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In: Liverpool Latin American studies new series, 7
The struggles for independence in Latin America during the first half of the nineteenth century were accompanied by a wide-ranging debate about political rights, nationality and citizenship. In South American Independence, Catherine Davies, Claire Brewster and Hilary Owen investigate the neglected role of gender in that discussion. Examining women writers from Brazil, Argentina, Chile, Peru, and Colombia, the book traces the contradictions inherent in revolutionary movements that, while arguing for the rights of all, remained ambivalent, at best, about the place of women. Through studies of both published and unpublished writings, South American Independence reveals the complex role of women in shaping the vexed ideologies of independence
La Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer (la "Conferencia de Beijing") fue un acontecimiento histórico desde el punto de vista de las políticas, pues en ella se estableció un marco mundial de políticas para hacer progresar la igualdad de género. Trascurridos 10 años desde la Conferencia de Beijing, en marzo de 2005, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas presidió una reunión intergubernamental que tuvo lugar en Nueva York para examinar los avances alcanzados en el cumplimiento de los compromisos adquiridos en virtud de la Declaración de Beijing y la Plataforma de Acción. Este acontecimiento, conocido como "Beijing +10", tuvo un perfil decididamente bajo. Su meta no era definir una agenda, sino confirmar la agenda existente; no se proponía formular políticas, sino afirmar las existentes. La pregunta que se hacen muchos movimientos femeninos internacionales es si este evento forma parte de un esfuerzo mundial en curso a favor de la igualdad de género o si señala el deterioro de este proceso. En el presente trabajo, que se alimenta de la investigación que se hiciera para el informe de UNRISD titulado Igualdad de género: La lucha por la justicia en un mundo desigual, se reflexiona sobre la historia ambivalente de los avances que han logrado las mujeres en las últimas décadas y se examina la forma en que el entorno de políticas ha cambiado durante todo el tiempo transcurrido desde que se celebrara el evento que ha constituido el punto culminante de los movimientos femeninos mundiales. A partir de una serie de indicadores utilizados comúnmente para medir el "avance de la mujer", el documento sostiene que el historial de logros en materia de igualdad de género es más ambivalente y las influencias causales más diversas y menos unidireccionales de lo que en ocasiones se supone. También se indica que las políticas de desarrollo tienen un importante papel que desempañar para garantizar la obtención de resultados y que la primera fase de las reformas estructurales (que datan desde principios de los años 80) fue en muchos sentidos negativa para la mujer. En los 10 años transcurridos desde la Conferencia de Beijing, se han dado algunos cambios importantes en la política de desarrollo internacional y una valoración cada vez mayor de la necesidad de formular políticas sensibles a la cuestión de género. Para finales de los años 80, el "fundamentalismo de mercado" y la terapia de choque habían perdido buena parte de su atractivo, abriendo así espacio para nuevas ideas y enfoques sobre políticas y prácticas de desarrollo. El creciente descontento con los efectos sociales de las reformas y las críticas que han formulado importantes economistas de las instituciones financieras internacionales (IFI) han generado un cambio de políticas que con frecuencia se denomina el "Consenso post-Washington". Las nuevas políticas han demostrado una disposición a brindar mayor atención a las inquietudes sociales y políticas, lo cual puede constatarse en conceptos como "capital social" y "buen gobierno". La política social y, en especial, la reducción de la pobreza lograron ascender en la escala de prioridades internacionales durante los años 90. No obstante, tras este aparente consenso que se forjase en torno al vocabulario compartido de "pobreza" y "protección social", existen interpretaciones encontradas de la política social en razón de las diferencias en cuanto a los valores, prioridades y visiones de la responsabilidad del Estado. Existen serias preocupaciones sobre si se está brindando o pueden brindarse opciones sostenibles para superar la pobreza en un contexto donde no existen medidas apropiadas de creación de empleos y de regeneración regional. Habida cuenta de que la mayor parte de la responsabilidad por el trabajo doméstico no remunerado recae sobre la mujer y que tiene menos acceso al dinero y a las