte, el texto presenta las perspectivas teóricas de Mary Kaldor y de Michel Wieviorka como base conceptual para un cuestionamiento de las políticas de militarización, incorporando la noción de "seguridad humana" como opción para creación de políticas alternativas. En la segunda parte, se analiza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en México y una campaña de hackers informáticos, Anonymous, enfatizando las dimensiones expresivas y culturales de estos movimientos en los cuales la subjetividad y la creatividad de los participantes tienen un papel central.
¿Qué puede hacer la sociedad civil frente a la explosión de violencia que caracteriza a México en los últimos años? Este artículo aborda esta cuestión primero a nivel teórico y conceptual, y luego a nivel empírico. La sociedad civil empezó una movilización ciudadana cuyo objetivo residiera en visibilizar a las víctimas de la llamada "guerra contra el narcotráfico" y encontrar justicia para las personas fallecidas. En la primera parte, el texto presenta las perspectivas teóricas de Mary Kaldor y de Michel Wieviorka como base conceptual para un cuestionamiento de las políticas de militarización, incorporando la noción de "seguridad humana" como opción para creación de políticas alternativas. En la segunda parte, se analiza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en México y una campaña de hackers informáticos, Anonymous, enfatizando las dimensiones expresivas y culturales de estos movimientos en los cuales la subjetividad y la creatividad de los participantes tienen un papel central. ; What can civil society do against the explosion of violence that has characterized Mexico in recent years? This article first addresses this issue theoretically and conceptually, and then empirically. It begins with questions of militarization policies and a presentation of Mary Kaldor's and Michel Wieviorka's theoretical frameworks. That is to say, we begin by taking seriously the concept of "human security" as a path to alternative policy-making. We then analyze the "Movement for Peace with Justice and Dignity" in Mexico, alongside an "Anonymous" hackers' campaign, emphasizing the centrality of the expressive and cultural dimensions of these movements, where participants' subjectivity and creativity play a central role.