oportunidades de generación de ingresos, es probable que la redefinición de la responsabilidad del Estado y el papel preponderante conferido a las fuerzas de mercado incidan negativamente sobre el tiempo y el acceso de la mujer a los beneficios sociales. El retiro del fundamentalismo de mercado ha permitido una rehabilitación parcial de la función del Estado como actor protagónico en el desarrollo, y se ha enfatizado el "buen gobierno" a través de la democracia, la participación, la descentralización y la integración de la sociedad. Una interpretación integral de la agenda del "buen gobierno" abarcaría la liberalización política, la participación, los derechos humanos y atender los problemas de desigualdad social como parte del compromiso fundamental con la democracia. Esta agenda comprendería cuestiones como la legitimidad del Estado y problemas de capacidad y rendición de cuentas que los movimientos sociales y los movimientos femeninos han confrontado durante décadas. Si bien las reformas de la gobernanza pueden y deben atender las cuestiones relativas a la legitimidad del gobierno y la participación pública de los grupos socialmente marginados, tales reformas se han visto frecuentemente dominadas por una preocupación más limitada. De allí que, si bien la reciente atención que han prestado los donantes al "buen gobierno" es un acontecimiento positivo, mucho depende de cómo se interprete tal hecho. Una buena parte depende de si, por un lado la democratización de la política y la participación de los grupos sociales marginados se entienden como parte integral de los objetivos de la reforma y se incorporan al cambio institucional y, por otro lado, si la reducción de las desigualdades sociales y de género figura entre los principios fundamentales que orientan el programa de transformación institucional del Estado. Existen algunos aspectos del actual clima político internacional que limitan las posibilidades de que esto se cristalice, a saber, el aumento del poder político de las fuerzas conservadoras en los Estados Unidos y otros países y los sucesos del 11 de septiembre. Aunque el primero de estos hechos ha llevado a la adopción, por parte de Estados Unidos y con el apoyo de las fuerzas religiosas, de políticas conservadoras en cuanto a los derechos reproductivos y sexuales de la mujer, el último ha llevado a que se preste más atención y se asigne más financiamiento a la "seguridad", en detrimento del desarrollo y los derechos humanos. En este trabajo se analizan la forma en que estos cambios en la política y el clima político internacionales en la última década han propulsado el surgimiento de nuevos problemas y desafíos para quienes participan en los movimientos femeninos mundiales. ; The 1995 Fourth World Conference on Women (the "Beijing conference") was a landmark in policy terms, setting a global policy framework to advance gender equality. Ten years after Beijing, in March 2005, the UN's Commission on the Status of Women presided over an intergovernmental meeting in New York to review the progress achieved on the commitments made in the Beijing Declaration and Platform for Action. This "Plus Ten" event was decidedly low key. Its aim was not agenda setting but agenda confirming; not policy formulation, but policy affirmation. Whether it proves to be part of an ongoing worldwide movement in support of gender equality, or whether it marks the decline of that process, is a question that many in international women's movements are asking. This paper, drawing on research undertaken for the UNRISD report, Gender Equality: Striving for Justice in an Unequal World, reflects on the ambivalent record of progress achieved by women over the last decades and considers how the policy environment has changed over the period since the high point of the global women's movements. Drawing on a number of commonly employed indicators of "women's progress", the paper argues that the record of achievement regarding gender equality is more ambivalent, and the causal influences more diverse and less unidirectional than is sometimes assumed. It also argues that development policies have an important role to play in securing outcomes, and that the first phase of the structural reforms (dating from the early 1980s) was in many respects negative for women. In the ten years since the Beijing Conference there have been some significant shifts in international development policy along with a growing appreciation of the need to develop gender aware policies. By the end of the 1980s, "market fundamentalism" and shock therapy had lost much of their appeal, opening up a space for new ideas and approaches in development policy and practice. Growing discontent over the social effects of the reforms, as well as criticism from leading economists in the international financial institutions have brought about a policy shift, which is sometimes referred to as the "post- Washington Consensus". The new policies have shown a willingness to give social and political concerns greater attention, expressed under indicative headings such as "social capital" and "good governance". Social policy and, in particular, poverty relief moved up the scale of international priorities in the 1990s. But behind the apparent consensus forged by a shared vocabulary of "poverty reduction" and "social protection", there are conflicting understandings of social policy based on different values, priorities and understandings of state responsibility. There are serious concerns over whether sustainable routes out of poverty are being provided or can be provided in the absence of appropriate job creation measures and regional regeneration. Given women's greater share of responsibility for unpaid care work and their less advantageous access to cash and income-earning opportunities, the redefinition of state responsibility and the greater role given to market forces are likely to impact adversely on their time and their access to social benefits. The retreat from market fundamentalism has seen a partial rehabilitation of the state as a significant actor in development, and emphasis has been placed on "good governance" through democracy, participation, decentralization and community ownership. A broad understanding of a "good governance" agenda would embrace political liberalization, participation and human rights, and would address problems of social inequality as part of a fundamental commitment to democracy. Such an agenda would encompass the kinds of issues of state legitimacy, capacity and accountability that social movements and women's movements have confronted for decades. Although governance reforms can and should address issues of government legitimacy and the public participation of socially excluded groups, they have often been dominated by a much narrower preoccupation. Hence, while the recent donor attention to the question of "good governance" is to be welcomed, much depends on how it is interpreted. A great deal depends on whether the democratization of politics and the participation of marginalized social groups are seen as integral to reform objectives and are embraced in institutional change; and on whether reducing social and gender inequalities are among the core principles guiding the programme of state institutional transformation. There are aspects of the current international political climate that place limits on this occurring, namely the rise to political power of conservative forces in the United States and elsewhere, and the attacks of 11 September 2001. While the first has seen the adoption by the United States of conservative policies with respect to women's reproductive and sexual rights, supported by religious forces, the latter has focused more attention and funding on "security" at the expense of development and human rights. The Paper examines how this ensemble of changing international policy and political climate over the past decade has given rise to new issues and challenges for those active in global women's movements. ; La Quatrième Conférence mondiale sur les femmes (dite "Conférence de Beijing"), tenue en 1995, a marqué un tournant en définissant dans les grandes lignes les politiques à appliquer dans le monde pour progresser vers l'égalité des sexes. Dix ans après Beijing, en mars 2005, la Commission de la condition de la femme de l'ONU a présidé une reunion intergouvernementale à New York pour examiner dans quelle mesure les engagements pris dans la Déclaration et le Programme d'action de Beijing avaient été honorés. Cette réunion "Plus 10" s'est faite résolument discrète. Son but était non pas d'établir un programme mais de le confirmer, non pas de définir des politiques mais de les réaffirmer. S'inscrit-elle dans une évolution mondiale favorable à l'égalité des sexes ou marque-t-elle le déclin du processus? C'est une question que beaucoup se posent dans les mouvements féminins internationaux. Ce document, qui s'inspire de recherches effectuées pour le rapport de l'UNRISD, Egalité des sexes: En quête de justice dans un monde d'inégalités, revient sur le bilan contrasté qui a été dressé des progres accomplis par les femmes au cours des dernières décennies et étudie en quoi l'environnement politique a changé depuis ce moment fort dans la vie des mouvements féminins. Se fondant sur un certain nombre d'indicateurs couramment employés pour mesurer les "progrès des femmes", les auteurs font valoir que les réussites en matière d'égalité des sexes sont plus ambivalentes et les causes plus diverses et moins unidirectionnelles qu'on ne le suppose parfois. Elles montrent aussi que les politiques de développement contribuent largement aux résultats et que la première phase des réformes structurelles (qui remonte au début des années 80) a été, à bien des égards, néfaste pour les femmes. Au cours des dix ans qui se sont écoulés depuis la Conférence de Beijing, la politique internationale du développement a connu des revirements importants et l'on a pris conscience de la nécessité de définir des politiques prenant en compte le genre. A la fin des années 80, le "fondamentalisme marchand" et la thérapie de choc avaient perdu beaucoup de leur attrait, laissant place à des idées et approches nouvelles dans la politique et la pratique du développement. Le mécontentement croissant suscité par les répercussions sociales des réformes, ainsi que les critiques formulées par des économistes haut placés dans les institutions financières internationales (IFI) ont entraîné un changement de politique que l'on appelle souvent "l'après-Consensus de Washington". Les nouvelles politiques ont témoigné de la volonté d'accorder plus d'attention aux préoccupations sociales et politiques, qui s'est manifestée par l'emploi de titres révélateurs comme "capital social" et "bonne gouvernance". Dans les années 90, la politique sociale et, en particulier, la réduction de la pauvreté ont remonté dans l'échelle des priorités. Mais bien que l'emploi d'un vocabulaire commun, celui de la "pauvreté" et de la "protection sociale", donne l'apparence d'un consensus, la politique sociale fait l'objet de conceptions contradictoires qui reposent sur des valeurs, des priorités et des représentations différentes de la mission de l'Etat. Est-il possible d'arracher durablement des populations à la pauvreté en l'absence de mesures suffisantes de création d'emplois et de relance des régions? La question suscite de sérieuses préoccupations. Les femmes assumant une plus grand part des soins non rémunérés et ayant moins d'occasions d'être rétribuées en espèces et de percevoir un revenu, la redéfinition de la responsabilité de l'Etat et le rôle plus grand laissé au marché risquent de se traduire pour elles par une limitation de leur temps libre et un moindre accès aux avantages sociaux. Le recul du fondamentalisme marchand s'est accompagné d'une réhabilitation partielle de l'Etat comme acteur important du développement et l'accent a été mis sur une "bonne gouvernance", réalisable par la démocratie, la participation, la décentralisation et la réappropriation par la population. Un programme de "bonne gouvernance", compris au sens large, couvrirait la libéralisation politique, la participation et les droits de l'homme et amènerait à s'attaquer aux inégalités sociales comme engagement fondamental à la démocratie. Un tel programme engloberait aussi les questions de la légitimité de l'Etat, de sa capacité et de son obligation de rendre des comptes, ce que réclame les mouvements sociaux et féminins depuis des décennies. Bien que les réformes de la gouvernance puissent et doivent tenter de résoudre les questions de la légitimité gouvernementale et de la participation aux affaires publiques des groupes sociaux exclus, leur souci dominant a été souvent beaucoup moins noble. Ainsi, s'il faut se réjouir de l'attention que les donateurs accordent depuis peu à la "bonne gouvernance", encore faut-il savoir ce que l'on entend par là. La démocratisation politique et la participation des groupes sociaux marginalisés font-elles partie intégrante des objectifs de réforme et sont-elles inscrites au programme du changement des institutions? La réduction des inégalités sociales et entre les sexes figure-t-elle parmi les principes de base qui doivent guider la transformation des institutions de l'Etat? Certains aspects du climat politique international actuel, notamment l'arrivée au pouvoir de forces conservatrices aux Etats-Unis et ailleurs et les attentats du 11 septembre, freinent cette évolution. Si l'arrivée au pouvoir de forces conservatrices aux Etats-Unis a eu pour consequence l'adoption, avec l'appui de forces religieuses, de politiques conservatrices sur les questions des droits des femmes en matière de procréation et de sexualité, les attentats du 11 septembre ont focalisé l'attention et les crédits sur la "sécurité" au détriment du développement et des droits de l'homme. Les auteurs examinent comment ces différents facteurs, qui ont modifié la politique internationale et le climat politique depuis dix ans, ont été pour ceux qui militent dans les mouvements féminins à travers le monde à l'origine de nouvelles questions et difficultés.
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Tras más de tres décadas de desarrollo de los estudios de Ciencia y Género, es necesario reflexionar acerca de los efectos de la crítica feminista de la ciencia sobre la práctica científica real. Los efectos de la presencia de mujeres científicas en algunas disciplinas, como la primatología, son citados a menudo como ejemplo del cambio de paradigma propiciado al aplicar modelos interpretativos alternativos. Pero no es menos cierto que las epistemologías feministas más radicales que defendían una ciencia alternativa feminista han ido perdiendo peso. El empirismo feminista y contextual de Helen Longino y la defensa de una ciencia responsable, sostenible y feminista de L. Schiebinger pueden configurar un programa alternativo más viable. Éste puede insertarse en el programa filosófico más amplio de la defensa de una ciencia democrática. ; After more than three decades of Science and Gender studies, it is necessary to think about the effects that feminist criticism of science has produced on scientific practice. The presence of scientific women in some disciplines, such as Primatology, is often mentioned as an example of the change of paradigm fostered by the employment of alternative interpretative models. But nonetheless, it is also truth that those most radical feminist epistemologies, which defended an alternative feminist science, have been losing strength. Helen Longino's feminist and contextual empiricism and L. Schiebinger's vindication of a responsible, sustainable and feminist science, can result into a more viable alternative program. This may be inserted into the wider philosophical program of defence of a democratic science.
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In: Nueva Sociedad, Heft 218, S. 40-56
ISSN: 0251-3552
In: Theorie und Praxis des modernen Spanischunterrichts Bd. 7
In: Athenea Digital: Revista de Pensamiento e Investigacion Social, Heft 12, S. 286-292
The aim of this study is to identify the links between the exposure to, and use of, TICs in both public and private life. I shall explain how, in spite of my own easy access to TICs, barriers of gender or migration have meant that this is not a universal experience - whether in the public or private domain. For some, TICs are habitually underused and an object of some ignorance; for others, they are both a means and indeed an object of investigation. I shall examine the effects not only of gender and class, but also the production of knowledge about (and access to) TICs, as for example in moral panics over videogames and mobile phones. I shall concentrate on TICs in everyday life, and in the construction of the identity of TICs' users.
In: Forum qualitative Sozialforschung: FQS = Forum: qualitative social research, Band 8, Heft 2
ISSN: 1438-5627
Dieses Buch bietet zum ersten Mal eine auf dem Fundament der Kritischen Diskursanalyse stehende internationale Sammlung feministischer Studien, die sich umfassend mit aktuellen Geschlechterhierarchien auseinandersetzen und dabei zwei Aspekte in den Vordergrund rücken: Auf der einen Seite zeigen die Beiträge die Hartnäckigkeit nach wie vor existierender Ungleichheiten zwischen den Geschlechtern auf. Auf der anderen Seite betonen sie deren heterogene und vielschichtige Ausformung je nach institutionellem, kulturellem und geographischem Kontext. Indem die Aufsätze gegenwärtige Strukturen und Ideologien der Vergeschlechtlichung verdeutlichen und die fortbestehende Relevanz von Geschlechteridentitäten und Restriktionen, denen Frauen weiterhin in ihrem alltäglichen Leben unterworfen sind, ausleuchten, stellen sie herrschende post-egalitäre Annahmen zum aktuellen Geschlechterverhältnisses infrage. Dabei werden diese Geschlechter-Aspekte auch in ihrer Verzahnung mit anderen Herrschaftsstrukturen diskutiert, die in den jeweiligen lokalen Kontexten, in denen solche Identitäten hergestellt, verhandelt oder herausgefordert werden, involviert sind. Mit seinen diskursanalytischen Einsichten in den Zusammenhang von Macht, Geschlecht und Ideologie ist der vorliegende Band hinsichtlich der daraus resultierenden theoretischen und analytischen Folgerungen für die feministische Forschung wie für die Kritische Diskursanalyse von besonderer Bedeutung.
Gender has been considered to be one of the social determinants of health; this fact constitutes an opportunity for going deeper into an analysis which, as it is a daily matter, becomes invisible. Gender-equity in health means having equal opportunities of gaining access to the available resources, a democratic distribution of power and know-how in the health system and a health policy benefitting all without allowing privileges due to gender differences. The set of factors involved in inequities due to cultural and social construction assigned to and assumed by females and men constitutes a complex framework, a Gordian knot. Gender inequity is expressed in the different ways in which people reproduce biologically and socially. Gender is a cultural determinant which is socially assumed, expressed in hierarchical power relationships and in stereotypes, performing roles and, above all, controlling resources. This work is aimed at disclosing different links of this Gordian knot, which must be dismantled or cut for making advances towards gender-equity in health. ; El género ha sido considerado como uno de los determinantes sociales de la salud; este hecho constituye una oportunidad para profundizar en un análisis que, por cotidiano, se convierte en invisible. La equidad de género en salud significa tener iguales oportunidades de acceso a los recursos disponibles, una distribución democrática del poder y de los conocimientos en el sistema de salud, una política de salud que beneficie a todos sin consentir privilegios debido a diferencias de sexo. El conjunto de factores que se involucran en las inequidades debidas a la construcción cultural y social asignada y asumida por mujeres y hombres constituyen un entramado complejo, un nudo gordiano. La inequidad de género se expresa en las diferentes formas en que las personas se reproducen biológica y socialmen-te. El género es un determinante cultural que se asume socialmente, se expresa en relaciones jerárquicas de poder y en estereotipos, desempeño de roles y, sobre todo, en el control de los recursos. El propósito del presente trabajo está dirigido a develar diferentes enlaces de este nudo gordiano, que es necesario desarticular o cortar para avanzar hacia la equidad de género en salud.
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As women, we have had to «fit in» with the principle of formal equality as recognised in our constitutions. Nevertheless, ignorance of a sphere of reality historically assigned to women (the domestic sphere) and the legal recognition of gender based on the complementarity of the sexes has prevented our full participation in the decision-making process (and, therefore, in the formulation of rights). On the contrary, this participation is limited and clearly insufficient to make us full citizens in the modern sense. To this end, we propose a revision of the social pact through the inclusion of women as subjects of the supreme law which forms the basis of our coexistence; only in this way can we avoid possible regressive steps in the face of new challenges (of both an economic and ideological nature) occasioned by the phenomenon of globalisation, and thus move forward towards a true democracy. ; Las mujeres hemos tenido que «encajarnos» en el principio de igualdad formal, representado por la ciudadanía, tal y como se recoge en nuestras constituciones. Pero la ignorancia de una parcela de la realidad a la que históricamente se nos ha adscrito a las mujeres (ámbito doméstico) y la construcción jurídica del género sobre la base de una teoría de complementariedad de los sexos ha impedido que nuestra participación en el proceso de toma de decisiones (y, por tanto, en la configuración de derechos) sea plena. Al contrario, ésta resulta limitada y claramente insuficiente para acabar de conformarnos como sujetos de derechos. Se propone, a tal fin, una revisión del pacto social a través de la inclusión de las mujeres como sujetos en la norma suprema que articula la convivencia, pues sólo así se pueden evitar riesgos involucionistas ante nuevos desafíos ligados al fenómeno de la globalización, no sólo de carácter económico, sino también ideológico y avanzar en la consecución de una verdadera democracia.
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Las mujeres hemos tenido que «encajarnos» en el principio de igualdad formal, representado por la ciudadanía, tal y como se recoge en nuestras constituciones. Pero la ignorancia de una parcela de la realidad a la que históricamente se nos ha adscrito a las mujeres (ámbito doméstico) y la construcción jurídica del género sobre la base de una teoría de complementariedad de los sexos ha impedido que nuestra participación en el proceso de toma de decisiones (y, por tanto, en la configuración de derechos) sea plena. Al contrario, ésta resulta limitada y claramente insuficiente para acabar de conformarnos como sujetos de derechos. Se propone, a tal fin, una revisión del pacto social a través de la inclusión de las mujeres como sujetos en la norma suprema que articula la convivencia, pues sólo así se pueden evitar riesgos involucionistas ante nuevos desafíos ligados al fenómeno de la globalización, no sólo de carácter económico, sino también ideológico y avanzar en la consecución de una verdadera democracia. ; As women, we have had to «fit in» with the principle of formal equality as recognised in our constitutions. Nevertheless, ignorance of a sphere of reality historically assigned to women (the domestic sphere) and the legal recognition of gender based on the complementarity of the sexes has prevented our full participation in the decision-making process (and, therefore, in the formulation of rights). On the contrary, this participation is limited and clearly insufficient to make us full citizens in the modern sense. To this end, we propose a revision of the social pact through the inclusion of women as subjects of the supreme law which forms the basis of our coexistence; only in this way can we avoid possible regressive steps in the face of new challenges (of both an economic and ideological nature) occasioned by the phenomenon of globalisation, and thus move forward towards a true democracy.
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En el presente ensayo nos proponemos abordar una adaptación del cuento infantil "Cenicienta" o "El zapatito de cristal" de Charles Perrault realizada por Lynda Taylor con el título: "Cenicienta: la feminista". A través de un recorrido analítico y de una mirada de Género, intentamos desentrañar la naturaleza política de un texto que, desde lo naif, contesta a la voz patriarcal del poder y a una tradición cuentística que ha marcado al género femenino de manera singular. También interroga sobre la eficacia de ciertos discursos sociales contemporáneos y nos invita –con cierta complicidad irónica- a mirar nuestras prácticas femeninas/feministas de otro modo. ; In the present essay we propose to approach Lynda Taylor's Cinderella: the feminist, an adaptation of Cinderella or The Crystal Shoe. Through a deep analysis and a Gender outlook we intend to disclose the political nature that responds, in a naif form, to a patriarchal voice of power and a tradition of storytelling for children that has singularly marked the feminine gender. It also questions the efficy of certain current social statements and invites us- not without a certain ironical complicity- to observe our own feminist feminine practices from another angle. ; Fil: Alonso, María Esther. Universidad Nacional de Cuyo. Facultad de Filosofía y Letras
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CONTENIDO Presentación.Otras Miradas: comienza una nueva época. Dossier Relaciones de género en contextos de cambio: violencia e instituciones.A manera de presentación. Domínguez Mon, Ana Relaciones de género e iniciación sexual masculina en México.Gender relationships and male sexual initiation in Mexico. Rojas, Olga y Castrejón, José Luís Socializacion sexual de adolescentes mujeres de 10 a 14 años: un estudio de caso en la ciudad de Bogotá. Social aspects of sexuality in adolescent women between 10 to 14 years of age: a case study in Bogota. Pacheco Sánchez, Carlos Iván; Rincón Suárez, Liz Johanna; Guevara, Eberto Elías y Enríquez Guerrero, Carolina Colombia: violencias, conflicto armado y resistencias de género: las apuestas de una cartografía de la esperanza. Colombia: violence, armed conflict and feminist resistance posting a map of hope. Villarreal Méndez, Norma Participação política de líderes femininas: uma análise psicopolítica. Political participation and feminine leadership: a psycho-political analysis. Diniz Gonçalves, Betânia El movimiento de las mujeres campesinas y el medio ambiente.Peasant women's movement and environment. Paulino, Maria Ignez Relações de gênero e desigualdade em um programa social para infância e juventude pobre (florianópolis brasil década de 1930).Unequal gender relationships in the social program for children and underprivileged youth. Florianopolis, brasil in the 1930's. Fávero Arend, Silvia Maria Violaciones y derechos: la responsabilidad del estado en casos de niños y niñas abusados/as y/o prostituidos/as. Violation and rights pertaining thereto: government responsibility in cases of child abuse and child prostitution. Schiavoni, Lidia Limitaciones y obstáculos para la identificación y registro de la violencia emocional en mujeres que acudieron a un centro de salud pública en Venezuela. Limits and obstacles in the reporting of emotional violence by women who resort to public health facilities in Venezuela. Viña Ch., Daniel R.; Pérez Reyes, Maricarmen y García, Carmen Teresa Crisis institucional y relaciones de gënero: niñas, niños y adolescentes viviendo con VIH-sida en Argentina. Institutional crisis and gender relations: children and adolescents suffering from hiv aids in Argentina. Domínguez Mon, Ana Romper el silencio de una violencia de género cotidiana. Exposing everyday gender violence. Martinez Q., Lucia W. Historia, Historiografía y Géneros Las mujeres y la política a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX en Venezuela. Women and politics at the end of the 18th and beginning of the 19th century in Venezuela. Valdivieso, Magdalena ; 169-188 ; luciam@ula.ve ; semestral ; Nivel analítico
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